Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Es entonces que Descartes concluye que; “..no concebimos los cuerpos más que por la
facultad de entender que está en nosotros, y no por la imaginación ni por los sentidos, y
que no los conocemos porque los veamos, o porque les toquemos, sino sólo porque los
concebimos por el pensamiento, conozco evidentemente que no hay nada que me sea
más fácil de conocer que mi mente” 136.
“Digo este trozo de cera en particular, pues en cuanto a la cera en general ello es aún
más evidente” 134. A partir de este extracto podemos confirmar que el ejemplo de la
cera es una alegoría del cuerpo humano, a lo físico, remitiendo una vez más al título de
la meditación, y evidenciando la tesis del autor.
1
Galarza, Delfina
4. Analizaré ahora la tercera meditación de Descartes titulada como; “De Dios, que
existe” 137. Una vez más el título remite al contenido del texto, funcionando como un
‘adelanto’, anticipando al lector la posición en la que se encuentra respecto al tema.
En la meditación anterior, “De la naturaleza del espíritu humano; y que es más fácil de
conocer que el cuerpo” 127, Descartes llega a la conclusión de que el primer
conocimiento, y consecuentemente la primera verdad, es que si piensa, existe (“cogito
ergo sum”). Al verificar esto encuentra la verdad absoluta, demostrando la existencia del
espíritu; “Otro es pensar; y aquí encuentro que el pensamiento es lo único que no
puede separarse de mí. Yo soy, existo.. todo el tiempo que dure mi pensar; pues acaso
podría suceder que, si cesase por completo de pensar, cesaría al propio tiempo por
completo de existir” 130.
2
Galarza, Delfina