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UNIDAD Nº II
Teorías sociológicas, conceptos y métodos sobre la pobreza y la
exclusión social
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SEMANA 3
Introducción
En el presente documento se presentan las principales teorías sociológicas y
reflexiones acerca de la pobreza y la exclusión social como un fenómeno social, que en
el último siglo ha sido necesario analizar sobre todo en países latinoamericanos que a
propósito de los sistemas económicos actuales ha traído consigo grandes
desigualdades sociales y políticas en los países de la región con un alto índice de
pobreza.
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Ideas Fuerza
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Desarrollo
Teorías sociológicas, conceptos y métodos sobre la pobreza y la exclusión social
a) Características demográficas
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• Expectativas de vida menor
• Proporción mayor de individuos en los grupos de edad más jóvenes
• Proporción más alta en la fuerza trabajadora, debido al trabajo infantil y femenil
b) Características económicas
c) Características psicológicas
Pregunta de reflexión
Para profundizar más sobre la cultura de la pobreza de Oscar Lewi, visita la
siguiente página web: https://www.youtube.com/watch?v=X301ew9i4QA
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2. Teoría de las necesidades en Marx
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ser conforme al género para sí, sólo así la naturaleza “interna” y “externa” resultará
adecuada a la esencia humana.
Pregunta de reflexión
Para profundizar más sobre la teoría de las necesidades en Marx, visita la
siguiente página web: https://www.youtube.com/watch?v=41Y02E_41kM
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3. La perspectiva de Simmel sobre la pobreza
Simmel, en su ensayo “El pobre”, el análisis más largo y minucioso que hizo de un
problema particular en su Soziologie (1908), nos ofrece un cuadro analítico para pensar
en términos sociológicos la cuestión de la pobreza en las sociedades modernas. Se
trata de un modo de abordar este tema muy diferente de las descripciones minuciosas
que hallamos en los informes sociales de la época, como el elaborado pocos años
antes por Charles Booth (1902-1903), quien describe con detalle las condiciones de
vida y de trabajo de los pobres londinenses e intenta determinar con precisión la “línea
de pobreza”. Simmel elige el caso del pobre para ilustrar su concepción de la sociología
como ciencia de la interacción social o de las formas de socialización y, como ha escrito
E. Hughes, “‘lo que hace especialmente sugerente su ensayo son esas dimensiones
inesperadas que introduce en el análisis, como es habitual en su aproximación
sociológica a cualquier fenómeno social, gratificando incesantemente al lector con
importantes observaciones teóricas”.
En ese texto, que en muchos aspectos puede considerarse como el punto de partida de
la sociología de la pobreza, Simmel clarifica los problemas de definición de este
fenómeno con una aproximación constructivista, rigurosa y eurísticamente fecunda, que
permite comprender la formación de la categoría de pobre y los complejos vínculos que
mantiene con el conjunto de la sociedad, rompiendo así con todo tipo de concepciones
naturalistas o substancialistas aún en boga en los debates científicos y políticos
actuales, frecuentemente enraizados en la sociología espontánea.
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3.2 El Proceso de construcción social de la pobreza
Simmel establece con enorme claridad la diferencia entre pobreza absoluta y pobreza
relativa. Y el carácter relativo de la pobreza en la sociedad moderna. En este segundo
sentido es pobre “aquel cuyos recursos no alcanzan a satisfacer sus fines”. Por un lado
hay determinadas necesidades, como el alimento, la vivienda y el vestido que pueden
considerarse como independientes de toda fijación arbitraria y personal, aunque no
puede determinarse con seguridad la medida de estas necesidades. Por otro lado, hay
necesidades típicas de cada ambiente general, cada clase social y la imposibilidad de
satisfacerlas también significa pobreza. De aquí que pueda haber personas que son
pobres dentro de su clase y no lo serían dentro de otra inferior, ya que dispondrían de
medios suficientes para satisfacer las necesidades típicas de estas últimas. Resulta
muy sugerente la relación que establece Simmel entre la sociología de la pobreza y la
sociología del regalo.
Es la reacción social ante la pobreza la que, según Simmel, termina asignando un rol
específico al pobre: “La función que desempeña el pobre dentro de la sociedad no se
produce por el solo hecho de ser pobre; sólo cuando la sociedad, la totalidad o los
individuos particulares, reaccionan frente a él con socorros, sólo entonces representa
un papel social especifico”. Simmel deja bien claro que la categoría del pobre se
construye desde fuera, siendo la etiqueta impuesta la que unifica a los ojos de la
sociedad el heterogéneo mundo de los pobres al que se llega siguiendo las más
diversas trayectorias: “Esta significación social del «pobre”, a diferencia del sentido
individual, es la que le convierte en una especie de clase o capa unitaria dentro de la
sociedad. El hecho de que alguien sea pobre no quiere decir que pertenezca a la
categoría social determinada de los “pobres”. Sólo en el momento en que son
socorridos, con frecuencia ya desde que su situación lo pide normalmente y aunque no
acontezca de hecho, entran en un círculo caracterizado por la pobreza. Este círculo no
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se mantiene unido por una acción recíproca de sus miembros, sino por la actitud
colectiva que la sociedad en conjunto adopta frente a él.
Desde esta perspectiva constructivista que aborda la pobreza como una categoría
social que emerge a través de la definición social, no siempre ha habido pobres. En
aquellas sociedades en las que prevalecía la indigencia y la miseria sin que hubiese
conciencia de su presencia, los pobres no existían fenomenológicamente como una
categoría separada, sino que eran situados en la misma categoría que las víctimas de
una enfermedad o un desastre. Como ha escrito Lewis A. Coser inspirándose en
Simmel, “históricamente la pobreza emerge cuando la sociedad opta por reconocer la
pobreza como un estatus especial y asigna personas específicas a esta categoría. El
hecho de que algunas personas puedan privadamente considerarse a sí mismas como
pobres es sociológicamente irrelevante. Lo que es sociológicamente relevante es la
pobreza como una condición socialmente reconocida, como un estatus social”.
Pregunta de reflexión
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Para profundizar más sobre la perspectiva de simmel sobre la pobreza,
visita la siguiente página web: https://www.youtube.com/watch?v=jUAiLZ-criU
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problema era que no existía una cohesión suficiente para que las sociedades
constituyesen un conjunto. América Latina sería una unidad social que como totalidad
estaría en “devenir”, pero con una ruptura no resuelta. Para comprender esto sería
indispensable cruzar una dimensión vertical del análisis de estratificación con la
horizontalidad de un “adentro” y “afuera” internalizado en la sociedad.
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No obstante buena parte de los más reconocidos investigadores de la cuestión urbana
en América Latina se formó debatiendo, criticando y deconstruyendo los principales
supuestos e hipótesis de la Teoría de la Marginalidad, en el último tiempo es posible
observar una fuerte tendencia de reaparición de tópicos propios de la marginalidad.
Incluso así, no deja de sorprender que uno de los principales críticos a ella en los años
70, Manuel Castells (1972), no hace mucho haya afirmado que si la marginalidad
urbana era un mito cuando se formuló su teoría en los setenta (puesto que la mayor
parte de los llamados marginales urbanos estaban integrados en la economía formal)
en estos momentos sí es una realidad masiva.
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Pregunta de reflexión
Para profundizar más sobre la teoría de la marginalidad, visita la siguiente
página web: https://www.youtube.com/watch?v=5hURbCjGano
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También Fitoussi y Rosanvallon hacen alusión a que, si bien durante el siglo XX se
creyó resuelta en definitiva la cuestión social, con la instauración de los regímenes de
protección social, al final el siglo fue sacudido por la internacionalización de la
economía y la crisis del estado de bienestar. Lo anterior los lleva a mantener a lo largo
de su obra, la idea de que el nuevo malestar social, es sin duda, el fruto de la
globalización económica, pero también de la individualización sociológica nacida del
cumplimiento del mismo programa moderno.
En parte es innegable que las mutaciones económicas son la causa principal de este
fenómeno. Es indiscutible que las transformaciones de los modos de regulación
económica, desempeñaron un papel completamente fundamental en la remodelación
de la sociedad, quebrando las solidaridades tradicionales y modificando en profundidad
las formas del contrato salarial; pero esto no es lo esencial, ya que los factores de
orden económico solo tuvieron pleno efecto porque intervenían en un contexto de
particular fragilización del vínculo social, ligado a una transformación y
descolectivización a largo plazo de nuestras sociedades. Así, no es en modo exagerado
sostener, que lo que se encuentra en el centro de la crisis actual es lo que podría
llamarse la crisis del sujeto.
Bajo este análisis, los autores sostienen que este malestar social es entonces resultado
de dos crisis. Por una parte, la económica y, por la otra, antropológica, considerando
que el triunfo del individualismo aporta consigo un formidable potencial de progreso,
pero al mismo tiempo, aporta un padecimiento, pues el mercado mundial impulsa el
crecimiento, pero también destruye puestos de trabajo; así mismo multiplica las
riquezas, pero aumenta las desigualdades hasta lo intolerable.
Lo anterior ocasiona que los ciudadanos perciban con mayor claridad estas
desigualdades, desigualdades que las elites en el gobierno no siempre comprenden
desde las alturas del confort protegido en que viven. Así, un número creciente de
personas comprueban que el discurso y la acción política están cada vez más
desconectados de los problemas que viven cotidianamente.
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Del mismo modo, Fitoussi y Rosanvallon, consideran que la nueva atención prestada a
la cuestión social se inscribe, desgraciadamente, en el linaje de la política espectáculo.
En la actualidad, la mayoría de los gobernantes tratan de solucionar la nueva era de las
desigualdades a través de lo que los autores llaman un “voluntarismo espectáculo”, que
sería imposible confundir con la expresión de una verdadera voluntad de cambio. Esto
ha ocasionado que la mayoría de los ciudadanos de cualquier país que vive en estas
condiciones de inseguridad social, sientan una desconfianza hacia las instituciones y
una ausencia de representación democrática por parte de sus gobernantes, pues, sin
duda alguna, la mayoría de las acciones de los gobernantes han tenido como efecto el
desbloqueo de algunas situaciones dramáticas.
Es claro que los ciudadanos entendemos que la compasión no puede servir como
política. Esta no es cosa de buenas intenciones. Implica arbitrajes y opciones, pues
siguiendo las palabras textuales de los autores: “en la política de los buenos
sentimientos, no se habla ni de impuestos ni del costo de la solidaridad; no se discuten
los efectos eventualmente perversos de ciertas políticas sociales, así como tampoco se
procuraran determinar verdaderos derechos”.
Ante esta situación desfavorable, Fitoussi y Rosanvallon sostienen, que aún se puede
hacer algo, esto es dando lugar a la redefinición de un verdadero reformismo radical en
sus análisis y ambicioso en sus objetivos. En donde la política se consagre en
formalizar este diagnóstico y las perspectivas a las que conduce. Recordando que es
necesario que no pueda haber un cambio de la sociedad que proceda exclusivamente
desde la cima. Para que haya una verdadera reforma, siempre hay que apoyarse en
relevos sociales que tomen la posta. Si muchos proyectos giran en el vacío, es porque
no hubo actores que se reapropiaron de ellos en el terreno, pues el objetivo principal de
una reforma debe ser dar las herramientas a la sociedad civil y no únicamente
aumentar las transferencias del Estado. Así se mide no una política asistencialista, sino
una visión activa y cívica del cambio. Ya que lo más importante es liberar las
potencialidades, favorecer los dinamismos y estimular las iniciativas.
Pregunta de reflexión
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Para profundizar más sobre la nueva era de las desigualdades de Jean Paul
Fitoussi y Pierre Rosanvallon, visita la siguiente página web:
https://www.youtube.com/watch?v=NMZyuT9sQIA
Como una clave para interpretar la nueva pobreza urbana emergente, el autor propone
el concepto New Urban Poverty originado en Estados Unidos en los ochenta y que
surge de "los cambios estructurales en la economía moderna: su paso desde un
configuración industrial basada en la manufactura a otra basada en los servicios, la
relocalización territorial que esta transformación implicó y la consecuente migración
desde la inner city hacia las zonas suburbanas, tanto de las clases medias, en busca de
una mejor calidad de vida, como de las industrias, dejando a la población pobre
existente sin mercado laboral de baja calificación. Estas zonas, impactadas además por
la exclusión racial, se convierten en aglomerados homogéneos, densos y pobres,
intensificando el problema de desempleo y generando una serie de problemáticas
sociales como la delincuencia, la deserción escolar, la desintegración familiar y la
apatía".
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entretención y la posesión de artículos a los que otrora accedía sólo la población de
altos ingresos: refrigerador, televisión por cable, juegos electrónicos, teléfonos
celulares, hornos micro hondas, discos compactos etc.
Lo anterior no significa que se hayan superado las carencias y los problemas sociales.
Entre los pobres subsiste una muy alta desocupación estructural, una importante
deserción escolar y un escaso avance en cuanto a logros escolares en general, una
concentración, homogeneización y aislamiento residencial, así como un alto nivel de
endeudamiento derivado del pago de dividendos de sus viviendas y de compras de
viene de consumo en casas comerciales.
Pensamos al respecto que la localización cada vez más periférica de los pobres no
obedece a la influencia de factores puramente espaciales y que éstos no originan la
pobreza, como sostiene Tironi, si bien es cierto que el emplazamiento de los conjuntos
habitacionales o villas en un determinado territorio urbano a, lejado y segregado,
revierte negativamente en las condiciones de vida de los pobres en la ciudad. Otra
afirmación arraigada en la literatura que se pretende cuestionar consiste en que las
villas han conllevado una pérdida o debilitamiento en el capital social de los pobres,
comparativamente al que tenían en las poblaciones y campamentos, debido a un
quiebre de los vínculos comunitarios, a la disolución de redes sociales familiares y
extrafamiliares de cooperación, y a una falta de participación en organizaciones
formales e informales.
Si bien los niveles de asociatividad y de densidad asociativa son bajas tanto en las
poblaciones como en las villas y las tendencias a un incremento o disminución de los
valores de estas variables no son claras, se observa, por una parte, que en los nuevos
conjuntos de vivienda social se ha experimentado un mejoramiento en las relaciones
vecinales y, por otra, que la mejor calidad de las interacciones entre los vecinos está
asociada significativamente con la participación en organizaciones comunitarias. Estos
resultados son auspiciosos en cuanto a la potencialidad de un futuro incremento en la
participación en organizaciones voluntarias y del capital social, en cuanto diversos
estudios han mostrado que el involucramiento en asociaciones formales se basa en la
confianza en las relaciones informales entre vecinos y sugieren que, al menos, las
afirmaciones respecto a una pérdida de la sociabilidad en las villas deberían ser re-
evaluadas.
Según los datos consignados en el libro, trece de las quince comunas con mayor
vivienda social son también parte de las quince comunas con mayor variación positiva
en su valor del suelo durante 1990 y 2002 y once de las quince comunas con mayor
vivienda social aparecen dentro de las veinte comunas con mayor cantidad de metros
cuadrados de construcción aprobados en el gran Santiago entre 1990 y 1998, "de modo
que aquellas comunas con mayor incremento positivo en el valor del suelo y de
desarrollo constructivo en los últimos diez años son también las comunas que acogen la
mayor cantidad de vivienda social durante el período. Es decir, donde habitan los
pobres es también donde la ciudad crece y se desarrolla".
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Pero el autor va más allá en sus análisis, pues sobre la base de los datos referidos al
incremento de los valores del suelo y de los permisos de construcción elabora un índice
de dinamismo urbano que relaciona con la participación asociativa y la calidad de las
relaciones vecinales, concluyendo que ellas están asociadas en términos que en las
comunas donde se han construido más villas en el decenio pasado no sólo son las que
presentan un más alto valor en el índice de dinamismo urbano sino que también un
mejor capital social.
En general los planteamientos son, en parte, tan novedosos como discutibles. Los
números agregados que sirven de base a las interpretaciones suelen encubrir
fenómenos relevantes que ocurren tanto a una escala macro como micro socioespacial.
En la escala macro urbana, durante los noventa hasta nuestros días el dinamismo
experimentado por Santiago ha sido particularmente notable. Todas las comunas
centrales y pericentrales han perdido población residencial; las comunas del "barrio
alto" han experimentado indicios de deterioro físico y social; los grandes centros
comerciales, de cadenas de supermercados, de farmacias, entre otros servicios
urbanos ya no se emplazan exclusivamente en dichas áreas; las familias jóvenes de
altos ingresos no prefieren localizarse en ellas sino en una nueva periferia rica y, en
general, todas las comunas de la capital se han tornado más heterogéneas,
reforzándose en su interior la microestratificación social.
Las áreas residenciales de los pobres no sólo se han distanciado espacialmente de los
centros de actividad, con los consiguientes costos económicos y psicológicos que
implican a sus habitantes desplazarse diariamente durante horas en locomoción
colectiva de pésima calidad desde sus domicilios hacia sus lugares de trabajo, sino que
también se ha incrementado la distancia sociocultural entre las condiciones de vida
entre ricos y pobres urbanos. Las cifras avalan el hecho de que los nuevos pobres son
menos carenciados, pero el esfuerzo por acceder a los bienes y servicios a los que
aspiran mediante trabajos cada vez más inestables no parecen ser menores que hace
una década. A escala micro urbana, la gran cantidad de villas construidas desde los
noventa ha contribuido a tornar crecientemente variadas la condiciones de vida en los
hábitat residenciales de los pobres, de modo que los perfiles demográficos, grados de
calidad de los vínculos vecinales, de participación y de capital social de sus habitantes
son muy diversos entre una villa y otra. Incluso más, los grandes conjuntos, pese a que
tengan la misma denominación, casi siempre se diferencian en sectores, delimitados
físicamente por rejas perimetrales y socialmente en comunidades distintas de acuerdo a
su historia residencial.
Pregunta de reflexión
Para profundizar más sobre la nueva pobreza de Manuel Tironi, visita la
siguiente página web: https://www.youtube.com/watch?v=9_egqRef-nc
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Conclusión
La pobreza y la exclusión social es un fenómeno social complejo de poder analizar,
puesto que tiene distintas aristas que explican su accionar en la sociedad y los
profundos problemas que ha traído consigo los sistemas económicos en los países de
la región. De esta forma la sociología como ciencia social nos explica como la pobreza,
la exclusión social y la marginalidad son problemas de nivel estructural en las sociedad
modernas, de esta manera la cultura de la pobreza nos señala como se ha instaurado
una cultura entre los pobres y nos indica la forma de vida de ellos y como esta cultura
no ha permitido el desarrollo de estos individuos. Marx en este sentido nos señala las
necesidades en orden social y como los sistemas económicos y la alineación ha
desarrollado efectos negativos entre las personas que viven en la pobreza.
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Bibliografía
Aguirre Jesús, María, La cultura de la pobreza según Oscar Lewis, fundación centro
gumilla, Venezuela, 2002, recuperado de: COM197712_88-93.pdf (gumilla.org)
Tironi, Manuel, Nueva Pobreza Urbana Vivienda y Capital Social en Santiago de Chile,
1985-2001, REVISTA DE SOCIOLOGÍA Nº 17 – 2003 Facultad de Ciencias Sociales –
Universidad de Chile (P. 167- 171), recuperado de: nueva pobreza 2.pdf
Martínez, Adriana, El efecto social del programa moderno. Reseña a "La nueva era de
las desigualdades" de Jean Paul Fitoussi y Pierre Rosanvallon, Instituto de Ciencias
Sociales y Humanidades de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo.
Recuperado de: https://www.uaeh.edu.mx/scige/boletin/icshu/n2/r1.html
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