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1.

Le reprocha no haber considerado suficientes elementos y no haber intentado


hacer un esquema algo más complejo.
2. Cuando nos comunicamos siempre lo hacemos un poco diezmados, se podría
decir, por ciertas limitaciones. Nadie sabe todo y en general estamos bien lejos de
ello incluso en el marco de una lengua nacional. Algunas son lingüísticas o
paralingüísticas a la hora de acompañar la palabra con cierto «lenguaje» corporal
hay quienes son más locuaces que otros. A veces esas competencias también son
de orden cultural e ideológico. Al mismo tiempo, y como si todo esto fuera poco,
existen también restricciones desde «afuera» que me impiden decir algunas cosas
o me incitan a decir otras.
3. La reflexividad: el emisor del mensaje es el primer receptor.
La simetría: el mensaje pide generalmente una respuesta, todo receptor funciona al
mismo tiempo como emisor en potencia. La simetría implica que la respuesta se
efectúe con la ayuda del mismo código.
La observación: los dos enunciadores desempeñan alternativamente los papeles de
emisor y receptor.
4. Sentido ampliado: la lingüística de la enunciación tiene como meta describir las
relaciones que se tejen entre el enunciado y los elementos constitutivos del marco
enunciativo.
Sentido restringido: se considera como hecho enunciativo las huellas lingüísticas
de la presencia del locutor en el seno del enunciado, los lugares de inscripción y
las modalidades de existencia de lo que Benveniste llama “la subjetividad del
lenguaje”.
5. El emisor es real (no podemos decir mucho sobre él); el enunciador es teórico
(tenemos todo el campo del análisis del discurso para explorarlo).

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