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Datos y cifras
● El cáncer es la principal causa de muerte en el mundo: en 2020 se
atribuyeron a esta enfermedad casi 10 millones de defunciones, es
decir, casi una de cada seis de las que se registran.
● Los tipos de cáncer más comunes son los de mama, pulmón, colon y
recto y próstata.
● Alrededor de un tercio de las muertes por cáncer se deben al consumo
de tabaco, a un elevado índice de masa corporal, al consumo de
alcohol, a una baja ingesta de frutas y verduras y a la falta de actividad
física.
● Además, las infecciones oncogénicas, entre ellas las causadas por los
virus de las hepatitis o el papiloma humanos, ocasionan
aproximadamente el 30% de los casos de cáncer en los países de
ingresos bajos y medianos.
● Muchos casos se pueden curar si se detectan a tiempo y se tratan
eficazmente.
Cada año, cerca de 400 000 niños contraen un cáncer. Aunque los tipos de cáncer
más frecuentes varían en función del país, el de cuello uterino es el más habitual en
23 países.
Además, también lo son algunas infecciones crónicas, sobre todo en los países de
ingresos bajos y medianos. Cerca del 13% de los casos de cáncer diagnosticados
en el mundo en 2018 se atribuyeron a infecciones carcinógenas, especialmente las
causadas por Helicobacter pylori, los papilomavirus humanos, los virus de la
hepatitis B y de la hepatitis C y el virus de Epstein-Barr (2).
Prevención
El riesgo de cáncer puede reducirse:
● no consumiendo tabaco;
● manteniendo un peso corporal saludable;
● tomando una alimentación saludable que incluya frutas y hortalizas;
● realizando actividad física con regularidad;
● evitando o reduciendo el consumo de alcohol;
● vacunándose contra el papilomavirus humano y la hepatitis B en caso de
pertenecer a los grupos en los que se recomienda esta intervención;
● evitando la radiación ultravioleta (principalmente, por la exposición al sol y en
los aparatos de bronceado artificial) o protegiéndose de la luz solar;
● haciendo un uso seguro y adecuado de las radiaciones en la atención de
salud (para fines diagnósticos y terapéuticos);
● minimizando la exposición ocupacional a las radiaciones ionizantes; y
● reduciendo la exposición a la contaminación del aire exterior e interior,
incluido el radón (un gas radiactivo que se produce por la descomposición
natural del uranio y que puede acumularse en edificios como los hogares, las
escuelas y los lugares de trabajo).
Datos y cifras
● El cáncer es la principal causa de muerte en el mundo: en 2020 se
atribuyeron a esta enfermedad casi 10 millones de defunciones, es
decir, casi una de cada seis de las que se registran.
● Los tipos de cáncer más comunes son los de mama, pulmón, colon y
recto y próstata.
● Alrededor de un tercio de las muertes por cáncer se deben al consumo
de tabaco, a un elevado índice de masa corporal, al consumo de
alcohol, a una baja ingesta de frutas y verduras y a la falta de actividad
física.
● Además, las infecciones oncogénicas, entre ellas las causadas por los
virus de las hepatitis o el papiloma humanos, ocasionan
aproximadamente el 30% de los casos de cáncer en los países de
ingresos bajos y medianos.
● Muchos casos se pueden curar si se detectan a tiempo y se tratan
eficazmente.
Cada año, cerca de 400 000 niños contraen un cáncer. Aunque los tipos de cáncer
más frecuentes varían en función del país, el de cuello uterino es el más habitual en
23 países.
Además, también lo son algunas infecciones crónicas, sobre todo en los países de
ingresos bajos y medianos. Cerca del 13% de los casos de cáncer diagnosticados
en el mundo en 2018 se atribuyeron a infecciones carcinógenas, especialmente las
causadas por Helicobacter pylori, los papilomavirus humanos, los virus de la
hepatitis B y de la hepatitis C y el virus de Epstein-Barr (2).
Prevención
El riesgo de cáncer puede reducirse:
● no consumiendo tabaco;
● manteniendo un peso corporal saludable;
● tomando una alimentación saludable que incluya frutas y hortalizas;
● realizando actividad física con regularidad;
● evitando o reduciendo el consumo de alcohol;
● vacunándose contra el papilomavirus humano y la hepatitis B en caso de
pertenecer a los grupos en los que se recomienda esta intervención;
● evitando la radiación ultravioleta (principalmente, por la exposición al sol y en
los aparatos de bronceado artificial) o protegiéndose de la luz solar;
● haciendo un uso seguro y adecuado de las radiaciones en la atención de
salud (para fines diagnósticos y terapéuticos);
● minimizando la exposición ocupacional a las radiaciones ionizantes; y
● reduciendo la exposición a la contaminación del aire exterior e interior,
incluido el radón (un gas radiactivo que se produce por la descomposición
natural del uranio y que puede acumularse en edificios como los hogares, las
escuelas y los lugares de trabajo).
Detección precoz
La mortalidad por cáncer se puede reducir si se detecta y se trata a tiempo. La
detección precoz tiene dos componentes: el diagnóstico precoz y el tamizaje
(cribado).
Diagnóstico precoz
Cuando el cáncer se detecta en una fase temprana es más probable que responda
al tratamiento, lo que podría aumentar las probabilidades de supervivencia, reducir
la morbilidad y abaratar la terapia. Si la enfermedad se detecta pronto y no se
retrasa la atención se puede mejorar significativamente la vida de los enfermos
oncológicos.
Tamizaje (cribado)
Los programas de tamizaje son eficaces para algunos tipos de cáncer, pero no para
todos, y en general son mucho más complejos y requieren muchos más recursos
que el diagnóstico precoz, ya que se precisa usar equipos especiales y dedicar
personal específico. Incluso cuando se aplican programas de tamizaje, se siguen
necesitando programas de diagnóstico precoz para detectar el cáncer en las
personas que no cumplen los criterios de edad o no presentan los factores de riesgo
establecidos.
Tratamiento
Para tratar de forma adecuada y eficaz un cáncer es fundamental acertar con el
diagnóstico, ya que cada tipo de cáncer requiere un tratamiento concreto. Algunos
tratamientos utilizados son las intervenciones quirúrgicas, la radioterapia y la terapia
sistémica (quimioterapia, tratamientos hormonales, tratamientos biológicos
dirigidos). Para seleccionar la pauta terapéutica correcta se deben tener en cuenta
tanto el tipo de cáncer como el enfermo. La finalización del protocolo de tratamiento
en un periodo definido es importante para lograr el resultado terapéutico previsto.
Cuidados paliativos
La finalidad de los cuidados paliativos no es curar el cáncer, sino aliviar los síntomas
que causa y mejorar la calidad de vida de los pacientes y de sus familias. Los
cuidados paliativos pueden ayudar a vivir con más comodidad y se necesitan
especialmente en los lugares donde una proporción elevada de los pacientes están
en etapas avanzadas de la enfermedad y tienen pocas posibilidades de curación.
En más del 90% de los enfermos que se encuentran en esas etapas, los cuidados
paliativos permiten aliviar los problemas físicos, psicosociales y espirituales.
Las estrategias eficaces de salud pública, que abarcan la atención comunitaria y
domiciliaria, son esenciales para ofrecer servicios de cuidados paliativos y de alivio
del dolor a los pacientes y sus familias.
Diabetes
¿Qué es la diabetes?
La diabetes es una enfermedad crónica que aparece cuando el páncreas no produce insulina
suficiente o cuando el organismo no utiliza eficazmente la insulina que produce. La insulina es
una hormona que regula el azúcar en la sangre. El efecto de la diabetes no controlada es la
hiperglucemia (aumento del azúcar en la sangre), que con el tiempo daña gravemente muchos
órganos y sistemas, especialmente los nervios y los vasos sanguíneos.
Datos y cifras
Diabetes de tipo 1
La diabetes de tipo 1 (también llamada insulinodependiente, juvenil o de inicio en la infancia) se
caracteriza por una producción deficiente de insulina y requiere la administración diaria de esta
hormona. Se desconoce aún la causa de la diabetes de tipo 1 y no se puede prevenir con el
conocimiento actual.
Sus síntomas consisten, entre otros, en excreción excesiva de orina (poliuria), sed (polidipsia),
hambre constante (polifagia), pérdida de peso, trastornos visuales y cansancio. Estos síntomas
pueden aparecer de forma súbita.
Diabetes de tipo 2
La diabetes de tipo 2 (también llamada no insulinodependiente o de inicio en la edad adulta) se
debe a una utilización ineficaz de la insulina. Este tipo representa la mayoría de los casos
mundiales y se debe en gran medida a un peso corporal excesivo y a la inactividad física.
Los síntomas pueden ser similares a los de la diabetes de tipo 1, pero a menudo menos
intensos. En consecuencia, la enfermedad puede diagnosticarse solo cuando ya tiene varios
años de evolución y han aparecido complicaciones.
Hasta hace poco, este tipo de diabetes solo se observaba en adultos, pero en la actualidad
también se está manifestando en niños.
Diabetes gestacional
La diabetes gestacional se caracteriza por hiperglucemia (aumento del azúcar en la sangre) que
aparece durante el embarazo y alcanza valores que, pese a ser superiores a los normales, son
inferiores a los establecidos para diagnosticar una diabetes.
Las mujeres con diabetes gestacional corren mayor riesgo de sufrir complicaciones durante el
embarazo y el parto. Además, tanto ellas como sus hijos corren mayor riesgo de padecer
diabetes de tipo 2 en el futuro.
Suele diagnosticarse mediante las pruebas prenatales, más que porque el paciente refiera
síntomas.
Con el tiempo, la diabetes puede dañar el corazón, los vasos sanguíneos, ojos, riñones y
nervios.
● Los adultos con diabetes tienen un riesgo 2 a 3 veces mayor de infarto de miocardio y
accidente cerebrovascular.
● La neuropatía de los pies combinada con la reducción del flujo sanguíneo incrementan el
riesgo de úlceras de los pies, infección y, en última instancia, amputación.
● La retinopatía diabética es una causa importante de ceguera y es la consecuencia del
daño de los pequeños vasos sanguíneos de la retina que se va acumulando a lo largo
del tiempo. El 2,6% de los casos mundiales de ceguera es consecuencia de la diabetes.
● La diabetes se encuentra entre las principales causas de insuficiencia renal.
Diagnóstico y tratamiento
El diagnóstico se puede establecer tempranamente con análisis de sangre relativamente
baratos.
El tratamiento de la diabetes consiste en una dieta saludable y actividad física, junto con la
reducción de la glucemia y de otros factores de riesgo conocidos que dañan los vasos
sanguíneos. Para evitar las complicaciones también es importante dejar de fumar.
Entre las intervenciones que son factibles y económicas en los países en desarrollo se
encuentran: