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Poder Judicial de la Nación

Juzgado Nacional en lo Comercial N ° 8

///nos Aires, de junio de 2014.

Y VISTOS:

Estos autos caratulados "TRAVERSO

GUSTAVO c/ ORBIS COMPAÑÍA ARGENTINA DE SEGUROS S.A. y

OTRO s/ ordinario" para dictar sentencia, de los cuales

RESULTA:

I. Que a fs. 97/107 se presentó en sede

civil GUSTAVO TRAVERSO por propio derecho, y promovió demanda

contra ORBIS COMPAÑÍA ARGENTINA DE SEGUROS S.A. y

ASOCIACIÓN MUTUAL DE CONDUCTORES DE AUTOMOTORES

(A.M.C.A.) por cobro de la suma de $ 267.000 a las resultas de la

prueba a producirse en la causa, por los daños y perjuicios derivados

del incumplimiento de un contrato de seguro con más los intereses y

las costas del pleito, de acuerdo a la versión de hechos que expuso.

Dijo que era propietario de un automotor

marca Fiat modelo Siena Fire 1242 MPI 16V sedán, motor n°

178D70556143760, chasis n° 9BD17206253127713, dominio EQL

455, que estaba afectado a la explotación de taxi, licencia n° 25510

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COSENTINO
extendida por el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, trabajado por

un chofer.

Informó que el automotor se encontraba

asegurado por las accionadas mediante póliza n° 1.891.792. Las

demandadas formaban un mismo grupo económico, ya que se hallaba

asociado a AMCA bajo n° 143805 y ésta como agente institorio de

Orbis, contrataba la cobertura y cobraba las cuotas de las primas.

Relató que el 08.01.09 a raíz de que el

rodado levantaba temperatura, lo dejó para su control y reparación en

un taller mecánico ubicado en la calle Núñez 5397 de esta Ciudad.

El 12.01.09, mientras que el mecánico

conducía el automotor para localizar el desperfecto, se incendió. Ante

ello, realizó la denuncia el 14.01.09 ante la Comisaría 49 de la Policía

Federal Argentina. Luego hizo lo propio ante la aseguradora

accionada, que lo ingresó bajo el expediente N° 254572 el 19.01.09.

Manifestó que el 16.01.09 en el ámbito de

la investigación del siniestro, la Fiscalía interviniente, a través de la

comisaría mencionada, le solicitó a la aseguradora que informara si

existía reclamo de su parte sobre el hecho acaecido el 12.01.09.

Añadió que en la misma fecha, fue comisionado un oficial de la policía

que personalmente concurrió al taller y constató que en su interior se

encontraba estacionado el automotor siniestrado.

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Sostuvo que el 22.04.09 la Fiscalía libró

oficio a AMCA a fin de solicitarle la remisión de copias de la póliza de

seguros y de la denuncia administrativa que realizara su parte el

19.01.09, pedido que se reiteró el 25.08.09.

Ante la reticencia de la aseguradora, el

29.01.09 remitió a ambas demandadas CDs que transcribió. AMCA

contestó el 05.02.09 haciendo saber que del reclamo realizado, había

dado conocimiento a la aseguradora quien en fecha 10.02.09

respondió solicitando una serie de requisitos con respecto al accidente

sufrido y poniendo de manifiesto la suspensión de los términos para

expedirse según el art. 56 de la ley 17.418.

Expuso que el 17.03.09 realizó un acta

notarial mediante escribana pública por la cual dejó constancia de la

identificación del automóvil, estado, datos del seguro, certificación de

fotografías y constatación de las manifestaciones del mecánico.

En relación a la investigación fiscal n° C-

CS 17068/2009 aseguró que nunca fue citado como acusado,

imputado ni testigo. Por ende, nunca se dictó auto de procesamiento

en su contra que permitiese colegir que Orbis hubiera estado facultada

a no abonar el siniestro.

En el acápite IV) cuantificó los rubros

componentes del reclamo: daño emergente en $ 45.000; lucro cesante

por $ 102.000; y daño moral en $ 120.000.

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Ofreció prueba, ampliada a fs. 157, y

fundó en derecho

II. Asumida competencia por este

Tribunal, a fs. 162/164 se imprimió a las actuaciones el trámite

correspondiente al juicio ordinario y se confirió el traslado de ley,

diligencia cumplida mediante las cédulas de fs. 165 y 166.

III. Se presentó a fs. 170/177 ORBIS

COMPAÑÍA ARGENTINA DE SEGUROS S.A. por apoderado,

contestó la demanda instaurada en su contra, negó los extremos

fácticos y jurídicos que la informan y solicitó su rechazo con costas.

Dijo que el asegurado mintió al declarar

en sede policial el 13.01.09, cuando manifestó que era su chofer quien

conducía el vehículo al momento del incendio e insistió con ello en la

causa penal.

Expresó que el propio actor adjuntó dos

comprobantes de traslado del automóvil en cuestión efectuados el

19.02.09, el primero desde la calle Iberá 4545 –domicilio particular del

accionante-, hasta Blanco Encalada 5028, y luego realizó el camino

inverso.

Informó que en la causa penal el 16.01.09

una comisión policial se hizo presente en el taller de Núñez 5397 y

constató que en el fondo de dicho establecimiento, se encontraba el

vehículo incendiado.

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Expuso que el accionante recién realizó la

denuncia del siniestro ante su mandante el 19.01.09, es decir una

semana después de los hechos y nada dijo de los cambios de lugar

del rodado y dio un domicilio particular distinto.

Negó y cuestionó los rubros reclamados y

su cuantía.

Reconoció la emisión de la póliza

acompañada en copia por el demandante y el contrato de seguro que

amparaba el vehículo del actor ya descripto. Indicó que como cláusula

particular, se especificó que la prima contemplaba que el vehículo

cubierto sería conducido por un único chofer. Ese era el motivo tal

como surgía en la fs. 13 de la causa penal, por el cual el accionante

indujo al chofer a que falsamente denunciara que él era quien

conducía el automotor al momento del siniestro.

Manifestó que en la póliza contratada se

pactó como límite que las costas, los gastos e intereses se cubrirían

solo hasta el 30% de lo que resultara el capital de la condena y que si

aquella insumía en su totalidad más de ese porcentaje, el excedente

sería a cargo del asegurado.

Ofreció prueba.

IV. ASOCIACION MUTUAL DE

CONDUCTORES DE AUTOMOTORES (AMCA) compareció a fs.

190/193, replicó la demanda y requirió su desestimación, con costas.

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En primer lugar opuso excepción de falta

de legitimación pasiva, con sustento en que se trataba de una entidad

mutual que prestaba distintos servicios, más no realizaba operaciones

de seguros ni era una compañía aseguradora.

Indicó que se encontraba regida por las

normas que reglamentaban su funcionamiento y cuyo control lo ejercía

el Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social (I.N.A.E.S.).

Su actividad se circunscribía a

cumplimentar los fines para los que fue concebida, la agrupación de

sus asociados que confluían para conformar una comunidad jurídica

sin fines de lucro que se reunían para gozar y acceder a determinados

servicios como el uso del campo de deportes, hoteles en las zonas de

turismo, percibir subsidios por fallecimientos, goce de descuentos en

comercios, recibir asesoramiento gratuito en áreas contables, jurídicas,

de gestoría y otras.

A fs. 190 vta./191 se refirió a la diferencia

de normativa aplicable para las entidades mutuales y las

aseguradoras. Manifestó que en autos no obraba póliza alguna que

hubiera emitido.

En subsidio contestó demanda y formuló

la negativa de rigor.

Expresó que según se apreciaba de las

declaraciones de la causa penal y de la denuncia del siniestro, el

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vehículo no se había incendiado en la vía pública sino por el contrario,

ello había ocurrido en el taller mecánico en donde había sido dejado

para su reparación; por ese motivo el asegurado intentó que el chofer

de la unidad hiciera una falsa declaración policial sobre lo realmente

ocurrido.

Sostuvo que el 16.01.09 una delegación

de la policía se hizo presente en el taller de la calle Núñez y constató

que allí se hallaba el rodado siniestrado. Una semana después el

asegurado se presentó en la compañía a realizar la denuncia, sin

haber mencionado el lugar del hecho y mintiendo sobre la persona que

supuestamente conducía el automotor.

Fundó en derecho y ofreció prueba.

V. Contestada a fs. 195 la defensa de falta

de legitimación pasiva y diferida a fs. 197/198 para esta oportunidad, a

fs. 207/208 la causa fue recibida a prueba y designada la audiencia

preliminar que preceptúa el CPCC:360, sobre cuyo resultado da

cuenta el acta de fs. 212.

A fs. 218/222 se proveyeron los medios

probatorios oportunamente ofrecidos, los que se produjeron según

informó la actuaria a fs. 565/566 y 587.

Allí la causa fue puesta para alegar, carga

cumplida sólo por la parte actora (fs. 592/594).

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Finalmente, a fs. 596 se llamaron los

autos para dictar sentencia, providencia consentida a la fecha.

Y CONSIDERANDO:

I.a) El demandante sustentó su pretensión

de condena en el incumplimiento de un contrato de seguro por el cual,

a su entender, las accionadas debieron haberlo indemnizado debido al

incendio de un rodado de su propiedad.

La aseguradora resistió la pretensión y

pidió su rechazo, para lo cual sostuvo básicamente que la actora

incumplió con las cargas que se encontraban a su cargo al haber

falseado los hechos al momento de efectuar la denuncia del siniestro.

La codemandada A.M.C.A. adujo ser

ajena al hecho y opuso excepción de ausencia de legitimación pasiva.

En subsidio pidió la desestimación de la acción.

En estos términos genéricos quedó

planteado el conflicto que cabe decidir.

I.b) No se halla controvertida en el sub

exámine la relación contractual que vinculara al actor con la

aseguradora codemandada, vigencia de la cobertura y bien

asegurado. Tampoco la existencia del siniestro.

Se trata de un contrato de seguro por el

cual el pretensor buscó resguardar su rodado frente a posibles

siniestros, entre ellos el de incendio total o parcial.

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El vehículo se hallaba afectado a uso

como taxímetro, y como condición particular se previó que la prima a

pagar contemplaba que era conducido por un único chofer (fs. 13).

Las demandadas sostuvieron que el actor

no tenía derecho al cobro pretendido por haber incurrido en falsas

declaraciones sobre las circunstancias en que acaeció el siniestro.

Cabe destacar que conforme la directiva

del CPCC:377 recae sobre quien alega hechos la carga de la

demostración de su efectiva ocurrencia, ya que las meras alegaciones

procesales resultan insuficientes para proporcionar al juzgador los

instrumentos que necesita para emitir pronunciamiento (CSJN, "Kopex

Sudamericana SAIC c/ Buenos Aires, Provincia de y otros", 19.12.95).

La carga señalada no se traduce en una

obligación de probar, sino que importa estarse a las consecuencias

derivadas de que la prueba se produzca o no. Por ello, la actividad

probatoria trae aparejada un riesgo: pierde el juicio quien no acredita

aquellos hechos que invoca como fundamento de su derecho (Sala A,

"G.V. y otros c/ Canteras Argentinas S.A.", 23.4.97 y doc. cit.).

De modo tal que los justiciables deben

acreditar los presupuestos que sustentan su pretensión, defensa o

excepción; y ello no depende de la condición de actor o demandado

sino de la posición que asuman en el juicio. De ahí que quien

demanda debe probar los hechos constitutivos de su pretensión, y

quien es requerido los extintivos, impeditivos o modificativos que

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oponga a aquellos (Sala B, 15.12.89, LL 1990-C-102; id. Sala A,

5.3.80, ED 87-703; Carnelutti Francesco, La prueba civil, Ed. Depalma,

pág. 219, Buenos Aires 1987).

Y en materia de seguros, las causales de

liberación no se presumen y quien las invoca para eximirse de su

obligación, debe probar sus circunstancias calificativas (Morandi, Juan

Carlos, La carga de informar sobre el siniestro y los daños producidos

y la de permitir las indagaciones necesarias al asegurador, en RDCO,

año 7, pág. 561 y sgtes. y citas allí efectuadas).

De modo tal que por aplicación de los

postulados expuestos, las accionadas tenían la carga de acreditar que

se produjo un supuesto que ocasionó la exclusión de la cobertura.

Ello dicho, procede adentrarse en el

cotejo de los elementos de índole probatoria colectados en la causa,

con la prevención de que el juez no se halla constreñido a ponderar

todas las argumentaciones de las partes o pruebas producidas, sino

aquellas idóneas que puedan incidir en la solución final de la

controversia, siempre que la selección no resulte arbitraria y lleve a

una decisión parcializada (CSJN, "Altamirano Ramón c/ Comisión

Nacional de Energía Atómica", 13.11.86; id. "Pons María y otros",

6.10.87).

Asimismo, se señala que en un primer

aspecto serán merituados los antecedentes de relieve necesarios para

expedirse sobre el incumplimiento del contrato y posteriormente, en su

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caso, acerca de la procedencia y cuantía de la indemnización pedida y

la defensa de falta de legitimación pasiva opuesta por AMCA.

1. Testimonial:

i. A fs. 303/304 prestó declaración

testimonial una persona que afirmó desempeñarse como mecánico.

Indicó que el vehículo de autos fue llevado en dos ocasiones a su

taller por un problema de temperatura. En la primera se le cambió el

electroventilador porque estaba quemado y en la segunda, lo revisó y

solucionó el inconveniente, lo tuvo en marcha más de una hora y

media, lo iba controlando y el auto andaba perfecto. Informó que antes

de entregarlo, salió a probarlo, momento en el cual hizo una

contraexplosión y se prendió fuego, se bajó, levantó el capot y empezó

a apagarlo con el matafuego, apareció una persona con un balde de

agua que le tiró sobre el motor y finalmente se apagó el incendio.

Luego lo llevó nuevamente al taller y le

comunicó al actor lo sucedido. Agregó que el vehículo quedó allí unos

días, y que fue un policía a constatar que el auto efectivamente estaba

ahí depositado. Después el dueño lo retiró y al tiempo se lo volvió a

llevar pintado de negro. Lo desarmó, el propietario le llevó todos los

repuestos que le pidió, lo armó y lo entregó.

Finalmente informó que el gasto de

arreglo fue de entre $ 24.000 y $ 25.000.

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ii. Una persona que dijo ser amigo del

accionante declaró según términos del acta de fs. 305/306. Afirmó que

el rodado tenía un desperfecto mecánico y al momento en que lo

estaban reparando, se prendió fuego.

2. Pericial:

i. Mecánica: El perito mecánico de oficio

designado en la causa presentó dictamen a fs. 453/467.

Señaló que a efectos de poder determinar

en forma fehaciente si el automóvil del actor había sufrido los daños

manifestados y el cambio de motor, hubiese sido necesario que

presenciara el accidente o haber podido inspeccionar el vehículo

interviniente, hechos que no habían sido posibles (fs. 458).

Indicó que el rodado era bi-combustible,

es decir que era impulsado por nafta y GNC, y que cada uno de ellos

poseía diferentes puntos de inflamación y grados de volatilidad.

Agregó que el GNC poseía un alto grado de volatilidad en el ambiente

provocado por una pérdida de estanqueidad en el sistema, por lo que

resultaba factible que un auto cuyo motor era propulsado por ese

combustible se prendiera fuego como resultado de una

contraexplosión -retorno de la llama por el múltiple de admisión-

provocado por una mala puesta a punto, una falla en el sistema de

encendido, una fuga de vacío o problemas en los resortes de la

válvula (fs. 459).

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ii. Contable: La perito contadora emitió

dictamen a fs. 377/380, en donde informó que en el libro de registro de

socios n° 10 exhibido por AMCA, el actor figuraba inscripto con todos

sus datos pertinentes (fs. 378 vta.).

Asimismo, señaló que la póliza N°

1891792 se encontraba registrada en libros de la demandada Orbis,

emitida el 26.11.08 con vigencia desde el 16.12.08 hasta el 23.01.09, y

que al folio 38 del Libro de Siniestros Denunciados del mes de enero

de 2009, figuraba registrado el siniestro 254572, asegurado Traverso

Gustavo, fecha de siniestro: 12.01.09 (fs. 379).

La pericia fue ampliada a fs. 477/479. Allí

la experta detalló los pagos que el accionante había realizado a

AMCA, por el seguro automotor patente EQL 455 desde noviembre de

2004 hasta enero de 2009, que correspondían no sólo al pago de la

prima que la Mutual percibía como agente institorio de Orbis, sino que

incluía la cuota mensual a AMCA (fs. 477 vta.).

A fs. 573/574 completó la experticia y

manifestó que en la copia del contrato de agente institorio que le fue

entregado en sede de AMCA, no figuraba la facultad para emitir

pólizas de seguro.

iii. Los peritajes tanto mecánico como

contable fueron objeto de impugnaciones por las partes (fs. 488/489,

498/499 y 519/520).

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3. Del informe histórico de dominio del

Registro de la Propiedad Automotor de la Capital Federal agregado a

fs. 438/443 y 512/515, surge que el actor fue titular del automotor de

autos desde el 26.07.08 al 24.08.09, fecha esta última en la que fue

transferido a un tercero.

4. Del expediente penal caratulado

"Traverso Gustavo s/ estafa" que tramitara por ante la justicia

represiva y que se tiene a la vista, surge que el día 13.01.09 a las

15:20 hs. el actor denunció en la Seccional 49 de la Policía Federal

como propietario del vehículo marca Fiat modelo Siena dominio EQL-

455 destinado a su uso como taxi, que el 12.01.09 a las 19:45 hs. el

chofer a cargo del rodado le había comunicado que se había

incendiado cerca de las 19:30 hs. en circunstancias en que él se

encontraba conduciéndolo en la intersección de las calles Núñez y Av.

Triunvirato de esta Ciudad (fs. 3 de la querella).

El 14.01.09 a las 16:30 hs. el accionante

se presentó nuevamente en la dependencia preventora, en donde

prestó declaración testimonial e informó los datos del chofer y la

ubicación del rodado, y aportó vistas fotográficas del vehículo y copias

de la documentación correspondiente (fs. 5/13); en fecha 19.01.09

realizó la denuncia del siniestro ante la aseguradora y expresó que se

trataba de un incendio parcial cuando “circulando por Núñez, el

vehículo comienza de repente a prenderse fuego el motor” (fs. 30).

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No obstante, el chofer declaró a fs. 15/16

que el rodado funcionaba incorrectamente y que con motivo de ello,

fue llevado por el pretensor a un taller mecánico de la calle Núñez

5397, en donde le pidieron la cantidad de $ 4.000 para repararlo.

Asimismo, dijo que el día 12.01.09 el accionante lo llamó y le informó

que el vehículo se había prendido fuego y que le solicitaba que

formulase la denuncia que finalmente no realizó, porque se negó a

hacerlo.

Dado que se le atribuyó al actor el haber

incendiado intencionalmente el rodado con el objeto de cobrar el

seguro, a fs. 424/427 se decretó su procesamiento por considerarlo

autor material del delito de estafa en grado de tentativa mediante la

comisión del delito de falsa denuncia, y consecuentemente el Fiscal

solicitó la elevación a juicio de las actuaciones a fs. 430/433.

A fs. 524/529 se dictó sentencia en base a

la existencia de duda razonable en la comisión del ilícito, y por

aplicación de los principios in dubio pro reo, de inocencia y de

legalidad, se arribó a un pronunciamiento absolutorio a favor del

accionante.

El tribunal sostuvo que la demanda

interpuesta por el accionante en los autos “Traverso Gustavo c/ Orbis

Compañía Argentina de Seguros S.A. y otros s/ ordinario”, se

encuadraba en un proceso civil ordinario donde se garantizaban los

derechos de igualdad ante la ley, defensa en juicio y debido proceso,

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razón por la cual no se daban los requisitos previstos en el CP:172, ya

que el reclamo efectuado no enmarcaba en la figura referida, al

tratarse de un delito doloso y no haber mediado ardid o engaño

encaminado a consumar la estafa.

En esa inteligencia, se entendió que la

controversia planteada entre las partes excedía el marco jurídico penal

y debía ser resuelta en el ámbito de este fuero, donde se encontraba

planteada.

5. El ex chofer del taxi promovió demanda

por despido en donde reiteró sus dichos expuestos tanto en la causa

penal como en este pleito ordinario, en relación a que el actor

pretendió que realizara una falsa denuncia del siniestro.

Ese juicio, recibido según nota de fs. 584,

se tiene a la vista, fue rechazado y no contiene constancias de interés

para esta causa.

I.d) Conclusiones que se extraen del

material probatorio referido:

Frente a las declaraciones del proponente

que no se ajustaren a la verdad de los hechos y circunstancias

influyentes en la calificación del riesgo asegurado, el legislador se

preocupó de brindarle protección al asegurador –tratándose de un

contrato de uberrima bonae fidei- al disponer que la declaración de

conocimiento del asegurado debía ser exacta, completa, leal, franca y

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honesta. Ello justificaba las consecuencias derivadas del

incumplimiento (LS:5), no obstante que las manifestaciones hubieran

sido realizadas de buena fe (Morandi, Juan Carlos, Estudios de

Derecho de Seguros, pág. 208, Ed. Pannedille, Buenos Aires 1971).

Ello por cuanto el objeto de la denuncia es

poner a la aseguradora en condiciones de controlar las circunstancias

en que se produjo el siniestro para establecer si realmente se condice

con la garantía comprometida (Halperín, Isaac, Seguros, T° I, pág.

494, 3° ed. actualizada por Barbato, Nicolás, Ed. Depalma, Buenos

Aires 2001).

Claro que en el caso no ha existido buena

fe de parte del asegurado.

De la prueba colectada en autos se puede

colegir fácilmente que la denuncia del siniestro como acaecido en

oportunidad que era manejado por el chofer, sin duda configuró una

declaración catalogable como falsa.

La declaración puede ser tildada de falsa

cuando la circunstancia que influye sobre el riesgo es declarada de un

modo que no se corresponde con la realidad (Sala A, “Farías Mauro c/

Caja de Seguros S.A.”, 31.8.06; Sala D, “Bisio Juan Carlos c/

Bernardino Rivadavia Coop. Ltda.”, 3.2.09).

En el supuesto concreto, se trata de la

conducta emanada de la LS:48 que no impacta sobre el contrato sino

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sobre la obligación indemnizatoria a cargo del asegurador,

disponiendo la pérdida del asegurado del derecho a ser indemnizado

(Scolara Eduardo y Scolara Verónica, De los Seguros, en Código de

Comercio Comentado y Anotado, dirigido por Rouillón Adolfo, T° II,

pág. 71, Ed. La Ley 2005 ).

Para tener por acreditado el hecho de la

falsedad, es admisible cualquier medio de prueba (Sala A, “Suárez

Mariela c/ La Buenos Aires Seguros S.A.”, 3.5.07); pero en el caso la

prueba se ha visto relevada por la propia confesión del demandante en

sede penal, quien intentó explicar su conducta a partir de un error

material de hecho, en tanto que no había tenido contacto directo con el

taxi siniestrado entre los días 08.01.09 y 12.01.09 (fs. 80/81 causa

penal).

Recuérdese que el 13.01.09 el actor se

presentó en la Comisaría 49 en su calidad de titular del taxi y denunció

que el 12.01.09, el rodado se incendió en la intersección de Núñez y

Triunvirato en momentos en que era conducido por el chofer, y agregó

que el conductor logró extinguir el foco ígneo con el matafuego

reglamentario y que no existieron testigos presenciales.

Tal falsa declaración fue ratificada al día

siguiente, al comparecer nuevamente ante la Seccional para aportar

fotografías de los daños provocados por el fuego y fotocopias de la

documentación pertinente. Asimismo, manifestó que el chofer se

negaba a concurrir a la comisaría para exponer sobre lo sucedido.

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Como se dijo, la ley 17.418 le impone al

asegurado la carga de denunciar ante la aseguradora el acaecimiento

del siniestro (LS:46), y el contenido de esa denuncia debe ser veraz,

cierto, completo, preciso y concreto en relación al conocimiento que

tenga el asegurado sobre aquél. La información debe ser sincera,

clara y real en torno a las alternativas del hecho y debe hallarse

exenta de errores y falsedades; deben incluirse los antecedentes de

mayor relevancia tales como fecha, lugar y hora (Stiglitz, Rubén S.,

Derecho de Seguros, T° II, págs. 201/202, Ed. La Ley, Buenos Aires

2008).

En definitiva, la falsedad en la declaración

del asegurado, además de contrariar el referido principio de buena fe,

importa inobservancia de la referida carga de denunciar verazmente el

siniestro, lo que genera la pérdida del derecho a ser indemnizado

conforme lo establece el art. 48 de la LS referido (Stiglitz, Rubén S.,

op. cit., pág. 261).

Corresponde destacar que la buena fe, en

sus manifestaciones de lealtad, probidad y creencia, cumple un rol

esencial en el contrato de seguro, tratándose de un deber contractual

recíproco del asegurador, del tomador, del asegurado y en su caso del

beneficiario (Sala B, “Destefanis Sergio c/ Cigna Arg. Cía. de Seg.

S.A.”, 13.11.02).

En este particular contrato, esta exigencia

se patentiza de forma desconocida en los restantes contratos ya que

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el asegurador, por mucha diligencia que aplique, no se halla en

condiciones de establecer por sus propios medios los elementos de

hecho que le permitirían apreciar el riesgo. La protección de la

confianza es, entonces, esencial.

En materia asegurativa se ha previsto un

sistema objetivo en el que resulta primordial el deber de informar y su

función en el contrato, de manera tal que carece de importancia que

las circunstancias falseadas no hayan influido en la producción del

siniestro o en la extensión del daño (Halperín, Isaac, op. cit., pág.

304).

No obsta a lo dicho hasta aquí lo decidido

en sede penal, en donde el demandado fue absuelto (fs. 529 vta.) por

el beneficio de la duda.

En estos casos se ha entendido que

“cuando el imputado quede absuelto en sede penal por no probarse la

acusación fiscal en orden a la acreditación del "hecho típico", ello no

impide que en sede civil se investigue todo lo atinente a la

responsabilidad civil contractual o extracontractual que se le endilga al

nombrado, toda vez que no resulta de aplicación la valla del

CCIV:1103 al no hallarse basada la absolución en la inexistencia del

hecho y consecuente falta de autoría, sino que en el caso no se

verificó la "culpa típica" prevista en el CP:94, colocando al Magistrado

de aquel fuero en una situación de duda en beneficio del encartado. Y,

en tal hipótesis, el sentenciante civil no se ve impedido de reiniciar el

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estudio de los elementos fácticos que tuvo en cuenta el juzgador

penal… Finalmente, queda habilitado el juzgador civil para

pronunciarse, dado que la responsabilidad penal y la civil no se

confunden, apreciándose con criterios distintos, pudiendo afirmarse la

segunda aunque se haya establecido la inexistencia de la primera”

(STJSL, “Zangrá, Pedro R. y otro c/Zeballos, Omar Hugo”, 09.10.13,

LL AR/JUR/70431/2013).

El beneficio de la duda, razón por la cual

fue absuelto el demandado en el fuero represivo, es un factor de

imprescindible análisis a los efectos de la interpretación del

CCIV:1103, no resultando aplicable cuando la absolución del no fue

basada ni en la inexistencia del hecho ni en la falta de autoría. “Sólo

cuando la absolución del acusado se funda: (i) en la inexistencia del

hecho principal que se le atribuye, o (II) en la ausencia de autoría —

que es otra manera de no existir el hecho con respecto al imputado—,

ese pronunciamiento no puede ser revisado en la instancia  civil

(SCBA, “Villagra, Luís Alfonso y otra c/ Grispo, Cristian Enrique y otro”,

09.12.10, Rubinzal on line, RC J 1939/11). No es el caso de autos,

dado que la falsa declaración quedó comprobada y la autoría del

demandado no se descartó en forma absoluta.

En efecto, “la sentencia absolutoria de la

instancia punitiva que atendió para ello a la falta de certeza para

endilgar culpa al encartado, valorando a su favor el principio "in dubio

pro reo", no configura el supuesto de "inexistencia del hecho" en su

Juzgado Nacional en lo Comercial N° 8 21 JAVIER J.


COSENTINO
materialidad histórica que prevé el CCIV:1103 como optativo de

revisión en la instancia civil Y si pudiera entenderse que el juez penal,

aún reconociendo que el absuelto actuó, ha negado la existencia de

nexo de causalidad entre su conducta y el resultado, situación que

quedaría comprendida en lo que puede denominarse "inexistencia del

hecho principal" (hubo un resultado, pero no un hecho que permitiera

hacer incidir aquél sobre la persona del sindicado como agente), lo

cierto es que lo ha hecho aplicando el beneficio de la duda. En tal

supuesto, la ausencia de certeza en el ámbito penal para emitir un

juicio de condena sobre la configuración de un obrar imprudente o

negligente, con los alcances requeridos por el CP:94, queda

circunscripta a ese ámbito. Esas apreciaciones que tienen un sentido y

fin especial en el régimen penal no pueden ser trasladadas sin más al

derecho privado” (SCBA, “C. T., A. y otra c/ B., O. D. y otro”, 26.04.12).

“Si en sede penal la absolución derivó de

la aplicación del beneficio de la duda, la justicia civil no se encuentra

impedida para analizar la responsabilidad” (SCBA, “Ferrara, José Luís

c/ Delgado, Héctor Carlos” 13.03.13).

Pero de todos modos, en definitiva el

pronunciamiento absolutorio al que se arribara en la querella carece

de incidencia a los fines de la solución de este conflicto.

Es que allí el actor fue imputado por el

delito de estafa en grado de tentativa por haber incendiado

intencionalmente el rodado y luego haber denunciado falsamente las

22
circunstancias en que habría acaecido el incendio, con el objeto de

percibir el resarcimiento de la aseguradora.

Mas no fue probado que el siniestro haya

sido provocado con intención por el aquí pretensor. Y en este proceso

tampoco, pero en ambos quedó acreditado que el actor falseó en dos

oportunidades las declaraciones originarias del siniestro efectuadas en

sede policial los días 13 y 14 de enero de 2009 con la presunta

finalidad de evadir la cláusula de chofer único a fin de cobrar el

seguro, esfuerzo estéril a mi entender dado que de todos modos, la

conducción por el mecánico en el marco de una reparación no hubiera

obstado al cobro.

Pero esa no es la cuestión.

El demandante no incendió el auto, pero

lo cierto es que mintió con la finalidad de engañar a la aseguradora,

violando de tal modo el principio de buena fe al que reiteradamente se

hiciera alusión en este pronunciamiento como base sustancial de este

contrato.

Su versión acerca de que se produjo un

error material de conocimiento acerca de la verdadera identidad de

quien conducía el rodado no es admisible, considerando que en la

segunda oportunidad en que concurrió a la comisaría a ratificar la

denuncia del 13.1.09, ya sabía que el chofer se negaba a concurrir a la

seccional, por lo que debió entonces haberse cerciorado sobre lo que

Juzgado Nacional en lo Comercial N° 8 23 JAVIER J.


COSENTINO
acaeció según lo que dijera luego y haberlo expuesto en ese

momento, oportunidad en la que insistió con su versión originaria.

Además, no existe motivo para dudar de

las declaraciones de dicho conductor, las que fueron precisas y

concordantes en las dos causas en las que las expusiera en dos

sedes distintas, laboral y penal, habiéndose desistido de su testimonio

en el presente juicio.

Entonces, el quebrantamiento de la buena

fe aún de manera inidónea para producir el resultado buscado, impone

el rechazo de la demanda.

En conclusión, la denuncia falsa

efectuada por el asegurado a sabiendas de su falsedad, habilita el

derecho del asegurador a invocar la caducidad prevista en LS:48.

I.e) Existen otras cuestiones que

confluyen en el rechazo de la acción.

El pretensor reclamó la cantidad de $

30.000 por daño emergente, en base al costo que habría insumido la

reparación del rodado (fs. 105).

Surge de las constancias del presente

juicio y de la querella penal, que el automotor fue reparado.

Sin embargo, no solo no se adjuntó

ningún comprobante de lo abonado por cualquier reparación, sino que

el mecánico que lo habría reparado informó en sede penal que no

24
recordaba cuánto le había cobrado al demandante por el arreglo pero

que a la fecha de esa declaración (septiembre de 2012, fs. 520 y vta.

de la querella), la reparación oscilaría entre los seis y siete mil pesos.

Al declarar en estos autos se desdijo y

adujo que a la época del suceso, el costo del arreglo ascendía a una

suma aproximada de entre veinticuatro y veinticinco mil pesos (fs.

304), pero sin justificativo alguno. Es escasa la fe que al suscripto

merecen sus declaraciones.

A su vez, antes de que se pudiera

efectuar cualquier pericia sobre el automotor, el pretensor procedió

luego de repararlo, a venderlo. Y el perito ingeniero mecánico informó

en autos que no tuvo la posibilidad de inspeccionarlo (fs. 458 y 463) y

que ello hubiera sido necesario a fin de determinar fehacientemente si

se produjeron los daños que fueron invocados (fs. 464).

Lo mismo señaló la Superintendencia

Federal de Bomberos a fs. 415 del expediente penal, en donde refirió

que el motor habría sido reparado luego del siniestro, careciendo por

ello de todas las evidencias indispensables para emitir opinión con real

sustento técnico.

Nótese que a tenor de las Cds copiadas a

fs. 40/43, ya se vislumbraba la existencia de una situación conflictiva

entre las partes a poco de ocurrido el siniestro.

Juzgado Nacional en lo Comercial N° 8 25 JAVIER J.


COSENTINO
En esta línea, debe destacarse que el

ordenamiento procesal confiere las herramientas necesarias para

evitar o superar el inconveniente originado en la imposibilidad

sobreviniente de peritar el vehículo objeto del siniestro. En otras

palabras, previendo que podría no contar con el rodado en su poder

durante el trámite de la causa, el actor debió haber solicitado la

producción de una prueba pericial anticipada sobre el automotor en los

términos del CPCC:326, para así aportar al proceso elementos de

convicción suficientes –e imprescindibles- acerca de la configuración

de los daños relatados en el escrito liminar.

La imposibilidad de peritar el vehículo

siniestrado se constituye en un obstáculo insalvable para la admisión

de la pretensión actoral.

La existencia del perjuicio debe ser

debidamente probada por quien pretende el resarcimiento. La mera

alegación de la existencia de daños resulta insuficiente como para

tenerlos por efectivamente ocurridos; deben ser efectivamente

probados (Sala A, “Toro Segovia Eugenia c/ Aira Víctor", 27.06.97;

Sala C, "Magno Carlos c/ Plan Rombo S.A.", 26.04.94; id. "Waisman

Jorge c/ Goldfard Bernardo", 08.03.89).

En el caso no solo no se probó la entidad

del daño emergente sino que tampoco se acreditó nada en relación a

los restantes rubros reclamados, cuestión que solo se analiza por el

principio de eventualidad.

26
Véase:

1. En torno al rubro “gastos causídicos”

(fs. 105), lo cierto es que no fueron las demandadas quienes incoaron

la acción penal, sino que su promoción devino de actuación oficiosa de

la Fiscalía interviniente, de modo que no existe relación de causalidad

adecuada entre el daño y la conducta tildada de antijurídica. Tampoco

fue acompañada a la causa factura o recibo por el emolumento que

presuntamente habría sido pagado a los abogados, quienes también

firmaron esta demanda patrocinando al actor.

2. Tampoco el lucro cesante alegado fue

respaldado con prueba alguna.

Si bien es cierto que la inactividad del

rodado afectado a servicio de taxi presumiblemente genera lucro

cesante sin mayor prueba, lo cierto es que la recurrencia a las

facultades del CPCC:165 encuentra límite en la inactividad del

pretensor, que no puede ser suplida por esas prerrogativas que

quedan condicionadas a que se aporten datos ciertos sobre los cuales

pueda deducirse el quántum de la indemnización (Sala B, "Jauja

S.R.L. c/ La Papelera del Plata S.A.", 18.9.05).

Por demás, lo que surge de las

constancias de la causa es que el pretendiente procedió a reparar el

vehículo con celeridad y lo pintó de negro, sin que quede claro cuánto

tiempo estuvo parado y si continuó afectado a taxímetro al menos

hasta que fue vendido.

Juzgado Nacional en lo Comercial N° 8 27 JAVIER J.


COSENTINO
3. Menos aún el agravio moral, que en

materia contractual, como es señalado de manera constante por la

jurisprudencia del Fuero, debe ser debidamente acreditado. Ello sin

perjuicio del rechazo que merece la alegación del actor de sentirse

moralmente dañado luego de haber intentado engañar a la

aseguradora.

I.f) En síntesis, no se verifica

incumplimiento de las demandadas, por lo que resulta innecesario

indagar acerca de la configuración de los restantes presupuestos de la

responsabilidad civil; tampoco respecto de la excepción de falta de

legitimación pasiva opuesta por la codemandada AMCA.

Y asimismo, tampoco se ha probado

cabalmente la existencia de daño resarcible.

II. Procederá, por ende, rechazar la

demanda incoada en autos, dado que el accionante no acreditó el

presupuesto fáctico de las normas invocadas a fs. 107 acápite VI) en

sustento de su pretensión, como era de su incumbencia (CPCC:377).

III. Las costas se impondrán al actor, por

aplicación del principio objetivo de la derrota que emerge del

CPCC:68, sin que se adviertan configurados en el caso eximentes que

permitan decidir de otro modo.

En consecuencia, por las consideraciones

expuestas FALLO:

28
I. Rechazando la demanda promovida por

GUSTAVO TRAVERSO contra ORBIS COMPAÑÍA ARGENTINA DE

SEGUROS S.A. y ASOCIACIÓN MUTUAL DE CONDUCTORES DE

AUTOMOTORES (A.M.C.A.)

II. Costas al actor (CPCC:68).

III. Sobre la base del capital reclamado

con más intereses prudencialmente estimados a la fecha al solo fin

regulatorio, considerando las etapas cumplidas y la extensión, calidad,

eficacia de las tareas realizadas y demás pautas a que refiere el art. 6-

b) del arancel, se regulan los siguientes honorarios:

a) los de los ex-letrados patrocinantes del

actor, Dres. Inés T. Díaz y Juan A. Haddad, en forma conjunta, por su

actuación hasta fs. 539 en la suma de $ 27.000; y los de las letradas

patrocinantes de la misma parte por su actuación desde allí, Dras.

Marcela R. Venecia y Liliana E. Venturino, en forma conjunta, en la

suma de $14.000; por el incidente resuelto a fs. 580 con costas a la

accionada Orbis, se fijan los de la Dra. Liliana E. Venturino en la suma

de $ 1.400.-

b) los de los letrados apoderados y

patrocinante de la codemandada Orbis Compañía Argentina de

Seguros S.A., Dres. Patricia I. Ramos y Luís J. Fernández Wenzín, en

forma conjunta, en la suma de $ 44.000.-

Juzgado Nacional en lo Comercial N° 8 29 JAVIER J.


COSENTINO
c) los del letrado patrocinante de la

codemandada Asociación Mutual de Conductores de Automotores

(AMCA), Dr. Cesar M. Cohen, en la suma de $ 27.500.-

d) los de la perito contadora Beatriz N.

Peroni en la suma de $ 15.000; y los del perito ingeniero mecánico

Claudio O. Mancini en la suma de $ 15.000.-

e) los honorarios de la mediadora Dra.

Andrea C. Seminara se fijan en $ 10.600.-

Todo ello en base a los arts. 6, 7, 9, 11,

19, 33 y 38 de la ley 21.839 según ley 24.432; del dec. 16.638/57; del

dec. ley 7787/55 y de la ley 26.589 y dec. 1467/11.

Fíjase en cinco días el plazo para su

cumplimiento. Notifíquese.

IV. Notifíquese a las partes por Secretaría.

Cúmplase, regístrese y oportunamente archívese. En cuanto a la

documentación, las partes procederán dentro de los cinco días de

quedar firme la presente al retiro de la que hubieren acompañado a la

causa bajo apercibimiento de destrucción, medida que se dispone en

base a la carencia de espacio físico para su guarda.

30
Javier J. Cosentino
Juez

Juzgado Nacional en lo Comercial N° 8 31 JAVIER J.


COSENTINO

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