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Profesor: Juan Carlos Salome Monroy

Asignatura: Filosofía de la Educación.

Actividad: Caso Práctico

Nombre del Alumno: Maricela Santana Pérez

Licenciatura: Pedagogía

Fecha de Entrega: 15 / diciembre / 22

Grupo: E1LPEG101
LOS FUNDAMENTOS DE LA EDUCACIÓN: FORMACIÓN Y CULTURA
DEL SER HUMANO.

INTRODUCCION:

La educación se justifica en la necesidad que tiene el individuo de recibir


influencias de los otros individuos para tener características que son propias de
los humanos, mediante la influencia social, el sujeto adquirirá formas de
conducirse y de percibir la realidad propia de su colectividad. Por otra parte, la
cultura, concebida como realidad inventada por el hombre para entender el
medio que le circula, propondrá al sujeto todo tipo de argumentos y de
interpretaciones de la realidad, con la pretensión de que su adaptación al mundo
cultural se lleve a cabo convenientemente. En todo ello, la educación tiene una
presencia fundamental, pues persigue dotar al sujeto de lo que en un principio
no posee, con el objeto de mejorarlo, tomando como referente los ideales
sociales asumidos colectivamente. Desde una óptica formalizada, a través de la
escuela, la educación se ofrece como un mecanismo privilegiado de
socialización, al tiempo que utiliza la cultura, una selección de la misma, como
material de transmisión, precisamente en el proceso de socialización. A este
mundo inventado por el ser humano se le denomina cultura. En la actualidad se
torna compleja la tarea de ofrecer un concepto de la cultura debido a su riqueza
de matices y de acepciones. Las definiciones se pueden centrar en dar una visión
comprensiva de la cultura, en la herencia cultural, en la proclamación de un
ideal como orientación del comportamiento, en el aprendizaje social, en la
explicación de la génesis y posterior evolución de la cultura, etc. Un
acercamiento al mismo que goza de aceptación es el que se refiere al conjunto
de normas, valores, costumbres, comportamientos, técnicas, etc., que
caracteriza a un determinado colectivo social y que se transmite a través de la
educación.

DESARROLLO.

La educación es el principio mediante el cual la comunidad humana conserva y


transmite su peculiaridad física y espiritual. El hombre solo puede propagar y
conservar su forma de existencia social y espiritual mediante las fuerzas por las
cuales ha creado, es decir, mediante la voluntad consciente y la razón. Mediante
ellas adquiere su desarrollo un determinado juego libre, del cual carecen el resto
de los seres vivos, si prescindimos de la hipótesis de cambios prehistóricos de
las especies y nos atenemos al mundo de la experiencia dada. Incluso la
naturaleza corporal del hombre y sus cualidades pueden cambiar mediante una
educación consciente y elevar sus capacidades a un rango superior. Pero el
espíritu humano lleva progresivamente al descubrimiento de sí mismo, crea,
mediante el conocimiento del mundo exterior e interior, formas mejores de la
existencia humana. La naturaleza del hombre, en su doble estructura corporal y
espiritual, crea condiciones especiales para el mantenimiento y la trasmisión de
su forma peculiar y exige organizaciones físicas y espirituales cuyo conjunto
denominamos educación. En la educación, tal como la practica el hombre, actúa
la misma fuerza vital, creadora y plástica, que impulsa espontáneamente a toda
especie viva al mantenimiento y propagación de su tipo. Pero adquiere en ella
el más alto grado de su intensidad, mediante el esfuerzo consciente del
conocimiento y de la voluntad dirigida a la consecución de un fin. La educación
no es una propiedad individual, sino que pertenece, por su esencia, a la
comunidad. Cuando decimos que nuestra historia comienza en Grecia, es
preciso que alcancemos clara conciencia del sentido en que en este caso
empleamos la palabra "historia". Historia significa, por ejemplo, la exploración
de mundos extraños, singulares y misteriosos. Así la concibe (Heródoto) Con
aguda percepción de la morfología de la vida humana, en todas sus formas, nos
acercamos también hoy a los pueblos más remotos y tratamos de penetrar en su
propio espíritu. Pero es preciso distinguir la historia en este sentido casi
antropológico, de la historia que se funda en una unión espiritual viva y activa
y en la comunidad de un destino, ya la del propio pueblo o la de un grupo de
pueblos estrechamente unidos. Sólo en esta clase de historia se da una íntima
inteligencia y un contacto creador entre unos y otros. Sólo en ella existe una
comunidad de ideales y formas sociales y espirituales que se desarrollan y
crecen independientemente de las múltiples interrupciones y variaciones a
través de las cuales una familia de pueblos de distintas razas y estirpes varía, se
entrecruza, choca, desaparece y se renueva. Esta comunidad existe entre la
totalidad de los pueblos occidentales y entre éstos y la Antigüedad clásica. Si
consideramos la historia en este sentido profundo, en el sentido de una
comunidad radical, no podemos considerar el planeta entero como su escenario
y, por mucho que ensanchemos nuestros horizontes geográficos, los límites de
"nuestra" historia no podrán traspasar nunca la antigüedad de aquellos que hace
algunos milenios trazaron nuestro destino.
Por lo común, el estudio de la historia de la pedagogía empieza por el
pensamiento educativo en la antigua Grecia. Pero los egipcios, los babilonios,
los hindúes, los chinos y muchos otros pueblos del Oriente cercano y lejano
habían elaborado complejas y eficientes formas de educación antes de los
griegos.
Este pueblo, que descendió del Norte para ocupar la abrupta península entre el
Jonio y el Egeo, se civilizó al entrar en contacto con la precedente civilización
egeo-cretense (a la que por otra parte destruyó); posteriormente, a medida que
se extendía por las innúmeras islas de aquellos mares y establecía colonias en
el Asia Menor, Italia y África, absorbió mucho de la civilización egipcia, así
como también de la fenicia, la persa, la babilonia, etcétera.
En general, se puede considerar a los sofistas como los fundadores de la
educación “liberal” tal y como seguirá impartiéndose por milenios en
Occidente; es de subrayar a este propósito que a ellos se remonta la introducción
del curriculum educativo de las disciplinas que más adelante se denominarán
precisamente las siete “artes liberales”, divididas en el trivio (gramática,
dialéctica y retórica) y el cuadrivio (aritmética, geometría, astronomía y
música).
La finalidad práctica que perseguían los retóricos no fue tal que diera a su
enseñanza un carácter netamente profesional (como por ejemplo si se hubieran
puesto a elaborar y a enseñar técnica de la legislación, economía política y otras
materias útiles sólo al hombre de Estado en el ejercicio de sus funciones):
formaban personalidades completas y abrían las mentes a todo lo conocible de
su tiempo en manera que podía ser más o menos amplia, pero que no tenía nada
en común con enocionismo vulgar.
Sus cursos se impartían a base de conferencias y debates sobre temas fijos o
improvisados, y en de lecturas y comentarios de textos poéticos (tal será más o
menos la enseñanza universitaria hasta nuestros días). A ellos se debe también
la ampliación del concepto griego de paideia, que de simple educación de los
niños llega a significar cultura en general, puesto que la educación del hombre
continúa bien pasada la adolescencia, en tanto haya interés y deseo de aprender
y perfeccionarse, es decir, sin límites de tiempo.
Como es natural, todos los sofistas, mayores y menores, tienen en común la
misma fe en la educabilidad de la naturaleza humana. La virtud en la vasta
acepción político-cultural que este término acabó por asumir se puede enseñar,
si bien para que su aprendizaje sea firme deben concurrir dotes innatas
(naturaleza o physis) y su oportuno ejercicio. Naturaleza, conocimiento,
ejercicio, la llamada “trinidad pedagógica”, teorizada luego por Plutarco y
aceptada posteriormente por toda la tradición clásica y humanístico-
renacentista, se encuentra ya sustancialmente en los sofistas, quienes, sin
embargo, desarrollaron ante todo los dos primeros términos. En efecto, si bien
consideraban la naturaleza humana como educable y “plástica”, no llegaron
jamás a concebirla como susceptible de ser manipulada artificialmente para
cualquier fin, antes bien, con frecuencia opusieron vigorosamente lo que es “por
naturaleza”, contra lo que sólo es por ley humana o “por convención”.
En los grandes sofistas como Hipias o el ateniense Antifón esta contraposición
dio resultados de indiscutible valor moral; por ejemplo, consideran que todos
los hombres son por naturaleza iguales: sólo por convención artificial se dividen
en griegos y bárbaros, libres y esclavos, nobles y plebeyos.
Naturalmente, esto implicaba que se debía reconocer las leyes mismas de la
polis (que sancionaban solemnemente algunas de esas distinciones) como meras
convenciones humanas más bien que como preceptos divinos. Pero esta libertad
ante los prejuicios bien pronto siguió otros rumbos y esa misma contraposición
entre naturaleza y convención acabará por convertirse en instrumento al servicio
de la moral cínica del arribista político, como vemos en el rétor y sofista
Trasímaco, pero aún más en ciertos ambiciosos aristócratas de Atenas, como
Critias (que será uno de los jefes de los
Treinta Tiranos) y Calicles (personaje de un diálogo platónico que quizá es el
mismo Critias). Según éstos, sólo por convención los hombres son iguales, por
naturaleza son diversos y es ley natural que predomine el más fuerte; antes bien,
la ley humana no es otra cosa que lo que place al más fuerte, sea éste un
individuo o una mayoría de débiles. Como se ve, la posición de Hipias y Antifón
se ha vuelto completamente del revés. Por contraposición a la ética igualitaria
se reafirma no ya la tradicional ética aristocrática, que por lo menos tenía a su
favor la nobleza de una larga tradición, sino una ética que podríamos llamar
“ley de la selva”.
Se enfatiza al plantear la propuesta curricular en la importancia de llenar las
necesidades, los intereses y las expectativas de los alumnos, estimulando en
ellos a la vez, sus habilidades, la creatividad, el juicio crítico, la capacidad de
innovar, tomar decisiones y resolver retos y problemas. Se busca un currículo
orientado al desarrollo integral del alumno, considerando las dimensiones
socioafectiva, cognoscitiva y psicomotora, vistas como una unidad; esto es,
como tres aspectos que interactúan. Se pretende estimular los conocimientos,
las habilidades, las actitudes y los procedimientos necesarios para la
investigación, la construcción y reconstrucción del conocimiento. El proceso
curricular fortalece el desarrollo de aprendizajes relacionados con el “saber”, el
“saber hacer”, el “saber ser” y el “saber convivir”. El nuevo currículo presta
especial atención a la capacidad de pensar autónoma y críticamente, de resolver
problemas cotidianos y de adaptarse a los cambios permanentes El estudio de
la historia de la Pedagogía empieza por el pensamiento educativo en la Antigua
Grecia. Pero los egipcios, los babilonios, los hindúes, los chinos y muchos otros
pueblos del Oriente cercano y lejano habían elaborado complejas y eficientes
formas de educación antes de los griegos
(Abbagnano, 2019)
De esta manera ellos fueron teniendo su propia forma o metodología de
enseñanza que hoy en día se ha estado actualizando para la mejora de las nuevas
generaciones. El ejemplo de la geometría es quizá el más típico, pero por
dondequiera que extendamos nuestro análisis obtendremos, casi en cualquier
campo, resultados análogos: en el arte, en la observación de la naturaleza, en la
observación del hombre. (jeager, 2019)

CONCLUSION:
Pues como conclusión podemos decir que, la educación se encarga del aspecto
cultural del hombre: los valores, la cognición, los afectos, las emociones, las
ideas, las prácticas sociales, el sentido de la vida, el lenguaje, la significación,
los símbolos, el conocimiento, es importante ser conscientes de la influencia
que la cultura tiene en todos los entornos de aprendizaje e intentar adaptar esa
cultura de modo que dé soporte al tipo de entorno que creemos será el más eficaz
y a partir de aquí se deriva nuestra educación y nuestra cultura.
REFERENCIAS:

Abbagnano, N., México : FCE & Campos, .H. (2019). Historia de la


pedagogía (2.a ed.). Fondo de Cultura Económica, mx books, FONIL.

(Abbagnano, 2019)

Jaeger, W. (2019). Paideia Los Ideales De La Cultura Griega (2.a ed.). Fondo
de Cultura Económica, mx books, FONIL.

(jeager, 2019)

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