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Estudió en
el colegio jesuita de La Flèche y luego viajó por Europa. En 1619, tuvo un
"admirable descubrimiento" que lo llevó a generalizar el método matemático en todas
las ciencias. Vivió en Holanda para evitar distracciones y en 1649 fue invitado por
la reina Cristina de Suecia, donde murió en 1650.
Descartes escribió varias obras, incluyendo el "Discurso del Método" en 1637, donde
criticó los métodos educativos de su tiempo. También escribió "Meditaciones de
prema philosophia" en 1641 y "Principia philosophie" en 1644. Su objetivo era
encontrar un método universal para alcanzar la certeza en todas las áreas del
conocimiento.
De la duda al COGITO
en esta continuación del texto se discuten dos posibles soluciones derivadas del
"Cogito, ergo sum" de Descartes. La primera solución es provisional y conduce al
subjetivismo radical, donde todo el universo se reconstruye como una realidad
objetiva basada en la propia mente. Descartes reconoce que las representaciones de
otros seres y del mundo externo pueden ser construcciones mentales con elementos
extraídos de la propia mente. Esto incluye la posibilidad de que la extensión, que
representa el mundo material, sea el resultado de la reflexión del pensamiento
sobre lo que no es pensamiento.
Sin embargo, esta primera solución no supera la suposición del Genio maligno, que
podría hacer que el pensamiento construya un mundo ilusorio. Para escapar de esta
situación, se busca una idea a través del "Cogito" que permita salir del encierro
del yo y del pensamiento individual. Se busca una idea que trascienda al yo
individual y que garantice la existencia de un ser más allá del pensamiento. Esta
idea proporcionaría una base sólida para afirmar la realidad y superar la duda.
En resumen, se plantean dos caminos: uno que lleva al subjetivismo radical y otro
que busca una idea que trascienda al yo individual. Descartes sostiene que la
segunda opción es la solución para superar las limitaciones del subjetivismo y
encontrar una base más sólida para afirmar la existencia de un mundo objetivo.
EL PROBLEMA DEL ORIGEN DE LAS BEASON TODAS LAS IDEAS DERIVABLES DEL "TO" COMO
FENIANTE?
en esta parte del texto Descartes aborda el problema del origen de las ideas y se
pregunta por qué no pueden derivarse todas las ideas de su propio yo. Cada idea
tiene un contenido representativo que constituye una realidad objetiva, pero
Descartes busca la causa de la riqueza del contenido de una idea, ya que esta
realidad objetiva no puede surgir de la nada. Descartes plantea la pregunta de si
su propio ser de pensamiento tiene una realidad formal que pueda ser considerada
como causa adecuada del contenido representativo de las ideas que piensa.
En última instancia, Descartes plantea que la única idea que queda por considerar
es la idea de Dios y si existe algo que pueda haber derivado de él mismo.
Descartes distingue entre ideas ficticias (creadas por nuestra voluntad), ideas
adventicias (provenientes del exterior) e ideas innatas. Para Descartes, las ideas
innatas son aquellas que nacen con nosotros, al menos como disposiciones o
virtualidades para constituirse en nuestra conciencia bajo ciertas circunstancias.
Descartes enfatiza la importancia fundamental de las ideas innatas y amplía su
alcance y número, negando incluso la existencia de ideas adventicias, argumentando
que son las ideas impresas en nuestra alma por Dios y de las cuales se alimenta
nuestra actividad cognoscitiva.
Las ideas innatas son nociones primitivas, simples e irreducibles que se imponen
necesariamente a nuestra mente y en las cuales nuestra mente no puede cambiar nada.
Ejemplos de ideas innatas son las nociones del ser, del número, de la duración, del
intelecto, de la extensión, etc. También incluye axiomas como la igualdad de dos
cosas con una tercera son iguales entre sí. Descartes sostiene que incluso las
nociones geométricas son innatas y no derivadas de la experiencia.
Descartes argumenta que estas ideas innatas representan en nuestra alma el reflejo
de las esencias eternas de las cosas que Dios contempla en sí mismo, en la absoluta
coincidencia de pensamiento y ser. Descartes acepta la doctrina agustiniana de la
iluminación divina, pero la modifica al afirmar que no vemos las mentes eternas en
Dios a través de una luz sobrenatural y trascendente, sino que las intuimos a
través de la luz natural, como imágenes impresas en nuestra propia alma por Dios en
el mismo acto de creación.
Descartes observa que además del pensamiento consciente, posee facultades como el
cambio de lugar y la recepción de impresiones sensoriales. Estas facultades
implican el concepto de extensión, que es ajeno al pensamiento y sugiere la
existencia de sustancias distintas del alma. Las impresiones sensoriales se
traducen en ideas que contienen claramente la extensión como elemento constitutivo,
lo que indica la existencia de sustancias corporales que producen esas ideas.
LA FISICA CARTERANA
El texto resume las ideas de la física cartesiana propuestas por René Descartes.
Descartes sigue un enfoque deductivo en el que deriva los principios generales de
la física de los principios metafísicos y del concepto de Dios. Según Descartes, la
existencia de Dios es el fundamento de la veracidad de las ideas claras y
distintas, y por lo tanto, de la extensión, que es una propiedad de la materia.
Descartes postula que Dios es omnipotente y perfecto, lo que implica que todo está
lleno y que no hay vacío en el espacio. También sostiene que la corporeidad implica
extensión, por lo que hay una materia primaria presente en todas las partes del
espacio. Descartes argumenta que, debido a la inmutabilidad de Dios, la cantidad de
materia en el universo es constante y los cambios en el mundo físico son causados
por el movimiento impreso por Dios en el acto de la creación.
Descartes también propone una teoría sobre la formación del universo, en la cual la
materia se divide en corpúsculos esféricos que se mueven alrededor de sí mismos y
alrededor de un centro debido a la acción y reacción de los corpúsculos próximos.
Estos movimientos generan un primer elemento sutil y en continua agitación, que da
lugar a la formación de cuerpos más gruesos, como el sol y los planetas.
Sin embargo, estos dos mundos están unidos por el hecho de que Dios, como su
creador, ha impreso movimiento en los cuerpos y ha unido el alma al cuerpo en un
punto específico, conocido como la glándula pineal. A través de los movimientos de
los órganos corporales, el alma recibe las ideas de los cuerpos externos, y a
través de su voluntad, determina los movimientos de las partes del cuerpo.
Estos son los problemas que Descartes dejó abiertos para la reflexión de sus
contemporáneos.
VIDA Y ESCRITO
Thomas Hobbes (1588-1679) fue un filósofo inglés que nació en Malmesbury. Después
de completar sus estudios en Oxford, alternó períodos de estancia en Inglaterra con
períodos de viajes por Europa, especialmente por Francia, Alemania e Italia.
Inicialmente, viajó para ser tutor de jóvenes pertenecientes a una noble familia
inglesa, y luego para escapar de las turbulencias de la lucha entre el rey y el
parlamento y de la revolución. Durante uno de sus viajes por Italia, conoció el
galileísmo.
Además, Hobbes se ocupa del cristianismo, que explica la trágica discordia del
hombre consigo mismo a través del pecado, por medio del cual el hombre se alejó de
su grandeza y dignidad original sin perder su memoria, lo que da origen al anhelo
constante de volver a ese estado primordial y, lo que es más importante, posee el
medio para superar esa discordia.
EL MÉTODO CARTERANO
La Congregación de los Padres del Oratorio de Jesús fue fundada en París en 1611,
siguiendo el modelo de la congregación italiana establecida por San Felipe Neri. El
abate Pierre de Bérulle, amigo y consejero de Descartes, admirador de su doctrina,
fundó la congregación en Francia. A pesar de la oposición de los jesuitas, los
oratorianos establecieron varias escuelas, algunas de las cuales se hicieron
famosas. Cuando los jesuitas fueron expulsados de Francia en 1763, los oratorianos
asumieron la dirección de muchos colegios.
El espíritu cartesiano que informaba la enseñanza de los padres del Oratorio y los
principios metodológicos que seguían se reflejan claramente en los escritos de dos
pensadores destacados de esta congregación religiosa: el padre Nicolas Malebranche,
filósofo ocasionalista, y el padre Bernard Lamy, profesor de filosofía. Ambos
deseaban que la libertad de la razón se desarrollara y promoviera a través de la
instrucción y la educación. Creían en el esfuerzo personal del alumno dirigido a
comprender las "verdades primeras" que Dios ha impreso en la mente de cada
individuo y que constituyen la luz de la razón. Ambos padres tuvieron que enfrentar
polémicas y persecuciones debido a sus ideas cartesianas, especialmente por parte
de profesores aún ligados al aristotelismo. Sus escritos tuvieron una amplia
difusión, incluso en Italia.
ACON LA CARTERAN
LA EDUCACIÓN EN LA AD CARTERANA
Por su parte, Fénelon escribió una obra pedagógica fundamental titulada "Tratado de
la educación de las hijas" (1687), en la cual plasmó los frutos de su experiencia
educativa anterior a su nombramiento como preceptor del príncipe. En este tratado,
enfatizó la necesidad de una educación que promoviera tanto la formación
intelectual como la moral de las personas.
La Congregación de los Hermanos de las Escuelas Cristianas, fundada por San Juan
Bautista de La Salle en el siglo XVII, se dedicó a la instrucción primaria técnica
con un enfoque religioso y realista. Su objetivo era conducir las almas a Dios y
enseñar los principios cristianos a las masas populares. Combinaron la finalidad
religiosa con el espíritu cartesiano, priorizando el juicio sobre la memoria y
fomentando la búsqueda activa de conocimiento por parte de los niños. Además de las
escuelas elementales, establecieron escuelas técnicas para la formación profesional
de los hijos del pueblo. La Salle también fundó la primera escuela normal laica
para la formación de maestros. Las escuelas cristianas se caracterizaban por la
gratuidad de la enseñanza, la enseñanza colectiva, un sistema disciplinario
riguroso que incluía castigos corporales y el silencio como regla fundamental.
LA EDUCACIÓN PIETISTA.
El Pietismo fue un movimiento religioso que surgió en Alemania dentro del
Protestantismo, buscando enfatizar la práctica y la moralidad cristiana. Felipe
Spener fue su precursor, destacando la importancia de la Biblia en la vida
espiritual. Sin embargo, fue Augusto Hermann Francke quien se convirtió en un líder
destacado del Pietismo en el ámbito educativo.
Los pietistas tenían una visión pesimista de la naturaleza humana, similar a los
jansenistas de Port Royal. Creían que el pecado original corrompía el alma del niño
y que solo la piedad y la fe ferviente podían purificarla. Su enfoque disciplinario
era estricto pero afectuoso, procurando proteger a los niños de la tentación del
orgullo y fomentando la vigilancia y la devoción.