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Sobreendeudamiento y salud mental:

Dos términos inversamente correlacionados en el desarrollo del pensamiento


económico y consumista del individuo posmoderno

El sobreendeudamiento es una condición bajo la cual el ingreso de las personas supera


ampliamente las deudas contraídas. Es en la cultura de las compras desmedidas donde no
solo inciden factores de mercado asociados a la solvencia y capacidad de adquirir bienes,
sino que también se involucran factores psicológicos y cognitivos que comprometen la
salud mental de las personas, por lo tanto, el comportamiento consumista está influido tanto
por las oportunidades que entrega el entorno socioeconómico y financiero, así como por el
factor psicológico y emocional que genera que el individuo a consuma más allá de lo que
necesita.

En una primera mirada pareciera visibilizarse de modo natural el efecto negativo del
sobreendeudamiento en la salud mental de las personas, provocando en muchos casos,
estrés, angustia y depresión, entre otros efectos no deseados, pero, ¿es el individuo quien
está con problemas de salud mental porque lo agobió la deuda, o por el contrario, es el
sobreendeudamiento producto de un comportamiento compulsivo sin medida que lo lleva a
consumir para aliviar un vacío interno?, desde mi perspectiva se trata de un problema de
causalidad inversa.

Adicción al consumo

El consumo es una actividad que escapa del dominio de lo meramente material, es decir,
existe una dimensión simbólica en el acto de consumir, íntimamente ligado con el contexto
cultural en que la actividad se desenvuelve, entendiendo que no se trata de un simple
fenómeno económico, sino de una manifestación.

Baudrillard (1969), señala que “Hay que plantear claramente desde el comienzo que el
consumo es un modo activo de relacionarse (no sólo con los objetos, sino con la comunidad
y con el mundo), un modo de actividad sistemática y de respuesta global en el cual se funda
todo nuestro sistema cultural”.
En la sociedad actual todo se canaliza a través del capitalismo y el consumo, la gente no
encuentra representaciones que lo conduzcan a un camino diferente, cada cual posee sus
propias convicciones, y en base a estás debe decidir, el objeto comprado nos puede permitir
el acceso a un determinado grupo al cual queremos pertenecer y relacionarnos.

No es posible entender el endeudamiento con una visión parcial del fenómeno, culpando
únicamente al individuo por no saber gestionar sus recursos, sea por falta de alfabetización
financiera, o bien por excesos en su consumo, adicciones o compulsión a la compra, estas
visiones son por si solas muy limitadas, para entender el problema se debe analizar de
manera panorámica, es decir: desde el punto de vista económico, social, psicológico, y
porque no desde la arista del marketing y la publicidad.

Según Zygmunt Bauman, (2007).  La promesa de satisfacer los deseos humanos en un
grado que ninguna otra sociedad del pasado pudo o soñó hacerlo, la promesa de
satisfacción solo conserva su poder de seducción siempre y cuando esos deseos
permanezcan insatisfechos

Es importante precisar que la principal característica de la sociedad de consumo es no


cumplir lo que promete, ya que no sería posible su viabilidad si nuestras expectativas de
compra fuesen acotadas a nuestro nivel de ingresos o si nuestros deseos se centrasen en
satisfacer las necesidades únicamente esenciales.

La condición de dependencia frente al endeudamiento puede estar determinada por varias


situaciones, entre ellas: altas expectativas en el estilo de vida, bajos ingresos, conductas
materialistas, compras compulsivas y/o escases de alfabetización económica, entre otras.

A mi parecer la dependencia al consumo exagerado no es innata al ser humano, por el


contrario, es fundamentalmente un “camino” guiado por el mercado, que mediante
diferentes campañas de ventas y utilizando medios de manipulación, intenta - con bastante
éxito- , conducir nuestro comportamiento frente a ciertos estímulos hacia un consumo
guiado.

¿Pero es acaso el consumo un acto negativo por sí mismo?, la verdad es que no, somos
seres consumidores desde que nace la necesidad de subsistir, el punto clave de las
necesidades del consumidor según Maslow es comprender la relación entre cada paso
dentro de la jerarquía de necesidades, ya que de este modo podemos definir los limites entre
lo que es o no esencial y necesario. Por otro lado, las empresas que utilizan esta misma
escala jerárquica son capaces de conocer cuál es la importancia de su producto o servicio
para quienes lo consumirán.

La problemática surge cuando la sociedad de consumo genera necesidades que el individuo


no posee, convenciéndolo de que de no poseer ciertos bienes será “desterrado” del mundo
al que anhela pertenecer, generando frustración y a la vez un sentimiento de enajenamiento
y no pertenencia, que finalmente lo lleva a una lucha interna consigo mismo al buscando
poder encajar en patrones que de no cumplirlos, lo dejaran fuera del supuesto “mundo
ideal”.

Es el propio sistema económico-social quien somete al individuo a una renovación y


reciclaje constante y forzoso, que lo lleva a un consumo reiterativo y sin fin, creándole una
vez que ya posee el bien de su deseo, la necesidad casi automática de un nuevo bien, todo
lo anterior trae en muchos casos como consecuencia el sobreendeudamiento, y como
derivada de este un estrés financiero difícil de dirigir, colapsando nuestras capacidades de
control y llevando a la aparición de enfermedades tanto físicas como mentales.

Un instrumento ineludible que utiliza el marketing en esta derivación hacia el consumo es


lo que en psicología se denomina condicionamiento clásico, el que no necesariamente
cambia las acciones, sino que produce modificaciones en las opiniones, los gustos y las
actitudes, que tendrán una posterior aplicación en el comportamiento de consumo de los
individuos.

Pero que podemos hacer para salir de esta adición consumista en la que estamos inmersos,
por un lado, una de las líneas de interés de la psicología económica se centra en la
alfabetización económica, definida como la adquisición de conocimientos, desarrollo de
capacidades, actitudes y comportamientos relacionados con la obtención, uso y
administración de recursos económicos, lo cual permite la comprensión del entorno y
facilita la toma de decisiones y el bienestar del individuo como consumidor.
Por otro lado, siguiendo los postulados de Piaget podríamos utilizar las bases del
constructivismo empleando conocimientos nuevos y reestructurando los antiguos para crear
desde la infancia una cultura del consumo, pudiendo existir un proceso dinámico e
interactivo de enseñanza financiero-económica que eduque de modo consciente las
conductas consumistas pudiendo de este modo asimilarlas durante nuestro crecimiento.

El consumo, entonces, poco tiene que ver con el goce personal, sino que es, sobre todo, una
institución social coactiva, que determina comportamientos detrás de un discurso funcional,
que nos enseña que los objetos siguen desempeñando un papel de discriminantes sociales.

En conclusión, independiente de las causas que llevan al sobreconsumo, una vez alcanzado
el punto en que la deuda supera el nivel de ingresos, el individuo arriesga perder los bienes
materiales que ha conseguido, (contrastando esto con su idea inicial de alcanzar la felicidad
a través de la compra de objetos y la posterior aceptación por determinados grupos sociales
en los cuales quiere ser incluido).

Una vez que el consumidor llega a este punto sin retorno, es susceptible de caer en una
afectación de su salud mental, pudiendo sufrir angustia, tensión, estrés y depresión, que en
casos severos puede llevarlo a impulsos suicidas.

En el anterior contexto una adecuada y temprana educación económico-financiera y


emocional, podría hacer discernir entre el consumo necesario y un consumo impulsivo
emocional, mejorando su bienestar futuro.

Lo anteriormente planteado es aplicable mirando hacia adelante, no siendo tal vez útil a
quien ya superó el mencionado punto sin retorno, dejando abierta entonces algunas
interrogantes: ¿qué podemos hacer con quienes ya se encuentran en el pozo profundo del
sobreendeudamiento?, ¿servirá la educación financiera para estos casos?, tal vez la
respuesta sea sí, pero no por si sola, sino unida a terapia psicológica que permita entender y
aceptar el problema, ayudándolo a modificar sus conductas.

Bibliografía
Baudrillard, J. (1969): Le Systéme des Objets, París, Gallimard. [trad. esp.: 1968, El
sistema de los objetos, México, Siglo XXI].

Byung Chul Han, (2010) La Sociedad del Cansancio, Editorial Herder Colombia.

Alonso Rivas, J.; Grande E. (2013): “Comportamiento del consumidor: decisiones y


estrategias del marketing”. Madrid. ESIC.

Skinner B.F. (1974) Sobre el Conductismo Editorial CBS, S.A

Zygmunt Bauman, (2007).  Vida de Consumo Impreso en México.

Paper Universidad de La Salle, (2006), La Pirámide de Maslow en la Evolución Personal,


PAPER-PIRAMIDE-DE-MASLOW.pdf (ulasalle.edu.bo)

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