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H isto r ia d e la psic o lo g í .
Introducción al pensamiento
psicológico moderno
Volumen II:
Escuelas, teorías y sistemas contemporáneo
C A PÍT U L O 4
LA PSICOLOGÍA DE LA GESTALT
Capítulo 4: La psicología de la Gestalt 209
Desde una perspectiva más positiva, los gestaltistas procuraron adaptarse al ambien
te norteam ericano, bastante más pragm ático que el alem án. | o | ^ u i e n yai hai ía
identificado la experiencia subjetiva con la “conducta interna (Koffka, 1921/1926),
definió la psicología como una ciencia de la conducta molar, en síntom a con el neo-
conductista E dw ard C. Tolm an (1886-1959). K ohler intentó
tncosclel cereBr'o con la sofisticada tecnología norteam ericana (Kohler, 1959), y Wert-
heim er dedicó los últim os años de su vida al estudio del pensam iento creativo y sus
consecuencias para la educación (W ertheimer, 1945/1991).
Su influencia en Estados Unidos no fue tan grande como podía esperarse debido
a las diferencias existentes entre el contexto norteam ericano y el aleman, y tam bién a
la falta de una sólida base institucional. Al no acceder a universidades de primer orden,
los gestaltistas quedaron en inferioridad de condiciones frente a los neoconductistas,
q u e dom inaban en los principales centros del país, y no tuvieron tantas oportum da-
Hes d e h a c e r discípulos. A pesar de ello, sus ideas penetraron en la psicología norte
americana y jugaron un papel im portante en la evolución del conductismo, como ten
drem os ocasión de com probar en el capítulo siguiente.
Com o toda escuela de pensam iento nueva, la G estalt fue un movim iento de pro
testa contra la psicología que le había precedido y, más en particular, contra la reali
zada en los laboratorios alemanes.
Los gestaltistas explicaron las relaciones entre la m ente y el cuerpo con el prinei-
o del isom orfismo. Según dicho principio, los procesos psicológicos de la percepción
ros~procesoscerebrales subyacentes ten ía n la misma form a o, lo que es lo m ism o,
:¡sentaban los m ism os ordenamientos y obedecían a las mismas leyes estructurales.
Dos sistemas son isomórficos cuando poseen la m isma estructura. Por ejem plo, si
chamos una m em brana de goma en varios puntos y después la estiram os y coío-
io s sobre una superficie irregular, conservará el ordenam iento espacial de los pun-
Kohler extendió el principio al m undo m aterial en su libro sobre las Gestalten físi
cas en reposo y en estado estacionario (Kohler, 1920). Los sistemas físicos eran de natu
raleza gestáltica y obedecían a las mismas leyes que gobernaban los procesos de la
percepción.
El isomorfismo pretendía servir de contrapeso a los enfoques dualistas que exa
geraban ía independencia de la m ente con respecto al cuerpo. A m bos constituían una
unidad indisoluble, tal y como podía observarse en actividades como la danza, en las
que era difícil determ inar dónde acababa lo corpóreo y dónde com enzaba lo mental.
Pero los gestaltistas evitaron pronunciarse sobre la naturaleza espiritual del alma y
dejaron esta cuestión para los filósofos.
mente era contrarrestada por otra deform ación igual y de signo contrario. P or ejem
plo, si m etem os un bucle de hilo con form a de elipse en una solución de agua y jabón
y, a continuación, perforam os la película form ada en interior del bucle, observarem os
que éste tiende a adoptar una form a circular y que los extrem os se contraenJEl_prin-
cipio de la m áxima estabilidad con el mínimo de energía llevaba a las form as sim é
tricas y regulares de la estética.
Kohler señaló el paralelismo entre estas observaciones de Mach y la ley de la Preg-
nancia de W ertheim er, y con ello dio un fundam ento físico a su teoría de la p e rc e p
ción. La tendencia hacia form as regulares y sim étricas, típica de las organizaciones
perceptivas, era un reflejo de la tendencia de los sistemas físicos a organizarse en agru-
pamientos simples.
Campos Cerebrales
Si los campos dinámicos se daban en el m undo m aterial, con más razón tendrían
quellarse en los organismos vivos y en el cerebro hum ano. De ahí que los gestaltistas
consideraran los procesos nerviosos en térm inos de la física de los campos continuos.
El sistem a nervioso era un cam po dinám ico en el que los factores topográficos
quedaban reducidos al mínimo. Las vías nerviosas y las áreas corticales no eran estruc
turas sólidas, perfectam ente separadas unas de otras, por las que la excitación seguía
un curso invariable independientem ente de lo que ocurriera a su alrededor. Las innu-
merables conexiones funcionales existentes entre sus com ponentes lo convertían en
un cam po de fuerzas parecido a los campos eléctricos. La m etáfora de la centralita
telefónica em pleada por Pavlov y los conductistas, basada en el supuesto de las cone
xiones puntuales entre neuronas perfectam ente aisladas unas de otras, no hacía jus
ticia a la unidad e integración del sistema nervioso.
Los campos cerebrales explicaban los fenóm enos de la percepción, por ejem plo,
el del contorno. Cuando vemos una m ancha gris con dos cuadrados, uno más claro y
otro más obscuro, en la retina se establecen dos grupos de reacciones quím icas, las
cuales producen en el cerebro dos campos con distintas concentraciones iónicas. Sien
do así que los iones m archan a distinta velocidad, en la frontera se establecerá una
diferencia de potencial eléctrico, la cual explica el contorno o línea divisoria entre
ambas partes. No se trata de dos áreas independientes, sino de una organización diná
mica dividida en dos subsistemas cuya estructura es paralela a la del objeto visto en
el campo perceptivo.
K ohler intentó dem ostrar la teoría de los campos nerviosos estudiando la activi
dad del cerebro con el electroencefalógrafo y otros aparatos capaces de m edir los
efectos de la estimulación. A unque observó algunas diferencias de potencial eléctri
co a m edida que el objeto se movía por el campo visual, sin em bargo, los registros no
detectaron ningún sistema de fuerzas en el área occipital, probablem ente porque los
instrum entos de m edida no eran lo suficientem ente sensibles.
A nte la falta de pruebas experimentales, Kohler no tuvo más rem edio que recurrir
a argumentos basados en la observación, como los postefectos figúrales o los fenóm e
nos de saciedad generados por la exposición prolongada a ciertos estím ulos visuales
214 Historia de la psicología. Volumen II
(Kohler, Wallach, 1944), los cuales parecían indicar que la excitación afectaba a regio
nes amplias del cortex. Pero estas dem ostraciones resultaron poco convincentes y la
teoría de los campos cerebrales no logró im ponerse en la neurofisiología m oderna.
Los gestaltistas no cuestionaron el análisis en cuanto tal, sino únicam ente el aná
lisis elem entalista que destrozaba la experiencia al descom ponerla en átom os inertes.
E n consonancia con sus tesis holistas, propusieron un análisis estructural orientado a
descubrir las estructuras y subestructuras en las que se organizaba la experiencia. La
conciencia no era la corriente unitaria de los Principios de psicología de William JamesT
sino una totalidad constituida por grupos y subgrupos, los cuales podían estar más o
menos segregados del conjunto.
La meta dei análisis estructural era descubrir las relaciones entre las partes y la
totalidad o, dicho con palabras del mism o W ertheim er, establecer la nal m aleza de
esas totalidades “cuyo com portam iento no viene determ inado por el de sus elem en
tos individuales, sino que los procesos parciales son determ inados p o r la naturaleza ~
intrínseca de la totalidad” (1925/1969: 2).
Objeto de la Psicología
Tarea de la Psicología
No contenta con la simple descripción, la G estalt pretendía determ inar las leyes
moteí^s que regulaban el funcionamiento psicológico. D ado que este dependía de los
campos perceptivos y éstos, a su vez, de los sistemas dinámicos de sistem a nervioso,
su aspiración últim a era descubrir las leyes de los campos cerebrales.
Como las leyes de la percepción obedecían en último térm ino a las leyes m olares
de los sistemas físicos, los gestaltistas no eran contrarios al d e te rn in ism o científico.
Lo que ocurre es que su m odelo de causación era distinto al de la m ecam ca y tem a
en cuenta la totalidad del campo. La conducta dependía de las leyes dinamicas de los
M étodos
El m étodo gestaltista por excelencia fue el m étodo fenom enológico. Com o escri
bió Kohler “nunca podrem os resolver el problem a de los principios últimos si no acu
dimos a las fuentes de nuestros conceptos, -co n otras palabras, si no em pleam os el
m étodo fenom enológico, el análisis cualitativo de la experiencia. N uestros positivis
tas apenas si se interesan por esto (...) EÍ positivismo no puede aprobar nuestro inten
to en tales ocasiones de obtener nociones'nTás claras gracias al análisis fenomenoTcP'
gico” (1938: vii).
Los psicólogos gestaltistas proponían unas experiencias críticas a los sujetos, por
ejemplo, les presentaban unas figuras visuales y les pedían que las observaran sin pre
juicios y refirieran todo cuanto veían.
Esta preferencia po r la observación fenom enológica no implicaba un rechazo d^L.
experimento, siempre y cuando éste versara sobre temas relevantes y susceptibles de
tratam iento cuantitativo. Pero, ai igual que Stumpf, los gestaltistas dieron más im por
tancia al m étodo fenomenológico porque creían que todavía había pocos datos sobre
la experiencia directa. Adem ás, la complejidad del ser hum ano, muy superior a la de
los sistemas físicos, dificultaba el aislamiento de las variables a estudiar en el labora
torio.
K ohler fue especialm ente crítico con la costum bre de m edir por medir, sin refle
xionar sobre lo que se medía, típica de los partidarios de los tests mentales. A un cuan
do los tests de inteligencia tenían una alta correlación con el rendim iento escolar, sin
em bargo, no decían nada sobre la naturaleza de la inteligencia. E n lugar de cuantifi-
car los resultados con grandes muestras de sujetos, parecía más oportuno hacerse pre
guntas sobre los procesos que operaban en la solución de problem as con vistas a for
m ular hipótesis que pudieran ser investigadas en el laboratorio.
W ertheim er dem ostró con estímulos visuales muy simples, como puntos o líneas
ordenados caprichosam ente a fin de descartar la influencia del aprendizaje, que la
experiencia perceptiva era una totalidad organizada. Los sujetos no percibían estím u
los sueltos, sino que los ordenaban en grupos que se repetían invariablem ente, una y
otra vez. E sta regularidad indicaba que las organizaciones perceptivas obedecían a
unos principios entre los que destacaban los siguientes:
¿C 1. Proximidad. Las partes más próxim as del cam po perceptivo tienden a segre-
garse y a form ar grupos reconocibles como tales. Por ejem plo, en la serie de
la figura 4.2, no vemos veinte unidades, sino diez grupos de dos puntos. Lo mis
mo ocurre en el sentido del oído. Si golpeamos en la m esa con los nudillos de
la m ano, tap.... tap, tap, no percibim os sonidos aislados, sino grupos de dos,
porque la organización más natural es la que com porta una distancia mínima.
• o o •
• o o •
• o o •
• o o •
• o o •
• o o •
Figura 4.3. Sem ejanza.
^ 3. Destino común. E sta ley se aplica a los objetos en m ovim iento. Las cosas que
se m ueven en la misma dirección, o cam bian al mismo tiem po, tienden a jun-
Capítulo 4: La psicología de la Gestalt 219
tarse en el campo perceptivo. W ertheim er m ostró esta ley con los puntos de la
figura 4.4. Si levantam os al mismo tiem po los puntos “c, d, e ”, o “c, d, e, i, j,
k”, los cuales pertenecen a agrupaciones distintas, los percibiremos juntos por
que participan del mismo movimiento. Lo mismo ocurre en un espectáculo de
ballet, cuando unos bailarines inclinan sus cuerpos hacia la d erecha y otros
hacia la izquierda: percibirem os dos grupos en virtud del destino común.
• • • • • • • • • • • •
abe d ef g h i j k l
4. Dirección. Algo parecido sucede con los objetos estacionarios que se hallan en
la misma dirección, que también tienden a organizarse en grupos diferenciados.
En la figura 4.5, la proximidad entre A y B es mayor que la existente entre A y
C y, sin embargo, no los percibimos agrupados. E n cambio, consideram os a A
y C como extrem os de una horizontal porque com parten la misma dirección.
Experim entam os dos líneas, una horizontal y otra vertical en la prim era figura,
y una horizontal y otra inclinada con un ángulo de 45 grados en la segunda.
l od
X 6. Cierre. Las figuras cerradas tienden a segregarse de las demás en el campo per
ceptivo y las incom pletas tienden a com pletarse.
Por ejem plo, en la figura 4.7 no percibim os pares de líneas verticales, sino
grupos de cuadrados, debido a la tendencia a cerrar los espacios abiertos del
campo perceptivo. La ley del cierre se aplicaba tam bién a la m em oria. Como
veremos cuando estudiemos la teoría de Lewin, las tareas incompletas se recuer
dan m ejor que las bien acabadas.
1 [ , l i l []
Figura 4.7. Cierre.
Como indicamos anteriorm ente, esta ley coincidía con las observaciones
de Mach sobre la tendencia de los sistemas físicos a m antener estados de equi
librio dinám ico que se m anifestaban al exterior en form a de ordenam ientos
simétricos y regulares.
Las leyes de W ertheim er eran objetivas, dado que se repetían invariablem ente en
todos los experimentos y, al mismo tiempo, gestálticas, ya que eran resultado de la inte
racción entre los estímulos del mundo externo y los campos cerebrales.
Kohler fue muy crítico con la teoría de Thorndike sobre el aprendizaje instrum en
tal. Com o se recordará, el aprendizaje era un proceso m ecánico de selección de res-
222 Historia de la psicología. Volumen II
nes, pestillos, anillas, etc - o ejecutar m ovim ientos com plicados y poco habituales.
Los gatos escapan de las situaciones de confinam iento colándose entre los barrotes
o saltando po r encim a de ellos; las conductas de tirar de una cuerda, ejercer presión
sobre una plataform a o levantar pestillos no entran dentro de su repertorio habitual
de respuestas. E n consecuencia, los experim entos con cajas-problem a estaban fuera
del alcance de las posibilidades del animal.
Por otra parte, los gatos necesariam ente tenían que proceder por ensayo y error,
dado que no conocían los dispositivos de apertura de la jaula. Les ocurría lo mismo
que a una persona que estuviera encerrada en una habitación y no supiera cómo abrir
la puerta. Puesta en una situación ciega, tenía que proceder a ciegas.
C on vistas a obviar esas dificultades, los experim entos fueron realizados en el
lugar donde vivían habitualm ente los m onos y en presencia de sus com pañeros. A de
más, Kohler procuró que los problem as no fueran difíciles y los elem entos de la solu
ción fueran visibles para los animales. Propiam ente hablando no eran experim entos,
ya que no existían grupos de control ni m edidas cuantitativas, sino estudios observa-
cionales sobre las reacciones del animal en situaciones en que era puesta a pru eb a su
inteligencia, _______ ___________
Los problem as eran jrroblem as de rodeosJe 1 cam ino directo a la m eta e ra blo-
queado^jor un obstáculo y el anim al debía tom ar o tro m ásja rg o . E llos p erm itían
observar el comportamiento inteligente porque, según'K'óRIér, la mayoría de las inven
ciones hum anas no eran o tra cosa que rodeos p ara llegar a m etas que eran im posi
bles de alcanzar por la vía directa. Los principales fueron los siguientes:
a) Cuerdas. E n el exterior hay una caja llena de plátanos con una cuerda que
está al alcance del animal. Los m onos deben tirar de la cuerda para arras
trar los plátanos a la jaula, cosa que hacen sin dificultad. Sin embargo, come
ten algunos errores cuando la situación se complica con otras cuerdas.
b) Bastones. La tarea consiste en utilizar un palo para acercar la caja de plá
tanos a la jaula. Considerada en sí misma, la conducta interm edia de coger
el palo parece alejar al animal de la m eta. Pero en este contexto es un ins
trum ento para llegar a ella. Veamos la conducta de Tschego:
Capítulo 4: La psicología de la Gestalt 223
Lo primero que hace, sin conseguirlo, es intentar coger con la mano los
frutos; después se retira hacia atrás. Al cabo de un rato, vuelve a intentarlo
para abandonar de nuevo, y así varias veces durante más de media hora. Por
fin, se queda definitivamente tumbada, sin volver a ocuparse del objetivo.
Los bastones, a pesar de que estaban justo a su lado, parecían no existir para
ella. Pero entonces los animales más jóvenes, que andaban sueltos por fue
ra, empiezan a interesarse por el objetivo, acercándose a él cautelosamente
cada vez más. De repente, Tschego se incorpora de un salto, coge uno de los
palos y, sin visos de torpeza en su acción, se pone a arrastrar el objetivo (unos
plátanos) hacia ella, hasta que consigue que queden al alcance de su mano.
Para ello coloca al primer intento el bastón justo detrás del objetivo. En prin
cipio utiliza el brazo izquierdo, pero después también usa el derecho, cam
biando frecuentemente de uno a otro. En ningún momento sostiene Tsche
go el bastón como lo haría un hombre; la mayoría de las veces, lo empuña de
la misma manera en que le gusta coger la comida, a saber, haciendo presa
con los dedos tercero y cuarto, mientras el pulgar presiona lateralmente (Koh
ler, 1917/1989: 67).
a) Unir dos Palos. En la jaula hay dos cañas de bam bú cortas. El m ono más
inteligente, Sultán, las utiliza por separado para coger los plátanos, fracasa
y entonces arrim a una caja a los barrotes. Visto el fracaso, juega con uno
de los palos, lo orienta hacia la caja de los plátanos y lo em puja con el otro
hasta tocarla. D a m uestras de alegría al com probar que p u ed e m overla,
pero fracasa en los intentos de aproximarla. Decepcionado, vuelve a la ja u
la y se pone a jugar con los palos m ientras está de espaldas a los barrotes,
como si los plátanos no existieran. Según el relato de su cuidador:
espaldas); una vez allí, utiliza la caña doble para atraer hacia sí un plátano.
Llamo al jefe y, mientras tanto, al animal se le suelta la caña pequeña, ya que
la había introducido muy poco en la grande; pero vuelve a encajarlas de inme
diato (Kohler, 1917/1989:153).
4 / Acciones sin una Clara Relación con la M eta. M ientras que en los experim en-
' "tos" anteriores E a b íá lm a ^ ía ra relación entre el instrum ento y la m eta, en la
serie siguiente ésta era menos acusada. Veamos dos ejemplos:
a) A c ercar un Palo Largo con otro Corto. En la jaula hay un palo dem asiado
corto para acercar la fruta. Fuera de ella hay un palo largo que puede rea
lizar esa tarea y que puede ser cogido con el palo corto. Sultán fracasa en
el prim er intento con el palo pequeño. A continuación, arranca un alam bre
de la jaula y tampoco consigue nada. Se detiene y m ira a su alrededor. Súbi
tam ente coge el palo corto, acerca el palo largo, lo tom a en sus m anos y
Capítulo 4: La psicología de la Gestalt 225
Kohler utilizó la palabra a 1em ana^E ins icht’), cuyo equivalente inglés e
ra designar las conductas de los m onos y contraponerlas a las de los g
jerím entos de rhorndÍKe~Su significado principal era “conducta inteligente” , en
m to distinta a las conductas ciegas del ensayo y error. Com o su interés principal
i re b a tir a los asociacionistas con hechos ^ o n c re to s, insistió en que el térm ino
sight” tenía un sentido descriptivo, desprovisto de todo valor explicativo.
Sin embargo, en otras parles; cid libro indicó que el “insight” com portaba una reor-
nzación del campo perceptivo, lo cual suponía unainterpretación teórica; y en escri-
' posteriores lo definió en térm inos de com prensión o conocim iento de causas. D e
' que el término tenga tres significados: “conducta inteligente”, “reorganización p er
viva” y “com prensión”.
Conductas Inteligentes. El com portam iento de los m onos era muy distinto al
de los gatos de Thorndike. Com portaba una coherencia, unidad, fluidez y direc
ción que no se observaba en las conductas aleatorias del ensayo y error. En
particular, tenía las siguientes características:
( ' í ~Reorganización perceptiva. K ohler interpretó estos fenóm enos en térm inos de
---- u n a reorganización del cam po perceptiv o .T a l y com o escribió, el “insight”
consistía en “la percepción de una relación objetiva e intrínseca entre dos cosas
"(oTdicho de form a más general: la percepción de la estru ctu ra de u n a situ a
ción). Por “relación” entendem os la existencia de una conexión basada eñlas
propiedades de las cosas m ism as y no una simple “contigüidad” o “sim ulta
neidad” de aparición repetida frecuentem ente” (1917/1989: 243).
Los palos o bastones que hasta entonces habían sido utilizados para jugar,
dejaban de ser percibidos como instrum entos de juego y pasaban a ser vistos
como extensiones funcionales de la m ano. C uando Sultán construye un palo
largo con dos cañas de bambú, las cañas dejan de ser objetos independientes
y aparecen como encajables la una en la otra.
Estas reorganizaciones perceptivas eran causadas p or las fuerzas jin á m i-
cas que operaban en los campos cerebrales. Cuando el animal percibe el vacío
que le separa de la m eta, en su sistema visual se genera un desequilibrio y las
tensiones resultantes transform an el palo en “instrum ento p ara coger el ali
Capítulo 4: La psicología de la Gestalt 227
m entó”. Las cajas, que hasta entonces habían sido utilizadas a m odo de sillas,
se convertían en escaleras para subir hasta el plátano. Com o dijimos hace un
momento, en la reorganización perceptiva jugaban un papel relevante los aspec
tos topográficos del campo visual. Si el bastón o las cajas estaban en una esqui
na y no era visible su conexión con el objeto de m eta, difícilm ente serían u ti
lizados. P or otra parte, siem pre que m ovían las cajas para am ontonarlas, los
^ .m o n o s tenían los ojos fijos en los plátanos.
3\J Com prensión. E n el libro Psicología de la configuración (1929/1967), K ohler
dio una definición teórica del “insight” en términos de comprensión de las rela-
ciones causales del campo psicológico. E ra una conciencia directa de las cau-
"sá^enTa que participaba toda la persona, y no sólo el intelecto. Supongam os,
por ejem plo, que adm iram os a una cantante de ópera. Somos conscientes de
~ que nuestra adm iración se refiere a su m anera de cantar, es nuestra reacción
natural a ella. Cuando una m adre ve sonreír por prim era vez a su hijo, experi
m enta un sentim iento indecible de alegría y tiene conciencia de que éste es
causado por la sonrisa del niño; entre ellos hay una relación intrínseca muy
distinta de la contigüidad externa invocada por H um e para explicar la causa
lidad. Pues bien, el “insight” es la vivencia de esa conexión interna, en la que
está implicado todo el yo. Dicho de otro m odo, la conciencia de una determ i
nación causal no sólo se refiere al m undo intelectual, sino tam bién al em ocio
nal y motivacional.
Kohler insistió en que la conducta inteligente de los monos no podía ser explicada
con las leyes del ejercicio y del efecto propuestas por Thorndike. E ntre otras razones,
porque la solución aparecía perfecta desde el comienzo, y los animales no repetían nun
ca los mismos movimientos. Por ejemplo, en los problemas de construcción de pirám i
des, movían las cajas ya fuera em pujándolas, arrastrándolas, echándolas a rodar, etc.
La cuestión de qué músculos intervenían era totalm ente irrelevante. P or otra parte,
ciertos imprevistos, por ejemplo, una piedra cruzada en el camino, les obligaban a modi
ficar la conducta, por lo que era difícil, por no decir imposible, que siempre respondie
ran con las ejecuciones aprendidas previamente. El aprendizaje no consistía en la adqui
sición de conductas específicas, sino en la captación de las relaciones de campo.
E n lo que respecta a la ley del efecto, K ohler observó que, en ocasiones, los ani
males repetían conductas que no comportaban ninguna recompensa tangible. Por ejem
plo, dos m onos levantaron una caja muy pequeña y la m antuvieron junto a la pared
durante algún tiempo; otros apoyaban la caja sobre un vértice para darle más altura;
otros trataban repetidam ente de abrir una puerta levantándola por encim a de la pie
dra que la bloqueaba. ¿Cómo explicar esto en función de la selección por el éxito?
A la vista de estos hechos, K ohler llegó a la siguiente conclusión:
“Hay una condición previa e indispensable que tiene que cumplir la teoría de la
asociación para poder proporcionar una explicación satisfactoria de la conducta inte
228 Historia de la psicología. Volumen II
ligente. Esta condición es la siguiente: es preciso que a partir del principio asociacio-
nista pueda explicarse rigurosamente en qué consiste la percepción de una relación
objetiva o intrínseca entre dos cosas” (1917/1989: 243).
Los asociacionistas tenían que explicar las reacciones frente al “más p equeño”,
“más alejado”, “apuntando directo hacia”, etc., o de lo contrario dejaban sin explicar
las conductas inteligentes.
Propiam ente hablando, los experim entos trataban de la solución de problem as,
más que del aprendizaje. A dem ás, com portaban problem as en los que eran visibles
todos los datos, por lo que no era preciso recurrir al pensam iento abstracto concep
tual. Finalm ente, K ohler no tuvo en cuenta la historia de aprendizajes previos de los
animales, los cuales tenían necesariam ente que influir en su conducta.
A pesar de estas dificultades y de su vaguedad conceptual, las críticas de Kohler
pusieron al conductism o contra las cuerdas. ¿Cóm o explicar esas conductas inteli
gentes frente a situaciones nuevas en las que no valían los hábitos adquiridos previa
m ente? Los neoconductistas intentarían responder a esta pregunta con unas teorías
más complejas que la de W atson, como verem os en el capítulo siguiente.