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Visión del Caribe en Dora de Iris Zavala

Vanessa Castro Rondón


VANESSANATALYC@GMAIL.COM

Resumen

En algunos espacios académicos y literarios se destaca el trabajo de la


autora puertorriqueña Iris Zavala como ensayista y crítico literario. Sin embargo,
tiene en su haber más de cinco novelas publicadas. Una de ellas es Dora. El
propósito del siguiente trabajo es hacer una revisión de las categorías imaginario,
imaginario Caribe y el cuerpo en la novela Dora (2009) de Iris Zavala. Para ello
se establecerán nexos entre la novela y las categorías propuestas con la finalidad
de ofrecer una visión del Caribe.

Palabras claves: Dora, imaginario, imaginario Caribe y cuerpo.

En Dora de Iris Zavala, novela publicada en el año 2009 parecieran


configurarse y entretejerse múltiples temas a través de voces y ecos que toman
protagonismo en el personaje principal. De allí que su lectura suscite interrogantes
y ratifiquen lo expresado por Zavala “no podemos leer los textos y dejar de
preguntar los futuros colectivos que proyectan” (p.132).
En este sentido, ¿es posible establecer un nexo entre la protagonista, cuyo
nombre titula la novela y el imaginario del Caribe? ¿Cómo se presenta el cuerpo
en la protagonista y en el desarrollo argumental de la novela? Acaso, ¿existe una
conexión entre el cuerpo de Dora y el imaginario del Caribe? Pues bien para dar
respuesta a los cuestionamientos es preciso dilucidar los conceptos de imaginario,
imaginario caribeño y del cuerpo.

Un raudo vuelo sobre Dora


Aún cuando el propósito axial de un trabajo es sugerir hipótesis de estudio,
resulta imprescindible comenzar con ¿Cuál es el leit motiv de la novela? Puesto
que Dora pareciera contener múltiples temas y poseer la capacidad de lograr un
efecto que es mantener en vilo al lector. El efecto es una característica que se
concede, en su mayoría, al cuento1. Sin embargo, esta novela lo logra porque el
lector es cautivo de sus páginas.
Así, el efecto se mantiene a lo largo de los nueve capítulos, cada uno
titulado. Los capítulos incluyen una división numerada, la cual oscila entre doce y
dieciocho partes. Al final se incluyen unos manuscritos (en total nueve) bajo el
nombre Aprendiz de la letra. Manuscritos inéditos. Cómo se escribe una novela…
Estos fueron encontrados tiempo después y son derivaciones sobre cómo Dora-
personaje concibe la escritura a partir de sus autores reglamentarios2.
A todo esto, de qué trata la novela. La historia cobra su base sobre la vida
de una puertorriqueña, sus dotes y formación desde muy temprana edad en la
lectura y su afán por conocer, capturar la palabra y hacerla medio de vida. La
trama se complica porque Dora-personaje, por medio de los libros conoce la
existencia de Dora-paciente, es decir, el caso clínico atendido por Freud y sobre el
que ella realiza disquisiciones entre su ser y el otro. El narrador omnisciente le
concede la palabra al personaje (el narrador se perfila autodiegètico3 Son
ejemplos: “me confieso literaturizada; no tengo otra manera de entender el
mundo” (p.67).) o “¡No! ¡Que no! Me pusieron el nombre por una prima de mi
madre, no por esa vienesa…Y ¿quién más se llama Dora? ¿Quién es Dora?” (p. )
Es preciso decir que con las líneas anterior, comienza la novela. En episodios
posteriores o anteriores debido a que la narración en la novela no puede
caracterizarse como lineal, sino con saltos el tiempo, Dora- personaje se
confronta con la lectura del caso Dora-paciente. A partir de esto entabla relaciones
1
De acuerdo con Pacheco y Barrera (1992) un relato sólo puede producir el efecto deseado
(efecto que es central en su noción de cuento –por ser breve- su recepción por parte del lector
puede darse en una sola sesión, de manera concentrada e ininterrumpida. Es claro que una novela
por mayor experticia que tenga un lector, no podrá ser terminada en un estimado de dos horas, a
lo sumo, es el tiempo necesario que toma la lectura de un cuento.
2
Casi todos son autores de raigambre filosófica (Hegel, Kierkargaard, Benjamin, Spinoza,
Socrates, Platon). Esto, en parte, obedece a sus lecturas personales de la autora. Entonces, el texto
también podría ofrecer visos autobiográficos.
3
Se refiere al narrador protagonista dentro de la historia.
y se pregunta “¿Seré como esta Dora? ¿Seré histérica? (…) debo confirmar si soy
como ella” (p.60).
Transcurre el tiempo entre lecturas, música clásica y el cumplimiento de
los ciclos escolares. Al igual que Dora personaje se casa y comienza a llevar una
vida pesarosa porque no encuentra/recibe lo que quiere. Pero hay una diferencia
con Dora-paciente: no tiene hijos, su camino son las letras y decide divorciarse –a
pesar de saber que su decisión de casarse con Raúl fue precipitada y que esto bien
obedecía a los caprichos por salir rápido del hogar y yugo materno 4. La historia
culmina con la reunión entre Gaby y Dora-personaje. Gaby le expresa su retorno a
Nueva York y la invita a acompañarla. Dora le expresa que sí pero primero debe
solucionar unos asuntos y como telón de fondo el mar, el mar Caribe “volvió su
mirada al mar” (p.232).

Imaginario

Ahora es preciso enfocar la mirada en cuanto al imaginario en Dora. De


acuerdo con Beriain (2003) aclarando lo que expresa Castoriadis sobre lo que no
es imaginario “es creación incesante y esencialmente indeterminada de figuras,
formas, imágenes a partir de las cuales solamente puede tratarse de alguna cosa”
(p.58). Los imaginarios como representación de la historia y lo social. Existen
imaginarios sobre diversas aspectos y ámbitos. En cuanto a los imaginarios
sociales, estos permiten significar formas de proyectar valores sociales. Y los
imaginarios se encuentran y perciben en la literatura porque son textos que llevan
incrustada una historia.
Al respecto, Zavala (1996) “el imaginario puede ser considerado como
repositorio de imágenes conscientes, y la ficción funciona como forma de
mediatizar la representación de lo imaginario en real, y viceversa.” (p.144). Y

4
Desde mi perspectiva lectora, dicho pasaje de la historia tiene un carácter verosímil de acuerdo
con el contexto en que vivieron las mujeres del siglo de mediados del siglo XX. Muchas por
cumplir con las demandas de la familia y la sociedad, seguían con la tradición de casarse. Esto se
documento en la literatura. Es el caso de Ifigenia (1922) de Teresa de la Parra. Y si retrocedemos
siglos atrás pero salvando las diferencias el caso de Madame Bovary (1856-1857)de Gustave
Flaubert
más adelante la misma autora cierra con esta frase “proyecciones sociosimbólicas
disparadas al futuro” (p.144) Es decir, con el paso del tiempo, podremos
determinar lo que constituye la representación de un imaginario. Y la literatura lo
ha evidenciado a través de sus géneros y otras formas de expresión –claro está,
haciendo referencia a esto como un prolegómeno y sin entrar en detalles- Sin dejar
a un lado el significado de símbolo, el cual desde el inicio y final ha constituido
significaciones, resignificaciones y resituar las cosas y la mirada objetiva de las
cosas. A todo esto, el símbolo siempre será revisado y entronado porque tiene
muchas aristas y también porque no puede reducirse a un solo elemento.

Imaginario caribeño

Como el imaginario y el símbolo no pueden reducirse a un único


elemento. El imaginario caribeño, puede configurarse en la literatura desde
múltiples costados. Una es la imagen del Caribe en relación con su pasado desde
la llegada de los colonizadores europeos, la conquista, el proceso de
independencia y la génesis de las naciones durante los dos últimos siglos (XIX y
XX) incluyendo la entrada del siglo XXI. Cabe la pregunta ¿qué es el Caribe?,
¿cómo se configura el Caribe en los textos?, ¿en ellos se plasma la cultura
caribeña? El Caribe como espacio geográfico que marcó un hito en la historia de
nuestro continente y del planeta en general, abarcan categorías que van desde el
viaje5 para representar la conformación de una cultura caribeña y la esclavitud y
plantación6 con fine de explotación humana y de la tierra.
En Dora, el imaginario caribeño, quizá se erige en Dora-personaje y voz
narradora por turnos (autodiegètico) Al respecto se discurren dos conjeturas.
Primero como personificación de la conquista del Caribe cuando durante su
infancia y adolescencia fue sujeto de dominación por sus padres. La madre al no
atenderla y dedicarse a las labores del hogar, cual matrona inglesa con la única
variante de que como es el siglo XX, ocupa una profesión.

5
Ascencio, M. (2007). Cuando los dioses viajan.
6
Benítez ( ) La isla que se repite.
El padre al abandonar a la familia y quien vive solo por el goce, cual pirata
errante que azotaba las costas del Caribe. En relación con el entorno escolar, la
suprime y evade, al respecto en el texto Dora estaba realmente indignada, la
excluían de un mundo que tenía sus propias reglas, que la exiliaba y ella no podía
aceptarlo” (p.23) Tal cual las instituciones educativas venidas de Europa, que
causaron la cuasi eliminación de los individuos originarios y de los esclavos
africanos trasladados en barcos7
Luego, durante su juventud como ente de liberación y evasión por los
valores impuestos (independencia de los pueblos caribeños) Así como por una
reflexión muy intuitiva de cómo se conciben estos pueblos. En ese buscar, ir a los
libros, encontrarse y volverse a perder se topa con el pasado del Caribe, un
ejemplo lo constata el fragmento: Zavala (2009) “El caudal de culturas que nos
habitan vinieron en los barcos, por la mar…cada ser traía como regalo su propio
tesoro de bienes humanos. El vocabulario, la manera de mirar, de mover el
cuerpo, la entonación” (p.69).
En este sentido, su ser que podría ser de otro o mío como parte de la
representación del imaginario caribeño. Recordemos que el Caribe no es solo
espacio geográfico sino una amalgama de culturas y lenguas. Más adelante
expresa volver a los orígenes. Valga la digresión para afirmar que en este ser del
las islas es imprescindible volver atrás, volver sobre los pasos. Aquí ella lo rescata
por medio de los libros –así lo interpreto- porque expresa querer ser muchos
personajes con la lectura: quería ser loba de mar, pirata, gitana, saltimbanqui.
Pero esos personajes a la vez pueden representar la caracterización de los
individuos venidos desde Europa. Un ejemplo de esto ocurre en la novela Amargo
y dulzón de Michelle Ascencio. El antepasado de la protagonista es un fotógrafo
español que llegó a la isla a echar raíces y gozar de la calidez tropical…
Entonces esas voces, esos seres vienen y se encuentran con ella a través de
los libros y así tejer la construcción del ser Caribe que la conforme y sea
indisoluble. Por ello señala cuando era una niña “sabía que la lectura, nos invita a
escuchar…sino escuchamos no llegamos a la letra. Escuchar nos permite oír
7
No se puede obviar este hecho por de acuerdo con Gourmaud (2007) “la génesis del pueblo
caribeño actual, de sus lenguas y de su cultura se hizo en el barco” (p.38)
voces, la de los otros sujetos que están en el enunciado” (p.45). Escuchar es
comprender y llegar a un entramado multisensorial para poder llegar al transfondo
al sentido de lo que es. Es decir, escuchar sus antepasados para no repetir y dejar
de ser un eco y constituirse únicamente en voces.
A propósito de lo anterior “no solo buscar, descubrir” (p.126) se encuentra
ante una cosa que todavía no existe –Dora-personaje desconoce quién es- Como
cuando llegaron los colonos a tierras americanas. Las tierras están ahì –Dora
existe- pero hacía falta palabras para nombrar esas tierras. En el caso de Dora es
una contradicción porque ella conoce las palabras, su significado pero no ha
vivido lo que significan8. O por el contrario, si lo está viviendo pero se niega a
verlo, con respecto a esto “tenía miedo y se volvió hacia los escondrijos de su
alma” (p.126).
En todo caso, plasma la búsqueda de los orígenes con la ayuda de los
libros. Pero en la cotidianidad Dora-personaje quiere saber el por qué de la
repetición de los días que no es otra cosa que la repetición de la historia de los
pueblos caribeños como afirmación del goce a través del poder de unos pocos y el
conformismo de la masa. También vale mencionar que el esperar y postergar es
una escusa para llegada del porvenir, el cual es poco probable que llegue debido a
la repetición del goce. Esto se ratifica en el siguiente fragmento
(…) el sol, el calor, la repetición constante de lo mismo,
la insistencia mimética de las horas, o la reiteración con
variaciones de una misma palabra o una misma mirada. El sol, el
sol y siempre el sol vibrante y calenturiento. Y la repetición de
las palabras –ay bendito, qué le vamos a hacer; mañana será otro
día-, que dibuja la figura sumisa, desvalida y degradada de los
humildes: los negros, blancos y mulatos, que delata la irónica
repetición del acatamiento y una subjetividad colectiva saturada
de “ay benditos” Pensaba que la repetición y la inercia
habitaban el ser isleño, y que en las aristas de nuestra habla
habría que buscar el futuro, y evitar así que lo quemase el sol.
(p. 32).

Igualmente se corrobora en lo siguiente “Quizá debo volver a un pasado


perdido en las tramas del mito (…) Soy prisionera de un destino fraguado hace

8
Basta recordar el episodio en clase cuando el profesor la invita a vivir.
siglos (…) Soy eslabón de una cadena en la que estoy sometida contra mi
voluntad” (p.215). Plantea que como ser caribeño puede estar condenado y por
ello resignarse al paso reiterado de los días e ideas sin vislumbrar un cambio en el
futuro. Aquí es precisa la siguiente digresión, porque sin duda alguna aportará
indicios para ampliar las interpretaciones, Zavala (2004) alude “las identidades
nacionales se han forjado a partir de modelos europeos 9, de segregaciones (…)
estos grupos marginados irrumpen de vez en cuando en la trama social (p.35) Tal
vez el propósito de la autora en Dora-personaje sea proponer el rompimiento de
los modelos impuestos, al evitar ser la masa, es decir, negarse a cumplir con el
requisito de mujer reproductora de vida e imponer el modelo de reproductora de
conocimientos.
Por último en cuanto al imaginario caribeño, en Dora se evidencia la
condición errante de algunos de sus pobladores. Es el caso de Gaby, quien vive
en Nueva York y se traslada en diversas épocas del año a la isla. Esto se rastrea en
otras narraciones y sus personajes isleños. En Ínsulas (1996) de Renato
Rodríguez, los personajes se desplazan a otros países pero esto no los lleva a
negar su condición de isleños. Sobre esto es preciso hacer eco de lo expuesto por
Boadas (2007) en relación con la misma novela “hay una suerte de vaivén entre
afuera y adentro (…) se trata de una dualidad que, sin duda, deriva del origen
insular del autor y sus narradores” (p.47) Esto se puede extrapolar a la autora de
Dora porque tampoco vive en su país natal: Puerto Rico. Al respecto la narradora
expresa sobre Dora-personaje “Pensó que llegaría un día en que se sentiría
extranjera en todas partes, creía que tal vez lejos de su isla cerrada y amurallada
estaría menos aislada” (p.24) Esto también ocurre en Lucy de Jamaica Kincaid.
Con lo anterior se demuestra el viaje como un aspecto inherente del imaginario
caribeño.

El cuerpo
Para este apartado es necesario iniciar con lo expuesto por Zavala () “la
mujer o mejor, el cuerpo, está lleno de significantes” (p.117). El cuerpo de Dora-
9
Este argumento es manejado por otros autores latinoamericanos. Uno de ellos es José Manuel
Briceño Guerreo en El laberinto de los Tres Minotauros (1994)
personaje es mucho más complejo porque es razón de escritura. Por lo tanto, el
acercamiento en, el cuerpo de Dora-personaje no ostenta el rol físico de otorgar y
recibir goce. En ella el cuerpo tampoco es deseo. En cambio, su cuerpo sí es presa
del deseo por el conocimiento. Por tanto, todo su cuerpo es cerebro y razón.
Un cuerpo que se va alimentando de las prácticas de escritura mientras se
encuentra sola en su cuarto y así rescatar la metáfora en labios de la misma Dora-
personaje, leyendo a Juan Ramón “no sé con qué decirlo porque aún no está hecha
mi palabra” (p.44) En su afán de lectora y por conocer aún no se erige como ser
porque no lo conoce todo. Nada mejor para ratificar lo anterior: “Bah…mejor la
letra que los besos” (p.68) Llegó a esta conclusión mientras leía y reflexionaba
sobre las ideas creadas por los antillanos llevadas a literatura.
Desde otra perspectiva y de acuerdo con Perniola (2004) “es el cuerpo de
todo cuidado, atención, celo” y posteriormente “resistencia del cuerpo hacia mi
dominio sobre él” (p.100). El cuerpo de Dora pareciera estar sujeto a los designios
de la madre y el entorno: casarse y cumplir con el requisito reproductor. Pero
recordemos, el cuerpo es celo y atención, ¿por parte de quién? De Dora al
abstenerse y evitar el sexo como goce y deseo. En este sentido, cabe lo que
expresa Paul Valery sobre el cuerpo como sentimiento de nuestra presencia, lo
tomamos en cuanto cuando nuestra alteridad se opone a nuestra voluntad. Así
sucede con Dora, el cuerpo fue escuchado cuando Raúl, la tomaba casi como
objeto y ella después de padecer, decidió separarse. En un inicio pensó que podría
querer y desear pero, tal vez, solo tal vez, su cuerpo tiene aspiraciones más allá
de lo carnal.

Otras miradas sobre Dora

Para finalizar, resultaría interesante acercarse a este texto narrativo desde


la teoría de la recepción propuesta por Raman Zelden. Esto en cuanto a las
diversas miradas u interpretaciones que le otorgan los lectores a los textos.
Asimismo los espacios en los que conviven los personajes. La vida de Dora
discurre entre la casa, su cuarto y la universidad. Las cuatro paredes de su cuarto,
especie de archipiélago donde piensa, escribe e hilvana sus ideas en relación con
su vida académica, sus padres, hermanos, amigos y a quien le otorga mayor
importancia: los libros. De acuerdo con Bachelard (2000) “la casa es nuestro
rincón del mundo (…) es realmente un cosmos en toda la acepción del término”
(p.28) Para Dora, es, en efecto, un microcosmos porque detro de estos espacios
insiste en conocer el significado de la palabra deseo y es allí, en ese cuarto,
donde escucha a Mozart, a Bach y piensa en lo que quiere: deseo por escribir pero
aún no alcanza.

Referencias bibliográficas

Ascencio, M. (2007). Cuando los dioses viajan. (pp. 13-24) En Actualidades N°


18-19.

Bachelard, G. (2000). Poética del espacio. México: Ediciones siglo XXI.


Beriain, J. (2003). “Imaginario social, politeísmo y modernidades múltiples”. En
Castoriadis, C. (2003) Revista Antropos. N° 198.

Boadas, A. (2007). “La construcción de la identidad a contracorriente: Edouard


Glissant y Renato Rodríguez” (pp 41-60). En Actualidades N° 18-19.

Gourmaud, A. (2007). Migraciones y mestizajes en la novela del Caribe insular.


(131-148). En Actualidades N° 18-19

Zavala, I. (1996). Escuchar a Bajtin. Barcelona: Montesinos.

Zavala, I. (2009). Dora. Barcelona: Montesinos

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