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FINALIDAD DE LA PENA.
Trabajo Monográfico como requisito parcial para optar al Título de Abogado
Autores:
Barrolleta Sael José
24.475.087
Lanz Miranda Javier Alejandro
15.631.833
FINALIDAD DE LA PENA.
Trabajo Monográfico como requisito parcial para optar al Título de Abogado
Asesor académico:
Abog. Guzmán Edgard
Asesor metodológico:
Abog. Mansour Marlene
académico 20201, presentado por los bachilleres BARROLLETA SAEL JOSE y LANZ
15.631.833, previa revisión y resultados, considero que el presente trabajo reúne los requisitos y
_______________________________
académico 20201, presentado por los bachilleres BARROLLETA SAEL JOSE y LANZ
15.631.833, previa revisión y resultados, considero que el presente trabajo reúne los requisitos y
_______________________________
FINALIDAD DE LA PENA
Autores:
Barrolleta Sael José
Lanz Miranda Javier Alejandro
MES: MAYO AÑO: 2020
RESUMEN
El Estado mediante su facultad punitiva (ius puniendi) impone, a los sujetos incursos en acciones
u omisiones previamente establecidas en la ley como delito, sanciones por tal accionar siendo la
pena la sanción penal por excelencia. Mediante este mecanismo el Estado trata de motivar el
respeto de los individuos al ordenamiento jurídico, planteándose la incertidumbre acerca de si el
castigo es inflingido con ánimo de causar un daño a quien ha delinquido o si con ello evita la
comisión futura de más hechos punibles. Mediante la disciplina penológica, se busca el origen y
antecedentes de la consecuencia a la infracción penal por excelencia como lo es la pena. Por vía
de excepción, existe otra forma de sanción penal denominada medidas de seguridad, aplicables
una vez se encuentra demostrada la inimputabilidad del sujeto activo en la comisión del delito,
teniendo como objetivo primordial utilidad social, por una parte, y corrección para el infractor de
la norma penal, por la otra. En este sentido, los autores modernos, le otorgan cada día mayor
importancia a esta situación, como mecanismo de control en la criminalidad, al activarse como
consecuencia del estado de peligrosidad de los individuos, sin embargo, esta postura ha tenido no
pocos detractores que abogan por un derecho penal de acto y no de autor. De tal manera para que
se puedan ejecutar las penas y medidas de seguridad se necesita la presencia de un vigilante
encargado de tal fin; en este sentido encontramos la presencia del Juez de Ejecución Penal como
garante del cumplimiento de las penas y medidas de seguridad. Se ha seleccionado la investigación
documental tipo monográfico, con un nivel jurídico – dogmático, donde se aplicarán las diferentes
etapas del proceso, que permitirán extraer las conclusiones y recomendaciones.
ÍNDICE GENERAL
RESUMEN……………………………………………………………………… V
INDICE GENERAL…………………………………………………………….. VI
INTRODUCCION……………………………………………………………..... VIII
CAPÍTULO I
CAPITULO II
Origen de la pena……...………………………………………………………... 18
CAPITULO III.
Conclusiones…………………….......…………………………………………. 50
Recomendaciones……………………………………………………………… 52
Referencias bibliográficas………………………………………………………. 53
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INTRODUCCIÓN
mecanismos de distinta índole que pretenden preservar las normas de control social, creadas para
determinado colectivo. Es así como, conjuntamente con la creación de esta normativa, se crean
generados por la ocurrencia entre particulares, y entre estos y aquel, de eventos contra “legem”
que se puedan encuadrar dentro de actos tipificados por la legislación como delitos. A través de la
creación legislativa el Estado puede crear, delitos, penas y medidas de seguridad, e imponer y
ejecutar tales sanciones en caso de que se verifiquen aquellas conductas incriminadas con
antelación en la Ley Penal, lo cual constituye la piedra angular del Derecho Penal, la ejecución de
la facultad o potestad denominada “ius puniendi” o derecho a castigar, como imperio soberano del
Estado. Lo dicho precedentemente permite citar a Gómez (1996) dice: Que la pena es un
mecanismo doloroso utilizado por el Estado para tratar, mediante su amenaza e imposición, de
En este orden de ideas, se hace necesario conseguir acerca del fundamento o fin de esa potestad
sancionatoria, pues aún no se sabe a ciencia cierta si el Estado castiga para retribuir con un daño
para evitar su comisión. La pena es la forma de sanción penal por excelencia, con ella el Legislador
jurídico del sujeto activo como principal consecuencia jurídica de su conducta dañosa. Existen
otras formas de sanción penal, denominadas por la legislación y el derecho comparado “medidas
de seguridad”, las cuales persiguen un propósito meramente utilitario para la sociedad y tienen una
Por lo anteriormente expuesto, los investigadores señalamos a la pena como la principal forma
de reacción del sistema penal y la cual se aplica como regla general. La excepción está constituida
por la aplicación de medidas de seguridad en aquellos casos de probada inimputabilidad del sujeto
activo.
Por su lado Figueroa (citado por Moreno, 2006) afirma: Que, en esencia, a pesar del carácter
disimilitud en su fundamento normativo: las penas están basadas en la culpabilidad mientras que
Son principales: Las que la ley aplica directamente al castigo del delito.
Son accesorias: Las que la ley trae como adherentes a la principal, necesaria o accidentalmente.
a) Presidio.
b) Prisión.
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c) Arresto.
e) Confinamiento.
c) Inhabilitación política.
e) Destitución de empleo.
f) Multa.
h) Amonestación o apercibimiento.
i) Pérdida de los instrumentos o armas con que se cometió el hecho punible y de los efectos
que de él.
Pena de muerte.
Penas pecuniarias.
En relación a las medidas de seguridad, en Venezuela, se encontraban estatuidas en la Ley sobre Vagos
y Maleantes, y eran establecidas para sujetos cuyas acciones se adecuarán a los supuestos de peligrosidad
que hacían presumir la peligrosidad y que sin embargo no constituían delito alguno. (Moráis, 2001, p.50)
Este oprobioso cuerpo legal fue, con toda razón, derogada el 6 de noviembre de 1997, por medio
de una muy apropiada sentencia de la Corte Suprema de Justicia, hoy Tribunal Supremo de
Justicia.
Por su lado el Código Penal, contempla en el artículo 62 “una medida de seguridad post-
Procesal Penal, establece el procedimiento especial a llevarse a cabo en el caso de ser considerada
inimputable una persona incursa en un hecho punible, tal proceso deberá ejecutarse conforme a las
reglas de los artículos 410 al 412. De igual forma contiene disposiciones relacionadas con la
medidas de seguridad destinadas a los consumidores de sustancias prohibidas (que la antedicha ley
prevé), así como para los consumidores que se encuentren en posesión de las mismas. En atención
a las anteriores premisas, necesario resulta conocer: ¿Cuáles son las teorías jurídicas que procuran
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la explicación de la finalidad de la pena como medio de reacción del derecho penal?, ¿Cuál es la
base doctrinaria de la pena y de las medidas de seguridad como sanciones en la legislación penal
venezolana? y ¿Qué función desempeña el Juez de Ejecución para el cumplimiento de las penas
Con relación a las interrogantes planteadas surgieron los objetivos de la investigación, siendo
el general: analizar las penas, las medidas de seguridad señaladas en la normativa legal venezolana
y la función que desempeña el Juez de Ejecución Penal. Mientras que los específicos: mencionar
las teorías jurídicas que procuran la explicación de la finalidad de la pena como medio de reacción
del derecho penal, definir la base doctrinaria de la pena y de las medidas de seguridad como
posee un carácter eminentemente teórico y tiene como meta indiscutible conocer con profundidad
lo relacionado con la institución de la pena como consecuencia inmediata del Derecho Penal, así
como la definición de aspectos básicos de las medidas de seguridad y su régimen en nuestro país.
Se pretendió desarrollar una exhaustiva investigación de aquellos aspectos relacionados con las
instituciones jurídicas señaladas “ut supra,” permitiendo así hacer un análisis comparativo entre
ellas, desde el punto de vista penológico, cuyo objetivo primario está constituido por conocer sus
fines y funciones. Aportando, además, un conocimiento específico sobre los orígenes de la pena,
sus antecedentes históricos, evolución, caracteres, finalidades, funciones y clases de ella, así como
también permitió describir con claridad el concepto, supuestos de aplicación y propósito de las
medidas de seguridad en Venezuela, así como la función del Juez de Ejecución. Al lector
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sumergirse en un área de conocimiento que le accede a una visión integral del tema de marras
Valdrá de amparo en gran medida a aquellas personas que de una u otra manera se encuentran
la realidad social que se vive y en gran medida se estimulará de alguna forma la aplicación del
régimen de medidas de seguridad, tan poco utilizado en los Tribunales y poco conocido en los
predios de la vindicta pública. Va además dirigido el presente trabajo investigativo a todo aquel
que desee profundizar sus conocimientos en el área, obteniendo como beneficio un antecedente
más para indagaciones de mayor complejidad o simplemente como elemento de consulta para las
Con relación al alcance, la investigación quiere que vaya en función de lo jurídico y lo social;
el primero porque se busca que el Juez de Ejecución cumpla cabalmente con lo señalado en la
Carta Magna así como en el COPP., en relación a las penas y las medidas de seguridad; y en lo
social, ya que el tema involucra de una u otra forma a los entes integrantes de la sociedad, que al
violentar la leyes deben ser sancionados a través de una pena que será impuesta como una manera
de corregir su error. Desde el punto de vista teórico, proporcionó nuevos asientos bibliográficos,
contribuyendo a ampliar la doctrina, por cuanto recogen aspectos teóricos – jurídicos disgregados
en diferentes fuentes. Desde la visión práctica, permitirá a los jueces, abogados y estudiantes de
derecho utilizar los hallazgos generados por la investigación para producir nuevos conocimientos,
ibi ius” (donde hay hombre hay derecho), y siendo el ser humano un ente cuya propia naturaleza
le exige vivir en comunidad, se puede decir que se remonta al origen del hombre la aparición del
Derecho, entendido este como conjunto de normas reguladoras de las relaciones derivadas de la
vida común. Al respecto manifiesta el maestro Carnelutti (1999) dice: “El objetivo del derecho es
poner en orden a la sociedad” (p.3). En este sentido, se podría afirmar que la ley penal aparece
simultáneamente con la humanidad como mecanismo de control social. El Estado como único y
exclusivo poseedor de la facultad punitiva (ius puniendi) regula su propia actividad a través de la
conflictos derivados de la trasgresión penal, ya sea entre particulares, o entre estos y el Estado. A
lo largo de los últimos años, la pena, entendida como consecuencia directa de la infracción penal,
Penal. Sin embargo, existe un cúmulo de textos legales que contienen normas de naturaleza penal,
como la Ley Penal del Ambiente, Ley sobre Robo y Hurto de Vehículos Automotores, Ley
De igual manera, de las consecuencias derivadas para un sujeto por la realización de un hecho
punible, las medidas de seguridad son las que mayor cuestionamiento han recibido por los
tratadistas modernos, en razón de las numerosas dificultades que se han presentado relacionadas
con el fundamento teórico de su existencia y permanencia dentro del ámbito del Derecho Penal.
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El antecedente que marca el surgimiento de las medidas de seguridad en la historia del Derecho
Penal es el Anteproyecto de Código Penal para Suiza, elaborado por Carlos Stoos en 1893, lo que
y a su sistematización como nuevas instituciones jurídicas. Por ese motivo tal texto ha sido
considerado como una solución intermedia entre las tendencias que defendían a la pena como única
modalidad de reacción frente al delito y las que abogaban por la sustitución paulatina de las penas
encontraban las medidas de seguridad por excelencia. En ese instrumento legal se establecía un
procedimiento administrativo, con carácter sumario y en tres instancias: la primera autoridad civil,
los gobernadores y el Ministro de Justicia. (Moráis, 2001, p.50) adicionalmente, las medidas de
seguridad, que se encontraban previstas en el artículo 4to de la Ley in comento, no tenían tiempo
arbitrio o a la arbitrariedad de los representantes del ejecutivo la libertad individual de las personas.
Ahora bien, la pena consiste en la consecuencia lógica del delito, y consiste en la privación o
restricción de ciertos derechos del transgresor, que debe estar previamente establecida en la ley, y
que es impuesta a través de un proceso, como retribución, en razón del mal del delito cometido.
(Arteaga 2001, p. 409) por su parte, Moráis (2001) dice: Que la pena es la sanción penal que se
aplica a una persona cuando procesalmente se ha demostrado que realizó una conducta típica,
a) Están apegadas directamente al principio de la legalidad de los delitos y las penas, por lo
que deben encontrarse estatuidas en la legislación penal con antelación, la cual, además,
debe señalar los límites de su aplicación (principio de “nulla poena sine lege”).
b) Solo el Estado en ejercicio de su facultad punitiva puede aplicarlas, a través de los órganos
c) Para la aplicación debida de la pena, debe mediar la culpabilidad del sujeto activo del ilícito
penal, declarada la misma en juicio penal (principio de “nulla poena sine culpa”).
d) Solo el sujeto declarado culpable puede ser objeto de sanción penal, es decir la pena es
Con relación a las finalidades de la pena, la doctrina y aquí hay que tomar en cuenta lo afirmado
b) Prevención especial: se enfrenta a los postulados de la teoría absoluta, proponiendo con fin
de la pena el desarrollar una influencia inhibitoria en el autor que le impida cometer delito.
d) Mixtas: combinan premisas de los postulados absolutos y relativos, afirmando que ninguna
Mientras Beccaria (1998) afirma: “El fin, pues, no es otro que impedir al reo causar nuevos
daños a sus ciudadanos y retraer a los demás de la comisión de otros iguales” (P.30). En cuanto a
social encontrada en sujetos que han llevado a cabo ciertos actos de carácter antisocial delitos o
cuasi delitos y con la finalidad de obtener la adaptación de los sujetos a la vida libre. (García, 1967,
p.35)
Por otro lado, el diccionario jurídico Cabanellas (2001) afirma: “Pueden emplearse por la
comisión de un delito o sin infracción penal típica, por la presunción vehemente de que el sujeto
activo posee inequívoca propensión al delito, dada su peligrosidad” (p.369). Mientras que Reyes
(1989) afirma: “Las consecuencias jurídicas de la conducta de los inimputables, en cuanto tal
(p.74).
ser la más adecuada para profundizar sobre el objeto de conocimiento, es decir, las penas, las
Juez de Ejecución Penal. Por ello en relación a la investigación documental Arias (1999) dice; que
Según Ramírez, Bravo & Méndez (1987) dicen: Que una variante de la investigación científica,
basamento en textos, leyes, doctrinas, jurisprudencias, documentos o informes; todos los cuales
tienen una característica que les da uniformidad: su naturaleza escrita. Será diseñada la
También es importante señalar que fue una investigación jurídica dogmática, porque se realizó
internacionales que tienen relación con el tema investigado, para obtener la información necesaria
y pertinente que permitió alcanzar el fin propuesto en el presente estudio. Por su parte y en relación
a lo dicho anteriormente:
Una investigación jurídica dogmática es aquella que concibe el problema jurídico desde una
cuestión, el objeto del derecho está por tanto constituido por las fuentes formales que lo integran,
todo el derecho debe ser necesariamente emanado de la ley, la costumbre, sus principios generales,
a través del análisis de textos legales y estudios doctrinales realizados con criterio jurídico, es decir
se efectuó usando como soporte una extensa revisión bibliográfica. Por ello es definida la
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o grupo con el fin de establecer su estructura o comportamiento. En este caso es preciso destacar
que la investigación fue realizada a través de medios documentales y bibliográficos por ser estos
Las técnicas que se usaron fueron las propias de la investigación documental: el análisis de
de resumen. A través del análisis de contenido se logró una mejor organización de la información
extraída de fuentes documentales de distinta naturaleza. Mientras que con la observación de dichas
Efectuando la debida lectura evaluativo se realizó una valoración de todo aquello que ha sido
escrito por los autores consultados y el utilizar la técnica de resumen consintió hacer una
exposición condensada de cualquier escrito consultado, permitiendo que este sea adecuado a las
El análisis jurídico de la información se realizó conforme al criterio “de mayor a menor”, o sea
adecuadamente el sistema de subrayado de los aspectos relevantes, preservando de esta manera los
textos originales. En cuanto a la estructura del trabajo, se encuentra dividido en tres capítulos que
son producto del desarrollo de los objetivos específicos, lo que originó las conclusiones y las
debidas recomendaciones.
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CAPITULO I
El principal medio de que dispone el Estado como reacción frente al delito es la pena en el
sentido de "restricción de derechos del responsable". El orden jurídico prevé además las
denominadas "medidas de seguridad" destinadas a paliar situaciones respecto de las cuales el uso
de las penas no resulta plausible. De manera que el sistema de reacciones penales se integra con
Desde la antigüedad se discuten acerca del fin de la pena, fundamentalmente tres concepciones
que en sus más variadas combinaciones continúan hoy caracterizando la discusión, así, para
explicar estos remedios incluidos en la legislación penal se ofrecen diversas teorías que parten de
diverso modo y de explicar los presupuestos que condicionan el ejercicio del "ius puniendi" y la
finalidad perseguida por el Estado con la incriminación penal. Por ello se hace necesario explicar
Son aquellas que sostienen que la pena halla su justificación en sí misma, sin que pueda ser
considerada como un medio para fines ulteriores. "Absoluta" porque en ésta teoría el sentido de la
pena es independiente de su efecto social, se "suelta" de él. El primer punto de vista es:
Desarrollada por Kant, para quien la pena "debe ser" aun cuando el Estado y la sociedad ya no
existan, y Hegel cuya fundamentación de la pena pública, fue la base que permitió la
sistematización de la teoría del delito, (elaborada a partir de la teoría de las normas de Binding)
concibe al delito como al negación del derecho, y a la pena, como al negación de la negación,
como anulación del delito, como restablecimiento del derecho, entiende que la superación del
Esta construcción gravitó decisivamente en relación a la ulterior evolución del Derecho Penal
y, debido a que no existen aún alternativas consolidadas, actualmente conservan relativa vigencia.
tiempo. Esta concepción recibe su característica de "absoluta" debido a que ve el sentido de la pena
no en la prosecución de alguna finalidad social útil, sino que sostiene que dicho sentido radica en
que la culpabilidad del autor sea compensada mediante la imposición de un mal penal, o sea que
agota todo el fin de la pena en la retribución misma, explicada por Kant como un imperativo
Así, niega una concepción del castigo que se fundamente en razones de utilidad social que
tanto para Binding como para todos los defensores de la teoría de la retribución, las concepciones
preventivas resultan incompatibles con la dignidad humana porque sólo cabe motivar con el
castigo a los animales, respecto de los seres humanos la única motivación admisible es la que surge
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de la propia norma, concebida como una orden “no matarás” que precede a la descripción legal, al
que matare a otro se le impondrá una pena de cuya existencia es independiente de la sanción.
El mal de la pena está justificado por el mal del delito, es concebida como un mal que debe
sufrir el delincuente para compensar el mal causado con su comportamiento, pensamiento que
reconoce como antecedente la Ley del Talión. Ella niega o aniquila al delito, restableciendo el
derecho lesionado, ha de imponerse por el delito aunque resulte innecesaria para el bien de la
sociedad, aunque no se logre un efecto intimidatorio ni exista riesgo alguno de reincidencia debe
igualmente aplicarse. Esto no significa que las teorías retribucioncitas no asignen función alguna
a la pena: por una u otra vía le atribuyen la función de realización de justicia. La opinión más
generalizada afirma que la pena presupone la reprochabilidad del comportamiento sometido a ella
y expresa esa reprochabilidad. Es concebida por ésta teoría como reacción por lo sucedido y
desvinculada del porvenir ya que su fin es reparar el delito y no evitar delitos futuros. Esto explica
El sistema se basa en el libre albedrío siendo culpable aquél sujeto que pudiendo motivarse en
el respeto de la norma optó por la opción contraria y delinquió. El haberse mantenido al margen
de las exigencias que le plantaba el orden jurídico, no obstante haber podido ajustarse a ellas (el
haber podido obrar de otro modo) es el criterio generalmente aceptado sobre el cual se fundamenta
el juicio de culpabilidad.
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del autor, estableciéndose así un criterio de proporcionalidad entre el delito y la pena. Algunas
Las críticas formuladas a esta teoría explican su progresiva decadencia que se pone de
manifiesto en virtud de que la misma ha sido abandonada por la doctrina penal contemporánea al
menos en su perfil ortodoxo de concepción absoluta. En relación al fundamento y límite del "ius
puniendi":
Fundamenta el "para que" del castigo, pero no explica ¿cuándo? el Estado debe hacerlo.
concluiría en que debe castigarse al delincuente aunque ello no resulte necesario en el caso
concreto.
irracional fundamentar el derecho del Estado a imponer penas en la existencia de una culpabilidad
afirmación de que con la pena se ejerce una retribución fáctica solamente puede justificarse en la
medida en que ella impide los actos de justicia por propia mano.
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Se entiende que el criterio retributivo no puede ser absoluto debido a que resulta evidente que
no toda culpabilidad debe ser castigada ya que la pena, en el caso concreto, puede producir efectos
La idea de retribución compensadora es vulnerable debido a que la pena no borra el mal causado
por el delito, sino que en realidad añade un segundo mal, "el criterio talionario no permite recuperar
Más allá de las críticas a la teoría hasta aquí expuesta, se puede afirmar que el derecho penal
los modelos propuestos en su reemplazo parecería estar corriendo riesgo, ello origina un rechazo
de éstos, además, la circunstancia de que no se haya formulado aun ningún sistema que ofrezca
presupuestos de incriminación (teoría del delito) diferentes a los enunciados como consecuencia
Al mismo tiempo, debe concederse a esta teoría la virtud de haber concebido a la pena como
estatal.
Las teorías preventivas renuncian a ofrecer fundamentos éticos a la pena, ella será entendida
Desarrollada por diversas corrientes de pensamiento penal, como la escuela alemana de Liszt,
cada una de ellas presente matices, resulta factible enunciar sus principales formulaciones. Es la
posición extrema contraria a la teoría de la retribución. Según éste punto de vista preventivo
especial, el fin de la pena es disuadir al autor de futuros hechos punibles, es decir, evitar las
reincidencias (versión moderna de la teoría) y sólo es indispensable aquella pena que se necesite
necesidad de prevención especial es la que legitima la pena, según Von Liszt; "sólo la pena
necesaria es justa". Se habla de "relativa" porque su finalidad está referida a la "evitación del
delito".
La prevención especial no quiere retribuir el hecho pasado, no mira el pasado, sino que ve la
justificación de la pena en que debe prevenir nuevos delitos del autor. Esta concepción,
pueda ser fundamento y medida de la pena. Von Liszt se dedicó a clasificar delincuentes
considerando que la eficacia de la incriminación exige que ella se adapte a cada sujeto, procurando
corregir, intimidar o inocuizar, según la personalidad de cada individuo sobre el que la pena deba
cumplir su función preventiva, de modo que para dicho autor la prevención especial actúa de tres
maneras:
Intimidando al intimidable.
La necesidad de la pena es la que fundamenta en esta teoría de la imposición. Pese a que existen
razones para considerarlo concepción dominante, éste punto de vista también es vulnerable. En
El ideal de corrección explica el fin que persigue la pena, pero no contiene ninguna justificación
No sirve para fundamentar la conminación de penas, sino en todo caso, para fundamentar la
Pueden crear el riesgo de fundamentar el Derecho Penal contra los inadaptados, enemigos
Resulta válido cuestionar el derecho del Estado a someter a tratamiento contra su voluntad a
personalidad para obligarla a dejar de ser lo que quiere. La imposición coactiva de un proceso de
resocialización entra en contradicción con la idea de un Estado de derecho que exige pluralismo.
Así, el fin de resocialización será de tan poca precisión que podría ampliar incontroladamente el
poder del Estado en el campo del Derecho Penal. Incluso debería perseguirse un tratamiento hasta
En la mayoría de los casos, los conocimientos empíricos no bastan para delimitar la necesidad
supuestos en que resulte posible determinar la falta de necesidad de prevención especial la única
a repetir.
e) Delincuentes por convicción. Se dificulta la resocialización debido a que para que la misma
Tiene origen científico en Feuerbach, concibe a la pena como una amenaza que por medio de
las leyes se dirige a toda la colectividad con el fin de limitar al peligro derivado de la delincuencia
juez refuerza la prevención general al condenar al autor debido a que por éste acto está anunciando
a los demás lo que les ocurrirá si realizan idéntica conducta (por eso, la lógica de éste criterio exige
que las penas sean cumplidas, de lo contrario, el fin intimidatorio se ve afectado). Así, en su
formulación pura, estas concepciones no se fijan en los efectos que la pena puede surtir sobre el
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autor mismo, de manera que, "prevención general", significa también evitación de los delitos
Estas teorías suelen ser identificadas con el aspecto intimidatorio de las penas ya que su
justificación estará dada por su fin de evitar la comisión de hechos punibles respectos de sus
potenciales autores. La prevención general actúa no sólo con la conminación general de penas,
sino que adquiere mayor efectividad con su imposición y ejecución. La conminación penal debe
ejecución de la pena tiene lugar "para que la amenaza de la ley sea una verdadera amenaza". Esta
teoría parece presentar la ventaja de no tener que recurrir al criterio clásico de la culpabilidad sino
al de motivabiliadad del autor. Así, el tipo penal consiste en la descripción de la conducta prohibida
y su fin es motivar (mediante la amenaza con una pena) para que esa conducta no se realice.
Por una parte, puede manifestarse por la vía de la intimidación a los posibles delincuentes
(prevención general negativa), y, por la otra, como prevalecimiento o afirmación del derecho a los
conservación del derecho, o para fortalecer la pretensión de validez de las normas jurídicas en la
legítimo que el Estado use la pena, deja sin resolver la pregunta siguiente; ¿frente a qué supuestos
tiene el Estado la facultad de intimidar? Ello explica su tendencia a favorecer el "terror penal"
(como ocurrió en la baja edad media con la práctica de las ejecuciones ejemplares)
Tampoco aporta datos acerca de ¿cuáles son los comportamientos esperados y cuáles los
indeseables?.
Podría terminar en una tendencia al terror estatal porque podría conducir a un Derecho Penal
más ocupado por su propia eficacia que por servir a todos los ciudadanos.
No es posible determinar cuál es el énfasis punitivo que es necesario aplicar al delincuente para
El interés público en la evitación de delitos no basta para justificar, respecto del afectado, lo
que la pena a él le ocasiona: la garantía de la dignidad humana prohíbe utilizar al hombre como
medio para los fines de otros hombres. Es impugnable en sí mismo un criterio que utiliza al
hombre de esa forma ya que no se le castiga por su acción sino por comportamientos que se supone
que otros hombres pueden realizar, asumiendo sentido la objeción kantiana a que lo seres humanos
Las impugnaciones a la teoría de la prevención general tampoco han provocado que el Derecho
Penal haya podido despojarse totalmente de este punto de vista. Es importante señalar que fueron
precisamente ópticas de prevención general las que dieron lugar a uno de los más modernos
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general positiva".
La polémica entre teorías absolutas y relativas de la pena evidencia que existe más de un fin de
la pena ya que ninguna de las mencionadas concepciones agota el fundamento para su explicación.
De allí se derivan teorías de la unión que procuran articular una síntesis entre las doctrinas en
pugna. Parten del supuesto realista de que no es posible adoptar una fundamentación desde las
formar puras precedentemente señaladas porque ellas ofrecen varios flancos a la crítica. Surgen
así teorías pluridimensionales de la pena que suponen una combinación de fines preventivos y
retributivos e intentan configurar un sistema que recoja los efectos más positivos d cada una de las
Los intentos para presentar una fundamentación coherente de la pena, que contemple al mismo
tiempo las teorías absolutas y las relativas, son variados. Además, éstas "teorías de la unión" son
dominantes en el Derecho Penal contemporáneo. Algunos autores señalan que su existencia pone
en evidencia una crisis cuya manifestación más evidente es la ausencia de respuestas doctrinarias
y legislativas armónicas para justificar el "ius puniendi" estatal, "con todas las consecuencias de
inseguridad que de allí se derivan". Comúnmente las teorías mixtas le asignan al Derecho Penal la
función de protección a la sociedad, sin embargo, tal función no reviste iguales características en
que los fines de la prevención sólo juegan un papel complementario dentro del marco de la
retribución.
impidiendo que conduzcan a una pena superior a la merecida por el hecho cometido.
jurídicos y las conminaciones penales se justifican sólo, y siempre, por la necesidad de protección
presenta como la forma concreta de protección de bienes jurídicos en virtud de que el fin de
Se sostiene que el criterio unificador se concreta en la afirmación de que cada concepción tiene
influencia diversa según el momento en que se la considere. De modo que el criterio preventivo
general es el que más gravita a nivel legislativo, es decir cuando se sanciona la norma que prevé
sanción para todo aquel que realice determinado comportamiento. Los puntos de vista retributivo
pena, ya que al sentenciar debe establecerse considerando preferentemente la gravedad del hecho
influencia de la prevención general a una función residual, relacionada con evitar la imposición de
una pena tan reducida que suponga efectos contraproducentes para el control social. La teoría de
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más incidencia durante la ejecución sería la prevención especial en su versión moderna, debido a
que el sistema penitenciario debe orientarse al logro de la readaptación social del condenado.
Infieren los investigadores que, en todas las sociedades, desde las más remotas hasta los
existen normas que regulan la conducta de sus integrantes, y donde hay normas existe siempre
alguien que las infringe y al efectuarse la infracción la respuesta suele ser una sanción impuesta al
infractor. En este contexto Morais (2001) afirma: Que ni los delitos, ni las penas son datos
ontológicos, sino por el contrario son conceptos históricos, resultado de procesos de definición.
De esta manera esta autoría estima que los cambios socio culturales han determinado cuales son
las conductas humanas que las sociedades están dispuestas a tolerar o no, que constituye una
infracción y el castigo que ella merece. Expresa la citada autora, además, que las sanciones
guardan relación directa con una determinada forma de Estado y su sentido, funciones y finalidad
Para los investigadores, las sanciones pueden ser sociales o legales, imponiéndose de esta
manera a consecuencia de conductas antisociales o antijurídicas. Dentro del ámbito de las acciones
antijurídicas hay infracciones o ilícitos penales, así como también civiles, administrativos, etc.; de
manera que cada uno recibe respuesta sancionatoria de igual naturaleza: las sanciones penales son
la respuesta, entonces, a la infracción penal. En este contexto, Reyes (1984) afirma: Que es la
amenaza de una sanción penal para quien culpablemente vulnere el interés jurídico típicamente
protegido, lo que permite diferenciar las normas penales, no solo de las meramente éticas o sociales
sino también de los demás ordenamientos jurídicos. Es decir, cuando en una sociedad se entiende
ser penalmente protegidos, el Estado, por medio del Poder Legislativo, los describe en un tipo
legal, y haciendo uso de su potestad punitiva, advierte a los asociados que por medio de sus jueces
genéricamente las categorías punitivas, prisión, multa, etc. Establece límites mínimos y máximos
y señala a los jueces criterios orientadores enmarcados dentro de las finalidades que el propio
Estado atribuye a la sanción, para concretar en cada caso la calidad y cantidad de la sanción que
habrá de imponerse.
En este orden de ideas se hace preciso resaltar que es el Estado es el que detenta el derecho a
castigar, con la abolición de la venganza privada, sólo el Estado tiene el derecho a aplicar
sanciones, aun en el caso que la acción penal sea promovida por iniciativa de la parte ofendida en
los delitos de acción privada. Alude a las tareas esenciales del Estados entre las que se encuentra
la de regular la conducta de los ciudadanos entre sí y de éstos con el propio Estado, en función a
garantizar la vida en sociedad. De manera tal, que se establecen normas que imponen a sus
destinatarios deberes que se corresponden con los respectivos derechos o poderes de las demás
personas y del Estado. Para viabilizar la vida social, el Estado tutela determinados bienes jurídicos
CAPITULO II
penal venezolana
Es preciso señalar que este capítulo va destinado a las penas y las medidas de seguridad, que
serán aplicadas a los que infringen las normas legales, pero se debe comenzar el trabajo de grado,
tocando la historia de las legislaciones que en materia de penitenciaria han existidos en el país, ya
que sin estos recintos es casi imposible que los reos cumplan con las penas aplicadas; por ello es
bueno recordar que desde mediados del siglo XIX se desarrolló una extraordinaria actividad
parlamentaria cuyos frutos son numerosos Decretos y Leyes sobre régimen penitenciario, algunos
La ley de 13 de mayo de 1839, bajo la presidencia de José Antonio Páez, que ordena recabar
Venezuela”. En 1854 y 1881 se dictan sendos Decretos que ordenan la construcción de un presidio
cerrado en la fortaleza de San Carlos en el Estado Zulia y años más tardes, fundan presidios
abiertos en las fortalezas de Cumaná y Maracaibo; disposición que fue modificado por decreto de
1881 al disponer que los presidios abiertos funcionaran cárceles públicas de los Estados. Por
consiguiente, los Decretos de 1882 y 1883 ordenan a su vez la creación de tres penitenciarias en
occidente, centro y oriente. Años más tarde aparece una ley de fecha 19 de mayo de 1896 que
ordena construir tres edificios destinados a servir de penitenciarias. Dice el artículo 1: Estos
A partir de esta ley se evidencia un discreto cambio en el enfoque sobre las normas en el
diseñados como centros de cumplimiento. En el propio texto de la ley se llega incluso a ordenar el
asentamiento del Colegio de Ingenieros para la confección de los planos y las instrucciones
necesarias a la ejecución de las obras. Esto representa el inicio de un nuevo enfoque sobre la
ejecución de las penas. En este sentido esta ley es importante porque, además, aparece con ella por
primera vez en el derecho positivo, la noción de tratamiento. Alemán (citado por Linares, 1981)
impedir que el delincuente pueda causar daño o de hacerle trabajar a título de castigo ante sus
semejantes, propiamente dichos. Estos problemas surgen el día cuando a parecer la pretensión de
Ahora bien, para el autor citado anteriormente, esta es la idea que expresa el articulado de dicha
ley cuando para la construcción de los edificios ha de tenerse en cuenta la estadística criminal de
los establecimientos penales, la separación de reclusos en razón de la edad, sexo y delitos; que
deben disponerse celdas, aulas, talleres, enfermerías, oratorios y demás oficinas y servicios que la
regeneración moral y educación de los penados requiriese. Cabe destacar que esta ley rompe con
una tradición arraigada de colocar al frente de los establecimientos a una autoridad militar
Asimismo, la ley de 1896 fue reglamentada dos años más tarde, el 7 de julio de 1898. De lo
anteriormente expuesto se distingue el Reglamento como extenso texto de 157 artículos, que
registra con una minuciosidad exagerada las normas que deben regular la vida dentro de los
17
penados, desde el director hasta el conserje y el cocinero. Sin embargo, el régimen para los
cumplimiento de normas que benefician al interno, por ejemplo, cuando se refiere a las
atribuciones de los Inspectores de Cárceles. En otros artículos da al interno un trato humillante, así
el artículo 58 del capítulo I del título III, que lleva el rubro “de los presos condenados” es relevador
Se le hará conocer (al interno) la parte penal y disciplinaria del Reglamento, haciéndole
entender, sobre todo, que la obediencia el silencio, el trabajo y su propósito de enmienda son
principales obligaciones suyas, y que si las infringe será castigado desde luego, para lo que será
Bajo esta perspectiva, es donde mejor se aprecian los fundamentos de la teoría clásica, pues
hay la presunción de que el delincuente ha actuado con libre albedrío, que mediante procesos de
dependiera de una resolución de su voluntad. Siendo éste el concepto del delincuente que
obligaciones, ante las cuales no le quedan otras alternativas que no sea el sometimiento y la
genuflexión.
diaria, tan de sentido común, muy corriente en las leyes penitenciarias del siglo pasado pero que
no se justifican en el momento actual. Hay capítulos que podían ser suprimidos, como, por
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ejemplo, el capítulo VI el artículo 38 del mismo dice; “a todo recluso se le asignará cama individual
con ropa suficiente para mudarla periódicamente y mantenerla en debido estado de limpieza”. Sin
embargo, lo triste o irónico a pesar de tanto celo por parte del legislador, solo un 50% de los
solucionando o reglamentando básicos en esta materia, por ejemplo, el problema de status jurídico
penitenciaria. Este vacío aún no ha sido llenado y sus funciones correspondientes continúan
estando sujetas a los políticos; o políticas ya que a pesar de haberse cumplido las reformas y
previsiones de la ley citada se hubiera producido un cambio importante dentro del marco de la
rehabilitación, que hubiera significado una mejora en las condiciones de vida de los reclusos.
Los hombres, cansados de vivir en un continuo estado de guerra, crearon las leyes, buscando
mejorar la convivencia, sacrificando por eso una parte de ella para gozar la restante en segura
tranquilidad. Pero para que la convivencia mejorara era necesario que todos cumplieran las leyes
ese motivo se establecieron penas contra los infractores de las leyes, para evitar usurpaciones de
los bienes. Tomando los motivos sensibles, los cuales se basan en teorías de que inmediatamente
En cualquier tipo de organización social existen normas que regulan la conducta de sus
habitantes, y por ende el derecho. Por lo tanto, donde hay normas no deja de haber alguien que las
infrinja; cuando hay infracción, la respuesta suele ser una posición impuesta al infractor. Desde
19
tiempos remotos y hasta los actuales momentos, las sociedades, de acuerdo a los cambios socio-
culturales que se ocurren, han venido determinando cuales son las conductas humanas que ellas
están dispuestas a tolerar y cuáles no; qué constituye una infracción y cuál es el castigo que ésta
merece. Tanto la pena como el delito, son conceptos históricos de procesos de definición. Por lo
que las sanciones tienen estrecha relación con la forma de ejercer del Estado. Los sistemas
antijurídicas, una para cada caso. Así pues, las sanciones son la respuesta a la infracción penal.
En este orden de ideas, Linares (1981) afirma: En efecto, es la amenaza de una sanción penal para
quien culpablemente vulnere el interés jurídico típicamente protegido, lo que permite diferenciar
las normas penales, no solo de los meramente éticos o sociales, sino también de los demás
ordenamientos jurídicos.
La pena es la sanción que se aplica a una persona cuando procesalmente se ha demostrado que
realizó una conducta típica, antijurídica y culpable. Dicha conducta es el comportamiento humano
que se corresponde a un tipo descrito en la norma como delito. El hecho es valorado como
derechos del trasgresor, que debe estar previamente establecida en la ley que es impuesta a través
de un proceso, como retribución, en razón del mal cometido. (Arteaga, 1997, p.391)
En base a las concepciones citadas, los investigadores consideramos a la pena como el castigo
disminución de un bien jurídico que pertenece a la persona que ha perpetrado un delito entre ellos
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la libertad y los bienes jurídicos patrimoniales. Sobre esta materia Cuello, (citado por Linares,
a) El apego al principio de la legalidad. Debe ser establecida en ley e impuesta dentro de los
Estado, a los Tribunales de Justicia, con observancia de los dictados de la ley procesal y
c) Tener la culpabilidad como elemento esencial para su aplicación. La culpa solo puede ser
Toda pena, cualquiera sea su fin, aun cuando sea ejecutada son sentido humanitario,
La naturaleza o esencia de la pena es la justa retribución del mal del delito, es proporcionada a
la culpabilidad del reo. Está retribución es necesaria para ejercer la justicia, para restablecer la
autoridad de la ley infringida y para reintegrar el orden jurídico violado. Por ello, la retribución
conlleva fines elevados como el mantenimiento del orden y el equilibrio fundamental para la vida
No se puede olvidar que la pena es básicamente un acto de fuerza y de afirmación del poder del
Estado, que permite al condenado privarlo de bienes tan importante como lo son la vida y la
obsesión sancionadora, ni conducir al extremo la justificación del castigo aun cuando no sea
necesario a la sociedad. La pena solo podrá aceptarse cuando sea realmente necesaria e
imprescindible. ¿El por qué se pena? y ¿para qué se pena? Son interrogantes que se responden al
conocer su justificación, finalidad y legitimidad. La pena se justifica por sí misma, su razón de ser
está en el delito. Se sanciona porque se cometió un delito, como exigencia de justicia: Es una
exigencia ética, derivada del valor justicia; la retribución en su sentido más puro. En consecuencia,
sociedad.
d) Defensa social, una vez que se concibe como prevención general y especial.
se concibe como la naturaleza y la esencia de la pena. Ésta como ya se dijo, es necesaria para
ejercer la justicia, por cuanto el delito no debe quedar impune y que el infractor cabe recibir su
castigo. Sobre la finalidad retributiva de la pena, Puig (citado por Morais, 2001) dice: La
los delincuentes pertenecen a clases sociales desfavorecidas. ¿Puede pretenderse que el delito,
efectos sobre todos los miembros de la sociedad. Evita la comisión de delito de cualquier índole
por dos razones: el poder de intimidación, por ser una amenaza legal y como vía para afirmar el
persona que haya cometido el delito, lo vuelva a hacer, destinándose a ser un individuo cualquiera.
garantizar la seguridad ciudadana, es importante señalar algunos elementos que darán cuenta de
ello:
prescindir de ella.
b) La prevención general de la pena tendrá su eficacia cuando la ley penal sea conocida por
corresponden con los valores compartidos por dichos miembros y de acuerdo al carácter
de los individuos. La prevención especial para la pena ha sido cuestionada, por lo que su
eficacia radica en la actuación ética y fáctica de las políticas del sistema penal.
de una política social dirigida a disminuir las diferencias e injusticias sociales existentes y
clasificación de las penas se pueden mencionar las tipificadas en los artículos 8 y 11 del
Las penas corporales afectan la libertad del sujeto: Presidio, prisión, arresto, relegación a una
describen como: sujeción a la vigilancia de la autoridad pública, interdicción civil por condena
penal, inhabilitación política, inhabilitación para ejercer alguna profesión o cargo, destitución o
pérdida de los instrumentos o armas con que se cometió el delito y pago de los costos procesales.
Por su lado el Derecho Penal solo interviene para proteger los bienes jurídicos más importantes
y para ello sanciona los atentados más graves, más violentos y más fraudulentos contra dichos
bienes cuando sea imprescindible o el único medio posible y necesario. En este sentido los
investigadores creemos necesario resaltar que es el Estado detenta el derecho a castigar porque
siendo esos bienes o intereses tutelados en razón de la vida social, la exigencia de que se sancione
el ilícito trasciende a la esfera jurídica del interés particular para afectar la propia comunidad social
y política.
penales; las penas y las medidas de seguridad, las cuales constituyen una acción para prevenir la
delincuencia, es por ello que García (1967) dice: Que las medidas de seguridad son los medios
sujetos que han llevado a cabo ciertos actos de carácter antisocial (delitos o cuasi delitos) y con la
finalidad de obtener la adaptación de los sujetos a la vida libre. Por su parte Berinstain (citado por
Beccaria,1998) afirma; estas medidas como los medios asistenciales consecuentes a un hecho
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típicamente antijurídico aplicados por los órganos jurisdiccionales a personas peligrosas para
Ambos criterios convergen en que la base para aplicar las medidas de seguridad es la
peligrosidad del sujeto y que la finalidad de las mismas es la prevención, es decir, la superación
del peligro en una persona concreta. Para ello será necesaria la asistencia al individuo peligroso y
adaptarlo a la vida libre. A finales del siglo XIX y comienzo del siglo XX, la escuela positiva
Itálica no adoptó el criterio de que la ley debe dar a la sociedad los medios que necesita para
defenderse de los sujetos imputados por “peligro” a la misma. En esa época se comenzaron a
manifestar las crisis sociales por concepto de peligrosidad; todo ello se tradujo en un aumento de
La pena no bastaba como consecuencia de la comisión del delito por lo que debió ser completo
con el concepto de peligrosidad. Este concepto ha sido quizás uno de los más discutidos en los
últimos tiempos, sin que hasta hoy se haya podido precisar, sin embargo, esa falta de precisión no
concepto de Estado Peligroso debía ser amplio para facilitar la adaptación de las categorías de
peligro y medidas de seguridad a las necesidades de cada país. Algunas de las categorías que son
constantes en la mayoría de las legislaciones y que así son consideradas peligrosas, hayan
responsabilidad disminuida, jugadores habituales y los que explotan el juego, las prostitutas,
proxenetas y rufianes.
acción pre y post delictual. La acción pre delictual se observa en el individuo que aún sin cometer
el delito se considera peligroso por las “tendencias antisociales”; la acción post delictual se
considera para aquella persona que ha cometido delito y ese acto se considera un elemento para
medida de seguridad es el estado personal del sujeto y no el delito que este cometió (pre-delictual).
De ahí pues, la medida de seguridad expedita está en elaborar esquemas preventivos que conlleven
Antiguamente las medidas de seguridad habían sido apartadas del Derecho Penal. Este término
aparece técnicamente por primera vez en el Derecho Penal del siglo XIX. Sin embargo, existían
algunas instituciones similares a las medidas de seguridad ya que las mismas se basan en la
peligrosidad de un individuo que había cometido un delito o estaba a punto de cometerlo y tendían
Así que en todas las sociedades se ha visto el delito como un peligro para su normal existencia
y que las medidas preventivas serían un modo de combatirlo. Desde la más remota antigüedad
existían medidas aplicables a individuos, tomando en cuenta varios criterios para su aplicación.
ordenaban cortar las manos del sujeto que robaba. A finales de la edad media y comienzos de la
edad moderna, se crearon en Inglaterra, Francia y España disposiciones legales para enfrentar el
meretrices, así mismo, aparecieron disposiciones de internamiento para locos peligrosos en sus
de 1532. Esta preveía en el artículo 176, que cuando un individuo no prestase caución o después
de cometer un crimen, amenazase con cometer un segundo, el juez al considerar que representaba
un peligro para la sociedad podía ordenar como medida de precaución la detención de ese
En el derecho penal clásico no florecen las medidas de seguridad, por cuanto la posibilidad de
delincuente. Dichas medidas están justificadas en la escuela positiva, por lo cual todo individuo
que cometa un delito, es socialmente responsable y debe ser objeto de una reacción social por su
peligrosidad. La escuela positiva tuvo ideas para construir un Derecho Penal basado en el “tipo de
autor” y no en el “tipo de acto”. Esto para dar más importancia a la subjetividad del delincuente
que al acto por él realizado. Para ellos, la pena debe ser desechada como método de lucha contra
el delito y debe ser sustituida por medidas de seguridad indeterminadas, manejadas con criterios
Código Penal Suizo (1893). La desconfianza en la eficacia de la pena como medio para combatir
contra el delito puede asegurarse solamente con la pena, o si, esa protección sería viable a través
de otra medida de control de carácter preventivo diferente a la pena. En este sentido, en el Congreso
Internacional de Bruselas (1926) afirmo que la pena no era suficiente como medida de protección
contra el delito cometido por anormales mentales, por los delincuentes habituales o por los
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menores reeducables. Por otra parte, en 1930 el X Congreso Internacional y Penitenciario de Praga,
adoptó, de acuerdo con Yépez (2001) dice: Indispensable complementar el sistema de penas con
un sistema de medidas de seguridad para asegurar la defensa social cuando la pena sea inaplicable
e insuficiente.
Las medidas de seguridad tuvieron cabida en las legislaciones de muchos países del mundo;
por ejemplo, el código italiano de 1930 (Código Rocco) adoptó medidas de seguridad,
estableciendo el sistema “doppio binario”, hizo coexistir, en la legislación, las penas y las medidas
impuso, por cuanto en casi todas las legislaciones contemporáneas, las penas confraternizan con
Se puede afirmar, que las medidas de seguridad se adoptan con un carácter preventivo para la
sociedad y de corrección para el sujeto; pero no tienen carácter penal, es decir, no tienen como
finalidad la sanción de un determinado hecho punible. Las medidas pueden ser aplicadas con
sujeto, y también sin que la persona haya incurrido en un hecho penal, pero por considerarla
peligrosa desde el punto de vista de la defensa social, su propensión al delito. Un ejemplo claro de
este tipo de medidas de seguridad, de acuerdo con Moreno (2006) afirma: La reclusión en colonias
e) Por su finalidad, la medida puede ser inocuizadora para enfermos mentales incurables,
curativos y correctivos.
c) Las penas tienen una duración determinada y fija. Las medidas de seguridad suelen tener
especial.
a) Se observa en ambas el carácter aflictivo, por cuanto causan aflicción y sufrimiento a las
c) Tanto las pena como las medidas de seguridad deben individualizarse, es decir, adecuarse
encontraban establecidas en la Ley Sobre Vagos y Maleantes, la cual fue derogada mediante
sentencia de la Corte Suprema de Justicia. Dicha ley contemplaba medidas de seguridad para
sujetos que, sin haber cometido delito, observasen conducta de peligrosidad pre – delictual. Para
Las medidas de seguridad allí previstas eran indeterminadas en cuanto al tiempo de duración y se
La Ley Sobre Vagos y Maleantes era catalogada como arbitraria y carente de seguridad jurídica,
violaba varios derechos fundamentales establecidos en la carta magna, entre ellos el derecho a la
defensa. De allí pues que fue cuestionada y tratada de anticonstitucional por cuanto violaba las
vulnerado a través de dicha norma, pues consideramos entre otras cosas, que dentro del concepto
La persona era privada de su libertad sobre la base de supuestos que no están tipificadas en las
Ahora bien, Moreno (2006) dice: Que el Código Penal no establece un sistema de medidas de
seguridad, pero si la aplicación de ellas en algunos casos en particular, como son el del loco o el
demente cuando hubiere ejecutado un hecho que equivalga en un cuerdo a delito grave, previsto
en el aparte único del artículo 62 eiusdem, en cuyo caso dispone que el Tribunal decretará la
delito no es grave y sino es el establecimiento adecuado, será entregado a sus familiares, bajo
fianza de custodia. Igualmente, el del ebrio habitual, previsto en el ordinal 4 del artículo 64, en
cuyo caso la pena corporal que deba sufrirse, podrá mandarse a cumplir en un establecimiento
especial de corrección.
En este mismo orden de ideas se hace oportuno mencionar el conjunto de medidas de seguridad
que dicha norma prevé. En este caso el juez ordenara medidas de seguridad; herramientas ubicadas
en los artículos 133 y 134. Así como a los consumidores en posesión de las mismas en el artículo
141 ejusdem.
Por su lado el Código Orgánico Procesal Penal tampoco contempla las medidas de seguridad
más que en el caso de los enfermos mentales imputables, por lo que se trata de una medida post
medida tiene categoría de medida privativa de libertad. De manera tal que si el delito cometido
por el enfermo fuese grave sería recluido en un establecimiento hospitalario; si el delito no lo fuese
sería entregado a la familia bajo fianza de custodia. En todo caso será el Tribunal quien utilizará
su discrecionalidad para determinar la gravedad del delito y la medida a aplicar. En este orden de
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ideas, en los Artículos 410 al 412 del Código Orgánico Procesal Penal se constituye el
revisar periódicamente, después de haberse cumplido los seis primeros meses de impuesta la
medida, la situación de quien sufre una medida de seguridad por tiempo indeterminado, para
Beccaria (2001) en la II Jornada de Derecho Procesal Penal, afirma; tres consecuencias de las
penas.
La primera consecuencia es que las penas y los delitos sólo pueden ser decretadas por las leyes;
y esta autoridad debe residir únicamente en el legislador. Ningún magistrado puede decretar a su
voluntad penas contra otro habitante de la nación; como tampoco puede modificarla si la considera
injusta o extenderla más allá del límite pactado, ni castigar por bien público y celo. También de
La segunda consecuencia establece que el soberano puede formar leyes generales que sean
obligatorias para todos los habitantes; pero cuando alguna persona no cumpla con alguna de esas
leyes, el soberano no puede juzgarlo, le correspondería ese deber a un magistrado cuyas sentencias
sean inapelables. Todo magistrado debe manejar el sentido a la justicia y no tomando en cuanto si
es adinerado o el de la choza más humilde. Ante la ley no debe de existir diferencia alguna debido
justicia. Por qué el estado prefiere tener un hombre feliz, que tener esclavos salvajes con los cuales
ya no se logra un bien en la sociedad rompiendo una cláusula del contrato que sería una igualdad
de vida. Siendo que se quiere dejar la guerra para una mejor vida.
El mundo del derecho penitenciario se caracteriza por ser un mundo completamente diferente
ajeno a la realidad cotidiana de las prisiones, tanto es así que se ha dicho muchas veces que la
verdadera utopía del mundo de las cárceles es que las leyes simplemente se lleguen a cumplir. El
control judicial de la ejecución de la pena privativa de libertad es una vieja reivindicación político
criminal que se pierde en la oscuridad de los tiempos, en realidad se podría decir, que desde que
el Estado se hace tripartito, al Poder Judicial se le asigna la competencia no sólo de juzgar sino
también de ejecutar lo juzgado, de manera que se puede decir que la juridización, o sea el control
la pena es enormemente como positiva, no solamente para la ejecución de la pena, sino también
Que se pueda conseguir un sistema previsible, controlado y un sistema penal que está vinculado
manera que acentúa esto para que quede bien claro que todo lo que se puede avanzar en el campo
del control judicial de la ejecución de la pena privativa de libertad hay que valorarlo desde el punto
de vista político criminal y político penitenciario como muy positivo. Lo es positivo, porque
permite prever, seleccionar la conducta y permite distanciar los distintos protagonistas del
conflicto penal, permite también trabajar con mesura sobre las alternativas de la pena privativa de
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libertad, positivo por todas las razones. Otro aspecto que es importante también dejar claro es que
cualquiera sea la orientación que tenga el sistema penal de las muchas orientaciones que han ido
ya hablemos de un sistema penal orientado hacia la prevención general o especial, está claro que
en el marco de un Estado de derecho la finalidad del sistema penal sea cual sea tiene que estar
siempre sometida a los propios principios que sirven de fundamento al Estado de derecho.
dentro del sistema penal; no es más que una forma de sistema de control social que se encuentra
formalizado y comparte con el resto de los sistemas de control social las normas, la sanción y el
proceso. El sistema penal protege, formaliza y recubre de una serie de garantías esos tres elementos
a los que otros sistemas de control social no le dan esos niveles de formalización, ergo, otra idea
que está fuera de dudas es que la ejecución de la pena privativa de libertad está inserta a todos los
Pero si se analiza las distintas fases de que se compone el sistema penal se observa con sorpresa
que las garantías emanadas del Estado de derecho no gravitan con la misma presión en cada una
de las fases; por eso se ve que la actividad policial y la actividad penitenciaria se desarrollan con
mucha más liberalidad, arbitrariedad, discrecionalidad que la actividad propiamente judicial. Basta
pensar, por ejemplo, cómo la actividad policial y penitenciaria está impregnada de una serie de
principios políticos con los que no juega o no actúa normalmente el poder judicial; principios de
instituciones penitenciarias.
34
una opacidad y un hermetismo cualitativamente más importante, de manera que lo que se hace en
las comisarías de policía, los criterios por los que se detiene o no, o por los que el atestado pasa o
no al juzgado de guardia, como lo que se hace en la prisiones por los funcionarios de prisiones,
está revestido de un cierto hermetismo y opacidad que sin embargo no se acompaña a la actividad
de los jueces que es completamente transparente para el mundo del derecho positivo. Por otra
parte, las propias normas reguladoras de estas tres actividades juegan de manera muy distinta o se
Como consecuencia de todos estos presupuestos, el exponente máximo del control, que es la
praxis judicial, necesariamente tiene que mostrar carencias y dificultades. Si tenemos una actividad
si además se trabaja con criterios que son eminentemente de carácter político, la consecuencia es
misma eficacia un control de estas actividades, eso no es lo más paradójico, lo más paradójico es
que además esta carencia de control garantís tico es estas dos actividades, la policial y la
del sistema penal tienen precisamente estas fases, no desde el punto de vista del jurista sino desde
el punto de vista de las ciencias de la conducta; desde el punto de vista de las ciencias de la
conducta lo verdaderamente definitorio del sistema penal no es tanto la actividad judicial como la
La actividad judicial, en la medida en que si no hay actuación policial las normas penales
carecen de eficacia intimidatoria; la capacidad selectiva que tienen las fuerzas policiales, sobre
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todo en relación con los delitos de bagatela de escasa entidad es enorme. La utilización de esos
criterios a los que nos he referido antes permite una enorme discrecionalidad a las fuerzas de
policía de la que en absoluto disponen los jueces o el Poder Judicial. Otro tanto se puede decir en
relación con el mundo penitenciario, la enorme cantidad, cada vez mayor, de medidas indulgentes
que se están concentrando en torno a la fase de la ejecución de la pena privativa de libertad, tales
como beneficios penitenciarios, permisos de salida a régimen abierto, libertad condicional, entre
otros.
De acuerdo con las legislaciones de cada país, está haciendo que los órganos administrativos
penitenciarios sean realmente los que producen la configuración exacta de la pena privativa de
libertad, de la pena de prisión; es verdad que los jueces deciden el tiempo de duración; claro, el
tiempo de duración, de la pena privativa de libertad pero es completamente ajeno al poder los
jueces decidir la intensidad con que se debe de aplicar la privación de libertad y esa intensidad
puede ser considerablemente mermada hoy día gracias a los institutos jurídicos penitenciarios.
Por su lado, la pena privativa de libertad es una fase más de la administración de justicia penal
y que nada justifica que si la determinación de la pena está absolutamente sometida a la jurisdicción
no lo esté la ejecución de la pena; por lo tanto y buscando una figura análoga para simplificar las
análoga a como se trata a la policía judicial; el funcionario de prisiones está o debe estar “de lege
ferenda” bajo la dirección del juez y tiene como misión auxiliar a la actividad del juez de vigilancia
Pero claro está un juez va a seguir, por razones de tipo orgánico, un modelo jurisdiccional
predeterminado que encaja mal con lo que el juez de vigilancia penitenciaria para ser
verdaderamente eficaz tendría que desarrollar en el campo del derecho penitenciario; pero los
presos son personas que están acostumbradas a ser tratadas como objetos del derecho y no como
sujetos del derecho; y por lo tanto solo un juez que tenga una intervención activa, que incite a la
población penitenciaria a ejercer sus derechos podría llegar a obtener un resultado eficaz de su
gestión.
población penitenciaria con respecto a la población libre; en la población libre no tendría sentido
un juez que buscara la conflictividad para resolverla, en la población penitenciaria a nuestro juicio
administración de justicia penal que les condenó, difícil es que terminen confiando en el juez de
vigilancia penitenciaria.
Por lo que se refiere a las actividades hay algunas actividades “de lege ferenda”, a los
investigadores nos parece, que tendrían que ser urgentemente incorporadas dentro de las
actividades a desarrollar por los jueces de vigilancia penitenciaria; es importante que los mismos
controlen toda la normativa no jurídica que se aplica en los centros penitenciarios, normativas,
como son las normas de régimen interno, que para regular las cuestiones concretas de cada
establecimiento está obligado a aprobarlas como una función preventiva; el juez de vigilancia
penitenciaria deberá intervenir también en la distribución de los horarios, de las actividades del
Todo estos, son actividades que en el marco de la ejecución de la pena privativa de libertad
condenados y por lo tanto la única objeción por la que uno podría entender que no debe de
intervenir un juez en esas actividades porque no son funciones jurisdiccionales es una razón
formal, lo importante no es en lo que interviene el juez. Finalmente debe garantizarse que el juez
tiene que seguir, salvando de la figura del juez de vigilancia penitenciaria para que pueda
CAPITULO III
Función que desempeña el juez de ejecución para el cumplimiento de las penas y las
medidas de seguridad
Esta figura jurídica también llamada Juez de Vigilancia Penitenciaria o Juez del Control de la
Ejecución de la Pena es el funcionario judicial que estará encargado de asegurar los derechos del
condenado en caso de abuso de los empleados de sus custodias, así mismo, dicho funcionario
tendrá la jurisdicción de controlar la legalidad de las decisiones que las demás autoridades
penitenciaria tomen cuando las mismas no estén contenidas en la sentencia, también verán la
cumplimiento adecuado de las sentencias condenatorias y resuelve todas las cuestiones que se
penitenciarios, puede hacer comparecer a los encargados de los establecimientos ante sí o a los
condenados con fines de control y vigilancia, dicta de oficio las medidas que juzgue convenientes
para corregir y prevenir las faltas que observe en el funcionamiento del sistema y ordena a la
autoridad competente para que en el mismo sentido expida las resoluciones de lugar, también
Sin embargo, se puede señalar que estas atribuciones no son limitativas, esto se deriva, porque
el Juez de la Ejecución de la pena acoge otras funciones, como son; la revisión del cómputo de la
unificación de las penas, organiza el proceso para sustituir la multa por trabajo comunitario o por
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prisión, puede embargar y conoces de los incidentes planteados por el Ministerio Publico y el
Este funcionario inclusive puede realizar un nuevo juicio sobre la pena. En fin, este funcionario
judicial ordena todas las medidas que sean necesarias para llevar a cabo aquellas funciones y
medidas que se exigen en el ámbito de aplicación de una sentencia penal irrevocable. Es importante
puntualizar que solo las sentencias condenatorias firmes y definitivas pueden ser ejecutadas.
Sobre las medidas de seguridad, las cuales se les aplican a los individuos que se consideran
peligrosos y enfermos, de igual forma el juez de la ejecución penal, tiene sobre ellas competencia
para su aplicación.
Se hace importante destacar la función social del Juez de Ejecución; ya que cuando el legislador
crea las leyes penales, lo hace para que los tribunales la apliquen, lo que quiere decir, que los
tribunales al sancionar al individuo, están aplicando lo que el legislador creó. Cuando el juez de
juicio sanciona penalmente a un individuo que se haya comprobado ser violador de las leyes
penales, está haciendo una especie construcción moral sobre la persona y si a esta obra se le suma
la idea que se tiene del derecho penal, en el sentido de que la finalidad última de la pena es
resocializar y reeducar al individuo para devolverlo como bueno a la sociedad, que mejor
vigilar y controlar la ejecución de lo que establece una sentencia, de garantizar el respeto de los
victimización. El juez de la Ejecución de la pena, entre sus otras funciones, tiene la obligación de
construir un nuevo ciudadano, de velar porque el condenado presente signo de progreso con
40
relación a su comportamiento que dio origen a la sanción y por vía de consecuencia devolverlo
En cuanto los derechos humanos y el Juez de Ejecución es necesario referirse en dos vertientes
importantes; una, que viene dada por el reconocimiento de esos derechos y otra, referida a su
figura que representa una esperanza para la salvaguarda de esos derechos, durante el cumplimiento
Por lo antes expuesto cabe destacar que esas atribuciones están relacionadas con los derechos
fundamentales inherentes a toda persona humana y que tienen su base en convenios y pactos
internacionales, consagrados en leyes y normativas a favor de todas las personas, las cuales no se
pierdan por efectos de una condena penal. La ejecución penal se contempla como una actividad
donde se cumplen los mandatos de una sentencia firme; es una sentencia condenatoria definitiva,
enmarcada del Juez o tribunal competente. En tal sentido, se establecen el principio básico de la
legalidad por lo que el Juez ejecutor de la pena debe ceñirse a intervenir para garantizar:
b) Que los derechos del condenado sean orientados a la atención de sus necesidades mediante
el control del cumplimiento del régimen penitenciario a través de la inspección del recinto;
resolver las reclamaciones de los sentenciados si le son violados sus derechos y corregir
c) La decisión sobre los asuntos relacionados con la libertad de los condenados; determinar
requiera, por concesión de beneficios penitenciarios, tales como trabajo, y estudio; además
autorizar o revocar los permisos que al recluso le sean concedidos; emitir opinión o ejecutar
Como garantía de los derechos de los penados se puede mencionar el de no ser condenados a
una pena que no esté prevista en la Constitución Bolivariana de Venezuela y si no es ejecutada por
la autoridad competente. A este respecto Morais (2001) afirma: La ejecución de las penas y
medidas de seguridad no debe quedar al arbitrio de la autoridad judicial o administrativa, sino que
deberá llevarse a cabo de acuerdo a lo dispuesto en leyes y reglamentos. De esta afirmación los
el ámbito del derecho penal, procesal y penitenciario, normas éstas que regulan las relaciones entre
el Estado y la persona condenada, desde el inicio de la pena hasta el final de la misma. Visto esto,
no como una relación de poder, sino como una relación jurídica donde existan deberes y derechos
De tal manera que el condenado no está fuera del derecho, aun cuando el Estado le hubiese
aplicado una condena por alguna falta cometida, sino que se encuentra en una relación de derecho
público en el Estado, donde le son descontados los derechos perdidos o limitados por la condena;
por lo tanto, su condición jurídica es igual al de las personas no condenadas. Cuello (citado por
Escovar 1998) dice: Que debe ser una relación de derecho en la que se le impone al condenado
sólo aquella limitación que corresponde a la pena pronunciada por el Juez de Ejecución. Estos
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derechos pueden ser impartidos de varias formas, y a los derechos específicos de la penitencia; es
Al mencionar los derechos de los condenados, estos están estrechamente relacionados con
aquellos que como persona humana debe poseer, excepto los que se expresan o son vedados por
ley o por la sentencia, cabe decir: derecho a la vida, a la integridad física, psíquica y moral, a la
entre otros, los cuales son establecidos en varias declaraciones, pactos y convenciones
internacionales sobre derechos humanos; en la Constituciones de los países, por lo que cabe
afirmar que la raíz de los derechos del condenado es la Carta Magna de cada país. La Constitución
fundamentales que corresponden a todos los venezolanos, por lo tanto, se extiende también a los
consecuencia consagra todos los derechos y garantías que la persona debe poseer al momento de
ser objeto de una situación condenatoria; ellos son: garantía ante el arresto o detención, derecho a
Por otra parte, y atendiendo los beneficios que el condenado debe adquirir dentro del
Venezuela (CRBV), citado por Morais (2001) dice: Que el Estado garantizará un sistema
penitenciario que asegure la rehabilitación del interno o interna y el respeto a sus derechos
humanos. A tal efecto, el Juez está obligado a diseñar estrategias y fórmulas que conlleven a
Como se ha dicho, la atribución del Juez de Ejecución debe ceñirse al principio básico de la
legalidad para garantizar todos los derechos del recluso o reclusas e intervenir activamente en la
ejecución de la pena. Anteriormente la figura del juez no tenía facultades para intervenir en la
esto ha cambiado, pasándose a considerar que el Juez representa una figura de control sobre el
cumplimiento de las sanciones del reo o rea. Este ha recibido diversas calificaciones en el ámbito
En consideración a los derechos del reo como exigencia de justicia, la intervención del Juez de
observancia del respeto e intereses legítimos de los reclusos. Esta garantía jurídica se traduce en
la actuación de los jueces toda vez que se ejecute la vigilancia penitenciaria. Cuello (citado por
Escovar, 1998) dice: son innumerables los congresos internacionales donde se han tratado el tema
de la intervención judicial en la ejecución de las penas, como voto importante declarativo del
del Juez en la ejecución de las penas y medidas de seguridad como garantía de la libertad
ejecución de las penas, deberán estar asegurados por el control ejercido conforme reglamentación
nacional por una autoridad judicial o cualquier otra habilitada para visitar a los reclusos y no
De acuerdo a lo planteado, la actuación del Juez de Ejecución está distinguida por el control de
decisión. Tiene atribuciones para garantizar y salvaguardar los derechos de los penados, así como
para corregir los abusos y desviaciones que puedan producirse durante el cumplimiento de la pena.
vigilancia del régimen penitenciario, con el objeto de salvaguardar los derechos de los reclusos. A
este respecto, y con base en las leyes de Francia, Portugal, Italia, España y Venezuela, Morais
(2001) afirma; las principales y más frecuentes atribuciones de los Jueces de Ejecución, son:
d) Aprobar el programa de tratamiento a aplicar a cada reo y, de ser posible, modificarlo con
e) Resolver las reclamaciones que planteen los reclusos respecto a la clasificación inicial,
h) Controlar la ejecución de penas diferentes a las privativas de libertad tales como; multas
con el fin de prevenir y corregir las situaciones violatorios, tomando en consideración las
normas procedentes de las peticiones que hagan los internos en relación con el régimen y
Ejecución, corresponde hacer algunas consideraciones sobre la eficacia del mismo en su ejercicio,
por cuanto se observa una carencia para investigar los casos de los reclusos, de modo que cualquier
para la ejecución de la sentencia está regulado por el Código Orgánico Procesal Penal, dicha
ejecución constituye una de las fases mediante los cuales se desarrollará el proceso penal acusatoria
Ejecución, según el COPP, es uno de los cuatro tipos de jueces que tendrán a su cargo el
cumplimiento de las referidas etapas. La fase de ejecución se inicia, una vez que esté
definitivamente firme la sentencia, tal como está dispuesto en el artículo 472 del COPP, el cual
estipula cual es la última actuación del Tribunal de Juicio y cuáles son las primeras actuaciones
enviará el expediente junto al auto respectivo al Tribunal de Ejecución, el cual remitirá el computo
aprehendido o aprehendida procederá conforme a esta regla. El Juez de Ejecución una vez recibido
En todo caso, y a manera de síntesis, la eficacia del Juez depende de la doctrina por la cual se
rige para poner de manifiesto su actuación en cuanto a sus atribuciones en general; varias son los
ejecución penal, delimitar claramente las competencias para evitar conflictos, mantener estrecha
relación entre los sectores estadales a fin de lograr mejores resultados, desarrollo procesal
El COPP, cuenta con varias fases, entre ellas con la llamada fase de ejecución que puede
definirse como aquella relativa al cumplimiento de las penas y medidas de seguridad impuestas
mediante sentencia firme. En este sentido, el Código consagra al Juez de Ejecución, como director
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de esta fase del proceso. La figura del Juez de Ejecución es verdaderamente importante en lo que
se refiere al subsistema penitenciario, ya que tiene competencia para cuestiones que van a tener
el artículo 471 del Código Orgánico Procesal Penal, son las siguientes:
extinción de la pena.
c) El cumplimiento adecuado del régimen penitenciario. A tales fines, entre otras medidas,
hacer comparecer ante sí a los penados con fines de vigilancia y control. En tales visitas
podrá estar acompañado por fiscales del Ministerio Público. Además, al realizar estas
visitas dictará los pronunciamientos necesarios para prevenir o corregir las irregularidades
que observe.
Hay que destacar entonces, que el Juez de Ejecución es sin duda una figura fundamental en el
subsistema penitenciario, y sobre quien pesa gran parte del funcionamiento del mismo. Las
inspecciones a las prisiones son especialmente relevantes, ya que en éstas el Juez podrá percibir
directa y personalmente las condiciones de tales establecimientos y si en ellos se cumple con los
Orgánico Penitenciario. De esta norma, nos interesará destacar únicamente los aspectos más
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resaltantes. En tal sentido, se consagra la resocialización o reinserción social del interno como
objetivo del sistema penitenciario, adecuándose a lo dispuesto por la Constitución vigente. Esta
ley regula variados aspectos del sistema penitenciario. Entre ellos se encuentran consagrados como
derechos del penado; el trabajo penitenciario y la educación, lo que conlleva a que el penado tenga
esta ley el tema de las condiciones de vida en los establecimientos penitenciarios, incluyéndose lo
asistencia médica del penado, de la misma forma se encuentra un importante avance relativo; a los
programas de atención integral, con la finalidad de obtener la transformación del condenado. Esta
ley, propugna por otra parte la progresividad penitenciaria, por la cual se buscará que el interno
cada vez se acerque más a la libertad, a través de la redención judicial de la pena por el trabajo y
el estudio.
Los investigares logramos apreciar; que, con la función del Juez de Ejecución de la sentencia,
se verían minimizado los abusos y arbitrariedades que se cometen en contra del preso definitivo,
ya que este sería un vigilante y garante de los derechos y facultades que le reconocen la
constitución, los tratados internacionales y las leyes, de la cual goza un condenado. Así mismo el
individuo tendrá en el juez de la ejecución penal una instancia para defenderse de un posible
Por otro lado, el efecto económico positivo que se ve en esta figura jurídica resulta halagador
para los que ejercen la abogacía, en virtud de que se abriría un nuevo campo laboral para la práctica
del abogado, en ese sentido, la defensa puede proponer medidas ante el juez de la ejecución de la
Pensamos que esta institución en nuestro sistema jurídico va de la mano con la más avanzada
filosofía de respeto por los derechos humanos y con ella se cumple con el principio de que “el
derecho no se detiene ante los muros de la prisión”. Tomando con ello la frase del filósofo Alemán
Federico Nietzche “pero los castigos no deben expresar desprecio; un criminal es siempre un
hombre”.
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COCLUSIONES
Debe decirse, a manera general, que la pena como sanción o castigo es ciertamente nefasta y
problemática, de hecho, indeseable, por lo que, en nuestra opinión, debe utilizarse como la última
opción para realizar el control social, y nunca como la primera elección. Esto es lo que en la
criminología moderna se ha denominado “derecho penal mínimo”. Pero es allí donde el Juez de
Ejecución va a cumplir con su papel, de brindarle la protección debida al reo, que cumpla la pena
impuesta; pero que también se le esté brindando a éste las garantías establecidas en el Código
Orgánico Procesal Penal, así como en los Tratados Internacionales suscritos y ratificados por
Venezuela.
En relación a las teorías jurídicas que procuran la explicación de la finalidad de la pena como
medio de reacción del derecho penal, los investigadores podemos afirmar, que la doctrina la ha
clasificado en tres teorías la finalidad de la pena, a saber; teoría absoluta, teoría relativa y teoría
mixta. A este respecto, en el primer supuesto la pena tiene en si misma su justificación y su razón
de ser como consecuencia del delito, y se sanciona porque se cometió el delito: “punitur qui
peccatum”.
En relación a la teoría relativa, sus defensores afirman que la pena se justifica por los fines que
persigue y es considerada como un medio para lograr tales fines, así, se debe entender como fin
obtención de objetivos utilitarios, tomando, como se observa lo principal de las teorías expuestas
“ut supra”.
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legislación penal venezolana, se tiene que la pena es una sanción que se aplica a una persona que
ha violentado las leyes y se le ha considerado culpable de un delito. Por ello, la pena es considerada
como exigencia natural de la justicia que pide el castigo como una manera de retribución
proporcional por el mal libremente causado y como reacción obligada del ordenamiento jurídico
violado para proteger y preservar los derechos sociales, así como para restaurar el orden social
quebrantado. Mientras que las medidas de seguridad vienen a ser los medios tendientes a prevenir
llevado a cabo ciertos actos de carácter antisocial. Las medidas de seguridad protegen con un
El Juez de ejecución deberá conocer de todo lo concerniente a la libertad del penado, las
estudio, extinción de la pena, el cumplimiento adecuado del régimen penitenciario, entre otras. El
Juez de Ejecución debe garantizar que a los penados no se le violen sus derechos y garantías
y las leyes.
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RECOMENDACIONES
justicia, las garantías constitucionales del penado. Que ese cambio sea prioritario a la
participación de la víctima, dentro del proceso y prevea las herramientas necesarias para
b) Que se destinen una partida presupuestaria mucha más amplia a la que existe, para la
c) En casos más extremos la creación de centros penitenciarios dignos, acordes con las leyes
y con los Convenios Internacionales suscritos por Venezuela en esa materia; con el fin de
los centros penales y los recursos necesarios hacia las gobernaciones. De esta manera se
crea un vínculo concreto entre la situación de cada uno de los establecimientos y la gestión
del gobierno regional, lo que iría en mejora de la calidad de vida del reo, cumpliría la pena
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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Cabanellas, G. (2001). Diccionario Enciclopédico de Derecho Usual (8 vols.) (27°. Ed.). Buenos
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Ateneo de Caracas.
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Linares, M. (1981). El sistema Penitenciario Venezolano. (1°. Ed). Caracas, Venezuela: Imprenta
Universitaria de la Universidad Central de Venezuela.