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Lo que resalta la Corte es la importancia del derecho que tienen las partes en un
proceso de utilizar elementos que conlleven a la convicción de un hecho jurídico
determinado. Si bien, el artículo 29 de la Constitución Política llama la atención en
la parte en donde tiene en cuenta que el sindicado tiene derecho a controvertir las
pruebas que se alleguen en su contra. Pero, dado esto así, hay una prueba que la
ley permite tenerla en cuenta sin ser esta controvertida; esta es la llamada prueba
sumaria.
Sus elementos giran en torno a que, es una prueba que no se controvierte como
se dijo anteriormente, pero no siendo controvertida la ley permite que se tenga en
cuenta y, a su vez el juez la valora en la sentencia.
Para ir un poco más allá y tener una idea más amplia de lo que implica la prueba
sumaria y de lo que la caracteriza, se hace necesario traer a colación lo que
doctrinantes e incluso la jurisprudencia han aportado con respecto al tema. En
palabras de Parra, J. (2002): “La prueba sumaria, no se relaciona con su poco
poder demostrativo, ya que no se trata de una prueba incompleta, pues aquella
tiene que demostrar plenamente el hecho, sólo que le falta ser contradicha.”
Es plena prueba, lo que quiere decir que debe reunir las mismas condiciones de
fondo de cualquier prueba, es decir, que sea pertinente o conducente, esto es, que
sea la adecuada para demostrar un hecho o un acto jurídico concretos. Es más,
en algunos casos, la ley dispone no la libertad probatoria, sino que, por el
contrario, ciertos hechos deban ser demostrados únicamente de determinada
manera.
Lo que nos muestra que para la Corte la prueba sumaria es una prueba completa,
la cual debe contener la estructura o exigencias que tiene cualquier prueba en
cuanto a que sea conducente, útil y pertinente para demostrar un hecho.
Dentro de los fundamentos jurídicos de la prueba sumaria, se tienen artículos
como el 376 del Código General del Proceso, en donde se mencionan dentro de
qué situación cabe dicha prueba. Dice el artículo que trata sobre la servidumbre en
uno de sus apartados: “A las personas que se presenten a la diligencia de
inspección y prueben siquiera sumariamente posesión por más de un (1) año
sobre cualquiera de los predios, se les reconocerá su condición de litisconsortes
de la respectiva parte”.
Así mismo, se trae a colación el artículo 378 del mismo código, en donde se
constata la entrega de la cosa por el tradente al adquirente y dice que “al
practicarse la entrega no podrá privarse de la tenencia al arrendatario que pruebe
siquiera sumariamente título emanado del tradente, siempre que sea anterior a la
tradición del bien al demandante”.
Otro artículo que tiene en cuenta prueba sumaria es el 384 del CGP, sobre
restitución de inmueble arrendado. En este, “cuando el arrendador demande para
que el arrendatario le restituya el inmueble arrendado se aplicarán las siguientes
reglas:
En ese orden de ideas, la prueba con la cual se resuelve una sentencia debe
cumplir con todas las garantías constitucionales y establecerse conforme a la ley.
De no ser así, dicha prueba se tomará como nula.
Se hace alusión a esa última parte del artículo 29, ya que si la prueba sumaria se
obtiene con licitud, legalidad y es constitucional tiene la misma importancia que
cualquier otra prueba que sea conducente, por lo cual es una prueba de gran
eficacia para el proceso.