Está en la página 1de 19

PLAN

LECTO
R:
AMIGO
S POR
En esta propuesta está destinada a los alumnos/as de 6° año, en ella se propone articular situaciones

EL
de lectura y escritura en torno a “Amigos por el viento” de Liliana Bodoc y “Tortura y gloria” de
Clarice Lispector.

Como en toda secuencia vinculada con la lectura de un texto literario, es una condición didáctica

VIENT
fundamental que todos alumnos/as dispongan de un ejemplar del texto a través de plataforma o en
versión papel. Es importante destacar que como lectores y escritores, es imprescindible plantear las
siguientes situaciones:

O  Compartir la lectura con las alumnas y los alumnos: se puede comenzar con la lectura individual
por parte de cada estudiante, seguida de un intercambio por parejas o bien la o el docente
puede leerles la primera parte para “entrar” juntos en el mundo del cuento, delegar luego la

LA
lectura en las y los estudiantes y, por último, realizar el intercambio colectivo. 
 Intercambiar oralmente en torno al cuento a fin de profundizar su interpretación.
 Releer o bien solicitar que las y los estudiantes relean algunos fragmentos por sí mismos para

TORTU
discutir sus diferentes interpretaciones o para apreciar los efectos del lenguaje de los cuentos.
 Plantear por escrito algunas preguntas o problemas que contribuyan a involucrar a todas y todos
en la reflexión sobre el cuento. 
 Proponer situaciones de escritura que impliquen un desafío en la composición del texto, es decir,

RA DE


un desafío referido a la planificación, la textualización y la revisión.
Acompañar a las y los estudiantes durante todo el proceso de escritura.
Desarrollar una breve secuencia para profundizar y descontextualizar la reflexión sobre ciertos

GLORIaspectos del lenguaje.

Analizaremos a continuación situaciones de enseñanza y criterios didácticos que son necesarios tomar

A
en cuenta al planificar el desarrollo en el aula de la secuencia en torno a los cuentos de Liliana Bodoc y
Clarice Lispector. En primer lugar, nos referiremos a las situaciones de lectura, intercambio entre
lectores y lectura de las y los estudiantes por sí mismos sobre “Amigos por el viento”. Desarrollaremos
luego una propuesta de escritura individual vinculada a ese mismo cuento –una reescritura con cambio
de punto de vista–. En segundo lugar, presentaremos las mismas situaciones pero vinculadas a “Tortura
y gloria”, incluyendo otra propuesta de escritura –en este caso, primero por dictado al docente y luego
en parejas–. También presentaremos una situación de comparación entre los dos cuentos. Finalmente,
desarrollaremos dos secuencias breves de reflexión sobre el lenguaje vinculadas a los tipos de narrador
–protagonista y omnisciente– y al uso del punto seguido. 

¿Cómo organizar en el tiempo las diferentes situaciones? No necesariamente deben organizarse en el


orden planteado en el punteo anterior y en este material (es decir, una tras otra). Por ejemplo, después
de leer “Amigos por el viento” y de intercambiar sobre alguno/s de los ejes propuestos, puede
proponerse alguna situación de lectura de las y los estudiantes por sí mismos. Luego, puede realizarse
un segundo intercambio entre lectores sobre otro/s de los ejes y continuar con otra de las propuestas de
lectura individual. Además, durante la misma semana en que se lee “Tortura y gloria” puede realizarse
la situación de escritura relacionada con el cuento de Liliana Bodoc. Es decir, algunas de estas
situaciones pueden desarrollarse simultáneamente y otras deben ser sucesivas; algunas requieren de
varias clases –por ejemplo, intercambios entre lectores focalizando en distintos ejes– y otras no. El
orden en que están presentadas en estas orientaciones no se corresponde con el orden en que
pueden/deben llevarse a cabo en el aula. La o el docente planificará un cronograma de trabajo de
acuerdo a las características del grupo, la disponibilidad de tiempo y otros aspectos que considere
pertinente tener en cuenta. 
AMIGOS POR EL VIENTO

PRIMER ENCUENTRO Fecha:

Inicio: En este primer encuentro se invita a escuchar la lectura, centrándonos la relación del título con
la historia

 Proponemos escuchar la lectura Amigos por el viento de Liliana Bodoc.

Desarrollo: Luego de la lectura, se inicia el espacio de intercambio. Siempre convocando a la re-lectura


, eligiendo dos posibilidades en donde los alumnos/as reconstruyan entre todos la historia de la niña y el
niño que protagonizan el cuento (la narradora y Juanjo) o bien pedirles que justifiquen el título del
cuento.

 ¿Por qué se llama “Amigos por el viento”?, ¿qué relación tiene este título con la historia?). 

Esto permite centrarse ante todo en la historia, en los sucesos a los que se refiere el cuento, para
reflexionar solo después sobre el relato , sobre cómo está contada esa historia, la segunda propuesta
lleva a considerar desde un comienzo la relación entre historia y relato.

En cualquiera de los dos casos, a lo largo del intercambio se harán presentes los sentimientos de los
personajes –en particular, los de la protagonista que es también narradora–, así como su evolución a lo
largo de la historia.

 ¿Por qué la narradora hace alusión al viento?

En este cuento el centro de interés está dado no tanto por los hechos, sino por los sentimientos y las
reflexiones que los hechos suscitan en la protagonista, una niña de una gran sensibilidad. Como el
cuento está contado desde su punto de vista, los lectores podemos acceder en forma directa a su vida
interior.

Para comunicar ese complejo mundo interior la narradora acude al lenguaje metafórico. La metáfora
del viento, por ejemplo, atraviesa todo el relato y adquiere diferentes matices. En un principio el lector
puede interpretarlo como una irrupción negativa que disgrega y produce abatimiento y confusión, pero
luego tiene una connotación más positiva, pues es la clave para que la niña y el niño comiencen a ser
amigos.

El viento –en tanto fuerza incontrolable que puede a la vez destruir y poner en movimiento– abre hacia
múltiples sentidos: la existencia, la energía vital, el inevitable fluir del tiempo, la realidad siempre
cambiante, entre otros muchos posibles.
Hay otras dos imágenes que adquieren relevancia en la interpretación del cuento y que están asociadas
con la del viento: las raíces y las ventanas.

Si el viento alude a lo que cambia, las raíces aluden a aquello que permanece, lo que busca resistir: las
costumbres, los vínculos. Las ventanas, por su parte, evocan la posibilidad de abrirse o cerrarse
respecto al mundo exterior, al intento de protegerse de la entrada del viento o a dejarlo circular para que
se renueve el aire. 

Para poner en discusión algunos de los sentidos posibles de estas imágenes –además de preguntar por
el título– se puede proponer la relectura del primer pasaje, en el que se presenta la imagen del viento:

A veces, la vida se comporta como el viento: desordena y arrasa. Algo susurra, pero no se le entiende.
A su paso todo peligra; hasta aquello que tiene raíces. Los edificios, por ejemplo. O las costumbres
cotidianas. 

En tu carpeta:

Actividad 1

1) La narradora compara la vida con el viento. ¿Por qué? ¿Qué es lo que ha sido desordenado o ha
quedado arrasado en su vida?

2) Según se nos dice aquí, pueden tener raíces algunas cosas muy concretas –como los edificios– y
otras más bien abstractas –como las costumbres–¿Qué paralelismo intenta plantear el texto entre los
edificios y las costumbres mediante la metáfora de las raíces? Pensemos en la relación entre las raíces
y el viento…

3) ¿Qué otras cosas podrían tener raíces en el sentido sugerido por el texto? Vamos a pensar algunos
ejemplos entre todos.

Cierre: Reflexionamos con el párrafo que cierra el cuento– puede contribuir a la construcción de un
nuevo sentido de la metáfora del viento.

—Si querés vamos a comer cocadas –le dije. 

Porque Juanjo y yo teníamos un viento en común. Y quizás ya era tiempo de abrir las ventanas. 

 Comer cocadas los domingos era una de las costumbres “con raíces” que la narradora
compartía con sus padres “antes del viento”. ¿Por qué creen que le propone a Juanjo comer
cocadas justo después de la conversación que acaban de tener?
 Al decir “Juanjo y yo éramos amigos por el viento” el texto retoma la expresión del título, que es
muy bonita. ¿Cómo puede ser que la narradora considere a Juanjo su amigo si lo acaba de
conocer? ¿Qué significa que se es amigo de alguien “por el viento”? 
 “Quizá ya era tiempo de abrir las ventanas” es otra expresión muy bella y metafórica. ¿Cómo la
interpretan? Quizás nos ayude buscar y releer el fragmento en que las ventanas se habían
cerrado…
___________________________________________________________________________

Segundo encuentro Fecha:

RELACIÓN DE LA NARRADORA CON SU MADRE

Actividad 2: En este segundo encuentro vamos a analizar y reflexionar sobre la relación que a
narradoras tenía con su madre.

Inicio: se invitará a los alumnos hacer una relectura del párrafo y se observará algunas expresiones

“la mujer que más preguntas me hizo a lo largo de mi vida”; “significa que es tu cumpleaños, y no el
mío”

Desarrollo: Luego se abrirá un espacio de intercambio con algunas preguntas:

1. ¿Que intenta expresar en sus dichos?

a) ¿Qué sentimientos u acciones de camaradería se presentan entre ellas? Nombra algunos


momentos.

Se espera recordar algunos momentos de cuento, mediante la relectura: “aquel viento que se llevó a
papá”, la narradora muestra que sabe cuánto la cuida su mamá (al ocultarle su tristeza) y pone de
manifiesto también el cariño que siente por ella al caracterizarla como alguien que “era capaz de esas y
otras asombrosas hechicerías”. 

La camaradería entre madre e hija se hace evidente luego, al evocar la alegría y los paseos
compartidos.

El amor y la admiración de la protagonista por su mamá vuelven a aparecer en el tiempo presente del
cuento, cuando están por llegar los intrusos y también después de su llegada: “¿Qué te vas a poner? –
le pregunté en un supremo esfuerzo de amor.”; “Enseguida, apareció mamá. Estaba tan linda como si
no se hubiese arreglado. Así le pasaba a ella. Y el azul le quedaba muy bien a sus cejas espesas”.

Juanjo recibe por parte de la narradora dos miradas muy opuestas, ya que pasa de ser considerado
como un intruso a convertirse en un “amigo por el viento”. 

2. ¿Qué piensa y siente la protagonista al saber que va a encontrarse con el hijo del novio de su mamá?
¿Miedo?, ¿de qué?; ¿celos?, ¿de quién o de quiénes? 

Se pueden buscar en el texto las pistas que nos permiten saber cómo nos dimos cuenta de los
sentimientos que alberga la protagonista. Si bien no se refiere explícitamente a ellos, a partir de lo que
dice los lectores podemos inferir que sentía miedo y celos: “Pero que ese novio tuviera un hijo era una
verdadera amenaza. Otra vez, un peligro rondaba mi vida”; “Ahora, el tal Ricardo y su Juanjo habían
conseguido que volviera a hacerlas [las cocadas]. Algo que yo no pude conseguir”. 

Resulta particularmente interesante poner en discusión los pensamientos anticipatorios de la


protagonista acerca de cómo se iba a comportar Juanjo, pues permiten a las y los lectores saber más
sobre ella –sobre sus miedos y sus prejuicios– que sobre el propio Juanjo. 

Cierre: En una puesta en común los alumnos compartirán sus respuestas.

Tarea en plataforma:

1. Lee el siguiente párrafo de esta historia y responde:

Pude verlo transitando por mi casa con los cordones de las zapatillas desatados, tratando de
anticipar la manera de quedarse con mi dormitorio. Pero, más que ninguna otra cosa, me
aterró la certeza de que sería uno de esos chicos que, en vez de hablar, hacen ruidos:
frenadas de auto, golpes en el estómago, sirenas de bomberos, ametralladoras y explosiones. 

a) Cuando la narradora dice “pude verlo”, ¿realmente está viendo a Juanjo?


b) Al leer este pasaje ¿podemos saber en verdad algo sobre cómo es Juanjo? ¿Y sobre cómo es la
protagonista?
c) ¿Por qué será que lo que más le aterra es que haga ruidos en lugar de hablar?
d) Al comienzo, ella dice: “busqué una espina y la puse entre signos de interrogación”. ¿Les llama
la atención esta expresión? ¿Qué quiere decir la narradora al usarla? 
e) ¿Qué actitud tienen los dos chicos durante la conversación? ¿Qué expresiones nos permiten
imaginar lo que siente Juanjo ante las preguntas de su interlocutora? 
f) De pronto, la protagonista cambia su actitud hacia Juanjo, su hostilidad desaparece. ¿A partir de
qué parte se produce este cambio? Busquen en el texto esa parte así la comentamos.

Orientaciones para las correcciones de la tarea:

Acerca de esta última cuestión, pareciera que lo que la narradora teme es que su visitante se comporte
como un niño. Quizás ella ya está cerca de la adolescencia y desea tomar distancia de toda conducta
que la asocie a la infancia –tan próxima todavía– para ser considerada como una adulta. 

Los prejuicios de la narradora sobre Juanjo explican la hostilidad con que se dirige a él en el primer
tramo del encuentro. Algunos momentos del diálogo ofrecen pistas acerca de los sentimientos de
ambos personajes, así como del punto en el que la mirada sobre Juanjo se transforma por completo.

__________________________________________________________________________

TERCER ENCUENTRO Fecha:

En este tercer encuentro se propone una actividad de repaso

a. Ya conocías este cuento? ¿Qué ideas, sensaciones o pensamientos te dejó?

b. El cuento comienza diciendo:

A veces, la vida se comporta como el viento: desordena y arrasa. Algo susurra, pero no se le entiende. A su paso
todo peligra; hasta aquello que tiene raíces. Los edificios, por ejemplo. O las costumbres cotidianas.
Cuando la vida se comporta de ese modo, se nos ensucian los ojos con los que vemos. Es decir, los verdaderos
ojos.
¿Qué querrá decir la narradora con estas palabras?

c. En el siguiente fragmento se repite “adentro y adentro” ¿qué significará?

También puedo recordar la ropa reseca sacudiéndose al sol mientras mamá cerraba las ventanas para que,
adentro y adentro, algo quedara en su sitio.
d. ¿Por qué Ricardo y su hijo eran un peligro para la narradora?

e. ¿Qué querrá decir la frase “-sugirió la mujer que cumplía años, desesperada por la falta de aire- Y es
que yo me lo había tragado todo para matar por asfixia a los invitados”?

f. ¿Y esta? “Entonces, busqué una espina y la puse entre signos de preguntas”

g. ¿Por qué dirá, al final, que ya era tiempo de abrir las ventanas?

_________________________________________________________________________

CUARTO ENCUENTRO Fecha:

PRODUCCIÓN ESCRITA

En este encuentro se propone escribir el episodio en que Juanjo llega con su padre a la casa de
la niña como si él lo estuviera contando.

Es decir contar el episodio como desde el punto de vista de Juanjo, para lo cual se invitará a los
alumnos a trabajar de manera colectiva o en parejas un listado de los núcleos narrativos, es decir los
hechos más importante del siguiente episodio, que no deberían faltar.

Finalmente, llegamos a la casa de la nueva novia de papá. Unos minutos después de tocar el timbre,
nos abrió la puerta su hija. Ni bien la vi pensé…

Actividad 1: Producción escrita

Inicio: se les pedirá a los alumnos de manera colectiva o en parejas, un listado de los hechos más
importantes de ese episodio (núcleos narrativos). Por ejemplo:
- Juanjo llega a la casa de la narradora.
- La madre sugiere que vayan a su habitación a escuchar música.
- La narradora le pregunta a Juanjo sobre su madre.
- La niña y el niño conversan sobre su mamá y su papá.
- Luego, la narradora invita a Juanjo a comer cocadas. 

Desarrollo: Luego se abrirá un espacio de inetrcambio para comentar con las y los estudiantes que
deberán contar el episodio como si el narrador fuera Juanjo. Recordar que ya han realizado escrituras
similares como la renarración desde el punto de vista de una yacarecito en el marco de “La guerra de
los yacarés”. 

A continuación deberán retomar el listado elaborado en la situación de lectura “Juanjo según la


narradora” y, en caso de que no estuvieran incluidas, buscar y agregar expresiones vinculadas con el
relato de la llegada a la casa de la narradora (“Como lo había imaginado, traía puesta una remera
ridícula y un pantalón que le quedaba corto.”; “El horrible chico me siguió en silencio.”; “Juanjo abrió
grandes los ojos para disimular algo.”).

 Preguntarse qué podemos saber –como lectores– de lo que realmente piensa y siente Juanjo a
partir de la visión de él que nos da la protagonista. 
 Conversar acerca de lo que puede haber pensado o sentido Juanjo durante ese episodio.
¿Tendrá un punto de vista similar o diferente al de la protagonista? No perder de vista que a lo
largo del cuento la narradora imagina muchas cosas sobre el personaje. Por ejemplo, cree que
al sentarse en la cama él “...ya estaría decidiendo que el dormitorio pronto sería de su
propiedad. Y que yo dormiría en el canasto, junto a la gata.”. Será importante intercambiar sobre
qué puede haber pensado
 Juanjo en esa situación. Además, habrá que detenerse a analizar cómo evolucionan las ideas de
cada uno y la conversación entre ellos hasta que finalmente llegan a hacerse amigos.

Una vez que han terminado de escribir la primera versión completa del relato, habrá que dedicar un
tiempo en la clase siguiente para que cada estudiante relea su texto y señale los cambios que realizaría
de manera clara (por ejemplo, usando flechas, llamadas a pie de página…). Observar qué aspectos
priorizan al revisar sus propios textos permitirá retomarlos luego colectivamente. 

Después de esta primera revisión “general”, las y los estudiantes pueden agruparse por parejas de tal
modo que cada integrante lea la producción de su compañera o compañero y los dos se ayuden
mutuamente a mejorar sus textos. Es fundamental que quienes revisen no “invadan” el texto del otro.
Intercambiar las escrituras entre pares permite distanciarse del propio texto y mirar con otros ojos –ojos
de lector y no de escritor– el texto de la compañera o el compañero, esforzándose por entender los
sentidos que este quiso generar. La idea central es que los posibles cambios se hagan de común
acuerdo ya que la opinión de la autora o el autor del texto es insustituible. A fin de contribuir a organizar
esta situación, ofrecemos la siguiente guía de preguntas para orientar a las y los estudiantes a revisar el
texto del otro y para que puedan anotar sus sugerencias y observaciones. Luego, la autora o el autor
tomará aquellas que considere pertinentes.

Guía para la revisión entre pares


Sugerencias y observaciones
¿Se entiende bien lo que la autora o el autor
quiso decir?

Si te parece necesario, anotá tus ideas para


hacer más clara alguna parte de su texto.
¿Se incluyen todas las acciones y momentos que
no pueden faltar?

Si falta alguno, anotalo para que la autora o el


autor pueda agregarlo.
¿Se sostiene el punto de vista de Juanjo a lo
largo del relato? ¿Se incluyen expresiones que
den cuenta de lo que piensa y siente ese
personaje?

Si te parece necesario, podés anotar sugerencias


sobre dónde podría desarrollar más lo que piensa
/ siente Juanjo.
Otras sugerencias
Amigos por el viento 

Liliana Bodoc

A veces, la vida se comporta como el viento: desordena y arrasa. Algo susurra, pero no se le entiende.
A su paso todo peligra; hasta aquello que tiene raíces. Los edificios, por ejemplo. O las costumbres
cotidianas.

Cuando la vida se comporta de ese modo, se nos ensucian los ojos con los que vemos. Es decir, los
verdaderos ojos. A nuestro lado, pasan papeles escritos con una letra que creemos reconocer. El cielo
se mueve más rápido que las horas. Y lo peor es que nadie sabe si, alguna vez, regresará la calma.

Así ocurrió el día que papá se fue de casa. La vida se nos transformó en viento casi sin dar aviso.
Recuerdo la puerta que se cerró detrás de su sombra y sus valijas. También puedo recordar la ropa
reseca sacudiéndose al sol mientras mamá cerraba las ventanas para que, adentro y adentro, algo
quedara en su sitio. 

–Le dije a Ricardo que viniera con su hijo. ¿Qué te parece?

–Me parece bien –mentí.

Mamá dejó de pulir la bandeja, y me miró:

–No me lo estás diciendo muy convencida...

–Yo no tengo que estar convencida.

–¿Y eso qué significa? –preguntó la mujer que más preguntas me hizo a lo largo de mi vida.

Me vi obligada a levantar los ojos del libro: 

–Significa que es tu cumpleaños, y no el mío –respondí.

La gata salió de su canasto, y fue a enredarse entre las piernas de mamá.

Que mamá tuviera novio era casi insoportable. Pero que ese novio tuviera un hijo era una verdadera
amenaza. Otra vez, un peligro rondaba mi vida. Otra vez había viento en el horizonte.

–Se van a entender bien –dijo mamá–. Juanjo tiene tu edad.

La gata, único ser que entendía mi desolación, saltó sobre mis rodillas. Gracias, gatita buena.

Habían pasado varios años desde aquel viento que se llevó a papá. En casa ya estaban reparados los
daños. Los huecos de la biblioteca fueron ocupados con nuevos libros. Y hacía mucho que yo no
encontraba gotas de llanto escondidas en los jarrones, disimuladas como estalactitas en el congelador.
Disfrazadas de pedacitos de cristal. “Se me acaba de romper una copa”, inventaba mamá que, con tal
de ocultarme su tristeza, era capaz de esas y otras asombrosas hechicerías. Ya no había huellas de
viento ni de llantos. Y justo cuando empezábamos a reírnos con ganas y a pasear juntas en bicicleta,
aparecía un tal Ricardo y todo volvía a peligrar. 

Mamá sacó las cocadas del horno. Antes del viento, ella las hacía cada domingo. Después pareció
tomarle rencor a la receta porque se molestaba con la sola mención del asunto. Ahora, el tal Ricardo y
su Juanjo habían conseguido que volviera a hacerlas. Algo que yo no pude conseguir.

–Me voy a arreglar un poco –dijo mamá mirándose las manos–. Lo único que falta es que lleguen y me
encuentren hecha un desastre.
–¿Qué te vas a poner? –le pregunté en un supremo esfuerzo de amor.

–El vestido azul.

Mamá salió de la cocina, la gata regresó a su canasto. Y yo me quedé sola para imaginar lo que me
esperaba. Seguramente, ese horrible Juanjo iba a devorar las cocadas. Y los pedacitos de merengue se
quedarían pegados en los costados de su boca. También era seguro que iba a dejar sucio el jabón
cuando se lavara las manos. Iba a hablar de su perro con el único propósito de desmerecer a mi gata.

Pude verlo transitando por mi casa con los cordones de las zapatillas desatados, tratando deanticipar la
manera de quedarse con mi dormitorio. Pero, más que ninguna otra cosa, me aterró la certeza de que
sería uno de esos chicos que, en vez de hablar, hacen ruidos: frenadas de autos, golpes en el
estómago, sirenas de bomberos, ametralladoras y explosiones.

–¡Mamá! –grité pegada a la puerta del baño.

–¿Qué pasa? –me respondió desde la ducha.

–¿Cómo se llaman esas palabras que parecen ruidos?

El agua caía apenas tibia, mamá intentaba comprender mi pregunta, la gata dormía y yo esperaba.

–¿Palabras que parecen ruidos? –repitió.

–Sí. –Y aclaré– Pum, Plaf, Ugg... ¡Ring!

–Por favor –dijo mamá–, están llamando.

No tuve más remedio que abrir la puerta.

–¡Hola! –dijeron las rosas que traía Ricardo.

–¡Hola! –dijo Ricardo asomado detrás de las rosas.

Yo miré a su hijo sin piedad. Como lo había imaginado, traía puesta una remera ridícula y un pantalón
que le quedaba corto.

Enseguida, apareció mamá. Estaba tan linda como si no se hubiese arreglado. Así le pasaba a ella. Y el
azul le quedaba muy bien a sus cejas espesas.

–Podrían ir a escuchar música a tu habitación –sugirió la mujer que cumplía años, desesperada por la
falta de aire.

Y es que yo me lo había tragado todo para matar por asfixia a los invitados.

Cumplí sin quejarme. El horrible chico me siguió en silencio. Me senté en una cama. Él se sentó en la
otra. Sin dudas, ya estaría decidiendo que el dormitorio pronto sería de su propiedad. Y que yo dormiría
en el canasto, junto a la gata.

No puse música porque no tenía nada que festejar. Aquel era un día triste para mí. No me pareció justo,
y decidí que también él debía sufrir. Entonces, busqué una espina y la puse entre signos de preguntas:

–¿Cuánto hace que se murió tu mamá?

Juanjo abrió grandes los ojos para disimular algo.

–Cuatro años –contestó.


Pero mi rabia no se conformó con eso:

–¿Y cómo fue? –volví a preguntar.

Esta vez, entrecerró los ojos.

Yo esperaba oír cualquier respuesta, menos la que llegó desde su voz cortada.

–Fue..., fue como un viento –dijo. Agaché la cabeza, y dejé salir el aire que tenía guardado. Juanjo
estaba hablando del viento, ¿sería el mismo que pasó por mi vida?

–¿Es un viento que llega de repente y se mete en todos lados? –pregunté.

–Sí, es ese.

–¿Y también susurra...?

–Mi viento susurraba –dijo Juanjo–. Pero no entendí lo que decía.

–Yo tampoco entendí.

Los dos vientos se mezclaron en mi cabeza.

Pasó un silencio.

–Un viento tan fuerte que movió los edificios –dijo él–. Y eso que los edificios tienen raíces...

Pasó una respiración.

–A mí se me ensuciaron los ojos –dije.

Pasaron dos.

–A mí también.

–¿Tu papá cerró las ventanas? –pregunté.

–Sí.

–Mi mamá también.

–¿Por qué lo habrán hecho? –Juanjo parecía asustado.

–Debe haber sido para que algo quedara en su sitio. 

A veces, la vida se comporta como el viento: desordena y arrasa. Algo susurra, pero no se le entiende.
A su paso todo peligra; hasta aquello que tiene raíces. Los edificios, por ejemplo. O las costumbres
cotidianas.

–Si querés vamos a comer cocadas –le dije.

Porque Juanjo y yo teníamos un viento en común. Y quizás ya era tiempo de abrir las ventanas.

 
LA TORTURA Y GLORIA

PRIMER ENCUENTRO: Fecha:

Inicio: Se invitará a los alumnos/as a escuchar la lectura Cuento de la Tortura y gloria de Clarice
Lispector.

Desarrollo: Luego de la lectura se abrirá un espacio de intercambio para escuchar las diferentes voces
de los alumnos sobre si les gusto la historia, que sentimientos les produjo, y algunas preguntas que
invite a los alumnos a recuperar la historia a partir de cómo está contada.

o ¿Qué ocurre en esta historia? ¿Cuál es el problema que se plantea? 

Se espera que los alumnos/as se referirán a la disputa por el libro: una lo tiene, la otra lo desea; la
primera “se aprovecha” de su situación de poder y promete prestarlo pero posterga a diario la entrega
“haciendo sufrir” a la protagonista que es quien narra la historia. 

Es probable que ya intuyan que el cuento pone en juego mucho más que lo reseñado. Para ayudarlos a
profundizar en los sentidos que se abren a partir de esta historia aparentemente tan simple, hay que
orientar el intercambio de modo tal que vaya haciéndose visible la complejidad de los sentimientos que
los sucesos narrados suscitan en la narradora.  

Así, por ejemplo, en la primera parte del cuento la forma en que se narran los hechos transforma en la
crónica de un sufrimiento lo que –narrado de otra manera o desde otro punto de vista– podría haber
sido el relato de una broma. La intensidad del sufrimiento de la narradora tiene su origen en la
intensidad de su deseo por el libro, y en el hecho de que su dueña se ocupa de darle esperanzas para
después decepcionarla una y otra vez. La repetición del ciclo ilusión/desilusión y el tiempo indefinido de
la espera se convierten en una tortura para la protagonista. Algunas intervenciones posibles son las que
siguen.

En tu carpeta:

1. El cuento se llama “Tortura y gloria”. “Tortura” es una palabra muy fuerte, que implica un sufrimiento
extremo… ¿Creen que la palabra está usada en forma exagerada o que la protagonista sufre en verdad
una tortura?

Era un libro grueso, Dios mío, un libro para vivir con él, comiéndolo, durmiendo con él. Y totalmente por
encima de mis posibilidades. Me dijo que pasara por su casa al día siguiente y que ella me lo prestaría.
Hasta ese día siguiente me transformé en la esperanza misma de la alegría: no vivía, flotaba
lentamente en un mar suave. 

2. ¿Qué palabras usa aquí la narradora para expresar la fuerza de su deseo por el libro?  

a) “Flotaba lentamente en un mar suave” es una expresión muy poética ¿Qué sentimiento intenta
comunicarnos la narradora con esta expresión metafórica? ¿Cuál es la causa de ese sentimiento?

b) Algunas y algunos de ustedes dijeron que la dueña del libro la hace sufrir a propósito. Vamos a
buscar en el texto algunas pistas que fundamenten esa idea.
c) Busquen en el cuento otras expresiones que reflejen tanto la ilusión y el empeño de la protagonista
por tener el libro como su desencanto cuando le decían que tenía que seguir esperando.

A fin de que los alumnos/as comprendan que la postergación y el tiempo de espera forman parte de la
“tortura” que sufre la protagonista, se puede releer el siguiente fragmento:

¿Cuánto tiempo? Iba todos los días a su casa, sin faltar ni uno siquiera. A veces ella decía: pues al libro
lo tuve ayer a la tarde, pero como no viniste, se lo presté a otra nena. Y yo, que no tenía ojeras, sentía
que se me formaban bajo mis ojos espantados.

Se puede destacar que la perseverancia de la protagonista, la intención de la niña dueña del libro de
culpabilizarla de su propio desencanto –a partir de la insidiosa frase “pero como no viniste”– y poner en
discusión el porqué de los “ojos espantados”.

Cierre: En una puesta en común los alumnos compartirán sus respuestas. Se reflexionará sobre la
parte del cuento en la que se alude a la felicidad de la narradora al obtener el libro resulta igualmente
reveladora para diferenciar historia y relato. Podríamos pensar que “la historia”, la de la pelea por el
libro, termina en el episodio en que la madre desenmascara a su hija y –a los ojos de la narradora–
imparte justicia. Sin embargo, el cuento continúa con tres párrafos más –a partir de la pregunta “¿Cómo
contar lo que siguió?”– en los que no se narran nuevas acciones, sino las experiencias de intensa
felicidad –es decir, la “gloria”– que produce la posesión del libro. Se trata de un pasaje desafiante para
las niñas y los niños –y para cualquier lector– por la complejidad de las emociones de la protagonista
quien, después de haber sufrido postergación por parte de su “torturadora”, juega ella misma a
postergar la deseada lectura. Las y los estudiantes, seguramente, tendrán distintas interpretaciones
para este pasaje. Resulta esencial que la o el docente tenga presente aquí que la comprensión no es
cuestión de todo o nada, ya que es perfectamente posible disfrutar de la lectura de un cuento aun
cuando ciertos sentidos se nos escapen. En cualquier caso, se trata de proponer la relectura del pasaje
y de intervenir para problematizarlo, dejando tal vez que algunos interrogantes queden “dando vueltas
por el aula”, sin respuesta.

Tarea en plataforma:

o La narradora pregunta “¿Cómo contar lo que siguió?” dando a entender al lector que lo que va a
contar es difícil de explicar. ¿Por qué será difícil explicar lo que siguió? ¿Qué esperábamos los
lectores que sucediera?, ¿que la niña se sentara a leer para disfrutar sin interrupciones de lo
que tanto había deseado? ¿De qué disfruta en realidad la narradora? 
o ¿Qué expresiones de la narradora revelan sus sentimientos al saberse poseedora del libro?
o Al tener el libro entre sus manos, ya de regreso en su casa, la protagonista dice: “Vivía en el
aire... Había orgullo y pudor en mí. Yo era una reina delicada”. ¿Encuentran similitudes entre lo
que la narradora sentía al ir a buscar el libro y lo que sentía al tenerlo en su poder.
o La última oración del cuento es sorprendente: “No era ya una niña con un libro: era una mujer
con su amante.”. ¿Qué pensaron cuando se encontraron con esta oración? 
o Pareciera que se está comparando el encuentro con el libro con el encuentro con un ser amado.
¿En qué podrán parecerse estas dos situaciones?

___________________________________________________________________________

SEGUNDO ENCUENTRO Fecha:

¿CÓMO ES LA DUEÑA DEL LIBRO?

Inicio: En este segundo encuentro se comenzará la clase preguntando ¿Sobre la imagen que tienen de
la dueña del libro.

Desarrollo: Se abrirá un espacio de intercambio para escuchar las ideas que tienen o la imagen que
han construido de la niña.

Es probable que la mayoría de los alumnos /as consideren que la narradora es “la buena” y la otra niña
es “la mala” del cuento, ya que esta es la primera impresión que nos produce el texto a la mayoría de
los lectores. Sin embargo, es importante advertir que –como la narradora es la propia protagonista– solo
podemos ver a la niña dueña del libro a través de sus ojos, por lo que todo lo que sabemos sobre ella
nos llega impregnado de su subjetividad. 

El punto de vista narrativo es uno de los elementos clave en la forma de relatar una historia, ya que los
mismos hechos pueden adquirir sentidos muy diferentes cuando son narrados desde la voz de otro
personaje. En este caso, la narradora construye una imagen extremadamente negativa de la otra niña.
Ya desde el párrafo inicial la presenta de manera muy despectiva, estableciendo de entrada un
enfrentamiento y una exclusión: nosotras/ella. No sabemos siquiera su nombre, es “la hija del librero”:
su identidad se reduce a lo único valioso que tiene a los ojos de la narradora. La descripción física
provoca desagrado: “Ella era baja, pecosa y de cabellos excesivamente crespos. Su busto se volvió
enorme (…)”; “chupaba sus caramelos haciendo ruido”. Pero es sobre todo en la descripción de su
personalidad en la que la narradora carga sus tintas, ya que la muestra como un ser perverso y sádico
mientras se presenta a sí misma como su víctima: “qué talento tenía para la crueldad”, “era pura
venganza”…; “yo ni notaba las humillaciones a las que ella me sometía”; “empezar a ejercer sobre mí
una tortura china”. La maldad de la antagonista es absolutamente intencional y calculada: “El plan
secreto de la hija del librero era frío y diabólico”.

Por todo lo expuesto, es relevante que durante el intercambio la o el docente intervenga para
problematizar esta imagen tan polarizada.

Un camino posible es releer algunos fragmentos en los que se caracteriza a la dueña del libro, para
luego considerar la historia desde su mirada. No se trata de adivinar: el propio discurso de la narradora
presenta varias pistas interesantes para hacerlo. Se presentan a continuación algunos ejemplos de
intervenciones.

Relectura del primer párrafo:

Ella era baja, pecosa y de cabellos excesivamente crespos. Su busto se volvió enorme, mientras todas
nosotras seguíamos chatas. Como si fuera poco, se llenaba los bolsillos de la blusa, con
caramelos. Pero tenía lo que todo niño devorador de historias querría tener: un padre librero¿Por
qué se referirá a la otra niña como “la hija del librero” en lugar de llamarla por su nombre? ¿Cómo se
sentirían ustedes si las o los llamaran así?

 La descripción física es muy negativa. ¿Creen que ella se daría cuenta de que la narradora la
veía de ese modo?
 Al final del párrafo, se dice “Pero tenía lo que todo niño devorador de historias querría tener: un
padre librero.” Es notable lo fuerte que suena ese “pero” en la voz de la narradora. ¿Por qué dirá
“pero” después de describirla en forma tan negativa?
 Pareciera que ambas niñas envidian de la otra algo que no poseen. ¿Qué piensan ustedes?

Se trata de poner en discusión que, desde el vamos, hay un sentimiento de envidia y enfrentamiento
mutuo, que podría ser la causa de lo que sucede más adelante con el préstamo del libro. Otra cuestión
relevante es que hay una disparidad de fuerzas, ya que el enfrentamiento está planteado entre un
colectivo, el “nosotras”, y una niña en soledad, que probablemente se sienta inhibida y amenazada por
las demás. La relectura del siguiente párrafo puede resultar reveladora.

Pero qué talento tenía para la crueldad. Ella era pura venganza, chupando sus caramelos y haciendo
ruido. Cuánto nos debía odiar esa niña, a nosotras que éramos imperdonablemente bonitas,
esbeltas, altas, con cabellos sedosos. Conmigo ejerció con calma ferocidad su sadismo.

En tu carpeta

1. Frente a “ella”, la narradora habla de “nosotras” ¿A quiénes se refiere?


2. La narradora no afirma que la dueña del libro la odia, pero lo supone. ¿Qué razones tendrá para
suponerlo? ¿Qué razones piensan ustedes que podría tener la hija del librero para odiar a la narradora
y a su grupo?  

3 Es curiosa la expresión “imperdonablemente bonitas”. Cuando la narradora la utiliza, ¿qué está


suponiendo de la otra niña? ¿Quién es la que no perdona? ¿Qué es lo que no se perdona y por qué?

4.¿Qué imagen nos da la narradora de la hija del librero y de sí misma cuando dice “ejerció con calma
ferocidad su sadismo”?

Se explicará lo que es sadismo: se emplea para nombrar a la perversión que consiste en obtener


placer a partir de ejercer la crueldad sobre otro ser viviente. El sádico, por lo tanto, disfruta al
provocarle dolor al prójimo.

Cierre: En una puesta en común se escuchará las respuesta de los alumnos /as reflexionando que la
única hipótesis no sea que la hija del librero “las odiaba porque eran lindas”, sino que se vislumbre que
hay un grupo de niñas que se perciben a sí mismas como hermosas y que probablemente excluyen a
otra a la que consideran desagradable. En este punto, también puede ser interesante poner en foco las
diferencias sociales entre la narradora y la niña del libro, que quizás también contribuyen al
enfrentamiento.

Podemos que en la actualidad esto sucede en la vida cotidiana

Luego de comentar algunas de estas cuestiones, es posible que la docente explicite que accedemos a
la hija del librero desde la perspectiva exclusiva de la narradora, así como poner en consideración
cuáles habrán sido los sentimientos y pensamientos de la otra niña.

o ¿Se dieron cuenta de que solo sabemos acerca de la dueña del libro por lo que nos dice la
narradora, que evidentemente no la quiere? Cuando hablamos de alguien que no nos gusta, no
somos objetivos, ¿verdad? Tendemos a exagerar sus defectos… ¿Será entonces esa niña
realmente tan mala como nos la describen?
o Si la manera en que la narradora la presenta una y otra vez revela desprecio, ¿no es esperable
entonces que la otra niña tampoco tenga una actitud amigable hacia ella?
o A partir de todo lo que hemos comentado, ¿todavía piensan que la niña del libro actuó como lo
hizo por pura maldad? ¿Qué razones pudo haber tenido para comportarse así? 

El propósito de este eje de reflexión no es justificar el proceder de la dueña del libro, sino intentar
comprenderlo. De esta manera, los alumnos/as pueden ir aprendiendo a leer las entrelíneas de los
discursos, a apreciar las pistas que permiten entrever que lo que alguien dice no es nunca “lo que
sucede” sino su modo personal de interpretar lo que sucede, y a asumir otras perspectivas posibles en
torno a lo que se relata.

__________________________________________________________________________
TERCER ENCUENTRO Fecha:
El desenlace 

Inicio: Realizamos la relectura de siguiente párrafo.

Hasta que un día, cuando estaba en la puerta de su casa, oyendo humilde y silenciosa su negativa,
apareció su madre. Debía extrañarle la diaria y muda aparición de aquella niña en la puerta de su casa.
Nos pidió explicaciones. Hubo una confusión silenciosa, entrecortada de palabras poco esclarecedoras.
A la señora le parecía cada vez más raro el no poder entender. Hasta que esa buena madre
comprendió. Se volvió hacia su hija y con enorme sorpresa exclamó: “¡Pero ese libro nunca salió de
esta casa y tú nunca lo quisiste leer!”. Y lo peor para ella no era esa revelación, sino haber descubierto
qué hija tenía. Con real horror nos observaba: la potencia de la perversidad de su hija desconocida, y la
niña de pie en la puerta, exhausta, enfrentada al viento de las calles de Recife. Y me dijo todo lo que
jamás me habría atrevido a imaginar. “Y tú te quedas con el libro el tiempo que quieras”. ¿Entienden?
Era más que darme el libro: por el tiempo que yo quisiera es todo lo que una persona, pequeña o
grande, puede querer. 

Desarrollo: Luego analizamos la escena dónde aparece la madre de una de las niñas. Pensando en
las siguientes preguntas:

1. ¿Qué imagen de sí misma transmite la narradora? ¿Qué sentimientos provoca en el lector la forma
en que se presenta?

2. Hay dos momentos en que la narradora habla de sí misma en tercera persona, como si se viera
desde afuera, quizá desde el punto de vista de otro personaje. -Ubiquen esas frases y discutan:
¿Desde el punto de vista de quién se está mirando?, ¿por qué o para qué lo hace?

3. En segundo lugar, piensen en  la dueña del libro:


- ¿Qué la habrá impulsado a mentirle una y otra vez a la protagonista del cuento?
- ¿Cómo se sentirá ante la reacción y la decisión de su madre?

4. Finalmente, con respecto a la madre:


- En breves instantes atraviesa por dos estados de ánimo que el texto diferencia con claridad.
¿Cuáles son?
- “Horror” es una palabra que se refiere a emociones muy intensas. ¿Qué será lo que le causa horror
en ese momento?

5. En otra escuela, las chicas y los chicos discutieron bastante acerca de la frase “la potencia de la
perversidad de su hija”. Hubo quienes dijeron que la que ve a la niña como perversa es la madre,
mientras otros afirmaron que es la narradora la que piensa que es perversa.
- ¿Cómo interpretaron ustedes esa frase? ¿Coinciden con alguna de esas opiniones?
- Anoten lo que discutieron y justifiquen su opinión. 

Cierre: Durante la puesta en común, al retomar lo discutido por las diferentes parejas, será interesante
focalizar en aspectos como los siguientes:

 La imagen que la narradora nos ofrece de los tres personajes involucrados en la escena. 
 El uso que la narradora hace de la tercera persona para referirse a sí misma –al decir “la diaria y
muda aparición de aquella niña en la puerta de su casa” o “Con real horror nos observaba (…)
y la niña de pie en la puerta, exhausta, enfrentada al viento de las calles de
Recife”– enfatiza su imagen de niña inocente y desvalida. ¿Por qué o para qué lo hace?,
¿espera o intenta que la madre de la otra niña la vea de ese modo, para generar su simpatía o
su compasión? ¿Qué efecto produce en el lector que la narradora se presente de ese modo? 
 Los lectores no accedemos a la mirada de la madre, sino a la descripción que la narradora hace
de la mirada y la reacción de la madre, en las que intenta mostrar que la otra niña es alguien
detestable.
 La narradora, que ha sufrido por la postergación indefinida de su deseo, interpreta el regalo del
tiempo como una compensación y como un acto de justicia.
 La alusión a las personas grandes indica que la narradora es adulta y que ha sufrido en otras
oportunidades la espera indefinida o la postergación. 

Tarea de Casa:

La dueña del libro

 Relean el cuento y realicen la consigna es recomendable hacer una puesta en común y tomar
notas colectivamente, para que puedan

 Buscá los pasajes en que la narradora se refiere a la dueña del libro. Transcribí los fragmentos
que te parezcan más significativos. 
Al iniciar el próximo encuentro se les dará a los alumnos la oportunidad de explicar por qué les
parecieron significativos los fragmentos elegidos. A continuación, compartimos algunas consignas que
pueden guiar el intercambio luego de la relectura:

o ¿Hay alguna pista de los sentimientos de la niña dueña del libro? 


o ¿Tendrá ella también razones para detestar a la protagonista y a sus compañeras?
o ¿Percibirá la mirada despectiva sobre su cuerpo? 
o ¿Se dará cuenta de que la envidiaban? 
o ¿Qué habrá sido primero: la negativa a prestar los libros o la discriminación que sufre?

El propósito de este intercambio es posicionar a los alumnos/as desde la perspectiva de la antagonista


para problematizar la mirada de la narradora y para que comprendan que siempre hay otro punto de
vista posible.

____________________________________________________________________________

CUARTO ENCUENTRO Fecha:

Actividades de repaso:

a. ¿Quién es el narrador de esta historia?

b. ¿Qué querrá decir que “El plan secreto de la hija del librero era frío y diabólico”?

c. El cuento dice “Cuánto nos debía odiar esa niña, a nosotras que éramos imperdonablemente bonitas,
esbeltas, altas, con cabellos sedosos.” ¿Por qué dirá eso?

d. ¿Cuál fue la tortura china?

e. ¿Por qué el cuento se titulará “Tortura y gloria”? ¿En qué partes de la historia te hace pensar en
ambos elementos del título?

f. ¿En qué te hace pensar la parte “Hubo una confusión silenciosa, entrecortada de palabras poco
esclarecedoras. A la señora le parecía cada vez más raro el no poder entender. Hasta que esa buena
madre comprendió”?

Producción escrita en parejas:

La historia que se narra en “Tortura y gloria” está contada íntegramente desde el punto de vista de la
narradora-protagonista, y por eso los lectores no sabemos nada de los sentimientos de la niña dueña
del libro, no conocemos cómo ve ella a la narradora ni qué la mueve a actuar en la forma en que lo
hace. ¿Cómo se verían los hechos desde su punto de vista?

 Escriban desde el punto de vista de la niña dueña del libro su versión de la historia –es decir, lo
que le contó a su mamá para que la comprenda aunque no la justifique-. Cuenten cómo se
sentía en la escuela, los motivos que la llevaron a hacer eso. ¡No se olviden de incluir
expresiones que den cuenta de sus pensamientos y sentimientos!

Guía para la revisión del propio texto


¿Se entiende bien lo que quisieron decir?

Si hay alguna parte que no sea clara, reescríbanla en el margen o coloquen un asterisco en el lugar
correspondiente y anótenla al final del borrador.
¿Incluyeron todas las acciones y momentos que no pueden faltar?
Si falta alguno, agréguenlo donde corresponda.
¿Sostuvieron el punto de vista de la dueña del libro a lo largo del relato? ¿Incluyeron expresiones
que den cuenta de lo que piensa y siente ese personaje?

Si les parece necesario ampliar alguna parte, pueden hacerlo usando flechas o asteriscos.
¿Hay repeticiones innecesarias en su texto?

Fíjense si pueden evitarlas utilizando alguna expresión equivalente o suprimiendo alguna de las
palabras o expresiones repetidas.
¿Usaron coma para enmarcar las aclaraciones y para separar los distintos elementos de una
enumeración? ¿Usaron punto y aparte para separar distintos momentos de la narración?

De ser necesario, agreguen los signos de puntuación que faltan.


¿Incluyeron diálogos?

En el caso de que lo hayan hecho, ¿usaron las marcan que indican la introducción de las voces de
los personajes? ¿Usaron diferentes verbos del decir (por ejemplo: “preguntó”, “pidió”, etc.)?
 

Tortura y gloria

Clarice Lispector 

Ella era gorda, baja, pecosa y de cabellos excesivamente crespos. Su busto se volvió enorme, mientras
todas nosotras seguíamos chatas. Como si fuera poco, se llenaba los bolsillos de la blusa, por encima
del busto, con caramelos. Pero tenía lo que todo niño devorador de historias querría tener: un padre
librero.

De poco le valía. Y a nosotras menos todavía: incluso para los cumpleaños, en lugar de algún librito,
ella nos entregaba una tarjeta postal de la librería de su padre. Y para colmo con el paisaje de Recife,
donde vivíamos, con sus puentes. Atrás escribía con caligrafía ornamentada palabras como fecha de
nacimiento y saudade.

Pero qué talento tenía para la crueldad. Ella era pura venganza, chupando sus caramelos y haciendo
ruido. Cuánto nos debía odiar esa niña, a nosotras que éramos imperdonablemente bonitas, esbeltas,
altas, con cabellos sedosos. Conmigo ejerció con calma ferocidad su sadismo.

En mi ansia por leer, yo ni notaba las humillaciones a las que ella me sometía: seguía implorando en
préstamo los libros que ella no leía. 

Hasta que llegó para ella el gran día de empezar a ejercer sobre mí una tortura china. Como sin querer,
me informó que tenía As reinações de Narizinho. 
Era un libro grueso, Dios mío, un libro para vivir con él, comiéndolo, durmiendo con él. Y totalmente por
encima de mis posibilidades. Me dijo que pasara por su casa al día siguiente y que ella me lo prestaría.
Hasta ese día siguiente me transforme en la esperanza misma de la alegría: no vivía, flotaba
lentamente en un mar suave. Al día siguiente fui a su casa, literalmente corriendo. Ella no vivía en un
sobrado como yo, y sí en una casa. No me invitó a entrar. Mirándome fijamente a los ojos, me dijo que
le había prestado el libro a otra niña, y que volviese al día siguiente a buscarlo. Boquiabierta, me retiré
despacio, pero pronto la esperanza de nuevo me invadía toda y yo retomaba la calle dando saltitos, que
era mi modo extraño de andar por las calles de Recife. 

Esta vez no me caí: me guiaba la promesa del libro, el día siguiente llegaría, los días siguientes eran
toda mi vida, el amar por el mundo me esperaba, y seguir saltando por las calles como siempre sin
caerme ni una vez.

Bueno, pero no acabó simplemente allí. El plan secreto de la hija del librero era frío y diabólico. Al día
siguiente allí estaba yo en la puerta de su casa, sonriente y con mi corazón latiendo. Para oír la fría
respuesta: el libro todavía no estaba en su poder, que volviese al día siguiente. No sabía yo, como más
adelante con el pasar de la vida, que el drama del día siguiente se repetiría con el corazón latiendo. 

Y así siguió. ¿Cuánto tiempo? No sé. Ella sabía que era un tiempo indefinido, en tanto la hiel no se
escurriese de su grueso cuerpo. Yo había empezado ya a adivinar que me había elegido para que
sufriera, a veces adivino. Pero, incluso adivinándolo, a veces acepto: como si quien quiere hacerme
sufrir necesitara que yo sufra. 

¿Cuánto tiempo? Iba todos los días a su casa, sin faltar ni uno siquiera. A veces ella decía: pues al libro
lo tuve ayer a la tarde, pero como no viniste, se lo preste a otra nena. Y yo, que no tenía ojeras, sentía
que se me formaban bajo mis ojos espantados. 

Hasta que un día, cuando estaba en la puerta de su casa, oyendo humilde y silenciosa su negativa,
apareció su madre. Debía extrañarle la diaria y muda aparición de aquella niña en la puerta de su casa.
Nos pidió explicaciones. Hubo una confusión silenciosa, entrecortada de palabras poco esclarecedoras.
A la señora le parecía cada vez más raro el no poder entender. Hasta que esa buena madre
comprendió. Se volvió hacia su hija y con enorme sorpresa exclamó: “¡Pero ese libro nunca salió de
esta casa y tu nunca lo quisiste leer!”. Y lo peor para ella no era esa revelación, sino haber descubierto
qué hija tenía. Con real horror nos observaba: la potencia de la perversidad de su hija desconocida, y la
niña de pie en la puerta, exhausta, enfrentada al viento de las calles de Recife. Fue entonces cuando,
rehaciéndose, dijo firme y calma a la hija: “Vas a prestarle ya mismo As reinações de Narizinho”. Y me
dijo todo lo que jamás me habría atrevido a imaginar. “Y tú te quedas con el libro el tiempo que quieras”.
¿Entienden? Era más que darme el libro: por el tiempo que yo quisiera es todo lo que una persona,
pequeña o grande, puede querer.

¿Cómo contar lo que siguió? Yo estaba atontada, y así recibí el libro en mis manos. Creo que no dije
nada. Lo tomé. No, no me fui saltando como siempre. Me retiré caminando muy lentamente. Sé que
sostenía el libro con ambas manos, que lo apretaba contra el pecho. Cuánto tiempo me llevó llegar a
casa, poco importa. Mi pecho ardía, mi corazón estaba desmayado, pensativo. 

Al llegar a casa, no empecé a leer. Fingía que no lo tenía, solo para sentir después el sobresalto de
tenerlo. Horas después lo abrí, leí algunas líneas, lo cerré de nuevo, me fui a pasear por la casa, lo
postergué más comiendo pan con manteca, fingí que no sabía dónde había guardado el libro, lo
encontraba, lo abría por algunos instantes. Creaba las más falsas dificultades para aquello clandestino
que era la felicidad. ¡Cuánto me demoré! Vivía en el aire... Había orgullo y pudor en mí. Yo era una
reina delicada. 

A veces me sentaba en la hamaca, me balanceaba con el libro abierto en el regazo, sin tocarlo, en
purísimo éxtasis. No era ya una niña con un libro: era una mujer con su amante. 

(2 de septiembre de 1967)

También podría gustarte