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CAPÍTULO I

LA VIDA, VISTA DESDE UN PUNTO FILOSÓFICO

Desde un punto de vista teórico la temática del sentido de la vida constituye una de las
categorías pilares de la ciencias que estudian la conducta, como teória y práctica no pueden ser
analizadas por separado; en el siguiente capítulo se abordará el sentido de la vida partiendo de un
punto de vista filosófico y antropológico, tratando de dar una pequeña mirada a la concepción
que se tiene sobre la vida dentro del campo filosófico.

1. Origen de la vida

El tema del origen de la vida, ha sido siempre uno de los que más desasosiego ha producido
entre los hombres con inquietudes. Una mínima reflexión, lleva a la triste conclusión de que todo
lo que podemos hacer es idear mecanismos verosímiles por los que la vida surgió en nuestro
planeta, pero no llegaremos a poder asegurar que los hechos fueron indudablemente de una
determinada manera1. Que la vida tiene un origen, es una idea muy arraigada en las antiguas
tradiciones filosóficas y religiosas, siendo una concepción que se nos suele ofrecer bajo la forma
de creencias en una creación sobrenatural2.
La teoría evolucionista de Darwin (la selección natural) es la más aceptada y de manera
interpretativa podemos decir que, los seres vivos deben desarrollar un constante esfuerzo para
sobrevivir a las condiciones adversas, tales como los cambios del ámbito natural, enfermedades,
depredadores, escasez de alimento, entre otras3. En su existencia, rodeada de peligros, algunas
especies adquieren ciertas características que las hace más aptas, tales como tener un olfato fino
que les sirva para percibir la proximidad de un enemigo oportunamente; una visión más amplia y
acuciosa que les permita discernir objetos minúsculos a grandes distancias; unas extremidades más
largas y poderosas que las haga más veloces; una piel con abundancia de pelo y grasa que las

1
Cf. ENRRIQUE ZAMORANO PONCE, El origen de la vida, Departamento de ciencias básicas, Universidad del Bío Bío, 2015.
2
Cf. Ibid. 6.
3
Cf. CARLOS A. MARMELADA, Darwin y la teoría de la evolución, Universidad de Navarra, 2009.
proteja del frío intenso, etc: gradual e imperceptiblemente estos y otros atributos que se adquieren
con el paso del tiempo, hacen que ciertos individuos se vuelvan bastante diferentes de sus
ancestros4. Por otra parte, los seres vivos que sufren cambios naturales desfavorables o aquellos
que no han experimentado las modificaciones para enfrentar con éxito los riesgos de la vida,
tienden a desaparecer. Es así como la "selección natural" ocurre, por la sobrevivencia del más apto
y la extinción del menos favorecido. Darwin postuló muchos conceptos fundamentales de la
biología moderna, uno de ellos es el que expresa que las formas vivientes son el resultado de un
lento y gradual proceso evolutivo. Un ser simple o un órgano simple pueden transformarse y
perfeccionarse hasta convertirse en un ser altamente desarrollado o un órgano hermosamente
construido5.
Existen muchas interpretaciones filosóficas y algunas de ellas han coincidido en algunos
aspectos, como por ejemplo:
1) Que la vida es valiosa.
2) Que es el resultado de un devenir perpetuo.
3) Que incluye fenómenos que no se pueden medir.
4) Que los procesos siguen una secuencia ordenada y lógica.
5) Que tiene la tendencia a agruparse y a individualizarse.
6) Que se debe a causas sobrenaturales.
7) Que vino de las estrellas.
Lo cierto es que la vida parece haber surgido unos pocos millones de años después de la
formación de la Tierra, por lo que algunos científicos creen que los primeros organismos podrían
haber venido del espacio6.

La vida ha sido creada por un ser superior.

La doctrina de la evolución supone que la realidad entera o, cuando menos, ciertas realidades,
tal como las especies animales, no son estáticas, o no siguen patrones inmutables y eternos7. Varios
filósofos se manifestaron en favor de la idea de Aristóteles de que las plantas, los animales y los

4
Cf. Ibid. 12.
5
Cf. Dr. RAMIRO IGLESIAS REAL, «La teoría de la “selección natural” de Darwin se cumple también en el espacio
exterior», v.4 n.1, Universidad Autónoma de Tamaulipas, Ciudad Victoria, Mexico, 2009.
6
Cf. ALONSO RICARDO Y JACK W. SZOSTAK, «El Origen de la Vida», España, noviembre 2009. 38
7
Cf. RICARD CASADESÚS, «Bases filosóficas de la teoría de la evolución», Universidad Ramon Llull, v.69 n.261, Barcelona
2012. 701
seres humanos se han originado o ido originando a partir de principios y fuerzas vitales básicas
(doctrina de la dinámica: doctrina metafísica de Aristóteles). Sin embargo, Platón e incluso
Aristóteles influyeron grandemente sobre la concepción estática y fijista del mundo y de las
especies orgánicas, que duró, prácticamente, hasta el Renacimiento8.
Aristóteles y Platón promovieron este infinito armazon de cosas que se suceden en el espacio.
Los principios de plenitud y continuidad conforman ese armazon. Plenitud significa diversidad,
representa la multiplicidad de formas vivas que pueblan la Tierra. Cualquier objeto capaz de existir
lo hace realmente, así lo expresa el concepto platónico. Y el principio aristotélico de continuidad
establece la correspondencia entre objetos naturales, predice el solapamiento de una especie y sus
vecinas, diferenciándose por detalles que colocan a una delante de la otra, componiendo una
sucesión de seres cada vez más dotados de vida y movimiento, más complejos9. Esta imagen
platónica y aristotélica atrae por la simplicidad y verosimilitud de su hipótesis, y posee la
versatilidad necesaria para adecuarse a las diferentes teorías que sobre el origen de las especies han
formulado los naturalistas a lo largo de la historia: fijismo, transformismo y evolucionismo. Desde
el siglo 19, pues, todo el pensamiento queda marcado por la idea de evolución, tanto la filosofía,
como la sociología, la psicología y, por supuesto, las ciencias de la naturaleza. Darwin con su obra.
El origen de las especies, da al pensamiento biológico evolutivo su forma más influyente. Darwin,
en su obra (El origen del hombre) defiende la evolución de la vida humana a partir de la animal.
Así, la ley de la selección vale también para el hombre, por ejemplo, en la formación del caminar
erguido y de las facultades llamadas espirituales. Aunque ciertamente, Darwin, con su principio de
selección, no acaba de explicarlo todo: en una selección nunca aparece un ser distinto; en todo
caso, aparece una especie mejorada10.
El darwinismo filosófico postula una interpretación materialista del mundo y un mundo en
que todo cambia. Por un lado, pues, Darwin se entregó al método del materialismo dialéctico
(ciencia filosófica sobre las leyes del desarrollo de la naturaleza), puesto que la teoría de la
evolución de Darwin es una teoría materialista que rehúsa las ideas platónicas y las sustituye por
fuerzas reales entre los objetos reales existentes. Por otro lado, es una teoría del cambio, como
opuesta a lo estático. Es decir, si para Aristóteles, la naturaleza es la realidad que está ahí, un mundo
fijo; para Darwin, en cambio, la naturaleza es una realidad cambiante y dinámica, contingente. Es
la imagen de un mundo autónomo en sus leyes, su funcionamiento y sus procesos contingentes (es

8
Cf. Ibid. 702.
9
Cf. Ibid. 704.
10
Cf. Ibid. 705.
el azar quien domina), sin finalidad y en el que todos los elementos constituyen una unidad bien
enlazada. Esto es lo que define al llamado paradigma ecológico, sistémico, holístico y complejo
que emerge del evolucionismo y que es una alternativa al viejo paradigma mecanicista11.
Darwin fue, así, el primero que propuso una interpretación materialista de la evolución de la
vida, donde cada estadio y paso está determinado por las leyes de la dialéctica de la naturaleza.
Como hemos visto, Darwin se plantea como problema fundamental el explicar el origen de las
especies, y para ello parte del hecho empírico fundamental de la lucha por la existencia, entendida
en un sentido muy general, que abarca las relaciones mutuas de dependencia de los seres orgánicos
y su capacidad para dejar descendencia y no solo para sobrevivir. Esta lucha es inevitable debido
a la rapidez con que todos los seres vivos tienden a multiplicarse, y a la limitación de la cantidad
de alimentos12.
La ciencia bajo sus métodos experimentales ha indagado conceptos fundamentales como lo
es la vida. Dicha investigación ha concluido que la vida no se puede definir en sí misma pero se
puede caracterizar, “todos los grupos de organismos vivientes comparten ciertas funciones o
características claves: orden, sensibilidad, respuesta ante los estímulos, reproducción, adaptación,
crecimiento, desarrollo, regulación, homeostasis, y procesamiento de energía. Cuando esto es visto
de manera integral estas ocho características sirven para definir la vida13.
Los argumentos expuestos por la ciencia en cuanto a la existencia de la vida tienen su validez
en los hallazgos paleontológicos, pero no sólo la paleontología conserva evidencias del pasado,
también la arqueología puede generar evidencias de confianza respecto a la historia de la vida. El
libro fundacional aceptado ampliamente por su fundamentación arqueológica es la Biblia, el cual
será el texto base para describir la postura creacionista.
El término creacionismo bíblico no es redundante puesto que existen múltiples relatos que
han procurado explicar la existencia del universo. El mundo y cuanto él contiene no encuentra su
unidad y coherencia interna en un primer principio de orden cosmológico, como el que buscaban
los filósofos jónicos de la naturaleza, sino en la voluntad creadora y absolutamente personal de
Yavéh14. El relato bíblico muestra que Dios no tenía que crear, Él lo hizo por el simple deseo de
compartir su amor inherente con otros seres.

11
Cf. Ibid. 710.
12
Cf. Ibid. 715.
13
Cf. ANDRES FELIPE ALVAREZ, El origen de la vida: perspectiva Bíblica y científica, Corporación Universitaria Adventista,
2014.
14
Cf. VON RAD, GERHARD, Teología del Antiguo Testamento, Salamanca,1993.
La torah en la sección del Génesis enseña que todo el mundo y todo lo que éste contiene fue
creado por la palabra de Dios. En Israel se consideraba la palabra como el poder cósmico del Dios
creador, pero jamás aparece como vehículo mágico, oculto del hombre; es siempre una
manifestación clara de la voluntad de un Dios soberano15. La creación del Génesis destaca la
palabra de Dios como medio creador, Dios habló y su declaración se hizo realidad inmediatamente.
Por lo tanto, en el creacionismo la Escritura sagrada es el fundamento principal para dar explicación
no sólo al origen de la vida sino al surgimiento de toda la materia. La Biblia no busca contradecir
a la ciencia, pero sus explicaciones no aceptan el naturalismo, materialismo o positivismo que
circundan algunas teorías científicas16.

2. Principio vital y los grados de la vida

Tal como podemos apreciar desde la filosofía de la naturaleza, los entes físicos están
sometidos al cambio, de tal modo que, si todo ente físico cambia, sería posible e incluso adecuado
llamarlo: móvil (es decir, que se mueve o cambia). Pues bien, una primera y clásica distinción entre
estos entes o móviles que conforman la naturaleza será entre aquellos que son seres no vivos
(inanimados), y aquellos que son seres vivos (animados). En estos últimos, con claridad se puede
afirmar que aquello que los distingue es la presencia de vida, o, dicho de otro modo, los seres vivos
tienen capacidad de automoción, es decir que al tener vida tienen capacidad de moverse a sí
mismos, de ser artífices de sus propios movimientos17.

2.1 Naturaleza del principio vital: forma sustancial.

Existen numerosos intentos por definir qué es el alma, aunque abundan aquellas definiciones
que tienen un matiz más bien poético, romántico o literario, los seres vivos se mueven gracias a un
principio vital llamado alma, o ánima, razón por la cual son llamados animados. Y es fundamental
comprender que el alma es un concepto filosófico y no religioso18. Es a si que en la obra filosófica

15
Cf. WALTHER EICHRODT, Teología del Antiguo Testamento, Ediciones Cristiandad, Madrid, 1975.
16
Cf. ANDRES FELIPE ALVAREZ, El origen de la vida: perspectiva Bíblica y científica, Corporación Universitaria Adventista,
2014.
17
Cf. EDUARDO J. LLOVERAS, La vida: Noción y Grados de vida, Universidad Fasta, departamento de formación
humanística, 2015.
18
Cf. Ibid. 5.
de Aristóteles titulada (de Anima), nos plantea tres definiciones de alma las cuales trataremos de
desarrollar.
El alma es el acto primero de un cuerpo natural organizado que tiene la vida en potencia:
Analizando cada elemento de la definición, podemos considerar que, el alma es acto, en primer
lugar, por oposición a la potencia, es decir que se trata de un principio o una determinación
presente, o si se prefiere se trata de la vida en pleno despliegue de sus actividades y perfecciones.
el alma es acto primero, señalando que no se trata de algo accidental o secundario del ser vivo,
como si el ser en cuestión tuviera vida sin el alma, ésta es acto primero porque es algo esencial
para que haya vida en un ser, es la que le permite existir a un ser como ser vivo, dándole una
determinada naturaleza y determinadas capacidades para obrar19. Cabe distinguir aquí que el alma
es acto primero, para diferenciarlo de un acto segundo, como puede ser cualquier acción que realice
el ser vivo, como por ejemplo caminar, pero que puede realizar gracias a que está vivo. El alma
como acto primero hace ser a un viviente lo que es y como acto segundo le hace obrar conforme a
lo que es, obrar como planta, animal, o como hombre. Este obrar se manifiesta en los entes vivos
por sus potencias o capacidades de acción, más allá de que luego esté realizando o no esas acciones,
por ejemplo, cuando duermo, no estoy pensando, ni caminando, pero no perdí la facultad de hablar
y de caminar, simplemente no las estoy ejercitando. Aprender bien estas afirmaciones nos permite,
entre otras cuestiones, fundamentar el respeto por la vida humana desde el instante de la
concepción, pues desde tal inicio el alma da origen al ser como ente vital y capaz de generar actos
que involucren la automoción que concluyen con la muerte natural20. Esta definición resulta
también de mucha importancia como fundamento para la defensa y cuidado de la dignidad humana
a posturas que niegan este inicio y llegan a considerarla persona sólo desde su nacimiento
aduciendo que antes sólo fue un grupo de células, luego un feto y recién desde su nacimiento
persona. La unidad sustancial de cuerpo y alma nos asegura que jamás hemos dejado de ser
personas por la condición de niños, adolescentes o adultos, o feto21.
El alma es la forma sustancial de un cuerpo natural organizado que tiene la vida en potencia:
Decimos que el alma es forma sustancial, es decir aquello que determina que haya vida, que le da
vida a un ente, no es un accidente, que como tal necesita de otro para existir. Por ejemplo, una
cualidad o un color, sólo se pueden dar en un ente o una sustancia ya constituida, no pueden existir
por sí mismos, el verde puede existir como un accidente de la sustancia planta, pero no el verde en

19
Cf. Ibid. 6.
20
Cf. Ibid. 7.
21
Cf. Ibid. 7.
sí mismo22. El alma al ser forma sustancial hace que la cosa sea lo que es, en este caso, ser vivo.
Cabe destacar que cuando nos referimos a sustancia hacemos referencia al ser o esencia de una
cosa. Estas afirmaciones nos pueden llevar a afirmar, que, por ejemplo, la concepción humana, es
un cambio sustancial, esa primera célula humana no es ni la madre, ni el padre. Pero como materia
proviene de los padres, pero la forma sustancial que recibe es nueva, y distinta a la de sus
progenitores, de modo que se trata de una nueva sustancia. La forma sustancial que recibe es el
alma racional o alma humana, y por tanto se trata de una nueva persona humana23.
El alma es aquello por lo que primero vivimos, sentimos, nos movemos y entendemos: el
alma es la causa primera de todos los movimientos que realiza el ser humano, y la definición
también realiza una jerarquía de actos o movimientos, primero el vivir, sentir luego el movernos y
la operación más elevada que es el conocimiento racional. El alma es el principio del que surgen
las operaciones que realiza el ser vivo, a su vez, nos damos cuenta que al observar el
comportamiento de estos seres, entre los cuales estamos incluidos, notamos la realización de
diferentes operaciones vitales que están ordenadas a que el ser vivo alcance o procure alcanzar las
perfecciones propias para su existencia. En este sentido encontramos tres diferentes grados de vida
que se definen y diferencian por las potencias o capacidades que tiene cada ser vivo y, además, hay
que destacar que no necesariamente debe estar actuando esa capacidad o potencia para afirmar que
el ser vivo la posee. En todo caso, posee la capacidad de realizar una operación, pero se manifiesta
cuando realiza el acto, o mejor dicho cuando se actualiza24.

2.2 Grados de la vida.

El ser vivo es capaz de un movimiento inmanente, autoperfeccionante, y en el movimiento


se pueden considerar tres elementos: el fin por el cual uno se mueve, la forma o la esencia en virtud
de cuál obra, y la ejecución del movimiento. En virtud de estos tres elementos que definen el modo
como la operación inmanente depende del ser vivo, los grados o niveles de vida se distinguen por
las funciones específicas que realizan los entes vivientes. Dichas funciones suponen capacidad o
potencia25.
1. La vida vegetativa.

22
Cf. Ibid. 8.
23
Cf. Ibid. 9.
24
Cf. Ibid. 11.
25
Cf. JAVIER ARANGUREN, Fundamentos de antropología, Pamplona Eunsa, 2004, 27.
2. La vida sensitiva.
3. La vida intelectual.
Vida vegetativa: las funciones específicas de los vegetales son la nutrición, el crecimiento y
la reproducción26.
Vida sensitiva: las funciones específicas de dicho nivel son el conocimiento sensible, el
apetito sensible y el autodesplazamiento27.
Vida intelectual: según el criterio por el cual se distinguen los niveles de vida, el hombre se
diferencia del resto de los seres vivos por sus funciones específicas. Dichas funciones específicas
suponen potencias o capacidades. Estas potencias son propias y exclusivas del hombre y son, la
inteligencia, la voluntad y la libertad. Las potencias se distinguen unas de otras por el objeto al que
se ordenan ya que es condición de ellas tender a un acto determinado y es justamente este objeto
al que se dirigen lo que diferencia los grados de la vida28. No obstante, hallamos operaciones
comunes en los distintos tipos de vida, como el nutrirse y el crecer que son propios de la vida
vegetal, sensitiva y racional. En este sentido se puede afirmar que el ser humano posee vida
sensitiva, porque puede ver y también vida racional porque piensa. Esto nos revela que cada grado
de vida superior asume las potencias del grado de vida anterior, por tanto no está mal que
afirmemos que hay una jerarquía de seres vivos, y que es justamente la vida humana la de mayor
perfección, independientemente que esté ejerciendo sus actos o no, es decir que por más que un
hombre por un accidente cerebral quede en estado vegetativo sigue siendo ser humano pues el alma
que lo anima es racional, en consecuencia la dignidad y el valor de la vida humana no se medirá
por las operaciones que realice sino que es algo intrínseco a su propio ser29.
La procreación humana está todavía más mediada por la inteligencia y la voluntad. El
cardenal Ratzinger explica la diferencia entre reproducción y procreación.30 Se pueden reproducir
las cosas meramente materiales, asimismo, se pueden reproducir los animales y los vegetales,
porque cada uno de ellos es un individuo dentro de cada especie, intercambiable por otro individuo.
La situación es distinta en el caso del ser humano: por la espiritualidad del alma, cada individuo es
un fin en sí mismo; es al mismo tiempo un individuo de la especie y un ser que trasciende su propia

26
Cf. EDUARDO J. LLOVERAS, La vida: Noción y Grados de vida, Universidad Fasta, departamento de formación
humanística, 2015.
27
Cf. Ibid. 15.
28
Cf. Ibid. 19.
29
Cf. Ibid. 20.
30
Cfr. J. RATZINGER, Una mirada teológica sobre la procreación humana, cuadernos humanistas, Universidad Alberto
Hurtado Facultad de Ciencias Sociales, Santiago de Chile, 1990.
especie31. Los seres humanos no se reproducen simplemente, sino que procrean, participan en la
creación al poner las condiciones biológicas para que comience a existir un ser que es corporal y
también espiritual, indisolublemente. Las consecuencias de reducir la procreación a la
reproducción no son triviales, sino que privan de sentido a la misma discusión racional, que se
cierra a comprender el nivel superior32.

3. Elementos constitutivos del ser vivo

Podemos decir que un elemento constitutivo del ser vivo es, por tanto, la acción inmanente
autoperfeccionante, que no es solo una diferencia de grado de mayor o menor complejidad, sino
una característica esencial, una diferencia irreductible, un salto cualitativo33. El ser vivo realiza
actividades inmanentes, autoperfeccionantes esencialmente diversas de aquellas de los seres
inorgánicos e irreductibles a ellas34.

3.1 Significado pre filosófico de la vida.

Para formar un concepto del ser vivo, se parte de una fenomenología de la vida misma y
después una búsqueda para obtener una profundización filosófica del concepto obtenido. «Por
tanto, la vida está en el movimiento y un primer concepto de vida es la capacidad de moverse,
movimiento inmanente»35. Para platón, el objetivo de la vida del hombre, debe ser objeto de un
desarrollo completo de su personalidad, de acuerdo con las partes más elevadas de su alma, la
irascible y la racional, con el fin de alcanzar una felicidad identificada con la armonía de su vida.36
La vida es un misterio; la vida ha sido determinada de diversas maneras, pero en general se acepta
que la vida se caracteriza por la auto posesión, pero también por una apertura hacia algo diferente:
la vida es auto trascendencia, que es precisamente su modo propio de realización.
Sí, la vida es un don precioso que debe suscitar en el hombre un eco de agradecimiento y una
voluntad decidida de aprecio, el ejemplo de Jesús de Nazaret integra otra dimensión, el héroe

31
Cf. Ibid. 35.
32
Cf. Ibid. 67.
33
Cf. QUIJANO GUESALAGA, Introducción a la Filosofía y Antropología Filosófica, Biblioteca digital de la Universidad
Catolica Argentina, 2012.
34
Cf. Ibid. 150.
35
L.L RAMÓN, La vida humana, el hombre un espíritu encarnado, Ediciones sígueme, S.A, 1er edición, I999, 33.
36
Cf. TERENCE IRWIN, La ética de Platón, Universidad Autónoma de México, México, 2000.
cristiano fue el mártir.37 Porque en la tradición judía el hecho más grande era ofrecer a Dios o a
nuestros semejantes la propia vida. El mártir es exactamente lo opuesto al héroe pagano,
personificados por los héroes germanos y griegos, la meta de los héroes era conquistar, triunfar,
destruir, robar; la realización de su vida era el orgullo, el poder, la fama y una insuperable capacidad
para matar.
Es una gratuidad, la vida es algo que se nos ha dado sin contar con nosotros, por lo mismo,
es algo gratuito. Nacemos y nada se puede rehusar; son otros quienes dibujan, diseñan, garabatean
y proyectan sobre el papel de la vida, echan flores y al mismo tiempo, espinas. Besan y a la misma
vez reciben miradas de desprecio. No se tiene capacidad para escoger, y nada se puede rehusar, a
todo se dice que si, y todo lo que entra en la persona a través de los sentidos se guarda como bagaje
para la vida, un bagaje que no se puede seleccionar ni escoger38. El hombre no es cosa ninguna,
sino un drama. Su vida, un puro y universal acontecimiento que acontece a cada cual, y que cada
cual no es, a su vez, sino acontecimiento. El hombre se encuentra existiendo, pero no con una
existencia ya dada o hecha como las cosas, sino que al acontecerle existir no tiene más remedio
que hacer algo para no dejar de existir.
Quizá el hombre nada espera de la vida, pero la vida sí espera algo de él. El lugar de pasar
todo el tiempo con preguntas e interrogantes sobre el sentido de la vida, el hombre debe responderle
a la vida que le cuestiona de una manera constante y continua, y esto lo hace, o lo puede hacer,
cuando toma conciencia que es más que su vida. Las leyes de la vida son las leyes de nuestra propia
existencia y, por lo mismo, ellas encierran la explicación de nuestro fin y destino, es a la vida a
quien nosotros pediremos el principio de la moralidad. Aquello que la naturaleza impone a todo
cuanto vive y el fin hacia el cual ella encamina la inmensa marejada de los vivientes es el destino
y finalidad hacia el cual debemos aspirar. Luego es engañoso y quimérico buscarle un fin a la vida
fuera de la vida misma39. Aristóteles, en su libro Acerca del alma (1983, 168), parece identificar
vida y alma. Al referirse al hombre dice que es el ser que nace, se alimenta, crece, se reproduce,
envejece y muere, siente, apetece, se desplaza, entiende, razona y habla40. El conjunto de estas
actividades se suele denominar vida. Por lo que la vida, para Aristóteles, es una actividad41.

37
Cfr. ERICH FROMM, Sobre la desobediencia, Paidos, Nueva york, 1981, 138.
38
Cf. MIGUEL MARTINEZ GUERTA, Filosofía Cultura y Sociedad, Mexico, 2002.
39
Cf. Ibid. 26.
40
Cf. Ibid. 34.
41
Cf. Ibid. 34.
3.2 la vida como acción inmanente.

El movimiento, como lo dice Aristóteles, no es sólo el movimiento local. Si no el acto del


ente en potencia, en cuanto en potencia42. Por ser vivo se entiende entonces un ser capaz de hacerse
pasar así mismo de la potencia al acto. Moverse así mismo significa ejercitar una acción que
termina en el sujeto agente y se llama acción inmanente; se contrapone a la acción transitiva que
termina en un objeto distinto del sujeto agente; la acción al mismo sujeto agente, y se tiene así una
acción inmanente autoperfeccionante, consecuentemente, la inmanencia sería pensada como
aquello que no se encontraría fuera o más allá de este límite43.
Elemento constitutivo del ser vivo es, por tanto, la acción inmanente autoperfeccionante, que
no es solo una diferencia de grado de mayor o menor complejidad, sino una característica esencial,
una diferencia irreductible, un salto cualitativo. El ser vivo realiza actividades inmanentes,
autoperfeccionantes esencialmente diversas de aquellas de los seres inorgánicos e irreductibles a
ellas. El estudio sistemático del hombre desde una perspectiva filosófica comienza a partir de lo
inmediatamente cognoscible: su corporeidad44. De modo espontáneo el mundo se nos revela como
conteniendo una amplia pluralidad de realidades entre las que nos encontramos nosotros mismos.
Pero a la vez que empezamos a entender algo de ese mundo que se nos va dando a conocer, vamos
también descubriendo cómo en nosotros hay algo en común con aquellas realidades y también
cómo hay en general diferencias que apuntan a una cierta gradación de los entes45. Es evidente que
el hombre, en su totalidad, es y permanece un ser vivo, y que, en cuanto tal, se halla sometido a las
leyes de lo orgánico, de manera que el comportamiento del hombre depende, desde el punto de
vista biológico, de la conservación de la vida: es humano mientras vive46.

42
Cfr. G.R. DE ECHANDÍA, traducción y notas, Aristóteles física, Gredos, Madrid, 1995.
43
Cf. ÁNGEL ENRIQUE CARRETERO PASIN, La trascendencia inmanente: un concepto para comprender la relación entre lo
político y lo religioso en las sociedades contemporáneas, Universidad de Santiago de Compostela, 2009.
44
Cf. JOSÉ ÁNGEL GARCÍA CUADRADO, Antropología filosófica, Una introducción a la filosofía del hombre, Pamplona
Eunsa, 2006, 41.
45
Cf. Ibid. 57.
46
Cf. Ibid. 60.

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