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1. Introducción
La psicología del lenguaje, o psicolingüística, se decida a estudiar la forma en que los seres humanos procesamos el
lenguaje. Su objetivo es explicar cómo comprendemos y producimos el lenguaje, es decir, cuáles son los mecanismo
cognitivos y cerebrales que nos permiten expresar nuestras ideas y sentimientos a través de sonidos y entender los mensajes
de otros. Aunque en el pasado en el pasado se hicieron distinciones entre psicología del lenguaje y psicolingüística, hoy en día
se consideran intercambiables y, por tanto, equivalentes.
La psicología del lenguaje forma parte de la psicología cognitiva, dedicada al estudio de la mente humano, es decir, a
conocer cómo percibimos la información que nos llega del exterior, cómo la procesamos y almacenamos, cómo razonamos y
solucionamos problemas, etc. En un principio, los psicólogos del lenguaje se dedicaban a investigar los mecanismos
cognitivos que nos permiten comprender y producir el habla. Sin embargo, en los últimos años, con el desarrollo de nuevas
tecnologías de investigación, se interesan también por conocer los mecanismo neuronales responsables del procesamiento
lingüístico. Los dos campos básicos de la psicología del lenguaje son la comprensión y la producción, y la adquisición del
lenguaje.
El lenguaje es una realidad polifacética y multidisciplinar que puede abordarse desde diversas perspectivas
epistemológicas. La disciplina más relacionada es la lingüística ya que su objeto de estudio es el lenguaje por lo que estudia
los elementos formales que constituyen una lengua y las reglas que rigen la relación de esos elementos. Las características de
los estímulos que interesan a los lingüistas y psicólogos son muy diferentes. También son diferentes las metodologías
empleadas. La lingüística emplea el método racional (reflexionar sobre materiales verbales) y la psicología del lenguaje usa el
método científico (recoger datos empíricos y verificar hipótesis sobre el uso del lenguaje).
Además, la lingüística parte de materiales verbales creados en situaciones ideales, mientras que la psicolingüística
parte de materiales producidos en situaciones reales, con defectos y errores. Por tanto, a los lingüistas les interesa el lenguaje
como producto acabado, externo a quien lo ha generado. En cambio, a los psicolingüistas les interesa el proceso que ha dado
lugar a ese producto. A pesar de las grandes diferencias, se mantienen estrechas relaciones entre ambas disciplinas ya que la
lingüística proporciona información sobre los componentes del lenguaje, básica para enfocar los estudios de la
psicolingüística.
Los procesos que se llevan a cabo mientras comprendemos el lenguaje son los
siguientes. La forma en que se representan los procesos u operaciones cognitivas es
mediante cajas o elementos dispuestos en un diagrama de flujo, en el que la
información fluye y va sufriendo transformaciones a u paso. Este flujo no ha de ser
necesariamente secuencial, ni tampoco es obligatorio que se agote un proceso antes
de pasar al siguiente. El objetivo del sistema completo es que la información que
ingresa con el estímulo desemboque en la construcción de una representación metal
del significado. La mayor parte de lo que sucede es opaco a la conciencia y ocurre
de forma rápida y automática, sin que se repare en ello. Son los dos extremos de la
cadena, los elementos más accesibles desde el nivel de conciencia.
En primer lugar, tenemos abajo el estímulo que ingresa en la arquitectura de
procesamiento psicolingüístico. La información acústica contenida en la onda del
habla es la materia prima con la que se nutre el sistema.
Mediante los procesos perceptivos del habla, la primera tarea consiste en la
identificación y activación de representaciones relativamente estables y discretas a
partir de una señal acústica continua y extremadamente variable. Estas
representaciones estables que el sistema tiene previamente almacenadas corresponderían a los fonemas de la lengua. Se trata
de una función bastante compleja dada la enorme variabilidad y versatilidad del estímulo.
Otro paso necesario es la identificación de las palabras o lexemas contenidos en la señal a través de los procesos
léxicos. Son las operaciones de acceso al “diccionario” o léxico mental, entendido como una hipotética estructura en la que se
guarda de forma organizada la información asociada a las decenas de miles de palabras que conoce el oyente. Son
mecanismos muy rápidos y eficientes ya que se identifica una unidad léxica entre miles.
El siguiente paso es el procesamiento sintáctico. Cuando comprendemos el lenguaje, no nos limitamos a extraer el
significado de palabras aisladas, sino que manejamos palabras organizadas en oraciones. Para comprender el lenguaje no es
suficiente acceder al significado de las palabras, sino que se debe elaborar una representación del significado oracional
combinando e integrando los significados individuales de las palabras sobre la base de una organización sintáctica y
semántica. En consecuencia, durante la compresión del lenguaje se lleva a cabo un análisis sintáctico de la oración que nos
permite extraer su estructura formal sintáctica y determinar sus unidades y qué relaciones de dependencia establecen entre
ellas. Se trata de un proceso de segmentación y se realiza de modo automático e inconsciente, sin acceso desde el nivel de la
conciencia.
Además, se debe realizar el procesamiento semántico del mensaje basándose en los significados léxicos y la
asignación correcta de los papales temáticos a las diferentes partes de la oración. Asimismo, debe construir una
representación proposicional completa del significado que porta la frase. Se trata, por consiguiente, de un procesamiento que
no es meramente formal, sino que depende de los significados de las palabras y de sus propiedades semánticas.
Por otra parte, comprender el lenguaje es algo más que extraer el sentido de oraciones inconexas entre sí. La
comprensión exige relacionar con coherencia las distintas partes del discurso para construir una representación global y
estructurada de su significado. Esta construcción se basa en procesos pragmáticos que hacen uso de información que está más
allá de la que aparece en el estímulo y que debe ser inferida por el oyente. La generación de dichas inferencias es posible
gracias al conocimiento extralingüístico sobre el mundo en general. Este conocimiento se halla almacenado en la MLP y está
organizado de tal manera que podamos activarlo inmediatamente siempre que sea necesario.
4. Cuestiones centrales en la psicología del lenguaje
4.1. Procesos abajo-arriba y arriba- abajo
Al observar el esquema general de procesamiento en la comprensión del lenguaje, lo primero que se viene a la
cabeza es que la información del estímulo influye desde abajo hacia arriba, desde los procesos perceptivos hasta los
semánticos y pragmáticos. Esto es el procesamiento abajo-arriba, procesamiento bottom-up o guiado por los datos. Sin
embargo, también se produce un procesamiento en sentido inverso, de arriba-abajo, top-down o guiado conceptualmente.
Los procesos superiores influyen sobre los inferiores facilitándoles la tarea. Así, por ejemplo, los procesos perceptivos se
beneficiarían de información descendente desde los niveles léxicos y oracionales, haciendo que su trabajo sea más rápido
y requiera menos información del estímulo. Una manifestación de este hecho es el denominado efecto del contexto.
Por lo tanto, hay que concebir toda la arquitectura cognitiva como un sistema dinámico que interactúa
continuamente en ambos sentidos. Como propiedad general del sistema cuanta más información fluye de arriba-abajo,
menos se necesita de abajo-arriba. Cuanto más poderoso es el efecto del contexto, menos información se requerirá desde
el estímulo.
4.2. Modularidad
La mente no es un todo uniforme e indiferenciado. Al igual que el cuerpo está compuesto por órganos distintos,
la mente podría tener componentes diferenciados que llevaran a cabo subprocesos dentro del conjunto general. Para
Fodor (1983) un módulo es un tipo de proceso con unas características particulares:
Son específicos de dominio, es decir, están especializados en un tipo particular de estímulos y solo trabajan ante una
clase específica de información.
Funcionan de modo obligatorio ante la presencia del estímulo apropiado. Es decir, en el momento en que está
presente la información específica sobre la que el módulo está especializado, este se activa inevitablemente.
Están encapsulados, blindado ante cualquier otro proceso. Cuando un módulo se activa, su tarea no se ve afectada
por la acción de otro proceso.
Son rápidos, realizan la actividad en un plazo de milisegundos.
Son automáticos y su actividad es poco accesible a la conciencia. Su tarea es automática y autónoma, no se puede
intervenir en ella de forma controlada ya que el proceso es opaco a la conciencia. Solo se es consciente de los
productos finales, no de las representaciones intermedias generadas dentro del módulo.
Muchos autores se han preguntado si la función del lenguaje en su conjunto tiene propiedades modulares.
Chomsky y seguidores entienden que existe un “órgano del lenguaje” innato que funcionaría como un módulo separado
del resto del sistema cognitivo. En cambio, otros autores conciben el lenguaje como un proceso cognitivo más entre otro
y cuyo desarrollo dependería directamente del desarrollo cognitivo global. Por otro lado, a pesar de que muchos teóricos
no conciben el lenguaje como un módulo en su totalidad, sí que reconocen propiedades modulares en algunos de sus
componentes.