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Psicología humanístico existencial

USA: En 1961 dos hechos marcan el nacimiento de la Psicología


Humanista:
La constitución de la Asociación Americana de Psicología Humanista y
la publicación del Journal de Psicología Humanista.
Sin embargo, previamente Carl Rogers publica en 1951 “Psicoterapia
centrada en el cliente” y Abraham Maslow (1908 – 1970) “Motivación
y Personalidad” en 1954.
 “Tercera fuerza” en oposición al determinismo del Psicoanálisis,
al objetivismo conductual y al racionalismo de los trabajos cognitivos.
Sostienen una concepción psicológica del
Ser Humano centrada en 4 aspectos claves:

 Autonomía e interdependencia social: La autonomía como la


capacidad para dirigir el propio desarrollo, tomando decisiones y
aceptando las responsabilidades. “Un individuo que es autónomo,
puede ser responsable frente a la comunidad”

 Autorealización: tendencia inherente al organismo que lo


impulsa hacia el crecimiento y la diferenciación. El desarrollo de
esta tendencia depende en gran medida de la satisfacción de las
necesidades básicas del organismo (propuestas por A. Maslow)
 Búsqueda de sentido: el énfasis aquí recae en el carácter

intencional de la acción humana. El hombre no solo se mueve


por motivaciones materiales sino por principios axiológicos
tales como la libertad, la justicia y la dignidad que suponen el
encuentro de trascender nuestra propia existencia.

 Concepción global del ser humano: el ser humano se

considera como una Gestalt, un conjunto integral en el que


pensamiento, sentimiento y acción forman un todo orgánico.
Psicoterapia
centrada en el cliente
• PROPU ESTA POR CARL ROGERS, 1902 – 1987 U SA

• E NF O QU E HU M AN ÍS T I CO , “G ENU IN AM E N TE
AM E RI C AN O” : E L SE R HU M AN O ES A C TI V O, V O L I T IV O Y
S O CI A L. ES N A TU R A LM EN TE BU EN O Y S A L U D A B LE , S O L O
NEC ES ITA LA S CO ND IC I ON ES AM N I Ó T IC AS ADECU ADA S
PARA S U CRECIM IEN TO .

• AN TE CE DEN TES F I LO S Ó F I CO S DE M. B UB BER Y


KIERKEGA ARD

•B A S E S P AR A L A PS IC O L OG Í A P OS IT IVA, 199 0: E S TU D IA
LA S BAS ES DEL B I ENE S TAR PS I C O LÓ G IC O Y DE LA
FE L I C ID AD , C OM O TAMB IÉN LAS V IR TU D ES Y
FORTALE ZA S HU M AN AS . D R . S ELIGM AN , P EN S ILVAN I A.
 Carl Rogers nace el 8 de enero de 1902 en Oak Park (Illinois, EE.UU.),

un suburbio de Chicago.

Era el cuarto de seis hermanos de una familia de clase media y muy


religiosa, con ideales protestantes y conservadores: importancia de los
valores morales y el amor al trabajo, normas de conducta ética muy
elevadas y confianza en sí mismo.

 Ingresa a Agricultura en la Universidad de Wisconsin, pero luego

viaja por 6 meses a China a un encuentro de jóvenes cristianos


protestantes. Su interés por la religión crece, y al retornar elige iniciar
estudios de Psicología Clínica y luego su Doctorado.
 Al mudarse a New york, se casa con Helen Eliot (1924) y

comienza a inclinarse por ideas religiosas más liberales: la


no – directividad (no imponer qué creer y cómo)

 Se opuso a las prácticas terapéuticas y las técnicas de

diagnóstico de su época y fundó lo que se conocería


como psicoterapia, centrada en el cliente, entendido
como sinónimo de paciente.

 Desde 1964 hasta su muerte en San Diego el 4 de

febrero de 1987, Carl Rogers trabajó en La Jolla, California,


donde fundó y dirigió el Centro de Estudios de la Persona.
“…¿Cómo puedo establecer una relación que
esta persona pueda utilizar para su propio
crecimiento personal? …” C. Rogers

Lo esencial de la Psicoterapia es la calidad emocional


de la relación terapéutica: la calidad del encuentro
interpersonal con el cliente.

 1957 expone en un articulo “Condiciones necesarias y

suficientes del cambio terapéutico de personalidad” las


condiciones universales aplicables a todo tipo de
terapia, terapeutas y clientes:
1. Que haya dos personas en contacto psicológico.

2. Que la primera - llamada “cliente” – se encuentre en estado de


incongruencia, vulnerabilidad o angustia.

3. Que la segunda – llamada “terapeuta”- sea congruente o integrada en


la relación.

4. Que el terapeuta sienta una aceptación positiva incondicional hacia el


cliente.

5. Que el terapeuta experimente una comprensión empática del marco


de referencia interno del cliente y trate de comunicarle su experiencia.
6. Que la comunicación al cliente de la comprensión empática y la
consideración positiva incondicional del terapeuta se logren al menos en un
grado mínimo.
Esta manera de concebir la relación terapéutica se funda
completamente en las cualidades personales del
terapeuta – define actitudes internas y no conductas
especificas - que llevarán a construir una verdadera
relación terapéutica.

La calidad del encuentro importa mas que la


erudición, formación profesional, asesoría o
técnicas empleadas.
El cliente individual… es una causa en movimiento que contiene fuerzas
constructivas interiores que constituyen una voluntad hacia la salud.
(Paciente difiere de Cliente o Consultante)

El terapeuta guía al individuo a la autocomprensión, la autoaceptación.


El remedio es el terapeuta como ser humano, no su habilidad técnica…
la espontaneidad y la individualidad de la terapia vivida en el presente
llevan al paciente hacia la salud. (Rogers, 1973)

Es el propio paciente quién dentro de un contexto de interinfluencia con


el terapeuta, conoce mejor sus problemas, lo que le lastima, y lo que le
ayudaría a solucionar sus conflictos.
Enfermar, psicológicamente hablando: es una especie
de estado de autodesconocimiento que conduce a la
desadaptación; algo así como sentirse ajeno a la realidad,
no participar del mundo o sentir que no se pertenece a él.
El desequilibrio es la incongruencia entre el Yo Real
(autoconcepto y autoestima) y el Yo Ideal.

El proceso terapéutico debe rescatar al paciente de esta


situación por medio de la estimación incondicional, la
empatía y la búsqueda de la congruencia.
Existen tres actitudes por parte del terapeuta que facilitarían el
despliegue de la transformación en el consultante – en un sentido
plenificante de su desarrollo personal.

Metafóricamente, son el abono, el riego y la luz, que permitirían a


una planta el desarrollo de su posibilidad de ser esa planta que es.

Estas actitudes deberían formar parte del bagaje experiencial del


terapeuta, ya más allá del plano profesional, sino como un intento
por vivir de acuerdo a ellas.
La relación terapéutica incluye tres
ingredientes:

1. Autenticidad: Sinceridad, transparencia o

autenticidad personal. El terapeuta debe tener presentes

sus propios sentimientos, y no ofrecer una fachada

externa.
El consultante puede ver con claridad lo que el terapeuta
es en la relación: cuando el cliente está afligido o está
sufriendo, es probable que el terapeuta esté sintiendo
compasión, afecto o comprensión; también en otro
momento puede experimentar aburrimiento, coraje o
temor ante un paciente destructivo.

Aquello que el terapeuta experimenta, estaría abierto a


su conciencia, y puede ser vivido en la relación y
comunicado si es apropiado.
Entonces habría una gran congruencia entre lo que
se experimenta a nivel visceral, lo que está presente en
la conciencia y lo que se expresa al cliente.

El ejercicio de la LIBERTAD, como expresión de una


permanente disposición a la transformación tanto de
uno mismo como del mundo y de los otros.
2. Aceptación positiva incondicional: cálido respeto hacia
el consultante, como persona de mérito propio e incondicional, es
decir, como individuo valioso independientemente de su
condición, conducta o sentimientos.

Validación incondicional de la experiencia: Validar = constatar


la existencia: hay tal o cual experiencia. NO Valorizarla (está
bien, o mal)

El ejercicio del RESPETO POR LA DIFERENCIA, con el otro y


con uno mismo.
3. Comprensión empática:- Es la forma del ejercicio
de la alteridad-

Se logra “cuando el psicoterapeuta logra percibir los


sentimientos y significados personales que el cliente
experimenta en cada momento, cuando puede percibirlos
desde “adentro” , tal como se le aparecen al cliente y es capaz
de comunicarle parte de esa comprensión (Rogers 1972)

Es el encuentro entre el Yo y el Tú, en términos de M.


Bubber: No hay juicios, ni ideas previas, la relación con el Tú
es directa.
Es la capacidad que permite al terapeuta
centrarse en el cliente. El efecto terapéutico de
la empatía como factor primordial de la
relación siempre implica la presencia de las
otras condiciones.

Para que el terapeuta pueda experimentar aceptación y


empatía por el cliente, tendrá que desarrollar la
capacidad de comprender sus propios sentimientos y
vivencias.
En esta relación de calidez emocional con el terapeuta, el cliente
experimenta sentimientos de seguridad en la medida en que
encuentra que sus actitudes, cualquiera sean, son comprendidas y
aceptadas por el profesional.

La escucha activa, sensible, arrojada al mundo del otro, desde una


verdadera empatía y comprensión, es la fuerza más potente para el
cambio.

El ejercicio de la ayuda como GENUINO INTERÉS Y PRESENCIA.


El consultante ha padecido alguna forma de “desamor”, y el
encuentro con él, implica conectarse con ello.
La comprensión empática se aleja del habitual
“ponerse en el lugar del otro” ya que se perdería la el
efecto profundamente “ayudador” de la empatía que
es la certeza de sentirse escuchado por otro que
capta, experiencialmente, el mundo experiencial de
uno.
Este tipo de relación segura, permite que el consultante
pueda explorar y percibir por primera vez el significado
de ciertos aspectos de su conducta. A su vez, esta nueva
percepción de sí mismo puede ser perturbador y
generador de ansiedad. Al ver y sentir al terapeuta como
un Yo Aceptador, el cliente experimenta una actitud
similar consigo mismo, aceptándose como una persona
que puede experimentar sentimientos hostiles e
integrarlos a Sí mismo. (Rogers 1957)
Escuchar activamente…

1. Céntrate en la persona que habla.


2. Mantén contacto visual.
3. Procura no interrumpir.
4. No domines la conversación.
5. No juzgar, ni criticar. Es decir, no invalides los
argumentos de los demás sólo porque tengas el
poder para hacerlo.
Pilares de la Escucha Activa

Aplicar el método RASA. Se trata de un acrónimo que hace referencia a los


pasos para una auténtica escucha activa:

 Receive (Recibir): consiste en prestar atención a la persona (a lo que


dice, a lo que no dice y a cómo lo dice), evitando cualquier tipo de
distracción externa, ya sea consultar el Smartphone, revisar papeles o
interrumpirlo para llamar a otra persona.
 Appreciate (Apreciar): se refiere a confirmar al interlocutor que
estamos atentos a lo que dice. Solo tenemos que introducir un ‘eco’ en la
conversación: repetir las últimas palabras, asentir, emitir algunas
interjecciones…
 Summarize (Resumir): se trata reformular el mensaje con las ideas que
hemos entendido para corroborar con la otra persona que lo que él nos ha
trasladado y lo que nosotros hemos recibido coinciden. Por eso la fórmula
“Entonces, lo que has dicho es…” es tan útil para aplicar la escucha activa
de forma eficaz.
 Ask (Preguntar). Solo a través de este último paso vamos a poder aclarar
cualquier duda entre emisor y receptor, garantizando la máxima
comprensión del mensaje.
La técnica del Reflejo
“Me siento fatal, ¡La vida es una mierda!” y el terapeuta le puede
responder “Ya, la vida no te trata bien, ¿verdad?”

 No se hace ningún tipo de interpretación ni de opinión personal,


sólo se le devuelve la información al paciente de la misma manera
en que lo hizo él captando el sentimiento que se esconde tras sus
palabras.
 Lo que se logra con este tipo de respuesta es que el paciente sienta
que ha sido escuchado y comprendido, lo que motiva a
continuar hablando y profundizando en un tema sin tener que
realizar ningún tipo de pregunta directiva, es decir, es el paciente el
que va profundizando y el terapeuta le acompaña en el proceso.
 A su vez, el paciente toma conciencia de lo que está diciendo y
sintiendo a través del reflejo porque se le devuelve la información
tal como la dio, sin añadir ningún matiz personal por parte del
terapeuta.

 Hoy esta es considerada como un aspecto de la Escucha Activa.


 LA REITERACIÓN se usa para proponer los contenidos
expresados por el cliente, sin añadir nada nuevo con la
intención de significar lo expresado: Resumir, repetir las
ultimas palabras, asentir con la cabeza.
 LA CLARIFICACIÓN O ELUCIDACIÓN pretende recoger
y reflejar al cliente ciertos elementos que no fueron
explícitamente formulados y que quizá no entre en su
campo perceptivo, aunque ejerzan una influencia: “Lo
que tratas de decirme es…”
 EL REFLEJO DEL SENTIMIENTO consiste en recoger el
componente emocional presente de un modo mas o
menos explicito en la comunicación del cliente y
proponérsela a él de una manera clara. Sacar a primer
plano la intención, la actitud o el sentimiento escondidos
en las palabras del clientes: “Parece que lo que hizo tu
hermano te enojo mucho…”/ Reflejar postura corporal

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