Está en la página 1de 21

República Bolivariana de Venezuela

Ministerio del poder popular para la Educación universitaria

U.P.TP. “Juan de Jesús Montilla”

Acarigua-portuguesa

Movimientos
de resistencia
indígena
contra el orden
colonial
PNF Agroalimentación Estudiantes:

Sección: 701 Rivas Luisiana C.I: 29.540.5471

Profesor: Gustavo Gamboa Torres Elianny C.I: 28.004.380

Acarigua, enero de 2023


Movimientos de resistencia indígena contra el orden colonial y los
caciques que los lideraron.

La resistencia indígena inició con la llegada de los conquistadores españoles


en el año de 1492, lo cual significó un violento proceso de conquista y
colonización de los territorios del continente. Durante este periodo, los
españoles a través de la fuerza y la intrusión cultural, lograron hacerse de los
recursos de estas comunidades y establecer sus creencias hispánicas. Ante
ello, muchos pueblos indígenas tuvieron que enfocar todos sus esfuerzos en la
preparación para la guerra, dejando de lado actividades como la agricultura,
pesca y la artesanía.

En el momento del descubrimiento de América, la española se dividía en cinco


grandes cacicazgos, enfrentar Maguana, Jaraguá, Higüey, Maguá y Marién,
cuyos respectivos caciques eran Canoabo, Behechio, Cayacoa, Guarionex y
Guacanagarí. Que actualmente abarcaría la costa norte de Haití y de República
Dominicana.

En el primer viaje del almirante a Haití al observar sembradíos tan hermosos, lo


nombró la española, y ordenó la construcción del fortín, allí dejo 39 españoles
encargados de dirigir el trabajo de los tainos para concluir el fortín de la
natividad que entre otras cosas, debía tener un pozo para depositar todo el oro
que obtuvieran.

En el segundo viaje en abril de 1495 en Haití hubo una desagradable sorpresa


para los españoles pues los indígenas habían destruido el fortín habían matado
a los 39 españoles. Lo que encontró fue el primer acto de resistencia indígena,
un acto de violencia en respuesta a la recibida de sus invasores: maltratos
físicos mientras trabajaban en la construcción, robo por la fuerza del oro y peor
aún raptaban a sus mujeres. Estos provoco que los tainos (del pueblo arawak)
con ayuda de una comunidad vecina (del pueblo caribe), se unieran y,
encabezados por Canoabó, rescataran a sus mujeres, sacaran del pozo el oro
que les habían robado, incendiaran el fuerte y mataran a los españoles.

La resistencia indígena no ceso en las islas del caribe, como tampoco ceso la
violencia de sus invasores. El cacique Canoabó fue el gran líder de la
resistencia española hasta su captura y muerte; su mujer Anacaona, continuo
la lucha hasta que fue quemada junto con otros indígenas.

En cuba, lideró alzamientos Hatuey.

La violencia de los invasores fue noticia hablada por gente katugua (caribe-
tupe-guaraní) que llego en piragua a islas y costas del Caribe. Gracias a esa
información los pueblos originarios eran precavidos cuando llegaba alguna
nave extraña.
En el tercer viaje en 1498 pasaron por la boca del Dragón entre la isla trinidad y
delta del Orinoco, un poco más hacia el norte de la expedición llego a costas de
Macuro (en el actual territorio del estado Sucre). Sus habitantes se pusieron
alerta con arcos y flechas en mano. Al parecer Colon no desembarco pero
mando a sus hombres en son de paz, le mostraron bocinas, espejos, y otros
objetos que le regalaron y recibieron de ellos granos de maíz y arepa, siguieron
hacia el norte observaron la península de Paría; luego pasaron frente las
costas de coche, Margarita y Cubagua, que poco tiempo después la llamaron
“Isla de las perlas”

En 1052 Alonso Ojeda vuelve, con el nombramiento de “Gobernador de


Chivacoa” (Peninsula de la guajira), tarea que no puedo cumplir debido a la
resistencia indígena. Regresó a España dejo lo que había traído para instalar el
asentamiento, incluyendo vacas, toros, cabras y otros animales que recogieron
los indígenas.

Entre 1500 y 1502 también exploraron las costas y recolectaron perlas y oro;
Vicente Yáñez Pinzón (quien venía de explorar las costas del norte de Brasil),
Diego de Lepe y Cristóbal Guerra.

Desde la ocupación y exploración de las islas Caribes y costas de Venezuela,


España inicio acciones para implantar la dominación en todo el espacio según
tratado de Tordesillas le correspondió.

En aquellos días de invasión a nuestras tierras, la flecha de nuestros ancestros


se empequeñeció ante los cascos y espada de los colonizadores. Estalló un
rabioso arcoíris sobre quienes sabían que la libertad vivida desde hacía miles
de años estaba agonizando y sentían que la tierra suya seria arrebatada por
manos ajenas, arrebato que se hacía en nombre de un Dios que no habían
conocido.

Comúnmente se piensa que la resistencia indígena al español se limitó al


proceso de conquista que culminó en la segunda mitad del siglo XVI. - en el
escenario miles de aztecas resistieron en el sitio, pero tuvieron que rendirse
debido a que lo españoles destruyeron el acueducto, y también, brotó la
primera epidemia de viruela que hubo en América (enfermedad introducida por
los Europeos). Todo esto provocó la caída de la ciudad de Tenochtitlán -capital
del imperio azteca. Eso y una colosal matanza de indígenas, puso fin a la
confederación azteca, el resto de su territorio fue ocupado por sus tristes
habitantes sin resistencia.

Más adelante el imperio inca cae en poder del imperio español. Tan pronto
como los españoles se enteraron de las ciudades y riquezas de los incas,
salieron expediciones desde Panamá, al inicio no pudieron tierras incaicas, por
ello decidieron que el rey gestionara otra expedición, en 1531 Francisco
Pizarro supo que había una lucha de poder entre hermanos Huáscar y
Atahualpa. Entonces pensó aprovechar esta pugna. En Cajamarca le pidió una
entrevista a Atahualpa y este aceptó y fue acompañado por miles de indígenas
en ese momento lo que dio paso a un enfrentamiento fue la negación de
Atahualpa al decir que el Dios de los españoles estaba muerto, pero el de él
no; señalando el sol. Los españoles acompañadores de Pizarro accionaron sus
armas de fuego sembrando pánico en el pueblo; aprovecho para capturar a
Atahualpa. El imperio incaico quedo en manos de la monarquía.

En 1538 invaden Colombia, en 1540 sale una expedición a Perú; que tras
haber pasado un año en atravesar desierto y combatiendo indígenas, llegaron
al valle de Capiaco donde fundaron la ciudad de Santiago que poco después
los bravos araucanos destruyeron. Valdivia seguía hacia el sur y seguía
construyendo, pero no pudieron proseguir la tarea porque los mapuches
vencieron y dieron muerte a Valdivia, comandados por Lautaro. La conquista
de chile terminó en 1550

Sin embargo, la resistencia al europeo fue una constante del largo período
colonial. A medida que las huestes hispanas avanzaban e intentaban dominar
los extensos territorios americanos, se enfrentaron a muchos pueblos que les
opusieron una tenaz lucha. Cabe destacar que los araucanos no se
sometieron. Se fueron más al sur y resistieron durante doscientos años y aún
resisten.

La conquista de Venezuela fue la más larga y difícil de toda Hispanoamérica.


Basta decir que entre la fundación del tocuyo que sirvió a manera de base para
el avance hacia el centro del país y la conquista de caracas; transcurrieron 22
años. Este proceso comprendió diversas fases. La llegada de Diego Losada a
Caracas, no significó que hubiese dominado el valle, pasaría mucho antes de
que los conquistadores pudieran conquistar pudieran dar por sometida la
región. El periodo más activo de la conquista de Venezuela por los criollos
corresponde a la segunda mitad del siglo XVIII. Los grandes terratenientes
están en caracas y ellos son los que sin moverse de la ciudad, realizan la
conquista con tropa mercenaria, escudada tras las misiones…

La evolución de las misiones hacia forma de adoctrinamiento forzada y a


menudo inhumano. Tuvo su origen en la autorización que primeramente en
1676, le dieron el obispo y el gobernador de caracas a los misioneros para que
entrasen con escolta a la reducción de indios. Aunque el consejo de indias
desautorizó el procedimiento, luego cedió a la presión dio su venia. Así
comenzó unos de los capítulos más sangrientos de la historia venezolana, del
que fueron protagonistas los criollos más notables.

Hacemos referencia a Guaicaipuro como el líder de la resistencia del valle de


caracas con un ejército cerca de diez mil guerreros, comandados por
Guaicaipuro, asume la defensa del valle de Caracas y sus aledaños: se había
unido las comunidades caribe de los caracas, Teques, maracayes, araguas,
mariches y chaimas; entre ellos: Tiuna, Terepaima, Paramaconi, Paramacay, y
una india valiente Urimare Hubo terribles combates con mucha sangre
derramada.

Con esa unión de pueblos, Guaicaipuro había podido vencer la intentona de


Francisco Fajardo, pero fracasa ante la fortaleza y violencia de la expedición de
Losada. Después de fundada la ciudad Santiago de León de caracas el 25 de
julio de 1567; continuaron los combates de rebeldía.

En 1568 Losada ordena la captura de Guaicaipuro vivo o muerto; localizada la


choza donde habitaban el cacique, familiares y algunos guerreros, la
incendiaron con ellos dentro. Sin embargo los nativos no desistieron y
mantenían su resistencia ante los invasores, todo lo que instalaban lo
destruían, fue refundida 4 veces y las mismas veces fue construida, esta última
por Diego Fernández (1569), pero pasaron años para que la provincia a su
cargo pudiera funcionar. El rechazo se manifestó de diversas maneras,
abarcando desde la simple resistencia pasiva incorporada al quehacer diario,
hasta la rebelión armada y generalizada. En muchas zonas conquistadas por el
español, los nativos continuaron con sus viejos ritos y creencias, desafiando a
la autoridad que intentaba imponer su religión.

No menos compleja fue la fundación de la actual ciudad Barcelona, y otras


ciudades del oriente. La no sumisión de los indígenas que habitaban en las
cuencas del rio Neverí y Unare, impedía el asentamiento de pobladores
blancos (1586), de allí fue pasando hacia san Sebastián de los reyes (los
llanos), tardó en llegar a San Cristóbal de Cumanagoto donde se planificaron y
organizaron operaciones en febrero de 1637.

La primera conquista de los andes venezolanos partieron desde Pamplona


(Nueva Granada), trabajaban para asegurar el control de la cadena montañosa
de los andes que les sirviera de paso para el lago de Maracaibo, que era la vía
más corta para navegar a los pueblos de Cartagena (Colombia) y Veracruz
(México), así como Sevilla y el Cádiz, en España. Surgieron así dos “centros
primarios” la actual Mérida y bailadores. Desde Mérida se fundó Barinas,
Gilbatrar, Pedraza…

Con el adoctrinamiento sacerdotal llegaron los misioneros a “trabajar” con los


indígenas los cuales ya reducidos en un poblado o aldea quedaban bajo la
autoridad y el régimen de los misioneros. A esos pueblos misión se les
adjudicaba tierra para la producción agropecuaria, esas tierras se dividían en
dos partes: las que era propiedad común de los misioneros y el que iba
destinado a los indígenas. Los indígenas debían trabajar 3 días a la semana en
las tierras de la orden misionera. Las órdenes religiosas misioneras se
expidieron por las Antillas, norte y centro de Suramérica. Al nacer los blancos e
indios encomendados, los indios no siempre aceptaron, aun después de
vencidos el régimen de encomienda. A menudo se registraban fugas y
levantamientos de indígenas, que no tenían otra finalidad que sacudirse la
carga del servicio personal impuesta por aquel régimen.

Hacia México y Centroamérica, alo largo de todo el período colonial existieron


fronteras desde el desierto del norte de México o la selva amazónica, hasta el
extremo sur de la gobernación de Chile. En estas extensas regiones habitaban
pueblos nómades o seminómades que retrasaron o imposibilitaron la conquista
española de dichos territorios.

¿Cómo estas culturas pudieron hacer frente al europeo durante tantos años?

Dejando de lado peculiaridades de índole netamente local, se aprecian


características más o menos similares que son propias de la resistencia
fronteriza. En primer lugar habría que señalar la difícil geografía de estas áreas
en disputa, cuyo perfecto conocimiento por parte de los indígenas causó más
de un dolor de cabeza a los españoles. Por ejemplo, los chichimecas del norte
de Nueva España subsistían en zonas muy áridas gracias a un óptimo
aprovechamiento de la flora y fauna del desierto, mientras los hispanos debían
desplazarse con enormes bultos que les restaban movilidad. La estructura
socio-cultural de estos pueblos, basada en múltiples jefaturas locales,
imposibilitaba al invasor concertar acuerdos de paz duraderos, pues cualquier
cacique podía transgredirlos. No sólo los españoles experimentaron este
problema, sino también lo vivieron los aztecas e incas en sus respectivas
guerras expansivas.

Por otra parte, la apropiación y asimilación de elementos materiales


desconocidos para los indígenas, les permitió enfrentar con mayor eficacia al
invasor. Uno de los ejemplos más ilustrativos fue el uso que los nativos dieron
al caballo, que les otorgó una mayor movilidad, rapidez y sorpresa en la guerra
y también fue incorporado al mundo ritual y a su dieta alimenticia.

Las tácticas militares empleadas por los naturales se fueron modificando,


adaptándose a una guerra de emboscadas o "guerrillas", que evitaba la batalla
a campo abierto contra las huestes hispanas. Estas características sin duda
nos ayudan a entender mejor la larga duración de la resistencia que opusieron
mapuches, chichimecas, chiriguanos, guaraníes, mayas, apaches y navajos,
entre muchos otros.

Sobre todo en el siglo XVIII, el clamor del indígena se dirigió contra la figura
del corregidor. Estos funcionarios, mal pagados por la corona, acostumbraban
realizar los "repartos de mercancías". Mediante este sistema se obligaba al
indio a adquirir artículos que no eran de primera necesidad (medias de seda,
libros de teología, porcelana china, etc.) e incluso se lo forzaba a endeudarse.
Además, muchos corregidores actuaban despóticamente en su jurisdicción,
tolerando abusos y disponiendo de la mano de obra indígena.
La rebelión encabezada por José Gabriel Condorcanqui (Túpac Amaru)
simboliza la respuesta indígena más radical frente a la situación descrita. No
fue casual el temprano ajusticiamiento del corregidor de Tinta, hecho que se
constituyó en la señal para el alzamiento de miles de indígenas del virreinato
del Perú en noviembre de 1780.

También hubo convulsiones producto de la ubicación del nativo en la pirámide


social. La sociedad estamental colonial relegaba al aborigen a uno de los
estamentos más bajos, existiendo escasas posibilidades de integración en la
sociedad liderada por el estrato hispanocriollo. Los motines urbanos, con
participación de mestizos y castas, estallaban precisamente por
estas desigualdades.

Movimientos de resistencia de los afroamericanos contra el orden


colonial en Venezuela y América latina y el caribe.

El anhelo de libertad, de igualdad y de independencia marcó duramente los


comportamientos de los negros africanos transportados a América como mano
de obra servil. Explotados contra su voluntad, estos negros pasaron por varias
vías para mostrar su descontento. Los más temerarios se rebelaron contra el
sistema esclavista alzándose con armas para reivindicar más justicia y buenas
condiciones de vida y de trabajo. Esta actitud se notó en casi todas las colonias
europeas de América donde fue vigente el sistema esclavista.
En Venezuela, la lucha de los negros esclavos por su libertad tuvo diversas
maneras de manifestarse, tanto legales como de abierto enfrentamiento al
orden colonial. Entre los mecanismos legales podemos citar la compra de la
libertad y la manumisión. Entre las formas de enfrentamiento: las huidas, para
formar mocambos, quilombos, cumbes y palenques, como tipos de comunidad
de negros cimarrones. Así también, las rebeliones y sublevaciones, las
conspiraciones y las insurrecciones. Durante la época colonial hubieron varias
rebeliones sociales con rasgos de insurrección, donde participan activamente
los negros: La rebelión del Rey Miguel de 1552 en las Minas de Buría, Este
hecho es considerado como el primer levantamiento contra la explotación
colonial en Venezuela. Continuando con Juan Andrés López del Rosario quien
desarticuló el monopolio de la Compañía Guipuzcoana en 1732 y la
insurrección del Zambo José Leonardo Chirino considerada como la primera
insurrección pre independentista de Venezuela. Y otras rebeliones más que
ponen de realce el espíritu de rebelión y de independencia de los negros
afrovenezolanos.
A través de esta insurrección, Chirino quería establecer un orden social
conforme a los principios más igualitarios y más humanos que en el antiguo
orden no existía. Pues la insurrección de chirino es portadora de progreso, de
cambio porque buscaba instaurar un nuevo orden político. Este nuevo orden
cuyos principios se puede resumir en libertad e independencia. Aunque no se
benefició a Chirino, la acción fue continuada esta vez por los mantuanos que
en su lucha fueron ayudados por los negros esclavos a quienes prometieron la
libertad y la ciudadanía a cambio de su participación en la Guerra de
Independencia.
La importación de negros en las colonias españolas de América empezó en el
siglo XVI, se concedió el permiso o licencia a Ovando para traer esclavos a
América desde España. La reina revocó aquel permiso a causa de sus fugas a
los montes. Y su influencia negativa sobre los indios porque los incitaban a
fugarse también. Los primeros negros procedentes de la trata negrera llegaron
a Venezuela en 1517, cuando el rey Fernando autorizó de nuevo el comercio.
La monarquía española despachó 4000 negros. Su número aumentó cuando
se desarrolló la agricultura. De hecho, los africanos de ambos sexos fueron
sometidos a trabajos agrícolas forzados en las haciendas de cacao que
favorecieron la acumulación de las riquezas de la antigua provincia de
Venezuela. Las minas de oro fueron otra de las formas del trabajo forzado de
los africanos y sus descendientes, ya que el oro representaba un símbolo de
distinción y de valor capitalista en Europa. En Venezuela, a comienzos del siglo
XVII, se establecieron las minas de oro de Buría (Estado Yaracuy).
A finales del siglo XVIII y comienzos del XIX se desarrolló el cultivo del café.
Las haciendas de café que se ubicaban en las zonas montañosas permitieron
gracias al trabajo de los esclavos, la acumulación de la riqueza capitalista. La
esclavitud era, tal como señaló Simón Bolívar, una infracción de todas las
leyes, la violación de todos los derechos, es el estado social definido por la ley
y las costumbres como la forma involuntaria de servidumbre humana más
absoluta. En el sistema esclavista no hay igualdad.
Todos los esclavos no se dejaron animalizar por sus amos, muchos huían de
los malos tratos y de las difíciles condiciones de vida y de trabajo. La huida era
para ellos, la única vía de escaparse de la situación en la cual unos los querían
forzar contra su voluntad.
De hecho, continuos levantamientos, políticos y sociales, se desarrollarían
entonces en diversas regiones de la antigua Provincia de Venezuela como
expresión de rechazo al sistema de opresión y como necesidad de cambio para
la liberación. Como consecuencia del anhelo permanente y constante de
libertad. Se puede citar: La rebelión del Rey Miguel en el año 1552 en las
Minas de Buría, Este hecho fue considerado como el primer levantamiento
contra la explotación colonial en Venezuela.
Luego continuó con Juan Andrés López del Rosario quien desarticuló el
monopolio de la Compañía Guipuzcoana en 1732, Movimientos que aspiraban
la búsqueda de libertad y el reconocimiento social como hombres y mujeres
que dieron su vida por la productividad y prosperidad del territorio venezolano.
Estas formas de reivindicación de la libertad a pesar de ser peligrosa, permite
cobrar inmediatamente la libertad si se lograban los objetivos. Es una lucha
constante, de resistencia para reivindicar su dignidad y búsqueda de la libertad
y la igualdad entre los seres. Fue esta vía que eligió José Leonardo Chirino
en 1795.
La libertad no tiene precio, es una donación de Dios pues es sagrada. Y
cuando uno se siente despojado de esta libertad es una responsabilidad para él
oponerse por todos los medios a su esclavización. Fue lo que hizo José
Leonardo Chirinos cuando se alzó en la serranía del Coro para poner un
término a las injusticias sociales que vivían sus congéneres como seres
humanos. Fue su respuesta a la faltad de libertad.
De hecho, por ser zambo, Chirino nació libre, porque su madre era india sin
embargo sus hijos no eran libres, nacieron esclavos porque se casó con una
negra esclava de don José Tellería quien servía y frecuentaba constantemente
por tener en su casa su mujer y sus hijos. Esta proximidad con su amo que
acompañaba en sus negocios en los lugares como Saint-Domingue, y Curazao
le permitía estar al tanto de los cambios políticos favorables a los esclavos,
cambios que no se repercutían sobre las condiciones de vida y existencia de
los esclavos.
José Caridad González. Este fue traído de las costas de África a Curazao, se
fugó muy joven y llegó a Coro; inteligente y laborioso, aprendió muy bien el
español. Hubo dos Compañías de loangos, que fueron dirigidos por Domingo
Rojas, José Caridad, conforme a la decisión provisional tomada en 1794 por el
Justicia Mayor de Coro, Ramírez Valderrain. La Capitanía de la nueva
Compañía fue confiada a otro negro loango llamado Luis de Rojas. El número
de hombres de armas tomar de este grupo ascendía a algo más de doscientos
individuos en 1795.
Consciente de la fuerza que representaban, José Leonardo Chirino y los demás
negros van a alzarse en armas para reivindicar un mejor trato. En efecto, a
principios de mayo, activó con el mayor secreto, de acuerdo con los pocos
esclavos y labradores libres que estaban al tanto de sus propósitos, el proyecto
de la insurrección, aprovechando haber ido a Coro don José Tellería Para dar
el grito de insurrección, promovieron los conjurados un baile en el trapiche de la
hacienda de Macanillas en la tarde del domingo 10 de mayo. Se reunieron allá
José Leonardo y algunos más, y ya en la noche pasaron a la hacienda de El
Socorro, donde se alzaron.
José Leonardo Chirino, fue capturado a principios de agosto del mismo año de
1795 y enviado preso a Caracas en uno de los calabozos del Cuartel del
Batallón veterano de esta ciudad. Fue condenado a muerte de horca que se
ejecutará en la plaza principal de esta capital a donde será arrastrado desde la
Cárcel Real y verificada su muerte, se le cortará la cabeza y las manos y se
pondrá aquélla en una jaula de fierro sobre un palo de veinte pies de largo en el
camino que sale de esta misma ciudad para Coro y para los Valles de Aragua,
y las manos serán remitidas a esa misma ciudad de Coro Así fue como murió
José Leonardo Chirino por haber reivindicado más justicia y más libertad por
sus congéneres traicionado por sus propios amigos y partidarios.
Sin embargo, hay que reconocer que esta insurrección abrió paso a otras
revoluciones y rebeliones emprendidas por otros venezolanos que condujo a la
independencia de Venezuela. 
La guerra de Independencia facilitó el proceso de abolición de la esclavitud en
Venezuela en la medida en que favoreció la libertad de los esclavos. En esta
guerra, los ejércitos que se enfrentaban, es decir el bando Realista y el
Libertador, incorporaron esclavos para reforzar sus filas. En efecto, los blancos
peninsulares (españoles nacidos en España), como los blancos criollos (hijos
de españoles nacidos en Venezuela), que se disputaban el poder ofrecían
libertad, pan, tierra y trabajo a la población esclava. Ambos bandos dejaron
testimonios de que era imposible luchar sin la participación de los africanos.
Estos fueron recompensados con la libertad, extendiéndola incluso a sus
familiares cercanos, y algunos llegaron a ocupar cargos militares de
importancia, en particular en las fuerzas patrióticas.
4Esto fue el caso de Juan José Rondón Delgadillo quien primero se alistó en el
bando realista a mando del caudillo José Tomás Boves y después pasó al
bando patriota. Nació en 1790 en Santa Rita de Manapire. Fue hijo del
matrimonio entre el negro Bernardo Rondón y la mestiza Lucía Delgadillo. Se
casó con Juana Ramona Martínez con quien obtuvo dos hijas: Juana Agustina
Victoria y Ángela Rondón y Martínez.
Todos los caminos que llevan a la libertad son peligrosos y sólo las personas
decididas y valientes pueden elegir este camino. Chirino ha elegido la vía de la
insurrección para reivindicar su libertad mientras que Juan José Rondón ha
elegido la vía de la lucha armada contra los enemigos de los patriotas para
alcanzar la libertad, luego la independencia y volverse ciudadano. Estas dos
opciones conducen a la muerte. En el espíritu de estos afrovenezolanos, morir
por la libertad; es vivir para siempre. Estos dos negros encarnan los más
sagrados valores de hombres, que se opusieron, combatieron, lucharon y
derrotaron casi sin armas en nombre de la libertad.

Formas de ocultamiento de las culturas indígenas y afroamericanas para


preservarlas en el tiempo colonial a través de la religión, bailes, arte
culinario y otras formas culturales.

El territorio y la naturaleza son pilares fundamentales para la existencia


individual y colectiva de los pueblos indígenas y afrodescendientes, sus formas
de ser y estar en el mundo y relacionarse entre sí y con la sociedad nacional,
de ahí que el respeto a la autonomía territorial sea una de sus principales
reivindicaciones, un derecho en el que se incluyen el agua, el bosque, la fauna,
la tierra y las montañas.

La construcción social de un territorio está íntimamente ligada con la identidad


de quienes lo habitan. Como lo expresa un líder indígena, ´´nosotros, como
grupo indígena, sin nuestra tierra, no somos nada´´. Al ser despojados de ella,
pierden la base material y espiritual que les posibilita y garantiza seguir
viviendo según sus propios usos y costumbres. en las cosmovisiones indígenas
los seres humanos somos parte de la naturaleza, no estamos separados de la
tierra, el agua y el bosque que, además, son concebidos como entidades vivas,
espirituales, que merecen respeto; no son objetos de intercambio mercantilista
ni de apropiación con fines de explotación. La idea de considerar a la
naturaleza como “recursos naturales” o “materias primas” es ajena a su visión
del mundo. Nuestra actual población indígena desciende principalmente de
comunidades arawak, caribe, timoto y cuica. De ellos se heredó la cultura pero
en algunos casos han desaparecido parcialmente. Iniciamos en este caso con
los arawak conocidos como gente yuca, se les denominaba así por su principal
cultivo, esto no quiere decir que no practicaban otros cultivos porque si, se dice
que los arawak aprendieron de los caribes el cultivo en conuco, y otros afirman
que los caribes aprendieron a sembrar yuca de los arawak, esto permite
deducir que hubo relación entre ambas etnias.

Las últimas oleadas pobladoras que llegaron a nuestro actual territorio, fueron
comunidades sedentarias de timotos y cuicas, antropólogos los vinculan con
los chibchas (de la actual Colombia), en lo lingüístico, las técnicas de cultivo,
en el arte y otros elementos culturales.

Las características de la cultura timotocuica es su avanza para el cultivo, pues


se adapta a las condiciones climáticas y del relieve (en este caso, en los
andes) cultivaban en andenes.

Otra importante actividad fue el trueque, permitiendo de esta forma que se


comercializara la papa y dichos cultivos se iniciara en otros indígenas. Un dato
muy importante en la cultura de nuestros indígenas, es la creación de un
sistema decimal por los timotos, que aun en nuestros días es utilizado.

Digamos que sus culturas se mantuvieron a través del tiempo debido a su


rebeldía y prácticas que aunque los colonizadores intentaran arrebatar ellos no
dejaron que así fue o al menos no toda su cultura fue extinta durante la colonia
ellos siempre mantuvieron esa resistencia para resguardar sus cosmovisiones.
Además, muchas imperios realizaron diferentes actividades para preservarlas
aun sin su existencia lo hicieron con dibujos, símbolos y demás, es decir con
arte rupestre en piedras, cuevas, etc.

Iniciación de los pensamientos de separación de América Latina y El


Caribe del imperio español y en cuáles países iniciaron estos
pensamientos

Podemos nombrar que lo propulsores de esa lucha fueron innumerables


rebeliones de indígenas, esclavos, campesinos, etc., que se produjeron en toda
América antes del proceso independentista, cuyas expresiones superiores
fueron Bolívar, San Martín, O’Higgins, Artigas, Hidalgo, Morelos, Martí, etc.,
acompañados por miles de criollos, mestizos, negros, indios, en la lucha no
solo por la independencia política, sino también por sus derechos y por la
justicia social. Los procesos independentistas de América Latina se vieron
obligados a afrontar en las nuevas circunstancias históricas algunos
requerimientos y demandas de derechos y justicia social que no eran tan
evidentes y necesarias al inicio del mismo.

El movimiento independentista que comenzó en 1790 con la revolución de Haití


tuvo como antecedente la liberación de las trece colonias inglesas de
Norteamérica.

En la mayoría de los territorios hispanoamericanos las guerras de


independencia se desarrollaron en dos fases: 1808-1815 y 1816-1826. La
primera de ellas, iniciada con la formación de juntas de gobierno dominadas
por los ricos criollos, se caracterizó, en sentido general, por las rebeliones
armadas paralelas, espontáneas y descoordinadas, con tácticas y estrategias
particulares y diferentes, que tuvieron por escenarios principales las colonias
de México, Venezuela, Nueva Granada, Quito, Río de la Plata y Chile. En
muchos de estos lugares el curso de la contienda se vio afectado por una larga
indefinición de los objetivos políticos, lo cual llevó a establecer gobiernos
autónomos que seguían reconociendo la soberanía de Fernando VII y obviaban
cualquier propuesta de transformación social. Las juntas de Cartagena, Buenos
Aires, Santiago de Chile y Caracas, por ejemplo, se limitaron a disponer o
legalizar, según el caso, la libertad de comercio, para satisfacer los intereses
de sus promotores (plantadores y comerciantes criollos), perjudicados con los
privilegios mercantiles de los peninsulares y las incapacidades del mercado
metropolitano para absorber la producción agropecuaria de sus colonias.

En forma simultánea en casi todas las antiguas posesiones españolas de


América se vertebró una corriente reformista de carácter autónomo, nutrida
también con representantes de las clases privilegiadas. Temerosos de las
consecuencias del enfrentamiento armado con la metrópoli, depositaron sus
esperanzas de cambios, igualdad de derechos entre criollos y españoles y
gobierno propio en la buena voluntad hispana, ilusiones alentadas por la
presencia de diputados americanos en las Cortes de Cádiz.

Para enfrentar la tácita insurrección que significó la formación de juntas en


Hispanoamérica se levantaron los realistas indistintamente. A través de la
Iglesia, y valiéndose del fanatismo religioso o de las tradiciones paternalistas
de la Corona, los realistas -a cuyas filas también se integró el sector más
conservador de la aristocracia criolla lograron en muchas ocasiones manipular
a capas y clases populares, artesanos, peones, esclavos y sobre todo pueblos
indígenas para situarlos contra la independencia.

Durante la fase de 1808 a 1815, en los principales teatros del conflicto bélico, la
lucha se vio lastrada por la conducción oligárquica, que pretendía romper la
tutela española sin afectar la tradicional estructura socio-económica. La
dirección de las capas privilegiadas criollas trajo por consecuencia el
predominio de fuerzas de clase, terratenientes y grandes propietarios en
general, que ocupaban el lugar de una burguesía prácticamente inexistente.

El temor a que se desencadenara una incontrolada sublevación popular, en


particular de esclavos negros o del campesinado indígena, castró en muchas
colonias las potencialidades de liberación y provocó una incondicional fidelidad
a la Corona por parte de la élite criolla. Esto último fue lo ocurrido en zonas tan
diferentes y alejadas entre sí como Perú y Cuba, donde todavía estaba fresca
la conmoción provocada por la rebelión de Túpac Amaru (1780) y la revolución
haitiana (1790-1804) respectivamente.
Uno de los factores a tomar en cuenta para entender la actitud de las clases
privilegiadas está relacionado con el mayor o menor grado de polarización
social y racial. Allí donde las confrontaciones étnicas y de clase eran muy
agudas, la aristocracia criolla mantuvo por más tiempo una posición contraria a
la independencia. La profundidad del compromiso de la oligarquía blanca con la
lucha anticolonial fue, al parecer, directamente proporcional a su peso en el
conjunto de la población: 4% en Guatemala, 8% en Haití, del 13 al 15% en el
Bajo y Alto Perú, 21 % en México, 23 % en Brasil, del 22 al 27% en Nueva
Granada y 40% en Venezuela y el Río de la Plata.

La pobre participación popular en esta fase de la guerra emancipadora, el


exagerado papel atribuido a las ciudades en la estrategia militar, el carácter
fragmentario y local de los gobiernos criollos y sus múltiples contradicciones
intestinas (centralistas y federalistas, republicanos y monárquicos, radicales y
moderados) fueron los elementos principales que llevaron al fracaso, entre
1814 y 1815, a los principales focos de la insurrección

Solo el Río de la Plata logró sobrevivir a la reconquista realista de 1814 1815.


Gracias a su mayor lejanía de Europa y al imprevisto desvío en altamar de la
flota de Morillo hacia Venezuela, originalmente financiada por los comerciantes
gaditanos para reabrir Buenos Aires al mercado metropolitano. Otro factor
decisivo fue el valladar levantado por las guerrillas populares: en la frontera
norte montoneras y las "republiquetas" en el Alto Perú. En favor de los
argentinos también operó su condición de región ganadera, que permitió
movilizar una temible caballería irregular gaucha, en contraste con las
dificultades de los ejércitos patriotas para reclutar hombres en áreas de
predominante población indígena o esclava. Algo parecido sucedió en los
llanos de Venezuela después de 1816.

En 1816-1826 inicia una segunda fase de la lucha independentista en


Hispanoamérica y Brasil.

A pesar de la profunda crisis de las fuerzas emancipadoras, la guerra resurgió


con todo vigor entre 1816 y 1817, lo que marca el inicio de la segunda fase. A
lo largo de este período (1816-1826), por dos vías bien diferentes se alcanzó la
liberación de las colonias de España y Portugal, con las únicas excepciones de
Cuba y Puerto Rico. En México el movimiento revolucionario retrocedió en sus
perspectivas de transformación social hasta desembocar, por métodos casi
pacíficos, en una independencia monárquico-conservadora (Iturbide); algo
parecido fue lo ocurrido en Centroamérica y Brasil. En cambio, para el resto del
Continente, la emancipación sólo fue posible mediante una cruenta lucha
armada que culminó exitosamente la dilatada y costosa guerra contra la
metrópoli, estableciendo una serie de repúblicas. En estas regiones, al ejército
correspondió un papel decisivo en la independencia. Partiendo de sólidas
bases logísticas en Venezuela (Los Llanos) y el Río de la Plata (Cuyo), los
ejércitos de Bolívar y San Martín, imbuidos de una estrategia de lucha
continental -aunque distantes en sus perspectivas político-sociales-, liberaron
no sólo sus respectivas patrias, sino también Nueva Granada, Quito, Chile,
Perú y el Alto Perú, para imponer en Ayacucho la capitulación definitiva de
España, que culminó quince años de guerra. Bolívar fue el mejor exponente del
genio militar y político de la independencia, avalado por sus ideales de
integración y brillantes victorias de armas, resumió lo más avanzado del
pensamiento revolucionario en la segunda etapa de la lucha de liberación.

Pero las atrevidas campañas de Bolívar y San Martín tuvieron otro efecto:
atemorizar al ala conservadora de la aristocracia criolla, hasta entonces fiel
aliada de España. El sensible cambio en la correlación de fuerzas, que desde
principios de la década de 1820 -victorias de Maipú y Boyacá- se inclinaba a
favor de los libertadores, compulsó al sector criollo conservador a romper con
la metrópoli y aceptar la inevitable independencia. El oportuno giro
aristocrático, principalmente en los bastiones realistas de Perú, México y
Centroamérica, les permitiría llenar el vacío de poder creado con la retirada de
España y la manifiesta incapacidad de los libertadores para sustituir a la
Corona en forma efectiva después de conseguida la emancipación. Incluso el
gobierno español llegó a dar instrucciones a los virreyes para negociar la paz y
cierta autonomía con los patriotas, a cambio del reconocimiento de su
soberanía en América. Ese fue el ambiente que rodeó, entre 1820 y 1821, las
entrevistas del General Morillo con Bolívar, del Virrey del Perú con San Martín y
del General O'Donojú con Iturbide.

La difícil coyuntura por la que atravesaba España, durante la segunda fase de


la emancipación, explica que de 1816 a 1826 disminuyera notablemente la
llegada de nuevas tropas a América, sobre todo después que Riego sublevara
en Cádiz (1820) a la ambiciosa expedición de reconquista que allí se preparaba

La última expedición española de cierta significación fue la despachada a Lima


en mayo de 1819, antes que la sublevación de Riego cerrara definitivamente
toda posibilidad de enviar nuevos ejércitos en 1823 (tras el restablecimiento del
absolutismo de Fernando VII por los "cien mil hijos de San Luis") compuesta de
11 transportes y 1 barco de guerra, que conducían 2 800 hombres y 8 mil
fusiles, esa expedición nunca llegó completa a su destino, pues fue
interceptada por la marina argentina. Imposibilitadas España y Portugal de
enviar refuerzos a América en los momentos decisivos, dividido el campo
realista como consecuencia de las pugnas políticas metropolitanas, conseguido
apoyo externo, básicamente inglés, y resueltos los principales problemas
internos que lastraban la lucha durante la primera fase, los países
latinoamericanos consiguieron uno tras otro la independencia en el lapso de
1821 a 1825.

Razones y causas del pensamiento de separación del dominio español


La decadencia del imperio español empezó durante el reinado de Felipe II
cuando la Armada Invencible española, luchando contra los ingleses,
fue derrotada en 1588. Durante los reinados de Felipe II y Felipe IV se produjo
la caída del imperio español debido a una crisis económica causada por
los gastos en mantener las guerras, la pérdida de muchos territorios
conquistados y la disminución de la llegada de plata y otros minerales de las
Américas.

Resulta que los españoles pretendían que los americanos, en calidad de sus
colonos, fuesen tan dependientes de ellos que les obedecieran a su arbitrio,
reciban de su mano la ley y no se puedan separar de la Península aun cuando
en la lucha quedase sujeta a Napoleón. Porque el Virrey Iturrigaray no procedió
conforme a este plan cuando la convulsión de España, sino que accedió a
celebrar Juntas de las autoridades de la ciudad de México para proveer a su
seguridad y la conservación de los derechos de Fernando VII, estuvo inclinado
a celebrar un congreso conforme lo permiten las leyes de Indias y ordenan las
fundamentales de la monarquía, fue preso por una facción de europeos
amotinados sin haberle procesado, depuesto sin habérsele oído, enviado como
un criminal a España, donde fue encerrado en un castillo de Cádiz.
Los americanos, perseguidos por la misma causa que el Virrey, pretenden ser
independientes de los españoles en su gobierno económico, y sólo
dependientes de su Rey, que, si falta, son dueños de gobernarse como les
parezca, de la misma manera que los españoles sus iguales.
Los europeos intentan abolir el pacto social que los americanos celebraron con
los Reyes de España y sustituirles otro a su pesar que los ponga en absoluta
dependencia de ellos, o hacerlos entrar por fuerza en una compañía
leonina, en que todo el provecho sea para sus amos, y ellos no tengan otro
recurso que venir en el corto número que les prescriban a llorarles como
esclavos sus lacerías.
Los americanos, empujados por la dureza atroz, las continuas tiranías y
exorbitantes injusticias con que para efectuar este plan se les ha tratado,
pelean para sostener el pacto social de sus padres, adquirido con sus
caudales, su sudor y su sangre; y caso de hacerse uno nuevo quieren concurrir
a celebrarlo en igual número y manera que los españoles, a los cuales queden
siempre iguales como lo son por sus leyes, y no inferiores.

Papel de la agricultura en los pensamientos separatistas en la época


colonial

Se sabe que desde el inicio de la colonización la agricultura fue la base de la


economía, por la producción de alimentos para la población y para el ganado, y
como materia prima para otras actividades económicas como la minería.
Generó importantes ingresos para España, por la gran cantidad de productos
que se exportaban a Europa como: cacao, jitomate, aguacate, maderas,
vainilla, grana cochinilla, etc. La tierra y el clima templado de las nuevas tierras
favorecieron la introducción de nuevos cultivos como el arroz,
avena, cebada, sorgo, caña de azúcar, trigo, café, durazno, lino, el añil, etc.
Aunque se debe tomar en cuenta el impacto desde la introduccion de los
colonizadores, enmarcado en distintos aspectos y conociendo los distintos
envolturas del cambio de paisaje, los cuales conducen a conclusiones
diferentes sobre el origen de la degradación del ambiente: el desarrollo de las
actividades agrícolas de los siglos XVIII y XIX, la cría intensiva, y en particular
la gran densidad de ovejas durante el siglo XVI, una importante sequía, a la
cual  asocia el abandono de las terrazas indígenas, por mencionar sólo
algunos.

Se ha difundido la idea de que las prolongadas guerras de independencia


ocasionaron la ruina total de la agricultura y la paralización del comercio
durante casi dos décadas. De acuerdo a las estimaciones del historiador
estadounidense Charles Griffin, la ganadería había sufrido un severo impacto
durante la contienda.

Un notable auge de las exportaciones que salían por La Guaira se estaba


registrando desde las últimas décadas del siglo XVIII. Los principales productos
extraídos con dirección a Cádiz eran el cacao, el tabaco, el añil y los cueros.
Excelentes eran las cotizaciones obtenidas por el cacao Chuao y el tabaco
Barinas en el mercado de Ámsterdam. El café, introducido tardíamente en
territorio venezolano, estaba acrecentando progresivamente su participación en
el comercio exterior. Tras la extinción de la Compañía Guipuzcoana en 1785, la
Capitanía General de Venezuela pudo comenzar a disfrutar de los beneficios
del Reglamento de Aranceles para el Comercio Libre entre España e Indias,
hecho que tuvo indudables y positivas repercusiones en la economía de estas
provincias.

Ante la imposibilidad de que España prosiguiera abasteciendo sus colonias


debido a las recurrentes guerras europeas, se hizo necesario flexibilizar el
sistema comercial. El tráfico con países amigos y neutrales fue autorizado a
partir de noviembre de 1797, aun cuando esta medida podía aplicarse
solamente mediante autorizaciones especiales y por determinados períodos. A
finales del siglo XVIII una buena parte de la carga de los barcos
norteamericanos estaba integrada por artículos provenientes de Europa,
especialmente de Inglaterra, aunque para burlar la prohibición de entrada de
tales mercancías a las colonias españolas, los cargamentos venían
acompañados de facturas adulteradas que indicaban su origen en los Estados
Unidos.

La primera década del siglo XIX fue para las provincias de la Capitanía General
de Venezuela una coyuntura de relativa prosperidad que se tradujo en la
expansión de la producción de cacao, añil y tabaco gracias al incentivo del
comercio con algunos países extranjeros, como Estados Unidos y Dinamarca.
Estos signos positivos se derrumbaron al estallar los graves conflictos políticos
que, a partir de 1808, arrastraron a la monarquía borbónica al colapso.
La invasión napoleónica en 1808 condujo a España a una situación de honda
crisis que se fue profundizando en la medida en que los ejércitos franceses
proseguían su avance. A pesar de ello, no se vieron interrumpidas las
conexiones económicas entre Cádiz y La Guaira, intercambio que llegó a
representar el 85% del total del comercio del puerto venezolano entre 1808 y
1810. Este tráfico se caracterizaba por ser totalmente favorable a Venezuela ya
que el monto de las exportaciones de frutos sobrepasaba con creces al de las
importaciones.
Tras los acontecimientos del 19 de abril de 1810 se intensificaron las relaciones
comerciales con los Estados Unidos. En ese mismo año se estableció en La
Guaira un agente comercial de los Estados Unidos, Robert K. Lowry, quien
«pidió a su gobierno el envío de un barco de guerra para patrullar las costas,
con vistas a la protección del comercio de las incursiones de piratas y
corsarios»
Desde el primero de agosto de 1810, la Regencia ordenó el bloqueo de las
costas de la provincia de Caracas. Sin embargo, los navíos que fueron
enviados desde Puerto Rico no estaban en condiciones de cumplir con ese
cometido, por lo que las operaciones comerciales no se interrumpieron. Desde
1811 se despachaban cargamentos con dirección al puerto de Gibraltar, tráfico
que se prolongó hasta la caída de la Primera República. Es importante
destacar que en 1810 se había instalado en Caracas una casa de comercio
inglesa, Watson Maclean y Compañía, con sede central en Glasgow, una
agencia en Gibraltar y otra en Malta desde donde se distribuían los frutos
venezolanos hacia los puertos del Mediterráneo oriental
Con el inicio de las hostilidades se abrió en Venezuela una etapa de fuertes
trastornos económicos debido a la paralización de muchos cultivos por la falta
de mano de obra. Varios factores incidieron para que este problema se
agravara. Por un lado, el tráfico de esclavos fue suprimido en 1810 y, por otro,
los realistas empezaron a incorporar a los esclavos al ejército con la promesa
de su futura libertad. A la insuficiencia de mano de obra se unió el saqueo de
haciendas todo lo cual generó un fuerte impacto en la producción agrícola. En
la medida en que los gastos se iban acrecentando y los ingresos se reducían
por la baja del intercambio comercial, emergieron serias dificultades para
continuar sosteniendo el ejército republicano.
Frente a la escasez de medios de pago, el gobierno de la Primera República
decidió emitir papel moneda para reactivar la circulación monetaria. Por Ley del
27 de agosto de 1811 se decretó la emisión de un millón de pesos fuertes en
cédulas o billetes que serían entregados en todas las tesorerías como
«verdadera moneda metálica». Dichos billetes serían depositados en una caja
de las Oficinas Generales de Hacienda ubicadas en la capital de la Provincia
de Caracas y estarían garantizados por las Rentas Nacionales de la
Confederación
La desesperante situación ocasionada por la crisis fiscal, agravada por la
depreciación monetaria y la inflación de precios. El público, acostumbrado al
uso de dinero metálico, veía con desconfianza los billetes conocidos como
«asignados». Mientras las autoridades de la debilitada República no podían
contener el avance realista y dominar las sublevaciones que estallaban en
distintos puntos del territorio, se aproximaba el desastre económico. La
«moneda mala» iba sustituyendo a la moneda metálica, «la cual desapareció
de la circulación y se convirtió en moneda de reserva», puesto que nadie
quería entregar metálico a cambio de papeles sin valor real. Ante la angustiante
escasez de numerario fue necesario ordenar, con fecha del 25 de octubre de
1811, la acuñación de un millón de pesos fuertes en moneda de cobre con la
finalidad de activar el comercio interior
El Estanco del Tabaco, creado en 1776, era un monopolio administrado por las
autoridades estatales.
Los recursos se agotaron rápidamente debido a los elevados gastos originados
por el sostenimiento de las fuerzas militares y del aparato administrativo, a la
vez que era menester financiar las misiones diplomáticas enviadas a Europa.
La eliminación de algunos impuestos y la disminución de otros contribuyeron a
la reducción de los ingresos. También cayó la renta del Estanco del Tabaco,
como consecuencia del caos provocado por la guerra, ya que muchas
plantaciones fueron abandonadas por el enrolamiento forzoso de los
labradores. Mientras el Tesoro estaba exhausto, la agricultura y el comercio
atravesaban una crisis sin precedentes que condujo en breve tiempo al
derrumbe de la Primera República.
Yoston Ferrigni (1999, II: 119) establece una clara diferenciación de la
evolución económica en dos etapas: la primera se extiende de 1810 a 1814, y
la segunda desde 1815 a 1821. En la primera fase se padeció una profunda
recesión debido a los constantes trastornos políticos y a la virulencia de la
guerra. Al respecto el autor señala que en la zona norte de la provincia de
Caracas tuvo lugar «una sangrienta lucha, que desorganizó la actividad
agrícola, produjo una desarticulación entre los puertos y los centros de
producción y redujo el intercambio con España». Las cifras son reveladoras:
entre 1792 y 1794 se había registrado un promedio anual de 2.456.235 pesos
en las exportaciones de La Guaira. En 1803 dichos valores alcanzaron a
2.710.615 pesos, descendieron a 2.552.164 pesos en 1809 y cayeron a
685.920 en 1812. Si tomamos en cuenta el monto total de las importaciones y
exportaciones en los años 1809 y 1814, vemos que las mismas bajaron de
4.606.755 pesos a 500.316 pesos, lo que refleja un declive de proporciones
alarmantes que era ocasionado por la situación bélica (Ferrigni, 1999, I: 150).
Si consideramos la evolución de las exportaciones de los principales productos
desde la etapa colonial hasta la ruptura con la Metrópoli, observamos que el
cacao y el añil habían iniciado una tendencia declinante, mientras que el café
se encontraba en pleno crecimiento. En 1793, las exportaciones de cacao y añil
representaron 1.859.169 y 874.822 pesos que cayeron a 386.762 y 333.901
pesos en 1811, respectivamente. En cambio, el café pasó de 30.278 pesos a
246.850 pesos en esos mismos años (Ferrigni, 1999. I: 127 y 131). La
información anterior nos permite apreciar la temprana expansión de la
producción cafetalera, aun cuando desconocemos la especificidad de su
desarrollo en los años que abarcan la guerra.
Después de la etapa de recesión que se manifestó entre 1810 y 1814, la
situación varió radicalmente a partir de 1815 con la ocupación de la región
central por los realistas cuyo dominio persistió hasta 1821. España, tras la
expulsión de los franceses, logró reconstituir sus relaciones económicas con
algunas colonias. El comercio de ultramar adquirió un significativo impulso en
ese lapso. Las exportaciones de La Guaira ascendieron a 1.186.599 pesos en
1815 y 1.386.729 pesos en 1818. La recuperación del comercio, aunque débil,
era el resultado del prolongado período de estabilidad que disfrutó la región
central bajo el control realista (Ferrigni, 1999, II: 123). Sin embargo, los valores
mencionados se encuentran todavía muy por debajo del promedio de las
exportaciones entre 1792 y 1794, equivalente a 2.456.235 pesos. ¿Estaríamos
entonces ante una contracción de la producción agrícola como resultado de los
trastornos políticos y las guerras? Sí.

Reflexión

Tenemos claro que la invasión supuso la ocupación violenta y generalizada de


los intereses capitalistas europeos en los distintos continentes, amenazados de
guerra, despojo, esclavitud y muerte. Las amenazas del requerimiento se
cumplieron: la conquista de América fue violenta. En el momento del
descubrimiento de América, era señor del cacicazgo de Marién, que
actualmente abarcaría la costa norte de Haití y de República Dominicana.
Según algunos cronistas, La Española se dividía en cinco grandes cacicazgos:
enfrentar Maguana, Jaraguá, Higüey, Maguá y Marién, cuyos respectivos
caciques eran Canoabo, Behechio, Cayacoa, Guarionex y Guacanagarí. Hubo
varios valientes líderes taínos que se rebelaron contra la colonización y
esclavitud española en sus inicios. El Cacique Caonabo, de la región de
Samaná fue el primero en dirigir una revuelta. La resistencia indígena se
manifestó en enfrentamiento para defender sus tierras y su vida, pero ante la
superioridad del armamento de los españoles, las poblaciones indígenas que
luchaban sin protección para cuerpo y cabeza, fueron en su mayoría sometidas
o exterminadas.

Las rebeliones indígenas del período colonial se producen por diversas


motivaciones que englobar la imposición de un sistema económico y social que
había quebrado las antiguas estructuras nativas. La resistencia nace cuando el
aborigen decide rechazar dichas imposiciones por la fuerza de las armas. El
pesado servicio personal, la mita, la encomienda, instituciones laborales donde
el indígena recibía escasos beneficios tras grandes esfuerzos, provocaron
insatisfacciones. Si a ellas le sumamos el trauma de la conquista y la aparición
de líderes que ensalzaban el milenarismo, podemos entender el estallido de
numerosos motines de carácter local y de grandes rebeliones de mayor
alcance. Las luchas para lograr la independencia de las colonias americanas
en general, debe ser apreciada en su real magnitud como un capítulo de la
lucha a escala universal por los derechos humanos, la justicia social y la
construcción de la modernidad, se inauguró a fines del siglo XVIII, bajo el
influjo de las concepciones antifeudales de la burguesía europea. El
movimiento independentista que comenzó en 1790 con la revolución de Haití
tuvo como antecedente la liberación de las trece colonias inglesas de
Norteamérica. El estallido de la gran contienda anticolonialista, extendida hasta
1826, fue facilitado primero por la revolución francesa de 1789 y después por la
crisis política generada por la expansión napoleónica sobre España y Portugal.
El Imperio Español estableció un sistema virreinal que trataba a sus colonias
como extensiones de la metrópoli en vez de colonias extractivas. Esto obligó a
conformar una sociedad colonial que distinguía sus clases en base a la raza.
Por eso, los "blancos" (europeos o hijos de europeos) conservaban las
funciones de gobernación y administración. Los "indios" (nativos de las
colonias) eran forzados a la servidumbre o esclavitud. Los "negros" (población
traída de África y en algunos casos sus descendientes) eran forzados a la
esclavitud. La decadencia del Imperio Español  inició en el siglo XVIII, en un
marco de crisis económica mundial que afectó particularmente a España.
Luego se profundizó con la Guerra de Sucesión Española tras la muerte de
Carlos II.

Esta guerra culminó el Tratado de Ultrecht en 1713 que eliminaba el dominio


de España sobre algunos territorios de otros países europeos, como Italia y
Países Bajos. Sin embargo, esto no afectó a sus colonias americanas y
asiáticas. A estos primero signos de debilitamiento siguió su desastrosa
participación en la Guerra de la Cuádruple Alianza (1717-1720). La
consecuencia de este conflicto fue que el Imperio se convirtió en una potencia
de segunda fila.

El derrumbe del Imperio Español se produjo en el siglo XIX, tras la conquista de


España por las fuerzas napoleónicas. Una vez depuesto Fernando VII, José
Bonaparte fue coronado como Rey de España.

Estas noticias llegaron a las élites coloniales que desde hacía tiempo


estaban descontentas con las leyes comerciales que la metrópoli les imponía.
Estas les imponían, por ejemplo comerciar por su cuenta con otros países.
Estas élites aprovecharon el momento para alzarse en supuesta fidelidad al rey
caído y proclamar su independencia de España. Sin embargo, la liberación de
España del dominio napoleónico desencadenó un largo período de
inestabilidad y conflicto interno. A los conflictos políticos se sumaba también
una enorme crisis económica. El punto final de este declive fue el Desastre del
98, también conocido como la Guerra de Cuba, en la que España perdió sus
últimas colonias americanas y en Oceanía ante Estados Unidos.

Con el inicio de las hostilidades en consecuencia de un periodo de fuertes


trastornos económicos se dio a conocer el pensamiento de que las
prolongadas guerras de independencia ocasionarían la ruina total de la
agricultura y la paralización del comercio durante casi dos décadas. Algo
similar fue lo que sucedió en 1810 cuando sucedió la paralización de la
producción de diversos cultivos debido a la falta de mano de obra, aunado a
eso, el tráfico de esclavos fue suprimido en 1810 y, por otro, los realistas
empezaron a incorporar a los esclavos al ejército con la promesa de su futura
libertad. A la insuficiencia de mano de obra se unió el saqueo de haciendas
todo lo cual generó un fuerte impacto en la producción agrícola.

A raíz de este fenómeno los gastos se iban ampliando y los ingresos se


reducían por la baja del intercambio comercial, emergieron serias dificultades
para continuar sosteniendo el ejército republicano. En conclusión podemos
denotar y hacer énfasis en que la distorsión de la producción agrícola se dio
como resultado de los trastornos políticos y las guerras.

También podría gustarte