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Qué son los sufijos?

En lengua española, los sufijos son un tipo de partículas morfológicas o morfemas


que sirven para componer una palabra, agregándose a la raíz (o tema) de la
misma, para añadirle, determinar o completar sus sentidos o significados.

n el caso puntual de los sufijos, se trata de partículas que generalmente carecen


de un significado propio por fuera de la gramática de la lengua, y por eso rara
vez pueden constituir palabras por sí mismos. En cambio, al unirse a una raíz
léxica (dotada, ella sí, de un significado referencial propio), los sufijos modifican
dicho sentido o añaden un sentido gramatical.

Por ejemplo: la palabra maldición está formada por la raíz maldi– (preveniente del


latín maledictum, “decir maldades”, “desear mal”), en donde está el
contenido léxico y semántico de la palabra. A esa raíz le hace falta el sufijo -
ción para poder convertirse en un sustantivo que denota acción y existir
regularmente dentro de la lengua.

TIPOS DE SUFIJOS

Sufijos apreciativos. Se trata de aquellos sufijos que, al unirse al lexema o raíz,


construyen una palabra con tintes calificativos, o sea, que expresa el modo en que la
persona comprende, valora u observa el referente del cual habla.

Sufijos aumentativos. Como su nombre lo indica, estos sufijos permiten aumentar o


maximizar el significado de la raíz léxica de la palabra, ya sea para indicar que el tamaño
de un objeto es grande, o que el sentido de algo es más intenso o fuerte, o cualquier otra
connotación que tenga, en nuestra cultura, algo de gran tamaño. Por ejemplo: de “casa”,
podemos obtener “cas-ota” añadiendo un sufijo que indica que es una casa de gran
tamaño, o de mucho lujo y muy ostentosa.

Sufijos diminutivos. Al contrario del caso anterior, este tipo de sufijos sirven para
disminuir o atenuar el significado de la raíz léxica, ya sea porque el referente es pequeño
en tamaño, en importancia, o en algunos casos porque lo tenemos en estima. Por
ejemplo: de “favor”, podemos obtener “favor-cito” añadiendo un sufijo que indica que el
favor es pequeño, que no debería incomodar mucho al otro”.

 Sufijos flexivos de género. Los flexivos de género son aquellos que modifican la


terminación de una palabra para indicar a qué género (masculino o femenino) se refiere la
misma. Generalmente son -a y -o, dependiendo de si el referente es femenino o masculino,
respectivamente, aunque a veces puede emplearse también el -e. Por ejemplo: maestr-o para
el masculino, maestr-a para el femenino.
 Flexivos de persona verbal. Aquellos que se adhieren al verbo para adecuarlo a una
conjugación específica, es decir, para indicar qué persona realiza la acción, de acuerdo
a las reglas establecidas para las personas verbales dentro de la lengua. Por ejemplo: del
verbo “enseñar” podemos obtener “enseñ-o” (yo), “enseñ-as” (tú), “enseñ-a” (Ud./ él/
ella), “enseñ-amos” (nosotros), “enseñ-an” (ellos).

 Flexivos verbales impersonales. Por último, están las formas verbales incompletas


o impersonales, es decir, que no se conjugan, y por eso las listamos aparte de las
demás. Son el infinitivo (-ar, -er, -ir), el gerundio (-ando, -endo) y el participio (-
ado, -ido). Por ejemplo: el verbo “enseñ-ar” (infinitivo), “enseñ-ando” (gerundo) o
“enseñ-ado” (participio).

 Sufijos derivativos. Estos sufijos son algunos de los más importantes, pues permiten
cambiar la categoría gramatical de la raíz, componiendo así nuevos usos y nuevas formas
lingüísticas.

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