Está en la página 1de 12

Texto base- clase 1

Salud Mental Comunitaria-

TUAT/LAT

Fundamentos del campo de la salud mental.


Reformulaciones históricas.
Las políticas en salud mental.

Dra. Marcela Inés Freytes Frey


Índice
1.Introducción 2
2.Desarrollo
a- Constitución del campo de la salud mental. 3
b-¿Cómo se pensaba la locura antes del surgimiento de la psiquiatría? 4
c-¿Qué reordenamiento permitió el surgimiento de la psiquiatría
y puso a “la locura” como objeto de la medicina? 5
d-¿Que permitió un nuevo quiebre frente al auge de la psiquiatría
y la institucionalización como respuesta única a la locura? 6
e- ¿A qué llamamos las nuevas políticas de salud mental? 9
3. Conclusiones: 10
Bibliografía. 11

1
1. Introducción
En esta primera parte, les voy a presentar un breve desarrollo sobre los procesos históricos que
posibilitaron el surgimiento de las políticas de salud mental. Esto va a permitir entender cómo las
problemáticas propias de “lo mental”, están directamente ligadas a cada momento histórico y
cultural de una sociedad. Es decir, que cada época tiene una representación sobre lo que se
considera normal y anormal, ligada a los valores predominantes. Junto a esto, genera diversos
tipos de respuestas que se instituyen para tramitar aquellas conductas que se desvían de lo
establecido. Este recorrido nos permitirá comprender en qué contexto histórico se inició el
desarrollo de lo que hoy conocemos como el modelo de atención de orientación comunitaria
en salud mental y poder reflexionar sobre sus tensiones y desafíos.
Vamos entonces a situar brevemente los diferentes reordenamientos históricos que posibilitaron,
en un primer momento, el surgimiento de la psiquiatría. Nuevo espacio disciplinar de la medicina,
encargado de tratar la locura a través de una respuesta institucional concreta: el manicomio.
Posteriormente veremos como las críticas desde sectores externos a la medicina, permitieron un
nuevo reordenamiento y el surgimiento del campo de la salud mental, ligado a las políticas
sociales de cada país.

2
2. Desarrollo

a- Constitución del campo de la salud mental


Reflexionar sobre los procesos históricos que posibilitaron la constitución del campo de la salud
mental, supone un posicionamiento crítico. Es decir, ir situando de qué manera las condiciones
socio-históricas posibilitan el surgimiento de los conceptos e ideas en cada época. Para este
desarrollo tomaremos como base fundamental a dos autores, que son referencia obligada:

● Michel Foucault con su “Historia de la locura en la época clásica”, y


● Emiliano Galende, especialmente en su libro “Psicoanálisis y Salud Mental. Para una
crítica de la razón psiquiátrica.”

Partiendo entonces de estos autores, les propongo una mirada que entiende la historia no como
algo lineal y progresivo, sino con puntos de quiebre y reordenamiento de las problemáticas y de
las respuestas que se originan, ligadas a las condiciones sociopolíticas de cada época.

Antes de iniciar la lectura del módulo, les propongo un pequeño ejercicio. Tomen hoja y
lapicera, unos minutos de reflexión y escriban lo que ustedes consideran que es la salud
mental, qué entienden o cómo definirían un problema de salud mental y qué tipo de cuidados
consideran que debería tener una persona con este tipo de problemáticas.

Ahora sí, pasemos al siguiente punto.

b-¿Cómo se pensaba la locura antes del surgimiento de la psiquiatría?


Muy brevemente, podemos decir que durante muchos siglos “la locura” fue una forma más de la
razón humana. Estaba separada y diferenciada de la vida social, pero no encerrada ni teñida del
sentido de peligrosidad que actualmente tiene.
Para ilustrar esto, Foucault recurre al arte de la época, tanto a la literatura como a la pintura.
Veamos por ejemplo algunas pinturas de El Bosco, que el autor analiza en su obra. Este pintor
flamenco del S. XVI, da cuenta en diversas obras de la idea de la locura imperante en su época,
el espacio social que ocupaba, y las modalidades de cuidado que se instauraron. Veamos dos
de ellas: La extracción de la piedra de la locura, y La nave de los locos.

3
En la primera vemos representada una de las creencias de la época, que la locura se daba por
una piedra en la cabeza. Los personajes que rodean al loco, son el médico y los religiosos.
Personajes que aparecen ridiculizados desde una mirada burlesca, habitual en los pintores de
los Países Bajos de esa época. De la misma manera, en la Nave de los locos, se muestra la
nave en que se embarcan los locos que navegaron por los ríos. A esta obra algunos autores
le otorgan el simbolismo del viaje en búsqueda de la razón, y el agua como purificación (Castro,
2004). Lo que claramente se repite es la satirización de las figuras centrales constituidas por el
clero, lo que podría interpretarse como una crítica a las costumbres de la época y una denuncia
a la corrupción y a los desbordes de la Iglesia (glotonería, alcoholismo, lujuria,etc.)
Podemos situar entonces, ejemplificado a partir del arte, como en la Edad Media, la locura no
tiene el lugar social de la exclusión y el encierro. Lugar que si ocupaban otras enfermedades
como la lepra, que se separaba del trato con el resto de las personas. Y el tipo de práctica de
cuidado, estaba a cargo de la Iglesia, fundamentado en creencias que no tenían que ver
prioritariamente con la mirada médica.

Recién en el S. XVII, con el nacimiento del hospital general creado en Francia por decreto del
Rey, se empiezan a encerrar los locos, junto con los vagabundos, pobres,
homosexuales y prostitutas. Esto no desde una conciencia médica de la locura, sino desde
una función de policía (control) y de caridad (asistencia). Las personas que eran
encerradas, perdían todos sus derechos. Y se encerraron todos los que no trabajaban y
no tenían bienes. La causa del internamiento era por piedad y para reformarlos. Era una
práctica religiosa no sanitaria.

4
c-¿Qué reordenamiento permitió el surgimiento de la psiquiatría y puso a “la locura”
como objeto de la medicina?
Con la Revolución Francesa en el Siglo XVIII los médicos acuden a los asilos (hospitales
generales) y encuentran a los locos “normalmente encerrados”, fuera de la vida social y
civil. La relación de asistencia obligatoria ya estaba instalada en la conciencia social. Era una
relación necesaria que unía lo obligatorio con el castigo y la segregación. El loco se concibe
como alguien irracional, y como tal debe ser encerrado y pierde todos sus derechos.

Existe un espacio social diferenciado para los locos, blasfemos, homosexuales, prostitutas;
una institución que separa y encierra: el hospital general. Clave para que estas personas
pasen a ser objeto de conocimiento. Estas personas son vistas como pura animalidad, al
haber perdido la razón, no tienen juicio, no pueden decidir y siempre otro decide sobre
ellas. Podemos observar aquí el origen del certificado de alienación, que subsiste en
nuestros días. La locura se asocia a la anormalidad, al desenfreno, ociosidad y vagancia; y la
manera de abordar esta idea es a través del encierro y la pérdida de derechos.

Con la llegada de los médicos al asilo, el loco se vuelve objeto de conocimiento de un saber
positivo y se domina por el tratamiento médico.

Se legitima entonces la idea del aislamiento como algo curativo, ya que se aísla al enfermo
para poder controlarlo y disciplinarlo. Desde fines del Siglo XVIII hasta la ley francesa de 1838,
fue un momento histórico de constitución disciplinar en el que surge la psiquiatría como una
nueva disciplina encargada de lo mental, que desplaza a la Iglesia y al Estado. La locura queda
objetivada como una enfermedad, desplazando otras concepciones religiosas o
populares. Y queda fuertemente instituido como tratamiento el encierro obligatorio, no ya
como castigo sino como tratamiento. El lugar eran los asilos, constituyéndose de esta manera la
relación asistencial con el médico desde una lógica terapéutica. El cuidado no está más a cargo
de la Iglesia, sino de la medicina que va a postular causas orgánicas, que nunca se logran
descubrir.

LOCURA E INTERNACIÓN PASAN A SER UN MISMO DESTINO

5
La Ley 1838, define los requisitos y normas para los asilos, rige los dispositivos de atención y
organiza la psiquiatría como disciplina de lo mental. Su influencia todavía subsiste en las
prácticas asistenciales actuales, aún en nuestro país, ya que los desarrollos en este área
estuvieron siempre muy influenciados por Europa.
Desde fines del Siglo XIX y durante la primera mitad del Siglo XX se produce el auge de las
teorizaciones médicas, cuyo desarrollo excede el objetivo de esta clase. No obstante, podemos
mencionar que se realizaron diversas diferenciaciones nosográficas con la esperanza de
encontrar la base anatomopatológica para que el diagnóstico pase a ser una verdad objetiva.
Las teorías se agotaron en las descripciones.

A nivel social, creció fuertemente la conciencia de la anomalía psíquica como enfermedad, lo


cual se extendió a todo el campo cultural, quedando fuertemente ligada en las representaciones
sociales sobre la locura la idea de peligrosidad y la necesidad de encierro.

Detengámonos un momento para reflexionar antes de continuar la lectura.


¿Cuánto de esta idea de peligrosidad, de animalidad, de ausencia de razón y desenfreno
subsiste en nuestros días en relación a cómo se representa la locura?
¿Cómo estamos nosotros atravesados por estas representaciones?
¿Qué problemáticas propias de nuestra época han sido herederas de este tipo de
representaciones?

d-¿Qué permitió un nuevo quiebre frente al auge de la psiquiatría y la institucionalización


como respuesta única a la locura?
Si bien desde principio del Siglo XX hubo críticas sobre las condiciones de internación que se
daban en los manicomios, los intentos de reforma de la institución psiquiátrica no lograron su
objetivo por no contar con respaldo político o de movimientos sociales.
Recién al finalizar la Segunda Guerra Mundial, y ante el horror de lo sucedido, aparece la
necesidad de que la sociedad recupere la responsabilidad por el sector de problemáticas
humanas asociadas a la locura. Se dan entonces las condiciones sociopolíticas que permiten
articular los movimientos de críticas a la psiquiatría más positivista y a las condiciones
inhumanas de internamiento (los manicomios), con reivindicaciones democráticas por derechos
generales de las personas.

6
El final de la guerra desnuda las atrocidades del nazismo, el horror de los campos de
concentración y las bombas atómicas. Se pone en evidencia la capacidad de autodestrucción
del ser humano. Se cuestiona también el poder manicomial asociando esas instituciones a los
campos de concentración.

Esta crítica hace surgir la exigencia a la psiquiatría de que haya coherencia entre sus
teorías y las prácticas que legitima, especialmente la represión y el encierro. Entendiendo
además que el poder de la psiquiatría no había ampliado el conocimiento sobre la locura.
Surge también la pregunta de por qué la sociedad aceptó los manicomios. Tengamos en cuenta
lo siguiente: los locos encerrados eran pobres, situación que desnuda la relación entre esa
institución y la marginación social. Se visibiliza el manicomio dentro del grupo de
instituciones que regulan la vida social apartando y conteniendo a los que no se adaptan
o fracasan.

Sin insistir en el carácter verdaderamente genial de ciertos locos,


en la medida de nuestra aptitud para estimarlas,
afirmamos la legitimidad absoluta de su concepción de la realidad
y de todos los actos que de ella se deriven.
Esperamos que mañana,
a la hora de la visita médica, recuerden esto,
cuando traten de conversar sin léxico con esos hombres sobre los cuales
-reconozcanlo-
solo tiene la superioridad de la fuerza.
Antonin Artaud- Carta a los poderes. 1925

La guerra destruyó además las organizaciones de salud en Europa y produjo como secuelas en
muchas personas problemas psiquiátricos. Apareció entonces la necesidad de reconstrucción

7
del sistema de salud en un contexto de crecimiento de las posiciones humanistas. Esto permitió
la revalorización de los planteos y teorías sobre la subjetividad, muy ligados a la fenomenología
y al psicoanálisis. Fue una época de ascenso al poder en Europa de sectores populares,
progresistas y democráticos que se tradujo en Estados sensibles a las propuestas de renovación
en salud.
Excede al marco de esta clase profundizar sobre las experiencias históricas que sentaron las
bases para el modelo de atención comunitario. Mencionamos a modo de ejemplo las
Comunidades terapéuticas en Inglaterra, la Política del sector en Francia; la Psiquiatría
comunitaria en Estados Unidos y las Política de desinstitucionalización en Francia. 1

Algunas imágenes de los antiguos manicomios y sus métodos terapéuticos

e- ¿A qué llamamos las nuevas políticas de salud mental?


Como vimos en el apartado anterior, los movimientos de reforma psiquiátrica más las políticas de
desinstitucionalización generaron un reordenamiento del problema de la salud y la enfermedad
mental. La locura ya no es la única problemática, y se empiezan a abordar otros tipos de
sufrimiento, por ejemplo las secuelas emocionales de la guerra o problemáticas ligadas a la
niñez o a los adultos mayores.
Hasta acá hemos hecho un recorrido que nos permite ubicar de qué manera las diversas
transformaciones en el ámbito político, social y cultural permitieron la constitución del campo de
salud mental, en tanto poder situar que el padecimiento psíquico es indisociable de las
condiciones de existencia de la persona afectada y no se limita a la cuestión de la locura,
si bien la incluye.

1
Sobre estos temas les sugiero las películas Comunidad de Locos:
www.youtube.com/watch?v=_Yr9C00yiDo&t=331s y Atrapado sin salida (One Flew Over the Cuckoo's Nest) , la
primera muestra el desarrollo en Argentina de las Comunidades terapéuticas. La segunda es un cuestionamiento al
sistema psiquiátrico norteamericano en tiempos donde los derechos humanos eran invisibles.

8
En este sentido, conceptualizar las problemáticas desde la idea de salud mental, complejiza el
planteo porque obliga a abordar el sufrimiento mental incorporando la reflexión sobre el contexto
social en la cual el mismo aparece. Se lo reinserta así en el conjunto de las relaciones familiares,
grupales y sociales en sentido amplio, sin perder de vista la especificidad de lo subjetivo
singular. El énfasis está en que tanto las teorías como las prácticas no pueden obviar lo
contextual al pensar las problemáticas que enfrentan.
Al incorporar la historia subjetiva y el contexto social y cultural, es decir, resituar las
problemáticas en el tejido social en el que se originan y desarrollan, la psiquiatría tradicional se
hace insuficiente. Ya no es posible dar cuenta desde una sola mirada de estas problemáticas ni
desarrollar las estrategias a seguir desde un abordaje único.

El accionar médico deja de ser central y aparece una configuración diferente de las relaciones
de poder y de la circulación de saberes. Se incorporan otras miradas tales como: la psicología,
el psicoanálisis, la antropología, la sociología, etc.; emergiendo así un trabajo
interdisciplinario e interprofesional, con sus tensiones y conflictos lógicos. La relación
profesional se convierte en un modo de accionar que implica un involucrarse de manera
diferente. Los ámbitos de acción se amplían y las estrategias de intervención se multiplican. Y
aparece también la necesidad de incluir en el diseño de las estrategias de cuidado, recursos
comunitarios, no convencionales.

En este cambio de mirada, se tienen en cuenta las relaciones de poder tanto en el ámbito de los
equipos de trabajo, como de las relaciones con los usuarios. Ya que el reordenamiento permite
también devolver a las personas que padecen su protagonismo en los procesos de
reparación de su salud. Al incluir lo social dentro del campo de la salud mental entendemos
que necesariamente el trabajo de los equipos se enlaza con otras instituciones y sectores.
Aparece entonces la interinstitucionalidad e intersectorialidad. Esto se fundamenta en el
hecho de que siendo el objetivo último de todas las intervenciones el bienestar general, el diseño
de las estrategias debe incluir el accionar conjunto con otros campos diferentes de la sociedad,
interactuando con otras instituciones pertenecientes a Trabajo, Justicia, Educación, etc.
Por similares razones, las acciones que se llevan a cabo no pueden desvincularse de las
políticas sociales en general y de las de salud en particular. Este modelo obliga a la ampliación
de los ámbitos de acción, que se extienden desde el hospital y la persona enferma
individual hacia la comunidad y hacia la búsqueda de un bienestar general, universal e
integral.

9
Hagamos otra pausa.
Tomando en cuenta lo leído en el último apartado los invito a reflexionar sobre
nuestra propia salud mental.
¿Qué relación existe entre mi condición vital y mi salud mental? ¿Cuánto influye en mi
bienestar emocional mis afectos, mis vecinos, mis compañeros de estudio, de trabajo…..
o la ausencia de ellos?

3- Conclusión:
Hemos realizado un breve recorrido histórico para poder visualizar cómo a partir de diferentes
configuraciones sociales e históricas hubo reordenamientos en relación a la problemática de la
locura y sus modalidades de cuidado. Entendiendo que no es una historia lineal de progreso y
acumulación del conocimiento, sino de luchas de poder, totalmente ligadas a cuestiones políticas
que se traducen en formas y dispositivos de ”cuidado” que cada sociedad organiza para hacerse
cargo de las personas más vulnerables.
Estos dispositivos y prácticas de cuidados, institucionalizados o no, tienen un basamento que
articula una serie de significaciones que están más ligadas al imaginario social de cada época en
relación a la locura, que a la realidad concreta de las personas con padecimiento mental cuya
vivencia es singular y está en relación con su historia y su contexto. En distintas partes los invité
a reflexionar cómo estas significaciones nos atraviesan y en qué modo condicionan nuestra
mirada hacia las personas con padecimiento mental. Sea un trastorno mental grave u otro tipo
de padecimiento derivados de problemáticas de consumo, violencia, migraciones, desempleo,
etc., produciendo un efecto de alteridad y extrañeza, que los ubica como “otros diferentes” y
peligrosos. Seguiremos profundizando estas temáticas a lo largo del cuatrimestre.

10
4. Bibliografía consultada

● Foucault, M. (1992) Historia de la locura en la Época Clásica. México. F.C.E.


● Galende, E. (1994) Psicoanálisis y salud mental. Para una crítica de la razón psiquiátrica.
Buenos Aires. Paidós.

11

También podría gustarte