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Para la comprensión de los videos, aquí les indico los puntos centrales que se deberían
considerar (la consulta de la bibliografía que se indica en el programa para la Unidad
I.1 amplía todos los aspectos acá señalados):
En los mitos se muestra una tensión / pulsión permanente entre dos panteones:
el panteón primigenio matriarcal con el culto de la diosa madre (estudiado por
C. Jung y por J. J. Bachofen en El derecho materno) y el panteón patriarcal
invasor y militar. La tercera pieza, Euménides, de la trilogía Orestíada de
Esquilo dramatiza el choque / tensión entre la religión matrilineal y la
patriarcal. (Ya se verá en la cursada)
erupción del volcán de Thera, en ca. 1500. Este hecho da a la talasocrasia (gobierno
marítimo) de la isla el golpe definitivo. El poderío pasó a tierra firme, a Micenas
que, en 1450 ca., conquistó Cnosos, la capital de Creta; pocos años más tarde, su
palacio fue destruido. Esto está registrado en tablillas micénicas escritas en lineal B
que fueron halladas en Creta. En la isla los micénicos deben haber aprendido el
sistema lineal A, sistema de los cretenses, que sirvió de base para la lineal B,
notación de la lengua de los micénicos. Después de los trabajos de Evans sobre el
origen micénico de la mitología griega y merced a la exégesis sociológica de Gernet
sobre el mito griego y a la aplicación del método estructural a la interpretación de
esa mitología, se pone en evidencia el trasfondo histórico de ese corpus de leyendas.
Según esa lectura, los mitos griegos son reelaboraciones de antiquísimos hechos
históricos deformados por el transcurso del tiempo y por la mixtura de diferentes
códigos (Vernant, Detienne, Vidal Naquet en Francia; J.L. Bermejo, en España; Ch.
Segal, en EEUU). La lineal A está en proceso de ser descifrada; la lineal B sí fue
descifrada gracias a Michael Ventris; luego Chadwick amplió la lectura. En España,
el micenólogo Ruipérez hizo importantes aportes al esclarecimiento de la lengua y
cultura micénicas.
Ruipérez Sanchez conjetura que esos nombres eran populares debido a la épica, lo
que estaría de acuerdo con la veracidad histórica que suele reconocer el fondo de las
leyendas heroicas griegas.
Troya estaba situada en el noroeste del Asia menor en lo que otrora fue la Misia y
fue capital de la región que se llamó Tróade. Esta comarca estaba delimitada por los
ríos Escamandro (o Janto) y Simois (Simunte) a los que remiten los poemas
homéricos y próxima al mar Egeo, frente a las islas de Lemnos y Ténedos.
La Troya histórica estuvo habitada desde principios de la Edad de Bronce y
emplazada en la actual provincia turca de Canakkale, junto al estrecho de los
Dardanelos (en el Helesponto) y ocupaba una posición estratégica en el acceso al
Pontus Euxinus (Mar Negro); en sus inmediaciones se encuentra la cordillera del
Ida.
Troya era denominada Wilusa entre los hititas -por caída de la digamma inicial
algunos lingüistas relacionan esa palabra con el nombre Ilión ya que Ilo, junto con
Teucro y Tros, pasan por ser sus fundadores epónimos-; en cuanto a sus habitantes
eran llamados Teucros, mientras que Troya e Ilión son los dos nombres por los que
se conocía la ciudad.
Cuando Schliemann descubrió bajo el suelo de Hissarlik las murallas troyanas no
sólo inició la reconstrucción histórica de la hasta entonces ciudad mítica sino que
abrió un camino a la arqueología. Con posterioridad las excavaciones de Dorpfeld y
de Blegen mostraron capas o estratos pertenecientes a nueve ciudades superpuestas
a lo largo de los siglos. Respecto de la cronología de Troya VII, se puede hablar de
diferentes estratos, la arqueología la divide en dos etapas de ocupación: VIIa y VIIb.
Troya VIIa pereció a causa de un incendio, se conjetura que esta habría sido la
Troya de los poemas homéricos. Se propone la fecha de la contienda el año 1184 a.
C. como fecha de su total destrucción. Hay una circunstancia histórica que atañe a
la guerra: el debilitamiento y posterior caída del Imperio hitita de lo que se tiene
noticia gracias a los archivos de Hattusas (Bagharykoy), antigua capital de ese
imperio (1800-1200 ca.). Estos archivos reales -unas 1200 tablillas en arcilla e
inscripciones en cuneiforme- informan sobre la rivalidad en las costas del Asia
Menor, por un lado, de los aqueos, llamados ahhiyawa, con marcada política
expansionista y, por el otro, el reino de Assuwa. Este grupo era rival de los
micénicos y Assuwa capitaneaba un grupo de ciudades entre las que estaba Truisa
(Troya) en rivalidad con los hititas. Cuando el emperador hitita derrotó a Assuwa,
los griegos micénicos, que se estaban expandiendo por el Mediterráneo oriental,
atacaron Troya y la destruyeron tras sitiarla (eso es lo que narran los poemas
homéricos) No puede ponerse en duda la imposibilidad de reconstruir la historia de
la guerra troyana atendiendo a los poemas de Homero ya que estos, compuestos tres
o cuatro siglos después, narran esos sucesos no con la lente de la época de la guerra
(s. XIII o XII) sino con la de los tiempos homéricos, de los siglos IX a VII.
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Es evidente que Troya VIIa, contemporánea de los griegos micénicos, luchó contra
estos y que pereció por un incendio. Lo del asedio durante diez años no resulta
verosímil, puede tener valor simbólico, también es poco verosímil lo del ardid del
caballo urdido por Odiseo para tomar la ciudad. Tampoco hay certeza respecto de
cuáles fueron los aliados troyanos; en cambio, merced al catálogo de las naves
(Ilíada, II) se sabe qué ciudades griegas se habrían sumado a la lid. Indudablemente
hay que recordar que para el mito, el origen de la guerra de Troya está en el rapto de
Helena, esposa de Menelao, por parte de Alejandro o Paris.
Cabe hablar de una épica micénica que se transmitió en forma oral y que precedió
en medio milenio a la homérica, los ciclos míticos de Néstor, Aquiles o los
Argonautas pertenecen a esa épica que, en dialecto aqueo, se narraba en las cortes
micénicas. Para conocer más pueden visitar el siguiente sitio:
https://www.kulturportali.gov.tr/turkiye/canakkale/gezilecekyer/canakkale-arkeoloji-
muzesi
escritura minoica jeroglífica usada entre 2000 y 1600, según Ruipérez no parece
ser meramente pictográfica sino que probablemente representa un tipo
evolucionado similar a la escritura egipcia jeroglífica (hay coexistencia de signos
ideográficos con otros de carácter fonético). Testimonio de esto es el disco de
Faistos, Festo. Aún no descifrada y de procedencia discutible.
la lineal A posee signos simplificados en forma de cursiva y sus testimonios más
antiguos se retrotraen al 1550 a.C. ca. Las 154 tablillas que constituyen el conjunto
de Hagia Tríada revelan una lengua no griega, pueden leerse algunos nombres.
Después que los micénicos ocuparon la isla de Creta esta escritura continuó en uso
y sirvió de base a la lineal B.
de esta escritura en Lineal B hay testimonios tanto en Creta como en Grecia
continental. En Cnosos se encontraron unas 3000 tablillas de arcilla; sin embargo,
los textos más extensos provienen de Pilo de cuyo archivo palaciego proceden unas
1500. También en Micenas, Tirinto, Tebas se han hallado tablillas en lineal B, lo
que prueba la difusión de esta lengua. Se trata de registros administrativos de
palacio, de contenido crematístico, pertenecen al período que va del 1400 al 1100
a. C.
A partir de la invasión dórica sobreviene un período oscuro “Edad oscura” (s. XIII
– VIII a. C.) en el que desaparece todo vestigio de escritura hasta un
acontecimiento decisivo ocurrido en 776, fecha de la primera Olimpíada. Luego
del período oscuro se da una circunstancia clave: la introducción del alfabeto en
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