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EL RÉGIMEN ECONÓMICO EN LA

CONSTITUCIÓN DE 1993

Por Fernando Salcedo.1


En nuestro país, como en muchas actuales economías de mercado, las actividades
económicas del Estado se han reducido desde la década de los noventa. Ahora el
Estado no interviene directamente en el mercado ni compite con el sector privado
solo tiene un rol subsidiario, promotor y defensor de los consumidores dejando a la
libre iniciativa privada y al libre mercado el dinamismo económico, dando la
oportunidad de que cada persona busque probar fortuna, por tanto, los municipios
y las entidades en general encargadas de dar licencias y autorizaciones para
emprender una actividad económica deben orientar su actuación en crear esas
condiciones necesarias para su funcionamiento y no entorpecerlas con barreras
burocráticas.

La vigente Constitución Política de 1993 establece que la sociedad económica


peruana se rige por los principios de una Economía Social de Mercado, entendida
como una condición sine qua non de un Estado Social y Democrático de Derecho, y
que pretende ser compatible con los fundamentos axiológicos y teleológicos
inspiradores del mismo Estado. En tal sentido, el Estado asume como función
esencial orientar el desarrollo del país a través de mecanismos que permitan a los
agentes del mercado actuar de forma libre, al tiempo que protege a los consumidores
y garantiza la competencia. Es decir, constitucionalmente se reconoce la presencia de
un modelo económico que tiene como principio fundamental el respeto a las
libertades económicas, pero que está al servicio de la persona.

El Tribunal Constitucional ha tenido la oportunidad de expresarse sobre el modelo


económico, en la STC 008-2010-AI/TC ha señalado:

1
Salcedo, Fernando (2020) La Constitución Política, El valor de la Constitución. Primera Edición
Lima. Pág. 87-92.
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“La economía social de mercado es una condición importante del Estado social y
democrático de derecho. Por ello debe ser ejercida con responsabilidad social y bajo
el presupuesto de los valores constitucionales de la libertad y la justicia. A tal efecto
está caracterizada, fundamentalmente, por los tres elementos siguientes:

a) Bienestar social; lo que debe traducirse en empleos productivos, trabajo digno y


reparto justo del ingreso.

b) Mercado libre; lo que supone, por un lado, el respeto a la propiedad, a la iniciativa


privada y a una libre competencia regida, prima facie, por la oferta y la demanda en
el mercado; y, por otro, el combate a los oligopolios y monopolios.

c) Un Estado subsidiario y solidario, de manera tal que las acciones estatales directas
aparezcan como auxiliares, complementarias y temporales.

En suma, se trata de una economía que busque garantizar que la productividad


individual sea, por contrapartida, sinónimo de progreso social.” (Fundamento 13)

Luego, el intérprete de la Constitución en la misma sentencia agrega:

“La economía social de mercado es representativa de los valores constitucionales de


la libertad y la justicia, y, por ende, es compatible con los fundamentos axiológicos y
teleológicos que inspiran a un Estado social y democrático de derecho. En ésta
imperan los principios de libertad y promoción de la igualdad material dentro de un
orden democrático garantizado por el Estado. (…) se trata de un orden “en donde se
asegura la competencia, y al mismo tiempo, la transformación de la productividad
individual en progreso social, beneficiando a todos, amén de estimular un
diversificado sistema de protección social para los sectores económicamente débiles.

PRINCIPIOS DEL MODELO ECONÓMICO.


En la sentencia referida el Tribunal Constitucional ha referido cuales son los
principios que informan la totalidad del modelo económico, así tenemos:
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- El principio iniciativa privada; prescrito en el artículo 58° de la Constitución y que
se encuentra directamente conectado con lo establecido en el inciso 17), artículo 2°
del mismo texto, que puede desplegarse libremente en tanto no colisione los
intereses generales de la comunidad, los cuales se encuentran resguardados por una
pluralidad de normas adscritas al ordenamiento jurídico; vale decir, por la
Constitución, los tratados internacionales y las leyes sobre la materia.

- El principio de subsidiariedad; surge en el constitucionalismo moderno como una


técnica decididamente útil para lograr la pacificación social o la resolución de los
conflictos mediante el respeto absoluto de los derechos y libertades individuales, y
tiene como fin la reestructuración del equilibrio entre lo público y lo privado según
una adecuada flexibilización que acentúa la concepción democrática del
ordenamiento estatal. Bidart Campos (2002) refiere que este principio prohíbe al
Estado asumir actividades que el hombre y los grupos menores son capaces de
desarrollar eficazmente; pues este debe estimular, ayudar, dirigir, conciliar,
coordinar, y solo debe suplir la iniciativa privada que resulte insuficiente.

Libertades patrimoniales que garantiza el régimen económico.

a) El derecho de propiedad; establecido en los incisos 8) y 16) del artículo 2° de la


Constitución, es concebido como el poder jurídico que permite a una persona usar,
disfrutar, disponer y reivindicar un bien. Así, la persona propietaria podrá servirse
directamente de su bien, percibir sus frutos y productos, y darle destino o condición
conveniente a sus intereses, siempre que ejerza tales actividades en armonía con el
bien común y dentro de los límites establecidos por la ley. Pero, el derecho de
propiedad no es absoluto, puede privarse de su propiedad a una persona,
exclusivamente, por causa de seguridad nacional o necesidad pública, declarada por
ley, y previo pago en efectivo de indemnización justipreciada que incluya
compensación por el eventual perjuicio.

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b) El derecho a la libre contratación; establecido en el inciso 14) del artículo 2° de la
Constitución, se concibe como el acuerdo o convención de voluntades entre dos o
más personas naturales y/o jurídicas para crear, regular, modificar o extinguir una
relación jurídica de carácter patrimonial. Dicho vínculo –fruto de la concertación de
voluntades- debe versar sobre bienes o intereses que poseen apreciación económica,
tener fines lícitos y no contravenir las leyes de orden público.
c) La libertad de trabajo; establecida en el inciso 15) del artículo 2° de la Constitución,
se formula como el atributo para elegir a voluntad la actividad ocupacional o
profesional que cada persona desee o prefiera desempeñar, disfrutando de su
rendimiento económico y satisfacción espiritual; así como de cambiarla o de cesar de
ella. Para tal efecto, dicha facultad autodeterminativa deberá ser ejercida con
sujeción a la ley. Por ello es que existen limitaciones vinculadas con el orden público,
la seguridad nacional, la salud y el interés público.

d) Libertad de empresa; consagrada por el artículo 59° de la Constitución, se define


como la facultad de poder elegir la organización y efectuar el desarrollo de una
unidad de producción de bienes o prestación de servicios, para satisfacer la demanda
de los consumidores o usuarios.

e) La libertad de comercio; establecida en el artículo 59° de la Constitución, se trata


de la facultad de elegir la organización y llevar a cabo una actividad ligada al
intercambio de mercaderías o servicios, para satisfacer la demanda de los
consumidores o usuarios. Debe ejercerse con sujeción a la ley.

f) La libertad de industria; establecida en el artículo 59° de la Constitución, es la


facultad de elegir y obrar, según propia determinación, en el ámbito de la actividad
económica cuyo objeto es la realización de un conjunto de operaciones para la
obtención y/o transformación de uno o varios productos.

g) Derechos de consumidores y usuarios; así como la Constitución protege a los


agentes económicos encargados de establecer la oferta en el mercado, a partir del

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ejercicio de los derechos de libre empresa, comercio e industria, con igual énfasis
protege al individuo generador de demanda, es decir, al consumidor o el usuario.
“La Constitución prescribe en su artículo 65° la defensa de los intereses de los
consumidores y usuarios, a través de un derrotero jurídico binario; vale decir,
establece un principio rector para la actuación del Estado y, simultáneamente,
consagra un derecho subjetivo. En lo primero, el artículo tiene la dimensión de una
pauta básica o postulado destinado a orientar y fundamentar la actuación del Estado
respecto a cualquier actividad económica.

Así, el juicio estimativo y el juicio lógico derivado de la conducta del Estado sobre la
materia, tienen como horizonte tuitivo la defensa de los intereses de los
consumidores y los usuarios. En lo segundo, la Constitución reconoce la facultad de
acción defensiva de los consumidores y usuarios en los casos de transgresión o
desconocimiento de sus legítimos intereses; es decir, apareja el atributo de exigir al
Estado una actuación determinada cuando se produzca alguna forma de amenaza o
afectación efectiva de los derechos de consumidor o usuario, incluyendo la
capacidad de acción contra el propio proveedor.” (Fundamento 30)

Para el Tribunal Constitucional “La economía social de mercado, como presupuesto


consustancial del Estado Constitucional aparece como una “tercera vía” entre el
capitalismo y el socialismo.

Y es que, dado el carácter "social" del modelo económico establecido en la


Constitución vigente, el Estado no puede permanecer indiferente a las actividades
económicas, lo que en modo alguno supone la posibilidad de interferir arbitraria e
injustificadamente en el ámbito de libertad reservado a los agentes económicos.”

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