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Entre las capacidades numéricas que los niños deben adquirir durante la educación infantil, en los
currículos consideran las siguientes:
Se recomienda utilizar las capacidades innatas de los niños para facilitar el desarrollo de
contenidos numéricos:
1.1. Subitización
Antes de los 3 años, son capaces de distinguir si hay un elemento en una colección o si hay más.
Alrededor de los 4 años, perciben hasta cuatro elementos. A partir de esa edad, la subitización y el
conteo se conectan.
Ayuda al reconocimiento de relaciones numéricas (tres es más que dos; uno es menos que cuatro)
y al desarrollo de estrategias de conteo mas sofisticadas, acelerando el aprendizaje de la suma y
resta.
Es necesario cumplir con los principios del conteo para realizar el proceso de forma correcta.
El primero de los principios tiene que ver con la secuencia numérica convencional. El aprendizaje
de esta secuencia conlleva la superación de los niveles:
El conocimiento de la secuencia numérica, no solo hacia adelante sino también hacia atrás.
Conduce a aprender a identificar el número anterior y posterior a uno dado y es de gran utilidad
para desarrollar estrategias de cálculo.
Para los números del 1 al 5 se puede trabajar con las regletas Cuisenaire. Las regletas son un
modelo muy diferente a los otros dos pues se hace necesario identificar gura la regleta unidad para
poder reconocer las diferencias entre regletas.
El aprendizaje de las relaciones de orden implica conocer las palabras ordinales primero, segundo,
tercero, etc., y reconocer otras expresiones equivalentes a éstas como lugar 1, lugar 2, lugar 3,
etc.…
La secuencia numérica es esencial para contar. Los seguidores de Piaget creían que el niño
necesitaba desarrollar la lógica subyacente a la idea de conservación de la cantidad antes de que
contar fuera significativo. Esta lógica consiste en la clasificación jerárquica y la secuenciación.
El principio de orden estable requiere usar las palabras de la secuencia numérica en su orden
establecido. Es habitual que los niños digan las palabras numéricas en otro orden. Por ejemplo, los
niños pueden recitar las palabras «uno, dos, tres, cinco, seis y cuatro».
El principio de cardinalidad. A partir de los 3 años los niños dan muestras del uso de este principio
repitiendo el último número del conteo, poniendo un énfasis especial en el último elemento de la
secuencia de conteo o indicando la última palabra empleada en el conteo.
Se han identificado seis niveles evolutivos por los que pasan los niños en la adquisición de este
principio:
El principio de irrelevancia del orden es el que más tiempo tardan en adquirir los niños, quienes
tienden a considerar importante el orden en que se toman los objetos para ejecutar el conteo. La
adquisición de este principio supone que el niño conoce que el objeto contado es una cosa y no
una etiqueta, que las etiquetas de conteo son asignadas al objeto de forma temporal y arbitraria y
que siempre se obtiene el mismo resultado al contar el mismo conjunto o colección.
A partir de los trabajos de Piaget, algunos autores distinguen diferentes fases en la adquisición de
la noción de cantidad que se corresponden con diferentes respuestas que dan al pedirles que
reproduzcan una fila de fichas con la misma cantidad que otra dada.
Fase 1. Reproduce la fila considerando la longitud de la fila inicial, sin separar las fichas de la fila
que construye y sin tener en c cuenta la cantidad de fichas
Fase 2. Hace una correspondencia visual exacta, pero piensa que, si se distancian los elementos de
la fila, entonces hay un mayor número de elementos
Fase 3. Capta la conservación del número de partes, pero no de la cantidad. Así, construye una fila
con el mismo número de fichas, pero más larga, y piensa que la más larga tiene mis fichas
Fase 4. Capta la conservación del número de partes y de la cantidad. Construye una fila igual de
larga que la inicial y con el mismo número de fichas