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REPUBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LA EDUCACIÒN UNIVERSITARIA


CIENCIA Y TECNOLOGIA

UNIVERSIDAD POLITÈCNICA TERRITORIAL DEL ESTADO PORTUGUESA


“JUAN DE JESÙS MONTILLA”

PNF EN AGROALIMENTACIÓN

GEOPOLÍTICA AGRARIA DE

AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE

Prof: Acosta María de Jesús ESTUDIANTES:

Sección “801” Coil Mariant CI: 26.903.255

Rivas Luisiana CI: 29.540.571

Torrealba Karlett CI: 28.342.117

Torres Elianny CI: 28.004.380

Acarigua, Noviembre de 2023


1. GEOPOLÍTICA AGRARIA DE AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE. HACER
ÉNFASIS A LA DE VENEZUELA EN PARTICULAR.

La dinámica geopolítica en nuestro subcontinente está siendo influida por un


conjunto de condiciones que forman parte del proceso de globalización, entre las
que destacan:

 la participación de Argentina, Brasil y México en el Grupo de los 20.


 la creciente presencia en el escenario internacional de Brasil, al lado de
Rusia, China, India y Sudáfrica (BRICS), caracterizados por su extenso
territorio, gran población y abundantes recursos naturales y energéticos.
 el importante rol que juegan Ecuador y Venezuela en la Organización de
Países Exportadores de Petróleo (OPEP).
 la riqueza en recursos minerales, energéticos, forestales, de biodiversidad,
pesqueros, hidráulicos y acuíferos que se concentra en América Latina y el
Caribe, demandada y apetecida por las grandes potencias.
 la significativa presencia de China, Irán y Rusia en los escenarios
latinoamericanos y caribeños.
 la conformación de organismos regionales de integración como la Alianza
del Pacífico, la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América
(ALBA), la Comunidad de Estados Latinoamericanos y caribeños (CELAC),
el Mercado Común del Sur (MERCOSUR) y la Unión de Naciones
Suramericanas (UNASUR).

Este proceso conforma un complejo cuadro geopolítico que tiene manifestaciones


particulares a escala global, continental, subcontinental, regional, nacional y
subnacional, y que exige de los diferentes Estados y sociedades latinoamericanas
y caribeñas, una correcta comprensión, a fin de obtener beneficios y disminuir los
perjuicios que de ello se pueden derivar.
En el caso de Venezuela, por ser un país estratégico por su condición de país
petrolero, la intervención estadounidense ha sido especialmente abierta en función
de sacar del poder, en principio, al Presidente Hugo Chávez, y ahora a Nicolás
Maduro. Este proceso ha implicado la aprobación de severas y costosísimas
sanciones económicas que han afectado la economía y los derechos humanos de
la población de este país. De igual forma, EEUU durante el 2019, trató de generar
una situación de instabilidad política que pudo desembocar en una guerra civil a lo
interno del país caribeño al reconocer durante el 2019 al diputado recién
juramentado presidente de la Asamblea Nacional como Presidente de la República
de Venezuela, situación que se mantiene hasta la fecha gracias al cuantioso
financiamiento estadounidense.

El actual territorio venezolano constituyó, antes del arribo de la población hispana,


el asiento de múltiples y variados contingentes étnicos que debieron adaptarse a
diversos ambientes geográficos y ecológicos. De acuerdo a Ríos y Carvallo (1990)
la dinámica socioeconómica de estas comunidades se relacionó con el desarrollo
de áreas culturales vecinas, generándose así una interrelación que contribuyó a
diversificar y enriquecer sus modos de subsistencias y su patrimonio cultural
global.

Venezuela está localizada el norte de América del Sur. Limita al norte con el mar
Caribe, al este con el océano Atlántico y Guyana, al sur con Brasil y al suroeste y
oeste con Colombia. El país tiene una superficie continental e insular de 916 455
Km² y cuenta con una amplia línea de costa que alcanza los 2 183 Km. cuenta
con una gran diversidad geográfica y agroecológica, debido a su condición de país
caribe, andino, llanero y amazónico. Desde el punto de vista geográfico se pueden
distinguir un conjunto de regiones naturales claramente diferenciadas, lo que hace
que sea uno de los diez países más diversos del mundo, lo que le añade un
considerable potencial turístico.

Su ubicación geográfica le otorga al país buenas potencialidades para la


agricultura tropical, pudiendo obtener altos rendimientos en cultivos de carácter
permanente tales como café, cacao, palmas aceiteras y frutales, o semi
permanentes como caña de azúcar, banano, plátano y yuca. En cambio, tiene
menor potencial para los cultivos mecanizados extensivos de ciclo corto, con
excepción del arroz, en los cuales los países con climas templados tienden a tener
notables ventajas.

La disponibilidad de tierras con limitaciones para la producción vegetal, la


abundancia de energía radiante y amplias áreas de pastos determina una
importante potencialidad para la ganadería de carne y de doble propósito (carne y
leche). Además, la horticultura puede obtener un significativo desarrollo en los
valles del arco montañoso costero. La amplitud de las costas y el mar territorial
venezolano, así como el bajo costo del combustible, confieren a la pesca marítima
amplias posibilidades de desarrollo.

La producción agrícola venezolana es compleja dada la diversidad


geográfica y agroecológica del país, la producción agrícola venezolana es
compleja y está constituida por distintos sistemas de producción con
características muy disímiles y de diversa importancia en la generación de
producto y empleos. Sin embargo, la producción agrícola representa una fracción
reducida del Producto Interno Bruto en comparación con otros países andinos y de
América Latina.

Desde la expansión petrolera, Venezuela ha sido importador neto de los productos


agroalimentarios, y en los últimos 20 años, las calorías importadas se encuentran
por el orden del 50 por ciento de la disponibilidad total de energía para la
población. Las exportaciones agropecuarias representan una porción muy
pequeña de las totales del país.

La agricultura y la seguridad alimentaria tienen rango legislativo, Con la


Constitución de 1999, la agricultura, la seguridad alimentaria y el desarrollo rural
adquirieron rango constitucional. Los Artículos 305 al 308 definen la orientación de
las políticas públicas en materia de agricultura, desarrollo rural y redistribución de
la tierra. Esta normativa central es instrumentada por un conjunto de leyes entre
las que destacan la Ley de Tierras y Desarrollo Agrario, la Ley Orgánica de
Seguridad y Soberanía Alimentaria, la Ley de Salud Agrícola Integral, la Ley de
Pesca y Acuicultura, la Ley del Fondo de Desarrollo Agropecuario, Pesquero,
Forestal y Afines, entre otras.

2. OCUPACIÓN DEL ESPACIO Y TERRITORIALIDAD DE LOS


MOVIMIENTOS CAMPESINOS EN VENEZUELA Y AMÉRICA LATINA.

A lo largo de la década de los 90, La disputa por la tierra ha tomado una notoria
especificidad en América Latina en las últimas dos décadas, pues de reivindicar la
tierra como parcela para trabajarla, los movimientos campesinos e indígenas han
pasado a reivindicar un territorio, con todas las implicaciones conceptuales y
políticas que este tránsito discursivo impone. Por ejemplo, para el caso de Brasil,
Oliveira caracteriza la lucha contemporánea por la tierra como una lucha contra la
apropiación privada de la misma, en la perspectiva de un paso hacia la posesión
colectiva de los medios de producción, y cuya práctica demuestra que “no basta
apenas la propiedad colectiva, es preciso el control, pose y administración
colectiva de esos medios de producción; en una palabra: toda la soberanía a las
asambleas de los trabajadores” (OLIVEIRA, 1991:15). Esta parece ser una
diferenciación conceptual entre tierra y territorio. Sin embargo, si bien aparenta ser
una novedad de estos tiempos, no lo es, ya que el reclamo de un espacio territorial
es una reivindicación tan antigua como el proceso de conquista y colonización del
continente americano, pero que en el transcurso de la historia de formación de los
actuales países latinoamericanos este hecho se oculta detrás de la consolidación
del Estado-nación moderno, naturalizando así la destrucción y negación de la
diversidad identitaria y territorial que es intrínseca a la población, y las
necesidades de expresión política de estas estructuras identitarias diferenciadas
que se fueron ocultando bajo mecanismos modernos y liberales de adscripción al
Estado, es decir, a partir de la ciudadanía individual y de la propiedad privada,
desprovistas de cualquier connotación política que significase un desafío a la
concepción dominante de organización política y territorial de la sociedad
moderna.
En la formación de los movimientos viene arraigado del proceso colonial de
formación del campesinado, y a lo que hoy llamamos campesino es fruto de un
largo y penosos transitar histórico de transformación de pueblos a indios, de
pueblos a esclavos, de indio a campesino, o de esclavo a campesino, de
campesino a indígena y originario, o a agricultor familiar, pequeño productor, etc.
en un permanente juego de nuevas designaciones desde el discurso dominante
para ocultar una y otra vez la potencia política de las masas dominadas . Con el
paso del tiempo estos trabajadores de la tierra, indios y esclavos, y posteriormente
migrantes pobres de Europa y Asia, se convirtieron en los campesinos de la
modernidad, pero manteniendo sus formas de vida como pueblos, o bien
reconstituyendo identidades colectivas comunitarias y sus experiencias de lucha a
pesar de los esfuerzos de homogenización cultural y desarticulación de la
identidad étnica el proyecto ciudadanizador del Estado-nación. Por eso la lucha
campesina reivindicó siempre la noción del territorio, pues se trata del territorio
indio usurpado por el invasor o la posibilidad de erigir un territorio libre del régimen
colonial esclavista. Este reclamo fue siempre re-interpretado por la clase
dominante bajo la más conveniente noción de tierra como parcela de producción
agropecuaria, nada más, ya que al excluir la posibilidad política que implica el
territorio, se mantienen las condiciones que permiten la dominación colonial de las
clases señoriales

La conquista y colonización europea del continente americano sirvió para


arrebatar la tierra y sus recursos a los pueblos indígenas que habitaban estos
lugares, y para poder hacerlo, fue preciso construir un dispositivo ideológico capaz
de justificar semejante barbarie en la conciencia y en el ordenamiento jurídico
impuesto por los usurpadores. Tal es así que los españoles y portugueses
justifican su “derecho natural” para despojar la tierra a los nativos y apropiarse de
la misma a partir de inventar la noción, hasta entonces inexistente, de “raza” con la
que se explicita objetivamente la diferencia entre europeos e indios para clarificar
quien es el conquistador y quien el conquistado, quien es el civilizador y quien
debe ser civilizado, inaugurando así un ciclo de identificación de castas sociales
asociadas a las características fenotípicas de la población, asignándole una
supuesta superioridad a los europeos blancos respecto de una supuesta
inferioridad de los nativos indios.

En Venezuela La historia de los movimientos sociales en Venezuela no es muy


diferente a la de otros países de América Latina donde los partidos políticos
fueron, poco a poco, fundando las organizaciones sociales, como el medio para
organizar a la población, según diversos intereses y necesidades.

Apenas en las primeras décadas del siglo pasado, los fundadores de los primeros
partidos políticos, antecesores de los actuales, generalmente provenientes del
movimiento estudiantil, se dieron a la tarea de crear los primeros sindicatos y
organizar a los campesinos, entre otros sectores de la sociedad.

La ocupación de la tierra, o la construcción social del espacio genera


conflictualidad, y en esa tensión ella recupera su significado no solo como valor de
uso que es de por sí importante, sino también en su dimensión sociocultural de
lugar, como pedazos de vida. Esta valoración del territorio impulsa y sustancializa
de manera importante la movilización de los sectores populares urbanos hacia la
conciencia colectiva de sus derechos y la conquista de espacios de bienestar.

En Venezuela, la lucha por la tierra urbana ha producido organización social, esta


lucha, al ampliar su base social de apoyo articulando distintos grupos vinculados a
la problemática del hábitat, desdibuja su carácter local e inmediatista, y su
horizonte estratégico apunta a la constitución de un movimiento social orgánico.

PRINCIPALES FRENTES CAMPESINOS DE VENEZUELA

 CLOC -Vía Campesina


 El Frente Nacional Campesino Ezequiel Zamora (FNCEZ)
3. ANÁLISIS, INTERPRETACIÓN Y OPINIÓN DE LOS CONVENIOS Y
PROYECTOS, ENTRE OTROS: ALBA, PETROCARIBE, MERCOSUR,
UNASUR, CELAC, COMUNIDAD DEL CARIBE.

Con el propósito de fomentar la producción sostenible en Latinoamérica y El


Caribe, Venezuela propuso la creación de un mercado común que permita
acelerar el desarrollo económico de los países, así como la creación de pequeñas
y medianas industrias, siempre y cuando no haya un apoyo a la independencia
productiva, económica y comercial en la región.

La República Bolivariana de Venezuela desempeña un papel protagónico en la


edificación de la unidad latinoamericana y caribeña. Ha impulsado desde
convenios de cooperación energética hasta nuevos espacios de integración
regional y es a través de estos acuerdos, que se propone fomentar el desarrollo
económico en los países mediante la creación de una agenda científica y
tecnológica vinculada a una eficiente integración regional energética en la región.

Es por esto que la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América
(ALBA), el Mercado Común del Sur (Mercosur), la Comunidad de Estados
Latinoamericanos y Caribeños (Celac), la Unión de Naciones Suramericanas
(Unasur) y la Alianza Petrolera entre países del Caribe y Venezuela (Petrocaribe)
plantearon la posibilidad de crear un mercado común para fomentar la producción
sostenible en los países ubicados en estas dos regiones.

El Mercosur cuenta con una población de 292.579 millones de habitantes y


durante el 2013, sus exportaciones totalizaron USD343,7 millones y las
importaciones USD348,2 millones. El ALBA tiene una población de 73.222
millones, las exportaciones de este grupo de países fueron de USD 47,3 millones
y las importaciones cerraron el año pasado en USD88 millones. En cuanto a la
Celac, los países latinoamericanos y del Caribe reúnen 601.906 millones de
habitantes, las exportaciones sumaron USD601,9 millones y las importaciones
USD1,0 billones.

Petrocaribe, cuenta con 94.426 millones de habitantes, mientras que sus


exportaciones fueron de USD40,3 millones y las importaciones USD103,2
millones. Para finalizar, Unasur posee una población de 403.087 y sus
exportaciones cerraron el 2013 en USD 560,8 millones y las importaciones en
USD 600,1 millones.

De acuerdo al XV Congreso Latino-Iberoamericano de gestión tecnológica sobre


las nuevas condiciones y espacios para el desarrollo científico, industrial y la
cooperación internacional, los principios de esta integración económica que se
proponen crear estarán basados en la capacitación, el desarrollo de la
infraestructura y aprovechamiento de fuentes alternativas, así como la cohesión de
las capacidades y fortalezas que en materia de comercio puedan desarrollarse.

El ministro de Comercio de Venezuela, Dante Rivas, destacó que la unificación de


estos países y el desarrollo de esta alianza permitirán el avance de un mercado
potente, con grandes desafíos positivos, el cual facilitará los trámites de
importación y exportación. Así mismo, sostuvo que el objetivo principal será llevar
a la práctica la visión continental que tenía el libertador, Simón Bolívar.

Para los miembros de estas alianzas se trata de una etapa decisiva y madura, ya
que para ellos, durante la última década, la mayoría de las naciones están
capitalizadas. La meta de este proyecto es que haya mayor igualdad y que se
acorte la brecha entre ricos y pobres.

Esta afirmación fue sustentada durante el Primer Encuentro de Ministros de


Economía, Comercio e Industria de la Celac, desarrollado en Costa Rica, en
donde los representantes de las carteras sustentaron que se deberá hacer un
esfuerzo para sacar al 32% de la población pobre que aún existe en la región.

Igualmente, manifestaron que es necesario aprovechar que la economía


latinoamericana está experimentando un gran crecimiento gracias a la unificación
de bancos, empresas multinacionales, servicios, industrias, etc, lo cual traerá
consigo un aumento del consumo por parte de la población, elevando así la
calidad de vida en la mayoría de los países.

La Celac sustenta que ningún país tiene viabilidad política por sí solo, en el mundo
del mañana, ni siquiera los más poderosos ya que habrá que enfrentar retos
propios de naciones gobernadas por líderes diferentes al espectro político y sólo
así, los ciudadanos de Latinoamérica tendrán un mejor futuro y podrán superar la
profunda “crisis civilizatoria que tiene en el capitalismo y el imperialismo” según los
mandatarios de los estados caribeños.

Este es el tiempo, la hora y la época de Latinoamérica, momento de avanzar y


crecer, de integrarse. “Es el momento de compartir buenas prácticas que permitan
un desarrollo económico acelerado de nuestros países. Especialmente utilizando
el poder de compra del Estado, donde las adquisiciones de los entes
gubernamentales son motor de desarrollo de la producción local” afirmó Rivas.

Frente a estos análisis y afirmaciones, no cabe duda que Venezuela tiene un gran
interés por lograr que esta alianza se lleve a cabo, sin embargo, es de vital
importancia analizar hasta dónde quieren llegar y si es viable la unificación de
estos países.

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