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No obstante, siempre que se presente una irregularidad al interior de la actuación, la parte a quien le afecta
puede solicitar la declaratoria de la misma, demostrado la afectación clara y evidente de las garantías
fundamentales, siempre que concurran los principios que rigen esta figura jurídica, como lo son, taxatividad,
protección, trascendencia, convalidación, conservación, residualidad e instrumentalidad. En lo que hace al
principio de taxatividad, los artículos 455 y subsiguientes de la Ley 906 de 2004, enseñan que existen tres
clases de nulidades al interior del proceso penal, a saber, nulidad derivada de la prueba ilícita, nulidad por
incompetencia del juez y nulidad por violación de garantías fundamentales, todas enmarcados dentro de la
denominada ineficacia de los actos procesales, según el cual, son incapaces de producir efectos jurídico
alguno, las actuaciones que trasgredan los presupuestos contenidos en los mentados artículos. Bajo dicho
contexto, quien alega la existencia de una nulidad, toma para si la carga procesal de demostrar la existencia
de la misma, aduciendo su configuración estricta, en alguno de los presupuestos propios del libro tercero,
título sexto del C.P.P.
FEMINICIDIO EN GRADO DE TENTATIVA – ROL DEL JUEZ FRENTE AL PREACUERDO: Control sobre la
actuación de negociación y control sobre el sustento probatorio de las conductas imputadas en la
negociación.
Por tales hechos, la Fiscalía imputó cargos de feminicidio en grado de tentativa, misma calificación jurídica
que mantuvo en la acusación radicada ante el juez de conocimiento. No obstante, antes de la audiencia de
juicio oral, el ente acusador radicó acta de preacuerdo a través del cual: (i) En fase de juzgamiento, previo a
dar inicio a la audiencia de juicio oral, varió la calificación jurídica para señalar que la conducta por la que
realmente se procedía en este asunto era la de violencia intrafamiliar; y (ii) modificados los cargos, dispuso
que por el allanamiento era viable conceder una rebaja de la tercera parte de la pena. En ese contexto, para
determinar la procedencia del preacuerdo debía el funcionario judicial analizar, primero, si la variación de la
calificación jurídica se hallaba ajustada a derecho y respetaba los parámetros legales; segundo, si era
procedente la modificación de la conducta punible cuando se procede por el delito de feminicidio y, tercero,
si la rebaja por allanamiento a cargos constituía el único beneficio concedido con ocasión del preacuerdo.
dar lugar a la inmediata modificación del ilícito, en la medida que la retractación por sí misma no
destruye las afirmaciones anteriores y obliga a una valoración probatoria detallada para lograr
establecer con certeza en donde fue que la declarante respetó la verdad.
Por tal situación procesal, es que resulta extraño que, surtida la acusación y a través de un preacuerdo, se
pretenda una variación de la calificación que, en circunstancias normales, solo procedería en la sentencia.
Ahora, podría pensarse que, en efecto, el cambio de adecuación típica obedeció a la concurrencia de una
prueba sobreviniente que desacreditaba por completo la conducta inicialmente considerada, pero es que en
este caso lo que se encuentra, más que una nueva prueba, es la clara retractación de la víctima en punto de
la presunta forma como ocurrieron los hechos, lo que, primero alteraría la situación fáctica y segundo, no
podría dar lugar a la inmediata modificación del ilícito, en la medida que la retractación por sí misma no
destruye las afirmaciones anteriores y obliga a una valoración probatoria detallada para lograr establecer con
certeza en donde fue que la declarante respetó la verdad. Lo anterior cobra mayor importancia si se tiene en
cuenta, primero, que se trata de una versión que no ha sido escuchada en juicio y, segundo, que verificadas
las audiencias previas de formulación de acusación y preparatoria, se encuentra que la declaración de la
víctima no es la única prueba con que cuenta la fiscalía, por el contrario se advierten elementos
trascendentales que pueden dar cuenta de la verdad de lo ocurrido y de la verdadera intención del agresor,
como lo es el dictamen médico que determina las heridas causadas, la historia clínica de la víctima, y la posible
concurrencia de antecedentes de agresión, que se pretenden probar con el oficio del 28 de octubre de 2018
y el informe de investigador de campo del 06 de febrero de 2019, además de otros testigos citados al proceso.
En ese contexto, resulta sorprendente que la sola retractación previa al juicio, que por demás es común en
contextos de agresiones que convocan a miembros de una familia, sea suficiente para que la titular de la
acción penal cambie la calificación judicial como si se tratara de un delito querellable o si fuera la víctima la
que calificara el ilícito en el que se encuentra inmerso su denunciado. Es que recuérdese que la carga
argumentativa en torno a establecer la modificación de la calificación del tipo penal es bastante amplia, y
obliga al fiscal precisar las razones fácticas y jurídicas precisas que deslegitiman la adecuación dada hasta ese
momento, situación que en este caso solo se supeditó a un simple escrito allegado por la víctima, quien, por
demás, atendiendo la relación familiar sostenida, está claramente inclinada a favorecer a su agresor. Así, no
comprende la Sala bajo qué circunstancia, presentada la acusación y estando pendiente de dar inicio al juicio
oral, la Fiscalía resuelve simplemente variar la calificación jurídica como si la investigación realizada previo a
la acusación y las demás pruebas recolectadas fueran insuficientes para sostener la responsabilidad imputada.
Si ello es así, lo único que puede concluir esta Corporación es que, o la Fiscalía, en un acto desleal desde el
inicio del proceso, infló la imputación para lograr un preacuerdo como el que aquí se presenta, o está tratando
de conceder un doble beneficio al acusado a través de la alteración de la calificación jurídica, ambas
situaciones ampliamente reprochables.
Aclarado, entonces, que no existió la suficiente justificación para variar la acusación, lo que se advierte es que
es que el preacuerdo, como lo consideró el juez de primera instancia, no respetó el marco de legalidad que
le es aplicable, por dos razones específicas, a saber: En primera medida, desde la imputación se ha venido
sosteniendo que estamos en presencia del delito de feminicidio en grado de tentativa, y esa calificación no se
desvirtuó con la suficiencia exigida, al proceso son aplicables las normas propias de la Ley 1761 de 2015 que
tipificó el feminicidio como un delito autónomo, para garantizar la investigación y sanción de las violencias
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TRIBUNAL SUPERIOR DEL DISTRITO JUDICIAL
SANTA ROSA DE VITERBO
_____________________
Relatoría
contra las mujeres por motivos de género y discriminación, disposición normativa que en su artículo 5° prevé
la prohibición de celebrar acuerdos sobre los hechos imputados y sus consecuencias.
Y en segundo lugar, porque aún si se pasara por alto lo dispuesto en la citada Ley, la imposibilidad de variar
la calificación en los términos expuestos y la concesión de una disminución de la tercera parte de la pena,
advertiría que se está concediendo un doble beneficio al acusado, contrariando lo dispuesto en el artículo 351
del C.P.P. Bajo tales señalamientos, comparte esta Corporación la conclusión del Juez de primera instancia
para considerar que, en efecto, el preacuerdo no estaba llamado a aprobarse en la medida que no respetaba
el principio de legalidad y los parámetros jurisprudenciales que sobre el particular ha dispuesto la Corte
Suprema de Justicia.
Finalmente, considera relevante este Tribunal recordar a la Fiscalía que es criterio constante y permanente de
la Corte Suprema de Justicia el considerar que en eventos de agresiones físicas contra mujeres, por su
condición de tal, evento que fue inicialmente considerado en este caso para señalar que se trataba de un
delito de feminicidio, la investigación debe ser más exhaustiva para propiciar la verdadera justicia que le
permitan acceder a medidas de protección oportunas y eficaces en el contexto del llamado enfoque de
género. (…) Llamado que se hace con el fin de insistir en que la fiscalía está en una obligación, aun mayor en
delitos como el presente, para verificar los hechos realmente probados tanto en la imputación como en la
formulación de acusación y así poder establecer cuando la retractación de la víctima se compadece con la
realidad, o cuando esta busca legitimar agresiones de su victimario, para así poder dar aplicación al enfoque
de género.
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REPÚBLICA DE COLOMBIA
Departamento de Boyacá
TRIBUNAL SUPERIOR DEL DISTRITO JUDICIAL SANTA ROSA DE VITERBO
“PATRIMONIO HISTÓRICO Y CULTURAL DE LA NACIÓN”
Ley 1128 de 2007
SALA ÚNICA
Santa Rosa de Viterbo, Boyacá, veinticuatro (24) de noviembre de dos mil veintiuno
(2021
El recurso de apelación interpuesto por la Defensa del acusado en contra del auto de fecha
06 de agosto de 2021 proferido por el Juzgado Promiscuo del Circuito de Socha, a través
del cual declaró la nulidad de la verificación de preacuerdo evacuada el 13 de abril de 2021.
H E C H O S:
patadas, sin detenerse, a pesar de que ella le suplicaba para que no le pegara más,
viéndola sangrar debido a las múltiples heridas causadas, luego la arrastró por varios
metros, mientras la amenazaba que la iba a matar. Al llegar a la casa la empujó sobre la
cama y le dijo que si se movía de ahí la buscaba y la mataba, por lo que ella debió
permanecer junto a la cama hasta que él se durmió y amaneció, luego llamó a la Policía,
que la llevó al hospital donde la internaron debido a las lesiones que presentaba.
Desde que la señora MARÍA LUCILA BUITRAGO GÓMEZ formuló la denuncia, señaló que
las agresiones físicas y verbales han sido reiterativas y que VÍCTOR ALFONSO
CHAPARRO CORONADO, la intimida diciéndole que si se va de la casa, la busca y la
mata, aspecto corroborado en la Fiscalía 11 Local de Paz de Río, donde allega copia de la
Noticia Criminal Número 156936000218201700004, que por hechos sucedidos el 08 de
enero de 2017, se adelantó ante ese despacho y la Comisaría de Familia de Paz de Río.
ANTECEDENTES PROCESALES.
1.- Por los anteriores hechos, en audiencia del 29 de agosto de 2019, ante el Juzgado
Promiscuo Municipal de Paz de Río con Función de Garantías, la Fiscalía Sexta Delegada
ante los Juzgados Penales del Circuito, imputó cargos al señor VÍCTOR ALFONSO
CHAPARRO CORONADO como autor de la conducta punible de feminicidio en grado de
tentativa.
3.- El conocimiento del asunto correspondió al Juzgado Promiscuo del Circuito de Paz de
Río, judicatura ante al cual la Fiscalía presentó el correspondiente escrito de acusación y
se llevó a cabo audiencia preparatoria.
4.- El 04 de noviembre de 2020, fecha prevista para dar inicio al juicio oral, la Defensa del
acusado solicitó la preclusión de la acción penal, con fundamento en la causal prevista en
el numeral 3° del artículo 332 de la Ley 906 de 2004, solicitud que fue despachada
desfavorablemente en la misma diligencia.
5.- En auto del 04 de noviembre de 2020, el titular del Juzgado Promiscuo del Circuito de
Paz de Río manifestó su impedimento para seguir conociendo del proceso, en virtud de la
preclusión decidida, por lo que remitió las diligencias a su homólogo del municipio de
Socha.
Causa Penal 15757318900120200010401 Tentativa de Feminicidio
6.- En proveído del 26 de noviembre de 2020, el Juzgado Promiscuo del Circuito de Socha
aceptó el impedimento manifestado y avocó conocimiento de las diligencias, fijando fecha
y hora para llevar a cabo audiencia de juicio oral.
PROVIDENCIA IMPUGNADA:
Si bien el juzgado había señalado que en dicha oportunidad se llevaría a cabo audiencia
de lectura de fallo, el 06 de agosto de 2021 varió la diligencia y decretó la nulidad de la
verificación del preacuerdo, tras estimar que el mismo trasgredía el principio de legalidad,
por lo que improbó el preacuerdo suscrito, decisión que tomó tras señalar, primero, que era
necesaria la existencia de un mínimo de prueba inherente a la modificación de la
calificación jurídica y, segundo, que el artículo 5° de la Ley 1761 de 2015, prevé que la
persona que incurra en el delito de feminicidio no podrá celebrar preacuerdos sobre los
hechos imputados y sus consecuencias.
DE LA IMPUGNACIÓN:
3.- Si bien es cierto los preacuerdos se encuentran limitados para el delito de feminicidio,
en este evento el mismo se efectuó una vez modificado el tipo penal por el que se debía
proceder, que no es otro diferente al de violencia intrafamiliar.
4.- La sala debe analizar de fondo en el control formal, teniendo en cuenta las
manifestaciones hechas directamente por la víctima que modifican abruptamente la
calificación jurídica entregada a al acusado y privado de la Libertad, si efectivamente es
improcedente que se hubiera suscrito el acuerdo en los términos para los cuales se
registró.
5.- En este asunto, la fiscalía respetó la situación fáctica y ajustó la calificación jurídica
conforme a las aclaraciones que hicieran su momento la víctima, y en virtud del principio
de progresividad que tiene la acción penal, es totalmente procedente la suscripción de este
tipo de acuerdos,
LA SALA CONSIDERA:
penal; (ii) los presupuestos legalmente exigidos para la aprobación del preacuerdo; para
finalmente, (iii) verificar si en este evento se han trasgredido los presupuestos legales que
hacen procedente la nulidad decretada.
1.- DE LA NULIDAD
El Código Procesal Penal (Ley 906 de 2004), no consagra de manera expresa los
principios que orientan la declaratoria y convalidación de las nulidades como lo hacía
la ley 600 de 2000; ello sin embargo, según lo indicó la Corte en sentencia del 4 de
abril de 2006, radicado No 24187, no implica que hayan desaparecido, y así los
principios de taxatividad, protección, convalidación, instrumentalidad y carácter
residual son los principios que orientan la declaratoria y convalidación de las
nulidades.
Bajo dicho contexto, quien alega la existencia de una nulidad, toma para si la carga
procesal de demostrar la existencia de la misma, aduciendo su configuración estricta, en
alguno de los presupuestos propios del libro tercero, título sexto del C.P.P.
La Ley 906 de 2004 consagró dos institutos insertos en la denominada justicia penal
premial, a saber, el allanamiento a cargos1 y los preacuerdos y negociaciones2, según
los cuales, el proceso penal puede terminar anticipadamente a través de la aceptación
unilateral de la responsabilidad (allanamiento), o bien a través del acuerdo o consenso
bilateral entre imputado y Fiscalía (negociación o preacuerdos), figuras jurídicas que
propenden por la humanización de la actuación procesal y la pena, por obtener una
pronta y cumplida justicia, activar la solución de los conflictos sociales que generan el
delito, propiciar la reparación integral de los perjuicios ocasionados con el injusto y lograr
la participación del imputado en la definición de su caso3.
1
Artículos 293, 351, 356-5, y 367 del C.P.
2 Artículos 348, 349, 350, 351, 352 y 369 ibídem.
3 Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Penal Rad. T-69478, M.P. Dr. José Leónidas Bustos Martínez.
Causa Penal 15757318900120200010401 Tentativa de Feminicidio
Ahora bien, al igual que el allanamiento a la imputación, los acuerdos exigen prueba
mínima de la existencia del delito. La normatividad procesal toma como punto de partida
el inciso 4° del artículo 350 de la Ley 906 de 2004, por lo que para la aplicación del
principio de oportunidad y las negociaciones es indispensable un mínimo de prueba que
permita inferir la autoría o participación en el delito investigado.
3. CASO EN CONCRETO
preacuerdo celebrado entre las partes, decidió decretar la nulidad de tal aprobación, tras
estimar que la aceptación de cargos acordada no era posible atendiendo que en este caso
se procedía por el delito de feminicidio que prohíbe la materialización de una figura jurídica
de tal naturaleza.
Lo primero que debe señalar la Sala sobre el particular, es que, en principio, al funcionario
judicial no le era dable el análisis de tales circunstancias fácticas en esta etapa procesal,
porque su obligación inicial, al momento de verificarse el preacuerdo, es la de advertir la
concurrencia de todos y cada uno de los presupuestos legales que hacen procedente su
aprobación, de suerte que es ese el momento procesal oportuno con que cuenta el
funcionario para establecer si el mismo era legalmente admisibles y no generar falsas
expectativas a los sujetos procesales, pues ello lo que advierte es la falta de diligencia del
Juez, para primero aprobar un preacuerdo, y finalmente tener que anular su misma
decisión.
No obstante tal falencia, no es óbice para indicar que el Juez no puede hacer análisis
alguno de nulidad, pues el principio general del derecho enseña que las actuaciones
ilegales no atan a los jueces, y aunque no se trata de un acto procesal ideal, si se llega a
advertir falencia alguna en el acto de aprobación que evidencie trasgresión de Garantías
fundamentales, debe el director del proceso hacer lo necesario para corregir la actuación,
verificando si el yerro cometido es de tal entidad que conlleva inmediatamente a la
anulación de la actuación.
En ese orden de ideas, como lo que se predica en este asunto es una posible concurrencia
de vicios de legalidad en punto de la suscripción del preacuerdo, la obligación de esta Sala
no es otra que establecer si el acuerdo al que llegaron las partes en efecto respetaba los
principios legales que regulan y, en consecuencia, si el mismo podía ser aprobado, pues
de no ser así, la actuación debía declararse nula por vulnerar los derechos fundamentales
de las víctimas y la misma sociedad a la verdad, justicia y reparación.
Del recuento procesal efectuado, se sabe con suficiencia que la situación fáctica que dio
origen al presente proceso, tuvo su génesis en lo acaecido el 27 de octubre de 2018 cuando
el señor VÍCTOR ALFONSO CAMACHO agredió a su compañera permanente causándole
serias heridas que la obligaron a permanecer internada en centro hospitalario. Por tales
hechos, la Fiscalía imputó cargos de feminicidio en grado de tentativa, misma calificación
jurídica que mantuvo en la acusación radicada ante el juez de conocimiento. No obstante,
antes de la audiencia de juicio oral, el ente acusador radicó acta de preacuerdo a través
Causa Penal 15757318900120200010401 Tentativa de Feminicidio
del cual: (i) En fase de juzgamiento, previo a dar inicio a la audiencia de juicio oral, varió la
calificación jurídica para señalar que la conducta por la que realmente se procedía en este
asunto era la de violencia intrafamiliar; y (ii) modificados los cargos, dispuso que por el
allanamiento era viable conceder una rebaja de la tercera parte de la pena.
En punto de las modificaciones que realiza la fiscalía para variar la calificación jurídica o la
situación fáctica, ha precisado la Corte Suprema de Justicia que el principio de
discrecionalidad reglada, impone la obligación al ente acusador de precisar con suma
claridad que la alteración de la conducta punible corresponde a la realidad procesal y no a
la intención de conceder beneficios adicionales:
“mínimo de prueba” a que alude el artículo 327 de la Ley 906 de 2004, la concerniente a
la acumulación ilegal de beneficios o el desconocimiento de las prohibiciones legales
frente a determinados delitos, límites que, sin duda, constituyen una clara expresión de
la política criminal del Estado, a la que están sometidas este tipo de convenidos (Art. 348
ídem)».
En los eventos en los que el juez advierta que la delimitación del cargo obedece
al inequívoco propósito de conceder beneficios adicionales, o que se ha optado por una
calificación jurídica que no corresponde a los hechos con la clara finalidad de eludir una
prohibición legal en materia de acuerdos «el juez debe ejercer sus funciones de director
del proceso, en orden a aclarar la situación, y, a partir de ello, tomar las decisiones que
considere procedentes. En todo caso, como bien lo resalta el delegado de la Fiscalía,
esas labores de dirección deben realizarse en el momento procesal adecuado (la
respectiva audiencia de control de legalidad)»4.
Para el caso, la Fiscalía consideró que era viable efectuar la variación de la calificación
jurídica, toda vez que en trámite del proceso se halló una prueba sobreviniente, consistente
en un manuscrito de la víctima MARÍA LUCILA BUITRAGO en el que señala que el día de
los hechos “ambos estaban tomados ella lo empujo y dio cachetadas él se puso muy bravo y le
dijo groserías y ella también, luego le dio patadas y puños y se fueron para la pieza, dice que quiere
aclarar que él nunca la arrastró por el piso, que le sangró la nariz y se le inflamó el ojo por un puño
que le dio él o la amenazó que la iba a matar, ella dijo es porque estaba brava, pero ella sabe que
Víctor nunca trataría de matarla (…) dice que ella lo denunció por violencia pero no porque la fuera
a matar, dice que no quiere hablar en la audiencia en el juzgado dice que está aclarando para que
su abogado hable y sepa la verdad” circunstancia por la que estimó, con base en el principio
de legalidad y estricta tipicidad, en aras de ajustar la verdad procesal a la verdad real según
los hechos narrados por la víctima sin alteración fáctica, que estos se ajustaban en el delito
de violencia intrafamiliar y no de tentativa de feminicidio, en la medida que nunca concurrió
la intención de acabar con la vida de la víctima.
Sin duda alguna la sola lectura de los argumentos expuestos para la nueva calificación
jurídica y el estadio procesal en que ella se aduce, llevan a la Sala a considerar que, ya en
principio el preacuerdo parte de serias irregularidades que ponen en duda su verdadera
intención.
4
Corte Suprema de Justicia Sala de Casación Penal SP1289-2021 Radicación 54691
Causa Penal 15757318900120200010401 Tentativa de Feminicidio
Como se dijo en precedencia, es claro que la Fiscalía como titular de la acción penal está
facultada para variar la calificación jurídica que se ha efectuado en el juicio de imputación,
ajustando los hechos a la realidad normativa que corresponden; sin embargo, ello en modo
alguno se constituye en una facultad ilimitada del ente acusador, que le habilite en cualquier
estado del proceso hacer variaciones, pues el principio de legalidad y la garantía del
derecho de defensa del implicado, impiden que en cada salida procesal se analicen si los
hechos materia de investigación se adecúan o no a una conducta punible diferente.
Precisamente por ello, de antaño la Corte Suprema ha advertido que la primera oportunidad
que cuenta la fiscalía para calificar los hechos es la audiencia de formulación de imputación
y a partir de ahí esta puede ser variada en la acusación y, excepcionalmente en la sentencia
“Debe reiterarse que la premisa fáctica de la imputación abarca todos los hechos,
bien los atinentes al tipo básico, ora los que corresponden a las circunstancias genéricas
y específicas de mayor o menor punibilidad y, en general, a los demás elementos
estructurales de la conducta punible. La calificación jurídica corresponde a la selección de
las normas en las que dichos hechos pueden ser subsumidos.
Lo anterior resulta apenas lógico si se tiene en cuenta que cuando la fiscalía presenta el
escrito de acusación, que da inicio a la etapa de juicio oral, se entiende, que ha agotado
de forma íntegra la etapa de investigación y considera que tiene los elementos suficientes
para obtener la condena del acusado, esto es, que puede afirmar con probabilidad que la
conducta existió y que el imputado es su autor o participe, tal y como lo prevé el artículo
336 del C.P.P. De ahí que surtida la audiencia de formulación de acusación no se permita
la modificación, adición o retiro material de la misma, debiendo acudir, si es del caso, a
otras figuras jurídicas como la preclusión o la absolución perentoria.
Por tal situación procesal, es que resulta extraño que, surtida la acusación y a través de un
preacuerdo, se pretenda una variación de la calificación que, en circunstancias normales,
solo procedería en la sentencia.
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CSJSP, 25 mayo 2015, Rad. 42287, entre muchas otras.
Causa Penal 15757318900120200010401 Tentativa de Feminicidio
ocurrieron los hechos, lo que, primero alteraría la situación fáctica y segundo, no podría
dar lugar a la inmediata modificación del ilícito, en la medida que la retractación por sí
misma no destruye las afirmaciones anteriores y obliga a una valoración probatoria
detallada para lograr establecer con certeza en donde fue que la declarante respetó la
verdad.
Lo anterior cobra mayor importancia si se tiene en cuenta, primero, que se trata de una
versión que no ha sido escuchada en juicio y, segundo, que verificadas las audiencias
previas de formulación de acusación y preparatoria, se encuentra que la declaración de la
víctima no es la única prueba con que cuenta la fiscalía, por el contrario se advierten
elementos trascendentales que pueden dar cuenta de la verdad de lo ocurrido y de la
verdadera intención del agresor, como lo es el dictamen médico que determina las heridas
causadas, la historia clínica de la víctima, y la posible concurrencia de antecedentes de
agresión, que se pretenden probar con el oficio del 28 de octubre de 2018 y el informe de
investigador de campo del 06 de febrero de 2019, además de otros testigos citados al
proceso.
En ese contexto, resulta sorprendente que la sola retractación previa al juicio, que por
demás es común en contextos de agresiones que convocan a miembros de una familia,
sea suficiente para que la titular de la acción penal cambie la calificación judicial como si
se tratara de un delito querellable o si fuera la víctima la que calificara el ilícito en el que se
encuentra inmerso su denunciado.
Lo señalado hasta aquí permite concluir que la Fiscalía no explicó en debida forma, con la
suficiencia requerida y la justificación necesaria los motivos por los cuales era forzoso
variar la calificación jurídica, como para siquiera considerar su eventual procedencia en
esta etapa del proceso, dejando de lado la existencia de los demás medios probatorios y
la suficiencia probatoria con que debe contarse al momento de presentar la acusación.
Aclarado, entonces, que no existió la suficiente justificación para variar la acusación, lo que
se advierte es que es que el preacuerdo, como lo consideró el juez de primera instancia,
no respetó el marco de legalidad que le es aplicable, por dos razones específicas, a saber:
Con tal referencia normativa, resultaba evidente la improcedencia del preacuerdo y así
habría tenido que declararse.
Y en segundo lugar, porque aún si se pasara por alto lo dispuesto en la citada Ley, la
imposibilidad de variar la calificación en los términos expuestos y la concesión de una
disminución de la tercera parte de la pena, advertiría que se está concediendo un doble
beneficio al acusado, contrariando lo dispuesto en el artículo 351 del C.P.P.
Bajo tales señalamientos, comparte esta Corporación la conclusión del Juez de primera
instancia para considerar que, en efecto, el preacuerdo no estaba llamado a aprobarse en
la medida que no respetaba el principio de legalidad y los parámetros jurisprudenciales que
sobre el particular ha dispuesto la Corte Suprema de Justicia.
Causa Penal 15757318900120200010401 Tentativa de Feminicidio
Tratándose de hechos constitutivos de violencia contra la mujer, el juez debe obrar con
objetividad, tanto en la valoración de los hechos y la materialidad de la conducta, como en
las pruebas, así como en la imputación jurídica.
La Corte Constitucional en sentencia C-408 de 1996, que revisó la Ley 248 de 1995 -, con
la que se aprobó la Convención Belém Do Para-, reconoció la necesidad de asumir el
Estado las obligaciones derivadas de la adhesión y ratificación de los instrumentos
internacionales y el deber de las autoridades judiciales de adelantar «procedimientos
justos y eficaces para que la mujer que haya sido sometida a violencia obtenga medidas
de protección, un juicio oportuno y un acceso efectivo a resarcimiento, reparación del daño
u otros medios de compensación, puesto que todas las investigaciones empíricas
demuestran las enormes dificultades que tienen las mujeres para simplemente denunciar
los actos de violencia que han sido cometidos en su contra» .
En concordancia con ello, en la sentencia de tutela T-967 de 2014, acorde con los
compromisos internacionales, la Corte Constitucional requirió a los funcionarios judiciales
para aplicar criterios de interpretación diferenciados cuando colisionan los derechos de un
agresor y una víctima de violencia doméstica y psicológica, pues «en aras de una igualdad
procesal realmente efectiva, es claro que en ningún caso los derechos del agresor pueden
ser valorados judicialmente por encima de los derechos humanos de la mujer a su
integridad física y mental y a vivir libre de cualquier tipo de violencia»6 .
Llamado que se hace con el fin de insistir en que la fiscalía está en una obligación, aun
mayor en delitos como el presente, para verificar los hechos realmente probados tanto en
la imputación como en la formulación de acusación y así poder establecer cuando la
retractación de la víctima se compadece con la realidad, o cuando esta busca legitimar
agresiones de su victimario, para así poder dar aplicación al enfoque de género.
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Corte Suprema de Justicia Sala de Casación Penal SP1289-2021 Radicación 54691
Causa Penal 15757318900120200010401 Tentativa de Feminicidio
D E C I S I Ó N:
R E S U E L V E: