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SOCIEDAD Y ESTADO UNIDAD IV CONSTANZA LOVISOLO

TIPOLOGÍA DE LOS ACTORES.


El estado no es el único actor del sistema internacional, existen muchos actores y uno de los problemas esenciales
es la naturaleza diversa de casi todos ellos.
Existe un conjunto de actores que pueden responder a parámetros de conducta mutuamente aceptados, y otros
que no. Su naturaleza distinta puede adoptar tal variedad de grados, que la relación de ellos será sumamente
compleja.
1) Estados.
2) Organizaciones internacionales.
3) Organizaciones no gubernamentales (ONG)
4) Internacionales políticas o sindicales.
5) Empresas multinacionales
6) Ideologías
7) Religiones
8) Fundamentalismos
9) Terrorismos
10) Flujos informativos
11) Estandarizaciones culturales, etc.
Los casos 1 y 2 responden a los actores “clásicos” del sistema internacional. El problema principal radica en situar
correctamente su importancia relativa en el conjunto. En cualquier sistema anterior a 1945 el Estado es el actor
central, ocupa la totalidad del escenario internacional, no coexiste con organizaciones internacionales.
Después de 1945, todo parece indicar que el actor Estado coexiste y compite cada vez más con otros actores,
pero a la vez los Estados han crecido numéricamente. El paradigma actual en lo referente al Estado en el sistema
mundial son el crecimiento cuantitativo y la revitalización de su “centralidad”.
La parte relativamente ordenada del sistema internacional corre, en suma, a cargo de los Estados y las
organizaciones internacionales.
Pueden estar jerarquizadas, integradas o tener sólo una relación horizontal, segregada. Pero contribuyen junto
con el actor Estado a mantener y desarrollar una componente ordenada en el sistema internacional, incluso
cuando entran en competición o confrontación.
La razón de esta “capacidad ordenadora” es relativamente simple de explicar: Estados y organizaciones
internacionales, sean cuales sean las relaciones entre ellas, a menudo polémicas, aceptan regirse por pautas
relativamente normativizadas, básicamente desde el terreno de la diplomacia y desde el derecho internacional.
Estos actores forman un entramado que se rige por parámetros claramente establecidos, relativamente
normativizados y por ello, mutuamente aceptados. El hecho de que dicha aceptación sea muchas veces
meramente formal no anula el razonamiento: el empeño que ponen los Estados en hacer ver que respetan el
derecho internacional, o en intentar ponerlo de su parte, justifica el valor formal del mismo y permite medir su
grado de incumplimiento.
Al fin y al cabo las organizaciones internacionales suelen estar formadas por estados, o en su formación y
funcionamiento los estados tienen permanentemente un rol primordial. Ello hace que las organizaciones
internacionales sean a la vez una suma de estados y entidades con una identidad propia.
En general las organizaciones internacionales, a pesar de haber crecido en número y en importancia, hasta el
punto de que son hoy por hoy una componente irreversible del sistema internacional, siguen siendo cautivas de
los Estados que las forman, y la inoperancia de aquellas se deben al temor de éstos a perder sus prerrogativas.
Los actores 3, 4 y 5 pertenecen a otra categoría relativamente distinta. Las ONG son un fenómeno muy nuevo en
el sistema internacional, ya que tienen otra naturaleza. No son estados ni organizaciones internacionales
propiamente dichas, pero al amparo de éstas y aquellos, han conseguido llegar a jugar un papel muy importante
en el sistema internacional, precisamente como actores transnacionales, puesto que no actúan en representación
oficial de otros actores.
Las ONG son solidarias, de cooperación o de ayuda comunitaria, han nacido y crecido como actuaciones
voluntariosas que han precedido a su posterior reconocimiento por el derecho internacional, los gobiernos de los
estados y las organizaciones internacionales. El reconocimiento, apoyo y protección se ha producido a posteriori
y no como diseño previo, pero ha sido crucial como consolidación de la eficacia de las ONG. Son consideradas un
actor “transnacional” que, por su acción y su vocación, se sitúa en el polo ordenado del sistema internacional.
Las internacionales políticas y sindicales son transnacionales en el sentido de que agrupan individuos y grupos por
canales no estatales, a través de las relaciones formales entre éstos, pero que tienen un determinado estatuto
formal y legal, amparado por el derecho, y participan en el sistema internacional en función de sus propios
intereses. Su evolución reside en el hecho de que desde su origen hasta hoy su contribución a la estabilidad del
sistema ha sido creciente.
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Las empresas multinacionales plantean un problema de fondo para el actor Estado. Por sus recursos, muchas de
ellas son más poderosas que decenas de estados actuales. Por su estatuto legal, su dispersión, diversidad de
recursos, complejidad estructural, etc., plantean problemas de difícil solución.
Comprender bajo que jurisdicción se encuentran resulta difícil. Desde el punto de vista fiscal, de legislación
sindical, de control de capitales, etc., la pregunta es absolutamente relevante. El actor Estado está en este caso
sometido a una dura prueba, puesto que su atributo de soberanía se aplica sólo a una parte del total o a más de
una parte si llega a concentrarse adecuadamente con otros estados, pero, por sí solo, el actor Estado no puede
proveer un control adecuado a las empresas multinacionales. Emerge aquí claramente el problema de la ausencia
de órganos de control en el sistema internacional, aplicable a determinados actores.
Los actores del tercer bloque (a partir del N° 6) constituyen un bloque abierto y sumamente complejo.
Considerados en el plano transnacional en su sentido más puro, con una muestra de extrema heterogeneidad.
Los terroristas son a la vez un caso extremo de actor transnacional (acción a través de fronteras, diplomacia y
normas del derecho internacional) y de actor portador de desorden, antagónico formalmente con el actor Estado
y el actor organización internacional, sometiendo a dura prueba la capacidad de éstos de hacer frente a sus
exigencias. Ponen de manifiesto lo limitado de los recursos de que dispone un Estado – por poderoso que sea
según otros parámetros – para hacer frente a determinados actores transnacionales, si la acción se sitúa en la
parte “desordenada” del sistema internacional.
Las ideologías o las religiones juegan un papel contradictorio pero eficaz en el plano transnacional, ya que a través
de sus declaraciones o discursos activan comportamientos colectivos de millones de ciudadanos, a través de
fronteras, lenguas y nacionalidades, ilustran perfectamente éste fenómeno.
Uno de los problemas para entender la compleja naturaleza del sistema internacional radica en la existencia de
actores que se mueven de acuerdo con normas y parámetros claramente aceptados y reconocidos, y actores que
actúan en base a otras lógicas, otros códigos de comportamiento, cuya naturaleza no es fácilmente integrable en
las normas y parámetros antes mencionados. Se produce a partir de ello procesos complejos e interacciones
escasamente ordenadas y previsibles.

ORDEN Y DESORDEN EN EL SISTEMA INTERNACIONAL.


El orden y el desorden en el sistema internacional se tratan de dos polos de valor relativo, por cuanto las
tendencias en una u otra dirección no son ni uniformes ni de igual valor. El estado está sometido a una tendencia
paradójica: ha aumentado su número, cada vez está más obligado a coexistir con otros actores de importancia
creciente, y simultáneamente su rol parece seguir siendo esencial en el conjunto.
El sistema internacional es un sistema desregulado o escasamente regulado en comparación con los sistemas
políticos clásicos.
Todo sistema social debe en principio cumplir una con 4 características o funciones de orden:
1) La conservación del sistema (evitando la destrucción).
2) Tener cierta capacidad de adaptación a los cambios y constreñimientos a que está sometido.
3) Estar en condiciones de alcanzar una serie de objetivos colectivos, propios del conjunto.
4) Tener una cierta capacidad de integración, aumentando la cohesión de las partes
En sentido contrario, la noción de desorden se remite a la dirección contraria.
Los sistemas políticos clásicos pueden ser evaluados en función de su capacidad de asumir los 4 objetivos o
funciones, permitiendo una graduación de su eficacia. Pero el sistema internacional, en cambio, no parece ser
capaz de operar en los 4 objetivos a la vez, hasta ahora, parece haber tenido una cierta capacidad de
supervivencia y adaptación únicamente.
En el plano estatal, un sistema es ordenado si el Estado funciona, si cumple con sus funciones, si ostenta
efectivamente el monopolio de la coerción legal y tienen los medios para aplicarla. En esta descripción no entra
ninguna consideración de si tal orden es “justo” o es “injusto”, ya que ello aparece cuando se analiza si el poder
político del Estado es más o menos legítimo: si el principio de legalidad se deriva del contrato social, si el titular
del poder sale del sufragio universal en las elecciones competitivas. En el plano estatal, el tema está resulto, no
solo en términos de moralidad, sino de eficacia: está demostrado que el sistema más democrático es, además de
más justo, mucho más eficaz, precisamente porque está en mucho mejores condiciones de cumplir las 4
funciones.
El consentimiento explícito de los gobernados según los mecanismos actuales del Estado social y democrático de
derecho, es la prueba definitiva de que la ecuación legalidad-legitimidad está resuelta en lo fundamental. Y el
sistema es tanto más ordenado cuanto mejor funciona esta relación.
El sistema internacional no tiene una capacidad ordenada comparable a la del sistema estatal. No tiene el mínimo
orden social que puede ser definido como el conjunto de normas, prácticas y procesos capaces de garantizar la
satisfacción de las necesidades básicas del conjunto.
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Cabe destacar, a nivel internacional, entre el orden inter-estatal y el orden global (o mundial). Desde esta
perspectiva, el orden internacional concebido como orden inter-estatal presenta, a pesar de todo, un balance
considerable a su favor, puesto que ha conseguido establecer parámetros aceptables de supervivencia de los
Estados, de las relaciones de éstos entre sí, de reglamentación incluso del uso de la fuerza y, por vía indirecta, una
cierta capacidad indirecta de garantía de supervivencia de sus habitantes, por mucho que subsistan diferencias
entre unos y otros. El orden inter-estatal está en un estadio mucho más avanzado que el orden global,
entendiendo por tal el mundo como sociedad internacional.
El desorden mundial se deriva justamente de que el sistema nos está estructurado en forma estatal. No hay
gobierno ni parlamento mundial, no hay jueces y policías mundiales que cumplan las funciones que tales agencias
tienen en un orden estatal. Pero el derecho internacional no puede ser descalificado de manera tan grosera. Por
su propia naturaleza, descansa en lo esencial en el libre consentimiento de los Estados, consentimiento que por
definición ha de ser revocable, al menos mientras el Estado conserve el atributo formal de soberanía que le es
propio en el plano doctrinal, atributo que la comunidad internacional mantiene como principio angular del
sistema internacional actual.
El sistema internacional contempla la agrupación de las tendencias al orden. El derecho internacional, como un
mínimo de aceptación de normas libremente consentidas ha contribuido a generar en los Estados un régimen de
auto obligación en relación a la colectividad. La diplomacia, con sus usos, costumbres y tradiciones, como base
para unas relaciones pautadas entre Estados, incluso en situaciones de conflicto.
La aceptación de declaraciones universales de derechos humanos, más o menos acompañadas de garantías
efectivas, va constituyendo un referente de importancia creciente en el comportamiento colectivo de los Estados.
El desarrollo de procesos de coexistencia entre actores con interés en principio antagónicos; las políticas
regionales de cooperación inter-estatal, que pueden en ocasiones llegar a políticas de integración; los regímenes y
procesos de diplomacia multilateral colectiva e incluso los procesos de negociación y control de armamento,
tanto en lo nuclear como en lo convencional, procesos que han generado una seguridad colectiva preventiva muy
importante en determinados momentos.

REGIMEN INTERNACIONAL:
Es una construcción teórica que pretende explicar no las situaciones de anarquía y conflicto clásicas de la política
internacional, sino la emergencia de las situaciones de orden que se producen en un campo de actividad
internacional determinado. Puede ser un conjunto de principios, normas y procedimientos de decisión sostenido
en torno a una temática en particular, con la convergencia de los intereses de los grupos de actores.
El uso de la fuerza es el paradigma básico del sistema internacional, al menos como elemento dominante. Es
cierto que la fuerza parece ser la norma y no la excepción en el sistema internacional. Es en sentido estricto:
obligar a otro a actuar de una manera o en determinado sentido, aún contra su propia voluntad. Con esa acepción
en la mano, la noción se ensancha y gana peso, puesto que no se reduce el uso de la fuerza a la guerra, que no es
más que uno de sus polos extremos. De la presión amistosa, diplomática, declarativa, a la presión económica,
hasta la amenaza del uso virtual de la fuerza militar, antes de alcanzar la guerra efectiva, el uso de la fuerza – real
o potencial – ha sido una de las pautas básicas del comportamiento de los actores en el sistema, sin que un único
centro investido de autoridad pública pudiera esgrimir su monopolio coercitivo. Y ello no únicamente entre
adversarios o enemigos.
Al analizar el uso de la fuerza no se puede simplemente decir de ella que define al ámbito (dominante) del
sistema internacional, pues el concepto de fuerza está muy vinculado al de poder, y el poder está en el centro de
la política, incluso la estatal-interna.

En el sistema internacional es necesario introducir también distinciones en el terreno del uso de la fuerza. Hay
todo un régimen del uso de la fuerza relativamente regulada y normativizado, y que corre a cargo de los actores
más estrictamente internacionales: Estados y organizaciones internacionales. En efecto, las relaciones
interestatales no excluyen el uso de la fuerza, pero lo tienen bastante codificado.
La relación entre el orden y desorden del sistema internacional está construida sobre 3 dimensiones o
parámetros:
1) DIMENSIÓN HORIZONTAL: Define las relaciones horizontales entre los actores, y que pone el
acento en el actor Estado y el actor organizacional internacional, así como en la dimensión formal
normativa del sistema: la igualdad – principio de soberanía de los Estados, principio de no
injerencia en sus asuntos internos – entre las partes, que se formaliza en las organizaciones
internacionales y en los principios del derecho internacional público.
2) DIMENSIÓN VERTICAL: Emerge el tema de las relaciones de poder y de fuerza entre los diversos
actores. El mundo bipolar, la política de bloques, las potencias regionales y el uso de la fuerza
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ejemplifican esa dimensión de “jerarquía de hecho” que se produce en la práctica del sistema
internacional, y que la dimensión horizontal no puede ignorar aunque lo pretenda.
3) Es el más complejo de describir. El estado es el centro y sujeto esencial de las organizaciones
internacionales; promotor o freno del desarrollo del derecho internacional; impulsor principal de
los regímenes internacionales más eficaces; protagonista de toda negociación fructífera, ya se
produzca ésta en sede bilateral o multilateral, en diplomacia interestatal o mediante
organizaciones internacionales. Está en el centro de todos los debates internacionales. Y todo
proceso conflictivo, debe inevitablemente pasar por una formalización de dicha resolución que
sólo los Estados (y las organizaciones internacionales) pueden asumir y garantizar.
El estado sigue siendo un actor central, inevitable e insustituible dentro del sistema internacional.

LA POLITICA DOMESTICA Y LA POLITICA INTERNACIONAL


La política doméstica y las relaciones internacionales se encuentran vinculadas de alguna manera. El debate sobre
sí  la política doméstica la que realmente determina las relaciones internacionales o viceversa resulta infructuoso.
Un ejemplo claro de de la diplomacia y la política doméstica es el caso de Cumbre de Bonn de 1978.  Se propuso
un programa coordinado de relación global, orientados por las economías  "locomotoras " de Estados Unidos,
Alemania y Japón.
Esta preposición recibió un poderoso impulso de la recién inaugurada administración Carter, y un cálido apoyo de
los países más débiles, así como la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico  (OCDE) y de muchos
analistas económicos afirmaron  que la iniciativa superada el obstáculo de los desequilibrios en las balanzas de
pago internacionales y aceleraría el crecimiento en todas partes. Todas las partes estuvieron de acuerdo en que la
economía mundial transitaba por serios problemas, pero no quedaba claro que tenía mayor incidencia: las
tacañas políticas fiscales de  Alemania y Japón las blandas políticas monetarias y energéticas de Estados Unidos.
La reunión cumbre de Bonn, aprobó un paquete comprensivo constituyéndose en el encuentro más claro del
encuentro cumbre de todos los participantes partieron más felices que su llegada al encuentro. Helmut Schmidt
accedió al estímulo fiscal adicional por un monto del 1% del PBT nacional, Jimmy Carter se comprometió a la
suspensión de controles  de precios domésticos del petróleo, Takeo Fokuda ofreció nuevos esfuerzos para
alcanzar la tasa de crecimiento del 7%. 
El encuentro de Bonn produjo un acuerdo balanceado de extensión y especifidad  sin paralelo; el acuerdo fue
posible solo por que una minoría poderosa en el seno de cada gobierno favoreciera, en los respectivos campos
domésticos. La política de aquel momento se demandó a nivel internacional. Sin resonancia domestica, las fuerzas
internacionales no hubiesen  sido suficientes para alcanzar el acuerdo, sin importar que tan bien balanceado o
persuasivo intelectualmente fuera el paquete.  Al final, cada líder pensó que actuaba a favor de su interés
nacional y probablemente de su propio interés político también. No obstante en el acuerdo de la cumbre,
ninguno de los líderes hubiera cambiado(o pudiera haber cambiado) las políticas con tanta facilidad. El acuerdo
de Bonn entrelazó con éxitos las presiones domésticas e internacionales. 
Un análisis exclusivamente doméstico o internacional no podría dar cuenta de ese episodio. Las interpretaciones
expuestas en términos de causa domésticas y efectos internacionales o de causas internacionales y efectos
domésticos representan meramente un análisis de " equilibrio parcial" y dejaran de lado una parte importante de
la historia, específicamente, el entrelazamiento de la política doméstica y la negociación internacional.
Los sucesos de 1978 muestran que debemos orientarnos hacia las teorías del "equilibrio general".
LOS ENTRELAZAMIENTOS DOMESTICO-INTERNACIONAL:   EL ESTADO DEL ARTE. 
Relaciones entre los asuntos domésticos e internacionales consiste en las influencias domésticas en la política
exterior o en observaciones genéricas de los asuntos nacionales e internacionales que se encuentran en alguna
forma vinculada.
Hass hizo énfasis en el impacto de los partidos y los grupos de interés en el proceso de integración europeo, y en
su noción de spillover, reconoció la retroalimentación entre los desarrollos de las políticas domésticas e
internacionales. Sin embargo, la variable dependiente central en estos trabajos fue  la evolución hipotética de
nuevas instituciones supranacionales. Enfatizaron la interdependencia y transnacionalismo, pero el rol de los
factores domésticos salió cada vez más fuera de foco, especialmente a medida que el concepto de regímenes
internacionales empezó a dominar el subcampo.
La escuela " política burocrática" del análisis de la política exterior inició otro ataque promisorio al problema de la
interacción doméstica-internacional, el trabajo más sofisticado en torno a los determinados domésticos de la
política exterior se ha centrado en los  factores "estructurales", en particular  " el Poder del Estado " por ejemplo
los memorables trabajos de Meter Katzenstein y Stephen Krasner mostraron la importancia de los factores
domésticos en política económica exterior. Katzenstein capturó la esencia del problema. 
"El propósito más importante de todas las estrategias de la política exterior en materia económica es lograr la
contabilidad de las políticas domésticas con la economía política internacional".
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Estado Céntrico destaca que la proposición central de este estudio es que el estado deriva de sus interese de, y
aboga políticas consistentes con el sistema internacional en todas las oportunidades y bajo cualquier
circunstancia.
La posición de Estado alemán o japonés en la política macroeconómica de 1978, o del Estado estadounidense en
la política energética, si usamos el término Estado con la significación de "formulador central de decisiones " no "
el Estado,  este..."  sino " el estado de ellos...." Los ejecutivos centrales tienen un rol especial en la mediación de
las presiones domésticas e internacionales por que se encuentran directamente expuestos a ambas esferas y en
ninguna forma por que se encuentra unidos en todos los asuntos o porque están aislados de la política doméstica.
La teorización de cómo interactúan la política doméstica e internacional.
Debemos ir más allá de la mera observación que los factores internos influyen en los asuntos internacionales y
viceversa, y más allá de los simples catálogos de instancias de tales influencias, para buscar teorías que integran
ambas esferas y que den cuenta de las zonas y el entrelazamiento entre ellas.

JUEGOS DE DOS NIVELES: UNA METAFORA PARA LAS INTERACIONES DOMESTICA INTERNACIONALES.
La política de muchas negociaciones internacionales puede ser concebida últimamente como juego de dos
niveles. En el nivel nacional, los grupos domésticos persiguen sus intereses mediante presiones para que el
gobierno adopte políticas favorables, y los políticos buscan el poder mediante la construcción de coaliciones entre
éstos grupos. En el nivel internacional, los gobiernos nacionales buscan la maximización de su capacidad para
satisfacer las presiones domésticas, mientras minimizan las consecuencias adversas de los desarrollos foráneos.
Cualquier jugador clave en la mesa internacional  que se encuentre insatisfecho con el resultado podría volcar el
tablero y, a la inversa, cualquier líder que fracase a la hora de satisfacer a sus compañeros de juego en la mesa
doméstica de negociaciones corre el riesgo de ser expulsado de su puesto. Sin embargo, los jugadores provocaran
delineamientos en otros tableros, con lo cual podrán alcanzar objetivos que de otra forma. Druckman modela el
proceso doméstico e internacional en forma separada y concluye que " la interacción entre los procesos.....sigue
siendo un tópico para la intervención".
HACIA UNA TEORIA  DE LA RATIFICACION: LA IMPORTANCIA DE LOS CONJUNTOS GANADORES.
Los negociadores pueden ser jefes de Estado en representación de sus naciones representantes de las fuerzas
sindicales y empresariales, líderes del partido en una coalición multipartidista, un Ministro de Finanzas en
negociaciones con un equipo de FMI, líderes de un comité del Senado, o líderes de grupos étnicos en una
democracia de asociación. Por el momento debemos partir del supuesto de que cada parte está representada por
un solo líder o " un negociador en jefe" y que este individuo no tiene preferencias políticas independientes, sino
que busca simplemente alcanzar un acuerdo que sea atractivo para sus votantes.
FASES DEL PROCESO:
La negociación entre los negociadores, que conduce a un acuerdo tentativo; denominémosla Nivel 1
Las discusiones separadas dentro de cada grupo (afectado de votantes) sobre la ratificación del acuerdo;
denominémosla Nivel 2.
La " ratificación" puede involucra un procedimiento formal de votación en el nivel 2 como el requerimiento
constitucional de la aprobación de los tercios de los votos del senado para la ratificación de los tratados, pero
aquí hago uso del término en forma genérica para referirme a cualquier proceso de decisión en el Nivel 2 que es
necesario para endosar o ejecutar el acuerdo en el Nivel 1.
Los actores de Nivel 2 pueden representar a organismos burocráticos, grupos de interés  clases sociales o incluso
a la " opinión pública". La ratificación nacional de los acuerdos internacionales podría parecer una característica
peculiar de las democracias.
Las únicas restricciones formales en el proceso de ratificación, dado que ambas partes deben ratificar un acuerdo
idéntico, es que no puede enmendar un acuerdo preliminar del Nivel 1 en el Nivel 2 sin la reapertura de las
negociaciones en el Nivel 1, la ratificación final, la votación debe simplemente a favor o en contra; cualquier
modificación del acuerdo de Nivel 1 se considera como un rechazo, a menos que todas las partes del acuerdo
aprueben la modificación.
La posibilidad de que fracase la ratificación sugiere que los análisis teoréticos de los juegos deben distinguir entre
el abandono voluntario o involuntario. 
El abandono voluntario se refiere a la negación por parte de un egoísta racional de cumplir las promesas en la
ausencia de contratos vinculantes.
El abandono involuntario, en cambio, refleja el comportamiento de un agente que  es incapaz de cumplir  una
promesa por que fracasó el proceso de ratificación.
En cualquier juego de dos niveles, la credibilidad de un compromiso oficial puede ser baja, aun cuando en
términos de reputación, los costos de incumplimiento sean altos, puesto que el negociador podría carecer de
capacidad para garantizar la ratificación.  El fracaso para ratificar la abolición del precio de venta estadounidense,
como previamente fue acordado durante las negociaciones comerciales.
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A diferencia de la preocupación por el abandono voluntario, la preocupación por la capacidad para " cumplir una
promesa"  fue un elemento prominente durante las negociaciones de Bonn.  En la conferencia de prensa
posterior a la reunión de la cumbre, Carter:"cada uno de nosotros ha sido cuidadoso de prometer más de lo que
puede cumplir".
Este comportamiento, es presumible objeto de alguna restricción reputaciones, si bien es importante preguntarse
qué tanto puede generalizarse las reputaciones de las colectividades  a los negociadores y viceversa. La
credibilidad en el Nivel 1 aumenta cuando el negociador tiene la habilidad para  "hacer cumplir lo prometido "  en
el Nivel 2. El abandono involuntario sólo puede entenderse en el marco en el marco de un juego de dos niveles.
En el conjunto de ganadores, mientras  mas pequeño sea el conjunto ganador, mayor es el riesgo de abandono
voluntario y, por ende, más aplicable es literatura sobre los dilemas de la acción colectiva.  El tamaño de conjunto
ganador es importante porque el tamaño es relativo de los respectivos conjuntos ganadores del Nivel 2  afectara
la distribución de las ganancias conjuntas del acuerdo internacional 
THOMAS SCHELLING.
El poder de un negociador con frecuencia descansa en una capacidad manifiesta para ofrecer concesiones y
aceptar demandas.... cuando el gobierno de los Estados Unidos negocia con otros gobiernos.....Si el poder
ejecutivo negocia bajo la autoridad del legislativo, con su posición restringida por la ley..... Entonces el poder
ejecutivo tiene una posición  firme que es visible a sus contra partes negociadoras..... (Por su puesto estrategias
como éstas) corren el riesgo de establecer una posición inamovible  que esta mas allá de la posibilidad de otro a
conceder y,  por lo tanto, provocar la probabilidad  40 de estancamiento o fracaso de negociaciones.

LAS DETERMINANTES DEL GRUPO GANADOR


Tres grupos de factores son de especial importancia.
Las preferencias y coaliciones del Nivel 2.
Las instituciones de Nivel 2.
Las estrategias de negociaciones en el Nivel 1.
El tamaño del grupo ganador depende de la distribución de poder, preferencias y posibles coaliciones entre los
"votantes" del Nivel 2.
Desde el punto de vista de la teoría ortodoxa de la elección social la reverbación es problemática porque implica
una cierta conectividad entre la funciones de utilidad de los actores independientes, aunque a diferentes niveles
de juego. Se pueden ofrecer dos razones fundamentales para explicar la reverbación entre los maximizadores de
utilidad. 
Primero, en un mundo complejo, interdependiente, pero por lo general poco amistoso, la ofensa a los extranjeros
puede ser costosa a la larga. “Para llevársela bien hay que ir juntos" podría ser una máxima racional.  Este
razonamiento probablemente sea más común en la medida que una nación sea más dependiente.
Otra razón fundamental toma en cuenta los factores cognoscitivos y la incertidumbre. Sería un error que los
científicos políticos copiaran la tendencia de la mayoría de los economistas a ignorar el elemento persuasivo en
las negociaciones.
La reverbación persuasiva  es más probable entre países con estrechas relaciones y probablemente más frecuente
en las negociaciones económicas que en los políticos-militares. Los participantes de la cumbre occidental
frecuentemente citan los comunicados emanados de las mismas como un medio legitimador de sus políticas ante
el mejor público nacional.
EL ROL DEL JEFE NEGOCIADOR.
El negociador en jefe es el único vínculo formal entre el Nivel 1 y el Nivel 2.  Hasta los momentos se asume que el
negociador en jefe no tiene visiones  políticas independientes, sino que actúa meramente como honesto
intermediario o más bien como un agente a favor  sus "votantes”. Este supuesto implica poderosamente el
análisis de los juegos de dos niveles. Sin embargo, como nos recuerda la teoría del agente principal, este supuesto
es irrealista. Empíricamente, las preferencias del negociador en jefe pueden diferir de las de sus clientes. Las
negociaciones de dos niveles son costosas y arriesgadas para el negociador en jefe y a menudo interfieren con sus
prioridades, por lo tanto es razonable gana qué gana el negociador. Entre los motivos del negociador en jefe se
incluyen:
El realce de su posición en el juego de Nivel 2 mediante un incremento de sus recursos políticos o la minimización
de sus pérdidas potenciales.
Un cambio en el balance de poder en el Nivel 2 por razones exógenas a favor de las políticas internas que él
prefiere. La negociación internacional en ocasiones permite a los líderes del gobierno hacer lo que secretamente
quieren hacer pero no pueden por falta de poder en el ámbito interno.
Para la persecución de su propia concepción del interés nacional en el contexto internacional.
Los negociadores que enfrentan  los negocios de Nivel 1  al tratar con un conflicto homogéneo son bastante
diferentes de aquellos que se presentan a los negociadores durante un conflicto heterogéneo o fraccional;
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mientras más pueda ganar un negociador en el Nivel 1 una mayor cuota petrolera nacional, mayor reducción del
equipo pesado soviético, el alquiler más bajo que pueda acordar para el Canal, y así sucesivamente mayores eran
las probabilidades de ganar la ratificación.  El negociador puede usar la amenaza implícita de su propio público
partidario de una posición dura para maximizar las ganancias  en el Nivel 1.
El efecto de la división interna, encargada en la oposición de línea dura de los "halcones", es aumentar el riesgo
de un abandono involuntario y por lo tanto impedir el acuerdo en   el   Nivel 1.
Otra restricción importante de nuestra discusión hasta los momentos ha sido el supuesto punto único de agenda
de la negociación. La flexibilización de este supuesto tiene poderosas consecuencias para el juego de ambos
niveles. Es probable que varios grupos en el Nivel 2 tengan diferentes preferencias en los diversos tópicos
involucrados en una negociación de asuntos múltiples. Como regla general en el grupo con el mayor interés  de
un asusto específico será probablemente el que asuma la posición más extrema en relación al asunto.
El negociador en jefe deberá enfrentar intercambios entre diferentes asuntos: cuando ceder en derechos mineros
con la finalidad de obtener protección de las rutas marítimas,  cuanto   ceder a la exportación de cítricos para
obtener un mejor acuerdo en ganado vacuno, y así sucesivamente.  Se puede analizar la implicación en estos
intercambios para su respectivos conjuntos ganadores en términos de curvas  iso-voto o curvas de diferencia
política .esta técnica es analógica al análisis convencional de curvas de indiferencias, excepto que la medida
operacional es pérdida del voto y no pérdida de la utilidad.
Un tipo de vinculación entre asuntos es absolutamente crucial para la comprensión de la superposición de la
política doméstica y la internacional. Suponga que la mayoría de votantes en el Nivel 2 se opone a una política
dada, pero que algunos de sus miembros de esa mayoría estarían dispuestos  a conceder su voto en ese asunto a
cambio de más empleos.
Nótese que esta estrategia no funciona mediante  el cambio de las preferencias del público doméstico, si no
mediante la creación de una opción política que previamente se encontraba fuera del alcance del control
nacional.  Denominaremos este tipo de vinculación de asuntos de Nivel 1.
La interdependencia económica multiplica las oportunidades para alterar las coaliciones domésticas mediante la
expansión del conjunto de alternativas factibles, creando, en efecto entrelazamientos políticos a través de las
fronteras nacionales.
Los procedimientos de ratificación claramente afectan el tamaño del conjunto ganador. 
De acuerdo con la constitución, treinta y cuatro de cien senadores pueden bloquear la ratificación de cualquier
tratado. Esta es una característica infeliz y única de nuestra democracia .Debido al poder del voto efectivo de un
grupo pequeño, se han rechazado muchos acuerdos meritorios y muchos tratados que jamás fueron considerados
para la ratificación.
No todas las prácticas significativas de ratificación están formalizadas. La discusión reciente en torno al  " poder
del Estado" y la " autonomía estatal" es relevante  aquí. A mayor autonomía de los decidores centrales de sus
votantes en el Nivel 2, más grande será el conjunto ganador y por lo tanto mayor será la probabilidad de alcanzar
el acuerdo internacional. Sin embargo, los análisis de dos niveles también implican que, ceteris paribus, más
relativamente débil es su posición negociadora internacional.
Esta es una faceta de la ambigüedad de la noción de "poder del estado". Muchos acuerdos institucionales
requieren varios niveles de ratificación, con lo cual se multiplica la complejidad de los análisis de los conjuntos
ganadores.
El tamaño del conjunto ganador depende de las estrategias de los negociadores del Nivel 1. Cada negociador del
Nivel 1 tiene interés inequívoco en maximizar el conjunto ganador de la otra parte, pero con respecto a si propio
conjunto ganador sus motivos son confusos. Mientras mayor sea su equipo ganador más fácilmente podrá
concluir un acuerdo, pero también será más débil su posición negociadora  vis-a-vis el otro negociador .Este
hecho por lo general plantea un dilema táctico. No obstante, si la pasamos por alto estos dilemas por el momento
y sumimos que el negociador desea expandir su conjunto ganador con la finalidad de propiciar la ratificación de
una acuerdo, el podría explotar tantos los pagos colaterales para atraer el apoyo marginal es, por supuesto,
bastante familiar la teoría de los juegos así como en la política practica.
El rol de los pagos colaterales en las negociaciones internacionales en bien conocido, el enfoque de dos niveles
enfatiza que el valor de un pago colateral internacional debe calcularse en términos de su contribución marginal a
la probabilidad de ratificación, antes que en términos de su valor total a la nación receptora.
A la inversa, la represalia comercial no debe estar orientada a los librecambistas ni a los proteccionistas
confirmados, sino a los comprometidos.  Un negociador experimentado, familiarizado con su respectiva política
interna, debe tener la posibilidad de maximizar la efectividad del costo (para él y sus votantes) de las concesiones
que debería otorgar para asegurar la ratificación,  así como la efectividad del costo de sus propias demandas  y
amenazas al apuntar a sus iniciativas  en función a la incidencia que puedan tener en el Nivel 2, tanto en el plano
interno como en el extranjero.
LA INCERTIDUMBRE Y LAS PRACTICAS DE NEGOCIACION.
SOCIEDAD Y ESTADO UNIDAD IV CONSTANZA LOVISOLO

A menudo los negociadores de Nivel 1 se encuentran notablemente mal informados sobre la política de Nivel, en
particular a lo referente a la contra parte.
La incertidumbre sobre el tamaño del conjunto ganador puede ser un instrumento de negociación y, a la vez, un
obstáculo en la negociación de dos niveles. Es una negociación puramente distributiva en el Nivel 1.
La incertidumbre en relación al conjunto ganador del oponente aumenta nuestra propia preocupación por el
riesgo de abandono involuntario. Solo se puede alcanzar acuerdos si cada negociador está convencido que el
acuerdo propuesto está ubicado dentro del conjunto ganador de su  número opuesto, y por ende será ratificado.
Los conjuntos ganadores reducidos pueden ser más creíbles si se apoyan en lo que Schelling  denomina una
solución " prominente", como una repetición de 50-50, dado que estos resultados pueden ser mas "vendibles " en
la arena doméstica”.  Otra táctica pertinente para el negociador es el someter a un acuerdo tentativo a la
ratificación, para demostrar que no se encuentra en su conjunto ganador.
Por otra parte, cuando los negociadores se encuentran en la búsqueda de nuevos paquetes  que puedan mejorar
las posiciones de ambas partes, la errada representación de un conjunto ganador puede ser contra productiva.
RESTRUCTURACION Y LA REVERBERACION.
Los análisis basados en teoría de los juegos requieren que la estructura de los asuntos y de las ganancias esté
especificada por adelantado.
Estas tácticas son más difíciles en los juegos de dos niveles que  en las negociaciones convencionales porque es
más difícil alcanzar a los " votantes" de la otra parte como mensajes persuasivos. 
Esta concepción ampliada del rol del negociador en jefe implica que cuenta con un poder de veto sobre los
posibles acuerdos. Incluso si un acuerdo posible se encuentra dentro de su conjunto ganador en el Nivel 2, es
poco probable que se concrete dicho acuerdo si él se opone. Dado esta condición se aplica a ambos lados de la
mesa en el Nivel 1, el conjunto real de la negociación podría ser más reducido.
Otra restricción para la negociación exitosa en dos niveles se deriva de la coalición del líder de ámbito nacional.
Cualquier empresario político tiene una inversión fija en un patrón particular de posiciones políticas y una
coalición de apoyo particular. Sin un acuerdo internacional propuesto amenaza esta inversión, o si la ratificación
requiere de la formación de una coalición diferente, el negociador en jefe estará renuente a apoyarla, incluso si
tiene posibilidades de ser ratificada. Los políticos podrían estar dispuestos a correr riesgo de perder algunos de
sus seguidores por causa de la ratificación de un tratado internacional, pero mientras mayor sea la pérdida
potencial, mayor será su renuencia.
La relación entre el supuesto del negociador en jefe como un simple intermediario honestos, que negocia en pro
de sus "votantes", abre la posibilidad de que sus clientes puedan estar mas dispuestos a un acuerdo.

CONCLUSION.
Los análisis en términos de juegos de dos niveles ofrecen una respuesta promisoria a este reto. A diferencia de las
teorías Estado-céntricas, el enfoque de dos niveles reconoce la inevitalidad del conflicto doméstico en torno a los
requerimientos del " interés nacional".  A diferencia de la " segunda imagen" o de la " segunda imagen invertida",
el enfoque de dos niveles reconoce que los decisores centrales se esfuerzan por reconciliar simultáneamente los
imperativos nacionales e internacionales. 
Este enfoque teórico resalta varias características significativas de los vínculos entre la diplomacia incluyendo: La
importante distinción entre abandono voluntario e involuntario de los acuerdos internacionales. El contraste
entre los asuntos en que los intereses nacionales son homogéneos, al oponer simplemente a los "halcones " y a
las "palomas", y asuntos donde los interese nacionales son mas heterogéneas, de forma tal que las divisiones
internas pueden llegar a fomentar la cooperación internacional.
La posibilidad de vinculación sinergística de asuntos, en virtud de la cual los movimientos estratégicos en una
mesa de negociaciones facilitan las coaliciones inesperadas en la segunda mesa;  el hecho paradójico que los
arreglos institucionales fortalezcan a los decisores en su país pidan debilitar su posición negociadora internacional
y viceversa;  la importancia de apuntar las amenazas, las ofertas, y los pagos colaterales internacionales con un
ojo puesto en su incidencia políticas dentro del país y en el exterior;  los usos estratégicos de la incertidumbre
acerca de la política nacional, y la especial utilidad de " los conjuntos ganadores reducidos ". La potencial
reverberación de las presiones internacionales dentro de la arena nacional.  La divergencia de intereses entre un
líder nacional y los votantes cuyo nombre actúa en particular, las implicaciones internacionales de sus inversiones
fijas en la política interna.
Los juegos de dos niveles parecen ser una característica ubicua de la vida social, desde las cumbres económicas de
occidente hasta la diplomacia de los Balcanes y desde las coaliciones políticas en Sri Lanka, hasta las maniobras
legislativas de la sede del Congreso de los Estados Unidos. Ahora es necesaria una investigación empírica de
mayor alcance para constatar y profundizar nuestra comprensión de como se juegan tales juegos.

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