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Cecilia
Agüero – Gabriel Dalla Torre)
Sin embargo, Aponte (1983) afirma que dichos relatos no suelen recrear
directamente el proceso psicológico de autoconocimiento que se emprende en la
transición a la madurez, sino que “ofrece ejemplos de la iniciación definitiva implícita
en el abandono irrevocable del mundo conocido a favor de otro desconocido y
radicalmente distinto.” (p.130)
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Traducción propia.
Bajo esta línea, Las Viajadas… despliega una serie de tramas y narrativas en
las a partir de las ruinas de su viejo yo, de la huida y del inicio de su viaje, Rubí se
construye una (nueva) identidad que se define por un nuevo acto performativo. La
protagonista deja atrás las formas de actuar, de vincularse y de ganarse la vida de
Roby para emprender una transición que le da un cuerpo intervenido de acuerdo a su
deseo y a la norma en la que se instauran o se configuran las corporalidades travestis-
trans que la rodean. Y a partir de esa construcción o transición en la que se emprende
Rubí, se evidencia la configuración de su proceso de representación, ya que, tal como
propone Teresa de Laurentis (1989), el género es una práctica representativa y su
representación de su construcción.
En este sentido, en el primer capítulo Rubí expone su ferviente deseo de
construirse en un nuevo género y en un nuevo cuerpo. Dicha cuestión se desarrollará
en los episodios subsiguientes, no solamente obteniendo aquello que deseó ser, sino
también ingresando a un nuevo grupo de pertenencia, a una nueva familia y a una
nueva profesión. En relación a esta dinámica, se ponen en manifiesto los tres
elementos temáticos comunes a todos los relatos de iniciación
Es así que, a partir de una serie de ritos iniciáticos; tales como la operación de
pechos, la asignación del nombre, los cambios de vestuarios, las primeras salidas, los
delitos menores y otras tantas enseñanzas, Rubí incorpora los saberes de sus
mentoras y amigas, finalizando su historia con un monologo en el que señala y
reflexiona sobre las características de cada una, para luego dar lugar a ese crisol y
fundición que señala Vogler en El viaje del héroe. De esta manera, Rubí expone:
“Rubí: Soy rubí, soy grande, soy todas y solo nos queda el futuro por
delante.”
Habiendo reconocido las funciones y los modelos arquetípicos bajo los cuales
se configuran las protagonistas de Las viajadas: más perdidas que encontradas como
personajes de un relato de iniciación, resulta significativo poner en diálogo dichas
clasificaciones con las taxonomías sistematizadas por David Capdevilla Domínguez
(año) y Elena Galán Fajardo (año) en relación a los personajes femeninos en la
serialidad televisiva ficcional.
A partir de un formato híbrido que combina narración ficcional con entrevistas
documentales, Las viajadas: más perdidas que encontradas aborda la(s) historia(s) de
un grupo de mujeres transexuales de la provincia de Mendoza, Argentina. Se
despliega, entonces, un dispositivo que a lo largo de ocho capítulos propicia un dialogo
constante entre los relatos del mundo histórico real puestos en evidencia en las
entrevistas documentales, con los hechos retratados en la narración ficcional.