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1. La ley. Concepto
La Ley es la norma emanada de las Cortes en el ejercicio de su potestad legislativa. Las leyes son
delimitadoras del libre albedrío de las personas dentro de la sociedad.
Se puede decir que la ley es el control externo que existe para la conducta humana, en pocas
palabras, las normas que rigen nuestra conducta social.
Constituye una de las fuentes del derecho, actualmente considerada como una de las principales,
que, para ser expedida, requiere de autoridad competente, es decir, el órgano legislador.
El concepto “fuerza de ley” hace referencia a la capacidad para imponer su voluntad y establecer
un mandato imperativo sobre todos los ciudadanos y los poderes públicos, para derogar normas
inferiores (fuerza activa) y para ser derogada por normas con igual rango jerárquico de Ley (fuerza
pasiva).
La ley es una fuente que tiene en general la primacía sobre todas las demás, ya que puede derogar,
modificar o suspender cualquier otra norma del ordenamiento jurídico, mientras que no puede ser
derogada, modificada o suspendida sino por otra ley. La fuerza de ley es la capacidad de obligar de
toda norma jurídica. Hay que destacar que no es predicable solo de las leyes, sino de cualquier
norma jurídica con obligatoriedad general y abstracta. Así, podemos decir que un reglamento o un
decreto-ley tienen fuerza de ley.
-Ley formal: Es el acto de las Cortes Generales emanado de forma típica y solemne, es decir,
siguiendo el procedimiento legislativo, independientemente de su contenido. El concepto de ley
formal hace referencia al procedimiento por el cual se elabora una ley, y por dicho procedimiento
esta es legítima. Si no se sigue dicho procedimiento, la ley no podrá ser legítima. Ejemplo: La ley
parlamentaria se considera legítima porque emana de las Cortes Generales a través de un
procedimiento que se regula en la Constitución y en los Reglamentos del Congreso y del Senado.
-Ley material: Es aquella manifestación de las fuentes del derecho, con carácter general o abstracto,
innovadora del ordenamiento jurídico y que versa sobre materias determinadas en el artículo 53.1
CE , donde se determina que “solo por ley” podrá regularse el ejercicio de los derechos y libertades
reconocidos en el Capítulo Segundo del Título Primero.
El principio de reserva de ley hace referencia a aquellas materias que forzosamente deben ser
reguladas por una ley y no por cualquier otra norma como un reglamento, un decreto-ley o un
decreto legislativo. Por ejemplo: Una ley regulará el poder judicial. En los derechos fundamentales
siempre existe reserva de ley, además siendo una ley orgánica.
La definición de Ley Orgánica se completa con una serie de prohibiciones: el artículo 75 prohíbe en
las materias de Ley Orgánica las Leyes de Comisión; el artículo 82 la delegación legislativa al
Gobierno y el artículo 87 su sometimiento a la iniciativa legislativa popular.
Todo aquello que se regula por razón de la materia (ley material, reserva de ley) necesita un plus
de legitimidad. Las leyes orgánicas afectan a cuestiones muy importantes para el devenir del
Estado, como los derechos fundamentales y las libertades públicas, que necesitan dicho plus de
legitimidad. Este tipo de normas, además de versar sobre materias importantísimas para la
convivencia social y política, necesitan unas mayorías en el Congreso y en el Senado muy
cualificadas.
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2.1 Leyes Orgánicas relativas al desarrollo de los derechos fundamentales y las
libertades públicas
Determinar qué ha de entenderse por “derechos fundamentales y libertades públicas” y qué
alcance ha de darse a la expresión no es tarea fácil. Se ha oscilado entre una interpretación estricta
y otra generosa de la expresión. Mientras que unos consideran que hay que entender exactamente
el contenido incluido en la Sección primera del Capítulo II del Título Primero (“De los Derechos
Fundamentales y de las libertades públicas” – Arts. 15 a 29), otros piensan que hay que tener en
cuenta otros criterios, como la susceptibilidad de plantear el recurso de amparo (incluyendo los
artículos 14 y 30).
El Tribunal Constitucional ha determinado que las materias del art. 81.1 CE no son las mismas
que las contempladas para el recurso de amparo, estando excluido el art. 14 y 30 CE. Por tanto,
solo incluye los artículos del 15 al 29, esos son los derechos fundamentales y libertades públicas
que han de ser regulados por Ley Orgánica.
Los derechos fundamentales y libertades públicas se tratan de una categoría excepcional que debe
interpretarse restrictivamente para un desarrollo legislativo “directo”. De lo contrario, habría un
procedimiento muy exigente para la aprobación y modificación de una gran cantidad de materias.
Además, se limitaría en exceso el ámbito de la Ley.
Desde un punto de vista material, el Estatuto de Autonomía es la norma que fija la estructura
organizativa básica de la Comunidad Autónoma correspondiente y que establece las reglas
fundamentales a las que habrán de atenerse los órganos de la misma para desarrollar su actividad.
Sería como la “Constitución” de la Comunidad Autónoma. Sin embargo, en nuestro ordenamiento
jurídico el concepto de Constitución está reservado exclusivamente al Estado, que es el único
poder soberano. El Estatuto de Autonomía es una norma condicionada por y subordinada a la
Constitución.
Desde un punto de vista formal, los Estatutos de Autonomía no son más que Leyes Orgánicas
estatales. Dichos estatutos se integran en la pirámide de fuentes, junto a las Leyes Orgánicas, pues
son Leyes Orgánicas. El artículo 81.1 de la Constitución dice que son Leyes Orgánicas las que
aprueban los Estatutos de Autonomía. En consecuencia, los Estatutos de Autonomía serían Leyes
de Estado con el carácter de orgánicas.
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2.3. Ley Orgánica Reguladora del Régimen Electoral General
Esta ley orgánica establece procesos electorales conjuntos en todo el territorio del Estado y normas
electorales válidas para la generalidad de las instituciones representativas del Estado.
También establece las normas de las Entidades territoriales en que se organiza el Estado, salvo las
excepciones que se hallen establecidas en la Constitución o en los Estatutos.
La ley orgánica regula las elecciones a Diputados y Senadores, salvo los senadores de las
Comunidades Autónomas, que serán elegidos por la asamblea Legislativa o, en su defecto, por el
órgano colegiado superior de la Comunidad Autónoma, de acuerdo con lo que establezcan los
Estatutos.
Asimismo, la ley orgánica regula las elecciones a Ayuntamientos y diputaciones (Salvo las Forales
del País Vasco y sus Juntas Generales).
Existe una tercera postura intermedia entre las dos anteriores que establece que la Ley Orgánica es
básicamente un concepto material. El principio de competencia es el que debe presidir las
relaciones entre la Ley Orgánica y la Ley Ordinaria, aunque añade que no es posible prescindir por
completo del principio de jerarquía por la imposibilidad de realizar un deslinde perfecto entre
Leyes Orgánicas y Ordinarias, por la necesidad de hacer frente al problema de las leyes
parcialmente orgánicas.
Esta última postura es la que ha sido defendida por el Tribunal Constitucional en la jurisprudencia
dictada sobre esta materia, que podría sintetizarse en los siguientes puntos:
1. La Ley Orgánica tiene una vinculación especial con la voluntad del constituyente que la
diferencia por esto de la Ley Ordinaria. La Ley Orgánica no puede darse más que allí donde el
constituyente expresamente lo ha querido de manera inequívoca.
2. La Ley Orgánica es un concepto básicamente material. El instrumento de la Ley Orgánica está
reservado para determinadas materias, de la misma manera que determinadas materias están
reservadas a la Ley Orgánica. Cualquier ampliación de estas materias por el legislador supondría
una infracción de la Constitución, una violación de su artículo 81. Por tanto, si las leyes o normas
con rango de ley regulan materias reservadas a Ley Orgánica o modifican o derogan una Ley
Orgánica, se da una posible inconstitucionalidad que será declarada por el Tribunal Constitucional.
3. En la relación entre LO y Ley ordinaria no juega solo el principio de competencia, sino también
el principio de jerarquía (de forma complementaria). La LO está reservada a materias distintas de
la Ley ordinaria, pero es también una norma que ocupa un lugar superior dentro de la jerarquía
normativa. Esta superioridad es deducida por el TC de su rigidez procedimental. Además, la LO
no puede ser modificada por una Ley ordinaria.
4. Aparece el problema de las leyes parcialmente orgánicas. Cuando las leyes aprobadas con el
carácter de orgánicas se ocupan tanto de materias reservadas a Ley Orgánica como de otras
reservadas a leyes ordinarias, se produce el efecto de congelación de rango (una Ley que contiene
tanto materias reservadas a LO como otras que no lo están, puede ser aprobada con el carácter de
Orgánica, aún cuando los artículos del proyecto que se refieren a materias orgánicas fueran
aprobados por mayoría simple y los que se refieren a materias no orgánicas lo fueran por mayoría
absoluta). Los preceptos que regulan las materias propias de las leyes ordinarias inicialmente
tienen rango de Ley Orgánica, con la salvedad de que la propia Ley Orgánica o el Tribunal
Constitucional declaren que pueden ser alterados por una ley ordinaria. Por ejemplo, la ley de
responsabilidad penal del menor tiene una parte orgánica y otra ordinaria. Se considera que la ley
entera es orgánica.
Además, hay que destacar el art. 84 CE, que establece que cuando una proposición de ley o una
enmienda es contraria a una delegación legislativa en vigor (ley de bases o ley ordinaria), el
Gobierno puede oponerse su tramitación.
Si se opone el gobierno, las Cortes podrán presentar una proposición de ley para la derogación
total o parcial de la ley de delegación.
3.2. El Decreto-ley
El Decreto-ley es una norma con fuerza de ley que emana directamente del Gobierno y sobre la que
el Parlamento solo interviene a posteriori para su convalidación o derogación, a diferencia del
Decreto Legislativo en el que interviene a priori.
El art. 86.1 CE establece con precisión qué ha de entenderse por Decreto-ley: “En caso de
extraordinaria y urgente necesidad, el gobierno podrá dictar disposiciones legislativas
provisionales que tomarán la forma de Decretos-leyes y que no podrán afectar a las instituciones
básicas del estado, a los derechos, deberes y libertades de los ciudadanos del Título I, al régimen de
las Comunidades Autónomas ni al derecho electoral general” (pues todas estas son materias de
reserva de ley orgánica).
El presupuesto de hecho habilitante para el Decreto-ley es la extraordinaria y urgente necesidad,
teniendo además que ser demostrada por el Gobierno (facultad discrecional).
Según el Tribunal Constitucional, es competencia de los órganos políticos determinar cuándo la
situación requiere el establecimiento de una norma por la vía del Decreto-ley.
Por razones difíciles de prever, hay situaciones concretas que requieren una acción normativa
inmediata en un plazo más breve que el requerido por la vía ordinaria o por el procedimiento de
urgencia para la tramitación parlamentaria de las leyes. La facultad discrecional del Gobierno es
controlable políticamente pero no jurídicamente, excepto si se hace un uso abusivo o arbitrario de
la misma.
Las materias excluidas de regulación por el Decreto-ley, que vienen indicadas en el art. 86.1 CE,
son:
1. Materias reservadas a Ley Orgánica (derechos fundamentales y libertades públicas, régimen de
las Comunidades Autónomas y Derecho electoral general).
2. Resto de Derechos del Título I (aparte de los artículos 14-29 CE).
3. Instituciones Básicas del Estado. Aunque la Constitución no define cuáles son, se entiende que
básicamente consisten en el Título VIII (CC.AA., provincias y municipios, Estado) y el Título
preliminar, que incluye principios tan importantes para el Estado como el de la separación de
poderes.
Art. 86.2 CE: “Los Decretos-leyes deberán ser inmediatamente sometidos a debate y votación de
totalidad del Congreso de los Diputados, convocado al efecto si no estuviere reunido, en el plazo
de los 30 días siguientes a su promulgación. El Congreso habrá de pronunciarse expresamente
dentro de dicho plazo sobre su convalidación o derogación, para lo cual el Reglamento establecerá
un procedimiento especial y sumario”.
3.3 El reglamento
La potestad reglamentaria reside en el Gobierno, según la CE y que además los Tribunales
controlan la potestad reglamentaria.
La potestad reglamentaria es el poder en virtud del cual las Administraciones Públicas dictan
reglamentos. El reglamento es ese acto normativo del Gobierno.
1) Las facultades reglamentarias que tienen los órganos ejecutivos a nivel estatal son:
1. Reales Decretos del presidente del Gobierno. A través de ellos, el presidente tiene una
potestad normativa personal.
2. Decretos del Consejo de Ministros: El gobierno actúa como un órgano administrativo
colegiado
3. Órdenes ministeriales: Reglamentos que emanan de un solo órgano administrativo que es un
ministro, una sola persona.
4. Órdenes del ministro de la presidencia, que es coordinador de los demás ministros.
2) Las facultades reglamentarias que tienen los órganos ejecutivos a nivel autonómico son:
1. Decretos del Consejo de Gobierno: Serían equivalentes a los decretos del Consejo de
Ministros.
2. Órdenes de sus consejeros: Sería equivalente a las órdenes ministeriales.
3) Las facultades reglamentarias que tienen los órganos a nivel local son:
1. El reglamento orgánico.
2. Los reglamentos y las ordenanzas por el pleno del Ayuntamiento o la diputación.
3. Los bandos del alcalde: son ordenanzas municipales.
El principio de legalidad
-Artículos 9.1, 9.3 y 103 CE establecen que se ha de respetar las Leyes y dictar disposiciones
reglamentarias siempre y cuando así lo prevea la Ley, sin que se pueda modificar o derogar a
través de dichos reglamentos lo dispuesto en dichas Leyes.
-El Art. 53.1 CE establece el respeto a la reserva de ley para los Derechos y libertades reconocidos
en el Capítulo 2o del Título I (no pueden ser regulados por un reglamento- “Sólo por ley...”)
-En función de si se le da una interpretación extensa o restringida, el reglamento gozará de mayor
o menor campo de actuación.
-No existe reserva de Reglamento.
Tipos de reglamentos
-EJECUTIVOS: implican una previa remisión normativa de manera que dicha Ley es completada,
desarrollada, pormenorizada, aplicada y cumplimentada o ejecutada por el reglamento” (STC.
18/1982). Por ejemplo, los reglamentos hipotecarios.
Si ejecutan lo dispuesto en una Ley (secundum legem).
Si se dedican a desarrollarla (intra legem).
-INTERNOS O DE ORGANIZACIÓN: se limitan a regular los órganos internos de distintas
entidades y el régimen de su funcionamiento. Por ejemplo, las órdenes ministeriales.
-INDEPENDIENTES (PRAETER LEGEM: “al lado de la ley”): Son aquellos dictados en materias no
reguladas por las Leyes, no tienen como base ninguna norma legal, por lo que no son ejecutivos.
Sin embargo, no pueden contradecir el principio de jerarquía ni el principio de reserva de ley.
Pueden existir mientras no invadan normas legales. El reglamento en este caso aprovecha las
lagunas legales existentes en el ordenamiento jurídico para anticiparse a la Ley y regular una
materia determinada.
-AUTÓNOMOS: regulan materias sobre los cuales no se ha legislado. Los independientes y los
autónomos son similares.