Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
PROBLEMATIZACIONES ESTÉTICAS
DEL TIEMPO Y EL ESPACIO
�������
�������
asociación civil
de historiadores mexicanos
Coordinación editorial: José Luis Chong
Edición: Rafael Luna
Diseño de cubierta: Patricia Pérez
Antes de la lluvia.................................................................................................... 65
Carolina Gracida
5
RAFAEL LUNA ROSALES
6
INTRODUCCIÓN
7
RAFAEL LUNA ROSALES
BIBLIOGRAFÍA
8
TIEMPO Y ESPACIO: MENTALIDADES
TIEMPO Y ESPACIO
Estos dos conceptos han sido siempre motivo de preocupación, o mejor dicho
de reflexión, para los historiadores. El tiempo, como decía Norbert Elías en
su ensayo Sobre el tiempo, aparece como una entidad física, independiente,
del hombre y de las cosas. “El tiempo es invisible, pero es independiente del
hombre que lo mide”.1 El tiempo siempre ha existido incluso antes de que
el hombre lo empezara a medir y, conforme la civilización fue avanzando,
la medición se fue haciendo más precisa, más exacta, así como su registro
histórico y la reflexión acerca de éste en la historia. Pero el tiempo también
ocurre en un espacio y éste también ha sido el centro de muchas reflexiones
y sus dimensiones han ido también más allá de la geografía. El espacio, que
puede estar delimitado por líneas tan diversas, como las fronteras territoriales,
como “la línea” del clima, la línea de las actividades económicas, la de la etno-
logía, la de las costumbres e incluso la de la ideología. En este sentido, podemos
encontrar estos dos conceptos separados o juntos, pero en la historia es difícil
trabajarlos como el primer caso; de hecho. Immanuel Wallerstein, en su ensayo “El
tiempo del espacio y el espacio del tiempo: el futuro de la ciencia social”, propone
verlos como una sola cosa: TiempoEspacio. En el texto los encuentras como una
sola palabra, compartiendo una identidad, vistos por él como esenciales para las
ciencias sociales, para que éstas puedan establecer sus parámetros de estudio
y puedan dar una dimensión y una ubicación a su investigación.
Norbert, 1997.
9
MARÍA DE NURIA GALÍ FLORES
Ahora bien, entendamos este enfoque como algo visto desde el estudio
de las ciencias sociales, que nos muestra que existen y que nosotros estamos
en ellos sin poderlos afectar del todo; quizá los podemos medir, delimitar,
nombrar, pero en el caso del tiempo, éste es y pasa sin que nosotros lo po-
damos controlar y en el caso del espacio existe, quizás le podamos hacer al-
gunos cambios para adaptarnos, como nos describe Braudel en su libro del
Mediterráneo, cuando el hombre conquista la planicie para cultivar, drenando
el agua, disminuyendo así la malaria y utilizando el agua para el riego de los
cultivos; “la historia del hombre en sus relaciones con el medio que le rodea;
historia lenta en fluir y en transformarse”.2
Esta obra presenta al hombre como parte de este proceso de larga dura-
ción, pero el espacio sigue siendo el mismo, el llamado Mediterráneo. Quién
mejor que Braudel para hablar de tiempo y espacio, para definirlos y describir
su transformación en manos del hombre y del tiempo. Fue también él quien
dio la importancia debida al tiempo en la historia, proponiendo el estudio de
esta ciencia social en tres dimensiones temporales: la larga duración, el tiempo
medio o no tan largo, pero sí lento, y el tiempo corto. Gracias a este trabajo
de descomposición, la historia puede ser estudiada desde estas tres diferentes
perspectivas del tiempo, desde estas tres maneras diferentes de medirlo, por-
que de acuerdo con esta propuesta la vida transcurre en diferentes ritmos y los
procesos largos no se frenan por eventos cortos, sino que siguen ocurriendo de
manera simultánea. Wallerstein mismo, siguiendo la idea de Braudel, habla
del concepto TiempoEspacio, como el que ocurre de varias formas espaciales y
temporales como: el geopolítico, el cíclico ideológico, el estructural, el eterno y
el trasformacional. “Lo que interesa de estas cinco variedades de TiempoEspacio
es que cada una nos presenta un nivel de análisis totalmente diferente y con
distintas definiciones de tiempo y espacio”.3 Cada uno de estos tiempos parte
de un espacio en donde la política, la cultura, la economía, las ideologías y
los acontecimientos naturales se desarrollan y se estudian.
Finalmente estas propuestas son una forma de medir el tiempo y de de-
limitar el espacio, pero representan la manera en la que el hombre convive
con estos conceptos y los estudia. En este caso, son formas en las que las cien-
cias sociales se enfrentan, analizan, dimensionan y miden el paso del hombre
a lo largo de la historia.
2
Braudel, s/d: 17.
3
Wallerstein, 1998: 4.
10
TIEMPO Y ESPACIO: MENTALIDADES
LOS ANNALES
4
Febvre, 1982: 64-65.
11
MARÍA DE NURIA GALÍ FLORES
Hasta este punto ya hemos hablado un poco sobre el tiempo, el espacio y los
Annales, como lo había propuesto en un principio, un poco con la idea de com-
prender la esencia de estos elementos por separado para poderlos después combinar
con el tema central de este ensayo: las mentalidades, el tiempo y el espacio.
Voy a responder ahora las siguientes preguntas: ¿en qué consiste la corriente his-
tórica de las mentalidades? y ¿cómo considera esta corriente en su estudio al tiem-
po y al espacio? Para dar cierta lógica a esta reflexión, iniciaré respondiendo la
primera pregunta; pero para hacer esto quisiera confesar que desde hace algunos
años surgió mi curiosidad por la corriente historiográfica de las Mentalidades; y es
justamente en un texto de Montserrat Galí, Historias de Bello Sexo. La introducción
del Romanticismo en México, en donde la autora utiliza la metodología de esta co-
rriente, para analizar la introducción del Romanticismo en la sociedad me-
xicana que vivió en la primera parte del siglo XIX. Después de este primer
acercamiento no volví, a lo largo de toda la carrera de Historia, a tener un contacto
claro con dicha corriente; no parece tener mucha aceptación en la investigación
histórica y me parece que es por dos razones, la primera porque aquéllos que
la conocen creen que hay mejores alternativas de investigación y la consideran
un método muy ambiguo; y la segunda, por desconocimiento.
En el caso de este ensayo, para conocer mejor esta corriente, busqué infor-
mación en relación con las mentalidades y encontré primero que surgen de los
Annales franceses a partir de 1968, año que se destaca por las protestas sociales
que surgieron en diferentes partes del mundo y que finalmente terminaron por
provocar cambios sociales importantes, sobre todo en las estructuras fami-
liares y educativas. La historiografía al parecer también se vio contagiada
y es en este momento que surge la necesidad de investigar nuevos temas
alrededor de la historia de la vida privada y de la vida cotidiana del hombre.
Bien lo menciona Carlos Aguirre Rojas: “Una verdadera explosión de temas
culturales nuevos, acompañada de una paralela multiplicación de enfoques y
perspectivas para su tratamiento, que caracterizó también sin duda a la histo-
riografía de la corriente de los Annales del periodo 1968-1989”.5
5
Aguirre Rojas, 2005: 121.
12
TIEMPO Y ESPACIO: MENTALIDADES
13
MARÍA DE NURIA GALÍ FLORES
definición misma. Nos dice Aguirre Rojas que hay una falta de claridad y una
ambigüedad en esta tercera corriente de los Annales; uno de sus problemas radica en
su distanciamiento de la primera y de la segunda generación, “para volcarse ahora
a estudios más locales, a temas más acotados, a obras mucho menos ambiciosas
y más monográficas… hacia una especie de confeso ‘eclecticismo’ ideológico
y metodológico, acepta ecuménicamente cualquier posición epistemológica,
teórica e historiográfica, siempre y cuando confluya hacia ese tratamiento de la
problemática común articuladora que son dichas ‘mentalidades’.”8 Con estas
palabras he comprendido de alguna manera el porqué de su desconocimiento
o de la falta de confianza en su metodología; no parece haber claridad ni
unidad de pensamiento; además, Aguirre argumenta que entre sus problemas
está su distanciamiento de la historia económica y social, lo que también la
lleva a distanciarse del marxismo; no va a tener una línea directriz, sino múl-
tiples. “Historia de múltiples rostros y de muy diversas entradas cuyo único
denominado común será el de confluir en el espacio temático del análisis y la
descripción de lo mental y lo antropológico”.9 En pocas palabras la posición de
Carlos Aguirre ante esta corriente está representada en tres críticas específicas:
Sergio Ortega, por otro lado, plantea la forma de ver la historia de las menta-
lidades de manera diferente; sus bases teóricas provienen de Louis Althusser,
quien influyó mucho en Michel Foucault, considerado estructuralista y con
mucha influencia marxista, así como y Antonio Gramsci, quien también tra-
bajó conceptos marxistas como el de estructura y superestructura. Su modelo
o metodología a utilizar es la de Max Weber a quien considera un antecesor
de las mentalidades.
En definitiva son dos enfoques diferentes, el segundo no estaría muy
de acuerdo con el primero en cuanto al distanciamiento de la historia de las
mentalidades con la historia económica y social; y por los autores que men-
ciona Ortega, menos estaría de acuerdo en que hay un distanciamiento con
el marxismo como lo menciona Aguirre.
8
Aguirre Rojas, op. cit.: 127.
9
Ibidem.: 129.
14
TIEMPO Y ESPACIO: MENTALIDADES
REFLEXIONES FINALES
BIBLIOGRAFÍA
AGUIRRE ROJAS C. ANTONIO (2005) La “Escuela” de los Annales Ayer, Hoy, Mañana. Méxi-
co: Contrahistorias. La otra mirada de Clío.
15
MARÍA DE NURIA GALÍ FLORES
ARIÈS PHILIPPE y DUBY GEORGES (1991) Historia de la vida privada. Madrid: Taurus.
ÁVILA, VIRGINIA (2001) Palabra de Historiador, Charlas y Conferencias. México: UNAM.
BRAUDEL, FERNAND (s/d) El Mediterráneo y el mundo mediterráneo en la época de Felipe
II, México: FCE.
FEBVRE, LUCIEN (1982) Combates por la historia. México: Ariel.
NORBERT, ELÍAS (1997) Sobre el tiempo, México: Fondo de Cultura Económica.
WALLERSTEIN, IMMANUEL (1998) “El tiempo del espacio y el espacio del tiempo: el futuro
de la ciencia social (traducción: Norma Ortega Sarabia), en: Geografía política,
vol. 17, núm. 1, pp. 71-82, enero.
16
EL ESPACIO Y EL TIEMPO EN CIUDADES INVISIBLES,
DE ITALO CALVINO
INTRODUCCION
Este trabajo tiene como finalidad inscribir una obra literaria, Las ciudades in-
visibles, de Italo Calvino, en las coordenadas espacio y tiempo. Al hablar de
espacio y tiempo estamos realizando un ejercicio universal, ya que espacio y
tiempo abarcan casi todo; debido a la magnitud que esta tarea representa, es
que nos limitaremos únicamente a revisar dos aspectos destacados de la obra
de Italo Calvino, que al mismo tiempo son ingredientes principales de la ge-
nialidad y singularidad de su trabajo: el primero es la creación del espacio a
partir del lenguaje; y el segundo es el efecto del tiempo en los espacios, con
especial énfasis en las ciudades.
Es primordial para la realización de este trabajo establecer una idea
de espacio y tiempo, y del resultado de su interacción, que no es otra cosa
que el universo. ¿De dónde venimos? ¿A dónde vamos? ¿Quiénes somos? Son
preguntas fundamentales; anteriormente se interrogaba a los dioses, a los
sacerdotes, a los sabios. Hoy interrogamos a los científicos. Cada ciencia per-
sigue, a su manera, la búsqueda de los orígenes: los astrofísicos buscan el ori-
gen del universo, los biólogos el origen de la vida, los paleontólogos el origen
del hombre. Desde hace algunos años comprendemos que estos esfuerzos
son eslabones de una misma cadena: hay una sola historia del mundo, una
17
MARCO FABRIZIO RAMÍREZ PADILLA
continuidad que une la primera partícula con el átomo, la estrella, los seres
vivos y los hombres; una evolución que sigue un camino de complejidad
creciente. Venimos de los primates y de las bacterias, pero también de los as-
tros y de las galaxias. Nuestras ideas, nuestros sueños, nuestros conflictos, el
asombro y placer que nos provoca mirar un cielo estrellado, son procesados
en nuestro cerebro por el material que alguna vez salió de una de esas estrellas.
Ésta es la idea fundamental de nuestro tiempo.
Para científicos, filósofos, historiadores y teólogos la idea que tienen del
tiempo y el espacio repercute en nuestra sociedad de manera indeleble; pero
es sin lugar a dudas la concepción del universo basada en teorías científicas
la que tiene mayor peso y ayuda a construir la imagen general que como so-
ciedad tendremos de espacio, tiempo y, por consecuencia, del universo
1
The New York Time Magazine Observer. Año 1, número 4, pp. 53-54.
18
EL ESPACIO Y EL TIEMPO EN CIUDADES INVISIBLES, DE ITALO CALVINO
años las investigaciones de Hawking sobre hoyos negros fueron una fuente
de inspiración para este género; y la idea de que éstos interconectaban a uni-
versos paralelos y permitían viajar en el tiempo, a través de puentes en forma
de gusano fue más que atractiva.
“Lamento decepcionar a los fans de ciencia ficción, pero si saltas a un
hoyo negro, tu masa regresará a nuestro universo aunque sea en forma muy
enredada”, dijo Hawking durante el congreso de gravitación. Esta rectificación
de Hawking también resulta alentadora porque puede ser el principio de la re-
conciliación entre las dos principales teorías sobre el origen del universo, la del
Big Bang2 y la de las supercuerdas.3
En este nuevo siglo toma fuerza la teoría denominada de las supercuerdas
y las membranas, construida para superar errores y distorsiones matemáticas
de las consideraciones einstenianas de infinito y tiempo en el nivel cuántico o
supragaláctico, que complican la estructuración de una superteoría del todo para
explicar todos los fenómenos del universo conocido. La sociedad comenzará
a pensar el universo sobre los términos de estos últimos descubrimientos. Sin
embargo debemos aceptar que los científicos son mucho más soñadores de lo
que eran antaño. Después de que durante siglos definieron a la ciencia como
una actividad rigurosa, hoy reconocen que las fronteras entre lo que puede ser
conocido científicamente y el resto son mucho menos claras que hace cien años.
La ciencia, que ha hecho inmensos descubrimientos en este siglo, también ha
perdido su arrogancia, reconoce sus zonas de silencio y calla ante ellas
El mundo está abierto. Cada individuo lo reinventa en función de la lectura
que hace de él. Aunque no hay muchas lecturas debido a que los guardianes de
2
La teoría del Big Bang postula que hace 15 mil millones años explotó el universo desde el punto en que
estaba comprimido. Esa explosión daría origen a todos los cuerpos y fenómenos celestes, tras una com-
pleja evolución termoquímica del cosmos a través del tiempo. Se le ha recriminado a esta teoría no haya
incluido ciertos fenómenos verificados en la escala cuántica, sobre todo porque en los primeros estadios
del universo, se habrían definido su estructura y su organización a esa escala; también porque existen
evidencias de que la uniformidad en el comportamiento de las partículas y su idéntica relación en los
puntos más distantes del universo sugieren condiciones uniformes y homogéneas del proceso de inflación
en las fases iniciales (Tegmark, 2003: 41-51).
3
A finales de los años sesenta, Gabrielle Veneziano consideró a las partículas elementales no como puntos
suspendidos en el espacio, sino como oscilaciones de objetos de naturaleza unidimensional (cuerdas),
cuya vibración en concierto con la miríada de cuerdas y sus múltiples vibraciones genera un universo no en
cuatro dimensiones sino en 11. El universo es una suerte de tela o malla que en función de las 11 madejas
(dimensiones) que conforman su textura, constituye el ámbito en el que son posibles desde las pulsaciones
energéticas subatómicas, hasta los cuasares, galaxias y supernovas (Veneziano, 2004: 30-39).
19
MARCO FABRIZIO RAMÍREZ PADILLA
4
Antaki, 2001: 78-79.
5
Ibidem.
20
EL ESPACIO Y EL TIEMPO EN CIUDADES INVISIBLES, DE ITALO CALVINO
21
MARCO FABRIZIO RAMÍREZ PADILLA
22
EL ESPACIO Y EL TIEMPO EN CIUDADES INVISIBLES, DE ITALO CALVINO
Una vez que evitamos caer en las paradojas del lenguaje, nos enfocamos
por completo a su capacidad creadora. Hay ciertos lugares que no existen sino
por las palabras que los evocan, la palabra crea la imagen. En literatura lo que
no puede existir se puede ver; ahí radica su grandeza. Para Michel Foucault
la palabra es una materia plástica, como un flujo continuo deseando que lo
envuelva y lo transporte; es ahí donde encontramos un ideal de universo
integrado.
Edmundo O’Gorman nos habla de uno de los ejemplos históricos más
característico de esta posibilidad del lenguaje. En el prologo de La invención de
América queda evidenciada esta facultad, cuando nos explica que la construc-
ción del continente se realizó utilizando como soporte principal la palabra
América y posteriormente se completó agregándole un puñado de sueños. Es
así que, por medio del lenguaje, Italo Calvino da vida a una serie de ciudades
en su obra.
En nuestros días, el emplazamiento ha sustituido a la extensión, que a
su vez había sustituido a la localización. El emplazamiento se define como
las relaciones de verdad entre punto o elementos. El espacio se nos presenta
en forma de relaciones de emplazamiento. No resulta raro que el lugar crea-
do por Italo Calvino haya sido una serie de ciudades, porque es en estos
lugares donde los vertiginosos cambios y los efectos de la postmodernidad se
han dejado sentir con más fuerza. Italo Calvino escribe, refiriéndose al libro:
“Estamos acercándonos a un momento de crisis en la vida urbana y Las Ciudades
Invisibles son un sueño que nace del corazón.” Éstas, las ciudades del siglo XXI, se
han convertido en lugares uniformes e intercambiables, con las mismas oficinas
y empresas de servicios, cajeros, supermercados y cafeterías. El habitante de la
ciudad moderna carece de identidad porque el espacio que lo acoge no tiene
personalidad. Pero además de la falta de identidad, otro problema mucho más
preocupante es su tamaño, su explosión. El autor nos dice que la crisis de la
ciudad demasiado grande es la otra cara de la crisis de la naturaleza. La imagen
de la megalópolis, la ciudad continua uniforme, que va cubriendo el mundo lo
asusta. La ciudad no reposa en ningún plano, es poliédrica hija de millones
de ojos. Según Toynbee, es un ente que no sirve, incapaz de abastecer a
sus habitantes, la declara anti-autosuficiente, renuncia a la autarquía y vive
con el temor permanente de su vulnerabilidad. Y pronostica: en todos los
continentes las megalópolis están fusionándose para formar Ecumenópolis,
un nuevo tipo de ciudad que puede ser representada por un único espécimen,
23
MARCO FABRIZIO RAMÍREZ PADILLA
24
EL ESPACIO Y EL TIEMPO EN CIUDADES INVISIBLES, DE ITALO CALVINO
Una vez que observamos cómo el autor se sirvió del lenguaje para la creación
del espacio, en este caso una serie de ciudades, procederemos a analizar el
efecto del tiempo sobre estos espacios. La ciudad no sólo es el espacio físico
que la conforma, ni las edificaciones, ni tampoco sus habitantes. Es todo esto
y mucho más; es el total de las infinitas relaciones e interacciones que se dan
entre todos los actores presentes en ella; para lograr esto nos serviremos del
trabajo de Marc Auge, que analiza al lugar en contraposición con el no-lugar.
Marc Auge describe al lugar como un sitio de identidad relacional e his-
tórico, y por oposición, un espacio que no puede definirse, ni como espacio
de identidad ni relacional, ni histórico; lo definiría como un no- lugar. En
este caso postula: una ciudad que careciera de identidad histórica resultaría
un no-lugar, a pesar de existir en la realidad; por otro lado una ciudad con
identidad histórica resultaría un lugar, aunque esta ciudad no fuera real. Pero
¿esto es posible? Creo que sí; Aztlán sería un buen ejemplo. Lo importante en
este sentido es que la historicidad, es decir la antigüedad, el transcurso del
tiempo procesado por el hombre, le otorga esa condición.
Auge postula la hipótesis de que “la sobremodernidad es productora de
no lugares”, de espacios que no son en sí lugares antropológicos y que no se
integran a los lugares antiguos; para ello parte de algunas premisas:
25
MARCO FABRIZIO RAMÍREZ PADILLA
BIBLIOGRAFÍA
13
Auge, 1993: 85-93.
26
EL ESPACIO Y EL TIEMPO EN LA OBRA
LA CAVERNA, DE JOSÉ SARAMAGO
Sabino González
INTRODUCCIÓN
Es ya común hablar del debate que por años se ha dado en torno a la idea de
tiempo. Lo que aparentemente percibimos como natural y obvio no es tan
sencillo de definir y ha sido motivo de largas discusiones filosóficas que se
sintetizan en dos grandes posturas: una, plantea que el tiempo existe como un
hecho objetivo de la creación natural; por lo tanto, no se diferencia de otros
objetos naturales más que por su cualidad de no ser perceptible. Otra sostiene
que el tiempo es una manera de contemplar los eventos, que se basa en la
peculiaridad de la conciencia humana (según los casos espíritus o razón) y que,
en consecuencia, subyace como condición de toda experiencia humana.1
En ambos casos, el tiempo se presenta como un dato natural, aunque
en la primera postura, se le considera “objetivo”, existente con independencia
del hombre; y en el segundo, como una representación “subjetiva” que se
inserta en la naturaleza humana. Los primeros representantes tanto de una
como de otra visión fueron: de la primera visión, Newton; de la segunda,
Kant. Del mismo modo, el espacio también es tratado como un hecho de la
1
Elías, 1997: 14.
27
SABINO GONZÁLEZ
SÍNTESIS DE LA OBRA
Saramago aborda el proceso avasallador del capitalismo salvaje, que arrasa con
todo vestigio de actividades que no le reditúen ganancias. En particular, describe
cómo el trabajo artesanal de una familia de alfareros ha dejado de ser necesario en
el mundo de la producción capitalista. Así, a lo largo de la obra, los tres personajes
principales, Cipriano Algor (viudo), su hija Marta, ambos alfareros, y su yerno
Marcial, empleado, representan un mundo en proceso de extinción, marginal, ar-
tesanal, en una lucha por sobrevivir, frente a un mundo nuevo que crece y se mul-
tiplica, representado por un centro comercial, paradigma del posmodernismo. La
descripción del paisaje, lugares y el modo de vida de ambos mundos muestra lo que
cada vez nos es más ajeno: tanto las tradiciones, que para la dinámica de la acumulación
capitalista son totalmente inútiles o no tienen sentido, como las formas de vida
o profesiones que son arrolladas por la lógica de las nuevas necesidades creadas
por la explotadora y opresora sociedad contemporánea.
2
Harvey, 1998: 227.
3
Ibid.: 228.
28
EL ESPACIO Y EL TIEMPO EN LA OBRA LA CAVERNA, DE JOSÉ SARAMAGO
Saramago describe en varios pasajes del libro el ambiente del lugar en donde
se sitúa la obra. Con la descripción del camino hacia la ciudad a donde se
29
SABINO GONZÁLEZ
30
EL ESPACIO Y EL TIEMPO EN LA OBRA LA CAVERNA, DE JOSÉ SARAMAGO
4
Ibid.: 236.
5
Lozano, 1993: 128-129.
31
SABINO GONZÁLEZ
6
Zubiaurre, 2000: 47.
7
Harvey, op.cit.: 244-245.
32
EL ESPACIO Y EL TIEMPO EN LA OBRA LA CAVERNA, DE JOSÉ SARAMAGO
8
Mendilow, 1952: 11.
9
Harvey, op. cit.: 249.
33
SABINO GONZÁLEZ
En uno de los pasajes finales del libro, Saramago transmite la angustia exis-
tencial de los personajes de la novela y esta visión del tiempo alternante e
histórico: “todos los días pasados fueron vísperas y todos los días futuros lo
34
EL ESPACIO Y EL TIEMPO EN LA OBRA LA CAVERNA, DE JOSÉ SARAMAGO
han de ser. Volver a ser víspera, al menos por una hora, es el deseo imposible
de cada ayer pasado y de cada hoy que está pasando.”
CONCLUSIÓN
Es claro que los usos y significados del tiempo han cambiado en la actualidad.
Hoy el capitalismo se dedica sobre todo a la producción de signos, imágenes y
sistemas de signos, y no tanto a las mercancías en sí mismas. En el reino de la
producción de mercancías, el efecto fundamental ha sido la acentuación de los
valores y virtudes de la instantaneidad (por ejemplo, comidas instantáneas),
de lo desechable, la dinámica de una sociedad del desperdicio, que no sólo
significa tirar a la basura bienes producidos, sino que se desechan valores,
estilos de vida, relaciones estables, lugares, gente y formas de hacer y ser tra-
dicionales.
En síntesis, estamos ante una aceleración de los ritmos de consumo,
que tiene que ver con la imposición de espacios y tiempos para beneficio del
capital. Eso es lo que nos transmite Saramago de manera genial en esta novela,
en donde habla desde Platón hasta de la dinámica de la acumulación capitalista
actual representada por los grandes consorcios comerciales.
BIBLIOGRAFÍA
ELÍAS, NORBERT (1997) Sobre el tiempo (trad. Guillermo Hirata). México: Fondo de
Cultura Económica.
HARVEY, DAVID (1998) La condición de la posmodernidad. Buenos Aires: Amorrotu Editores.
LOZANO, JORGE (et al.) (1993) Análisis del discurso. México: Red Editorial Iberoameri-
cana.
MENDILOW, A.S. (1952) Time and the novel, Londres: P. Nevill Ltd.
SARAMAGO, JOSÉ (2000) La caverna, Madrid: Punto de Lectura.
ZUBIAURRE, MARÍA TERESA (2000) El espacio en la novela realista. México: Fondo de Cul-
tura Económica.
35
EL ESPÍA DEL AIRE O LA NOSTALGIA DEL TIEMPO PERENNE
Dice Paul Ricoeur que no hay experiencia del tiempo sin narración y lo que
toda narración relata es una experiencia temporal; es decir, tiempo vivido y
narración son dos caras de una misma moneda fenomenológica;1 esto quiere
decir que la realidad es percibida por nuestros sentidos y luego estructurada
como discurso, como si nos contáramos el mundo. Ya los filosófos finiseculares
llamaron la atención sobre la importancia del lenguaje en la estructuración
de una imagen conceptual de la realidad. Esta facultad da a la literatura —y
en particular al cuento y la novela— el poder de reestructurar en el discurso
todo el mundo “real”. Bien había dicho Carlos Fuentes que toca a la novela el
papel de entrar en los rincones a donde la Historia no alcanza a llegar.
Immanuel Wallerstein ha dicho: “el significado de tiempo y espacio en
nuestras vidas es una invención humana, y distintos grupos de gente los
definen de manera diferente. Creo además, que el tiempo y el espacio están
irremediablemente en estrecha unión, y constituyen una sola dimensión, la
cual llamaré TiempoEspacio”.2
El espía del aire (2001), novela del mexicano Ignacio Solares, aborda
como tema principal este poder evocador-estructurador de la escritura. Esta
novela aborda el viaje a través del espacio-tiempo en el vehículo de la es-
critura. Así, en la poética de Solares la literatura funciona como una espe-
cie de hoyo negro-túnel gusano que nos conduce a otras regiones de eso que
Stephen Hawking llamó la curva del Espacio-Tiempo.3 Y esto es posible gracias
a que las modernas concepciones del tiempo y el espacio los ubican como meras
1
Citado por Vergara, 2007.
2
Wallerstein, 1998: 1
3
Hawking, 1992.
37
CLAUDIA ESPINO BECERRIL Y RAFAEL LUNA ROSALES
construcciones mentales que funcionan como una especie de ejes cartesianos te-
tradimensionales, en donde se llevan a cabo los fenómenos del mundo material.
Ignacio Solares ha trabajado a lo largo de su producción novelística con
estos temas: en El sitio (1998) problematiza este poder del narrador, a partir
del cual tenemos acceso al suceso narrado; como en algunos relatos de Edgar
Allan Poe (por ejemplo “Ligeia”), no sabemos si la vivencia narrada sucede
en la “realidad”, o es producto de las alucinaciones de un narrador ebrio. De
igual forma, en No hay tal lugar (2002), un puente en la Sierra Tarahumara
lleva a un sitio y a un tiempo, fuera del mundo real: un pueblo habitado por
gente que ha llegado con un solo fin: morirse.
Así, en una última concepción que lo relaciona directamente con el Julio
Cortázar cuentista, el universo está ordenado y en armonía; pero tal orden no
es inteligible para la mente humana; de ahí que cuando percibimos algunos
fenómenos que no podemos explicar con nuestra pequeña razón cartesiana-
positivista, les llamemos anormales o fantásticos. Esto mismo sucede cuando
abordamos los referentes espacio-temporales de su literatura, concretamente
en El espía del aire.
La novela nos sitúa desde el principio en el ambiente universitario de los
años sesenta previos al 68. Desde la primera frase nos anuncia el leit motiv de
la novela: “Como si el simple acto de escribir pudiera hacer girar al revés las
agujas del tiempo. Nunca entendí bien a bien por qué sucedía, pero sucedía
(...) Quizás influyó la época —mediados de los sesenta— en la que todo nos
parecía posible” (p. 11).4 De eso trata la novela: el acto de escribir nos hará
viajar en el tiempo porque estamos en una época en que todo es posible.
La historia es relativamente sencilla: un estudiante universitario en los
años sesenta se enamora de una muchacha a quien ve en una fotografía pegada
a una credencial que encontró en una remodelación del cine Olimpia y que
proviene de la década de los cuarenta. El personaje debe viajar en el tiempo para
encontrarse con esa mujer ¿y cómo lo hace?: por medio de la literatura. Pero
como viajar en el tiempo, según demostró Hawking, es viajar en el espacio, y
viceversa, en los años cuarenta no existía la Ciudad Universitaria; la mayoría
de escuelas y facultades se ubicaban en el centro de la Ciudad de México.
Así delimita las coordenadas espacio-temporales en que se desarrolla la
novela: años sesenta-Ciudad Universitaria, años cuarenta-centro histórico. El
4
Utilizamos la primera edición, de Alfaguara. En adelante sólo citaremos la página.
38
EL ESPÍA DEL AIRE O LA NOSTALGIA DEL TIEMPO PERENNE
39
CLAUDIA ESPINO BECERRIL Y RAFAEL LUNA ROSALES
otro supuesto orden de cosas, signos oscuros que formaban una unidad
fulgurante que se deshacía en el mismo instante en que me arrasaba y
arrancaba de mi mismo (p. 37).
40
EL ESPÍA DEL AIRE O LA NOSTALGIA DEL TIEMPO PERENNE
5
Harvey, 1998: 4.
6
Ibid.
41
CLAUDIA ESPINO BECERRIL Y RAFAEL LUNA ROSALES
BIBLIOGRAFÍA
42
EL RECUENTO DE LOS ESTRAGOS DEL TIEMPO.
ANÁLISIS DEL ESPACIO Y TIEMPO EN LA OBRA
LITERARIA DE MIGUEL DELIBES.
INTRODUCCIÓN
1
Ha publicado a la fecha más de sesenta obras, entras las que podemos destacar La sombra del ciprés es
alargada, El camino, Diario de un cazador, Siestas con viento sur, Las ratas, La hoja roja, Señora de rojo sobre
fondo gris, 377A Madera de héroe y El hereje.
2
Entre los más importantes premios literarios que ha obtenido se encuentra el Nadal (1948), el Fastenrath
de la Real Academia (1957), el Premio de la Crítica (1962), el Príncipe de Asturias (1982), el Premio de
las Letras de la Junta de Castilla y León (1984), el Nacional de las Letras (1991), el Premio de Literatura en
Lengua Castellana “Miguel de Cervantes” (1993) y el Premio Nacional de Literatura (1955 y 1999).
43
REYNA MARÍA QUIROZ MERCADO Y BERNARDO POLO MADERO
44
EL RECUENTO DE LOS ESTRAGOS DEL TIEMPO
Miguel Delibes nos sitúa ante las interrogantes propias del mundo actual, en
el que la imaginación tiene una actuación decisiva para comprender la vida,
pues la concepción del tiempo y del espacio aceptadas anteriormente y su
condición de verdades absolutas, ha sido replanteada. Nada es aún lo que
era.3 A nuestro juicio, un lugar por excelencia donde puede interactuar esta
multiplicidad de espacios y de tiempos es la obra literaria. Mejor aún, también
podemos entrar en el mundo infinito de los posibles. Se conjugan espacios
reales y espacios posibles, tiempos reales y tiempos posibles. Una sucesión
vertiginosa de instantes en muy diversas geografías se presenta frente a los
ojos de la humanidad; y es precisamente el escritor quien, a través de su obra
no sólo da cuenta de ello, sino que se compromete a dar un sentido a la rea-
lidad que re-crea.
En cierto modo, el escritor posee cierta libertad de la que carecen el
historiador o el filósofo: no tiene la obligación de elaborar teorías ni de com-
probar empíricamente lo que sostiene a lo largo de su narrativa. De esta forma,
puede valerse de la ficción, de la metáfora, de la analogía, de la alegoría, de los
signos, de las imágenes, de los símbolos, de los arquetipos, de las señales, de los
mitos, de las utopías, e inclusive —¿por qué no?— de alguno que otro supuesto
teórico, para inmiscuir al lector en su propuesta. En Los estragos del tiempo,
el autor se vale de muchas de estas figuras retóricas para construir el espacio
en su narración, mientras que recurre, a lo largo de su argumentación, a una
serie de conceptos que son a la vez premisas y propuestas, en los que refleja
claramente su postura frente al mundo contemporáneo y su problemática.
Comprender e interpretar el concepto de espacio en Delibes implica su-
mergirnos en un proceso dialéctico en el cual orientamos dicho concepto ha-
3
Nos referimos al cambio epistemológico que sufren estas nociones en su concepción clásica newtoniana,
tras la publicación de la Teoría de la Relatividad, de Albert Einstein, pues no sólo sumió a los físicos, sino
a todos los estudiosos de la metafísica preocupados por el problema del hombre en el mundo, en una seria
reflexión sobre las repercusiones de una nueva conceptualización del tiempo y el espacio. Para ahondar
sobre la revolución de las nociones racionalistas y empíricas, véase Bachelard, 1988: 113-128.
45
REYNA MARÍA QUIROZ MERCADO Y BERNARDO POLO MADERO
cia una propia producción del espacio. Dicho proceso dialéctico se manifiesta
claramente en la teoría de Henri Lefebvre, cuyos conceptos y terminología
pretendemos seguir, y que en líneas generales dice lo siguiente: el espacio
se produce en tres dimensiones: lo experimentado (las prácticas materiales
espaciales), lo percibido (las representaciones del espacio) y lo imaginado
(los espacios de representación). Lo experimentado remite a las acciones
físicas y materiales que ocurren en el espacio; lo percibido engloba todo
lo que permite la comprensión y comentario de las prácticas espaciales;
y lo imaginado implica las invenciones mentales que redimensionan las
prácticas espaciales.4 Además “los espacios de representación no sólo tienen
la capacidad de afectar la representación del espacio, sino también la de
actuar como una fuerza de producción material con respecto a las prácticas
espaciales”.5 Primeramente, nos centraremos en cómo incide lo imaginado o
los espacios de representación, en la percepción o representación del espacio,
y viceversa, a través de la narrativa de Delibes.
La propuesta de Miguel Delibes para re-crear6 el espacio denota un
fuerte enfoque fenomenológico. Nos pide a los lectores —o más bien nos
arrastra— no pensar el espacio —al menos en un sentido cartesiano—, sino
colocarlo lejos del familiar y cómodo eje de coordenadas, y nos lleva más bien
a un espacio sentido. De esta forma, el espacio se convierte en algo que debe
ser respirado, escuchado, observado, vivido, percibido, por un sujeto que lo
capta, lo reordena, lo hace suyo, lo imagina. Y vaya que es muy importante
imaginar, puesto que desde la óptica de Paul Ricoeur, “en la narración se
conjugan la capacidad de invención, dentro de un cierto marco regulado, y
el poder de re-describir la realidad. El texto produce ficción. Y el lector, que
busca aplicar el texto a la vida, descontextualiza y recontextualiza, con lo
cual se produce el encuentro entre ambas creatividades, la del texto y la del
lector”.7 Es así como Delibes nos adentra en una ficción donde describe los fe-
nómenos tal como pudieron haber sucedido en un espacio inventado y a los
que damos, como lectores, valor de realidades;8 por ejemplo, cuando dice:
“el valle, en rigor, no era tal valle, sino una polvorienta cuenca delimitada
4
Cfr. Harvey, 1998: 244-245.
5
Ibidem: 245.
6
En el sentido dialéctico que le da Ricoeur al término. Cfr. Masiá, 1998: 53-65.
7
Ibidem: 55.
8
Cfr. Palazón Mayoral, 1999: 195-200.
46
EL RECUENTO DE LOS ESTRAGOS DEL TIEMPO
por unos cerros lampiños, secos e inhóspitos. El valle, en rigor, no daba sino
dos estaciones: invierno y verano, y ambas eran extremosas, agrias, casi des-
piadadas”;9 muy probablemente no imaginaremos el mismo valle que creó
Delibes, pero sí podemos imaginarlo hasta el punto de sentirlo real, y lograr
dar el salto, más importante aún, de discernir el valor hermenéutico10 de las
propuestas del autor.
Entonces, si partimos del hecho de que para Delibes el espacio debe de
ser sentido, preciso es que especifiquemos cómo es que alude a la subjetividad,
a la experiencia sensorial, para construir la poética del espacio11 en Los estragos
del tiempo.
El sonido es frecuentemente usado para caracterizar el espacio, como
queda demostrado en la percepción que tiene el Senderines, personaje central
de La mortaja, sobre el espacio suburbano e industrial en el que vive: “Una
tarde, el verano anterior, la fábrica se detuvo de pronto y entonces se dio
cuenta el niño de que el silencio tenía voz, una voz opaca y misteriosa que no
podía resistir. Corrió junto a su padre y entonces advirtió que los hombres de
la Central se habían habituado a hablar a gritos para entenderse”.12 Escuchar,
o dejar de hacerlo, nos remite a la apropiación de un espacio y al control
del mismo, propios del capitalismo globalizado de la época contemporánea,
en la que el espacio de dominación, el espacio temido, es la fábrica y la for-
ma en que los obreros se apropian del espacio, lo perciben recuperado, es
hablando a gritos. La paradoja planteada por Delibes sobre la voz del silencio
nos parece una de sus más bellamente logradas figuras de estilo, con la que
logra sacarnos del marasmo de la aceptación de las realidades cotidianas,
en específico de las prácticas materiales a las que nos encontramos sujetos,
como los personajes, por costumbre. Sólo un hecho insólito, en ese contexto,
nos permite cambiar nuestra percepción del espacio.
El olor es también constantemente utilizado para ambientar y dimensio-
nar el espacio. Fácilmente podemos imaginar que el pueblo del Mochuelo se
9
Delibes, 1999: 221.
10
Nos interesa particularmente encontrar el sentido que la hermenéutica considera que expresan las
imágenes, en este caso literarias, siguiendo el pensamiento de Heidegger, Gadamer y Ricoeur. Un enfoque
en Wúnenburger, 1999: 22-23.
11
En el sentido que le da Gastón Bachelard de “espacio de la imaginación”, donde se reutiliza información
de la experiencia perceptiva para producir información propia por medio de la imaginación. Cfr.
Wúnenburger, op. cit.: 21-47.
12
Delibes, op. cit., : 229.
47
REYNA MARÍA QUIROZ MERCADO Y BERNARDO POLO MADERO
encuentra rodeado por el campo, un campo extenso, con sitio para pastar, es-
tablos, y que en cierta forma desconectado del mundo exterior, cuando dice:
Pero no sólo utiliza el autor este recurso para hablar sobre los espacios
sociales, sino también para hablar de los privados y de los personales: “Todo,
en su casa, olía a cuajada y a requesón. Ellos mismos eran puro decantado
olor. Su padre llevaba aquel tufo hasta en el negro de las uñas”,14 la figura del
Mochuelo se apropia así, gustosamente, de los espacios que le rodean, los
redimensiona y los re-vive.
No pretendemos que se caiga en la errónea impresión de que Delibes
sólo alude de forma expresa a los sentidos del oído y del olfato, porque en
realidad el autor siempre es congruente, a lo largo de toda su narrativa, con su
propuesta de eliminar divisiones artificiales características de la vida moderna.
De esta forma, es una constante en su discurso literario que el mundo se
aprehende por medio de una conjunción de los sentidos, aunque en ciertos
momentos algunos se privilegien para captar los fenómenos circundantes. En
este entendido, los personajes ven no sólo con los ojos, más bien pareciera
que todo su cuerpo es un órgano completo para ver —y vivir— toda la gama
de colores que se suceden exuberantemente.
48
EL RECUENTO DE LOS ESTRAGOS DEL TIEMPO
Podríamos decir que para la Guindilla, el espacio sólo era percibido hasta enton-
ces como el de la comunidad, con la visión de la comunidad, un espacio social
previamente dado por las prácticas materiales, que lo delimitaban físicamente,
y sin embargo, al momento de enamorarse, la chica redimensiona el espacio,
se lo representa a sí misma como lleno de nuevos significados y de un nuevo
sentido.
16
Ibidem: 287.
17
Ibidem: 61.
49
REYNA MARÍA QUIROZ MERCADO Y BERNARDO POLO MADERO
50
EL RECUENTO DE LOS ESTRAGOS DEL TIEMPO
20
Ibidem: 25-26.
51
REYNA MARÍA QUIROZ MERCADO Y BERNARDO POLO MADERO
21
Ibidem: 225-226.
52
EL RECUENTO DE LOS ESTRAGOS DEL TIEMPO
22
Ibidem: 31.
23
Ibidem: 52-53.
24
Ibidem: 244-245.
25
Ibidem: 268-270.
53
REYNA MARÍA QUIROZ MERCADO Y BERNARDO POLO MADERO
26
Ibidem: 279-280.
54
EL RECUENTO DE LOS ESTRAGOS DEL TIEMPO
tura permite sacar a la luz todos los aspectos de los fenómenos que no han
sido comprendidos y, mediante la creatividad, enfrentar la “aporética de la
temporalidad”.27 En este sentido, en el conjunto de las tres novelas que estamos
analizando, Delibes enfrenta al lector a uno de los principales problemas
humanos: el paso inexorable del tiempo. Su aproximación al tema tiene un
marcado enfoque fenomenológico, pues sus preguntas y respuestas se centran
en el ahora, aunque son claros los matices heideggerianos,28 pues siempre dará
preeminencia a la noción de tiempo concebida desde el ser de los personajes por
sobre cualquiera medición fuera de ellos, en una abierta oposición a concebir la
existencia como un cronometrar: antes que nada, sus personajes son.
Al configurar29 el tiempo, el autor hace productivas las paradojas, que
hasta el momento siguen siendo irresolubles, a la vez que juega magistralmente
con dos niveles de interpretación del mismo concepto. Por una parte advierte
constantemente sobre la finitud de las cosas y la correspondiente infinitud
del tiempo, el marcado conflicto entre continuidad y discontinuidad, donde
se advierte la desproporción cuantitativa y cualitativa “entre un tiempo con
presente, futuro y pasado, o dicho de otra manera, un tiempo estructurado por
la atención, la anticipación, la memoria, y un tiempo sin presente, constituido
por una serie infinita de instantes que no son más que cortes virtuales en la
continuidad del cambio”,30 como cuando el viejo Eloy, refiriéndose al cemen-
terio, dice: “Tengo ya más conocidos ahí que fuera. Eso nos pasa siempre a los
viejos”.31 Pero también hace hincapié en la relatividad del tiempo, en la poca
trascendencia de los hechos, su pobre significado o su impacto superficial
en el acontecer de la vida. Un ejemplo muy claro de esta relatividad de los
sucesos en el tiempo está en la novela El camino:
27
Cfr. Ricoeur, 1991: 26-42.
28
Heidegger refiere al tiempo a partir de las relaciones en el Dasein (ser en el mundo), donde la existencia
humana está por delante de sí (futuro), está ya en el mundo (pasado y presente). En la fórmula única del
“ser en el mundo” se ve un claro intento de describir la temporalidad sin hacer intervenir la sucesión de
instantes. Cfr. Levinas, 1998: 34-45.
29
En el sentido que le da Ricoeur, que implica que mediante la narración el autor “configura” un tiempo
“prefigurado” por el lector, quien “refigura” su propia experiencia de vida, modificando su propia manera
de vivir el tiempo. Cfr. Masiá, op. cit.: 60.
30
Ricoeur, Paul, op. cit.: 41.
55
REYNA MARÍA QUIROZ MERCADO Y BERNARDO POLO MADERO
31
Delibes, op. cit.: 381.
32
Ibidem: 82.
33
Masiá, op. cit.: 78.
34
“Ese horizonte de la espera de que habla Ricoeur constituiría la estructura de la práctica: a) la orientación
utópica de unos seres que hacen su historia y padecen los males engendrados por ese intento, b) la
memoria de las deudas con el pasado, y c) la fuerza de la iniciativa tomada en el presente.” (idem).
35
El concepto de ser-para-la-muerte fue desarrollado por Heidegger al tratar de resolver el problema de
si el ser deja de ser-en-el-mundo cuando deja de estar-en-el-mundo, y cómo la conciencia de la muerte
influye en la existencia del ser. Cfr. Levinas, op. cit.: 46-68.
56
EL RECUENTO DE LOS ESTRAGOS DEL TIEMPO
57
REYNA MARÍA QUIROZ MERCADO Y BERNARDO POLO MADERO
uno de sus personajes más sencillos, que no está “contaminado” con la visión
deshumanizada del progreso y de los cuales el autor espera la salvación de la
humanidad.
En el argumento de La hoja roja el autor nos describe el drama humano
ante la última etapa de la vida: la vejez. Es una propuesta de la desilusión,
donde la estructura de la preocupación del ser trasciende los límites del dolor
y la angustia es aceptada como condición de recorrer la trayectoria del ser
ante el inminente y cada vez más cercano fin.39 El mismo título de la obra es
un precioso simbolismo: “—Puede que Vázquez exagere —dijo—, pero de
todas maneras a mí me ha salido la hoja roja en el librillo de papel de fumar,
eso es… —Quedan cinco hojas, Gil, convénzase”.40
Se trata de la patética impresión del viejo Eloy, que acaba de jubilarse
y siente su condición como cercana a la muerte. La cena de despedida de su
trabajo es un desastre: el viejo ya no cuenta para nada. El retiro es la antesala
del otro mundo, situación dramática que aqueja a la sociedad contemporánea
cada vez más globalizada, en la cual se han desvalorizado conceptos otrora
indiscutibles, tales como el sereno transcurrir del tiempo, y el apacible y
respetado tránsito hacia la vejez, teniéndonos que enfrentar a un constante
bombardeo de imágenes que pregonan la juventud como único valor. A través
de la narración de la jubilación de don Eloy, el autor se encara denodadamente
a ese planteamiento contemporáneo y utilitarista de que la vida se “acaba”
cuando se deja de ser económicamente productivo. Nos hace considerar
cómo le agobia su nueva situación no por una presión desmedida, sino por
la pérdida del sentido de su existencia: “El tiempo le sobraba de todas partes
como unas ropas demasiado holgadas”.41
Al tiempo que Delibes nos muestra esta desastrosa situación, metáfora
también de la crisis de la idea de progreso, insiste en su preocupación por
recuperar los valores humanos ante esta etapa de la vida y los pone de nuevo
en el personaje de Desi: “desde el cese, el señorito estaba como ensimismado.
La chica constataba su ensimismamiento en que el viejo no sentía formársele la
moquita en la punta de la nariz y ella había de advertirle con frecuencia: ‘Señorito,
39
Cfr. Levinas, op. cit.: 34-45.
40
Delibes, op. cit.: 272-273. Los librillos de papel de fumar para envolver el tabaco suelen incluir, en Espa-
ña, una hoja roja, en la que se advierte al usuario: “Quedan cinco hojas” (N. del E.).
41
Ibidem: 286.
58
EL RECUENTO DE LOS ESTRAGOS DEL TIEMPO
42
Ibidem: 291.
43
Ibidem: 268.
44
Ibidem: 467.
45
El tiempo fenomenológico nos remite a un presente que nos hace posible captar el antes como pasado
y el después como futuro. El tiempo cosmológico se encuentra formado por una sucesión de instantes
cualesquiera, que no pueden ser llamados estrictamente presente. Cfr. Masiá, op. cit.: 60.
46
Delibes, op. cit.: 325.
59
REYNA MARÍA QUIROZ MERCADO Y BERNARDO POLO MADERO
47
Ibidem: 405.
48
Ibidem: 95.
49
Gurvitch, en un enfoque análogo al de Lefebvre (lo experimentado, lo percibido y lo imaginado), propo-
ne una tipología para pensar el significado del tiempo en la vida social, donde sostiene que formaciones
sociales específicas se relacionan con un sentido específico del tiempo. Cfr. Harvey, op. cit.: 247-249.
60
EL RECUENTO DE LOS ESTRAGOS DEL TIEMPO
Quizá el tema en que Delibes insiste especialmente respecto del destino hu-
mano y la finitud del hombre, ya mencionado al comentar sobre la infancia
y la vejez, es el de la muerte. Nos la manifiesta misteriosa, silenciosa, ate-
rradora, que cierra toda posibilidad de salida: “El viejo Eloy le dijo, con el
rostro transido de amargura, que la vida era como una sala de espera y que
todos andaban en ella, y que, de cuando en cuando, alguien decía: ‘El si-
guiente’ y de esta manera, poco a poco, el mundo se iba renovando, porque
unos entraban y otros salían, pero que más tarde o más temprano a todos les
llegaría el turno”.51
Ante este hecho inevitable, el autor no enfoca la problemática de una
manera desesperanzada. Por medio de la ficción propone una sociedad alter-
nativa donde sus personajes, por medio de sus acciones, aunque muy priva-
das y alejadas de heroicas epopeyas, simbolizan el potencial de rebelión de
un grupo reprimido por el orden establecido.52 Don Eloy se resiste a la des-
trucción. Busca la solidaridad fuera de la familia, con la empleada que tiene
en su departamento, la Desi, quien todavía presenta sentimientos humanos,
y también está sola en la ciudad. Son dos soledades, dos desilusiones que se
buscan para resistir la resaca de la vida: “Junto a la chica, el viejo Eloy se sen-
tía apaciguado y en calma. La espera no le impacientaba ni le ganaba el deseo
de sacarle a la vida un rendimiento”.53 En cierto modo, el autor logra en la
metáfora de la vejez y el retiro los matices más acabados para resumir el ser-
para-la-muerte, puesto que, aunque la jubilación es un hecho vívidamente
presente que hace consciente del futuro a Don Eloy, éste tiene la posibilidad
de enfrentarse, con todos los altibajos emocionales implícitos, a la idea de su
propia muerte, pues si bien la ilusión de un futuro promisorio no lo alimenta,
como al Mochuelo, tampoco tiene la acuciante necesidad de responder al
instante, como el Senderines, con lo que encuentra una relativa paz donde su
ser puede existir cómodamente en el tiempo.
50
Delibes, op. cit.: 43-44.
51
Ibidem: 423.
52
En similitud de espíritu, Ricoeur aboga por la recuperación de la utopía, liberada de la mitología del
progreso. Al respecto, véase Pérez Tapias, 1991: 425-436.
53
Delibes, op. cit.: 404.
61
REYNA MARÍA QUIROZ MERCADO Y BERNARDO POLO MADERO
CONCLUSIONES
A lo largo de las novelas de Los estragos del tiempo, el autor se vale de una
serie de figuras retóricas —ficción, metáfora, analogía, alegoría, significados,
símbolos, utopías— para re-crear el espacio y el tiempo, con lo que da lugar a
una serie de conceptos que son a la vez premisas y propuestas, en los que refleja
claramente su postura frente al mundo contemporáneo y sus dificultades.
La problemática del espacio en el mundo actual, para Delibes, podría
resumirse en el enfrentamiento entre la libre apropiación del espacio y las
formas de dominación de éste por el mundo capitalista, representadas en
las alegorías de campo y ciudad, respectivamente, que son antagónicos en la
elaboración de la noción de progreso. Además, como en toda obra literaria,
el autor presenta al espacio en su relación dialéctica entre lo imaginado y lo
percibido, donde se advierte un fuerte enfoque fenomenológico, en el que el
espacio es sentido antes que pensado. Para lograrlo alude a la subjetividad, a
la experiencia sensorial, hacia la que guía por medio de la vívida descripción
de los colores, de los olores y los sonidos, aparte de hacer siempre patente la
transformación del espacio que se manifiesta según el estado anímico de sus
personajes.
La problemática del tiempo en la actualidad está centrada en el conflicto
entre la continuidad y la discontinuidad, en las paradojas del tiempo que se
54
Ibidem: 276-277.
62
EL RECUENTO DE LOS ESTRAGOS DEL TIEMPO
BIBLIOGRAFÍA
63
REYNA MARÍA QUIROZ MERCADO Y BERNARDO POLO MADERO
64
ANTES DE LA LLUVIA
Carloina Gracida
INTRODUCCIÓN
65
CARLOINA GRACIDA
ANÁLISIS HISTÓRICO-SOCIOLÓGICO
1
Ortega Valcárcel, 1997: 338.
2
Elías, 1984: 47.
66
ANTES DE LA LLUVIA
3
Ortega Valcárcel, op. cit.: 341.
4
Ibid.: 346.
67
CARLOINA GRACIDA
68
ANTES DE LA LLUVIA
el film no trata sobre la guerra, sino sobre la gente que tiene que tomar
decisiones. Habla sobre el hecho que, en algún momento de la vida,
todos tenemos que tomar partido. Cuando alguien se encuentra en la si-
tuación extrema de una guerra, la situación por sí misma es mucho más
radical, y por eso es por lo que necesariamente hace falta situarse en un
bando determinado. Por esto, el film tiene el título de Before the Rain y
no Before the Tempest, que me parecía demasiado obvio.
5
Elías, op. cit.: 82.
69
CARLOINA GRACIDA
6
Ortega Valcárcel, 1997:356.
70
ANTES DE LA LLUVIA
con las representaciones y discursos que se elaboran sobre él, aunque tiene
que ver con ellos, el espacio social constituye un espacio socializado; nuestro
filme se divide en tres episodios de espacio social: “Palabras”, “Rostros” y “Fo-
tografías”, títulos elegidos para diferenciar los tres segmentos narrativos que
se enlazan en un círculo trágico. Así pues, según se establece en el libro de Nor-
bert Elias,7 la determinación del tiempo radica en la facultad humana de vin-
cular entre sí dos o más secuencias distintas de transformaciones continuas,
de las cuales una sirve de unidad de medida temporal para las otras.
El episodio “Palabras” alude al voto de silencio del joven monje de un
monasterio que acoge a la chica albanesa, o a la incomunicación entre los dos
jóvenes que hablan un idioma diferente. Son palabras que no dicen nada, que
no pueden justificar ni explicar lo que pasa. Las imágenes solamente expresan
el miedo y la extrañeza del joven monje, o muestran los ojos interrogantes
de la joven albanesa cuando muere abatida por su hermano. No hay otra jus-
tificación más allá de la pura irracionalidad de la guerra que destruye toda
forma de vida. Los rostros aluden a las fotografías que una editora revisa en su
agencia de noticias. Entre los rostros anónimos vemos el joven monje sentado
junto a la chica albanesa muerta. Para nosotros los espectadores, el anonimato
se transforma en trágico reconocimiento de una muerte —la del periodista,
fotógrafo— que acabará con la vida de la directora de la agencia.
Y por último, el episodio “Fotografías” hace referencia a la experiencia de un
corresponsal de guerra que decide captar el conflicto directamente con sus propios
ojos, sin la distancia del objetivo mecánico. Este periodista-fotógrafo decide volver
a su país y asumir el riesgo de vivir directamente el conflicto. Cuando vemos
la muerte del periodista-fotógrafo bajo la lluvia, abatido por defender a la joven
albanesa, comprendemos la dimensión trágica de todo el relato. Inevitablemente el
círculo se cierra con la llegada de la chica al monasterio, dónde dos monjes
contemplan el cielo al notar la caída de las primeras gotas de lluvia.
Unos breves minutos han pasado entre el inicio y el final de la película,
unos minutos marcados por la “tensa espera” de esta tormenta que estalla
finalmente. Son estos momentos de suspensión durante los cuales todo queda
detenido por unos instantes hasta la irrupción de la lluvia.
El espacio como producto social, como un sistema de relaciones sociales,
cuya materialidad identificamos también como espacio geográfico, constituye
7
Elías, 1984: 84.
71
CARLOINA GRACIDA
BIBLIOGRAFÍA
Before the Rain. Aim y British Screen Productions. Prod. Cedomir Kolan. Guión y dir.
Milcho Manchevsky. República de Macedonia-Francia. Inglaterra. 1994
ELÍAS, NORBERT (1997) Sobre el tiempo, traducción de Guillermo Hirata. México: Fondo
de Cultura Económica.
ORTEGA VALCÁRCEL, JOSÉ (1991) Los horizontes de la geografía. Barcelona: Ariel.
8
Ibid.: 111.
72
ANÁLISIS DE LAS TRANSICIONES ESPACIO-TEMPORALES EN LA
PELÍCULA LAS HORAS, DE STEPHEN DALDRY
INTRODUCCIÓN
1
Frase de la novela citada en la película.
73
MERCEDES ÁLVAREZ VALDEZ
2
The Hours (Las Horas) (Paramount, EU. 2002).
74
ANÁLISIS DE TRANSICIONES ESPACIO-TEMPORALES EN LA PELÍCULA LAS HORAS
irrevocable, esta voz nos señala que, a partir de este punto, ha sucedido algo
irremediable.
Y vemos a un hombre, se infiere que se trata del hombre a quien va
dirigida la frase, que entra tranquilamente a su casa, hasta que observa una
carta con su nombre; la ve y sale corriendo; de fondo la misma voz repite “has
sido en todos sentidos lo que uno puede ser, todo se ha ido de mí, excepto
la certeza de tu bondad”; esta voz nos guía de la imagen del hombre saliendo
de prisa, a la mujer entre la hierba acercándose a un río, hundiéndose en esas
aguas lentamente mientras la cámara toma un close up3 de su pie flotando entre
el agua, su zapato, su mano, que se pierden mientras el cuerpo se deja llevar.
Lo que sucede en horas (tal vez días), desde el momento en que ella
escribe la carta de suicidio hasta la consumación de éste, todo ha sido com-
pactado en una narración de minutos; el tiempo en cine es especial y el direc-
tor ha querido centrarse en el suicidio mismo, del cual ha prolongando los
instantes, los minutos; se ha detenido en los detalles; vemos el rostro hundirse
y el cuerpo flotar; el acercamiento de las manos, de los vestidos, todo con el
fin de apreciar de una forma muy cercana y lenta aquello que en tiempo real
es más rápido.
Quisiera comentar en este punto la secuencia que yo denomino de pre-
sentación, ya que en ella, se nos da una idea de quiénes son las tres protagonistas,
cómo viven, en qué espacio y tiempo, sus diferencias y los elementos que
las unen; me centraré en las transiciones (de tomas y sonido), obviamente
simbólicas que, mediante elementos culturales aprendidos, dan al espectador
la impresión de transitar por los tiempos de las protagonistas.
Empieza con un plano extendido de varias casas en un suburbio de
clase media (letrero: Los Ángeles, 1951); música suave de piano, un coche se
acerca y un hombre baja de él; la cámara lo sigue hasta el interior de una de
estas casas; el hombre mira a una mujer recostada, es Laura Brown: en tomas
subsecuentes vemos también a Virginia y a Clarissa en sus camas, pero sólo
esta última duerme realmente, las otras dos sólo fingen.
Es de mañana, la rutina es semejante para la tres, trivial pero llena de
detalles: se levantan al sonar un despertador, estos despertadores y su sonido
en concreto son elementos que dan una clara idea de que el tiempo (en el
sentido cronológico) es diferente para cada una; en Laura es un ring; para
3
Toma en la cual la cámara hace un acercamiento extremo de una persona o parte de ella.
75
MERCEDES ÁLVAREZ VALDEZ
4
Wolf, 2003: 17.
76
ANÁLISIS DE TRANSICIONES ESPACIO-TEMPORALES EN LA PELÍCULA LAS HORAS
la fiesta que organiza (para Richard); este parloteo sólo es detenido por una
frase: “Siempre haces fiestas para abrir el silencio. Vives para complacer”,
para redondear el parecido de su Clarissa con el personaje de Wolf; esto
desencadena una discusión y la salida a trote de Clarissa de vuelta a su casa
a seguir con los preparativos. Ahí tiene lugar la llegada de su amigo Louis,
cuya visita desata en Clarissa todo eso que se niega, ese miedo a la vida, a
envejecer, que cubre ocupándose de otros para no ocuparse de sí misma,
todo vertido en las lágrimas de una mujer madura que se arrincona como una
niña, hasta que recupera el control.
Entre la historia de ambas, Virginia vive la visita de su hermana, quien tiene
tres hijos y creen que su tía está loca, porque frecuentemente se queda ausente;
la menor lleva a su madre y tía un ave que muere casi inmediatamente, lo cual
despierta en Virginia la sensación de proximidad a la muerte; cuando la niña le
pregunta “¿a dónde vamos cuando morimos?”, de alguna forma se da cuenta
que ha llegado a un punto sin retorno, que está muriendo lentamente bajo las
prescripciones de los médicos y que con ella está llevándose a su esposo, lo
cual la deja asombrada y suplicante; cuando su hermana se despide, hay en
la atmósfera un sentimiento de vulnerabilidad que lleva a Virginia a besarla
en los labios y a pedirle, a suplicarle casi, que diga algo, pero sólo recibe si-
lencio y la evasión de su hermana cercada de confusión. Esto deja a Virginia
en un estado de ansiedad que la conduce a la estación del tren; poco después
es perseguida por su esposo, quien la encuentra de pie entre su deseo de no
morir y vivir una vida que no le gusta; quiere volver a la vida, objetivada en
Londres, salir del pueblo en el que viven.
Esa noche, ella ha tomado una decisión (¿para su novela?): alguien
debe morir, “¿por qué”, pregunta su esposo; en contraste para que los demás
aprecien la vida, morirá el poeta, el visionario. Con aire resuelto, Virginia
termina la sentencia, el círculo se ha cerrado para su historia. Laura llora en
el baño, su esposo le acaba decir que esa vida es lo que él tiene por felicidad;
entonces ella toma la decisión; “estoy aterrada por la idea de que pueda
desaparecer”, dice con voz cortada; no quiere morir (ya intentó acabar con su
vida), así que se decide por la vida y los abandonará a todos para buscarla; la
decisión está tomada cuando ella sale con una sonrisa fingida y la cara lavada
para acostarse esa noche.
El objeto de transición es de nuevo la foto de la boda de Laura mezclada
con los gritos de Richard niño, quien ruega a su madre que no se vaya, aquella
77
MERCEDES ÁLVAREZ VALDEZ
tarde que tomó primero la decisión de morir. Ahí, solo, mirando aquella foto,
escuchándose a sí mismo gritar, algo en su semblante cambia, algo en él cambia,
y su reacción es eufórica. Así lo encuentra Clarissa, quien viene para llevarlo a
la ceremonia previa a la fiesta que ha organizado; él, eufórico, arroja las cosas,
quita las mantas de las ventanas, se mueve por todos lados, Clarissa queda
estupefacta, busca que se calme y consigue que se siente en la moldura de la
ventana; él la mira, le pide que le cuente la historia de su día, que empezó
comprando flores (¡como la Señora Dalloway¡); Richard escucha y sube los pies
al marco de la ventana, abraza sus rodillas y declama: “No creo que dos personas
puedan ser más felices de lo que fuimos nosotros”; y tal como Septimus Warren
Smith (el poeta del libro de Virginia), se arroja al vacío, tejiendo el final de
Richard con el de Septimus; ha muerto el poeta, el visionario.
Es de noche, el día ha terminado, Laura y Virginia ya han tomado sus
decisiones, falta Clarissa quien se encuentra por primera vez, desde hace
años, sola frente a ella misma; después de años entregados a Richard, con los
preparativos de su fiesta malograda, sólo están ella, su hija y Sally, la pareja de
Clarissa; un timbre anuncia la llegada de la madre de Richard, Laura Brown,
quien ha leído el libro de su hijo, el mismo en el que él la mata, su hijo que
se ha suicidado. Esa noche frente a Clarissa, Laura se autoexorciza, en un diá-
logo demasiado cercano al monólogo, a la confesión, una confesión que ella
misma califica de sin sentido porque no busca el perdón de nadie y porque
no hay nadie que la perdone.
Para concluir, en esta película el espacio y el tiempo son mucho más que
un escenario en el que se desenvuelven los personajes; son actores de la trama,
condicionantes de los personajes y y herramientas insustituibles de la estructura
del film.
BIBLIOGRAFÍA
78
TIEMPO Y ESPACIO EN LA CINTA MATRIX
Mario Humberto Flores Rodríguez
Javier Valentín Hernández García
Leticia Torres Gutiérrez
INTRODUCCIÓN
79
MARIO H. FLORES R., JAVIER V. HERNÁNDEZ G. Y LETICIA TORRES G.
MODERNIDAD Y CONCEPTUALIZACIÓN
ESPACIO-TIEMPO
80
TIEMPO Y ESPACIO EN LA CINTA MATRIX
Por otro lado, el enlace por las comunicaciones traspasa la dimensión real,
llegando a un espacio rodeado de imágenes virtuales que permiten a los
actores desarrollar “poderes” o características físicas superiores a las que se
puede tener en el mundo real. La transportación de una dimensión a otra es
una interpretación del espacio-tiempo, que se conjuga con el fin de centrar
el problema de un futuro que pudiera ser cambiado, con la ayuda de la trans-
portación de un lugar a otro. El cuerpo y la mente son primordiales en la
dimensión física, ubicados en un lugar del que se desprenden sucesos fuera de
su realidad, fuera de su dimensión, donde existe el dolor de esta experiencia. La
película se desarrolla en un espacio virtual sin escapar a la realidad inherente
al ser humano.
La aplicación de los números en la cinta enmarca el campo en un carácter
espacial. Se descubren las experiencias sobre el entorno, que van asociadas
a los objetos que los constituyen; se muestra la diferencia que se establece
entre los caracteres de los diversos objetos y la ubicación que presentan, per-
mitiendo distinguir entidades distintas. La extensión del espacio en Matrix,
va más allá de lo que se cree y se ve, lo tangible de la realidad llena el espacio.
Lo importante de la trama es, sin duda, la ocupación del espacio; con esto
se desprende la cualidad del espacio con un carácter multidimensional. El
espacio como concepto trasciende lo puntual y se identifica, en cambio, con
al menos las dos dimensiones, y siempre con lo tridimensional; engloba y
absorbe los componentes de carácter puntual o de ubicación concreta, identi-
ficados en esos términos y conceptos espaciales, como “lugar”, “sitio”, “plaza”,
entre otros, cuyo parentesco con el espacio es evidente.1
1
Ortega Valcárcel, 1991.
81
MARIO H. FLORES R., JAVIER V. HERNÁNDEZ G. Y LETICIA TORRES G.
2
Aguirre Rojas, 1998: 45.
3
Ortega Valcárcel op. cit.: 342.
4
Harvey, 1998.
82
TIEMPO Y ESPACIO EN LA CINTA MATRIX
5
Harvey, op. cit.: 340.
83
MARIO H. FLORES R., JAVIER V. HERNÁNDEZ G. Y LETICIA TORRES G.
84
TIEMPO Y ESPACIO EN LA CINTA MATRIX
CONCLUSIÓN
BIBLIOGRAFÍA
6
Harvey, op. cit.: 356
85
MARIO H. FLORES R., JAVIER V. HERNÁNDEZ G. Y LETICIA TORRES G.
Matrix, escrita y dirigida por Andy Wachovski; producida por Joel Silver para
Groucho II Film Partnership, EU, 1999.
ORTEGA VALCÁRCEL, JOSÉ (1991) Los Horizontes de la Geografía. Barcelona: Ariel.
86
TIEMPO-ESPACIO EN LA PELÍCULA AMORES PERROS
María Amanda Cruz Márquez
Maribel Moreno Núñez
Juan Francisco Calderón Frías
1
Immanuel Wallerstein indica que el significado de tiempo y espacio en nuestras vidas es una invención
humana.
2
Harvey, 1998: 225.
87
MARÍA AMANDA CRUZ M., MARIBEL MORENO N. Y JUAN FRANCISCO CALDERÓN F.
3
Según la opinión de Carlos Antonio Aguirre Rojas (1998: 47).
4
Ortega Valcárcel, 1991: 341.
5
Cabe recordar que sus primeras actividades se desarrollaron en torno a lo que su espacio les proveía.
88
TIEMPO Y ESPACIO EN LA PELÍCULA AMORES PERROS
6
Harvey, op. cit: 227.
89
MARÍA AMANDA CRUZ M., MARIBEL MORENO N. Y JUAN FRANCISCO CALDERÓN F.
AMORES PERROS
7
Fernand Braudel en La larga duración del tiempo, p. 74
8
Braudel lo “encierra o lo aprisiona” dentro de la corta duración del tiempo. De hecho, el acontecimiento
es para él, un momento tonante y explosivo.
90
TIEMPO Y ESPACIO EN LA PELÍCULA AMORES PERROS
91
MARÍA AMANDA CRUZ M., MARIBEL MORENO N. Y JUAN FRANCISCO CALDERÓN F.
la cinta: “Porque también somos lo que hemos perdido”. Ello demuestra que,
para entender las acciones de los demás, debemos conocer su historia, el
porqué de sus actos. Y eso no sólo aplicaría a la historia particular de un ser
humano, también es necesario en la Historia de una nación.
El momento histórico de la pelicula está enmarcado dentro del deno-
minado tiempo capitalista; este período explica el comportamiento de una
sociedad, en la que el “dinero” mueve las acciones de todo hombre. Basta con
ver la rápida riqueza de Octavio obtenida de las peleas de perros; la actividad
delictiva que lleva su hermano Ramiro para solventar una vida sin problemas
económicos; cómo Valeria enfrenta una gran depresión al perder los atributos
físicos que le permitían un trabajo redituable como modelo; cómo el “Chivo”,
era capaz de asesinar por una fuerte suma de dinero.
Sin lugar a dudas, el dinero, la ilusión de una vida cómoda, es lo que
mueve las pasiones de los hombres. Este hecho se afirma con la ocupación
del tiempo que cada uno de los personajes tiene; es la búsqueda afanosa del
dinero; de esta manera la función del tiempo se traduce en “dinero”.
El director da un valor objetivo a las percepciones que considera
necesarias para que el espectador se inmiscuya en la vida de los personajes,
de manera que, aunque el “espacio social” sea el mismo para las tres historias,
el espectador puede diferenciarlas de acuerdo con el enfoque particular que
se hace al espacio vivido de cada uno de los personajes y, a su vez, comprender
cómo se desenvuelven de acuerdo con su estatus económico. Así, tenemos
que el espacio social determinado en la trama se sitúa en la Ciudad de México,
la cual encierra una vorágine de mundos, que aunque aparentemente con-
forman a simple vista un cuadro homogéneo de está, si desmenuzamos ese
espacio, podemos observar las contradicciones sociales que encierra.
Para ello basta con describir el espacio que encierra el mundo de Octavio,
Susana y Ramiro. Está dentro de los tantos barrios bravos que hay en la Ciu-
dad de México, con asentamientos populares, en los que a cualquier hora hay
convoyes de atestados microbuses. Las calles son sinuosas y sombrías en las
que las bardas se adornan con grafittis y anuncios espectaculares, que invitan
a bailar a ritmo de sonideros y bandas de música tropical y grupera en algún
rodeo, deportivo o discoteca eventual.
A los colonos se les identifica su origen en su mayoría rural. En los
atuendos y pasatiempos de los más jóvenes se nota la influencia de una cultura
carcelaria, hiphopera y punk. Dentro de esa ciudad la presencia de la policía
92
TIEMPO Y ESPACIO EN LA PELÍCULA AMORES PERROS
93
MARÍA AMANDA CRUZ M., MARIBEL MORENO N. Y JUAN FRANCISCO CALDERÓN F.
BIBLIOGRAFÍA
AGUIRRE ROJAS, CARLOS ANTONIO (1998) “Segundas Jornadas Braudelianas”, en: Historia
y Ciencias Sociales, México: Instituto Mora, UAM.
94
TIEMPO Y ESPACIO EN LA PELÍCULA AMORES PERROS
95
UN ÓLEO DEL 2004, 36-34 PINK OZONE 2
Viridiana Olmos
Claudia Rodríguez
Filiberto Romo
INTRODUCCIÓN
1
Galería Praxis-México, fundada por Alfredo Ginocchio en 1988; se localiza en la calle de Arquímedes
175, colonia Polanco, en la Ciudad de México. Es una galería de arte especializada en el arte de la neo-fi-
guración y el contemporáneo.
2
El hiperrealismo es una tendencia surgida en Estados Unidos a finales de la década de 1960; propone
reproducir la realidad con la misma fidelidad y objetividad que la fotografía.
3
En México se ha presentado en lugares como Morelos, Coahuila, Estado de México, Michoacán, Puebla
y Querétaro. Cfr. Arizpe, 2004; y Mottaz, 2004.
97
VIRIDIANA OLMOS, CLAUDIA RODRÍGUEZ Y FILIBERTO ROMO
4
Olagaray, 2004.
5
García, 2000: 2.
6
Cevallos, 2002: 3.
98
UN ÓLEO DEL 2004, 36-34 PINK OZONE 2
La historia del arte por supuesto no puede separarse de la historia del hombre
por ningún motivo. Los conceptos espaciales y temporales que los artistas
han manejado en sus obras han llegado a depender de manera profunda de
los conceptos históricos que dominaron en su tiempo. Eso no implica, no
obstante, que el arte no posea un ritmo propio y una inteligibilidad propia. Pero
al no olvidar este factor de carácter histórico nos percatamos de manera más
profunda del significado de una realización artística en su debido contexto.
Hoy día, ante el ritmo tan vertiginoso de vida que llevamos y con las cre-
cientes innovaciones que cada día nos rodean, no nos percatamos de cuánto
se ha modificado el hombre a partir de ciertas condiciones históricas que lo
han ido moldeando. Una de ellas, sumamente importante para el tema que
abordaremos, es la de la transformación de los conceptos de espacio y tiempo,
que no en corto plazo y de acuerdo con las modas del momento (y quizá por
eso menos observable para la mayor parte de la gente), ha ido cambiando.
Este cambio ha dependido de factores que empezaron desde la Edad Media,
con la aparición de la clase social que habría de modificar no sólo la economía,
la política y la sociedad en el mundo, sino de manera sustancial los conceptos
de espacio y de tiempo. Llegaría a instaurar, ya en la Edad Moderna el “algo
más” que pasó a ser dominante en nuestras actuales concepciones del espacio
y del tiempo. Por un lado “fue la propiedad privada de la tierra y la compra
y venta del espacio como mercancía”,7 factor sumamente importante, como
veremos, de la obra de arte que se analizará en el presente escrito. Y el otro
cambio fundamental será la conversión del tiempo en un factor instrumental,
el cual sirva para “medir y regular de manera operativa... procesos naturales,
aunque también y en segunda instancia, a los propios procesos sociales”.8
Estos dos pilares, mucho tiempo desconocidos de la forma de pensamiento
actual, afectan por supuesto a la realización artística.
Esto no quiere decir que el artista acepta de manera crédula lo que su
sociedad le propone; de hecho, en la obra que analizaremos veremos precisamente
un ejercicio de crítica a lo que hoy, consciente o inconscientemente, hemos
aceptado por espacio y tiempo. Nos hará recordar que incluso los oficiantes
7
Maldonado Pérez, 2002: 34.
8
Aguirre Rojas, 1998: 46.
99
VIRIDIANA OLMOS, CLAUDIA RODRÍGUEZ Y FILIBERTO ROMO
de Clío se pueden llegar a enmarcar “dentro del periplo efímero del tiempo
corto”, perdiendo la capacidad de crítica y de asombro ante lo que nos rodea.
Olvidamos que hubo otros tiempos que llegaron a ser “estructuras del tiempo
largo”,9 en donde los conceptos de tiempo y espacio que hoy dominan no eran
siquiera concebibles. Es decir, el historiador siempre debe tomar en cuenta la
relación de “el problema del equilibrio entre la coacción individual y la coac-
ción social externa”,10 entre la autonomía y la heteronomía, en el momento de
comprender o manifestar su concepción del tiempo y del espacio.
La obra de arte que analizamos tiene por objeto romper con los marcos
habituales de lo que entendemos por belleza, por espacio, por tiempo y, fun-
damentalmente, por paisaje, el que finalmente viene a ser una más de las cons-
trucciones sociales del hombre. La obra de arte que se analiza nos hace recordar
esa advertencia que Braudel hacía a los historiadores, advirtiéndoles de “la
dificultad de romper con ciertos marcos geográficos, ciertas realidades bioló-
gicas, ciertos límites de productividad, y hasta determinadas coacciones espiri-
tuales”;11 nosotros añadiríamos: y determinadas coacciones históricas. Porque
no en otra cosa se han convertido el tiempo y el espacio hoy día.
El autor de la obra de arte que analizaremos (Luquín) paradójicamente
se centrará a través de imágenes de tiempo corto también en el tiempo largo y
nos mostrará cómo la diacronía de la realidad nos abruma constantemente.
LA OBRA
Antonio Luquín
36-34 Pink ozone 2
2004
Óleo y lápiz sobre tela
31 x 31 cm.
9
Ibid.: 51
10
Elías, 1997: 43
11
Braudel, 1958: 71.
100
UN ÓLEO DEL 2004, 36-34 PINK OZONE 2
Es por eso que, para analizar las últimas pinturas de Antonio Luquín, hay
que saber que habla del México cambiante, de ese Distrito Federal que en el
2004 crece día a día y que al crecer, modifica su entorno y las historias que
en él se tejen.
Los temas que actualmente maneja Antonio en su obra pueden ser con-
siderados testimonio de lo que vive la Ciudad de México en este momento;
y por su carácter de testimonial, podríamos decir que al artista en su obra
36-34 Pink ozone 2, más que un paisajista urbano, es un historiador debido
al carácter documental de su cuadro. Como Luquín mismo comenta en su
biografía: es “un escritor que redacta su biografía, pero que también hace la
crónica de nuestros días, pincel en mano”;13 y eso es lo que hace precisamente
en la obra analizada en el presente trabajo: una crónica de nuestros días, con-
tada con la arquitectura contrastante de la Ciudad de México. En esta obra el
pintor, músico y arquitecto registra en un pequeño formato (31 x 31 cm) los
diferentes mundos que se funden en esta gran urbe.
En la obra analizada podemos observar en primer plano una vegetación
que se acaba al tiempo que la Ciudad de México crece. En poco tiempo la gran
urbe está terminando con las pocas áreas verdes que aún nos quedan; pero es
curiosa la resolución cromática que el artista maneja en esa área verde, ya que
está resuelta en tonalidades oscuras, a diferencia de los paisajes pintorescos a los
que estamos acostumbrados, donde la luz del sol cubre con diversos colores
los espectaculares paisajes que en un tiempo pintaron los alumnos de las
Escuelas de Pintura al Aire Libre. En esta obra, el autor nos hace pensar en ¡qué
lejos están esos tiempos donde la naturaleza, tema central de la composición,
era bañada con la luz del sol y representada con vivos colores! Es por eso
12
Lafuente Ferrari, 1998: XIX.
13
Olagaray, op. cit.
101
VIRIDIANA OLMOS, CLAUDIA RODRÍGUEZ Y FILIBERTO ROMO
14
Invitación de la exposición The Forest Dump Project, Galería Praxis-México, noviembre de 2004.
15
Ibid.: 3.
16
Dondis, 1992: 31.
17
Zaldívar Mendez, 2000.
102
UN ÓLEO DEL 2004, 36-34 PINK OZONE 2
18
Invitación de la exposición The Forest Dump Project, op.cit.: 1.
19
Antonio Luquín, entrevista realizada al artista en la Galería Praxis-México, el sábado 30 de octubre de
2004.
103
VIRIDIANA OLMOS, CLAUDIA RODRÍGUEZ Y FILIBERTO ROMO
CONCLUSIONES
20
Dondis, op. cit. : 31.
104
UN ÓLEO DEL 2004, 36-34 PINK OZONE 2
espacio ya no es la misma hoy que ayer, así también nuestro paisaje no será
el mismo mañana. La Edad Contemporánea es experta en estos cambios.
Desde la aparición de la estructura o modelo contemporáneo basado en el
capitalismo, en la democracia republicana y en sociedades igualitarias, el pai-
saje ha sufrido más que nunca en la historia la mutabilidad.22 Las bolsas
del mundo suben y bajan, los mercados cambian, las industrias innovan y
las ciudades crecen. Hemos dejado atrás los tiempos de la inmovilidad eco-
nómica medieval. Nuestros gobernantes cambian todos los días, hoy una
votación aquí, mañana una votación acá. Y en casi todo el mundo, se viven
las ventajas de un gobierno móvil, aquél dura 3 años, aquél otro, cuatro; y
unos duran 5 y otros 6. Pero a veces, se puede llegar a 12 o 20 o más, pero
por supuesto eso es anormal, algo que no se debe desear, algo que va en
contra de la “movilidad” social, de la “igualdad”. Por eso hoy vivimos en la
época de la igualdad de oportunidades, de la sociedad igualitaria. De aquellas
sociedades que, si gustan (porque es la época de la “libertad de movilidad”),
se pueden amontonar todas en una ciudad y hacer como que todas tienen los
mismos beneficios, claro aunque esos beneficios no incluyan un paisaje.
La sociedad contemporánea, con todas sus ventajas, ya no requiere de
este místico y sagrado ente antiguo, con su principal representante: El Arbol. El
espacio y el tiempo se han adaptado a las “verdaderas” necesidades del hombre.23
A las necesidades de llegar pronto al trabajo y no quedarse estancado por ahí,
y he ahí... el metro, tan querido por todos, en esta Ciudad de México, cierto...
a veces se llena tanto que no cabe un alma, pero ¿cómo llegarías tan rápido
y tan barato de Taxqueña a Bellas Artes si no hubiera Metro? Tuvieron que
quitar todos los árboles y el paisaje que había en Calzada de Tlalpan y en San
Antonio Abad, pero ¿para qué tanta preocupación?, si cuando llegues a Bellas
21
Invitación de la exposición The Forest Dump Project, op. cit.: 1.
22
Y las ciudades crecen indudablemente por causa de la revolución industrial. Al-Djazam Maldonado
Pérez dice: “las transformaciones que se produjeron... barrieron con toda oposición, incluyendo... toda
posibilidad de tratar a la naturaleza como alguien que respetaba —en el sentido axiológico— antes de
provocar cambios” cfr. Maldonado Pérez, op. cit.: 30.
23
Sobre los sagrados antiguos como el árbol, quizá convendría recordar lo que Al-Djazam Maldonado
Pérez indica en su obra El espacio a través del tiempo: “El deseo del hombre religioso de vivir en lo sagrado
equivale, de hecho, a su afán de situarse en la realidad objetiva, de no dejarse paralizar por la realidad sin
fin de las experiencias puramente subjetivas, de vivir en un mundo real y eficiente y no en una ilusión.”
Cuán cierto es esto en el mundo contemporáneo, donde se vive de paisajes “ilusorios” cfr. Maldonado
Pérez, op. cit.: 12.
105
VIRIDIANA OLMOS, CLAUDIA RODRÍGUEZ Y FILIBERTO ROMO
24
Invitación de la exposición The Forest Dump Project, op. cit.: 2.
25
Ibid.: 4.
106
UN ÓLEO DEL 2004, 36-34 PINK OZONE 2
será un solo árbol, será privado, y en medio de ese jardín bordeado por unos
pequeños arbustos dirá: “No pise el césped porque se puede dañar”.
Y el hombre por fin, al acabar su edad contemporánea, habrá terminado
de crear su más refinado producto industrial: El Paisaje, el que tiene lote y
fecha de caducidad.
BIBLIOGRAFÌA
AGUIRRE ROJAS, CARLOS ANTONIO (1998) “La larga duración: In illo tempore et nunc”, en:
Segundas jornadas braudelianas, Historia y Ciencias Sociales. México: Instituto
Mora, UAM.
ARIZPE, GUSTAVO (2004 Antonio Luquín, Curriculum, en: Sitio de Arte-México, http://
www.arte-mexico.com/praxismexico/AntonioLuquin/cv.htm (2004-1-5).
Braudel, Fernand (1958) “La larga duración”, en: en Historia y Ciencias Sociales, s/l, s/e.
DONDIS, D. A. (1992) La sintaxis de la imagen, Introducción al alfabeto visual. México: Gus-
tavo Gili Diseño.
ELÍAS, NORBERT (1997) Sobre el Tiempo. México: Fondo de Cultura Económica.
LAFUENTE FERRARI, ENRIQUE (1998) “Introducción a Panofsky”, en: Erwin Panofsky, Es-
tudios sobre iconología. Madrid: Alianza Universidad.
MALDONADO PÉREZ, AL-DJAZAM (2002) El espacio a través del tiempo, tesis para obtener el
título de licenciado en geografía. México: UNAM.
MOTTAZ, ANDREW (2004) Cline Fine Art, Art Chicago, sitio de Thomas Blackman Associates,
http://tba.site9.net/scripts/WebObjects/TBA.woa/wa/gallery?gallery=1002810
&expo=1001118 (2004-1-5).
OLAGARAY, JUAN (2004) Antonio Luquín Biografía, sitio de Antonio Luquín, http://www.
antonioluquin.com/biografia.htm (2004-1-5).
ZALDÍVAR MÉNDEZ ARTURO (2000) The Shops, Sitio de la Torre Mayor, www.torremayor.
com.mx (2004-1-5).
107
EL TIEMPO, EL ESPACIO Y EL ARTE
EFÍMERO DEL PARACAIDISTA URBANO
Raymundo Casanova
José Luis Chong
Roberto Quiroz
EL ESPACIO PARACAIDISTA
Para empezar esta pequeña exposición habrá que remontarse al pasado anti-
guo, cuando los griegos definieron el espacio como el topos, el lugar en el cual
existe un espacio de colocación, es decir, donde los cuerpos ocupan ahora
un espacio; y posteriormente otro lugar que para Aristóteles está constituido
por los límites inmóviles que rodean al cuerpo. Para Aristóteles, el espacio
es una realidad física a la cual llama lugar natural, que es poseedora, en con-
secuencia, de un carácter absoluto. En otras palabras, para Aristóteles el
espacio es el lugar que ocupa un cuerpo en el cielo. Newton agrega al pensa-
miento aristotélico que un cuerpo ocupa un lugar absoluto en lo que llama
un espacio absoluto en donde los mismos cuerpos se mueven.
El espacio es uno de los conceptos que en la actualidad conviven con los seres
humanos, pues su concepto es aprendido desde la más tierna infancia. Según
Immanuel Wallerstein las diferentes especies animales tienen conciencia de espacio
vital y, de alguna manera, tienen noción del paso del tiempo. Pero sólo los hombres
han creado formas de medición tanto para el tiempo como para el espacio.2
1
Zubiri, 1996: 25.
2
Wallerstein: 2.
109
RAYMUNDO CASANOVA, JOSÉ LUIS CHONG Y ROBERTO QUIROZ
3
Harvey, 1998: 285.
4
Sánchez Vázquez, 1975: 269.
110
EL TIEMPO, EL ESPACIO Y EL ARTE EFÍMERO DEL PARACAIDISTA URBANO
5
Cirett, 2004: 17.
111
RAYMUNDO CASANOVA, JOSÉ LUIS CHONG Y ROBERTO QUIROZ
Éstas son las características generales de los espacios en los cuales habitan
los grupos marginados desde hace ya más de cincuenta años. Esto lleva a la
conclusión de que el fenómeno paracaidista es un problema de tipo social,
político y económico que merece ser estudiado desde un punto de vista his-
tórico, para conocer a fondo las causas que dan origen a estos asentamientos,
los cuales no sólo se dan en México, sino que comprenden, en la actualidad,
a una gran parte del mundo.
Dickens en 1850 escribió: “Veo innumerables huéspedes, predestinados
a la oscuridad, suciedad, pestilencia, obscenidad, miseria y muerte temprana”.
Esto no era más que un aviso de lo que ocurre en la actualidad en los grandes
espacios urbanos. Una poética y cruda conclusión es la descripción de los
espacios paracaidistas que se puede leer en la obra de Roberto Arlt, titulada
Casas sin terminar. Aguafuertes porteñas, donde se dice: “¡Qué sensación de
misterio y catástrofe inesperada dan esas construcciones no terminadas, don-
6
Ibid.: 24.
112
EL TIEMPO, EL ESPACIO Y EL ARTE EFÍMERO DEL PARACAIDISTA URBANO
de, sobre los muros a desnivel, se levantan los marcos ennegrecidos por la
intemperie y las aberturas exteriores tapadas por chapas de zinc, donde el
viento chasquea siniestramente en las noches de invierno!”
EL TIEMPO PARACAIDISTA
113
RAYMUNDO CASANOVA, JOSÉ LUIS CHONG Y ROBERTO QUIROZ
114
EL TIEMPO, EL ESPACIO Y EL ARTE EFÍMERO DEL PARACAIDISTA URBANO
115
RAYMUNDO CASANOVA, JOSÉ LUIS CHONG Y ROBERTO QUIROZ
7
Modernismo y posmodernismo en www.monografias.com/trabajos/modypostmod.shtm (16 de diciem-
bre de 2004).
116
EL TIEMPO, EL ESPACIO Y EL ARTE EFÍMERO DEL PARACAIDISTA URBANO
teriores del Museo Carrillo Gil de la Ciudad de México, es una vivienda tem-
poral del artista Héctor Zamora, que ocupa un espacio simbólico entre el
museo y la calle. Es en muchos sentidos un parásito, pues estructuralmente,
se trata de una vivienda personal y territorio artístico, que toma sus servicios
y sostén del edificio público que lo alberga.
Es la estilización de lo marginal, la representación de la vivienda de los
asentamientos ilegales (madera de tercera, plástico, alambre, metal, cartón y lá-
mina acanalada), que se despliega como reelaboración de soluciones prácticas
derivadas de la miseria, de la inmediatez y el reciclaje. En muchos sentidos, este
parásito se presenta como ejemplo para un diseño derivado de la crisis y cruce
social; es el espacio proletario llevado al arte, uso estético del subdesarrollo social,
es un espacio en que el espectador puede “vivir” la obra, mediante cita previa.
Esta vivienda nos lleva al terreno de la ciencia ficción: la presentación de
una ciudad postapocalíptica, donde la erosión urbana al estilo Blade Runner
es a la vez una manifestación anti-arquitectura llamada a crear discusión y
reflexión sobre el arte de vanguardia y la realidad social del México actual.8
En Paracaidista contrasta también el espacio cultural de un museo elitista
de la zona de San Ángel, con una intervención artística colocada a diez metros
del nivel de la calle, condenada a desaparecer en tres meses (septiembre a
noviembre 2004). Tiempo efímero y espacio simbólico, ambos lenguajes ar-
tísticos corresponden a lo que Harvey describe como la compresión del espa-
cio temporal en la condición posmoderna:
8
Medina, 2004.
117
RAYMUNDO CASANOVA, JOSÉ LUIS CHONG Y ROBERTO QUIROZ
9
Harvey, 1998: 267.
10
Ibid.: 316.
118
EL TIEMPO, EL ESPACIO Y EL ARTE EFÍMERO DEL PARACAIDISTA URBANO
BIBLIOGRAFÍA
CIRETT, SILVIA et al. (2004) Visitas a la comunidad. Entrevistas. Trabajo semestral Labo-
ratorio de Sociopedagogía II UNAM, mimeo.
HARVEY, DAVID (1998) La condición de la posmodernidad. Buenos Aires: Amorrortu Edi-
tores.
MEDINA, CUAHTÉMOC (2004) “Arquitectura post-apocalíptica”, en: Reforma, México,
15 de Septiembre.
SÁNCHEZ, VÁZQUEZ ADOLFO (1975) Las ideas estéticas de Marx. México: Ediciones Era.
WALLERSTEIN, IMMANUEL (s/f) El tiempo del espacio y el espacio del tiempo: el futuro de la
ciencia social, tr. Norma Ortega Sarabia, mimeo.
ZUBIRI, XAVIER (1996) Espacio. Tiempo. Materia. Madrid: Alianza Editorial.
119
Historias diacrónicas.
Problematizaciones estéticas del tiempo y el espacio
se terminó de imprimir en el mes de junio de 2007
en Impresora litográfica Heva, S.A.
Se tiraron 0 ejemplares.
Tipografía y formación de Patricia Pérez;
edición al cuidado de Rafael Luna.
D.R. © Editorial Palíndromo 5659-5156