Estimado lector, si hoy estás leyendo este libro es porque tienes interés en iniciar un restaurante en

cualquiera de sus formatos de negocio. Cabe destacar que este tipo de negocio no solamente se basa en
interés y en las ganas de crearlo, en la disposición del dinero que se tiene para impulsar dicho negocio.

No se trata simplemente; porque preparó unos platos deliciosos voy a tener éxito en un negocio de
comida, porque mi abuela tenía las mejores recetas, porque cuento con 3 personas de confianza que
son familiares, son expertos en cocinar y me ayudarán a iniciar mi negocio. Y no menos importante
cuento con el dinero para montar mi restaurante.

Dentro de esta visión, parece muy fácil, pero nada más lejos de la realidad. Es necesario plantearnos
muchas preguntas y despejarlas.
¿Qué es un restaurante?

¿De dónde nacen los restaurantes?

Cuando surgió el comercio, los primeros mercaderes intercambiaban ropa, herramientas y animales por
alimentos preparados. Desde la época de los antiguos romanos, las posadas que en aquel momento
eran tabernas donde los viajeros podían pasar la noche, era un producto de hospitalidad acompañado
de alimentos y bebidas.

En Paris, François Pierre de la Varenne publicó en 1651 el primer libro de cocina para gourmets, durante
el reinado de Luis XIV. En la cocina del rey francés se empleaban más de 300 personas y las actividades
culinarias se convirtieron en una forma de arte respetada en el siglo xvIII.

El primer establecimiento público dedicado en forma exclusiva al servicio de alimentos abrió sus puertas
en Paris, en 1765. En una placa de madera de roble sobre la entrada aparecían las palabras:

Venite ad me omnes qui stomacho laboratis et ego restaurabo vos.

Catalina de Medici introdujo el concepto de la comida elegante, que sirvió de base para la cocina clásica
de la actualidad.

En español, esto significa "Vengan aquellos de estómago gruñente y yo los restauraré". De esta placa,
especificamente de la palabra latina restaurabo (yo restauraré), proviene el término restaurante.

En la época de la colonia los lugares para comer en Estados Unidos seguían el modelo europeo, como
posadas campestres o tabernas que atraían a los viajeros pero no a los habitantes del lugar. El servicio
de alimentos se extendió al público en general en la década de 1880, con la Revolución Industrial. La
primera cafetería abrió sus puertas en Nueva York, en 1885. Cuando los sándwiches (en la década de
1920) y las fuentes de sodas (en la década siguiente) adquirieron popularidad, el ir a comer fuera de
casa se convirtió en un pasatiempo nacional.

La moderna industria de alimentos