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Albizuri de García, O. Contribuciones Del Psicodrama A La Psicoterapia de Grupos
Albizuri de García, O. Contribuciones Del Psicodrama A La Psicoterapia de Grupos
A LA PSICOTERAPIA DE GRUPOS
Aplicaciones grupales:
Quisiera referirme ahora a lo que es mi marco re-
ferencial y modo ele trabajo. Confluyen en él varias ver-
tientes: el psicoanálisis, el psicodrama y la psicoterapia
grupal. Una concepción del hombre, de la salud y la en-
fermedad, una concepción social.
El contexto social es influencia en y está influido
por la vida de los grupos. Parte de la tarea a realizar
es analizar las relaciones de los individuos que compo-
nen un grupo y del grupo como unidad con el mundo
exterior.
El ser humano es gregario. Siempre, desde su naci-
miento, forma parte de grupos; también desde su naci-
miento comienza una lucha por la discriminación, la in-
dividuación y, dialécticamente, una lucha por pertenecer
a grupos, ser aceptado, vincularse. Durante toda la vida
nos movemos entre estos dos polos, nuestra identidad
individual y la necesidad de una identidad grupal, la
necesidad de amor, de pertenencia.
Es lógico entonces, que podamos entender que, ade-
más de los grupos primarios que van constituyendo nues-
tro grupo interno, existen una serie de grupos sociales
a lo largo de la historia con los que el hombre establece
lazos: grupos políticos, religiosos, etc. Se van desarro-
llando sus ideas y "toma partido" con respecto al acon-
tecer social, aún cuando su actitud sea pasiva e indife-
rente, lo determina, tiene una ideología, aunque la des-
conozca.
Nosotros pensamos que un criterio de salud que tome
al hombre en su totalidad, no puede olvidarse de que
éste es un ser social y que, para hacer un diagnóstico,
para entender su conflictiva y poder realmente ayudarlo
a desarrollarse en plenitud, "el ciudadano" debe estar
presente cuando pensamos en él.
Se puede investigar el inconciente, es el camino
elegido, siempre y cuando rescatemos su conocimiento
para integrarlo al individuo como ser social. No perder
de vista esto, implica moverse de una esfera a la otra:
el individuo, el grupo y lo social, investigando sus ocultos
vínculos, complejos y dialécticos.
Veamos ahora como se integran aquellas vertientes
de las que hablaba más arriba. ¿Cómo coherentizar un
trabajo grupal que proviene de tan compleja unión? Lo
intentamos. Cuestionamos cotidianamente nuestro pen-
samiento y técnicas, tratamos de lograr un accionar fun-
dado en un cuerpo teórico desde el que se pueda com-
prender cómo se articula lo individual y lo social, el mun-
do interno y el externo, la teoría y técnica psicoanalítica
y el método psicodramático. Cómo poder integrar en
nuestro trabajo, aquellos núcleos morenianos y la teoría
general del psicoanálisis. La técnica del psicodrama y
la técnica del psicoanálisis aplicada a los grupos... A
simple vista, parece imposible pero, a poco que nos arries-
gamos a pensarlo y experimentarlo, fuimos descubriendo
diferentes posibilidades integrativas.
El psicodrama psicoanalítico, como nos relatan el
mismo Moreno, Anzieu y otros, nació en Francia en 1944
(Anzieu habla de que el comienzo de su experiencia data
de 1950). Los psicoanalistas franceses que se interesaron
en el psicodrama, estaban, a su vez, en líneas de trabajo
con grupos psicóticos, niños y adolescentes. Algunos uti-
lizaron la dramatización, incluida en la extricta técnica
del psicoanálisis individual (Levobici, Diatkine, Kesten-
bergo). Otros, intentaron adaptar la técnica psicoanalí-
tica a lo dramático y grupal (Anzieu y colaboradores).
Actualmente, en Francia, los Lemoine, representantes
del llamado psicodrama freudiano (de neto corte laca-
niano) junto a otros profesionales de su institución (los
Gaudé, entre otros), representan una corriente en la que
la escena dramática es reconocida en la función de con-
centrar el drama y permitir que aparezcan nuevos sig-
nificantes. Dicen los Lemoine: " . . . El psicodrama no es
la búsqueda de un cierto sentido ni tampoco de un sig-
nificante fundamental. Por ello, se debe evitar la inter-
pretación que proporcione el sentido y la pérdida del
sentido...
" . . . No se trata de descubrir el significante que re-
presentaría la verdad del sujeto, sino más bien el signi-
ficante que, gracias a los soportes que el grupo ofrece,
se convierte en una máquina de repetición. . . " 7 .
Otra línea está representada por el CEFRAP, fun-
dado en 1962, al que pertenecen, entre otros, D, Anzieu,
R. Kaes, A. Missenard, G. Testemale-Monod. Sus inves-
tigaciones se centran en la dinámica de la personalidad
y los grupos. Dan al psicodrama, a la escena, el valor
de una comunicación simbólica. Dice Anzieu: " . . . E l
psicodrama analítico favorece la expresión de los con-
flictos por intermedio de imágenes simbólicas.. . " E . Ca-
racteriza cuatro aspectos importantes del psicodrama:
dramatización de los conflictos, comunicación simbólica,
efecto catártico y naturaleza lúdica.
Actualmente, los miembros de esta línea han reali-
zado investigaciones sobre los grupos que volcaron en
libros muy leídos por los que trabajamos en psicoterapia
psicoanalítica grupal (con o sin inclusión del psicodra-
ma) y en ellos han desarrollado temas de gran interés.
Entre estos textos podemos citar: El aparato psíquico, de
R. Kaes; El grupo y el inconciente, de Anzieu; Trabajo
psicoanalítico en grupos, de Béjarano y otros; Psicodra-
ma, un acercamiento psicoanalítico, de Basquin y otros.
Otras líneas también se han abierto en Francia y en
otros países (entre ellos, el nuestro), tomando el trabajo
corporal e integrándolo con el psicodrama psicoanalítico.
En Latinoamérica, la Argentina es el país pionero
en psicodrama. Actualmente Brasil, México y otros, han
hecho un desarrollo importante, siendo pertinente desta-
car el psicodrama brasilero que inicialmente desarrolla-
ron docentes argentinos y actualmente, sus propios do-
centes. El intercambio entre los países latinoamericanos
enriquece y fortalece nuestro desarrollo científico y social,
pues tenemos problemáticas similares: subdesarrollo,
hambre, gobiernos autoritarios y transiciones a la de-
mocracia. Los efectos de todas estas situaciones (la re-
• " \
a é"S| liberadora, es una segunda vez, es la forma
,,8que adquieren el pasado y el futuro, en el presente. El
encueijérjjf, el compartir, la creatividad y el acto espon-
r Mp£»|^sibilitan nuevos roles y rescatan energías perdi-
—aa^írsto llevará a una catarsis de integración y a una
catarsis del público.
El objetivo es que el individuo sea en escena lo que
es, pero más profundamente, más claramente que en la
vida real; que se encuentre con partes de su yo y "perso-
nas reales e ilusorias".
La escena dramática para nosotros es leída desde
el psicoanálisis. La valorizamos como una vía de abor-
daje a lo inconciente, una vía de exploración y elabo-
ración tanto del protagonista como de sus compañeros
de grupo, pues a través de las identificaciones proyecti-
vas e introyectivas, no sólo el que indaga es el protago-
nista sino también los que asisten a la dramatización y
los que colaboran en ella como yo-auxiliares, encontrando
en ellos escenas resonantes que se incluyen en la terapia
grupal.
La escena es la "representización" del pasado, un
lugar simbólico donde se revela lo imaginario, a través
de las escenas actuales o manifiestas, pudiendo explorar
y elaborar situaciones conflictivas del mundo externo, en-
contrando su conexión con el mundo interno del o los
individuos, en sucesivas acciones dramáticas con escenas
antiguas e inconcientes. Sintetizando, la escena dramá-
tica es básicamente la presentización y corporización que,
a través de la representación tienen los vínculos intra-
psíquicos en su mutua y dinámica reestructuración con
los vínculos interpersonales.
A la importancia de la acción, integramos lo vincu-
lar y la palabra. Quede claro que la palabra no pierde
importancia, no es palabra versus acción (drama), sino
que en la integración de lo verbal y lo dramático logra-
mos la ampliación del discurso. El discurso verbal no se
minimiza para privilegiar la acción, la acción no se des-
califica tampoco en privilegio de la palabra. Ambos for-
man una unidad compleja que es más que la suma de las
partes, crea una nueva estructura que rescata los cana-
les de expresión del hombre: verbal, gestual, pre-verbal
y psieomotriz vincular, en forma unificada, no disociando
las tres áreas: mente, cuerpo y mundo exterior (José
Bleger conceptualizó sobre estas áreas) 9.
Yo encuentro que hay una serie de convergencias
con Moreno. Por ejemplo:
a) Valor de la representación, como ya dijimos,
como liberadora; segunda vez de un suceso, donde se
encuentran aspectos nuevos y se crean conductas nuevas
(Moreno). Es similar a explorar para recordar y no
seguir repitiendo esterilmente, al conocer a través de la
escena, lo que del inconciente aflora a ella. Se integra
lo disociado, dando lunrar a mutaciones basadas en la
toma de conciencia. -En psicodrama psicoanalítico ha-
blamos de asociar libremente en escenas, catectizar la
misma y levantar barreras represivas que posibilitan ha-
cer conciente lo inconciente, posibilita lo creativo en
vez de lo repetitivo.
b) Valor del "encuentro" y del compartir (Moreno).
En psicoterapia psicoanalítica de grupo, no sólo el grupo
es imaginario, sus miembros no sólo se identifican entre
sí. Hay un encuentro, un compartir de personas reales
en un mismo contexto social y tiempo histórico.
A estos dos niveles deseo referirme. Encuentro, para
Moreno, es un vínculo yo-tú, libre de transferencia. (Sa-
bemos que transferencia hay siempre en mayor o menor
medida). Lo que podríamos entender como cercano a
este concepto dentro de nuestro trabajo grupal, son mo-
mentos en los que se llevan a cabo desidentificaciones,
donde los vínculos son explorados y esclarecidos dentro
del grupo, por alguna necesidad del proceso terapéutico
(alianzas narcisistas. por ejemplo). También cuando el
contexto social, a través de algún acontecimiento, es
tema grupal. Entendemos que el contexto social está siem-
pre presente y se trabaja a dos niveles: a nivel de la
psicología social y a nivel de sus resonancias incon-
cientes.
HERNÁN KESELMAN