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Las presunciones legales (presunciones iuris tantum)[1] no son otra cosa que hechos o
situaciones que, en virtud de la ley, deben suponerse como ciertas siempre que se
demuestren determinadas circunstancias previas o hechos antecedentes.
Aplicaciones
Cuando la ley quiere asignar la carga de la prueba a alguien en particular en
un litigio concreto, establece una presunción iuris tantum. Con ello, obliga a la persona que
quiere vencer esa presunción a aportar las pruebas suficientes como para demostrar su
falsedad.
Ejemplos:
La ley entiende que quien tiene la posesión de un bien se presume que es
su propiedad/propietario, alguien que quiera demostrar que la propiedad le pertenece deberá
probarlo (con documentos, testigos, etc.).
Las huelgas abusivas (en la legislación española): Aunque en principio hay un amplio
reconocimiento del derecho de huelga, el legislador ha descartado aquellas modalidades de
huelga que conllevan abuso o desproporción en los sacrificios mutuos de las partes, y que
suponen un daño desmesurado para el destinatario de la medida de presión. Por ello se han
declarado «actos ilícitos o abusivos» diversas modalidades de huelga. Si los huelguistas
prueban la inexistencia de ese abuso la huelga no será ilegal (presunción iuris tantum).
Aplicaciones
La ley sólo utiliza este tipo de presunciones para casos muy particulares. Algunos ejemplos
son:
En algunos ordenamientos, las actas judiciales emitidas bajo la fe del Secretario
Judicial gozan de valor probatorio pleno, esto es, son ciertas en todo su contenido iuris et
de iure.
En el ordenamiento jurídico colombiano, existe una presunción de Derecho según la cual
los menores de 14 años no tienen la madurez suficiente para tomar decisiones concernientes
a su vida sexual. Esta presunción no admite prueba en contrario, por lo que se trata de una
del tipo iuris et de iure.