Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Zawadska,
Mario Jorge Michel c. Ramírez Irrazábal, José Miguel y Larre Quiñónez,
Alfredo Rafael s/ Indemnización de daños y perjuicios. (Ac. y Sent. N° 984)
Legislación citada: Código Civil: 1, 249, 339, 424, 452, 475, 1834,
1855, 1944,1951; Código Procesal Civil: 113, 159, 203, 205, 308, 403, 404, 646;
Ley 489/1995: 44.
TEXTO COMPLETO:
Asunción, 01 de octubre de 2014.-
1ª) ¿Es nula la sentencia apelada?
2ª) En caso contrario, ¿se halla ajustada a Derecho?
1ª cuestión: El Dr. Torres Kirmser dijo: El recurrente no fundamentó, conforme
surge de su memorial de fs. 406/415, el presente recurso. Tampoco se observan,
del examen de la sentencia recurrida, glosada a fs. 384/395, vicios o defectos que
autoricen a declarar la nulidad de oficio en los términos de los arts. 404 y 113 del
CPC. Por ende, voto por declarar desierto el recurso de nulidad.
El Dr. Bajac Albertini manifestó: Adherirse a los argumentos expuestos por el
preopinante.
El Dr. Núñez Rodríguez manifestó: Adherirse a los argumentos expuestos por el
preopinante.
Sin entrar en repeticiones sobre las exposiciones del apelante y su adverso en esta instancia,
considero oportuno dejar las siguientes consideraciones:
Tanto la ilicitud del acto de desposesión suscitada en la demanda posesoria que rola por
cuerda separada en cuya sentencia se ha dejado bien determinado así como la
responsabilidad por el hecho de las personas que materializaron el acto ilícito, lo que nos
compete es la determinación del daño como lo proviene el art. 1834 del Código de Fondo,
vale decir, la determinación del perjuicio patrimonial o el efectivo perjuicio sufrido por el
acto ilícito como bien lo determino el preopinante, así como también, los alcances y
limitaciones de los agravios en tercera instancia conforme a la previsión del art. 403, del
CPC, dejándose claro que los únicos rubros a ser considerados son: el daño por la
imposibilidad de cultivar el arroz, la piña y la mandioca, sumado a los daños por la
destrucción de las alambradas.
Remitiendo el estudio al daño por la imposibilidad de cultivar el arroz, debemos
remontarnos a la génesis del conflicto por la posesión del inmueble, a tenor del escrito
inicial de la demanda por recobrar la posesión instaurada por el actor.
La misma refiere, en primer lugar, la desposesión de una fracción de 135 hás.
aproximadamente de las 550 hás. correspondientes a la Finca N° 886 Padrón 418 ubicado
en la Compañía Caje Cué de la ciudad de San Ignacio Misiones, ocurrida en mayo de 2008
a reglón seguido señaló que por razones de salud tuvo que viajar en julio de 2007 a España
pero que tuvo que volver 1 año después enterado que “su arrozal” estaba siendo alambrada
por los demandados.
Posteriormente, en otras líneas, advierte el perjuicio económico a su parte por la situación
generada y la privación de la posesión de la fracción reclamada y dice: “... me han privado
los demandados después de 20 años en forma continuada sin oposición, se halla
actualmente improductiva, no pudiendo mi parte preparar la tierra para el cultivo de
arroz...”.
Puede notarse una contradicción del actor al afirmar primariamente que lo que se
apoderaban era su arrozal y más adelante adujo a esa fracción se hallaba improductiva, y si
tomamos en cuenta que el actor se encontraba de viaje, resultaba elocuente que las tierras
afectadas estaban improductivas. Las mismas fotos tomadas al tiempo de la constitución del
Juzgado dan a su vez respaldo a esta presunción, hecho notado por el Tribunal ad quem.
El perjuicio alegado por el actor por esta demanda, refiere a la perdida de la cosecha de
arroz de la zafra periodo 2008/2009 que se extiende -según sus expresiones- hasta el mes de
diciembre.
La actividad probatoria de esta parte, se sustenta en testimoniales, en un informe del Banco
Nacional de Fomento y un proyecto de cultivo de arroz del Ing. Agrónomo Eugenio Amado
Pérez.
Las testimoniales de fs. 209, 210, 215, 218 y 219, si bien es cierto dan cuenta de que el
actor se dedica al cultivo de arroz, banana, piña y mandioca, pero nada aportaron sobre
algún perjuicio en la fracción desposeída especialmente para el cultivo de arroz. En este
caso, ante la insuficiencia prueba pericial -que veremos más adelante-, las declaraciones
testificales son insuficientes para demostrar la pérdida de la cosecha de arroz, banana o
piña, y las consecuentes justificaciones de los parámetros económicos afectados.
El informe del Banco Estatal alude que el actor Mario Jorge Michel fue beneficiario de una
asistencia crediticia para cultivo de 75 Hás. de arroz con un monto de Gs. 111.541.425 pero
solo fue formalizado por 62 hás. y por las sumas de Gs. 55.770.713 y Gs. 36.436.865, en
fechas 26 de enero de 2005 y de 4 de febrero de 2005, respectivamente, al no haber
concretado el área de siembra.
Esta operación data de 2005, dos años antes del viaje a España del actor por razones de
salud y tres años antes del conflicto posesorio.
Este documento, también deja claro que era productor de arroz el actor, no obstante no
puede justificar si los años posteriores al otorgamiento del crédito cultivaría el arroz o que
cultivó arroz, en los años siguientes al préstamo, con los gastos y ganancias que ello
implica, para justificar el algún daño por la pérdida de la cosecha de arroz en ese periodo,
que reitero deben ser fehacientemente probados.
El proyecto presentado sin sello y membrete a fs. 24/26 y agregado inaudita parte por la
actora, constituye un documento privado que debió ser reconocido por los mecanismos
exigidos por el art. 308 del Código de Forma, para ser considerado valido, sin embargo, al
no haberse presentado el profesional para el reconocimiento respetivo, el Juez sentenciante,
lo tuvo como reconocido por válido y autentico, situación llamativamente consentida por la
adversa que se opuso tenazmente en su escrito de contestación de demanda. Pero, era el
actor que debía procurar su comparecencia para que dicho proyecta pueda servir de
parámetro para cuantificar algún perjuicio primordial al actor. Particularmente, tal proyecto
no puede constatar efectivamente una utilidad dejada de percibir menos servir de parámetro
ante una eventual configuración del daño, como base para que una magistratura otorgue
beneficios económicos como indemnización.
Para la demostración del supuesto lucro cesante, que es realmente lo que se persigue y no
perdida de chance, la mera presentación de un proyecto de producción agrícola elaborado
por un profesional, aunque ya dijimos ni siquiera reconoció su firma, carece de entidad
necesaria para definir, por sí solo, la existencia de lucro cesante, ya que este rubro
constituye una ganancia futura cierta que se ha dejado de percibir como consecuencia de un
hecho dañoso. No puede ser apreciado en las bases de una hipotética expectativa, sino
estimada en virtud de constancias concretas y probadas. En el caso que nos ocupa, era
fundamentalmente que el actor arrime al proceso, elementos que acrediten efectivamente se
desempeñaba al cultivo de arroz, piña, mandioca y banana reclamados y además que aporte
componentes que permitan establecer cuál era la realidad de los ingresos esperados en el
periodo de zafra 2008/2009, que supuestamente se vio privado de desarrollar,
comparativamente con otros años anteriores para dar firmeza a lo pretendido. Lo mismo
ocurre con las alambradas, coincidiendo en este rubro también con lo referido con el
Tribunal de Segundo Grado, no pudiendo determinarse efectivamente el daño ante la falta
de informes periciales, cantidad de alambres y postes dañados, mano de obra, entre otros.
Por último, la prueba que nos pudo haber dado claridad era la pericial obrante a fs. 239 esta
se limita a describir detalladamente, que el lugar estaba apto para el cultivo de arroz, para
rubros de autoconsumo y ganancias en pequeña escala pero solo en 98 hás. de las 133 hás.
9010 mts2 peritada.
Todas las pruebas señaladas, no demuestran fehacientemente que el actor en ese tiempo
cultivarla el arroz tomando en cuenta: que el crédito le fue concedido para el cultivo en
muchos años atrás; no se han adjuntados documentos que demuestren que el actor cada año
el actor cosechaba el arroz; la ausencia del actor al tiempo de la desposesión; las
manifestaciones del actor contradictorias en cuanto a se le desposeyó de su arrozal para
luego decir que la propiedad estaba improductiva; las fotografías al tiempo el
reconocimiento no denotan plantaciones de arroz como lo pretende el actor sino también de
otros rubros reclamados, observándose, en forma aislada plantas de piña y bananos.
La parte actora debió practicar las diligencias esenciales para demostrar, antes que nada el
perjuicio patrimonial que han sufrido. Era su obligación por las reglas procesales que rigen
el onus-probandi, comprobar la existencia del perjuicio patrimonial, como lo manda el art.
249 CPC, sin embargo, la parte actora, reiterando, no ha practicado diligencias probatorias
concluyentes, para la demostración del daño patrimonial resarcible. Es más, no es dable
presumir un solo dato o prueba contra el accionado, pues condenar a un resarcimiento es
ingresar a la esfera del patrimonio, no estando bien probados los extremos, seria
improcedente.
A todo lo dicho, la Corte Suprema de Justicia, en fallos anteriores señaló cuanto sigue: “El
lucro cesante está, constituido por las ganancias concretas que el damnificado se vio
privado de percibir a raíz el incumplimiento de la obligación. Es pues, una ganancia cierta y
esperada y no una posibilidad o mera expectativa. La simple posibilidad de obtener una
ganancia, es insuficiente para caracterizar el lucro cesante, porque para ello, es menester
una probabilidad objetiva que emane del curso normal de las cosas, (cam. 1° CC La Plata,
Sala 3º, 14/2/95, “Young, Noel Antonio y otro c. Bandino, Enrique R.”, Juba 7 Sum.
13200876) “El lucro cesante no puede concebirse como un ítem hipotético o eventual, pues
por su naturaleza es un daño cierto que solo puede ser reconocido cuando su existencia y
cuantía se acredite mediante prueba directa, extremo que se logra demostrando la
imposibilidad de realizar una determinada actividad rentada o la disminución transitoria de
la misma (CNCiv. Sala H, 16/07/95 ‘M., E. C. Lodola, Pablo E.’, La Ley, 1997-E-1002
(39762-S) “(Ac. y Sent. N° 514-12/06/11)” “(Beconi, Rafael y otro c. Ruiz Ovelar, Jorge y
otro s/ Indemnización de daños y perjuicios - Ac. y Sent. N° 188 - 30-3-12).
Las aportaciones explicitadas, nos llevan a la conclusión de que el actor no probó el
perjuicio patrimonial pretendido, lo que motiva la confirmación del Ac. y Sent. N° 65, con
fecha 29 de diciembre de 2011, dictado por el Tribunal de Apelación en lo Civil,
Comercial, Laboral y Penal de la Circunscripción Judicial de Misiones, debiendo
imponerse las costas en esta instancia al apelante de conformidad a las disposiciones
previstas en los arts. 205 y 203 inc. b) del CPC. Es mi voto.
El Dr. Núñez Rodríguez manifestó: Adherirse al voto del Señor Ministro Bajac Albertini
por compartir los mismos argumentos.
Por los méritos del Acuerdo que antecede, la Excma. Corte Suprema de Justicia, Sala Civil
y Comercial. Resuelve: Declarar desierto el recurso de nulidad. Confirmar el Ac. y Sent. N°
65 de fecha 29 de diciembre de 2011 dictado por el Tribunal de Apelación en lo Civil,
Comercial, Laboral y Penal de la Circunscripción Judicial de Misiones. Imponer las costas,
en esta instancia, al apelante. Anotar, notificar y registrar.- Raúl Torres Kirmser.- Miguel
Oscar Bajac Albertini.- Víctor M. Núñez Rodríguez.- Sec.: Alejandrino Cuevas Caceres.-