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Es un problema de salud pública que afecta alrededor del 5.6% de la población escolar.
No pone atención a los detalles y comete errores evidentes en el momento de realizar sus
tareas escolares, trabajos o actividades diarias.
Tiene dificultades para mantener la atención en juegos o tareas asignadas en el hogar.
No parece escuchar lo que se le dice.
No sigue correctamente las instrucciones, ni termina las tareas escolares, ni asume las
obligaciones en el hogar a pesar de comprender las indicaciones.
Tiene dificultades en organizar actividades o tareas.
Evita actividades o cosas que requieran un esfuerzo mental sostenible (como la realización
de tareas, o jugar a completar un rompecabezas).
Pierde sus utensilios escolares o los objetos necesarios para sus actividades (juguetes,
instrumentos escolares, libros).
Se distrae fácilmente con estímulos irrelevantes.
Se olvida de datos importantes en las actividades diarias.
Está inquieto con las manos o los pies mientras está sentado
Se levanta de su lugar en el salón de clases o en otras situaciones donde se espera que se
mantenga sentado (p. ej., a la hora de comer o con las visitas).
Corre o trepa en situaciones inapropiadas.
Tiene dificultades al jugar o compartir sus juegos.
Actúa como si estuviera “manejado por un motor con batería continua”.
Habla demasiado.
Contesta o actúa antes de que se concluya la formulación de las preguntas.
Tiene dificultades para esperar su turno.
Interrumpe las conversaciones o los juegos.
Esta falta de concentración los hace poco receptivos a las llamadas de atención o
recomendaciones de los padres o autoridades, lo cual genera que éstas sean débiles para lograr
el cambio del síntoma.
Algunos investigadores han demostrado que, si la tarea o la actividad que están realizando es
altamente estimulante y les interesa mucho, los niños con TDAH pueden concentrarse igual
que los niños sin TDAH.
Tipo predominantemente hiperactivo–impulsivo.
Tipo combinado.
Se observan seis o más de cada uno de los síntomas referidos. Es la variedad más frecuente,
representa a dos tercios de todos los pacientes con TDAH y predomina en el varón.
ETIOLOGÍA:
Las conductas impulsivas, agresivas y la excesiva intensidad en la actividad de los niños con
TDAH, tienden a ser más intensas cuando el niño está expuesto a un ambiente con muchos
estímulos o poco estructurado En estos niños es frecuente el oposicionismo, la torpeza motora,
los trastornos del sueño y las dificultades en la interacción social.
En la escuela son frecuentes las quejas por rendimiento académico inadecuado, mal
comportamiento y faltas de respeto hacia los profesores, así como malas relaciones con los
amigos, lo que genera un rendimiento escolar deficiente, necesidad de apoyos tutoriales y
cambios de escuela frecuentes.
Comorbilidad.
1. Nivel de actividad.
2. Ritmicidad.
3. Adaptabilidad.
4. Acercamiento/alejamiento.
6. Intensidad de reacción.
8. Inatención.
9. Sociabilidad.
Con estos parámetros se determina si un niño tiene tendencia al temperamento fácil, difícil o
de otro tipo. Los niños preescolares con temperamento difícil muestran gran actividad física,
con baja tolerancia a la frustración, tendencia a desarrollar agresividad, a ser distraídos, con
rutinas diarias irregulares, son lentos para aceptar experiencias nuevas y tienen reacciones
negativas e intensas.11,12 Se ha planteado que los signos atribuidos al temperamento difícil en
la edad preescolar predicen el TDAH en la edad escolar.
Trastornos de ansiedad: los trastornos de ansiedad con mayor prevalencia en el TDAH son
la ansiedad de separación, el trastorno de angustia, el trastorno obsesivo–compulsivo y la
ansiedad generalizada. Cerca de 25% de los niños con TDAH presentan un trastorno de
ansiedad. El trastorno por ansiedad de separación se presenta cuando el niño debe separarse de
la persona con la que está unido en un apego patológico (por lo general, la madre). Se
manifiesta por ansiedad excesiva e inapropiada para el nivel de desarrollo del niño, se
acompaña de inatención, malestar general, en ocasiones hiperactividad, bajo rendimiento
escolar, dolores de cabeza, resistencia a quedarse solo.
Trastorno negativista desafiante: las principales características de este trastorno son la falta
de cooperación, el comportamiento hostil y el desafío hacia todo aquello que indique
autoridad: los niños discuten continuamente con los adultos, desafían las reglas, se niegan a
obedecer órdenes, son provocadores, molestan de manera deliberada a las personas que los
rodean, culpan y reprochan a los demás sus propios errores, suelen ser enojones, irritables,
quisquillosos, resentidos y vengativos, dicen groserías, suelen utilizar palabras hirientes con la
intención de lastimar, con frecuencia tienen problemas académicos, son mentirosos e
incumplidos.
Trastornos del sueño: los niños preescolares con TDAH suelen mostrar problemas tanto en
la conciliación del sueño como en el mantenimiento de éste y en su duración. Pueden presentar
somniloquio (hablar dormido), terrores nocturnos, pesadillas, movimientos involuntarios y
sonambulismo. Sin embargo, parece que la calidad de su sueño es sustancialmente similar a la
de los niños sin TDAH.
Autismo: es un trastorno profundo del desarrollo que afecta severamente las habilidades del
niño, en especial en lo relacionado con el desarrollo del lenguaje y las relaciones sociales. Las
alteraciones sociales son el principal síntoma del autismo. Estos niños encuentran difícil
ajustar su comportamiento al de los demás, ya que no entienden muy bien las convenciones y
normas sociales. Presentan patrones restringidos de comportamiento, intereses y actividades.
Lesiones del sistema nervioso central: se han descrito síntomas similares a los del TDAH en
el síndrome de alcoholismo fetal y en la intoxicación por plomo. Un número significativo de
niños presentan a largo plazo problemas de aprendizaje o conductuales tras una meningitis o
una encefalitis. El antecedente de prematurez es otro factor que se ha relacionado con el
TDAH.
Normalmente los síntomas aparecen entre los tres y los cinco años de edad y se exacerban
cuando estos pequeños entran al último año de preescolar o al primer año de primaria, lo cual
se relaciona con el aumento del grado de dificultad que representan estas etapas y en donde su
comportamiento es más evidente al compararlo con el resto del grupo.