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Unidad 3:
Texto de Rosaldo
A finales de los años 1960, en una etapa poscolonial pero aún muy imperialista comienza un
periodo en el cual la antropología pasa por un cambio conceptual centrado en la
descolonización donde demostró que la noción recibida de cultura como inalterable y
homogénea no era sólo un error, sino además irrelevante (usemos la palabra clave de la
época).
Desde este punto de vista, se entiende que si antes la etnografía buscaba describir culturas
discretas, ahora se enfrenta a fronteras que se entrecruzan en un campo antes fluido y
saturado de poder. En un mundo donde las "fronteras abiertas" parecen más importantes que
las "comunidades cerradas" uno se pregunta cómo definir un proyecto para estudios
culturales. Los llamados nativos no "habitan" un mundo separado del que "habitan" los
etnógrafos. En estos días poca gente permanece en su lugar. Cuando la gente juega con los
etnógrafos y los nativos" es más difícil predecir quién se pondrá el taparrabos y quién tomará
el lápiz y el papel. Cada vez más personas hacen las dos cosas y más llamados nativos se
encuentran entre los lectores de etnografías, a veces apreciativos y a veces verbalmente
críticos. La antropología se pregunta por la dimensión cultural en la producción, reproducción
y transformación de la desigualdad al visibilizar sociedades heterogéneas, complejas y como
tal, desiguales.
Básicamente explica que, en este momento, la antropología ya no estudia culturas
estáticas que permanecían “ocultas” donde el etnógrafo debía de viajar, hay una
mutación entre todas estas y ya no son aisladas como antes, hay un entrecruce de
culturas.
Textos de Lewis
Cultura de la pobreza
Con el estudio de la desigualdad, Lewis entiende que el objeto de estudio de los antropólogos
ya no son las sociedades tribales sino, los campesinos y las sociedades modernas, más
puntualmente, las familias. De esta forma, el autor plantea entender y explicar la cultura de
la pobreza desde cuatro formas de acercamiento:
Estudio local: Aplicando las categorías conceptuales de una comunidad entera a una sola
familia, los datos se organizan y presentan bajo encabezados de cultura material, vida
económica, relaciones sociales, vida religiosa, relaciones interpersonales, y así
sucesivamente. De una gran cantidad de información basada en la vida con la familia, las
entrevistas y las observaciones extensivas, se reconstruyen los aspectos variados de la familia
y de los miembros individuales de la misma. Este estudio es analítico y tiene la ventaja de
permitir las comparaciones entre la cultura de la familia y la gran cultura fuera de la familia.
Método Rashomon: Consiste en ver a la familia a través de los ojos de cada uno de sus
miembros, a partir de largas e intensas autobiografías de cada uno.
Seleccionar: para su estudio intensivo, aquel problema o suceso especial o aquella crisis a la
que reacciona toda la familia. La forma en que una familia se enfrenta a situaciones nuevas es
particularmente reveladora de muchos aspectos latentes de la psicodinámica familiar; también
señala las diferencias individuales.
Estudio de una familia como un todo: se hace por medio de la observación detallada en un día
típico de la vida familiar. Para darle profundidad y significado, este acercamiento ha de
combinarse con los otros tres.
Definición de la cultura de la pobreza:
Es un modo de vida estable y persistente que se transmite de generación en generación que
cuenta con diferentes rasgos que la identifican, estas son:
Rasgos económicos: la lucha constante por la vida, periodos de desocupación y de
subocupación, bajos salarios, una diversidad de ocupaciones no calificadas, trabajo infantil,
ausencia de ahorros, una escasez crónica de dinero en efectivo, ausencia de reservas
alimenticias en casa, el sistema de hacer compras fre- cuentes de pequeñas cantidades de
productos alimenticios muchas veces al día a medida que se necesitan, el empeñar prendas
personales, el pedir prestado a prestamistas locales a tasas usurarias de interés, servicios
crediticios espontáneos e informales (tandas) organizados por vecinos, y el uso de ropas y
muebles de segunda mano.
Rasgos sociales y psicológicos: vivir incómodos y apretados, falta de vida privada, sentido
gregario, una alta incidencia de alcoholismo, el recurso frecuente a la violencia al zanjar
dificultades, uso frecuente de la violencia física en la formación de los niños, el golpear a la
esposa, temprana iniciación en la vida sexual, uniones libres o matrimonios no legalizados,
una incidencia relativamente alta de abandono de madres e hijos, una fuerte orientación hacia
el tiempo presente con relativamente poca capacidad de posponer sus deseos y de planear
para el futuro, un sentimiento de resignación y de fatalismo basado en las realidades de la
difícil situación de su vida, una creencia en la superioridad masculina, etc.
La polémica en torno a la existencia o no de una cultura de la pobreza como un estilo de vida, había
alcanzado su punto álgido en los años sesenta y en los años noventa el debate se centro en las
semejanzas y diferencias entre las teorías de Wilson y el concepto de cultura de la pobreza de Oscar
Lewis.
Según Monreal Requena las críticas que realiza a la postura de Oscar Lewis (culturalista) se va a dar
desde dos perspectivas de la cultura de la pobreza, donde ambas estigmatizan. Dos de los modelos
más conocidos: el concepto de cultura de la pobreza acuñado por Lewis a principios de la década de
los sesenta (perspectiva culturalista) y el más actual de la cultura del gueto (perspectiva
estructuralista). El primero hace hincapié en los agentes sociales como protagonistas de su propia
historia, relegando a un segundo plano los condicionantes políticos y económicos estructurales, las
teorías actuales de la cultura del gueto enfatizan, por el contrario, el papel de las estructuras
económicas y políticas que producen y reproducen la pobreza, obviando las estrategias adaptativas y
de resistencia implementada por la gente para enfrentarse a una situación de recursos escasos.
Pero ambos enfoques comparten una visión de los pobres como una población cuya actividad laboral,
valores y organizaciones están aislados económica, geográfica, política y culturalmente del resto de
la sociedad. Este presupuesto compartido tiende a estigmatizar a la población pobre y tiene
consecuencias graves cuando inspira las políticas públicas de lucha contra la pobreza, al pasar por alto
las relaciones entre los barrios y comunidades pobres y el resto de la sociedad.
Para Lewis la cultura de la pobreza era un estilo o un modo de vida que se transmitía de generación en
generación a través de la socialización familiar.
En los años ochenta, esta perspectiva la represento la obra de Wilson, iniciadora de un debate que
persiste en la década de los noventa.
Las teorías de Wilson no han tardado en llegar a Europa, donde se ha intentado aplicarlas, en medio
de un fuerte debate teórico, a las minorías étnicas y a inmigrantes que viven en condiciones de
extrema pobreza. Según Wilson, ha habido una serie de cambios de comportamiento, normas y
aspiraciones en el gueto; antes de los años setenta el gueto exhibía fenómenos, de organización social
que se reflejaban en un sentido de comunidad positivo, de identidad con el barrio y de normas y
sanciones explicitas contra los comportamientos aberrantes. Sin embargo, actualmente el gueto
afroamericano de las grandes ciudades norteamericanas se caracteriza por el aumento del crimen
violento en las calles, el incremento de nacimientos extraconyugales, el mayor número de familias
encabezadas por mujeres y el aumento de la dependencia de la asistencia pública.
Wilson a todo esto le llama “dislocaciones sociales” y los relaciona con el cambio en la economía
urbana, especialmente con la desindustrialización de las grandes ciudades y con las transformaciones
en la estructura social del gueto.
Wilson llama “aislamiento social” al abandono de las clases medias afroamericanas, también ha
significado la desaparición de los valores culturales dominantes que enfatizaban la educación como
motor de movilidad social, el valor y la ética del trabajo, la importancia de la cohesión y afectividad
de la familia, esto hace referencia tanto al factor geográfico .
Entonces podemos comprender como estos dos conceptos de culturas son excluyentes. Sin embargo
se podrían observar algunas líneas de continuidad entre ambas teorías. En primer lugar, tienen en
común el observar a os pobres estructurales como aislados excluidos o marginados: desenganchados
del mercado de trabajo o del sistema ocupacional dominante; geográficamente separados por el
efecto de concentración y segregación urbana; cultural y socialmente aislados, sin compartir las
instituciones y valores fundamentales de la sociedad dominante. En segundo lugar, ese aislamiento
favorece la creación de estereotipos sexistas, raciales y de clase. Esta última cuestión ha dado lugar a
una crítica de ambas perspectivas: guiándose por los valores dominantes, todo aquello que es
diferente es entendido, como “malo”, “desorganizado”, “anómalo”, “aberrante” o “patológico”.
PROPUESTA SUPERADORA
Para Monreal Requena todas las culturas como formando parte de un contexto económico y político
más amplio que las define, podemos crear otro concepto de cultura que observe los rasgos de una
población como fruto de la combinación de dos procesos: por un lado su historia y su estructura
política y económica propia y específica; por otro, los procesos políticos y económicos más amplios.
Un conjunto o nudo de relaciones, ligada a los procesos históricos, con sus diferencias y
contradicciones internas, producto y productora de relaciones de desigualdad , dominación y
subordinación, pero también de adaptación y cohesión; un concepto de cultura que nos aleja tanto del
determinismo estructural de los procesos globales como de la romantizacion de los sujetos y actores
sociales.
Con este concepto de cultura, veríamos a la población pobre que vive en un barrio pobre étnicamente
segregado y en cualquier parte del mundo, no como mantenedora de unas normas, valores y
comportamientos propios que la condenan a su situación de pobreza, no solo como el resultado de
procesos globales y estructurales, segregación espacial, políticas de vivienda, sino también como
resultado de la historia de esa población, una historia de sus relaciones internas, pero también de
relaciones con los contextos más amplios de exclusión y de inclusión, de políticas urbanas, de luchas,
resistencias y adaptaciones, de articulaciones económicas, de creaciones de significados que han ido
conformando un espacio urbano, aunque este sea pobre y desfavorecido.
LA CULTURA DE LA POBREZA
La cultura de la pobreza o la cultura del gueto no pueden ser comprendida, sino en relación a la
cultura dominante y como producto de la historia de esa relación. La cultura de la pobreza habrá que
analizarla no solo como algo dado, en un punto y en un lugar sino desde un punto de vista relacional,
donde las relaciones se definen jerárquicamente. Estas relaciones jerárquicas nos ponen en contacto
con el concepto de “cultura dominante” de R.Williams y el de hegemonía de Gramsci; ambos hacen
referencia a significados y experiencias compartidos, implicando no solo la acción de los grupos o
fuerzas dominantes, sino también el consentimiento y la resistencia de los grupos dominados.
Este cambio de perspectiva puede ayudar a diseñar unas (políticas públicas) con mayores
posibilidades de éxito en los guetos y los barrios pobres; políticas que no se encaminen casi
exclusivamente a mejorar un sistema educativo para cambiar unos pretendidos valores culturales y
que no contemplen un solo tipo de organización familiar, basada en una mas o menos estricta división
sexual del trabajo.
En este sentido positivo, ese nuevo acercamiento permite diseñar políticas a partir de la participación
de los implicados, en función de las necesidades sentidas como propias y prioritarias, que fomenten
las organizaciones para colaborar en la construcción de sus barrios, que reconozcan la
heterogeneidad de intereses y de los roles de género y de tipos de familias, que no estigmaticen a
todos los habitantes de un barrio por el comportamiento de algunos de ellos.
HEGEMONÍA
AGUIRRE
Unidad 4
Caggiano
Introducción
En los últimos años, al lado de las voces que promueven la libre circulación global de
capitales se escuchan otras (o las mismas) que reclaman restricciones sobre la circulación de
personas. Instituciones políticas y culturales hegemónicas definen los “flujos migratorios”
como “amenazantes” o “peligrosos” al tiempo que procuran ejercer un control sobre ellos (y,
paralelamente, sobre otros sectores sociales) a través de distintos mecanismos entre los cuales
el racismo, el fundamentalismo cultural y la restricción de la ciudadanía constituyen tres de
los principales. Se trata de formas de jerarquización social, de exclusión y de rechazo del
“otro” que pueden combinarse y potenciarse entre sí. Como mecanismos específicos de
regulación recortan respectivamente un territorio subordinado, segregado y clandestino para
los migrantes.
RAZA Y RACISMO
Desde mediados de siglo XX, luego de un siglo de gestación y afianzamiento, y tras las que
habrían sido sus décadas de apogeo, el racismo no ha dejado de ser criticado. La derrota del
nazismo, los procesos de descolonización, la consolidación del movimiento negro en los
Estados Unidos y el ascenso de la resistencia que terminaría con el apartheid en Sudáfrica
fueron algunos de los fenómenos más trascendentes mundialmente que debilitaron y
amenazaron con poner fin a los comportamientos y las políticas racistas y a las teorías que los
sustentaban.
Se dan dos entrevistas sobre el racismo en Argentina acá voy a dejar una síntesis hecha por la
autora. Estas citas son suficientemente claras. Las “virtudes morales” parecen desprenderse
de (o más bien reducirse a) la entereza frente a penosos regímenes de trabajo y a las
inclemencias del tiempo, lo cual encubre las condiciones económicas, sociales y jurídicas que
ayudarían a explicar esa misma “entereza”. Puede apreciarse una continuidad entre la
resistencia física al trabajo y la nobleza de espíritu y la “tranquilidad”, generalmente asociada
a la disciplina, a la aceptación de la adversidad y, por este camino, a la obediencia y el
respeto. Los entrevistados elogian el vigor y la fortaleza corporal de los inmigrantes
bolivianos y los interpretan como un atributo moral intrínseco de un modo de ser boliviano.
Fundamentalismo
Restricción de la ciudadanía
No crea algo inferior en una escala “arriba-abajo”, ni algo segregado en un esquema “dentro-
fuera”; crea algo incluido como excluido, un sujeto que resulta de la operación de inclusión
por medio de la exclusión (Agamben,1998). Estamos ante la figura del abandonado: “(e)l que
ha sido puesto en bando no queda sencillamente fuera de la ley ni es indiferente a ésta, sino
que es abandonado por ella, es decir que queda expuesto y en peligro en el umbral en que
vida y derecho, exterior e interior se confunden” (Agamben, op. cit.:44). Dando lugar al
espacio cuasi paradójico de confusión del interior y el exterior, la restricción de la ciudadanía
no responde a la lógica “adentro o afuera” sino a la lógica “adentro y afuera”. La producción
de ilegalismos se da dentro de un sistema social y es dentro de ese sistema que tales
ilegalismos operan como amenaza y como justificación del control. Aquellos sobre quienes
recae la restricción de la ciudadanía son el de afuera del adentro y, al enmarcarlo, recuerdan a
los demás ese afuera.
Margulis
Racialización de clases
Para analizar los procesos de discriminación que estamos investigando acuñamos el concepto
complejo que ya hemos mencionado: racialización de las relaciones de clase, luego de
comprobar que las manifestaciones de exclusión, discriminación y rechazo están dirigidas, al
me nos en el área metropolitana de Buenos Aires (el espacio de nuestro estudio), a grupos o
integrantes de esos grupos que poseen las siguientes características: rasgos corporales
(propios del mestizaje en América latina), origen migratorio (de países limítrofes o de
provincias del interior), ubicación desventajosa en las posiciones de clase (pobreza,
marginación, menores oportunidades), formas culturales (vinculadas con su origen migratorio
y también con la pobreza y la marginación urbana). Se asocian asi varias características que
se acercan a la heteroglósica: discriminación sustentada en el cuerpo, en la clase, en la cultura
y en la extranjeridad (a muchos inmigrantes del interior se les aplica, metonimicamente, el
mismo rechazo xenofóbico que a los migrantes de países limítrofes).
Entendemos que las relaciones de clase se han ido conformando históricamente, en América
latina y en nuestro país, relegando a posiciones de inferioridad y subordinación a la población
nativa y, más tarde, con el mestizaje y la incorporación forzada de mano de obra de origen
africano, también a la compleja mezcla integrada por las combinaciones entre estos grupos,
cuya principal condición de identidad se basaba en no ser blancos. Particulares
configuraciones de sentido, que incluyen valores, jerarquías, imaginarios y clasificaciones de
todo tipo, se gestaron durante el largo periodo colonial y se prolongan hasta nuestros días,
incorporando durante su ya larga trayectoria la influencia de formas homólogas de calificar y
racializar la otredad iniciadas en la Europa imperial del siglo pasado y continuadas en este
siglo, con dolorosas consecuencias en ese continente.
Chiriguini
La sociobiología.
Otro aspecto importante del pensamiento sociobiológico está relacionado con el recurso de
explicar la condición humana observando el comportamiento animal. El uso del
razonamiento analógico lleva a comparar propiedades o relaciones a partir de semejanzas
aparentes entre las instituciones de los hombres y el comportamiento de los animales. El uso
de la misma terminología para referirse a ambos órdenes, nos introduce en el biologicismo.
Paradójicamente, son los mismos logros de esta disciplina, los que en última instancia, nos
permiten oponernos al determinismo biológico. Cada hallazgo científico es un avance de la
cultura sobre los propios límites biológicos.
Evidentemente, la naturaleza humana no puede desvincularse de su base biológica, pero
tampoco como lo expresan los biólogos, está encadenada a ella.
Por otra parte, también se puede decir que la sociobiología sirve para justificarnos. “Si los
hombres dominan a las mujeres, es porque deben hacerlo. Si nos matamos en la guerra, es
por la fuerza de nuestros genes para la territorialidad, la xenofobia, la agresión… ”
También serviría, en el orden personal, para justificar actos individuales opresivos y para
proteger a los opresores contra las exigencias de los oprimidos. “Hacemos lo que hacemos y
a veces nos comportamos como hombres de las cavernas” (Lewontin, 1991:288)
Es la propia ley de la naturaleza la que sanciona aquello que parecía sólo crueldad
humana.
Ambas sirvieron a los sociobiólogos para diseñar su teoría, generalizando las conclusiones
sobre el comportamiento de las especies animales en su ambiente natural y el
comportamiento social del hombre.
La ecología, especializada en el estudio de las interacciones de los organismos con el medio
ambiente y entre sí, aportará sus conclusiones sobre la dinámica de las poblaciones naturales,
como los diferentes factores de crecimiento: natalidad, mortalidad y los efectos de las
migraciones y emigraciones.
Entonces, a modo de síntesis, según parece, tenemos desencadenantes innatos que inscriben
nuestras acciones en el contexto de lo inevitable. Entre ellas, la agresión que está instalada en
la sociedad humana de modo semejante que en las ratas.
A partir de estas analogías francamente abusivas no nos resultaría difícil, si las
compartiéramos, justificar el odio hacia el extraño, el racismo, el etnocidio, en la medida que
pertenecen al ámbito de lo biológico, de lo inevitable, de la justificación.
Para finalizar con el análisis de las disciplinas que sustentan a la sociobiología nos
introduciremos en el concepto de la selección por parentesco que permitió a los biólogos
sociales encontrar el eslabón que puso un cierre final al modelo biológico.
El concepto de adecuación inclusiva y la selección por parentesco vienen a traer respuestas en
torno a la perduración de la especie. Los atributos de abnegación de las abejas, leones, monos
pueden persistir porque estos animales cooperan en la reproducción de parientes cercanos.
Aizenberg y Sinisi
Género, raza y clase. Migrantes. (junto ambos textos porque hablan de lo mismo en dos
áreas diferentes, salud y educación)
A partir de autores como Aizenberg y Maure (2017), entendemos que la sociedad de clases
está conformada por sesgos sexistas, étnicos y de clase, como ser el sistema biomédico, el
patriarcado y el etnocentrismo que funcionan como mecanismos disciplinarios para “adecuar”
a modelos y parámetros sobre un “determinado paciente”, en este caso, en el sistema de
salud.