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Bys, Aldo Alexander

01/11/19

Resumen del Capítulo 6: Microclase de “Transitar la formación pedagógica” de


María Anijovich:
Un grupo de investigadores de la educación compuesto por Fortune, MacDonatd, Cooper,
Allen, Stroud y un grupo de maestros desarrollaron, en la Universidad de Stanford, una
estrategia llamada “microenseñanza” para la formación y perfeccionamiento de los
docentes.
Para la implementación de la microenseñanza se han utilizado, desde el inicio, recursos de la
tecnología, como los circuitos cerrados de televisión, los instrumentos de medición y
evaluación, y los materiales de entrenamiento especialmente elaborados.
El análisis de la microclase que proponía este modo de entrenamiento estaba basado en una
auténtica retroalimentación, que reunía información de diferentes fuentes: la filmación
realizada, la autoevaluación del docente/practicante, los comentarios de los colegas,
sumados al análisis y las sugerencias del profesor a cargo. Todos estos recursos y miradas
ayudaban al docente en formación a reestructurar la actividad y volver a realizarla
inmediatamente con un nuevo grupo de colegas-alumnos.
Por otra parte, la práctica, llevada a cabo en una situación artificial, buscaba convertir el
espacio de aprendizaje en una situación de bajo riesgo, en la cual era posible equivocarse
sin consecuencias para alumnos “reates‟.
Si bien esto es una posible ventaja, cabe preguntarse, entre otros aspectos, si las
habilidades así entrenadas en situaciones tan controladas son fácilmente transferibles a
situaciones reales de enseñanza y aprendizaje.
Más allá de los supuestos originales que restringían la microclase a un espacio para adquirir
o perfeccionar micro-habilidades, pensamos que es posible aprovechar este dispositivo para
generar una práctica reflexiva, prestando especial atención a las decisiones que los
profesores toman en el proceso de diseño, coordinación y evaluación de sus propias
prácticas de enseñanza.
Siguiendo este modelo, es factible trabajar con el dispositivo de microclases del siguiente
modo:

 En la enseñanza preactiva, se trabaja en clase, con los futuros docentes, sobre los
modos en que se va a llevar adelante el trabajo, los criterios para la distribución de
los temas a ser enseñados, las características de la planificación. En esta instancia se
establecen permanentes relaciones entre los conceptos teóricos aprendidos y los
aspectos de la práctica. De este modo, se favorece la reflexión mediante el
planteamiento de problemas, preguntas, orientaciones, ofreciendo en tiempos
adecuados la información pertinente, lo que permite que el practicante seleccione
estrategias de acción para su experiencia de clase.
 En el segundo momento, correspondiente a la enseñanza interactiva, el futuro
docente desarrolla su actividad frente a sus compañeros y a los profesores, poniendo
en juego lo que anticipó en su planificación. Al mismo tiempo, algunos de los

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compañeros funcionan como observadores, registrando lo que sucede a través de


diferentes instrumentos de observación.
 Finalmente, en el tercer momento, el de la enseñanza postactiva, se produce el
intercambio de percepciones entre el practicante y una pluralidad de voces: el grupo
de alumnos-colegas y los profesores.
Cuando analizamos microclases, es necesario considerar, en todo momento, que la clase en
cuestión se trata de una reconstrucción de la experiencia que no es exacta ni equivalente a
lo que efectivamente sucedió en el momento interactivo.

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