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1. QUÉ DIFERENCIA LA ECONOMÍA DE CAZA Y


RECOLECCIÓN DE LA DE PRODUCCIÓN
Prehistoria e Historia Antigua (Universidad Carlos III de Madrid)

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DE LA CAZA A LA RECOLECCIÓN
Hace unos 12.000 años comenzó el proceso de mejoría climática que llevaría al último
período geológico hasta ahora, el cálido Holoceno, que es un interglaciar que lo que
hizo fue interrumpir la larga serie de etapas gélidas que nuestro planeta viene
experimentando en los últimos millones de años. Cuando terminó la subida de
temperaturas comenzó la rápida historia reciente que iba a llevar a los humanos a su
posición de predominio absoluto sobre la Tierra. Anteriormente, hubo otros períodos
calientes pero durante la última glaciación, mientras que la gente del norte se helaba de
frío y los del sur se hallaban en regiones tropicales cubiertas por áridos desiertos el
Homo sapiens se las arregló para expandirse por todos los continentes. Significa la
victoria de los humanos contra el clima adverso y el inicio de una de las fases culturales
más ricas de toda la prehistoria, el Paleolítico Superior.

Lo que vino a comienzos del Holoceno, fue una gran subida del nivel del mar al
fundirse la masa de hielo continental que dejó incomunicadas islas por todas partes. La
tecnología marinera permitió a los nuevos isleños mantener la comunicación con los
continentes aunque es posible que algunas comunidades desaparecieran a causa del
aislamiento.

Culturalmente, al período posterior al Paleolítico se le denomina de diversas formas. La


más conocida es la de Mesolítico (Piedra media) que indica un período intermedio entre
Paleolítico y Neolítico, y trae aparejada la idea de que la transición hacia la economía de
producción neolítica ya estaba en marcha. Claro que fue en el terreno de la economía de
subsistencia donde lógicamente hubieron de tener lugar los cambios más importantes
del período. La nueva abundancia provocada por el clima significaba que la producción
alimentaria empezó a ser mucho mayor. Cerca del mar, abundan los yacimientos de tipo
conchero, con millones de conchas de moluscos cuya carne proporcionó una cantidad
apreciable de calorías y proteínas a los habitantes costeros y en las orillas de los largos y
afluentes del Sahara se asentaron nuevas comunidades de pescadores que enseguida
descubrieron la cerámica utilizada en actividades de tipo ritual femenino o más bien
práctico para cocinar pescado o cereales silvestres. En todos esos sitios también se
recolectaba y cazaba como antes. Destaca en el Próximo Oriente (Natufiense) el elevado
número de especies de fauna salvaje que eran cazadas y la ocasional presencia, por
primera vez, de restos de vegetales como cebada, trigo o almendra.

Unos pocos milenios después de haberse instalado esas condiciones de abundancia, un


número significativo de sociedades en lugares muy distantes y desconectadas del globo
empezaron la transición a la forma de vida campesina con una economía productora
basada en la agricultura y ganadería doméstica, es decir, el Neolítico. La proximidad
temporal de ambos fenómenos hace que casi todos piensen que estuvieron relacionados,
aunque de una forma extraña: ¿Por qué cuando más recursos naturales existen se pasa a
extraer recursos artifciales?

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Hasta la década de 1930 se suponía que el paso de caza-recolección a la agricultura y el


pastoreo fue el resultado lógico de una evolución basada en el progreso permanente. La
teoría del oasis habla del origen del Neolítico y supuso que el comienzo del Holoceno
coincidió con una época de gran sequía en el norte de África y el Próximo Oriente que
llevó a concentrarse en los pocos oasis existentes al conjunto de la población humana y
animal superviviente de los alrededores. Esa proximidad hizo que poco a poco los
animales perdieran el miedo a los humanos, y llevó a éstos a intervenir sobre aquellos,
eliminando a los menos dófciles y alimentando y dando de beber artificialmente a los
que quedaban hasta que fueran domésticos. Para los vegetales la teoría funciona peor
pero es igualmente plausible, siempre con el principio de que la proximidad lleva al
conocimiento y familiaridad, y de éstas se habría pasado a la intervención y
manipulación.

Otra postura teórica que suponía también que la agricultura era algo enteramente
deseable y que si no se había alcanzado antes es porque el ser humano todavía no estaba
preparado. También la geógrafa Ester Boserup en una obra fundamental mostró que los
humanos siempre habían aumentado la producción o mejorando la tecnología para
obtener más alimento en función del crecimiento poblacional. Se utilizó la presión
demográfica como la mejor candidata para explicar esa extraña innovación. Según el
nuevo paradigma, los cazadores no fueron atraídos por la nueva economía, sino que, por
el contrario, más bien se vieron forzados a ella. Lewis R.BInford explicó que la mejoría
climática aumentó los recursos que hizo innecesaria la constante movilidad de los
grupos humanos en su búsqueda, eso que se denominaría sedentarismo contribuyó a
relajar los mecanismos de control demográfico y el aumento de la población hizo
necesario experimentar y acabar finalmente controlando los alimentos básicos.

Existen pocas dudas de que, en general, la vida nómada de los cazadores-recolectores


está provocada por el carácter cambiante y estacional de los recursos, porque es
necesario moverse cuando la comida lo hace y parece probable que la riqueza
alimenticia contribuyó a sosegar aquella inquietud milenaria.

Respecto al tema de la domesticación de las plantas, los cambios genéticos necesarios


para que una planta salvaje pase a ser doméstica puede ser rápido pero es muy sencillo
que el proceso se pueda interrumpir y resultar más largo. Parece probable que aquellos
tanteadores de plantas y de animales no debieron de ser conscientes del proceso, se
produjo a través de la relación entre humanos y plantas dónde no aparece ningún tipo de
intencionalidad. Al principio la gente protegería algunas plantas, arrancando las malas
hierbas, regándolas… Ello provocaría la aparición de zonas especiales donde las plantas
se desarrollarían naturalmente pero de forma más expansiva hasta que finalmente el
largo proceso de influjo recíproco (humanos escogiendo las plantas más gustosas y éstas
produciendo mayor cantidad de esos tipos) derivarían en los cambios genéticos
definitivos y unas prácticas agrícolas. Negar la intencionalidad supone descartar un
elemento básico de la conducta humana, lo que causaría el nacimiento de el último
grupo de teorías sobre el comienzo del Neolítico que postulan que no fue directamente
el hambre la causa de la agricultura y la domesticación sino procesos más complejos de

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orden social y cultural? En esta línea están quienes piensan que las primeras plantas
domesticadas lo fueron por tener un sabor especial, picante o más sabroso y que por eso
se debieron de utilizar en pequeñas cantidades para diversificar el resto de los alimentos.
El mismo autor de esta idea avanza una explicación completa de la transición a la
economía de producción que parte entre la diferencia de los cazadores-recolectores
generalistas que explotan recursos poco abundantes o impredecibles, difíciles de
almacenar y que no favorecen la competencia por los mismos, y cazadores-recolectores
“complejos” que consumen recursos abundantes, predecibles y fácilmente
almacenables. La intensificación de esta última conducta sería la razón por la que
acabaría llevando a la agricultura institucionalizada. El problema de esta teoría es cómo
explicar la aparición de esos “acumuladores” que rompe con el ideal igualitaria de la
sociedad. Algunos lo justifican con la aparición de la unidad familiar básica e
independiente identificada con la cabaña individual que se hace común en los poblados
sedentarios y que provocaría la rivalidad de recursos.

El cultivo agrícola y la domesticación animal se basan también en una aproximación a


la naturaleza diferente de la visión personalizada que tienen de ella los cazadores. Se
pasa a ver a la naturaleza como una enemiga que hay que dominar y sobre todo poseer,
y se inicia con los cazadores-recolectores. El Neolítico sería un conjunto de nuevas
ideas que acabaran imponiéndose en el mundo, más que unas nuevas prácticas
económicas. Los grupos neolíticos son los primeros que comienzan a tener una cierta
complejidad socioeconómica y a controlar una realidad más inocua, con una identidad
personal individualizada basada en la independencia y diferenciación de sus miembros.

No obstante, la neolitización también supone un revulsivo en todos los aspectos de la


vida social. El beneficio queda aplazado, el trabajo ya no es algo inmediato, sino que
también tiene en cuenta el futuro. Los elevados rendimientos de la agricultura favorecen
la obtención de excedentes, en muchos casos, almacenables que a su vez permite que los
seres humanos puedan vivir en un lugar durante un periodo de tiempo largo. La
agricultura hace posible la sedentarización de los grupos humanos y su establecimiento
en aldeas permanentes, no menos importante es el radical cambio demográfico que se
asocia a la neolitización. La agricultura es susceptible de mejoras técnicas, como el
regadío o el abonado que pueden ir mejorando el rendimiento. A más largo plazo, el
establecimiento de sociedades agrícolas propiciará la aparición de desigualdades
sociales en contraste con el carácter generalmente igualitario de las sociedades de
cazadores. La existencia de excedentes y las nuevas relaciones sociales de producción,
unidas al carácter fácilmente controlable de las nuevas fuentes de riqueza favorecerán la
concentración de riquezas y poder en personas o grupos concretos que acabará
desembocando en las primeras organizaciones de tipo estatal.

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