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Tiene oportunidad de estar en contacto con grandes figuras de las ciencias y las
humanidades. En 1618, Hobbes conoce a Francis Bacon, con quien comparte
muchas ideas, como el posicionamiento en contra de las teorías de Aristóteles o
de los argumentos teológicos. Bacon critica la filosofía idealista por estar al
servicio de la teología y considera la experiencia como fundamento del proceso de
conocimiento. Hobbes hace una clara distinción entre filosofía y teología, a la que
considera irracional.
La visión materialista del hombre que tiene Hobbes se basa en que cree que los
cuerpos son los únicos objetos reales de consideración racional, que pueden
actuar o bien sufrir la acción de otros. Es mecanicista: defiende que la realidad es
mecánica. No existe nada oculto que pueda explicar las cosas, la explicación está
en la superficie y en el movimiento de los cuerpos.
Cuando muere William Cavendish, en 1628, Hobbes pasa a trabajar como tutor
del hijo de Gervase Clifton. Con él reanuda sus viajes por Europa. En 1636 visita a
Galileo Galilei en la prisión cercana a Florencia donde el italiano cumple condena
por su convencimiento de que es la Tierra la que gira alrededor del Sol, y no al
revés, como mantenía la Iglesia.
Galileo influye a Hobbes en su creación de una filosofía social con base en las
ciencias naturales y la geometría. Su pensamiento es una transcripción de la física
del movimiento de Galileo a toda la realidad: no hay más que cuerpos en
movimiento, y esto se refiere no solo a la materia, sino también al hombre y a la
propia sociedad.
Soberanía absoluta
Teoría política
Leviatán
Contrato social
El hombre necesita un pacto o contrato social que ponga fin a esta situación y le
permita ganar seguridad. Es un acuerdo realizado entre los miembros de un
grupo. Se parte de la idea de que todos estos miembros están de acuerdo por
voluntad propia con el contrato social y admiten la existencia de unas leyes a las
que se someten.
A cambio tienen que ceder parte de su libertad y sus derechos al gobernante, que
es el depositario de los derechos de la colectividad. Con el contrato social se
levanta el Leviatán, al que le son transferidos los derechos y el poder de ejercer la
violencia en caso necesario, una violencia legitimada por el propio pacto, puesto
que esta es la que garantiza, bajo amenaza de castigo, que el pacto será
respetado. Se construye así artificialmente la sociedad civil y un orden jerárquico
de leyes.
El primero hace que los hombres invadan por ganancia; el segundo, por
seguridad; y el tercero, por reputación. Los primeros usan de la violencia para
hacerse dueños de las personas, esposas, hijos y ganado de otros hombres; los
segundos, para defenderlos; los terceros, por pequeñeces, como una palabra, una
sonrisa, una opinión distinta, y cualquier otro signo de subvaloración, ya sea
directamente de su persona, o por reflejo en su prole, sus amigos, su nación, su
profesión o su nombre.
Es por ello manifiesto que durante el tiempo en que los hombres viven sin un
poder común que les obligue a todos al respeto, están en aquella condición que se
llama guerra; y una guerra como de todo hombre contra todo hombre. Pues la
guerra no consiste solo en batallas, o en el acto de luchar; sino en un espacio de
tiempo donde la voluntad de disputar en batalla es suficientemente conocida».
Leviatán
Leyes naturales