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Tríada didáctica y legitimación de autoridad: dos factores necesarios para generar

conocimiento.
Stortoni Ruiz, Marcio.

El presente ensayo tiene como objetivo reflexionar acerca de la tríada didáctica y su importancia
como creadora del espacio clase, esté o no dentro de una institución académica universitaria. La
mirada con la cual se abordará la temática mencionada es la del paradigma de la enseñanza
constructivista. 
En este sentido es importante entender, tal y como expone Pozo Municio, que el conocimiento
dentro del constructivismo es una resultante de la interacción entre la nueva información que se nos
presenta y aquella que ya sabíamos. Por lo tanto "aprender es construir modelos para interpretar la
información que recibimos." (Pozo Municio, 1996, p.60). 
Vale aclarar que, según lo expuesto en el párrafo anterior, aquello únicamente puede darse en un
ambiente académico. Es decir, dentro de un contexto de cursada universitaria. Esto quiere decir que
el conocimiento será avalado en tanto y en cuanto se haya inferido en las condiciones mencionadas y
no en una reunión habitual entre conocidos en un ambiente de la vida cotidiana. 
En lo que refiere a la didáctica, Camilloni (1999) expresa que "es una ciencia social que construye
teorías de la enseñanza" y que " el sujeto de discurso didáctico es el docente". En este sentido el
profesor es un individuo que requiere poner en práctica la normativa didáctica apoyándose en ciertas
competencias intrínsecas a él mismo, tales como la de reflexionar y comprender las normas
didácticas y su fundamentación, la de interpretar la situación en la cual trabaja y aquella de construir
una respuesta propia, adecuada a una determinada situación particular. 
Dado lo expuesto por la autora, la didáctica, entonces, puede ser considerada un arte desde el punto
de vista en que se trata de un saber hacer. De esta forma el buen docente es aquel que sabe enseñar,
y la manera de hacerlo es construyendo conocimiento significativo dentro del aula para el estudiante.
Llegado este punto resulta interesante pensar el conocimiento como diseño, tal y como lo hizo
Perkins (1985), “como una estructura adaptada a uno o más propósitos”. Esto significa que el
conocimiento podrá ser aplicado de una o varias maneras según la necesidad emergente, ya que, el
conocimiento como tal es mera información. Justamente de eso se trata, fomentar un aprendizaje en
donde el estudiante pueda relacionar el conocimiento aprehendido de manera eficiente en otros
ámbitos, y no sólo en el académico a la hora de una evaluación de contenido. 
Entonces, a raíz de lo mencionado en párrafos anteriores, puede decirse al igual que expone Souto
(2006) que la buena enseñanza es “aquella que deja en el docente y en los alumnos un deseo de
continuar enseñando y aprendiendo, a la vez que la incorporación y el dominio de nuevos
conocimientos”. (p.117).
A partir de este punto es donde surge lo que se denomina tríada didáctica, compuesta por el
equilibrio dinámico dado entre alumno, docente y contenido. Por consiguiente, la relación entre los
componentes de la tríada será la creadora de la clase. Es importante aclarar que los actores
involucrados en este concepto (educador y educando) no se encuentran sujetos a una relación
simétrica o de pares sino que, contrario a ello, es asimétrica. 
En este sentido el docente será quien lleve adelante la clase y será el encargado del desarrollo de
aprendizaje de sus alumnos. Para ello deberá tener una formación pedagógica previa y tendrá que
ser respaldado por las otras dos partes de la tríada, estudiante y contenido. 
Por un lado el educando deberá legitimar la autoridad del docente, que previamente fue legitimada
por la institución que le permitió ejercer su cargo. Dicha legitimación será dada por la autoridad
otorgada por su conocimiento y la construcción clase a clase dentro de la mencionada relación
dinámica (punto en el que se profundizará más adelante). Por otro lado el contenido sustentará el
proceso de aprendizaje con base en la planificación de la materia, contemplando de esta manera el
contenido mínimo exigible y documentos a leer. 
Para que se genere el equilibrio dinámico planteado por la tríada didáctica, es importante no caer en
lo que Camilloni (1999) denomina didáctica del sentido común, siendo una modalidad construida
sobre una base de representantes sociales y que pone al estudiante en un rol paradojal en el que se
lo considera ideal en tanto y en cuanto el sujeto sea capaz de aprender todo. Esto no contempla los
estadios propios de la enseñanza, que debiera ser entendida como un proceso. Asimismo,
continuando con el reflejo de este tipo de didáctica, se ubica al docente "como un agente social que
colabora en la selección de los mejores" (Camilloni, 1999) capaz de decidir y juzgar con base en sus
propias experiencias, cuando contrariamente a esto, debiera despojarse de su mirada subjetiva y
ejercer su rol de acuerdo con la buena enseñanza. 
Ahora bien, según lo visto hasta el momento tiene sentido que la tríada didáctica desempeñe un rol
fundamental en la creación del espacio clase dentro del ámbito académico universitario. Sin
embargo, y contrastando con la idea de que dicho ámbito es el único propicio para generar
conocimiento significativo, ¿es posible que la tríada didáctica sea capaz de crear un espacio clase por
fuera de la institución? 
La respuesta es sí en tanto y en cuanto se presenten ciertos requisitos necesarios para que así sea. Y
es en este entonces donde la legitimación de autoridad que anteriormente se mencionó toma
especial sentido. Tal y como se explicó con el correr del escrito la tríada didáctica está conformada
por tres agentes: estudiante, docente y contenido. En este orden de situación, en tanto y en cuanto
se genere una relación asimétrica entre educando y educador dada por la legitimación de la
autoridad, arraigado en la sapiencia de este último, y con contenido mediante, puede haber clase por
fuera del ambiente académico. Sin embargo, es de vital importancia que la legitimación de autoridad
dada por el alumno para con el profesor sea teniendo en cuenta sus aptitudes y competencias
pedagógicas. En otras palabras, no cualquier relación asimétrica entre alguien que quiere aprender y
ocupa el rol de educando y otro que por un determinado factor es legitimado y ubicado en el rol de
educador generaría un espacio clase como tal. Para ello, quien es legitimado como educador debe
tener sí o sí formación pedagógica previa. 
Aclarado lo anterior, se puede decir que si se efectúa una buena enseñanza, tal y como se expuso
más arriba, el docente se encontrará motivado a seguir educando y el estudiante a seguir
aprendiendo. Es en ese particular momento donde una mera charla de café puede convertirse en una
clase si coinciden profesor, alumno y contenido. Un ejemplo de esto se puede visualizar en la película
La lengua de las mariposas (1999) de José Luis Cuerda en la escena del huerto. Aquí Monchito
(estudiante) y Don Gregorio (docente) se encuentran en un huerto contenido mediante (¿Qué pasa al
morir?), y hacen de aquel paisaje verde y frondoso una clase magistral generadora de conocimiento
para el alumno. 
Entonces, a modo de cierre, ¿no será que el conocimiento se vuelve significativo para un sujeto en
tanto y en cuanto legitime la autoridad de un docente con base en un determinado contenido y no
que el mismo sólo es válido al inculcarse dentro de una institución académica? ¿Acaso no será que el
cómo toma una mayor importancia sobre el qué? 
Desde esta óptica se puede considerar que si se hace presente el equilibrio dinámico de la tríada
didáctica, dado por la autoridad legitimada de un profesor con base en sus competencias
pedagógicas y la motivación de un estudiante a querer aprender acerca de un determinado
contenido, se está en presencia de una clase. Sea cual sea el ámbito, ya que el contexto lo
determinarán los agentes que participan, generando de este modo una nueva mirada en donde el
cómo voy a generar conocimiento se vuelve más importante que el conocimiento mismo.

Referencias bibliográficas 
Camilloni, A. (1999). Reflexiones para la construcción de una didáctica para la educación superior. En
Primeras jornadas trasandinas sobre planeamiento, gestión y evaluación. Santiago de Chile. 
La lengua de las Mariposas (1999). Disponible en: https:// www.youtube.com/watch?v=UYNyrPVTbIk 
Perkins, D. (1985). Conocimiento como diseño. Colección Psicología, vos. 12. Bogotá: Facultad de
Psicología, Universidad Javeriana 
Pozo Municio, I. (1996). Aprendices y maestros. Madrid: Alianza Editorial S.A. 
file:///C:/Users/Cristina/Downloads/585549055.Pozo%20J-Cap%204-Sistema%20del
%20aprendizaje.pdf
Souto, M. (2006). Corrientes didácticas contemporáneas. Capítulo 5. Buenos Aires: Paidós.

(*) Este texto fue elaborado en la asignatura Pedagogía del Diseño y la Comunicación I, del Programa
Asistentes Académicos de la Facultad de Diseño y Comunicación, dictada por el profesor Carlos
Caram. Año 2016.

Tríada didáctica y legitimación de autoridad: dos factores necesarios para generar conocimiento fue
publicado de la
Año XIII, Vol. 136, Diciembre 2017, Buenos Aires, Argentina | 144 páginas.
Páginas 35 a página36 en Escritos en la Facultad Nº136.
http://fido.palermo.edu/servicios_dyc/publicacionesdc/archivos/684_libro.pdf

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