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EL DERECHO FUNDAMENTAL CONSTITUCIONAL A LA PRUEBA: UNA ILUSIÓN

PROCESAL.

En el derecho procesal colombiano, ha tenido como tradición procesal y sustancial que


se ha impuesto a las partes dentro de un proceso que deben probar los hechos que
sustentan sus pretensiones. Así, el Artículo 174 del derogado Código de Procedimiento
Civil -CPC-, estableció que toda decisión judicial debía fundarse en las pruebas
oportunamente allegada al proceso, y en el Artículo 177 ibídem estableció las cargas
probatorias y determinó que “incumbe a las partes probar los supuestos de hecho de las normas
que consagran el efecto jurídico que ellas persiguen”. La anterior normativa fue derogada por la
Ley 1564 del 12 de julio de 2012 -CGP-, quien mantuvo las mismas reglas en los
artículos 164 y 167 pero, además, introdujo lo que se conoce como la carga dinámica
de la prueba, que no es más que una asignación probatoria que hace el juez para que
la parte que esté en mejor posición de probar un hecho allegue la prueba pertinente.
Todas esas disposiciones tienen su razón de ser en el Artículo 1757 del Código Civil
que establece: “Incumbe probar las obligaciones o su extinción al que alega aquéllas o ésta.”

Es decir, lo que se desprende de la normativa vigente proceso en Colombia, es que


probar es una obligación procesal que esta en cabeza de las partes, so pena de que se
emita decisión contraria a la solicitada.

Aunado a lo anterior, desde la Constitución Política, Artículo 39, se estableció la prueba


como un elemento integrante del debido proceso. En lo pertinente, el mencionado
Artículo, establece: “Toda persona se presume inocente mientras no se la haya declarado
judicialmente culpable. Quien sea sindicado tiene derecho a la defensa y a la asistencia de un abogado
escogido por él, o de oficio, durante la investigación y el juzgamiento; a un debido proceso público sin
dilaciones injustificadas; a presentar pruebas y a controvertir las que se alleguen en su contra; (…).

La anterior posición, fue cobijada por el precedente de la Corte Constitucional, quien en


varias sentencias, si bien lo relacionó como un derecho, también es cierto, que
restringió su autonomía al mantenerlo como un elemento integrante del debido
proceso. Al respecto pueden mirarse las sentencias T-555-99 y T-589-99. En estas
sentencias elevo la prueba a la categoría de derecho, pero subsumido dentro de un
derecho complejo como lo es el debido proceso. No tenía la categoría de fundamental
con que ahora se apellida.

Sin embargo, a partir de las sentencias C – 034 de 2014 y C- 496 de 2015, se ha


abierto camino la tesis de la prueba como derecho fundamental, de la que se ha
indicado se libra a la suerte del debido proceso (Ruiz Jaramillo, 2018).

Sin embargo, frente a esas posiciones que elevan la prueba como un derecho
autónomo y, como si fuera poco, fundamental, consideramos que esas categorías son
un poco románticas e idealistas, como quiera que la práctica jurídica pero también
nuestro componente normativo, la prueba no es un derecho si no una obligación en
cabeza de las partes y así se desprende de cada una de las normas que se han
referenciado en precedente, hoy, en un proceso laboral, civil, administrativo, si l aparte
no allega la prueba de los hechos que afirma y que consagra la consecuencia jurídica
que se persigue dentro del proceso, el juez en una sentencia de dos páginas se limitará
a decir que la parte no cumplió con el artículo 167 del CGP, lo cual es completamente
acorde al ordenamiento jurídico, porque la carga de la prueba, es también una garantía
de la parte que prueba o que no está obligada a probar.

Pero hay varias situaciones que nublan a la prueba como derecho fundamental y es el
hecho de que los derechos implican una erogación por parte del Estado. Por ejemplo,
el derecho a la salud implica el suministro de medicamentos, hospitalización y demás
atenciones medicas que se requieran en el tratamiento de una patología, pero: ¿Qué
implica el derecho a la prueba?, ¿acaso que el Estado suministre y garantice los
recursos, más allá de la administración de justicia para practicarlo?, ¿por qué si es,
demás, de derecho, fundamental, las partes pueden desistir de ello, conforme a los
artículos 175 y 316 del CGP, las partes pueden desistir de ellas?

Las cosas, como son, la prueba es una obligación de las partes y un elemento del
derecho al debido proceso, de alta importancia porque con ella se materializa la justicia
y la verdad procesal, pero por más importante que pueda ser no podemos enmarcarla
dentro del catalogo de derechos fundamentales, porque es contrario a toda lógica
constitucional.
Prueba es un instrumento procesal que propende por la verdad y la justicia

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