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LA TRINIDAD EN KARL RAHNER

Integrantes: Juan José Méndez Bautista


German Alexander Sosa Aparicio

Asignatura: Dios, Uno y Trino

Docente: Pbro. Alexander Rivera

Año en estudio: Segundo año de Teología

California, 01 de abril del 2022


INTRODUCCIÓN

En el presente trabajo se desarrolla la temática sobre la Trinidad en Karl Rahner, un


contenido bastante amplio y complejo de comprender, sin embargo, se pretende descubrir la
perspectiva que tiene Karl Rahnner sobre la Trinidad y tratar de abordar los aportes que ha
dado entorno a ella.

Para ello hay que tener en cuenta que la teología trinitaria de Karl Rahner ha sido objeto
de muchas discusiones. Éstas se han centrado sobre todo en dos puntos: El «axioma
fundamental» de la teología trinitaria y las dificultades en torno al concepto de la persona
divina. El axioma fundamental ha ayudado a recuperar el lugar central del misterio de la
Trinidad en la fe cristiana y la necesidad de partir de la economía de la salvación como
único camino para adentrarnos en el misterio de Dios. Si se ha aceptado comúnmente la
primera parte del axioma, «la Trinidad económica es la Trinidad inmanente», la segunda,
«y a la inversa» ha sido objeto de críticas.

Se ha de subrayar en todo caso que la economía de la salvación no constituye ni


perfecciona al Dios trino y que éste actúa en ella con total libertad. Con estas salvedades, la
segunda parte del axioma se revela no sólo legítima, sino incluso necesaria para garantizar
la mediación universal de Cristo en quien Dios ha reconciliado el mundo consigo.

El desarrollo concreto de la teología trinitaria de Karl Rahner no está exento de


dificultades ya que ha sido juzgado como tendente al modalismo, dado que el carácter
«personal» de las hipóstasis divinas en la Trinidad inmanente resulta muy disminuido. 

Al final de todo el trabajo se presenta la conclusión en la cual se trata de enfatizar en


aspectos concretos la teología trinitaria tratada por Karl Rahner.
DESARROLLO
1. La relevancia de la doctrina sobre el Dios trino en el pensamiento de Karl
Rahner
¿Es para Karl Rahnner el centro de la fe cristiana? El problema fue suscitado por W.
Kasper: la Trinidad no es, como en los antiguos credos, el eje que articula tanto la
confesión de fe como la teología que la interpreta. Efectivamente no se puede negar que la
Trinidad se desarrolla en el autor alemán en una gran medida en función de la antropología.
Dios, como el eterno misterio santo, es el fundamento del ser trascendente del hombre; no
sólo el Dios de la infinita lejanía, sino el Dios de la cercanía absoluta en su verdadera auto
comunicación; y ello tanto en la profundidad espiritual de la existencia cuanto en la
concreta historia corpórea. En ello estaría el sentido de la doctrina de la Trinidad. Ya en la
obra capital de K. Rahner sobre la teología trinitaria, su conocida contribución a la obra
colectiva Mysterium Salutis, la aproximación al misterio del Dios uno y trino tiene como
uno de sus puntos fundamentales el hecho de que todo conocimiento de Dios plantea la
cuestión de la relación de Dios para con nosotros, y, por consiguiente, como concepto
límite incluye la idea de su «autoconocimiento». Esta deberá tener presente la estructura del
ser humano a la que se dirige.

K. Rahner establece, a partir de este hecho, que la libre auto comunicación de Dios, si
tiene lugar, se realizará el cuádruple doble aspecto del origen – futuro, historia-
trascendencia, oferta-aceptación, conocimiento-amor. Estos aspectos, señala el autor,
proceden de nosotros mismos y son el resultado de nuestra constitución esencial como
criaturas humanas.

Es claro que K. Rahner no pretende una deducción trascendental de la doctrina trinitaria.


Pero es igualmente claro que por este camino se llega más que al modo como Dios se
comunica con nosotros, o talvez con más precisión, al modo como se debe comunicar si
esta donación debe llegar a nosotros, seres de estas características. El problema
fundamental es la relación y el encuentro entre Dios y el hombre. La cuestión trinitaria ha
de quedar desde este punto de vista en la penumbra.1

1
LADARÍA, LUIS, F., Teología Trinitaria de Karl Rahner, GBPress. Gregorian Biblical Press., Vol.86, 2005,
pág. 276-277.
2. La relación entre la Trinidad económica y la Trinidad inmanente

Es precisamente la preocupación por mantener el carácter salvador del misterio trinitario


la que lleva a Rahner a la formulación de su famoso axioma fundamental sobre la unidad de
la Trinidad económica y la Trinidad inmanente: la tesis fundamental que establece esta
conexión entre los tratados y que pone de relieve a la Trinidad como misterio salvífico para
nosotros (en su realidad, y no como doctrina), podría formularse así: La Trinidad
económica, es la Trinidad inmanente y a la inversa.

2.1 La formulación del axioma fundamental por Karl Rahner

Karl Rahner, está en el origen de la discusión en torno a lo que él mismo ha llamado el


axioma fundamental de la teología trinitaria: la identidad de la Trinidad económica con la
Trinidad inmanente y viceversa. La preocupación fundamental que le hace llegar al
conocido principio es mostrar que la Trinidad es un misterio salvador (mas aun, es el
misterio salvador por excelencia). Sólo así tiene el axioma su justificación. Y esto nos
coloca en el centro del misterio de la salvación del hombre y de la gracia que Dios le
otorga; a saber, que es Dios mismo el que se da al hombre tal como es y que no se limita a
crear en él una realidad nueva por sublime que a podamos imaginar.

La salvación del hombre está en el don de sí que Dios le hace. Esta comunicación se
produce en Cristo y en el Espíritu. Las personas divinas actúan en esta donación de manera
diferenciada. Sólo porque se nos manifiestan en su distinción en la economía salvadora
podemos llegar a la afirmación de que Dios es uno y trino. Se ha insistido mucho en la
tradición en la acción unitaria de Dios en las actuaciones ad extra. Pero esto no significa
que cada persona no actúe en la obra común según su propiedad personal. Hay un caso en
el que esta distinción es una verdad de fe: la encarnación del Hijo. Sólo él, y no el Padre ni
el Espíritu Santo ha asumido la humanidad. Hay por tanto una “misión”, una presencia
salvífica divina en el mundo, que es propia y específica de una persona divina. A partir de
esta misión del Hijo se ha llegado en el desarrollo dogmático de la Iglesia a la idea de la
procesión eterna del Hijo. Tenemos aquí un caso de identidad o tal vez mejor podríamos
decir correspondencia, entre la Trinidad económica y la Trinidad inmanente.
Del hecho de que sólo el Hijo se haya encarnado no se deduce que las otras personas no
tengan nada que ver en este acontecimiento. Sabemos bien que ha ocurrido todo lo
contrario. Pero este hecho confirma la verdad de cuanto estamos diciendo: si el Padre envía
al Hijo, es evidente que se da una distinción en la acción de uno y otro. De este hecho claro
deduce Karl Rahner que el principio según el cual no hay nada en la historia de la salvación
que no se pueda predicar del mismo modo del Dios trino como un todo y de cada persona
en particular es falso. El axioma fundamental tiene sentido en la mente de Karl Rahner,
como ya hemos insinuado, como fundamentación del carácter salvador del misterio
trinitario, en su conexión irrenunciable con los misterios de la encarnación y de la gracia;
entendido este último en el sentido amplio de la comunicación que en Cristo y en el
Espíritu hace Dios de sí mismo a los hombres'. La preocupación de K. Rahner, en este
sentido, es más la de poner de relieve la comunicación de Dios a los hombres que la de la
de reflexionar sobre el misterio de la Trinidad inmanente. De ahí que la segunda parte del
axioma, «a la inversa», que formula con frecuencia en éste y en otros con-textos, no reciba
prácticamente aclaración ninguna en el conjunto de su obra. Lo que sí precisa el autor
alemán, en algunas ocasiones en que insiste en que la comunicación de la Trinidad divina
en la economía de la salvación es real, es que esta comunicación es libre y por pura gracia.

Por consiguiente, aunque Rahner no haya insistido en el contenido del «a la inversa»


(umgekehrt) de su axioma fundamental, hay que tener presente esta importante afirmación
para una adecuada interpretación de su pensamiento. La comunicación que Dios hace de si
mismo en Cristo y en el Espíritu es totalmente libre, no debida y "graciosa". Esta precisión,
creo, no siempre ha sido tenida debidamente en cuenta por los críticos de Rahner.

Sin embargo, no habrá que detenerse ahora en el estudio directo del pensamiento
rahneriano. Interesaba sólo recordar los orígenes y la razón de ser del «axioma
fundamental», que tanta importancia ha tenido en la teología católica y también en la
protestante de los últimos tiempos, con el objeto de profundizar sobre el contenido del
mismo. En realidad, su aceptación en la teología católica ha sido tan general, al menos por
lo que respecta a la primera parte del axioma, porque nos viene a recordar de suyo una
verdad elemental, que de un modo o de otro ha estado siempre presente en la conciencia de
la Iglesia. Sólo a partir de la economía de la salvación y de la revelación que en ella hace
Dios de sí mismo podemos acceder al misterio de la vida íntima del Dios uno y trino. A la
vez, en cuanto Dios sale de sí y se nos da a conocer en la economía, se nos hace evidente
que este Dios existe ya y, por tanto, que en la Trinidad inmanente está la fuente y el origen,
a la vez que el necesario presupuesto, de la economía de la salvación.

Ésta, sencillamente, no hubiera podido tener lugar sin la existencia previa del ser divino
que ama al hombre que ha creado: «Tanto amó Dios al mundo que dio a su único Hijo...»
(Jn 3,16). La economía de la salvación permite y lleva a hacer afirmaciones consentido
sobre Dios en sí mismo (cf. Jn 1,1-2), sin que el misterio desaparezca. El axioma
fundamental y la discusión en torno al mismo ha permitido poner de relieve el consenso
que se da en muchos puntos teológicos de primera importancia, empezando por la
relevancia, más aún, el lugar central que el misterio de la Trinidad ocupa en la vida
cristiana y por consiguiente el carácter salvador que lo caracteriza. La imposibilidad de
llegar a él por caminos que no sean los que la revelación y donación de sí mismo que Dios
hace de sí mismo en Cristo y en el Espíritu se da por descontada. Con ello aparece claro
que Dios nos revela la profundidad de su ser sólo en la medida en que nos introduce en él y
nos hace participes de su vida. No en vano el bautismo que nos perdona los pecados y nos
confiere la dignidad de hijos de Dios se administra en el nombre del Padre y del Hijo y del
Espíritu Santo (cf. Mt 28,19).2

2.2 El Axioma fundamental en el documento de la comisión teológica internacional


teología – cristología – antropología
De la importancia y de la acogida del axioma fundamental de Karl Rahner da fe el uso
que de él hace la Comisión Teológica Internacional en su documento Teología-Cristología-
Antropología del año 19818. Se trata sin duda de uno de los documentos de mayor altura
teológica que ha producido la Comisión y que, a pesar de los años transcurridos, merece un
estudio atento.

La relación entre la cristología y la revelación de la Trinidad es el marco en el que la


Comisión Teológica aborda la cuestión en estudio. Se nos recuerda que en el
acontecimiento de la encarnación de Jesucristo y en el don del Espíritu Santo Dios se nos
ha revelado como es.
2
LADARIA, LUIS. F., La Trinidad misterio de comunión, Ed. Secretariado Trinitario, Salamanca (España)
2013 pág. 11-14.
La economía es la única fuente de la teología trinitaria; sólo en ella ha podido tener
origen la reflexión sobre lo que es Dios en sí. Pero a su vez la Trinidad económica
presupone siempre, necesariamente, la Trinidad en sí misma. A partir de estos principios
generalmente aceptados, la Comisión toma posición de modo directo en favor del «axioma
fundamental» inspirándose, aunque con notables precisiones, en las conocidas
formulaciones de Karl Rahner: Por ello, el axioma fundamental de la teología actual se
expresa muy bien con las siguientes palabras: «la Trinidad que se manifiesta en la
economía de la salvación es la Trinidad inmanente, y la misma Trinidad inmanente es la
que se comunica libre y graciosamente en la economía de la salvación».

Son claras las coincidencias con el modo de expresarse de Karl Rahner. Es su intuición
la que en el fondo se acepta. Pero hay también algunos cambios. En lugar de la Trinidad
económica se habla de la «Trinidad que se manifiesta en la economía de la salvación». Es
una formulación más lograda. Pero sobre todo no puede pasarse por alto que aquí recibe un
contenido concreto la segunda parte del axioma de Rahner, el «a la inversa». De todas
maneras, la Comisión se sirve del lenguaje de Rahner para llenar de contenidos esta
segunda parte del axioma. Ante todo, se nos dice, la Trinidad se comunica. Karl Rahner ha
acuñado el término Selbstmitteilung, comunicación de sí mismo, que ha tenido mucha
aceptación en la teología católica, sobre todo en la teología de la gracia. Esta comunicación
se produce además «libre y graciosamente». Se ha evidenciado que el propio Rahner se
sirve de esta expresión.

En la mayor precisión de términos que la Comisión aporta, no se ha apartado ni del


espíritu ni de la letra de quien ha formulado el axioma por vez primera en la teología
católica. Los tres nombres divinos de Padre, Hijo y Espíritu Santo son en la “teología”
como son en la economía de la salvación''. El documento se hace eco de la antigua
distinción patrística entre “teología” y “economía” para subrayar la íntima relación entre las
dos. Si la segunda nos da acceso a la primera, ésta es el necesario principio y fundamento
de la economía de la salvación. Pero todavía más interesante que esta aceptación en
términos generales del axioma fundamental es el desarrollo que de él se hace a
continuación. Inspirándose en la terminología clásica del concilio de Calcedonia, la
Comisión prosigue afirmando que hay que evitar toda separación entre la cristología y la
doctrina trinitaria, ya que el misterio de Jesucristo se inserta en la estructura de la Trinidad.
La Comisión indica que pueden darse dos formas de esta separación entre cristología y
doctrina trinitaria. Una neoescolástica y otra moderna.

2.3 Algunas reflexiones conclusivas

Dada la realidad de la revelación y de la comunicación que Dios hace de sí mismo en el


acontecimiento de Cristo, debemos pensar que esta revelación nos remite a la Trinidad
inmanente, corresponde realmente a ella.

La Trinidad económica es la Trinidad inmanente. Ha encontrado amplia aceptación en la


teología católica esta primera parte del «axioma fundamental». No tiene sentido hacer
hipótesis sobre otras posibilidades para la entrada de Dios en la historia, decidida en su
soberana libertad. El modo en que se ha realizado responde a lo que es Dios en sí, aunque
no agote su misterio. Desde antiguo se ha visto una relación entre las procesiones internas y
las misiones divinas. Solamente estas últimas han permitido llegar a las primeras. Pero esta
remisión de la economía a la Trinidad inmanente, y por consiguiente él es de la primera
parte del axioma, nos abre ya al misterio divino.

La economía de la salvación nos remite inevitablemente a un Dios «siempre mayor».


Este Dios inabarcable es siempre el Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo. Éste es un dato
fundamental de la revelación cristiana. Nada hay en Dios más profundo que su vida
trinitaria. En este sentido debemos afirmar que en Cristo Dios se nos ha comunicado
realmente y nos ha revelado su ser íntimo. De lo contrario no podemos hablar de revelación
y auto donación verdadera.

Ya la primera parte del axioma, pone en guardia contra una interpretación demasiado
estricta del es. Esta necesidad aumenta la segunda parte del axioma. La comunicación de
Dios es ante todo libre y gratuita. Dios se revela sólo en la pura gratuidad de su amor. Esta
libertad es total por lo que respecta al an sit, y en este punto no puede caber discusión
ninguna.

Las dos partes del axioma se sostienen mutuamente. Es evidente que sin la primera la
segunda no tiene sentido. Pero tampoco la primera sin la segunda. Si no hay un cierto «a la
inversa» no podemos decir que la Trinidad económica sea la inmanente. Se nos remitiría
sólo a un Deus semper maior que se podría creer presente en la revelación de Cristo, pero
que podría revelarse de otros modos y en otros acontecimientos.

Por otra parte, la libertad y la trascendencia de Dios, que hay que poner de relieve en la
recta interpretación de la segunda parte del axioma, nos previenen contra una interpretación
demasiado unívoca del primer es. El ser trinitario de Dios revela en la economía de la
salvación y no se constituye en ella. Dado que la revelación de Dios o es la revelación de la
Trinidad o no es, se puede pensar, siempre en referencia al misterio, que las relaciones entre
las personas que aparecen en la economía "corresponden “a las que existen en la Trinidad
inmanente", Es lo que de alguna manera ha hecho la tradición cuando a partir de las
características de la manifestación económica de las personas ha determinado la “táxis” o el
orden de las mismas. Naturalmente esto no significa querer determinar el grado de esta
correspondencia. Todo esto hace que el axioma fundamental, que podemos considerar claro
en sus líneas generales, ofrezca dificultades a la hora de su aplicación a los diferentes
problemas concretos de la teología trinitaria.
CONCLUSIÓN
Trinidad inmanente y Trinidad económica son siempre el mismo y único Dios que se
entrega totalmente al mundo y a los hombres tal como es. Inmanencia y trascendencia,
historia y eternidad constituyen dos dimensiones de una misma realidad concebida ahora
como fruto de la relación que Dios ha querido establecer con el mundo. Dios y mundo
quedan implicados en un mismo diálogo, operante en el mundo mismo como un único
acontecer salvífico donde ambos quedan indisolublemente diferenciados y vinculados. Para
esta salvación, para la aceptación de esta oferta de unidad y comunión final han sido
creados el mundo y el hombre. Es la comprensión del todo plural y multifacético de la
realidad como implicado en esta relación amorosa de alteridad con este Dios trino presente
en la economía la que brindó a la teología una nueva clave de articulación e integración de
la realidad.

Se presentan tres aportes centrales del pensamiento de Karl Rahner a la teología trinitaria:

 El axioma fundamental permitió encontrar en la Trinidad económica una clave


teológica integradora para entender la realidad desde la relación creador-creatura como
un diálogo salvífico que vincula historia y eternidad, inmanencia y trascendencia, con
una unidad que respeta la libertad y la diferencia.
 La auto donación como concepto clave para comprender esta oferta y donación de amor
que Dios mismo es, tanto ad intra y ad extra y por el cual se realiza la comunión en el
amor.
 La Trinidad inmanente como fundamento ontológico de todo lo real. De allí podemos
concluir que si es la Trinidad la que funda el ser y lo hace desde y para la comunión que
ella es, entonces se establece, en el mismo origen, la absoluta simultaneidad de la
pluralidad como unidad y de la unidad como pluralidad. El misterio de la Trinidad
revela que unidad y pluralidad se implican y reclaman en total simultaneidad originaria.

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