Es especialmente reconocida por sus obras de arte y performances en el marco
del Land Art (arte terrestre), El trabajo de Mendieta era conocido sobre todo en el entorno de la crítica de arte feminista. Ella describió su trabajo como "earth-body" art. creó diversas colecciones de trabajos que incluyeron siluetas de su cuerpo creadas en barro, tierra, rocas, flores silvestres y hojas. Elaboró performances que evocaban las tradiciones populares centrándose con frecuencia en la práctica de santería. En sus piezas utilizaba a veces la sangre "como un elemento mágico y poderoso" que evocaba el poder de la sexualidad femenina y el horror de la violencia sexual masculina. En sus fotografías auto-retrato distorsionaba sus rasgos en vidrio, se imaginaba a sí misma goteando en sangre o disfrazada de hombre pegándose vello facial. Empezó a experimentar con los elementos que impregnaron el arte popular de la década de los 70 feminismo, performance, arte de la tierra, vídeo, instalación, con el énfasis en el proceso y el cuerpo y la relación entre el trabajo artístico y el espectador. Tiempos en los que el arte incorporaba el activismo social de los movimientos de derechos civiles y el feminismo. Utilizó la santería en el arte como elemento de conexión con su tierra natal. "Habiendo sido arrancada de mi tierra natal durante mi adolescencia, estoy abrumada por la sensación de haber sido expulsada del vientre. Mi arte es la forma en que restablece los lazos que me unen al universo” Mendieta dedicó su producción a mirar críticamente la sociedad que le rodeaba para después gritar corporalmente el rechazo y el sufrimiento causado por temas como el racismo, la política, la violencia, la marginación y el exilio. Animaba a sus espectadores a ignorar su género, raza u otros factores sociales y a conectarse, en cambio, con el factor humano que compartían con los demás. Fue así como se ganó un lugar como una artista ambiciosa y audaz que, “aunque no era intrépida por naturaleza, utilizaba el temor con inteligencia, al transmutar un profundo sentido de desplazamiento psicológico y cultural en una experiencia de fusión con el mundo natural y su historia a través del arte”, de acuerdo con lo que escribió en 2004 Holland Cotter, crítico de arte de The New York Times, acerca de una retrospectiva de su obra en el Museo Whitney de Arte Estadounidense.
Su producción artística puede dividirse en tres etapas: en la primera etapa, su
propio cuerpo constituyó el tema principal; la segunda fase se caracterizó por la creación de siluetas humanas en varios paisajes; y la tercera por la creación de formas femeninas confeccionadas con materiales naturales como flores, hojas, hierba, tierra, fango, rocas y madera, mezclados con colas, ceras y otros productos sintéticos. Se ha señalado que entre la primera etapa y la tercera, sus trabajos fueron despojándose de su animalidad y de su carácter ritualista.