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Universidad de La Salle

Ciencia Unisalle

Maestría en Filosofía Escuela de Humanidades y Estudios Sociales

2021

La higiene mental en Augusto Comte


Jorge Maicol Caraballo Dominguez
Universidad de La Salle, Bogotá, jcaraballo25@unisalle.edu.co

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1

La higiene mental en Augusto Comte

Jorge Maicol Caraballo Domínguez

Escuela de humanidades y estudios sociales, Universidad de la Salle

Maestría en Filosofía

Dr. Germán Bula

2 de noviembre de 2021
2

Tabla de contenido

Introducción……………………………………………………………………………….4

Capitulo1: Periodos Intelectuales en la Filosofía de Agusto Comte………………………8

Comte Positivista …………………………………………………………………9

Definición del Concepto Positivo ……………………………………...10

Clasificación de las Ciencias Fundamentales ……………………………11

Doctrina de la Sociedad …………………………………………………12

La Filosofía del Futuro ………………………………..…………………13

Comte Romántico ………………………………………………………………17

Capitulo II: La Opinión Pública en Augusto Comte ……………………………………19

Contexto de la Revolución Francesa …………………………………………… 20

La Prensa como una Creación del Estado Metafísico …………………………...21

La Prensa en la Revolución Francesa ……………………………………22

Sobre la Libertad de Opinión ……………………………………………25

La Opinión Pública y el Fracaso de las Reformas Sociales ……………………26

La Opinión Bajo la Monarquía …………………………………………27

La Opinión de los Pueblos ………………………………………………28

Capitulo III: La Higiene Mental ………………………………………………………...32


3

La Crisis Mental en Augusto Comte……………………………………………. 33

Superioridad Mental de Espíritu Positivo ……………………………………….35

La Ley de la Evolución Intelectual de la Humanidad …………………...35

Institución de una Enseñanza Popular Superior …………………………………41

Higiene Mental en la Actualidad ………….…………………………………… 45

Byun Chul Han: Patología de la Información …………………………..46

Byun Chul Han Frente a Augusto Comte ……………………………… 47

Conclusión ………………………………………………………………………………51
4

Introducción

La presente investigación explorará el concepto de higiene mental en Comte en su

filosofía más amplia. Concepto que se halla de manera implícita en su obra filosófica, tomando

como principal referente, el texto del Discurso sobre el espíritu positivo. La intención de

explorar el concepto de higiene mental, que entendemos como una limpieza intelectual, nos

permitirá comprender por qué este pensador pretendió hacer una revolución intelectual para la

opinión pública de su tiempo, mediante la educación positiva, y cómo dicha revolución mental la

podemos contrastar en el presente con la patología de la información propuesta por Byun Chul

Han.

Ahora bien. Este concepto de higiene nació a raíz del episodio cerebral que sufrió Comte

cuando tenía veintiochos años producto de una psicosis maniacodepresiva.1 Cuando estuvo

internado en la clínica de Esquirol desconfió de los procedimientos que tratarían su enfermedad

mental, al considerar que la ciencia de su momento estaba contagiada del legado metafísico. Su

concepto de higiene mental lo conllevaría a desconectarse de la sabiduría de su época, que, en

muchas ocasiones, él quedó en ridículo frente a sus colegas que lo tildaron de pedante y demente.

En efecto, la higiene mental en Comte fue una regla de oro de carácter intelectual que él se

recetó, que consistía en abstenerse de leer la información de su tiempo y solamente se instruía

con base en los estudios de su producción filosófica.

No obstante, al explorar el concepto de higiene mental en su filosofía, nos damos cuenta

que el padre del positivismo quiso reformar intelectualmente a la sociedad. Por ello, Comte

1
Esta enfermedad que sufrió Comte es de carácter mental, y posiblemente incidió en su práctica de higiene
mental que será nuestra problemática por desarrollar. Un ejemplo de ello fueron sus últimos escritos donde se ve
reflejada su condición mental. El historiador estadounidense George Ritzer dice al respecto lo siguiente: “Comte
sufrió serios disturbios mentales; cuando uno lee sus últimas obras, piensa que está leyendo los desvaríos de un
lunático” (Ritzer, 1993, p. 117).
5

construyó una revolución intelectual en la opinión pública de su tiempo, porque consideraba que

estaba contagiada por el legado metafísico de la revolución francesa. Claro ejemplo de ello fue la

filosofía social tejida por Juan Jacobo Rousseau y Voltaire. Según Comte, el populismo social

propuesto por estos filósofos liberales incitó a la revolución francesa, enamorando a las masas

populares, pero, esta revolución, no fue más que un caos social generando consecuencias

inmorales en el periodo postrevolucionario de acuerdo con sus ideas.

Por lo tanto, para sanar intelectualmente a la opinión pública, nuestro autor propone que,

mediante la ley de la evolución intelectual de la humanidad,2 se llega a la superioridad mental

del espíritu positivo, que es el estadio científico que logra limpiar a la opinión popular de las

ideas teológicas y metafísicas. Sin embargo, para que esta superioridad mental del espíritu

positivo sea una realidad, se requiere de la educación positiva, que se entiende desde la

formación integral y que es orientada a través de la institución de la enseñanza superior popular,


3
quien será la que dirigirá los estudios positivos en las masas sociales. Así, de esta manera se

obtendrá la revolución intelectual que pretendió este pensador francés.

De allí entendemos que, nos es posible entender el concepto de higiene mental de

Comte, como el proceso filosófico de sanar intelectualmente a la opinión pública mediante la

educación positiva, con el fin de lograr la evolución intelectual en la sociedad.

Este concepto es relevante para nuestro tiempo y situación, visto que este nos induce

desde la filosofía a sumir una postura crítica frente a la hiperinformación digital. Por ello, para el

presente trabajo se referenciará a Byun Chul Han, quien nos ayudará a comprender la patología

2
Esta ley la especifica Comte en la primera parte de la obra el Discurso sobre el espíritu positivo.
3
La institución de la enseñanza superior popular la aclara Comte en la segunda parte de la obra Discurso
sobre el espíritu positivo.
6

de la información que expone en su obra filosófica, y cómo esta postura la podemos confrontar

con el concepto de higiene mental que ya hemos fijado desde nuestro autor.

Sin lugar a duda, el lector tendrá la oportunidad de examinar como el episodio cerebral

que sufrió el pensador francés fue determinante en el desarrollo de su filosofía con base en su

higiene mental, que no solamente lo incitó a forjar una doctrina filosófica, también quiso idear

que su filosofía positiva sea reformadora para las masas populares. Cabe mencionar que Comte a

través del concepto de higiene mental cobra relevancia en la actualidad, ya que en estos tiempos

sufrimos una sobredosis de información por el boom de las redes sociales. Por ello, es bueno

asumir que, para el presente texto, el concepto de higiene mental será de utilidad para estar más

cerca de la verdad y no dejarnos contagiar de las noticias y de las informaciones falsas que a

veces pueden perturbar nuestro orden intelectual.

El desarrollo de nuestra investigación constará de tres capítulos. El primer capítulo

abordará los periodos intelectuales de la filosofía de Comte, con el fin de explorar el panorama

general del pensamiento del autor. Encontrándonos con el Comte científico y el Comte

romántico.

En el segundo capítulo se ahondará la posición crítica de Comte frente a la opinión

pública de su tiempo. Con esta postura crítica el padre del positivismo nos demuestra por qué se

abstiene de leer la información de su época y evoca el concepto de la higiene mental.

En el tercer capítulo se explorará el concepto de higiene mental en la filosofía de Comte,

y como esta idea puede lograr una revolución intelectual en la opinión pública con base en la

propuesta de una educación positiva. De igual modo, en este capítulo, realizaremos un bosquejo
7

del contraste entre la patología de la información descrita por Byum Chul Han frente al concepto

higiene mental en Comte.


8

Capítulo I

Periodos Intelectuales en la Filosofía de Augusto Comte

La filosofía del siglo XIX estuvo matizada por el dominio intelectual del idealismo alemán

liderado por Hegel, el materialismo (Dialéctico e Histórico) propuesto por Karl Marx junto con

su compañero Friedrich Engels y el positivismo desarrollado por Comte.

Cabe resaltar que el siglo XIX está cargado por el paradigma del darwinismo que dejó a la

luz pública el auge epistemológico de las ciencias naturales. El fortalecimiento del poder

tecnológico amparado por el capitalismo que converge con las intenciones imperialistas invita a

proyectar cada vez más a la sociedad europea, para que sus dirigentes se apropien del espíritu

científico y de la narrativa industrial. De estas circunstancias nace el hecho que el positivismo

fuese una de las doctrinas más relevantes para la época, y haya trascendido fronteras

continentales hasta llegar a los centros académicos en Latinoamérica especialmente en

Argentina, Brasil4 y México.

El positivismo comtiano es un sistema filosófico muy amplio, por ello es necesario

esclarecer los periodos intelectuales del pensamiento de Comte. En el Discurso sobre el espíritu

positivo5, el profesor Eugenio Moya nos aclara los periodos intelectuales de uno de los filósofos

más polémicos del siglo XIX por su postura contrarrevolucionaria:

La obra, públicamente originalmente como preámbulo a su Tratado filosófico de

astronomía popular, tiene un doble interés: Primero, es un buen compendio de lo que se

4
El positivismo en Brasil fue tan relevante que la bandera en su lema está inspirada en una de las frases
más célebre de Augusto Comte: Orden y progreso. El amor por principio, el orden por base, el progreso por fin. En
francés traduce “L'amour pour principe et l'ordre pour base; le progrès pour but”.
5
El discurso sobre el espíritu positivo es considerado la obra que sintetiza gran parte del pensamiento de
Augusto Comte.
9

ha llamado el sistema filosófico positivista; segundo, su publicación en 1844 coincide

con el comienzo de una fuerte relación sentimental con Clotilde de Vaux, hecho de

capital importancia para algunos porque, su precipitada muerte dos años más tarde, habría

marcado la trayectoria intelectual de nuestro filósofo hacia lo que se ha denominado el

Comte romántico, es decir, el autor del sistema de política positiva. Desde esta segunda

perspectiva, el discurso pondría punto final al curso de filosofía positiva (1830-1842), es

decir, al Comte positivista (Moya, 1999, p. 15).

Notablemente desde esta perspectiva existen dos Comte: el romántico y el positivista. El

primero en busca de regenerar una sociedad con base en una filosofía propositiva como es la

positiva, otorgándole espacio a la religión representada por el gran ser (la humanidad) que teje

los principios sociales del orden y el progreso sin descuidar los lineamientos de la política

positiva. Y el segundo Comte, asume una postura cientificista donde el saber científico es la base

preponderante para hallar la verdad, mediante el estadio positivo que ha dado por superado los

estadios anteriores: teológico y metafísico.

Comte Positivista

En el Comte positivista encontramos notables obras como el Curso de filosofía positiva

que publicó su primer tomo en el año de 1830. Expuesto a través de famosas lecciones

acompañadas de grandes figuras del saber científico del momento. “a lo más granado de la

intelectualidad de la época: algunos miembros de la academia de ciencias, como el naturalista y

explorador alemán Alexandre de Humboldt, fundador de la climatología y de la oceanografía”

(Capurro, 1999, p. 27). Catorce años más tarde aparece el Discurso sobre el espíritu positivo

(1844), con el objeto de sintetizar las principales tesis de su sistema positivista.


10

Ahora bien, para dar inicio, en este acápite expondremos los aspectos filosóficos más

relevantes en este periodo intelectual de Comte, por ello empezaremos con la definición del

concepto positivo.

Definición del Concepto Positivo

El concepto positivo es definido por Comte a partir de cinco acepciones, ellas son

expuestas en su obra el Discurso sobre el espíritu positivo:

Considerada en primer lugar en su acepción más antigua y común, la palabra positivo

designa lo real, por oposición a lo quimérico. En un segundo sentido, muy próximo al

precedente, pero distinto, en este término fundamental indica el contraste entre lo útil y lo

inútil. Según una tercera significación usual, se emplea con frecuencia está feliz

expresión para calificar la oposición entre certeza y la indecisión. Una cuarta acepción

ordinaria, confundida con demasiada frecuencia con la precedente, consiste en oponer lo

preciso a lo vago. Debemos señalar especialmente, por último, una quinta aplicación, que

es la vinculada al uso del término positivo contrario a lo negativo (Comte, 1999, p. 102).

La primera definición manifiesta la ruptura total hacia al estadio teológico o el momento

de la infancia de la humanidad. Las investigaciones están supeditadas a la inteligencia y los

misterios dejan de ser las puertas de la verdad. La segunda apreciación evidencia la

preponderancia de la condición individual y colectiva, es decir, se desdibuja la curiosidad estéril

propia del estado metafísico que a raíz del pacto social roussoniano afligía la figura del

individuo. En la tercera consideración el instrumento de la lógica se convierte como un agente de

armonía en la sociedad, pues el antiguo régimen mental desaparece como discurso perturbador

hacia ella. A partir de la cuarta noción el espíritu científico regenerado por la revolución mental
11

se desliga en su totalidad del estadio transitorio (Metafísico). La última definición válida la

categoría positiva. “En este aspecto, indica una de las más eminentes propiedades de la verdadera

filosofía moderna, mostrándola destinada, sobre todo, por su naturaleza, no a destruir, sino a

organizar” (Comte, 1999, p. 109).

Con referencia a la exposición del término positivo, le daremos espacio al estudio de la

clasificación de las ciencias positivistas que son esenciales para comprender la filosofía positiva.

Clasificación de las Ciencias Fundamentales

El criterio epistemológico que prima en la filosofía de Comte plantea una tesis

organicista de la sociedad, de hecho, su estado de salud aquejado por su enfermedad mental lo

invita a aducir que la sociedad es como el cuerpo humano, que piensa, que siente, que es

enérgica y como todo ser viviente, biológicamente está compuesta por órganos vitales.

Está claro que las ciencias que hilan la estructuración del espíritu positivo para la

sociedad son ciencias enfocadas al estudio de la naturaleza y de la vida. Estas ciencias emplean

el lenguaje universal de las matemáticas para comprender los fenómenos sociales, un ejemplo

sería la sociología que en la actualidad emplea herramientas estadísticas para comprender las

realidades sociales.

De igual modo, existe una ciencia tan antigua que se configuró en pleno auge científico

del contexto moderno: la astronomía, mediante “el despliegue sistemático de la positividad

moderna, que tiende abiertamente a un nuevo régimen filosófico, ha resultado esencialmente de

la gran renovación astronómica comenzada por Copérnico, Kepler y Galilieo”. (Comte, 1999, p.

164).
12

Así pues, Comte concibió seis ciencias fundamentales de carácter universal amparadas

metodológicamente por la filosofía positiva:

Así, se llega gradualmente a descubrir la invariable jerarquía, a la vez histórica y

dogmática, de igual modo científica y lógica, de las seis ciencias fundamentales: la

matemática, la astronomía, la física, la química, la biología y la sociología, la primera de

las cuales constituye necesariamente el punto de partida exclusivo, y la última, el único

fin esencial de toda filosofía positiva, considerada desde ahora como algo que forma, por

su naturaleza, un sistema verdaderamente indivisible, donde toda descomposición es

radicalmente artificial, sin ser, por otra parte, de ningún modo, arbitraria, y que se refiere

finalmente a la humanidad, única concepción plenamente universal (Comte, 1999, p.

158).

La clasificación y la jerarquía de las ciencias es destacable para la proyección de una

futura humanidad ilustrada por la cultura positivista, permitiendo el orden y el progreso bajo la

articulación epistemológica de las ciencias y del modelo industrial.

Doctrina de la Sociedad

Comte mediante su filosofía positiva tejió una física social (sociología) con el fin de

reformar la sociedad anhelando orden y progreso. “Dos presupuestos sustentaron desde el

principio la sociología de Comte: Todas las sociedades humanas tienden espontáneamente hacia

el equilibrio. Todo progreso presupone, como su condición de posibilidad un orden preexistente”

(Moya, 1999, p. 36). De manera que los presupuestos son la encarnación de la estática y

dinámica social. La primera engloba la armonía como virtud social, tiñendo como base

fundamental el orden. El sustento de toda sociedad positiva es el precepto moral sobre el cuerpo
13

de la comunidad que en su esencia axiológica proviene de la familia. Es imperdonable el

desorden moral concebido por las consecuencias de la revolución francesa que perturban el

equilibrio de la sociedad. La segunda es potencia social, genera avance, desarrollo y presagia con

el espíritu positivo un gran porvenir para la sociedad. El modelo industrial como modo de

producción económica con el apoyo metodológico de las ciencias y del método positivo, brindan

la sentencia del progreso total.

La Filosofía del Futuro

Dentro del marco histórico de la filosofía occidental, el pensamiento de Comte es

reconocido por la famosa ley de los tres estadios (teológico, metafísico y positivo) y por ser

pionero en la constitución de la sociología como ciencia. El primer reconocimiento se adhiere a

su visión historicista, que en este apartado será el único a estudiar.

Comte interpreta los diversos periodos que ha vivido la humanidad para descifrar su

evolución y logra clasificar los momentos del tiempo histórico de acuerdo a los paradigmas

culturales que supeditaban la realidad. De aquí que su primer estadio teológico lo hallaremos

contextualizado en los escenarios del mundo prehistórico, momento en que los humanos no se

habían organizado socialmente en civilizaciones, lograron avances en la domesticación de

animales y el desarrollo empírico de la agricultura para la supervivencia. No obstante, con la

aparición de la escritura como invención, la formación de los imperios incluyendo los pueblos

que le aportaron al saber, y la religión politeísta como institución que determinaba el estilo de

vida de la época, el mundo antiguo se convierte en el primer referente de la historia universal.

Más tarde en la época medieval el teocentrismo alimentado por el monoteísmo cristiano diseña

una nueva realidad para el hombre, el ser finito es cautivo de un ser infinito, omnipotente,

atemporal y perfecto, esos atributos sobrenaturales son propios de Dios. Con estas breves líneas
14

históricas podemos intuir que el estadio teológico navegó en los escenarios expuestos, por

consiguiente, Comte configura su primer estado en tres fases:

La más inmediata y la más pronunciada constituye el fetichismo propiamente dicho, que

consiste ante todo en atribuir a todos los cuerpos exteriores una vida esencialmente

análoga a la nuestra, pero casi siempre más enérgica, por ser su acción, habitualmente

más poderosa. En su segunda fase esencial, que constituye el verdadero politeísmo,

confundido con excesiva frecuencia por los modernos con el estado precedente, el

espíritu teológico representa netamente la libre preponderancia especulativa de la

imaginación, mientras que hasta entonces habían prevalecido sobre todo el instinto y el

sentimiento en las teorías humanas. En la tercera fase teológica, la del monoteísmo

propiamente dicho, comienza el inevitable declive de la filosofía inicial, que conservando

mucho tiempo una gran influencia social en el fondo más aparente que real sufre a partir

de ese momento, gracias a una tendencia espontánea a la simplificación, un rápido

decrecimiento intelectual, en el que la razón viene a restringir cada vez más el dominio

anterior a la imaginación, permitiendo el desarrollo gradual del sentimiento universal,

hasta entonces casi insignificante, de la sujeción necesaria de todos los fenómenos

naturales a leyes invariables (Comte, 1999, p. 70).

Según Comte, estas fases del estadio teológico todavía predominan en nuestra especie,

aunque prevalecen con mayor ímpetu en la raza negra y en las razas de los pueblos que no han

logrado alcanzar el progreso y desarrollo. El monoteísmo no clausura el pensamiento teológico,

más bien consolida una creencia única y general, con un sistema religioso cargado de contenido

moral para estabilizar las sociedades. Es la fase existente en la mayoría de los pueblos del mundo

por el dominio cultural impuesto por la civilización occidental. En resumen, el estadio teológico
15

no ha sido nocivo para la humanidad, se considera como un periodo provisional y preparatorio

para la evolución intelectual de la humanidad. “Pero es menester, además, de advertir, aunque

aquí no pueda demostrarlo, que esta filosofía primitiva ha sido tan necesaria para el desarrollo

inicial de nuestra sociabilidad como para el de nuestra inteligencia” (Comte, 1999, p. 73).

El segundo estadio, considerado como metafísico o abstracto destinado a ser transitorio,

tiene la singularidad de encaminarse al estudio de la naturaleza, no hay veneración por lo divino

ni por entes subordinados a la imaginación humana. En los albores de la edad moderna la

metafísica racional procura explicar los fenómenos de la realidad con base en especulaciones y

meras intuiciones de forma absoluta. Sin embargo, Comte admira el proyecto filosófico de

Francis Bacon a partir de su filosofía experimental dado que fundamentó una sociedad

progresista basada en una nueva organización epistémica, el saber instrumentalizado hacía el

poder donde los científicos presiden de los asuntos cotidianos. Desafortunadamente su trabajo se

empañó por las ideas libertarias surgidas en el siglo XVII y arraigadas en el siglo XVIII.Comte

afirma lo siguiente:

La metafísica intenta sobre todo explicar la íntima naturaleza de los seres, el origen y el

destino de todas las cosas, el modo esencial de producirse todos los fenómenos; pero en

lugar de emplear para ello los agentes sobrenaturales propiamente dichos, los reemplaza

cada vez más, por aquellas entidades o abstracciones personificadas, cuyo uso, en verdad

característico, ha permitido a menudo designarle con el nombre de ontología. (Comte,

1999, p. 75).

Y finalizaremos con el tercer estadio: el positivo que supera los estadios anteriores

(teológico y metafísico) mediante el criterio científico que conducirá a la verdad a partir de los
16

hechos observables de la realidad. Por ende, para llegar al régimen definitivo de la razón humana

la síntesis del proceso fue el siguiente:

Esta larga sucesión de preámbulos necesarios conduce al fin de nuestra inteligencia,

gradualmente emancipada, a su estado definitivo de positividad racional, que debe quedar

caracterizada aquí de una manera más especial que los dos estados procedentes. Como

tales ejercicios preparatorios han mostrado espontáneamente la radical vaciedad de las

explicaciones vagas y arbitrarias propias de la filosofía inicial, ya teológicas, ya

metafísicas, el espíritu humano renuncia desde ahora a las investigaciones absolutas, que

no convenían más que su infancia, y circunscribe sus esfuerzos al dominio, desde

entonces rápidamente progresivo, de la verdadera observación, única base posible de los

conocimientos verdaderamente accesibles y sensatamente a nuestras necesidades reales.

(Comte, 1999, p. 77).

Comte asumió que los estadios teológico y metafísico ya habian sido superados por la

humanidad como si se tratara de estadios de desarrollo y, que ahora se hallaba posicionada en el

estadio positivo. Sin embargo, la realidada nos muestra que el ser humano socialmente puede

estar determinado por diversos factores que no parten necesariamente desde el enfoque

científico, porque las sociedades no son homogéneas sino heterogénas y se hallan en constante

cambio.

Ahora bien, ya expuesta la filosofía del futuro nos encaminaremos a estudiar el segundo

periodo intelectual de nuestro autor: un Comte más romántico dado que incluye su pensamiento

político y religioso para reformar a la sociedad.


17

Comte Romántico

En este periodo intelectual Comte conoce su verdadero amor, Clotilde Vaux, que será la

fuente de su inspiración para dar un nuevo giro en su filosofía. Por ello, en esta etapa de su

pensamiento resalta la trascendencia de su filosofía política y el papel restaurativo de la religión,

expuesta en sus obras Sistema de política positiva y Catecismo positivista.

Es justo decir que la filosofía política de Comte refleja un gobierno de pocos con

privilegios intelectuales, porque exalta la figura de la unidad social, esto significa que la

pluralidad promovida por los valores democráticos distorsiona el principio social del orden y

conllevan a perturbar al progreso. Por ello minimiza el carácter individual sin restringir la

libertad de la persona en el sentido social y maximiza la figura de la colectividad pensando en el

bien común. La aristocracia que por mucho tiempo se consideró el gobierno de los mejores (los

ilustrados) desde la tradición de los griegos, se infectó por la filosofía negativa presidida por los

metafísicos sociales 6 que alimentaron la revolución francesa cargada de pura anarquía:

Venimos, pues, abiertamente a liberar al occidente de una democracia anárquica y de una

aristocracia retrograda, para construir, tanto como sea posible, una verdadera sociocracia,

que haga concurrir a todas las fuerzas humanas aplicadas siempre, según su diversa

naturaleza, hacia la regeneración común. Nosotros, los sociócratas, no somos ni

demócratas, ni aristócratas. (Larroyo, 1979, p. 6).

6
Para Augusto Comte los metafísicos sociales fueron los filósofos (Rousseau y Voltaire) que incitaron con
sus ideas liberales sin fundamentos al desorden social en Francia a raíz de la revolución francesa sucedida en el año
de 1789.De igual modo, las ideas religiosas del protestantismo y las ideas ideológicas del liberalismo político
condenarían a Europa al caos social. A pesar de que el estado metafísico había dado un gran logro hacia al progreso
por el avance industrial y cuestionar el dogma religioso, el orden social nunca existió. Por consiguiente, según
Augusto Comte el estado positivo establecerá el nuevo orden social.
18

Los sociócratas más conocidos como los médicos sociales o hombres de ciencia formados

por la filosofía positiva, son las personas idóneas para gobernar al pueblo, de ahí que el pensador

francés deja en evidencia la dictadura científica que requiere la sociedad. “En este sentido, el

positivismo se apoyaba sobre una concepción política autoritaria”. (Vega, 1991, p. 89).

El pensamiento religioso es el complemento del pensamiento político: “El propósito

comteano de regenerar la sociedad basándose en el conocimiento de las leyes sociales asume la

forma de una religión en la que se substituye el amor a Dios por el amor a la humanidad”

(Conde, 1990, p. 15). Es decir, la humanidad personifica el gran ser que es trascendente en los

individuos. Los individuos ya no necesitan de la imaginación para conectarse con una deidad o

un ser absoluto, mediante la observación y la razón comprende que el comportamiento humano y

la verdad se sustentan bajo una religión tangible, la moral científica y el dogma positivo

configuran una sociedad estable llegando al verdadero estadio de la humanidad, el estadio

positivo.

Por consiguiente, “hemos de considerar que la religión positiva constituye la culminación

del sistema comteano puesto que ésta es síntesis de todas las ideas y concepciones de Comte, y

elemento crucial mediante el cual se llega a la plenitud del estadio positivo” (Conde, 1990, p.

16).

Al finalizar este capítulo abremos comprendido el marco general de la filosofía de

Comte, la cual implicitamente está ligada a la higiene mental que nuestro autor concibió como un

ejercicio intelectual para su vida. Por ello, abordaremos en el segundo capítulo la percepción

crítica que él tiene sobre la opinión pública que a su juicio estaba contagiada por el legado de la

revolución francesa y ameritaba una limpieza intelectual mediante la higiene mental.


19

Capítulo II

La Opinión Pública en Augusto Comte

Está claro que una de las preocupaciones fundamentales en la filosofía de Comte es

regenerar intelectualmente la sociedad de su tiempo, visto que él la considera como objeto de

manipulación de la prensa metafísica Para ello no basta una moral, una política y una religión

alimentadas por la doctrina positivista. Es vital reconstruir la esencia de la cultura intelectual,

entendiendo esta última como el resultado de la preparación filosófica de las masas populares

mediante los estudios positivos.

En la obra de nuestro autor, no se halla una definición de opinión pública explicita, no

obstante, se puede comprender a partir de su pensamiento, una idea de esta: como una teoría

positiva que consiste en organizar de manera homogénea las ideas sin dar espacio a la libertad de

opinión. Pues, para Comte, la prensa está politizada del estadio metafísico, producto de las

mentiras públicas de la revolución francesa. Ejemplo de tales mentiras, fue el hecho de que los

franceses pensaron que se liberarían del antiguo régimen, cuando en realidad a causa del caos

desatado por la revolución se restauró la monarquía en Francia en la primera mitad del siglo XIX.

Podríamos decir que la opinión pública en Comte se fundamenta en las ideas de la

colectividad, razón por la cual los pensamientos individuales no tienen espacio porque conducen

a la anarquía intelectual. Siendo objetivo, nuestro pensador condena la libertad de expresión

desde su postura contrarrevolucionaria como será expuesto a continuación en el acápite del

contexto de la revolución francesa.


20

Contexto de la Revolución Francesa

La revolución francesa fue un acontecimiento histórico que sucedió entre los años de 1789

y1799 producto de las injusticias sociales acumuladas por el antiguo régimen que estaba

respaldado políticamente por la aristocracia y la clase eclesiástica. El poder absoluto tenía

agobiado al pueblo francés, dado que los sectores populares estaban sumergidos bajo la pobreza,

en efecto, la desigualdad social era muy notoria y por lo tanto las clases populares junto con la

burguesía que tenía interés de entrar en el escenario político, decidieron derrocar el antiguo

régimen. Sin embargo, es importante anotar que el periodo de la ilustración o llamado siglo de las

luces influyó con las ideas libertarias en la revolución, fundamentada por los pensadores del

enciclopedismo, en especial con las ideas de Voltaire y Rousseau. Maribel Valenzuela argumenta

lo siguiente con respecto a la gran revolución social que inició la edad contemporánea:

En términos generales fueron varios los factores que influyeron en la Revolución: un

régimen monárquico sucumbiendo a su propia rigidez en un mundo cambiante; el

surgimiento de una clase burguesa que cobraba cada vez mayor relevancia económica y

el descontento de las clases más bajas, junto con la expansión de las nuevas ideas

liberales que surgieron en esta época y que se ubican bajo la rúbrica de la Ilustración, que

de alguna manera tenía un gran contenido de la ideología masónica que se fundamentaba

en el racionalismo. (Valenzuela, 2008, p. 10).

Desde la postura de Comte, la revolución francesa fue un caos social, porque el orden

moral que había establecido el antiguo régimen por muchos siglos se nubló por las ideas

libertarias que ilusionaron a un pueblo enceguecido y hambriento, convirtiendo a la sociedad


21

francesa en víctima de los revolucionarios. Comte y muchos contrarrevolucionarios de su época7

culparon a los jacobinos por generar una época de terror, al emplear las vías de hecho para

reclamar justicia.

Es importante saber, que Comte no apoyaba la monarquía francesa, pero rescataba en este

gobierno el impartir una moral con la ayuda institucional de la iglesia católica, que trataba de

mantener el orden público. Según el padre del positivismo, la inmoralidad social y la anarquía

intelectual que generó la revolución francesa fue producto de la prensa metafísica como lo

expondremos a continuación.

La Prensa Como una Creación del Estadio Metafísico

La prensa como medio de comunicación masiva surgió a inicios de la edad moderna,

gracias al invento de la imprenta de Johannes Gutenberg. Este medio de comunicación por

muchos años se convirtió como la única fuente de información para la opinión pública. Comte

afirma que la prensa nació en la época histórica del estadio metafísico, pues, precisamente fue la

época de las revoluciones sociales y la consolidación de las ideas liberales. Para el filósofo

francés estas revoluciones sin criterios morales fueron gestadas por la prensa, porque su

información estaba basada en ideales que no eran coherentes con las necesidades reales de la

sociedad. Por consiguiente, las masas populares se entusiasmaron con la naciente democracia

liberal que era totalmente nociva para el progreso de la sociedad según nuestro autor. Al respecto

Luis Núñez afirma lo siguiente:

7
Louis de Bonald, Edmund Burke y Juan Donoso, son pensadores contrarrevolucionarios destacados del
siglo XIX.
22

La democracia liberal es la consolidación del desorden y el cimiento de la próxima

anarquía. Lo que a Comte aterra es el posible y presentido fenómeno de «la rebelión de

las masas»; para ello propone como fórmula de corrección la «sumisión de las masas» a

las normas sociales (Núñez, 1982, p. 26).

Por su postura antiliberal, en Comte la democracia no será la forma de gobierno que

dirigirá el destino del pueblo, como sí ha de serlo una dictadura de científicos. En su

pensamiento político, los científicos son los que pueden dirigir al Estado, dado que son médicos

sociales que comprenden los fenómenos que se presenten en la comunidad. Con esta postura,

nuestro pensador aboga por prevenir el desorden público de las masas sociales.

Ahora estudiaremos el papel que jugó la prensa en la revolución francesa, como la

causante de la anarquía intelectual en la sociedad francesa de su tiempo.

La Prensa en la Revolución Francesa.

La prensa como medio de comunicación, tiene la función social de informar a la opinión

pública de los sucesos de forma clara y objetiva. Pero en algunos casos, esta función de informar

se distorsiona al viciarse por intereses económicos o políticos. Como era de esperarse la prensa

no fue ajena a la revolución francesa, se nutrió de la riqueza intelectual del siglo de las luces,

encadenando la literatura política en la praxis social, a la vez, que generó ideas libertarias en las

masas como: la fraternidad, la igualdad y la libertad como pilares para la declaración universal

de los derechos del hombre:

Tras la Revolución Francesa se produjo en toda Europa una reacción conservadora y se

impuso de nuevo el absolutismo por lo que los periódicos liberales tuvieron que dirigir

sus esfuerzos a luchar contra él. Estas publicaciones, de clara tendencia política la
23

libertad y ejercieron una importante labor en las revoluciones liberales de 1830 y 1848.

Fueron creadoras de opinión pública, y fermento de las instituciones democráticas.

(Morón, 2002, p. 3).

Tras el nuevo protagonismo de la prensa causado por la revolución, Comte la vé con

recelo, considerandola nociva para la opinión pública, porque nota en esta un terreno propicio

para la libertad de opinión, que él consideraba perjudicial para las ideas homogéneas que serían

el ideal de su pensamiento. Desde esta postura Comte construye su discurso

contrarrevolucionario por las razones que expone el profesor Eugenio Moya:

En principio, la filosofía moderna es dividida por Comte en dos grupos: el de los

philosophes y el de los littérateurs. En el primer grupo figuran ilustrados como Diderot,

Montesquieu y D´Alembert; al segundo pertenecen Voltaire y Rousseau. Aquellos, con

su espíritu enciclopédico y su sana filosofía no se han separado de la ciencia; han

continuado, por decirlo de otro modo, las verdaderas bases de la completa renovación

mental que proyectaron Bacon y Descartes y cuya realización positiva correspondía al

mismo Comte. Por el contrario, Voltaire y Rousseau han sido simples propagateurs de

una filosofía crítica y negativa, de una metafísica revolucionaria incompatible con

cualquier orden social y moral. En sus escritos panfletarios sobre la educación o sobre el

gobierno les guiaba siempre una misma infidelidad a los hechos y el amor por lo original,

por novedoso, por la ruptura. Lo peor es que con su capacidad propagandística y de

instrucción han terminado por alimentar a la opinión pública irresponsables basadas en el

individualismo e igualitarismo. (Moya, 1999, p. 20).

En síntesis, la prensa es hija del estadio metafísico porque los impulsadores ideológicos

como Voltaire y Rousseau no sentaron ideas científicas para la sociedad, mientras que el
24

positivismo apunta a realidades tangibles y no a postulados morales y sociales sin

fundamentación alguna. Engañar a la opinión pública mediante ideas libertarias, donde se

reconocen las libertades individuales por encima de las instituciones, que conllevan al libertinaje

incitando a las revoluciones con visiones utópicas que chocan con la situación social, generó

anarquía, caos y alteración del orden público. En el año 1790 Edmud Burke en su obra

reflexiones sobre la revolución francesa plasma su pensamiento contrarrevolucionario

defendiendo los ideales del antiguo régimen frente a las perturbaciones sociales que ocasionó la

revolución de 1789:

Reuniendo todas las circunstancias de la revolución de Francia se puede decir que es

ciertamente la más asombrosa que se ha visto hasta ahora en todo el mundo. En muchas

ocasiones se han ejecutado las cosas más sorprendentes por los medios más absurdos y

ridículos, bajo formas que lo eran otro tanto, y por agentes que no podían ser más

despreciables. Todo parece fuera del orden natural en este raro caos de ligereza y de

ferocidad, y en esta confusión de toda clase crímenes mezclados con toda especie de

locuras. Fijando los ojos sobre estas monstruosidades y sobre estas escenas tragicómicas

se ven sucederse las pasiones más opuestas, y alguna vez se confunden en la

imaginación: se pasa del desprecio a la indignación, de la risa al llanto, y del desdén al

horror (Burke, 2020, p.210).

A raíz del fracaso de la revolución de 1789 y la restauración del antiguo régimen en la

primera mitad del siglo XIX, despertaron olas de revoluciones de carácter liberal en 1830 en

Francia y gran parte de Europa. En efecto, los dirigentes intelectuales de las manifestaciones

sociales eran los burgueses, sin embargo, los que realmente marchaban en las calles exponiendo

sus vidas eran el pueblo humilde (campesinos, trabajadores y estudiantes) enceguecido por el
25

hambre, más no iluminado por las ideas. Pero fueron los burgueses quienes terminaron

participando en el poder político, de esta manera el capitalismo comenzó a tener protagonismo

incidiendo en las políticas estatales. Mientras que el pueblo continúa subyugado a merced de los

intereses de los capitalistas, como lo expone Karl Marx en sus obras el capital y el manifiesto del

partido comunista.

Lo expuesto anteriormente no está lejos de nuestra realidad. Basta mirar algunos

dirigentes políticos de nuestro país que emplean prácticas populistas basada en las necesidades

del pueblo, con el fin de asegurar un capital electoral. Si en la época de Comte la prensa se

encargaba de manipular las masas populares, en la actualidad vendrán a desempeñar ese papel

las redes sociales.

Sobre la Libertad de Opinión

Las opiniones deben estar fundamentadas, no pueden someterse al libertinaje de ideas

someras que desestabilizan a la colectividad. Comte no condena la libertad de opinión, lo que

desaprueba es el contenido mal intencionado que conduce a las opiniones banales que están

alimentadas por la metafísica revolucionaria. Cuando las opiniones son alienadas por la política,

los individuos por no poseer cierta homogeneidad racional caen en manos de los oportunistas que

se aprovechan del vacío intelectual para imponer su poder sobre la ignorancia y desatar el caos.

Por consiguiente, la preocupación de nuestro autor prima en ejecutar una revolución

mental en las masas populares que son el fiel espejo de la opinión pública:

Así percibía el problema: el principio de la libertad de conciencia sólo podía emplearse

en toda su amplitud frente a los que consideraba dogmas feudales y teológicos; pero no

servía por sí mismo para crear un orden nuevo. A la vista de esto, crear un orden nuevo
26

"más perfecto y no menos consistente que el antiguo", exigiría construirlo sobre

principios orgánicos. Habría que abandonar la dirección crítica para adoptar una

orgánica, una dirección no representada por ningún partido político, que superara la

política al plantearse como un punto de vista científico. (López, 2014, p. 5).

Comte difiere del poder político convencional para presidir de la sociedad, por ello

proyecta una política positiva donde el poder jurídico emana de la influencia científica, recae

toda responsabilidad gubernamental en la “hegemonía política de los expertos, de los científicos;

ellos heredarán parte del poder político y tendrán encomendada la ordenación de la sociedad”.

(Moya, 1999, pág. 34). En conclusión, la opinión pública debe estar al servicio de la sociedad, y

para que se alcance dicho servicio, las masas populares deben educarse bajo la cultura positiva,

porque para Comte la libertad de prensa es nociva porque conduce al individualismo destruyendo

los ideales comunes.

La Opinión Pública y el Fracaso de las Reformas Sociales.

El deber ser de toda reforma social parte de una corresponsabilidad entre sus dirigentes y

los dirigidos para llegar a fines comunes. La cruda realidad histórica asiduamente ha constatado

que los gobernados por las injusticias sociales acometidas por los gobernantes son los que

trenzan las reformas y no se consolidan, en el peor de los escenarios el desenlace no conlleva a

ninguna solución porque los que están en el poder amenazan los cambios sociales mediante vías

de hechos. La percepción de Comte sobre los fracasos de las reformas sociales involucra a los

dos actores (dirigentes y dirigidos) desde la opinión de ambos:

Habiéndose demostrado que es imperfecto el espíritu con que los pueblos y los reyes han

concebido hasta el presente la reorganización de la sociedad, debe necesariamente


27

concluirse que unos y otros han procedido mal en la formación del plan de la

reorganización. (Larroyo, 1979, p. 8).

Por consiguiente, iniciaremos con la opinión de los reyes, que a criterios de Comte fue

una opinión que estaba determinada por el estadio teológico.

La Opinión Bajo la Monarquía

La monarquía absoluta fue el gobierno que reinó durante la edad media y la edad

moderna. El soberano del medioevo estaba respaldado por el poder eclesiástico, por ende, el

poder civil y el poder divino configuraban los aspectos culturales, económicos y sociales del

momento. La vigencia del sistema monárquico seguiría vigente hasta el siglo XIX con ciertas

variables; la figura del parlamento limita el poder totalitario del rey y la burguesía surgida en el

siglo XV como alternativa económica y social, quiere involucrarse en los asuntos políticos. Para

los historiadores liberales y progresistas los hechos anteriormente descritos pertenecen al

llamado antiguo régimen. Comte representa el subdesarrollo no en el antiguo régimen, sino en

los que intentaron por derrocar al régimen sin éxito, justo que se amañaron con las ideas

teológicas y metafísicas que no inducen a la novedad porque “habiendo inventado nada los reyes,

y habiéndose limitado a reproducir en el estado social nuevo la doctrina del antiguo, su

impotencia para concebir una reorganización verdadera está suficientemente establecida con ello

sólo” (Larroyo,1979, p. 9).

El dogma cegado por el oscurantismo impuesto por el monoteísmo católico, y las

especulaciones de la razón sobrecargada por el contenido metafísico, desdibujaban las opiniones

de los reyes que carecieran de fundamentos intelectuales y morales. Comte afirma lo siguiente al

respecto:
28

Para terminar de apreciar las pretensiones actuales de la filosofía teológica –metafísica

de conservar la exclusiva sistematización de la moral usual, basta considerar directamente

la doctrina, peligrosa y contradictoria, que el inevitable progreso de la emancipación

mental le ha obligado a establecer al respecto, consagrando en todo, bajo formas más o

menos explícitas, una especie de hipocresía colectiva, análoga a la que se supone muy

desacertadamente que fue habitual entre los antiguos, aunque no haya alcanzado nunca

más que un éxito precario y transitorio. (Comte, 1999, p. 125).

Comte se percató que la religón catolica que estaba supeditada por el estadio teológico,

alimentó por mucho tiempo a la humanidad con un doble efecto: por un lado tenía la intención de

mantener el orden social, y por otro lado coartaba el desarrollo intelectual de los individuos. El

teocentrismo fue claro ejemplo de ello, donde el ser humano dependia del intelecto divino. Por

su parte el estadio metafísico liberó al ser humano de Dios, al generar progreso a través de la

curiosidad científica, pero con la desventaja del desorden moral que generaron las revoluciones

sociales y religisosas en la edad moderna, con el antecedente de la reforma protestante de Martín

Lutero considerado por Comte como el iniciador del desorden moral.

La Opinión de los Pueblos

La opinión de los pueblos es importante, porque a través de esta se evidencian las

necesidades de los ciudadanos y una posible inconformidad hacia el accionar de sus dirigentes.

Pero cuando esta opinión carece de capital intelectual queda subordinada a cualquier ideología

dominante, que termina perjudicando los intereses del pueblo. “Habiendo sido sólo los pueblos

los que han producido una especie de doctrina nueva, es su manera de proceder la que es

necesaria examinar principalmente, con el fin de descubrir en ella la fuente de los errores”

(Larroyo,1979, p. 9). Como bien sabemos, en Europa el motor detonante frente al mal manejo de
29

la opinión pública fue la revolución francesa; el pueblo ilusionado por desprenderse de las

cadenas del antiguo régimen terminó esclavizado por las falsas expectativas, fue utilizado por los

intereses de los que querían ostentar el poder. La historia universal nos muestra la revolución

francesa como una gran gesta social por debilitar la monarquía y cederle espacio a la burguesía

en el poder político. En el imaginario comtiano la revolución francesa fue una utopía más, en su

praxis fue un fracaso total:

Desde el comienzo de la gran crisis moderna, el pueblo no ha intervenido más que como

un mero auxiliar en las principales luchas políticas, con la esperanza, sin duda, de obtener

de ellas algunas mejoras de su situación general, pero no con miras y de cara a un

objetivo que le fuesen realmente propios (Comte, 1999, p. 149).

Al respecto conviene decir que el pueblo no debe inmiscuirse en los asuntos políticos,

pues la falta de preparación en los asuntos públicos lo debilita y lo aliena. Dicha desventaja es

aprovechada por los políticos inescrupulosos que logran interpretar las necesidades reales de la

plebe, de esta manera las masas populares se convierten en un medio para que los manipuladores

del saber de la cosa pública lleguen al poder. El populismo y la demagogia han sido y serán

armas eternas de los políticos. Más bien el pueblo debe enfocarse en los asuntos morales a

criterios de Comte:

Si bien el pueblo es ahora, y debe seguir siendo en adelante, indiferente a la posesión

directa del poder político, no puede nunca renunciar a su indispensable participación

continua en el poder moral, que siendo el único verdaderamente accesible a todos, sin

ningún peligro para el orden universal y, por el contrario, con gran ventaja cotidiana para

él, autoriza a cada uno, en nombre de una común doctrina fundamental, a hacer volver
30

conveniente a los más altos poderes a sus diversos deberes esenciales (Comte, 1999, p.

150).

Ahora bien, para que la sociedad mantenga la unidad, el orden y el progreso, la

conciencia pública no puede ser propositiva porque los asuntos de gobernabilidad son precedidos

por los intelectuales de la cultura positivista8. “El gobierno en la sociedad positiva se ejerce por

el gran sacerdote de la humanidad, con su corporación de sacerdotes y sabios positivistas. Se

trata de la suprema dirección religiosa, científica y moral, con intervención en los asuntos

políticos” (Larroyo,1979, p. 302).

Lo anterior demuestra, que los reyes y los pueblos no están aptos para las

trasformaciones sociales, no se han formado bajo una educación positivista, de esta manera la

opinión pública no actúa con madurez frente a las dificultades sociales.

El defecto general de la marcha seguida por los pueblos y por los reyes en la persecución

del plan de reorganización reside en que unos y otros se han formado hasta ahora una

idea extremadamente falsa de la naturaleza de un trabajo semejante, y, en consecuencia,

han confiado esta importante misión a hombres incompetentes (Larroyo,1979, p 9).

Cabe recordar que Comte se abstiene a la información de su tiempo, su actitud

egocéntrica y la enfermedad mental que lo agobia, lo llevaron a pensar que la sociedad de su

tiempo también debía abstenerse de la información que estaba contagiada por el estadio

metafísico. La revolución intelectal que pretendió Comte en la opinión pública posiblemente se

8
Esto significa, que en Comte los tecnócratas son los que presiden el poder en el Estado. En el panorama
actual, gran parte de los gobiernos democráticos se apoyan en los tecnócratas con el fin de buscar soluciones a las
problemáticas que se presentan en la sociedad. Pero desafortunadamente, muchas de las soluciones que proponen
estos especialistas a veces van encaminadas a los intereses del neoliberalismo. Por ello “el neoliberalismo dista
mucho de la filosofía liberal clásica de la que se reclama heredero, pues ha reducido la política a las meras
decisiones de política económica, a la tecnocracia y la razón instrumental”. (Orjuela, 2007, p. 223).
31

fundamente en la higiene mental producto de las circunstancias sociales del momento y de su

propio carácter que estaba ligado a su enfermedad mental. El profesor Estaban lópez argumenta

lo siguiente:

La opinión pública aparece, por una parte, como una consecuencia de su época, vinculada

al primer desarrollo industrial y a la aparición del proletariado; pero fundamentalmente es

fruto de una mente obsesionada con la necesidad de un orden capaz de excluir la anarquía

intelectual, moral y científica. Augusto Comte, por sus peculiares experiencias personales

y por los rasgos peculiares de su carácter, se consideró llamado para afrontar esa

anarquía, y para acabar con ella. (López, 2014, p. 16).

En síntesis, la opinión pública para nuestro autor parte del hecho de que las ideas de las

masas populares deberían ir bajo una misma dirección desde el enfoque positivista, dejando de

lado las posturas individualistas que condujeron a la sociedad a una anarquía intelectual. Es aquí

donde va a cobrar relevancia el concepto de higiene mental como herramienta filosófica para

sanar intelectuelmente a la opinión pública a través de la superioridad mental del espíritu

positivo, que se fundamenta en la ley de la evolución intelectual. Este concepto de higiene se va

a ver claramente en la enseñanza superior mediante la instrucción de los estudios positivos

dirigidos a las clases populares.

Ahora bien, en el siguiente capítulo expondremos el concepto de higiene mental en la

filosofía de Comte, con el objetivo de establecer cómo este pensador pretendió sanar

intelectualemente a la sociedad de su tiempo.


32

Capitulo III

La Higiene Mental

El concepto de higiene mental en Comte se fundamenta en la limpieza intelectual que el

autor pretende realizar a través del no consumo de la información que circulaba en la prensa, al

considerarla viciada del legado metafísico de la filosofía de Rousseau y Voltaire. Buscaba así,

reformar intelectualmente a la sociedad de su tiempo, mediante su filosofía y según su criterio

sacarla del desorden social causado por la anarquía intelectual que conllevaba al mal

comportamiento de los individuos.

El concepto de higiene mental de Comte, lo vamos a entender como el proceso filosófico

de sanar intelectualmente a la opinión pública mediante la educación positiva, con el fin de

lograr la evolución intelectual en la sociedad. Esta sanación se da a través de la filosofía positiva

porque estudia los hechos de la realidad, y no da lugar a la especulación metafísica. Esta higiene

solamente se alimenta de la doctrina positivista que se fundamenta en los estudios científicos que

tienen un carácter verídico. Comte concibió que su filosofía era experimental, y por lo tanto le

recomendó a la sociedad que se abstuviera de leer la información que circulaba en su entorno

porque esta carecía de objetividad.

En este sentido, la higiene mental Comtiana emancipa al ser humano de los estadios

teológicos y metafísicos, a través de los estudios positivos que serán la ruta para alcanzar el

estadio positivo, que es a criterio de Comte donde el ser humano halla la verdad.

En este capítulo exploraremos el concepto de higiene mental en la filosofía de Comte,

descubriendo su intención de recomendarle a la opinión pública una lectura de su filosofía

positiva, para lograr una reforma intelectual en la sociedad. Este concepto comienza a gestarse en
33

la crisis mental que sufrió nuestro autor, razón por la cual se hace necesario darle una mirada que

nos ayude a comprender el origen de este.

La Crisis Mental en Augusto Comte

Comte en el año de 1826 comenzó a padecer de una psicosis maniacodepresiva, justo en

el momento que empezaba a desarrollar el curso de filosofía positiva, con el cual pretendía salir

del anonimato. El inicio de este curso también tenía como objetivo poder subsistir

económicamente mediante las suscripciones del selecto público académico que querían saber en

qué consistía su proyecto filosófico. “En enero de 1826, Comte se encuentra abocado a la

preparación de su curso que debía comenzar el primero de marzo y cuyas suscripciones

solventarían la maldita necesidad de vivir, la suya y la de su mujer” (Capurro,1999, p. 25).

Cuando Comte fue internado en la clínica de Jean-Etienne-Dominique Esquirol, no está

de acuerdo con el tratamiento propuesto por el equipo médico que trata su enfermedad. Pese a

que esta es una institución que representaba un gran referente teórico de la salud mental en la

primera mitad del siglo XIX en Europa, pues, “su importante papel como reformador de las

instituciones asilares de la Francia postrevolucionaria pesa como un elemento definitivo a la hora

de acercarnos al análisis de su obra psiquiátrica” (Huertas, 1998, p. 47).

Su ego intelectual alimentado por su creencia de ser el verdadero gestor de la ciencia

moderna colocaba en tela de juicio los métodos empleados por Esquirol, lo que lo llevó a

abandonar su tratamiento. Un año después de abandonar la clínica de Esquirol, Comte intentó

suicidarse, porque lidiaba con una enfermedad crónica que no había sido tratada adecuadamente

por su voluntad. Esta enfermedad, deterioraba su salud mental y no representó ninguna amenaza

para seguir construyendo su filosofía positiva. Todo lo contrario, este episodio de su vida lo
34

incorpora en su sistema de pensamiento, intuye que la sociedad es como el cuerpo humano: así

como el cerebro es el órgano central, la higiene mental será el punto de partida de un nuevo

comienzo, donde la superioridad mental del espíritu positivo da paso a la evolución intelectual en

los tres estadios (teológico, metafísico y positivo) que direccionará la filosofía positiva para el

futuro de la sociedad:

Su episodio cerebral le habrá permitido la doble experiencia, condensada, de una

regresión del espíritu humano a sus estados iniciales y de su posterior recorrido hacia el

estadio positivo. Ha adquirido una nueva perspectiva: la reversibilidad de los fenómenos

de la alineación a la luz del funcionamiento de la ley de los tres estados. Comte convierte

estas nuevas luces en una propuesta a los médicos que habla de la necesidad de encarar

una reforma del entendimiento. (Capurro,1999, p. 54).

Por ende, la enfermedad mental que sufría Comte lo llevó a pensar que su filosofía era la

única capaz de hacer una interpretación de la realidad de forma veraz, desconfiando de las ideas

propuestas por las filosofías desarrolladas hasta el momento, al punto de que se abstiene de leer

textos que no sean de su autoría. En este sentido, nuestro autor idea el concepto de higiene

mental, como la cura para sanar intelectualmente una sociedad que él consideraba enferma por

las mentiras que circulaban en la prensa.

En síntesis, la reforma intelectual que pretende Comte será conseguida por medio de la

superioridad mental del espíritu positivo que se fundamenta en la ley de la evolución intelectual,

como lo veremos a continuación.


35

Superioridad Mental del Espíritu Positivo

La superioridad mental del espíritu positivo consiste en la evolución del entendimiento

humano en la historia. Este proceso histórico se refleja en los tres estadios que fundamentan la

ley de la evolución intelectual de la humanidad, que incide en la filosofía positiva y que refleja el

concepto de higiene mental en Comte. A continuación, explicaremos la ley mencionada.

La ley de la Evolución Intelectual de la Humanidad

El objetivo esencial de la filosofía de Comte es reformar la sociedad de su tiempo. Esta

reforma no inicia en las instituciones del Estado, esta reforma debe gestarse en el entendimiento

humano porque la sociedad esta contagiada mentalmente por las ideas metafísicas de la prensa, y

se hace necesario entonces limpiar la opinión pública de estas ideas.

Comte nos muestra mediante la ley de la evolución intelectual, como el entendimiento

humano ha ido desarrollándose al transitar por los estadios: teológico y metafísico, para luego

llegar al estadio positivo, que sería para Comte la cura intelectual que necesita la sociedad

enferma por la filosofía metafísica. En el estadio positivo se alcanza la madurez intelectual al

hacer una higiene mental de las ideas metafísicas que circulaban en la prensa distorsionando la

realidad social. El concepto de higiene mental consiste en hacer una limpieza positiva de la

realidad social al enfocarse en los hechos reales que serán comprendidos a la luz de los estudios

positivos.

La ley de la evolución intelectual transita por los tres estadios (teológico, metafísico y

positivo) y la comprensión de estos estadios, nos llevará a entedender como la higiene mental al

situarse en el estadio positivo logra sanar intelectualmente a la sociedad. Recordemos que en el

capítulo I se expuso la ley de los tres estadios desde una visión historica que nos ayudó a
36

comprender como el estadio positivo representa la realidad para Comte. Ahora daremos una

mirada a cada estadio desde la evolución intelectual con el fin de entender la génesis del

concepto de higiene metal. Comenzaremos en el estadio teológico, para luego dar paso al estadio

metafísico y concluir con el estadio positivo.

En el estadio teológico, Comte concibe la imaginación como la causante de la

subordinación de la mente humana. No tenía cabida la razón, porque primaba la superstición

como medio para entender la realidad, sin embargo, este intento de explicar el ser de las cosas de

manera ingenua fue concebido por Comte como el primer paso de la evolución del entendimiento

humano:

Tal es el afortunado privilegio de los principios teológicos, sin los cuales es obligado

afirmar que nuestra inteligencia no hubiera salido nunca de su torpeza inicial, y que son

los únicos que, dirigiendo su actividad especulativa, han podido permitir la preparación

gradual de mejor orden lógico. (Comte, 1999, p. 72).

Esto significa que el ser humano deja las explicaciones del fetichismo y del politeísmo,

buscando respuestas en el monoteísmo por más de mil quinientos años. La edad media es un

claro ejemplo donde el entendimiento humano encontró una lógica divina. Sin embargo, esta

lógica, no conllevaría al progreso, pero si diera una mentalidad de la moral cristiana constituida

como un orden.

Ahora bien, con el estadio metafísico o abstracto llega el progreso mental: la mente

humana se olvida de Dios. El problema es que este olvido de lo divino condujo a la anarquía

intelectual, pese que el hombre comenzaba a diseñar un pensamiento científico. Muestra de ello

fueron los desórdenes que causaron estas ideas en Europa con las revoluciones sociales ocurridas
37

en la edad moderna. Por esta razón Comte considera “contemplar finalmente el estado metafísico

como una suerte de enfermedad crónica inherente por naturaleza a nuestra evolución mental”.

(Comte, 1999, p. 76). Por ello recurrió al tercer estadio que lo llama positivo o real.

En el estadio positivo la mentalidad humana llega a su grado de madurez, dado que

nuestro entendimiento deja la imaginación del estadio teológico y la especulación del estadio

metafísico, y se enfoca realmente en la observación para el estudio de los fenómenos de la

naturaleza y de la sociedad. Como dice el propio Comte:

En una palabra, la revolución fundamental que caracteriza la edad madura de nuestra

inteligencia consiste esencialmente en sustituir en toda la inaccesible determinación de

las causas propiamente dichas, por la simple averiguación de las leyes, o sea de las

relaciones constantes que existen entre los fenómenos observados. (Comte, 1999, p. 77).

En efecto, esta evolución intelectual incidió en toda la filosofía Comtiana, por ejemplo,

Comte en su epistemología estableció que el verdadero conocimiento se fundamenta en los

hechos observables, es decir en los fenómenos tal como aparecen y no en las esencias de las

cosas, porque estas desdibujan el conocimiento científico. El padre del positivismo en su obra el

curso sobre filosofía positiva afirma lo siguiente al respecto: “La explicación de los hechos,

reducida a sus términos reales, no será de ahora en más otra cosa que la coordinación establecida

entre los diferentes fenómenos particulares y algunos hechos generales”. (Comte, 2004, p. 22).

Recordemos que el concepto de higiene mental se fundamenta en una limpieza intelectual, con

base en la filosofía positiva. Por tanto, libera al sujeto del conocimiento metafísico que es vacuo

y especulativo, y lo invita al estudio del conocimiento positivo que se centra en las cosas reales,

partiendo de los hechos particulares.


38

En la moral y en la política nuestro autor se percata que la degeneración de las

instituciones y del comportamiento de los individuos obedece a la falta de una higiene mental,

que permita limpiar las ideas políticas y morales que están contagiadas de las ideas metafísicas:

“demuestra que las principales dificultades sociales no son hoy políticas, sino sobre todo

morales, de manera que su solución posible depende realmente de las opiniones y de las

costumbres mucho más que las instituciones; lo cual tiende a extinguir una actividad

perturbadora, transformando la agitación política” (Comte, 1999, p. 117). Entonces, se puede

inferir que, si la opinión pública está sana intelectualmente, los hábitos y las formas de actuar de

las personas mejoran. Por ello Comte propuso que la moral y la política deben estar bajo los

lineamientos de la filosofía positiva, porque cuando las ideas no están contagiadas, los

ciudadanos actúan en el marco del respeto institucional.

Comte consideró como evidente que «las ideas gobiernen y revolucionen el mundo; con

otras palabras, que el mecanismo social descansa únicamente sobre las opiniones». De

ese enunciado, concluía naturalmente que toda «reforma de la sociedad depende de la

reforma de la inteligencia» y que «la reorganización final debe operarse primero en las

ideas, para pasar en seguida a las costumbres y, en último término a las instituciones.

(Salazar, 2007, p. 251).

Sin duda los filósofos positivos o los científicos gobernantes son los gestores para que la

evolución mental influya en el comportamiento de los individuos. Al ser ellos los que poseen los

conocimientos basados en los estudios positivos, tienen entonces la claridad mental para

comprender las problemáticas sociales y así plantear soluciones. Por consiguiente, quienes

dirijan el Estado deberán tener una emancipación intelectual a través de la higiene mental que los

prevenga de tomar decisiones equivocadas que vayan en contra del interés común.
39

En este aspecto, así como por todos los demás títulos, los filósofos positivos se sentirán

siempre casi tan interesados como los poderes actuales en el doble mantenimiento

continuo del orden interior y de la paz exterior, porque ven en ello la condición más

favorable para una nueva renovación mental y moral; sólo, desde el punto de vista que les

es peculiar, deben ver desde más lejos lo que podría comprometer o considerar este gran

resultado político del conjunto de nuestra situación transitoria. (Comte, 1999, p. 88).

Entonces la renovación mental teje el orden y el progreso para la sociedad. El orden debe

cimentarse bajo la moral positiva, que consiste en moldear las constumbres y los hábitos de las

personas. Comte condena el liberalismo y coloca por encima los ideales sociales y el papel

preponderante que desempeñan las instituciones. En cuanto al progreso, el desarrollo de la

ciencia y de la tecnología determinado por los estudios positivos, van a contibuir al desarrollo de

la investigación científica y a la innovación para beneficio de la sociedad.

En el aspecto religioso, Comte considera que la sociedad al liberarse mentalmente de la

figura del Dios creerá en el gran ser que es la humanidad, porque desarrolla una mentalidad

altruista y permite el libre desarrollo del espíritu científico, hay que tener en cuenta que para

nuestro autor la ciencia es el eje central de la realidad. Cabe aclarar que la higiene mental puede

influenciar en el desarrollo integral de las personas, por ello Comte alimenta a su religión con

otras esferas para nutrir el espíritu altruista en las personas:

He aquí como la religión positiva abarca a la vez nuestras tres grandes construcciones: la

filosofía, la poesía y la política. Pero aquí en la moral domina siempre, tanto el desarrollo

de nuestros conocimientos, la marcha de nuestros sentimientos, como el curso de nuestras

acciones, de forma que dirige continuamente nuestra búsqueda de la verdad (Comte,

1982, p. 85).
40

Para Comte la religión será la base moral que termina reformamando a la sociedad,

aunque cabe recordar que esta reforma empieza en las ideas, al asumir la higiene mental desde su

filosofía positiva como una forma de sanar las ideas en la opinión pública de forma integral, es

aquí el papel vital del concepto de la higiene mental que tiene como objtivo limpiar

intelectualemte a las masas populares.

Por consiguiente, la sociedad del futuro debería adoptar una perspectiva positiva

consistente con la madurez de una sociedad. Gracias a la higiene mental la sociedad se abstiene

de la información contaminada de los estadios teológico y metafísico, para lograr en su totalidad

dicha abstinencia, Comte recomienda formar a las futuras generaciones mediante la educación

positivista, que consiste en la institución de una enseñanza popular superior, que es la base

primordial para regenerar mentalmente a la opinión pública y a la sociedad. Por ello él se

considera un gran reformador social a través de la educación positivista que partirá de su higiene

mental:

Comte que, a partir de 1838, se abstiene sistemáticamente –como regla de higiene-de

nuevas lecturas, exalta su misión de educador supremo, encargado por la historia de

educar a la humanidad acerca de la nueva sociedad positiva que tiene que surgir. Sus

contemporáneos no son más sus pares, su mundo sólo está poblado por alumnos. Cada

día más intransigente Comte denuncia a los falsos maestros marginándose más aún.

(Capurro, 1999, p. 61).

Tiene razón Comte, cuando afirma que su filosofía debe estar orientada en las

instituciones educactivas para que se de la higiene mental en las masas populares, logrando de

esta manera materializar su pensamiento, con el fin de hacer un consumo de la información de su

filosofía positiva. Sin embargo, desconoce la existencia de otros pensamientos y de la historia


41

que tambíén le aportan al desarrollo y progreso de la humanidad, esto a causa de su prepotencia

intelectual que le impide reconocer otras formas de ver el mundo, que aportan en la construcción

de la realidad.

Este concepto de higiene mental llevado al extremo por Comte tergiversa su función

sanadora, al limitarlo solo a su filosofía, sin dar cabida a otras formas de pensamiento que

también permiten desarrollar la criticidad en las personas, perdiendo de esta manera los

beneficios del concepto de higiene mental. Podríamos hablar desde esta pespectiva que nuestro

autor rechaza la posibilidad de un saber democrático optando por una dictadura del saber, ya que

a su juicio las otras formas de conocimiento están viciadas por el estadio metafísico.

Institución de una Enseñanza Popular Superior

Para Comte la educación positivista es el motor encargado de difundir la verdadera

instrucción mental y social, porque su doctrina pedagógica está basada en los estudios positivos

contrario a la educación de su tiempo que a su criterio está bajo los lineamientos de la enseñanza

teológica y metafísica.

La enseñanza teológica de antemano es dogmática y oscura, por ende, obstruye el

espíritu científico por la verdad absoluta de Dios. El ser humano cuando es creado posee el libre

albedrío, por desgracia la historia ha ventilado que la institucionalidad de la iglesia con su moral

conservadora impide el desarrollo de la libertad. La enseñanza metafísica es un mar de mentiras

según nuestro autor, porque juega con la esperanza de las personas, sin detenerse en los vacíos

sociales de la comunidad. Por su parte, la escuela positiva tiene elementos del régimen teológico

como: la religiosidad que imparte la enseñanza moral, y, del régimen metafísico adopta la

curiosidad racional que incentiva el estudio científico. Por consiguiente, “la escuela positiva
42

tiende, a consolidar todos los poderes actuales en manos de sus poseedores, y, por otro, a

imponerles obligaciones morales cada vez más conformes a las verdaderas necesidades de los

pueblos”. (Comte, 1999, p. 138).

La escuela teológica y metafísica era excluyente socialmente, al ser la enseñanza

solamente para los eclesiásticos y los aristócratas. Los burgueses no tenían la posibilidad de

acceder a esta al no tener una vinculación política, comenzarían a ilustrarse firmemente en el

siglo XVIII, cuando inician las revoluciones burguesas.

Las diferencias sociales inciden sobre las condiciones mentales y morales en las masas

populares al no tener acceso a la educación. Por esta razón, la escuela positiva según Comte

busca la inclusión social. Es así, como de esta manera la clase obrera que representa gran parte

de la opinión pública será beneficiada. “Cuando estas diferentes tendencias, mentales y morales,

hayan actuado de manera adecuada, será, pues, entre los proletarios donde mejor se realice esa

propagación universal de la instrucción positiva.” (Comte, 1999, p. 145). Con la formación

positivista “las mentes populares secunden hoy a la acción filosófica de la escuela positiva por su

ardor continuo por la propagación universal de los estudios reales; se refieren a las principales

necesidades colectivas propias de la condición social de los proletariados.” (Comte, 1999, p.

147).

El enfoque pedagógico positivista cultiva las ciencias, la política, la religión y la moral,

esta última no puede ser ordinaria e independiente de los estudios positivos para que logre un

efecto en la opinión pública. Los estudios positivos y la moral permiten que el orden como

principio social fomente el progreso racional que necesita la humanidad. Por esta razón Comte
43

resalta la trascendencia social de la enseñanza de los estudios positivos9, que serán la fuente

cultural de la sociedad que él anhela.

La educación positiva, libre de las opiniones propias del estadio metafísico sería

consistente con la higiene mental que Comte se recetó. Si la educación ordinaria persiste en el

ambiente social no se gestará ninguna revolución mental, seguirán los grandes retóricos

desinformando a la opinión pública bajo los sofismas de la politiquería. Por tal razón, la higiene

mental debe enfocarse en los recursos pedagógicos para evitar futuras frustraciones culturales:

Pero estas justas quejas resultarán inevitablemente vanas mientras no se haya reparado

mejor la educación oficial no puede conducir, de ordinario, sino a formar sofistas y

retóricos, que tienen luego espontáneamente a propagar el mismo espíritu, por la triple

enseñanza que emana de los periódicos, las novelas y los dramas, entre las clases

inferiores, a las que ninguna instrucción regular preserva del contagio metafísico,

rechazado por su razón natural. (Comte, 1999, p. 152).

Por fortuna la clase del proletariado no estará oprimida por el industrialismo burgués, ni

serán controlados por ideologías perversas, el concepto de higiene mental que proviene de la

salud positiva les brindará un mejor estatus por su condición cognitiva ya que serán trabajadores

competentes y con dignidad para la sociedad científica. “Todo espíritu reflexivo debe

9
Para Augusto Comte los estudios positivos permiten la proliferación de la cultura positiva. Anula la
jerarquía social del conocimiento, por ende, el conocimiento científico estará al servicio de la comunidad para que el
progreso y el desarrollo sea fructífero. “Hemos caracterizado ya de modo suficiente, en todos los aspectos, la
importancia capital que presenta hoy la universal propagación de los estudios positivos, sobre todo entre los
proletariados, para constituir en adelante un indispensable punto de apoyo, a la vez mental y social, a la elaboración
filosófica llamada a determinar gradualmente la reorganización espiritual de las sociedades modernas”. (Comte,
1999, p. 115).
44

comprender así finalmente la importancia verdaderamente de los estudios positivos, destinada

esencialmente a los proletarios, a fin de preparar una sana doctrina social” (Comte, 1999, p. 152).

Esto se traduce en beneficio para el Estado, en la medida en que las masas instruidas bajo

la educación positivista generan progreso social, mediante la profesionalización o tecnificación

en las distintas ramas del saber u oficios, dejando ser explotados por la burguesia.

Para finalizar no podemos confundir la educación científica con la educación positiva.

La enseñanza para la ciencia es esencialmente cognitiva, metódica y experimental. Mientras que

la orientación positiva intenta ser más integral, se preocupa por el conocer y el ser. Por ello, la

educación positivista también se nutre de la religión positivista como acota Juan Enrique

Lagarrigue sobre la educación propuesta por Comte:

La educación debe, pues, tener particularmente en vista la cultura altruista. Cuando la

ciencia no está al servicio de la moralidad, carece de dignidad y eficacia. Nuestra

educación ha de ser, en una palabra, verdaderamente religiosa, lo que quiere decir, según

el sentido definitivo de ese vocablo, que nuestros sentimientos, pensamientos y actos

deben reglarse siempre por el amor de la humanidad. (Lagarrigue, 1905, p. 55).

El concepto de higiene mental tiene como objetivo sanar intelectualmente a la sociedad,

pero va más allá cuando abarca el escenario educativo en busca de una regeneración de la

sociedad con el auxilio moral de la religión positiva. La filosofía positiva establecida por Comte

representa el concepto de higiene mental, ya que esta se desarrolla en el verdadero estadio de la

humanidad como lo es el positivo, consiguiendo así la emancipación intelectual de las masas

populares.
45

Después de haber expuesto el concepto de higiene mental en la filosofía más amplia de

Comte, haremos un contraste entre la patología de la información descrita por Byum Chul Han

frente al concepto de higiene mental en Comte, lo que nos llevará a pensar el concepto de la

higiene mental en la actualidad.

Higiene Mental en la Actualidad

Los medios de comunicación masivos se consolidaron en su origen en la primera mitad

del siglo XX con el objetivo de brindarle la información a las masas por medio de la prensa, la

radio y la televisión. En los ochenta y los noventa, la aparición del internet configura una nueva

realidad de la información basada en la comunicación digital la cual trasmite el mensaje por

medio de herramientas digitales. Por lo tanto, en la última década del presente siglo, la

comunicación digital se ha consolidado tanto, que la información ya no tiene barreras sociales ni

geográficas. Sin embargo, esta información está saturada al punto de estar comprometiendo la

verdad.

Es conveniente analizar las dinámicas que genera la era de la información, donde vemos

la verdad opacada por un exceso de contenido que circula por las redes sociales con poco

control, lo que lleva a un consumo informativo de manera irresponsable, sin contar con el tiempo

suficiente para un análisis riguroso de la información que se consume en estos escenarios

mediáticos. Podríamos entonces decir, que estamos ante un fenómeno similar de consumo de la

información como el que presenciaba Comte con la información de su época y que dio origen al

concepto de higiene mental. Resulta interesante la mirada crítica que asume Byun Chul Han al

concebir una patología de la información, donde expone como la verdad se opaca frente a la era

de la información.
46

Byun Chul Han: Patología de la Información

La era de la comunicación digital que se ha venido gestando en el presente siglo, ha

inquietado a filósofos del presente. En esta oportunidad citaremos al pensador Sur Coreano Byun

Chul Han, que en su obra filosófica10 asume una postura crítica frente a la era de la información,

pues considera que el exceso y el tipo de información que recibimos nos produce una patología

como la depresión. La idea en este acápite es mostrar como la verdad se está desdibujando por la

información que circula la era digital. Byun Chuyl Han en su obra el En el enjambre acota lo

siguiente:

Más información y comunicación no esclarecen el mundo por sí solas. Y la trasparencia

tampoco lo hace clarividente. El conjunto de la información por sí solo no engendra

ninguna verdad. No lleva ninguna luz a la oscuridad. Cuanta más información se pone a

disposición, más impenetrable se hace el mundo, más aspecto de fantasma adquiere. En

un determinado punto, la información ya no es informativa, sino de formativa; la

comunicación ya no es comunicativa, sino acumulativa. (Han, 2014, p. 89).

Por consiguiente, la verdad se minimiza, la apariencia se maximiza. Parece que

estuviésemos en la caverna de Platón, las redes sociales son las sombras que observan las

personas diariamente en el mundo digital. La desinformación condena a las masas populares y

ciertas élites son las que manejan la información. Desafortunadamente, esta manipulación está

sujeta a los intereses políticos y económicos que siempre estarán presidido por un aparato

ideológico como ocurre hoy en día con el capitalismo digital configurado por la psicopolítica

10
Para la presente investigación citamos cuatros obras del autor: La agonía del Ero s(2012). La sociedad de
la transparencia (2013). En el enjambre (2014). La expulsión de lo distinto (2016)
47

digital11 concebida por Han. Esto condena a la sociedad bajo la apariencia ya que demasiada

información no le permite a la opinión pública dilucidar el contenido. Por esta razón la sociedad

se aleja cada día de la verdad e incluso de la apariencia. El pensador sur coreano en su obra la

sociedad de la trasparencia afirma lo siguiente:

Un aumento de información y comunicación no esclarece por sí solo el mundo.

La transparencia tampoco hace clarividente. La masa de información

no engendra ninguna verdad. Cuanta más información se pone en

marcha, tanto más intrincado se hace el mundo. La hiperinformación y la

hipercomunicación no inyectan ninguna luz en la oscuridad. (Han, 2013, p.39).

Ahora bien. Está claro que demasiada información no permite verificar el contenido. El

papel por la indagación del conocimiento deja de ser relevante porque la información está al

instante, ya no es sistemática y los datos están desbordados. Esa inmediatez por el acceso al

conocimiento también genera una pérdida de la rigurosidad científica, podemos encontrar

circulando en las redes sociales un sin números de textos que se atribuyen un carácter académico

del cual carecen, y que alimenta un letargo intelectual en la opinión pública.

Byum Chul Han frente a Augusto Comte

Para el contexto histórico de Comte la información estaba determinada por la prensa, era

todavía el medio de comunicación masivo que reinaba en el siglo XIX inclusive en el escenario

francés. La prensa no era para las clases populares, porque ellas no tenían acceso a este medio de

11
La psicopolítica digital se apodera de la conducta social de las masas, pues, echa la zarpa en su lógica
inconsciente. La sociedad de la vigilancia digital, que tiene acceso al inconsciente colectivo, al futuro
comportamiento social al consciente colectivo, al futuro comportamiento social de las masas, desarrolla rasgos
totalitarios. Nos entrega a la programación y al control psicopolítico. (Han, 2014, p. 109).
48

comunicación masivo, en tanto que los dueños de los periódicos franceses eran burgueses, y

perseguían fines políticos y económicos:

La prensa no se mantuvo al margen de la sed de especulación que invadió a la sociedad

francesa del momento. Pronto se convirtió en una nueva mercancía de la que obtener

ingresos y, del mismo modo que la abundancia de dinero y los abusos financieros

decidieron los destinos políticos y sociales del país, la rentabilidad y el beneficio

determinaron el destino de muchas publicaciones. (Rodriguez, 2006, p.151).

De ahí que Comte colocó en tela de juicio la prensa francesa. La información era

limitada, y los que ostentaban el poder de la información controlaban a las masas populares para

su beneficio, esto indica, que quienes tenían el poder determinaban la información. Con el fin de

liberar del yugo de la burguesía a las masas populares, Comte propuso hacer un consumo

exclusivo de la información producida por su filosofía generando así una higiene mental.

En cambio, en el siglo XXI hablamos de la era de la información que se caracteriza por la

inmediatez, el dinamismo, la rápida circulación, la falta de veracidad donde confluye diferentes

intereses sin distingo de la condición social. Todo esto obedece, a las dinámicas de la

globalización donde la información adquiere un papel protagónico, por ello será considerada el

quinto poder.

Como bien lo ha señalado Han el auge de los dispositivos electrónicos, permite una

democratización del acceso a la información; teniendo como resultado que la sociedad está

sumergida bajo el consumo de la hiperinformación, sin dar tiempo a verificar lo que se recibe y

menos comprender su contenido.


49

El lenguaje se ha silenciado por el distanciamiento y por el apego a los dispositivos

electrónicos,12 y el pensamiento está vacío porque nos limitamos a los meros datos y carecemos

de comprensión sobre los mismos. El dataísmo, como la forma en la cual los datos determinan la

realidad, está imperando cada vez más desde la lógica de la globalización. En una entrevista que

le concedió el diario del país de España al pensador sur coreano dijo lo siguiente sobre la

comunicación digital: “El dataísmo es una forma pornográfica de conocimiento que anula el

pensamiento” (Han B.-C, 2020). Los individuos están expuestos a un gran cúmulo de

información que consumen sin reparos. Sufrimos de un agotamiento intelectual que nos impide

clasificar y evaluar todo aquello que se nos presenta como verdad.

Han propone la escucha como un remedio a la patología de la información, que para el

autor esta última sería el bombardeo constante de datos que conllevan a la desinformación. “La

escucha invita al otro a hablar, liberándolo para su alteridad. El oyente es una caja de resonancia

en la que el otro se libera hablando. Así, escuchar puede tener para los otros efectos salutíferos”.

(Han , 2017, p. 118). Por consiguiente, la escucha nos devuelve la capacidad de construir

significados con el otro, ya no somos consumidores pasivos de la información, por el contrario,

reelaboramos nuestros puntos de vista mediante el diálogo, la argumentación, el debate, el

análisis, e involucramos nuestras emociones: “El escuchar significa algo totalmente distinto que

intercambiar la información”. (Han, 2017, p. 123). Nos da una pausa para digerir la información

que recibimos.

Ambos pensadores coinciden en que el problema es de la calidad de la información. En

ningún momento ellos dicen que los medios de comunicación deben desaparecer, les preocupa el

12
Hoy en día las personas prefieren esta con su Smartphone consumiendo información de las redes
sociales, que estar dialogando con los otros.
50

contenido que deviene de ellos. En el caso de Comte buscó para sí mismo una higiene mental al

abstenerse de la lectura de diarios propios del estadio metafísico, basado en una limpieza

intelectual a partir de su filosofía positiva. Por su parte para Byum Chul Han la opción es la

escucha en la era de la información. Abstenerse del uso de las redes sociales y dar espacio al

diálogo con el otro, reconstruyendo los lasos sociales.

Otro aspecto en el que coinciden estos autores es su interés por la rigurosidad que debe

tener la información que circula. Para Comte, la rigurosidad tiene como característica la

necesidad de formar a la opinión pública desde la educación positiva, para que no sea presa de

las ideologías políticas de su momento. Esta rigurosidad se fundamenta en el concepto de higiene

mental que le permite al individuo tener un criterio objetivo de la realidad. Por su parte Han le

apuesta a no dejarse inundar de la hiperinformación que circula en las redes sociales, empleando

la escucha. Lo que le permite al individuo hacer un análisis profundo del contenido que le llega,

haciendo una verificación de este, empleando diversas fuentes de consulta.

Cabe resaltar que estos dos autores alimentaron sus reflexiones en torno a las diferentes

realidades que configuraban su época. Recordemos que una de las características del siglo XIX

con relación a la circulación de la información, era que estaba controlada por un grupo

dominante, lo que impedía que las clases populares tuvieran acceso a la información, o, que solo

accedieran a una parte de ella respondiendo a ciertos intereses, que no obedecían necesariamente

a los de ellos. Por su parte en el siglo XXI ocurre todo lo contrario, es el acceso indiscriminado a

la información que circula a través de las redes sociales lo que descentraliza el poder de la

información y permite que diferentes actores sociales saquen provecho de las mentes débiles.
51

Conclusión

En la actualidad, uno de los problemas que enfrenta la sociedad es la imposibilidad de

hacer en un primer momento una adecuada selección de la información que circula en las redes

sociales y, como consecuencia hacer un uso equivocado de esta información. En medio de la

hiperinformación que nos impide acercarnos de forma crítica a las fuentes de información, el

concepto de higiene mental de Comte cobra vigencia como una posibilidad que nos ayude a

hacer un juicio de valor acerca de lo que es verídico y de aquello que no lo es, impregnándole

también una dosis moral, llegando de este modo a una limpieza intelectual.

Hacer un análisis de la información que circula en las redes sociales y de sus

repercusiones en un mundo globalizado, se vuelve urgente. Esto nos lleva a pensar en la

situación ocasionada por la pandemia de la covid 19, donde la incertidumbre de no conocer las

causas y el comportamiento del virus, aumentaron exponencialmente el consumo de información

a través de plataformas digitales como Facebook o aplicaciones de mensajería instantánea como

whatsapp, así como la visita a diferentes sitios de internet en busca de respuestas. Todo ello

permitió que estos medios de información fueran usados como herramienta de desestabilización

por algunos sectores para generar caos y confusión en la ciudadanía. Gran parte de la

información que circulaba eran fake news que buscaban alterar emocionalmente a la población y

poner en jaque a los gobiernos.

Ahora bien. podemos evidenciar una manipulación de la opinión pública a través de la

información que circula en las redes sociales, y es aquí donde nuestra tesis cobra relevancia. Si

bien es cierto que parte de nuestro trabajo se enfocó en enmarcar el concepto de higiene mental

de Comte dentro de su sistema filosófico más amplio, esto nos permite hacer una relación de este

concepto con la actualidad. Comte en el siglo XIX concibió que las masas debían educarse bajo la
52

cultura positivista para no seguir siendo objeto de dominio de las ideologías liberales que

conllevaron al caos social. De pronto Comte tiene razón al criticar al liberalismo, por ser un

sistema donde se permite el desarrollo de las libertades, por encima de las instituciones.

Retomando la contingencia que padece la humanidad hace más de un año, las

democracias liberales progresistas, en especial las de occidente, 13 frente a la pandemia del covid

19 experimentaron una falta de control a raíz de las excesivas libertades donde primó el interés

individual sobre el bien común y el derecho a la libertad quizás estuvo por encima al derecho a la

vida.

Lo valioso del concepto de la higiene mental comtiana es la propuesta por una episteme

social, por ello es importante pensar este concepto en nuestro tiempo. Estoy convencido, que

desde la academia se puede orientar pedagógicamente a las futuras generaciones para que cultive

una higiene mental frente a esta era de la hiperinformanción. De igual manera es responsabilidad

de los medios de comunicación formarse en el campo científico, por fortuna, en nuestro país ya

se viene agenciando el periodismo científico en centros universitarios. En el presente año la

universidad Nacional abrió esta disciplina en la modalidad de pregrado y en la Pontífice

Universidad Javeriana se viene impartido una formación posgradual en esta línea hace ya unos

años. El objetivo es que la información a la que tienen acceso los ciudadanos haya pasado por un

proceso de higiene mental por aquellos que son generadores de información, y a su vez que los

ciudadanos tengan las herramientas para hacer una selección de la información que puede ser

consumida de manera racional, ya que muchos de los que son generadores de contenido no

tienen ninguna formación académica.

13
En este caso hacemos alusión a las naciones poderosas del hemisferio occidental. Caso diferente en de las
regiones en vías desarrollo y subdesarrolladas que las condiciones sociales no ameritaban tantos confinamientos.
53

La presente investigación nos permite hacer una reflexión de las consecuencias que tiene

para la sociedad y en particular para los jóvenes el hiperconsumo de la información que circula

en las redes sociales. Por ello es necesario que se generen espacios académicos y pedagógicos en

los escenarios educativos que permitan a los estudiantes tener una postura crítica del contenido

proveniente del mundo digital.

Para lograr este ejercicio académico, desde el currículo se debería desarrollar en el marco

de las competencias digitales, una específica enfocada al consumo crítico de la información que

circula en las redes sociales, que permita al estudiante constatar la credibilidad y veracidad de las

fuentes de donde proviene esta información, con el fin de frenar la difusión de noticias falsas y

contenido engañoso. Es ahí donde la escuela puede ayudar a cultivar en los estudiantes un

concepto de higiene mental que les permita tener un consumo de la información de forma

responsable para ser agentes transformadores de cambio social.


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