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1
Por CAROLINA PATRÓN*
Resumen:
Palabras clave:
Abstract:
*
Doctora (c) en Estudios de Género, CEA - UNC (ARG). Lic. en Ciencia Política UDE-
LAR (URU). A marzo 2018, Coord. del Grupo de Políticas de Género de la Suprema Corte de
Justicia - Uruguay. Agradezco a Diana Maffía por su gran generosidad y guiarme en el camino de
soñar un mundo donde la igualdad sea una realidad para todxs.
Igualdad ante la ley. Subjetividad y neutralidad con mirada de género
Carolina Patrón
analyzes the moral characteristics of human rights and, especially, the moral character
of equality as a fundamental human right. In the legal world, as well as in gender studies
and feminist theory, the concept and conception of equality have different meanings.
The piece will briefly explain how, through different approaches, the concept of equality,
is linked, dialogues and relates to a legal principle that is constituted as a fundamental
human right —but as a general legal principle it enables different interpretations,
exposing the existing difficulties in the consolidation of real equality. The objective is
to favor reflection on the possible paths for the construction of a principle that does not
reproduce inequality, nor transforms differences or diversity into inequality.
Keywords:
INTRODUCCIÓN
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1
NINO, Carlos, Introducción al análisis del Derecho, 2ª ed. ampliada y revisada, 12ª
impresión, Buenos Aires, Astrea, 2003, p. 11.
2
Ibid., p. 11.
13
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3
Ibid., p. 12.
4
Ibid., p. 16.
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la vida, la integridad física, la igualdad intrínseca entre los seres humanos que el
derecho debe defender y que están por encima de cualquier intento de regularlos
de manera restrictiva tanto metafísica como jurídicamente.
Roberth Uribe 5 nos dice que el problema reside en determinar si es posible
construir un concepto de derecho con independencia de un concepto de moral,
o si, por el contrario, los conceptos morales son necesarios y como consecuen-
cia el concepto de derecho es dependiente de ellos. Además, “como problema
filosófico de índole teórico-conceptual, el análisis de estas relaciones no es un
problema empírico” y, por tanto, debe ser analizado en el plano teórico.
Nos plantea, que es necesario determinar cuáles son los principios morales
de los que derivan los derechos básicos para luego poder definir a las personas
morales, que serían las portadoras de tales derechos.
Como expresa Seyla Benhabib, existe un derecho moral fundamental, el
“derecho a tener derechos” de todo ser humano, esto es, de ser reconocido por
otros y de reconocer a otros a su vez como persona merecedora de respeto moral
y de derechos legalmente garantizados en el seno de una comunidad humana.
Defenderé que los derechos humanos articulan principios que protegen la li-
bertad comunicativa de los individuos. Aunque estos principios morales son
distintos de la especificación moral de los derechos, existe, sin embargo, una
conexión necesaria, y no meramente contingente, entre los derechos humanos
como principios morales y su forma legal 7.
5
URIBE, Roberth, “Ética y derecho en la posmodernidad”, Grupo de Investigación
“Saber, poder y derecho”, Línea de Investigación “Derecho y Lenguaje”, inscritos en el Centro
de Investigaciones Jurídicas de la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas de la Universidad de
Antioquia, 2008, p. 224.
6
NINO, Carlos, Ética y Derechos Humanos. Un ensayo de fundamentación, 2ª ed. am-
pliada y revisada, 2ª reimpresión, Buenos Aires, Astrea, 2007, p. 21.
7
BENHABIB, S., “Otro universalismo: sobre la unidad y diversidad de los derechos
humanos”, en Isegoría. Revista de Filosofía Moral y Política, Nº 39, julio-diciembre 2008,
pp. 178-180.
15
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8
NINO, Carlos, Ética y Derechos Humanos, ob. cit., p. 373.
9
MAFFÍA, Diana, “El contrato moral”, en CARRIÓ, Elisa – MAFFÍA, Diana (comps.),
Búsquedas de sentido para una nueva política, Buenos Aires, Paidós, 2005.
10
NINO, Carlos, Ética y Derechos Humanos, ob. cit., p. 71.
11
Ibid., p. 109.
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12
ALEGRE, Marcelo, “Igualdad y discurso moral”, en Isonomía, Nº 23, octubre 2005,
pp. 117-118.
13
GUASTINI, Ricardo, “Interpretación y construcción jurídica”, en Isonomía, Nº 43,
octubre 2015, pp. 11-48.
14
Ibid., p. 14.
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Ibid., p. 21.
15
Ibid., p. 32.
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Ibid., p. 33.
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Cuestiones que han perpetuado situaciones en donde las diferencias han sido
invisibilizadas y transformadas en situaciones de desigualdad 18.
Nancy Fraser plantea que hoy la perspectiva neoliberal aplaude la elección
individual, el intercambio entre iguales y el logro meritocrático, pero al mismo
tiempo no ve, ni quiere ver, las desigualdades estructurales puestas a la luz y
cuestionadas durante décadas por los grupos subalternos, incluidos los feminis-
tas. Y se pregunta:
18
COSTA, Malena, “Críticas del derecho y feminismos jurídicos”, IIº Jornadas CINIG de
Estudios de Género y Feminismos - 27, 28 y 30 de septiembre, La Plata, Argentina, 2011.
19
FRASER, N., “Fortunas del Feminismo”, Madrid, Traficantes de Sueños, 2015, p. 14.
20
DE BEAUVOIR, Simone, El segundo sexo, 2 vols., Buenos Aires, Ediciones Siglo
Veinte, 1987.
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doméstico a donde habían sido condenadas para lograr consolidar un lugar pro-
pio en el mundo, del mismo modo que los hombres.
Lejos de alcanzar el objetivo, a la primera le costó la muerte en la guilloti-
na y a la segunda le costó sobrellevar la condena social sobre sus pensamientos
poco convencionales para la época.
La igualdad de derechos que defendían continuó restringida durante todo
el siglo XIX. A pesar de ello surgieron fuertes figuras que defendieron con enor-
me convicción la idea de que las diferencias entre hombres y mujeres no eran
de carácter sustantivo y que estas debían tener el mismo status jurídico. John
Stuart Mill y Harriet Taylor fueron quizá los exponentes más reconocidos en el
siglo XIX, dando paso a los primeros movimientos sufragistas de mujeres.
Ya en el siglo XX, como plantea Malena Costa, la deficiencia de la univer-
salidad moderna revela discrepancias de la igualdad moderna y quizá a partir de
allí las feministas comienzan a incursionar con fuerza en el derecho. Empiezan
a plantear que la búsqueda de igualdad de las mujeres respecto de los hombres
significa que las mujeres deben adaptarse a un modelo ciudadano masculino 21.
Y aquí quisiera señalar un apunte realizado por la autora que refiere a des-
tacar cómo una de las críticas feministas al derecho más importantes tiene que
ver con que los principios de imparcialidad y objetividad son funcionales al
modelo establecido.
Si tomamos en cuenta el análisis precedente podemos observar cómo se
fueron construyendo jerarquías que indicaban un mayor valor a los hombres
respecto de las mujeres. Por lo tanto, las feministas comienzan a visibilizar cada
vez más que el derecho se trata de una institución hecha a partir del punto de
vista masculino dominante 22.
Malena Costa plantea que “en la medida en que el paradigma de la neutra-
lidad es entendido como un dispositivo patriarcal” 23, las feministas comienzan a
enfrentarlo haciendo visibles las diferencias entre varones y mujeres.
Las marxistas incorporan una dimensión en este plano en tanto consideran
que la negación de la igualdad jurídica opera en realidad sobre la desigualdad
social. Comienzan a discutir la idea de la igualdad entre ciudadanos, pero esta
idea es un ideal abstracto opuesto a su “materialidad concreta”. Y plantean que
“para reconocer la condición ciudadana de sus miembros, el Estado debe anular
las diferencias de nacimiento, estado social, cultural y de ocupación” 24.
Costa plantea que la segunda línea del pensamiento jurídico feminista se-
ñala que la igualdad ciudadana funciona por intermedio de la anulación de las
21
COSTA, Malena, “Críticas del derecho y feminismos jurídicos”, ob. cit., p. 14.
22
Ibid., p. 14.
23
Ibid., p. 14.
24
MARX, Carl, en COSTA, Malena, “Críticas del derecho y feminismos jurídicos”, ob.
cit., p. 14.
21
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25
RUIZ, Alicia, “De cómo el derecho nos hace mujeres y hombres”, en Revista da Facul-
tade de Direito da UFPR, v. 36, 2001, p. 8.
26
SCOTT, Joan W., “Igualdad vs Diferencia: Los usos de la teoría postestructuralista”,
Feminist Studies, vol. 14, Nº 1, primavera de 1988, www.debatefeminista.com [6/9/2014].
22
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27
COSTA, Malena, “El debate igualdad/diferencia en los feminismos jurídicos”,
Feminismo/s 15, junio 2010, pp. 243/235-252.
28
Ibid., p. 244.
29
SMART, Carol, “La teoría feminista y el discurso jurídico”, en BIRGIN, Haydee
(comp.), El derecho en el género y el género en el derecho, Buenos aires, Biblos, Colección Iden-
tidad Mujer y Derecho, 2000, p. 69.
30
BUTLER, Judith, “Performatividad, precariedad y políticas sexuales”, en AIBR.
Revista de Antropología Iberoamericana, vol. 4, Nº 3, setiembre-diciembre 2009, pp. 321-336,
www.aibr.org.
31
COSTA, Malena, “El debate igualdad/diferencia en los feminismos jurídicos”, ob. cit.,
p. 246.
32
Ibid., p. 247.
23
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igualada refiere siempre a condiciones que hacen que determinados grupos sean
reconocidos como humanos y otros no” 33.
En este punto cito una frase de Judith Butler que es por demás elocuente:
“Que la categoría [humano] se elabore en el tiempo y que funcione a través de
la exclusión de una amplia serie de minorías significa que su rearticulación se
iniciará precisamente en el momento en el que los excluidos hablen a y desde
dicha categoría” 34. Esto refiere también a la idea de “Standpointism” creado por
Harding y otras, para indicar que el “conocimiento debía ser creado a partir del
punto de vista de los oprimidos” 35.
En este punto entiendo pertinente realizar la siguiente pregunta: ¿Por qué
es importante tener en cuenta esta noción de un conocimiento creado a partir
del punto de vista de los oprimidos? Responderé con un ejemplo conocido, y
es que del mismo modo en que Eleanor Roosevelt en 1948 planteó no sentirse
incluida por su condición de mujer en la Declaración Universal de los Derechos
del Hombre, y trabajando en la redacción de lo que luego se consagraría como la
Declaración Universal de los Derechos Humanos, los movimientos de mujeres
comenzaron a permear a través de la perspectiva de género un cambio de para-
digma en términos de derechos y de reconocimiento. Las mujeres comenzaron
a construir conocimiento a partir de su situación de opresión y la identificación,
reivindicación y lucha por ampliar los derechos y el reconocimiento de las mu-
jeres como sujetos de derechos, exigiendo su reconocimiento como “humanas”
hizo que otros grupos históricamente excluidos, vulnerados y sometidos co-
menzaran a tomar fuerza en sus reclamos por el mismo reconocimiento de dere-
chos. Los y las niños/as, las personas con discapacidad, los afrodescendientes,
los indígenas, etc. Asimismo, es importante considerar que las mujeres no solo
pertenecen al universo de mujeres históricamente excluidas como sujetos de de-
rechos, sino que también muchas de ellas pertenecen a otros grupos de personas
excluidas y vulneradas, por lo que se conjuga una doble o múltiple exclusión
y discriminación. Los movimientos de mujeres y los estudios de género han
avanzado muchísimo en la identificación, conceptualización, interpretación del
concepto de igualdad y comprenden que el Derecho ha sido una herramienta por
medio de la cual se ha determinado a lo largo de la historia la exclusión de la
mujer y de otros colectivos de personas en situación de vulnerabilidad y exclu-
sión social, política, cultural y económica.
Nancy Fraser plantea que hoy ni igualdad, ni diferencia serían una con-
cepción factible de la justicia de género, porque tanto una como la otra han que-
dado en un punto muerto. Para dar una solución posible propone reinterpretar
conceptualmente la justicia de género, observándola como una idea compleja.
Ibid., p. 249.
33
34
PULECIO PULGARIN, Jairo, “Judith Butler: Una filosofía para habitar el mundo”,
Universitas Philosophica, 57, año 28: 61-85, julio-diciembre, Bogotá, Colombia, 2011, p. 63.
35
SMART, Carol, “La teoría feminista y el discurso jurídico”, ob. cit., p. 51.
24
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36
FRASER, Nancy, Fortunas del feminismo. Del capitalismo gestionado por el estado a
la crisis neoliberal, Madrid - Quito, Traficantes de Sueños - IAEN, p. 144.
37
FERRAJOLI, Luigi, El principio de igualdad y la diferencia de género, México, Fonta-
mara, 2010. Disponible en http://www.corteidh.or.cr/tablas/28960.pdf#page=15. Fecha de con-
sulta: 20/4/2018.
38
Ibid., p. 11.
25
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39
CARBONELL, Miguel (comp.), “El principio constitucional de igualdad. Lecturas de
introducción”, México, Comisión Nacional de los Derechos Humanos, 2003, p. 12.
40
FERRAJOLI, Luigi, “Igualdad y diferencia”, en Derechos y garantías. La ley del más
débil, Madrid, Trotta, 2005, p. 17.
41
Ibid., p. 17.
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Roberto Saba plantea que igualdad ante la ley desde una mirada tradicio-
nal significa igualdad de trato en igualdad de circunstancias, es decir que todas
las personas que estén en igualdad de circunstancias podrán ejercer sus dere-
chos. La primera dimensión es la idea de igualdad como no discriminación (es
la idea que ha adquirido mayor consenso) que es aquella que responde al ideal
básico de igualdad de trato ante la ley, despojado de arbitrariedades o prejuicios.
La misma corresponde a la “visión individualista de la igualdad ante la ley que
establece la posibilidad de hacer distinciones basadas en criterios razonables.
Tiene por objeto impedir que las decisiones estatales se realicen sobre la base
de prejuicios y visiones estigmatizantes de grupos de personas” 42. Es decir, que
el Estado debe ser “ciego” a las condiciones de nacimiento, físico, sexual y/o de
género de las personas. La idea es que el Estado debe y tiene la responsabilidad
de actuar frente a todos aquellos factores que impliquen una situación desigual
entre las personas, como puede ser el acceso a la educación, a la salud y a la
justicia y garantizar la igualdad de circunstancias, necesaria para el principio de
igualdad. Saba plantea que esta perspectiva parece desatender las situaciones
en donde la desigualdad de trato no surge de la arbitrariedad o la existencia de
prejuicios, sino que son consecuencia de otras situaciones como la inequidad
estructural que padecen o han padecido históricamente algunos grupos de per-
sonas como ser, las mujeres. Por tanto, aquí tenemos dos enfoques, el primero
protege a las personas de los caprichos, arbitrariedades y la irracionalidad y el
segundo busca prevenir prácticas sociales de exclusión y perpetuación de si-
tuaciones de subordinación. Estas dos dimensiones se acercan mucho a las dos
dimensiones planteadas por Fraser.
En este sentido, “la razonabilidad funcional puede, en ocasiones y por ser
ciega al contexto, perpetuar prácticas sociales desigualitarias” 43 y dada la fuerte
dificultad que existe para identificar las desigualdades estructurales, aquellas
que no son visibles a simple vista, uno de los desafíos más complejos que en-
frenta la interpretación individualista de la igualdad ante la ley está dado por el
establecimiento de acciones afirmativas o también denominadas “medidas de
discriminación inversa” 44.
Las acciones afirmativas significan que el Estado adopte un “trato diferen-
te” fundado en la identificación de ciertos grupos a cuyos miembros, exclusiva-
mente por su calidad de tales, se les reconocen prerrogativas o tratos especiales
que no les son reconocidos a miembros de otros grupos. De algún modo esta
postura y nueva forma de interpretación del principio de igualdad planteado
42
SABA, Roberto, “(Des)igualdad estructural”, en ALEGRE, Marcelo - GARGARELLA,
Roberto (coords.), El derecho a la igualdad. Aportes para un constitucionalismo igualitario,
Buenos Aires, Lexis Nexis, 2007, p. 12.
43
SABA, Roberto, Más allá de la igualdad formal ante la ley. ¿Qué les debe el Estado a
los grupos desventajados?, 1ª ed., Buenos Aires, Siglo XXI Editores, Colección Derecho y Política,
2016, p. 79.
44
Ibid., p. 79.
27
Igualdad ante la ley. Subjetividad y neutralidad con mirada de género
Carolina Patrón
45
Ibid., p. 80.
46
Ibid., p. 85.
47
Ibid., p. 87.
48
Ibid., p. 92.
28
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49
Ibid., p. 92.
50
Ibid., p. 94.
51
Ibid., p. 111.
52
Ibid., p. 58.
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las diferencias y subjetividades de cada sujeto. Pero Saba aclara muy acertada-
mente que dichos grupos tienen una identidad propia diferente a las identidades
de los miembros específicos que lo componen, por tanto, son interdependientes.
Ello permite distinguir las identidades de los sujetos 53.
Aun así, es necesario analizar si esta lectura logra disuadir concepciones
más individualistas, en tanto puede preguntarse ¿cuán clara es dicha distinción
para aquellos sujetos que no pertenecen a dicho grupo y deben reconocer las
identidades y subjetividades de los sujetos insertos y reconocidos en la identi-
dad de un grupo?
Al mismo tiempo abre interrogantes sobre los límites y alcance de “los
sujetos” que en representación del Estado deben “interpretar” las situaciones de
desigualdad estructural para aplicar el principio de igualdad entendido como no
sometimiento de grupos.
Entiendo que Saba nos ayuda a pensar en y desde el derecho y abre puertas
para continuar avanzando en la eliminación de conflictos de intereses impli-
cados en las diferentes visiones del principio de igualdad y, sobre todo, en las
formas de interpretación de la igualdad como derecho humano fundamental.
Es una herramienta para avanzar en el análisis del desarrollo histórico de
los Derechos Humanos. Observar del mismo modo, cómo la mirada feminista y
los estudios de género han dado luz en los procesos de comprensión respecto al
alcance y dificultades de la igualdad real, permiten dar cuenta de las resistencias
ideológicas y políticas que se despliegan en cada interpretación y argumenta-
ción sobre el principio de igualdad.
Entiendo en este sentido que Saba le brinda al feminismo jurídico una
herramienta maravillosa para avanzar en dicho camino.
Para ello, el feminismo debe repensar desde qué lugar construye hoy y
entiende hoy al derecho. Entiendo y comparto la mirada de Malena Costa en
relación con su análisis de la situación actual del feminismo jurídico.
Plantea que durante el cuarto período del área jurídica, la corriente crítica a
los universales trae consigo la puesta en cuestión del derecho como discurso útil
para las mujeres movilizando los cimientos del área jurídica feminista 54.
Costa plantea que durante la década de 1990 la influencia cada vez mayor
de los estudios queer, los enfoques decoloniales y de la diversidad sexual mo-
difican los objetos de interés para los feminismos jurídicos. El foco comienza a
ponerse en la dimensión del poder como constitutivo de las relaciones sociales
53
Ibid., p. 59.
54
SABA, Roberto, Más allá de la igualdad formal ante la ley. ¿Qué les debe el Estado a
los grupos desventajados?, ob. cit., p. 157.
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55
COSTA, Malena, “Feminismos jurídicos. Propuestas y debates de una trama paradojal”,
en Daimon. Revista Internacional de Filosofía, Nº 66, 2015, pp. 153-161. ISSN: 1130-0507 (papel)
1989-4651 (electrónico), http://dx.doi.org/10.6018/daimon/, p. 157.
56
BUTLER, Judith - LACLAU, Ernesto, “Los usos de la igualdad”, Debate Feminista,
vol. 19, Nº 10, abril de 1999. [1995]. Disponible en: http://www.debatefeminista.com/PDF/Articu-
los/losuso384.pdf, fecha de consulta: 30/2/2015.
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Se trata del equivalente moderno del privilegio: transforma las diferencias so-
ciales que existen en un momento determinado en destinos inexorables de las
generaciones” 57.
El feminismo abre espacios para mirar a los sujetos desde sus diferencias y
condiciones de precariedad 58, y es fundamental construir un principio de igual-
dad que admita una mirada no preformativa de los sujetos.
Carol Smart también plantea que podríamos pensar que el “derecho tiene
género”, de este modo no nos exigiría fijar una categoría ni un referente empíri-
co varón o mujer. Podríamos, así, “dar lugar a una idea más flexible: una postura
subjetiva dotada de género que no permanezca fijada al sexo por determinantes
biológicos, psicológicos ni sociales”, sobre todo a través de hacerse la pregunta,
“¿cómo opera el género dentro del derecho, y cómo opera el derecho para pro-
ducir el género?” 59.
CONCLUSIÓN
57
ROSANVALLON, Pierre, La sociedad de iguales, 1ª ed., Buenos Aires, Manantial,
2012, p. 325.
58
BUTLER, Judith, “Performatividad, precariedad y Políticas sexuales”, en AIBR.
Revista de Antropología Iberoamericana, vol. 4, Nº 3, setiembre-diciembre 2009, pp. 321-336,
www.aibr.org.
59
SMART, Carol, “La teoría feminista y el discurso jurídico”, en BIRGIN, Haydee
(comp.), El derecho en el género y el género en el derecho, ob. cit., p. 39.
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BIBLIOGRAFÍA
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