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Cuál es la voluntad de Dios

Romanos 12:2

[2]No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la


renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la
buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.

"¿Debo casarme con esta chica? Yo creo que realmente Dios nos ha
traído el uno al otro, pero quisiera saber qué tiene Dios planeado para
nuestro futuro".

"Me ofrecieron un empleo en otra región del país. Tiene mucho en su


favor. ¿Podría ayudarme Dios a tomar una decisión acertada?"

"Mi hija está en el último año de escuela superior y tiene la oportunidad


de seguir estudiando en varias universidades. ¿Cómo puedo saber cuál
es la que más le conviene?

Aunque las Escrituras no nos dan una fórmula precisa para descubrir la
voluntad de Dios en estas circunstancias intensamente personales, sí
nos dicen claramente que tenemos un Guía, el Señor Jesucristo, que nos
dirigirá en la dirección acertada y nos ayudará a elegir lo que es
fundamentalmente correcto tanto en las decisiones mayores como en las
menores.

Dios demanda que busquemos racionalmente su voluntad para nuestras


vidas (nuestra parte), pero al final de cuentas debemos depender de El
para obtener la orientación segura y certera (su parte). Nosotros no
tenemos todos los detalles, pero sí tenemos un Guía que todo lo sabe,
que nos ama en todo momento y que todo lo puede, Jesucristo, que
promete su dirección a sus seguidores (su parte).

Tenga presente esta verdad a medida que examinemos los principios y


preceptos de conocer y hacer la voluntad de Dios. Todos deseamos
orientación y Dios la suplirá. No obstante, más que nada anhelamos
conocer mejor al Guía personal que nos dirige infaliblemente por las
sendas de justicia. Este es el contexto correcto y verdadero para buscar
la voluntad de Dios.

¿Tiene Dios un plan para mí?

Antes de que el mundo fuera formado Dios ya tenía un plan preciso para
la salvación de sus habitantes (Efesios 1:3-4). El lo ejecutó a través de
las edades, eligiendo al pueblo hebreo como el medio por el cual El
impartiría sus leyes y enviaría a su Hijo Jesucristo para sufrir, morir y ser
resucitado de los muertos por los pecados del mundo.

La Iglesia, compuesta por creyentes en Cristo, después de la


resurrección vino a ser el testigo visible a un mundo inconverso.

Al mismo tiempo, Dios también tiene un plan para el universo material. La


tierra y el cielo un día darán paso a una creación totalmente nueva (2
Pedro 3:10-12).

La Biblia es muy clara al hablar de la voluntad de Dios para los


individuos. Él eligió a José, siendo aún muy joven, para regir a Egipto
pese a los años de agonía y, sin lugar a dudas, de confusión, de prisión y
aislamiento. Él escogió a Moisés para sacar a los hebreos de Egipto.
Escogió también a un joven pastorcito, algo insólito, para ser el rey de
Israel que llegó a ser un personaje prominente. El apóstol Pablo fue
enviado a predicar a los gentiles; Pedro, a los judíos.

"Por tanto, no seáis insensatos --exhortaba Pablo a la iglesia de Efeso y


también lo hace a nosotros hoy-- sino entendidos de cuál sea la voluntad
del Señor" (Efesios 5:17). El oró por los creyentes en Colosas a fin de
que fueran "llenos del conocimiento de su voluntad en toda sabiduría e
inteligencia espiritual" (Colosenses 1:9).

El Señor Jesús nos dijo que oráramos con la idea firme en nuestras
mentes de que se hiciera la voluntad del Padre aquí y ahora, así como
también en el cielo (Mateo 6:10).

Santiago nos estimula a pedirle a sabiduría (se infiere que es su


voluntad) cuando estemos faltos de entendimiento, con la seguridad que
Dios responderá con una respuesta personal (Santiago 1:5).

Puesto que nosotros podemos conocer y hacer la voluntad de Dios es


lógico que El tenga un diseño bien pensado y ordenado para nuestras
vidas. En realidad, al ser salvos somos lanzados a una aventura increíble
para descubrir una vida de significado y propósito importantes.

En ella habrá temporadas de problemas y perplejidades desagradables,


pero todo ello también forman parte de nuestra nueva travesía espiritual
que iniciamos al confiar en Cristo. Obtenemos una nueva identidad como
"hechura suya (de Dios), creados en Cristo Jesús para buenas obras, las
cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas"
(Efesios 2.10).

El autor Paul E. Little escribe lo siguiente en su libro "Cómo afirmar la


voluntad de Dios": "Es importante entender desde el principio que Dios
tiene plan y propósito para nuestra vida. Este es uno de los aspectos
sensacionales de ser cristiano --saber que nuestra vida puede ser parte
integrante del plan y propósito de Dios no sólo por el tiempo, sino por la
eternidad".

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