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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

PODER JUDICIAL
Juzgado Segundo de Municipio de la
Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas
Caracas, trece (13) de junio de dos mil trece (2013)
203° y 154°

PARTE DEMANDANTE: “MARLENE FAJARDO CASTILLO”, titular de la cédula de identidad


Nº V-13.846.153; con domicilio procesal en: Edificio sede de la Defensa Pública, Parroquia
Altagracia, Boulevard Panteón, esquina Jesuitas a Tienda honda, Municipio Libertador del Distrito
Capital.

REPRESENTACIÓN JUDICIAL

DE LA PARTE DEMANDANTE: “OSCAR JOSÉ DAMASO GONNELLA”, defensor público


segundo (2º) con competencia en materia civil y administrativo especial inquilinario y para la defensa
del derecho a la vivienda, inscrito en el Inpreabogado con la matricula N° 170.206.

PARTE DEMANDADA: “JOSÉ ANTONIO PARADA GONZÁLEZ”, titular de la cédula de


identidad N° V-5.687.379; sin domicilio procesal acreditado en autos.

REPRESENTACIÓN JUDICIAL

DE LA PARTE DEMANDADA: “MANUEL FELIPE DUARTE ABRAHAM y LEOCARINA


MÁRQUEZ”, defensores públicos con competencia en materia civil y administrativo especial
inquilinario y para la defensa del derecho a la vivienda, inscrito en el Inpreabogado con la matricula
N° 54.052, el primero de los nombrados.

MOTIVO: DESALOJO

SENTENCIA: DEFINITIVA

CASO: AP31-V-2012-001981

Desarrollo del Proceso

En fecha 19 de noviembre de 2012, la ciudadana Marlene Fajardo Castillo, debidamente asistida por
el abogado Oscar José Damaso Gonnella, actuando en su carácter de defensor público designado
según Resolución de la Defensa Pública Nº DDPG-2012-0196, de fecha 15 de agosto de 2012,
presentó formal libelo de demanda contra el ciudadano José Antonio Parada González, ambas partes
ut supra identificadas, pretendiendo el desalojo de un inmueble cedido en arrendamiento a la parte
demandada, constituido por un apartamento destinado a la vivienda, distinguido con el número A-4,
ubicado en el piso 4 de las Residencias Estela, situado de Pescador a Cochera, Parroquia San Juan,
Municipio Bolivariano Libertador, Distrito Capital, alegando –causa petendi- el estado de necesidad
justificada de ocupar el inmueble; fundamentando su pretensión en los artículos 91, numeral 2, y 98 y
siguientes de la Ley para la Regularización y Control de los Arrendamiento de Vivienda.

En fecha 22 de noviembre de 2012, el Tribunal admitió la demanda cuanto ha lugar en derecho y de


conformidad con lo establecido en el artículo 101 y siguientes de la Ley para la Regularización y
Control de los Arrendamiento de Vivienda, ordenándose el emplazamiento de la parte demandada
para el quinto (5to.) día de despacho siguiente a la constancia en autos de su citación, a los fines de
celebrar la audiencia de mediación, pautando las once de la mañana (11:00 a.m.), a tal fin.
En fecha 29 de noviembre de 2012, el Tribunal libró la correspondiente compulsa de citación a la
parte demandada, ordenando su remisión a la Unidad de Actos de Comunicación (U.A.C.). La
citación fue practicada por el ciudadano Luís Serrano, Alguacil adscrito a este circuito judicial, en
fecha 18 de diciembre de 2012, tal como consta en diligencia estampada el día 20 del mismo mes y
año, mediante la cual consignó el comprobante de recibido debidamente firmado.

En fecha 14 de enero de 2013, siendo las once de la mañana (11:00 a.m), se levantó acta haciendo
constar que se anunció el acto de Audiencia de mediación con las formalidades de Ley por el alguacil
a las puertas del Recinto de este Circuito Judicial, compareciendo ambas partes, las cuales expusieron
verbalmente los alegatos que consideraron pertinentes; seguidamente, el ciudadano juez exhortó a las
partes a lograr una conciliación respecto al asunto debatido, lo cual no fue posible en ese acto, razón
por la cual, el Tribunal a los fines de dilucidar la controversia, fijó nueva oportunidad para la
audiencia de mediación.

En fecha 28 de enero de 2013, siendo las once (11:00 a.m) de la mañana, se levantó acta haciendo
constar que se anunció el acto de Audiencia de mediación con las formalidades de Ley por el alguacil
a las puertas del Recinto de este Circuito Judicial, compareciendo ambas partes, las cuales expusieron
verbalmente los alegatos que consideraron pertinentes; seguidamente el ciudadano juez exhortó a las
partes a lograr una conciliación respecto al asunto debatido, lo cual no fue posible, razón por la cual
el juicio siguió su curso de conformidad con lo establecido en el artículo 107 de la Ley y Reglamento
para la Regularización y Control de los Arrendamientos de Vivienda.

En fecha 15 de febrero de 2013, la parte accionada presentó escrito de contestación a la demanda,


alegando todo cuanto estimó pertinente en defensa de sus derechos e intereses; y entre otras cosas,
promovió la cuestión previa establecida en el ordinal 9º del artículo 346 de la Ley Adjetiva Civil, la
cual fue declarada sin lugar mediante sentencia interlocutoria dictada por este Juzgado en fecha 8 de
abril de 2013.

En fecha 10 de abril de 2013, se dictó auto mediante el cual se fijaron los hechos controvertidos en la
presente demanda y se estableció un lapso de ocho (8) días de despacho, para la promoción de las
pruebas que las partes consideraren pertinentes.

En fecha 9 de mayo de 2013, el Tribunal dictó auto mediante el cual admitió las pruebas promovidas
por ambas partes, y estableció un lapso de diez (10) días para la evacuación de las mismas.

En fecha 10 de junio de 2013, tuvo lugar la audiencia de juicio fijada por auto dictado en fecha 3 de
junio de 2013; en dicho acto procesal, el Juez concedió el derecho a ser oídas ambas partes, quienes
debidamente asistidos de abogados, expusieron verbalmente los argumentos de hecho y de Derecho
que consideraron idóneos y pertinentes respecto al mérito de la litis, e inmediatamente procedió a
examinar las pruebas que fueron admitidas en la oportunidad correspondiente. Declarado concluido
el debate oral, se pronunció verbalmente el dispositivo del fallo declarándose con lugar la pretensión
contenida en la demanda.

Por lo tanto, vistas las actas que conforman el presente expediente, el Tribunal pasa a dictar sentencia
definitiva de acuerdo con las siguientes consideraciones:

II

Fundamentos del Fallo

La parte actora ejerció la acción, representada y asistida por un funcionario de la de la defensa


publica con competencia en materia civil y administrativa especial inquilinaria, pretendiendo el
desalojo del inmueble cedido en arrendamiento a la parte demandada, constituido por un apartamento
distinguido con el número A-4, ubicado en el piso 4 de las Residencias Estela, situado de Pescador a
Cochera, Parroquia San Juan, Municipio Bolivariano Libertador, Distrito Capital, alegando
fundamentalmente el estado de necesidad que afirma le ha sobrevenido de ocuparlo, por cuanto tuvo
que irse a la ciudad Valencia, estado Carabobo, por cuestiones laborales, viviendo alquilada en un
inmueble del cual fue desalojada.
En este sentido, dicha representación de la defensa pública afirmó que su representada se encuentra
viviendo “arrimada” en la ciudad de Valencia junto a su hija; por lo que solicitó el procedimiento
administrativo ante la Superintendencia Nacional de Arrendamientos de Vivienda, donde se le
habilitó para acudir a la vía judicial.

Fundamentó la pretensión formulada, en el artículo 91 numeral 2, y 98 y siguientes de la Ley para la


Regularización y Control de los Arrendamiento de Vivienda.

A los fines de combatir los hechos libelados, en la oportunidad de dar contestación a demanda, la
parte demandada asistida y representada también por una funcionaria de la defensa publica con
competencia en materia civil y administrativa especial inquilinaria, negó, rechazó y contradijo tanto
los hechos como el derecho que de ellos pretende deducirse.

Adujo, que los hechos constitutivos de la pretensión formulada por la parte demandante son
absurdos; pues no es cierto que se le haya notificado a la arrendataria del convenio firmado ante la
Notaría Pública Octava del Municipio Libertador del Distrito Capital, en fecha 10 de junio de 2004,
bajo el Nº 15, tomo 32 de los libros respectivos, ni en las comunicaciones de fecha 5 de mayo y 21 de
julio de 2006.

De lo antes expuesto, y tal como quedó expresado en el auto dictado por el Tribunal en fecha 10 de
abril de 2013, el meollo del asunto debatido se circunscribe a juzgar sobre los presupuestos
materiales para estimar favorablemente la pretensión de desalojo que hace valer la parte accionante,
la cual se afinca en el estado de necesidad que dice tener de ocupar el inmueble de su propiedad,
cedido en arrendamiento a la parte demandada.

Por esta razón, teniendo en cuenta que el inmueble sobre el cual gira el litigio está destinado a
vivienda, que es un derecho humano social que goza de reconocimiento y protección ex artículo 82
Constitucional, resulta conveniente hacer algunas precisiones:

La Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, en sentencia Nº 1.465 de fecha 13 de agosto
de 2001, con ponencia del Magistrado Dr. Iván Rincón Urdaneta, en el expediente Nº 01.1585, hizo
el siguiente pronunciamiento:

“…Observa esta Sala que en el caso de autos están en juego la ponderación de una serie de derechos
de los que son titulares diversos sujetos de derecho.

En efecto, constata esta Sala que dentro del Capítulo de los Derechos Sociales de la vigente
Constitución se encuentra el derecho a la vivienda, consagrado en su artículo 82, donde además se
encuentra la correlativa obligación “compartida” de los ciudadanos y del Estado en su “satisfacción
progresiva”, y no exclusiva del Presidente de la República (…)

Frente a ese derecho de los ciudadanos a tener una vivienda adecuada, segura, cómoda, higiénica, con
servicios básicos esenciales que incluyan un hábitat que humanice las relaciones familiares, vecinales
y comunitarias, se encuentra el derecho de propiedad consagrado en el artículo 115 del mismo Texto
Constitucional de los propietarios (…).

No escapa a esta Sala el drama social existente en Venezuela por la insuficiencia de viviendas dignas,
pero tal problema no puede ser solucionado mediante el desconocimiento del derecho de propiedad
de terceras personas mediante la ilegítima práctica de las invasiones, algunas veces propiciadas por
dirigentes políticos sin escrúpulos…”

De acuerdo al citado criterio, debe señalarse que el derecho a la vivienda y el derecho a la propiedad
se encuentran dentro de la categoría de los derechos sociales y económicos, que a su vez se vinculan
con tareas del Estado; es decir son derechos prestacionales de rango constitucional, que “en su
dimensión transindividual, corresponden a colectivos o a la sociedad toda y no a alguien en
particular”, por lo que, a juicio del Tribunal, deben interpretarse conforme a la cláusula del Estado
Democrático y Social de Derecho y de Justicia.
Un Estado de esta naturaleza, ha dicho la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia en
sentencia N° 656 de fecha 30 de junio de 2000, caso Defensoría del Pueblo –Consejo Nacional
Electoral, persigue un equilibrio social que permita el desenvolvimiento de una buena calidad de vida
y para lograr su objeto, las leyes deben interpretarse en contra de todo lo que perturbe esa meta,
perturbaciones que puedan provenir de cualquier área del desenvolvimiento humano, sea económica
cultural, política, etc.

Como consecuencia del principio del reconocimiento de la dignidad humana y del Estado social de
derecho surge la necesidad de realizar prestaciones positivas en materia social y la configuración del
derecho a un mínimo vital o a un mínimo de condiciones para su seguridad material en la regulación
de los derechos económicos, sociales y culturales, y la realización de las prestaciones sociales para
poder vivir en forma digna, como lo ha expresado reiteradamente la Sala Constitucional del Tribunal
Supremo de Justicia.

Parte fundamental de la calidad de vida es el derecho a la vivienda digna, el cual está referido de
acuerdo al contenido del artículo 82 constitucional, a la garantía de aquellos sujetos cuya especial
situación de hecho les impide acceder en condiciones normales, por ejemplo a través de créditos
hipotecarios, a la adquisición de la vivienda que servirá de hogar. (Vid. sentencia s.c. Nº 1.632/2006,
caso Lago de Valencia)

En atención a lo antes expuesto, en el caso concreto de autos, es evidente que se encuentran en pugna
sendos derechos de rango constitucional, por una parte el derecho a la propiedad que tiene la parte
demandante sobre el inmueble objeto de la demanda, que a su vez involucra el uso, goce y disfrute, y
por otra parte el derecho a la vivienda que tiene la parte demandada sobre el mismo, derivada de una
relación jurídica arrendaticia individualizada conforme a los diversos contratos suscritos por las
partes.

En esa perspectiva, sobre la base de lo antes expresado, y con apoyo al marco constitucional referido,
colige el Tribunal que, en el caso concreto de autos, es al Estado Democrático y Social de Derecho y
de Justicia venezolano, a quien corresponde desarrollar las políticas necesarias para hacer gozar al
ciudadano José Antonio Parada González, del derecho social a una vivienda digna, por ser un
derecho de prestación que por tener un marcado carácter asistencial, se relaciona con las funciones
del Estado, esto es, un “Estado de prestaciones y de redistribución con fines de asistencia social
obligatoria”; así se establece.-

Cabe considerar, por otra parte, que la parte actora solicita el desalojo del inmueble objeto de la litis,
con fundamento en el artículo 91 numeral 2 de la Ley para la Regularización y Control de los
Arrendamientos de Vivienda.

La citada norma sustantiva establece que solo procederá el desalojo de un inmueble bajo contrato de
arrendamiento, cuando la acción se fundamente, entre otras razones, en la necesidad justificada que
tenga el propietario o propietaria de ocupar el inmueble, o alguno de sus parientes consanguíneos
hasta el segundo grado.

La inteligencia de dicha disposición legal evidencia, que los requisitos concurrentes que deben darse
para la procedencia del desalojo por necesidad, son: a) la existencia de un contrato de arrendamiento;
b) que el inmueble arrendado sea propiedad del actor; y, c) que éste o sus parientes consanguíneos se
encuentren en necesidad de ocuparlo.

En el presente caso, no hay controversia alguna en cuanto a la existencia de una relación arrendaticia
sin solución de continuidad entre las partes litigantes, suscrita inicialmente el día 17 de mayo de
2001, posteriormente documentada en diversas prorrogas contractuales. Asimismo, no hay debate en
cuanto a la titularidad que asiste a la parte actora sobre el inmueble objeto de la litis.

En lo que respecta al alcance del concepto de necesidad, como causal de desalojo estatuida en el
artículo 91.2 de la Ley para La Regularización y Control de los Arrendamientos de Vivienda, cabe
destacarse que resulta amplio y subjetivo; así, la actividad probatoria puede quedar satisfecha a través
de presunciones o indicios, los cuales pueden extraerse de los medios o elementos que el demandante
lleve a los autos para así fundamentarla.

Debe señalarse, que la necesidad es un componente básico del ser humano que afecta su
comportamiento, porque siente la falta de algo para poder sobrevivir o sencillamente para estar
mejor. En otras palabras, es aquella sensación de carencia, propia de los seres humanos y que se
encuentra estrechamente unida a un deseo de satisfacción de la misma.

En el caso sub iudice, la parte demandante aportó un cúmulo de pruebas que producen en el ánimo de
quien aquí decide, el convencimiento pleno de ese estado de necesidad que según afirma tiene de
ocupar el inmueble del cual es propietaria, actualmente en posesión del ciudadano José Antonio
Parada González, en calidad de arrendatario.

En efecto, el análisis de las probanzas aportadas al juicio determinan que Marlene Fajardo Castillo
fue objeto de una medida preventiva de secuestro el día 16 de noviembre de 2009, sobre un inmueble
que ocupaba en condición de arrendataria, por lo que sirve de indicio para establecer, adminiculado
con las misivas dirigidas por el Consejo Comunal La Pradera Araguaney 31/62, Ciudad Parque La
Pradera, San Joaquín, estado Carabobo, RIF J-29957026-5, que actualmente reside en un inmueble
que no es de su propiedad.

Del mismo modo, consta en las actas del presente expediente los diversos juicios incoados y
requerimientos que la referida Marlene Fajardo Castillo ha hecho, sobre la base del mismo alegato de
necesidad, para que le sea entregado el inmueble objeto de esta demanda, hecho reconocido por el
arrendatario José Antonio Parada González, quien a su vez manifestó en la audiencia de juicio, ha
dirigido comunicaciones a antes gubernamentales pidiendo ayuda a los fines de solventar su situación
de escasez de vivienda.

Entonces, cabría preguntarse lo siguientes: ¿es justo que la ciudadana Marlene Fajardo Castillo,
siendo propietaria de un inmueble declarado vivienda principal, como consta en autos, deba seguir
viviendo en la ciudad de Valencia, estado Carabobo, ocupando un inmueble de otra persona, en
estado de incomodidad?.

La respuesta, en criterio de quien aquí decide, es negativa; lo que no implica que se esté
desconociendo la situación en que se encuentra el arrendatario, posiblemente con su grupo familiar,
de no tener un inmueble que le sirva de vivienda. Ante ello, es por lo que la Ley especial que rige la
materia, interpretando los valores y principios constitucionales, ha establecido los mecanismos para
garantizar que el desalojo no se produzca, hasta tanto el órgano competente en materia de vivienda y
habitat disponga lo conducente para preservar ese derecho. (Vid artículo 49 de la Ley para la
Regularización y Control de los Arrendamientos de Vivienda).

Por lo tanto, demostrado como ha sido hechos concretos que patentizan la necesidad de la ciudadana
Marlene Fajardo Castillo, y de allí su interés jurídico actual en recuperar la posesión real, material y
efectiva del inmueble objeto de la demanda, la pretensión que hace valer resulta procedente en
Derecho, pues de acuerdo a lo previsto en el artículo 254 del Código de Procedimiento Civil, los
jueces no podrán declarar con lugar la demanda sino cuando, a su juicio, exista plena prueba de los
hechos alegados en ella. En caso de duda, sentenciarán a favor del demandado, y, en igualdad de
circunstancias, favorecerán la condición del poseedor.

A mayor abundamiento, se advierte que probar es esencial al resultado de la litis, y en esta actividad
es necesario el empleo de todos los medios que dispone la ley, para llevar al ánimo del juzgador la
certeza o veracidad de la existencia del hecho alegado, es decir, la carga procesal que tienen las
partes parte para llevar al proceso, por los medios y procedimientos permitidos por la ley, las razones
que convenzan al juzgador de la certeza o veracidad de los hechos cuestionados; por consiguiente, al
demostrarse justificadamente el supuesto de hecho del artículo 91 numeral 2 de la Ley para la
Regularización y Control de los Arrendamientos de Vivienda, cumpliendo así con su carga ex
artículos 506 del Código de Procedimiento Civil y 1.354 del Código Civil, conforme la máxima
romana “incumbit probatio qui dicit, no qui negat”, la cual se traduce en que cada parte debe probar
sus respectivas afirmaciones de hecho, debe prosperar la demanda como será establecido en la parte
dispositiva del presente fallo; así se establece.-

En todo caso, el acervo probatorio aportado por la parte demandada, en particular recibos de pagos de
cánones de arrendamiento, en nada modifican la motivación que antecede, pues no se discute la
solvencia en el cumplimiento de esa obligación principal de carácter pecuniario de todo arrendatario,
sino un hecho sobrevenido a la propia parte actora de conformidad con la Ley; así igualmente se
establece.-

III

Dispositiva

En razón de todos los argumentos de hecho y de derecho anteriormente expuestos, este Juzgado
Segundo de Municipio de la Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas,
Administrando Justicia en nombre de la República Bolivariana de Venezuela y por Autoridad de la
Ley, declara:

PRIMERO: Con lugar la pretensión de desalojo contenida en la demanda incoada por la ciudadana
Marlene Fajardo Castillo contra el ciudadano José Antonio Parada González, ambas partes
plenamente identificadas en el presente fallo.

SEGUNDO: Se condena a la parte demandada a entregar el inmueble objeto de la litis, previo


cumplimiento de las formalidades previstas en el artículo 49 de la Ley para la Regularización y
Control de los Arrendamientos de Vivienda, en concordancia con el artículo 13 y siguientes del
Decreto Ley contra el Desalojo y la Desocupación Arbitraria de Viviendas. Asimismo, se hace saber
a la parte actora la obligación que tiene de no ceder en arrendamiento el inmueble objeto de la
demanda, durante un plazo de tres (3) años, contados a partir de la ejecución de la presente sentencia,
tomando posesión real y efectiva del mismo.

TERCERO: Se condena a la parte demandada al pago de las costas conforme lo previsto en el


artículo 274 del Texto Adjetivo Civil.

Regístrese y Publíquese. Déjese copia certificada de la presente decisión en la sede del Tribunal de
conformidad con lo dispuesto en el artículo 248 del Código de Procedimiento Civil.

Dada, firmada y sellada en la Sala de Despacho del Juzgado Segundo de Municipio de la


Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas, a los trece (13) días del mes de junio de
2013. Años: 203º de la Independencia y 154° de la Federación.

El Juez

Abg. Richard Rodríguez Blaise

La Secretaria

Abg. Damaris Ivone García

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