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PRIMERA EDICIÓN
FEBRERO 2015
2,760 ejemplares
PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN
TOTAL O PARCIAL
DERECHOS RESERVADOS
D.LEG. Nº 822
ISBN: 978-612-311-228-8
DIAGRAMACIÓN DE CARÁTULA
DIAGRAMACIÓN DE INTERIORES
G J S.A.
A O 526 - M
L 18 - P C T : (01)710-8900
F : 241-2323
E-mail: ventas@gacetajuridica.com.pe
Imprenta Editorial El Búho E.I.R.L. San Alberto 201 - Surquillo Lima 34 - Perú
“[T]ras una resolución jurisdiccional no solo está en juego el peso
de las convicciones morales de un juez en sus juicios acerca de qué es el
Derecho, sino toda una compleja cartografía afectiva que rodea la pulsión y
personalidad de un hombre al que la sociedad lo identifica como juez; la
vulnerabilidad de un magistrado muchas veces no está necesariamente en una
resolución o fallo opinable o sin motivación suficiente, sino que tras una
decisión de impacto en la sociedad civil, en el régimen político; en suma, en un
enfrentamiento con el poder puede recorrer en la epidermis de un juez un temor
a dicha decisión: he allí otra cartografía de miedos y de valentías que tiene que
enfrentar el señor del Derecho; y todo ello resulta explicable a partir del perfil
psicológico de los jueces”
(Gerardo Eto Cruz. “Las sentencias básicas del Tribunal Constitucional peruano”. En:
Mucha agua, como se suele decir, ha transitado desde esa fecha hasta
la actualidad. Hoy la constitucionalización del ordenamiento jurídico ha
permitido que estas corporaciones jurisdiccionales desarrollen una activa
labor interpretativa en afirmar la vigencia y tutela de los derechos y
libertades de las personas, así como la supremacía de la Constitución y el
ser el guardián de la constitucionalidad de las leyes, lo que supone
inevitables enfrentamientos de estos Tribunales, Salas o Cortes
Constitucionales con el poder político.
Una vez designados los miembros a que se refieren los puntos a), b),
c), ch) y d) del párrafo anterior, se reunirán bajo la presidencia del
miembro designado por la Corte Suprema de la República,
procediéndose de inmediato a realizar un sorteo para la designación
del miembro a que alude el punto e) del párrafo primero de este
artículo. Para este efecto, cada una de las Cortes Superiores de
Justicia de la República indicará el nombre de una persona para que
participe en el sorteo respectivo, resultando miembro de el Tribunal
la persona favorecida en el sorteo. Las propuestas recaerán en vocales
o fiscales jubilados o cesantes de Cortes Superiores.
Si uno de los thelos de toda Constitución, desde los antiguos hasta los
modernos, como apunta Mauricio Fioravanti(13), es convertirse en la
técnica del poder(14), el Tribunal Constitucional se ha autoconcebido,
igualmente, en que es un órgano que racionaliza el ejercicio legítimo
del poder cuando controla sus excesos. En esta perspectiva ha
precisado que “(...) el Tribunal Constitucional estima oportuno
recordar que entre sus funciones está la de racionalizar el ejercicio del
poder público y privado, velar por la supremacía de la Constitución
Política del Perú sobre el resto de las normas del ordenamiento
jurídico, sean estas las emanadas del Estado o de entidades privadas,
velar por el respeto y la protección de los derechos fundamentales de
las personas naturales o jurídicas, y ejercer la tarea de intérprete
supremo de los alcances y contenidos de la Constitución” (STC Exp.
Nº 03574-2007-PA/TC, f. j. 8).
9. Obligación de resolver
Por principio, lo primero con que se topan los integrantes y los que
integraron el Tribunal Constitucional a la fecha, es lo difícil que resulta
seleccionar las decisiones más relevantes. Y es que ha de suponerse que
todo fallo resulta importante para las partes que controvirtieron en su caso
concreto. Mas, lo relevante aquí debe ser tenido en cuenta por razones de
índole cualitativa que determina su excogitación frente al peso
cuantitativo que resulta imposible publicarlo en texto; pues para ello el
interesado tiene la página web del Tribunal Constitucional que encontrará
año a año todas las resoluciones que ha emitido el Colegiado
Constitucional.
1. Criterio cronológico
Se trata aquí del criterio de apreciar una decisión que es, como se
diría en el viejo latín relevans –levantar, elevar, alzar(17)– y que según
el Diccionario de la Lengua significa “lo sobresaliente, excelente”;
aunque de nuestra parte preferimos identificar con la segunda
acepción de “importante, significativo”. En efecto, las decisiones
básicas que se encuentran seleccionadas resultan importantes por la
materia que ha resuelto. ¿Qué materias? Por ejemplo en la parte
dogmática de la Constitución, se podrán encontrar fallos que
establecen las grandes líneas de concepción en los derechos
fundamentales de las personas, no solo a través de los procesos
constitucionales ad hoc como son el hábeas corpus, el amparo, entre
otros; sino vía sendos procesos de inconstitucionalidad. Igualmente es
relevante casos en que el Tribunal Constitucional manifiesta una
resolución de “concretización” de algún derecho, algún principio,
alguna pauta no solo en el ámbito de los derechos fundamentales;
sino en todos los demás procesos, como los de inconstitucionalidad.
4. La importancia de la decisión
Es evidente que todo fallo del Tribunal Constitucional resulta de por
sí importante; y hasta podría decirse que su afirmación es una verdad
de Perogrullo, si se toma en cuenta lo que establece el artículo VI in
fine del Código Procesal Constitucional y su reiteración en el artículo
primero de las disposiciones generales de la Ley Orgánica del
Tribunal Constitucional: “[l]os Jueces interpretan y aplican las leyes
o toda norma con rango de ley y los reglamentos según los preceptos
y principios constitucionales, conforme a la interpretación de los
mismos que resulte de las resoluciones dictadas por el Tribunal
Constitucional”.
5. Casos difíciles
7. Precedentes vinculantes
Definida así esta parte, no cabe duda que existe una ubérrima
presencia de decisiones constitucionales que sientan posición, doctrina,
predictibilidad; lo propio en este tipo de sentencias, aun pecando de
demasiadas largas, se desarrollan interesantes conceptos, principios,
categorías que permitirán ilustrar a los operadores del sistema
constitucional.
1. Preliminares
2. Interpretación de la Constitución
En gran parte de las controversias que llegan al Tribunal
Constitucional, sea a través de los procesos constitucionales de la
libertad o a través de los procesos de la jurisdicción constitucional
orgánica, la labor principal del Tribunal se decanta en la definición
de lo que una norma constitucional dice. Es decir, para la definición
de la inconstitucionalidad de una norma o acto, el Tribunal debe
definir previamente el canon de control, esto es debe poder decir, en
primer lugar, que es lo que la Constitución exigía en el caso concreto
o cual es el contenido constitucional que está siendo infringido por
una ley o norma de inferior jerarquía. A esto es lo que se conoce
como primer momento interpretativo de la interpretación
constitucional y es lo que hemos denominado en este acápite como
“interpretación de la Constitución”.
2.1. Definición
Aquí lo que realiza el TC es sustituir a una parte del texto por otra
formulada por el mismo en el nivel de interpretación; este tipo de
fallo establece que el precepto es declarado inconstitucional “en
cuanto prevé (…)” o señala “algo”, “en lugar de” otro aspecto que
debería prever para ser constitucional. El TC peruano las ha
conceptualizado señalando que “son aquellas en donde el órgano de
control de la constitucionalidad declara la inconstitucionalidad parcial
de una ley y, simultáneamente, incorpora un reemplazo o relevo del
contenido normativo expulsado del ordenamiento jurídico; vale decir,
dispone una modificación o alteración de una parte literal de la
ley”(44).
1. La teoría actitudinal
Esta teoría explica que una forma de entender el modo cómo fallan
los jueces, es optando por identificar las opciones o preferencias
políticas que los magistrados proyectan sobre sus sentencias. Así, el
peso empírico de esta teoría es que ponen a prueba las preferencias
políticas de los jueces, en función del partido político al que
pertenecía el órgano que lo eligió; siendo en este caso, el Congreso,
para el caso de los magistrados del Tribunal Constitucional, en
función a la “cuota de poder” que tiene un determinado partido o
movimiento que “consensualizan” con los demás partidos. Si bien
esta teoría es muy relativa; no por ello se debe desconocer el peso
político de quienes eligen y en mérito a ello el elegido –en este caso
el magistrado– puede verse, para casos de naturaleza política que
resolver, eventualmente “contaminado” en su percepción de lo que
juzgan.
Sin embargo, esta teoría, en la práctica es muy utilizada por los jueces
que auscultan, a partir del grado de opinión política en la línea de las
editoriales, o de los analistas políticos y procesan los pros o contras
de lo que puede tener dicho fallo. En buena cuenta, una decisión
judicial, no debe expresar un autismo sociológico o de la realidad a la
cual se va a aplicar dicho fallo. Un Tribunal Constitucional de una u
otra manera va a tener implícitamente presente un grado de
“afectación”, aún cuando ello suponga en palabras del propio
Tribunal Constitucional resolver bajo el norte de afirmar una
“pacificación” de tal o cual controversia.
Sin embargo, otras veces, aún sabiendo que dicho fallo va a incidir en
términos no positivos para un sector involucrado, los jueces deben sumir
dicha responsabilidad, a riesgo que la opinión pública pueda ser adversa o
en grado extremo, demoledora (caso píldora del día siguiente, por ejemplo).
Claro está, la teoría estratégica no guarda desarmonía con las demás teorías
que aquí se describen.
Esta teoría puede ser una sumatoria de las dos anteriores; esto es la
combinación de la teoría estratégica con la actitudinal. Subyace en
este planteo, un comportamiento de la psicología social, en la
dinámica de los pequeños grupos; siendo en este caso relevante,
examinar la composición de los miembros del Tribunal
Constitucional, puesto que se “parte del supuesto de que la
composición del órgano jurisdiccional determina las decisiones de los
fallos”. Por ejemplo, Posner explica que “un tribunal en el que todos
los que conozcan de un caso de discriminación sexual sean hombres,
decidirá muy probablemente de forma distinta a como lo haría si uno
de ellos fuera mujer”(57).
Según esta teoría el comportamiento de los jueces bien sea del poder
judicial o de un Tribunal Constitucional “no solo se solapa con las
teorías estratégica, sociológica y psicológica, sino también con la
organizacional y la pragmática”. Y anota Richard Posner: “[L]a
primera se construye a partir de la idea de que un agente y su
mandante como son el juez y el gobierno para el que trabaja, tienen
intereses divergentes”-como podrían ser diversos casos fallados por el
Tribunal Constitucional como el caso de los aranceles del cemento,
STC Exp. Nº 03116-2009-PA/TC, o el caso Fonavi, STC Exp. Nº
00007-2012-PI/TC u otros más complejos como los bonos de la
reforma agraria, STC Exp. Nº 00022-1996-AI/TC, solo para citar
algunos fallos que generan impacto económico.
6. Teoría organizacional
1. Recopilaciones oficiales
1.1. Sobre Cortes y Tribunales Constitucionales
2. Recopilaciones académicas
X. EPÍLOGO: AGRADECIMIENTOS
1. Exordio
Con todo, resulta muy raro que, desde una perspectiva sociológica del
poder, los académicos provenientes de las ciencias sociales, tienen un
análisis prácticamente nulo de los tribunales constitucionales. Y si posan
sus ojos reflexivos, la regla ha sido en términos casi negativos y
estereotipados: el sempiterno tema de que los miembros del Tribunal
Constitucional vienen usurpando funciones que son de naturaleza
gubernamental, postura del que hacen eco los legisladores cuando el
Tribunal Constitucional emite sentencias interpretativas, pero muy raras
veces aprecian el rol determinante en la consolidación de una democracia.
Si bien, este planteo no es típico del pensamiento norteamericano(17), en
donde se ve cómo la Suprema Corte de Estados Unidos cumple un rol vital
en la interpretación de la Constitución y en casos de temas públicos
relevantes(18).
Con todo, esta observación, no es del todo correcta; bien es cierto que
las preocupaciones en el mundo de la sociología son otras; así, según el
Latinobarómetro en el 2011 los problemas más importantes para los
peruanos son en primer lugar la delincuencia (20 %), en segundo lugar el
desempleo (19 %), en tercer lugar los problemas económicos (13 %), la
pobreza (17 %) y la corrupción (8 %). En todos estos problemas Perú se
encuentra por encima del promedio de América Latina, salvo el problema
de la delincuencia donde Perú se sitúa 8 puntos más abajo que la región.
a. La democracia constitucional
Aunque la afirmación de la democracia supone como axioma la
presencia de una Constitución en tanto ella ejerce el control al poder
político, el Tribunal Constitucional ha hurgado diversos matices
conceptuales. Así, entiende que la democracia episódica, fáctica, no
reglada y desenvuelta en las afueras del Derecho, da lugar a una
democracia estable, jurídica y, consecuentemente, reglada y
desarrollada conforme a los límites establecidos en la Constitución;
da lugar, en otros términos, a la democracia constitucional(38).
b. La democracia directa
c. La democracia representativa
1. Los orígenes
Fue así como Kelsen, que por ahora no viene al caso, se encarga de
criticar los plantamientos de Jellinek en su “memorandum” (Kelsen
partía de dos tipos de argumentaciones; observaba antes que nada
que, en el plano estrictamente jurídico, la existencia del
Reichsgerichtshof era “contradictoria” con las nuevas disposiciones
constitucionales, ya que “junto a la vieja Constitución todas las
normas que se fundaban sobre ella han sido eliminadas”. Kelsen
subrayaba así la fuerte discontinuidad entre el periodo imperial y el
republicano: “contra el mantenimiento del nombre “Tribunal
imperial” no habla solo el hecho de que no existe ya un “imperio”,
sino también la necesidad de manifestar a través de la modificación
del nombre la falta de continuidad jurídica”(56)) en el que exponía
algunas ideas sobre la transformación del Tribunal Imperial en
Tribunal Constitucional.
Los países que cuentan con este sistema son Guatemala, Perú, Chile,
Ecuador, Bolivia y República Dominicana. El caso de Guatemala,
bueno es reivindicar que, en rigor, fue el primer Tribunal
Constitucional autónomo en América Latina, prefigurado a través de
la “Corte de Constitucionalidad de Guatemala”, normada en la
Constitución de 15 de setiembre de 1965.
La actual Carta Política de esta república es del 31 de mayo de 1985
y entró en vigor en 1986, allí igualmente se crea la “Corte de
Constitucionalidad” establecida como “un tribunal permanente de
jurisdicción privativa, cuya función esencial es la defensa del orden
constitucional; actúa como tribunal colegiado con independencia de
los demás organismos del Estado y ejerce funciones específicas que
le asigna la Constitución y la ley de la materia”. Este tribunal conoce
específicamente los siguientes procesos constitucionales: la
exhibición personal (hábeas corpus: art. 263 y 264); el amparo (art.
265) y la inconstitucionalidad de las leyes (arts. 266 y 267).
1. Introducción
Esta misma Ley incluyó otro precepto con el cual trataba de cubrir
cualquier vacío en torno al control de constitucionalidad y legalidad:
“Artículo 12.- Hay acción ante el Poder Judicial contra todos los
actos de la administración pública, departamental y municipal,
que constituyan despojo, desconocimiento o violación de los
derechos que reconocen la Constitución y las leyes”.
Pero, sin lugar a dudas, los procesos constitucionales que, por así
decirlo, entran en un contacto más directo con el ciudadano, y en
consecuencia, revisten de mayor actualidad e impacto en la vida
diaria, son los de tutela de derechos, y que en nuestro ordenamiento
lo conforman los procesos de amparo (art. 200, inciso 2), de hábeas
corpus (art. 200, inciso 1), de hábeas data (art. 200, inciso 3) y de
cumplimiento (art. 200, inciso 6); todos ellos, de naturaleza
compartida entre el Poder Judicial y el Tribunal Constitucional.
1. El derecho a la vida.
2. El derecho al desarrollo y bienestar.
4. Libertad de conciencia.
5. Libertad de religión.
7. Derecho a la información.
22. A la nacionalidad.
Por esta razón, el Estado debe asumir el deber positivo de lograr que
todos los establecimientos penitenciarios del país cuenten con las
instalaciones apropiadas (privadas, higiénicas y seguras) para
permitir la visita íntima. (STC Exp. Nº 01575-2007-PHC/TC).
2.2.7. El indulto y la gracia presidencial
4. Derechos culturales
1. El debido proceso
a. Noción
b. Procedencia
Por ello, este colegiado considera que, en aplicación del artículo 201
de la Constitución, más allá de los supuestos establecidos en el
artículo 202 de la misma, es competente para revisar, vía RAC, las
sentencias estimatorias que bajo el pretexto de proteger ciertos
derechos fundamentales, convaliden la vulneración real de los
mismos o constitucionalicen situaciones en las que se ha producido
un abuso de derecho o la aplicación fraudulenta de la Constitución;
todo ello, en abierta contravención de los dispositivos, principios y
valores materiales de la Constitución.
“(…) Esta modalidad podrá ser utilizada cuando no sea posible ubicar
el paradero de una persona detenida-desaparecida. Por consiguiente,
la finalidad de su interposición es no solo garantizar la libertad y la
integridad personal, sino, adicionalmente, asegurar el derecho a la
vida, y desterrar las prácticas de ocultamiento o indeterminación de
los lugares de desaparición.
3.2. Amparo
a. Noción
b. Finalidad
c. Naturaleza jurídica
- Doble naturaleza
“En tanto proceso constitucional, comparte su doble naturaleza. Es
decir, la función de la Constitución en la dirección de los derechos
fundamentales individuales (subjetivos) solo es una faceta del recurso
de amparo. Este tiene una doble función, junto a la subjetiva, otra
objetiva: ‘asegurar el derecho Constitucional objetivo y servir a su
interpretación ¡y perfeccionamiento!’.
a. Noción
b. Ámbito de protección
a. Noción
b. Finalidad
En dicha línea, el TC peruano ha sintetizado la finalidad del proceso
de cumplimiento, declarando que, de acuerdo a la normativa procesal
vigente, su objeto es:
a. Definición
b. Finalidad
c. Dimensiones
a. Noción
a. Noción
“(...) tiene que ver con las posibilidades jurídicas de actuación que la
Constitución y las normas que la desarrollan confieren a los poderes
del Estado y a los órganos constitucionales”(163).
CONTROL CONSTITUCIONAL Y
PODER POLÍTICO
2. El control de la motivación(252)
Una lectura aislada del artículo 142, como del numeral 154.3 de la
Constitución conducía, inevitablemente, a resultados inconsecuentes con el
principio de unidad de la Constitución. ¿Era correcto sostener, entonces,
que una resolución del Consejo Nacional de la Magistratura en materia de
ratificación y/o destitución de magistrados, aún cuando pudiera haber sido
expedida con afectación de los derechos fundamentales de la persona, no
podía ser sometida a control en sede jurisdiccional? Indudablemente que no,
toda vez que lejos de optimizar el contenido constitucionalmente protegido
de los derechos fundamentales, desconocía la limitación que dicho
contenido representa para los actos llevados a cabo por todo poder público,
como el caso del Consejo Nacional de la Magistratura, que como todo
organismo, se encuentra obligado a respetar los derechos fundamentales.
Por otro lado, una interpretación aislada del artículo 142, como del
numeral 154.3, despojaba a los derechos fundamentales de toda garantía
jurisdiccional de protección, y resultaba contraria al principio de fuerza
normativa de la Constitución (artículo 51) y al de corrección funcional,
pues no solo se desconocía el carácter vinculante de la Constitución, sino
también la función de contralor de la constitucionalidad conferida al
Tribunal Constitucional por mandato del artículo 201 de la Norma
Fundamental. A ello cabe agregar que dicha interpretación confundía la
autonomía que ha sido constitucionalmente reconocida al Consejo Nacional
de la Magistratura (artículo 150 de la Constitución) con autarquía, pues se
pretendía, so pretexto de ello, que sus resoluciones no sean objeto de
control constitucional, aun cuando sean contrarias a los principios y
derechos fundamentales reconocidos en la Constitución(283).
Los principios tributarios a los que hace mención dicha potestad son
los que a nivel de la jurisprudencia se han ido desarrollando en la
evaluación de los casos que en materia tributaria, han merecido
pronunciamiento por parte del TC. Así, para los casos sobre el Impuesto
Extraordinario a los Activos Netos (IEAN)(304), el TC consideró necesario
realizar su evaluación en función del principio de no confiscatoriedad y
capacidad contributiva, a fin de determinar si su imposición resultaba o
no lesiva al derecho de propiedad de las diversas personas jurídicas
demandantes. En tal sentido, y retomando su pronunciamiento recaído en la
STC Exp. Nº 00646-1996-PA, sobre el Impuesto a la Renta, estableció que
“un límite al que se encuentra sometido el ejercicio de la potestad tributaria
del estado, conforme lo enuncia el artículo 74 de la Constitución, es el
respeto de los derechos fundamentales, que en el caso de autos no se ha
observado, ya que: a) en materia de Impuesto a la Renta, el legislador se
encuentra obligado, al establecer el hecho imponible, a respetar y garantizar
la conservación de la intangibilidad del capital, lo que no ocurre si el
impuesto absorbe una parte sustancial de la renta, de la que potencialmente
hubiere devengado de una explotación racional de la fuente productora del
rédito, o si se afecta la fuente productora de la renta, en cualquier cuantum;
b) el impuesto no puede tener como elemento base de la imposición una
circunstancia que no sea reveladora de capacidad económica o contributiva,
que en el caso del impuesto mínimo a la renta con el que se pretende cobrar
a la actora, no se ha respetado”(305).
En tal sentido, el TC consideraba que la vulneración del principio de
no confiscatoriedad y de capacidad contributiva no radicaba en el hecho de
que este recayera en el patrimonio, sino que su objeto impositivo resultaba
ser la fuente productora de la renta, situación que resultaba incongruente
con las finalidades de la imposición tributaria, esto es, gravar la renta.
(1) SCHUCK, Peter H. “El Poder Judicial en una democracia”. En: Los límites de la democracia.
SELA 2004, Buenos Aires, 2005, p. 327 y ss.
(2) Ídem.
(3) MÜLLER, Ingo. Los juristas del horror. Traducción del alemán por Carlos Armando Figueredo,
Editorial Librería Jurídica, Bogotá, 2009; vide especialmente, pp. 45, 71, 101, 191 y ss.;
SHIRER, William L. Auge y caída del Tercer Reich. Traducción de Jesús López Pacheco y
Mariano Orta Manzano, Vol I, Planeta, Buenos Aires, p. 381 y ss.
(4) SARTORI, Giovanni. Cómo hacer ciencia política. Traducción de Miguel Ángel Ruiz de Azúa,
Madrid, Taurus, 2011.
(5) MIRÓ QUESADA RADA, Francisco. Ciencia Política (Manual y Antología). Studium, Lima,
1986, pp. 44-48.
(6) BOBBIO, Norberto. El filósofo y la política. Antología, 2ª edición, estudio preliminar de José
Fernández Santillán, México D.F., Fondo de Cultura Económica, 2002.
(7) RECASENS SICHES, Luis. Sociología, México D.F., Porrúa, 1965, p. 561 y ss. Para un estudio
más específico, WEBER, Max. Sociología del poder. Los tipos de dominación, edición de
Joaquín Abellán, Alianza, Madrid, 2007, p. 59 y ss.
(8) AYALA, Francisco. Introducción a las ciencias sociales, 6ª edición, Aguilar, Madrid, 1966, p.
171 y ss.
(9) VON DER GABLENTZ, Otto Heinrich. Introducción a la ciencia política, versión castellana por
Víctor Bazterrica, Herder, Barcelona, 1974, pp. 33-34
(10) Vide con todo a BIDART CAMPOS, Germán. El derecho constitucional del poder, Tomo I,
Buenos Aires, Ediar, 1967, específicamente el capítulo I, “El encuadre constitucional del
poder”, p. 17 y ss; y El Poder, Buenos Aires, Ediar, 1985.
(11) BARNEIX, Atilio J. La ciencia política: su objeto, Abeledo Perrot, Buenos Aires, 1969, p. 12.
(12) GARCÍA BELAUNDE, Domingo. “Derecho Constitucional y Ciencia Política (a propósito de la
relación entre fenómeno jurídico y fenómeno político)”, en Constitución y Política, 3ª
edición, Alpiste, Lima, 2007, pp. 16-62.
(13) BIDART CAMPOS, Germán J. Ciencia Política y Ciencia del Derecho Constitucional:
¿Unidad o Dualidad?, Buenos Aires, Ediar, 1982, p. 46 y ss.
(14) SAGÜÉS, Néstor Pedro. Mundo jurídico y mundo político, Buenos Aires, Depalma Editores,
1978.
(15) Una visión en torno a esta problemática teórica y práctica puede verse en HÄBERLE, Peter y
Domingo GARCÍA BELAUNDE (coordinadores). El control del poder. 2 tomos, existe
edición mexicana, UNAM, IIJ, México D.F., 2011; y la peruana, Universidad Inca Garcilaso
de la Vega, Lima, 2012; y VALADÉS, Diego. El control del poder. UNAM, México, 1998.
(16) BIDART CAMPOS, Germán J. El derecho de la Constitución y su fuerza normativa. Ediar,
Buenos Aires, 2004, vide especialmente p. 183 y ss.
(17) DWORKIN, Ronald. La justicia con toga, traducción de Marisa Iglesias Vila e Iñigo Ortiz de
Urbina Gimeno, Marcial Pons, Barcelona, 2007, vide especialmente el debate de Dworkin
con Posner en el Cap. III, p. 89 y ss. Desde una perspectiva histórica, MORISON, Samuel
Eliot; COMMAGER, Henry Steele y LEUCHTENBURG, William E. Breve historia de los
Estados Unidos. Fondo de Cultura Económica, México D.F., 2009; y CUEVA
FERNÁNDEZ, Ricardo. De los niveladores a Marbury vs. Madison: la génesis de la
democracia constitucional, CEPC, Madrid, 2011, p. 404 y ss.
(18) FRIEDMAN, Lawrence M. Breve historia del derecho estadounidense, traducción de Pablo
Jiménez Zorrilla, UNAM, México, 2007, p. 165 y ss.
(19) SUPREMA CORTE DE JUSTICIA DE LA NACIÓN DE MÉXICO. Tribunales
Constitucionales y consolidación de la democracia, México D.F., 2007.
(20) A la fecha, se han realizado un total de diez de estos encuentros académicos: I Conferencia
Iberoamericana de Justicia Constitucional, realizada en Lisboa, los días 10 y 12 de octubre
de 1995, con el eje temático “Los órganos de fiscalización de la constitucionalidad:
funciones, competencias, organización y papel en el sistema constitucional ante los demás
poderes del Estado”; II Conferencia Iberoamericana de Justicia Constitucional, realizada el
Madrid, los días 27, 28 y 30 de 1998, con el eje temático “Criterios, condiciones y
procedimientos de admisión en el acceso a la Justicia Constitucional en la perspectiva de su
racionalidad y funcionalidad”; III Conferencia Iberoamericana de Justicia Constitucional,
realizada en Guatemala, los días 22 al 27 de noviembre de 1999, con el eje temático
“Inconstitucionalidad de las leyes”; IV Conferencia Iberoamericana de Justicia
Constitucional, realizada en Sevilla, los días 19 al 21 de octubre de 2005, con el eje temático
“Modelos de Justicia Constitucional”; V Conferencia Iberoamericana de Justicia
Constitucional, realizada en Santiago de Chile, los días 25 a 27 de octubre de 2006, con el
eje temático “El Juez Constitucional”; VI Conferencia Iberoamericana de Justicia
Constitucional, realizada en Cartagena de Indias, en noviembre de 2007, con el eje temático
“Jurisdicción constitucional y jurisdicción ordinaria”; VII Conferencia Iberoamericana de
Justicia Constitucional, realizada en Mérida, Yucatán, México, los días 15 al 17 de abril de
2009, con el eje temático “Métodos interpretativos de los Tribunales Constitucionales
iberoamericanos”; VIII Conferencia Iberoamericana de Justicia Constitucional, realizada en
Managua, los días 7 al 9 de julio de 2010, con el eje temático “Jurisdicción Constitucional y
Derechos Económicos y Sociales”; IX Conferencia Iberoamericana de Justicia
Constitucional, realizada en Cádiz, los días 17 al 19 de mayo de 2012, con el eje temático
“Presidencialismo y parlamentarismos en la jurisprudencia constitucional”; y finalmente, X
Conferencia Iberoamericana de Justicia Constitucional, realizada en Santo Domingo, los días
12 al 15 de marzo de 2014, con el eje temático “Normatividad y supremacía jurídica de la
Constitución”. Los documentos y conclusiones de estos certámenes se pueden revisar en
<http://www.cijc.org/Paginas/Default.aspx> (visitada el 22 de abril de 2014).
(21) Se han realizado, a la fecha, dos de estas conferencias (World Conference on Constitutional
Justice), bajo la organización de la Comisión de Venecia: I Conferencia Mundial de Justicia
Constitucional, realizada en Cape Town, Sudáfrica, los días 22 al 24 de enero de 2009, con el
eje temático “La influencia de la Justicia Constitucional sobre la sociedad y en el desarrollo
de una jurisprudencia global en derechos humanos”; y II Conferencia Mundial de Justicia
Constitucional, realizada en Río de Janeiro, los días 16 a 18 de enero de 2011, con el eje
temático “Separación de poderes e independencia de los Tribunales Constitucionales y
Cortes equivalentes”. La III Conferencia Mundial de Justicia Constitucional se llevará a cabo
próximamente en Seúl, los días 28 de setiembre a 1 de octubre de 2014, con el eje temático
“Justicia Constitucional e integración social”. Los trabajos y conclusiones se encuentran en
la siguiente dirección electrónica: <http://www.venice.coe.int/WebForms/pages/?
p=02_WCCJ> (visitada el 22 de abril de 2014).
(22) “Consolidación democrática. Definición, modelos, hipótesis”. En: R. Española de Investigación
Sociológica, Nº 35, 1986, pp. 7-61
(23) Ver el trabajo más acabado en: O’DONELL, Guillermo, SCHMITTER, Philippe y
WHITEHEAD, Lawrence. Transiciones desde un gobierno autoritario, 4 volúmenes,
Buenos Aires, Paidós, 1988.
(24) CAMERON, Maxwell A., Eric HERSHBERG y Kenneth E. SHARPE (editores). Nuevas
instituciones de democracia participativa en América Latina: la voz y sus consecuencias,
Centre for the Study Of Democratic Institutions - The University of British Columbia /
Flacso / Center for Latin American & Latino Studies, México D.F., 2012, p. 10.
(25) Es sintomático cómo, por ejemplo, el politólogo Martín Tanaka precisa, en su columna Virtù e
fortuna, lo siguiente: “Nuestras ciencias sociales, en la década de los años sesenta, se
preocuparon especialmente por los retos de la modernización del país; en la de los setenta,
por las reformas del velasquismo y el auge del movimiento campesino y sindical; en la de los
ochenta, por la democracia, nuevos movimientos sociales, la violencia política. En los
noventa, se trataron los cambios asociados a la adopción de políticas orientadas al mercado,
en un contexto autoritario. En la primera década del nuevo siglo, se trató la debilidad de las
instituciones democráticas: partidos, Congreso, regiones y descentralización [TANAKA,
Martín. “Nueva Agenda”. En: Diario La República, domingo 13 de abril de 2014. p. 6].
(26) Documento conceptual de la Tercera Conferencia Mundial de Justicia Constitucional, a
realizarse en Seúl, República de Corea, del 28 de setiembre al 1 de octubre de 2014.
Disponible en:http://www.venice.coe.int/wccj/Seoul/WCCJ-concept-spa.pdf(visitado el 27
de mayo de 2014).
(27) FERRER MAC-GREGOR, Eduardo y MOLINA SUÁREZ, César de Jesús (coordinadores): El
juez constitucional en el siglo XXI, UNAM / Instituto de Investigaciones Jurídicas / Suprema
Corte de Justicia de la Nación, México D. F., 2009.
(28) Citado en SALAZAR UGARTE, Pedro. La democracia constitucional. Una radiografía teórica.
1ª reimpresión, México D. F., Fondo de Cultura Económica / Instituto de Investigaciones
Jurídicas de la Universidad Nacional Autónoma de México, 2008, pp. 136-137.
(29) STC Exp. Nº 00030-2005-AI, f. j. 19.
(30) STC Exp. Nº 04223-2006-PA, f. j. 12.
(31) STC Exp. Nº 00030-2005-AI, f. j. 15.
(32) STC Exp. Nº 00030-2005-AI, f. j. 22.
(33) STC Exp. Nº 00030-2005-AI, f. j. 15.
(34) STC Exp. Nº 01535-2006-PA, f. j. 9.
(35) STC Exp. Nº 00007-2012-PI, f. j. 12.
(36) STC Exp. Nº 00007-2012-PI, f. j. 20.
(37) STC Exp. Nº 00007-2012-PI, f. j. 13.
(38) STC Exp. Nº 00030-2005-PI, f. j. 4.
(39) STC Exp. Nº 00030-2005-AI, f. j. 8.
(40) STC Exp. Nº 00030-2005-PI, f. j. 4.
(41) STC Exp. Nº 00030-2005-PI, f. j. 16.
(42) STC Exp. Nº 00030-2005-AI, f. j. 7.
(43) Ibídem, f. j. 6.
(44) ETO CRUZ, Gerardo. “Control constitucional y poder político. Navegando por los archipiélagos
de la jurisprudencia del Tribunal Constitucional peruano”. En: Constitución y Procesos
Constitucionales, Tomo I, Adrus, Lima, 2013, pp. 549-616.
(45) “Es solo en los trabajos de elaboración de la Constitución del Año III cuando intervienen en dos
momentos el 2 y el 18 de Termidors para proponer un sistema de control de la
constitucionalidad de las leyes. ‘Pido, en primer lugar, decía, un Jurado de Constitución, o,
para afrancesar un poco la palabra ‘Jury’ y distinguirla en su sonido del de ‘juré’, una jurie
Constitucional” (CEDIE, Roger y Jean LEONNET. “El Consejo Constitucional francés”. En:
Revista de Estudios Políticos, Nº 146, 1966, p. 69).
(46) STERN, Alfred. “La revolución francesa y sus consecuencias en Europa”. En: Historia
Universal, dirigido por Walter Goetz, Vol. VII: La Revolución Francesa, Napoleón y la
Restauración (1789-1848), 6ª edición, Espasa Calpe, Madrid, 1962, p. 95. Un trabajo más
específico, puede verse en CARPIO MARCOS, Edgar. “La Jury constitutionnaire en el
pensamiento de Sieyès”. En: Boletín Mexicano de Derecho Comparado, Núm. 95, mayo-
agosto 1999, nueva serie, Año XXXII, pp. 269-320.
(47) CRUZ VILLALÓN, Pedro. La formación del sistema europeo de control de constitucionalidad
(1918-1939), CEC, Madrid, 1987; vide específicamente pp. 246-262.
(48) KELSEN, Hans. Autobiografía, traducción y presentación de Luis Villar Borda, Universidad del
Exernado, Bogotá, 2007, pp. 82-84.
(49) ALÁDAR MÉTALL, Rudolf. Hans Kelsen. Vida y obra, UNAM, México, 1976.
(50) Recientemente, se ha publicado después de muchos años, la versión italiana: JELLINEK, Georg.
Una Corte costituzionale per l’Austria, traducción de Elisabetta Palici di Suni, G.
Giappichelli Editore - Torino, Bologna, 2013. Asimismo, puede revisarse el trabajo de
JOUANJAN, Olivier. “Une Cour constitutionnelle pour l’Autriche? Sur un projet de Georg
Jellinek en 1885”, Presser universitaires de Strasbourg #16, 2001.
(51) LAGI, Sara. El Pensamiento Político de Hans Kelsen (1911-1920) los orígenes de “de la
esencia y valor de la democracia”, Biblioteca Nueva, Madrid, 2007, p. 162.
(52) Ibídem, p. 163.
(53) Karl Renner, político austríaco (1870-1950), fue miembro del Partido Socialdemócrata de
Austria (SPO), en 1896, en representación del cual inició su vida política en el Reichsrat en
1907. Llegó a ser canciller del gobierno austríaco en el intervalo de 1918 a 1920, y en 1945
llegó a presidente de la República, entre los años 1945 y 1950.
(54) LAGI, Sara. Ob. cit., p. 165.
(55) Ibídem, p. 126. KELSEN, Hans. Autobiografía(...). Ob. cit., pp. 124-133.
(56) LAGI, Sara. Ob. cit., p. 166.
(57) En efecto, Kelsen en 1918 publicó su clásico ensayo La garantía jurisdiccional de la
Constitución (La justicia constitucional), Traducción de Rolando Tamayo y Salmorán,
UNAM, México D.F., 2001; a la que replicaría en su momento Carl Schmitt, con su trabajo
El defensor de la Constitución, que apareció en 1929, en versión alemana (Der Hüter der
Verfassung); y finalmente Kelsen duplicaría con su obra ¿Quién debe ser el defensor de la
Constitución? (Wer soll der Hüter der Verfassung sein?). Sobre ello, puede verse:
BONGIOVANNI, Giorgio. Reine rechtslehre e dottrbina giuridica dello Stato, H. Kelsen e la
Costituzione Austriaca del 1920, Milano - Dott. A. Giuffrè editore, Milano, 1998.
(58) MANTILLA PINEDA, Benigno. Hans Kelsen. El jurista del siglo XX, Señal Edit., Medellín,
2003.
(59) Vide, en el marco de la extensa obra de y sobre Carl Schmitt, dos en especial: Carl Schmitt,
teólogo de la política, Héctor Orestes Aguilar (prólogo y selección de textos), FCE, México
D.F., 2001; y Dalmacio NEGRO PAVÓN (coordinador). Estudios sobre Carl Schmitt,
Fundación Cánovas del Castillo, Madrid, 1996.
(60) SCHMITT, Carl y Hans KELSEN. La polémica Schmitt / Kelsen sobre la justicia
constitucional: el defensor de la Constitución versus ¿Quién debe ser el defensor de la
Constitución?, estudio preliminar de Giorgio Lombardi, traducción de Manuel Sánchez Sarto
y Roberto J. Bric, Tecnos, Madrid, 2009.
(61) CRUZ VILLALÓN, Pedro. La formación del sistema europeo de control de constitucionalidad
(1918-1939). Ob. cit., pp. 232 y ss.; 277 y ss.; 201y ss.
(62) DÍAZ REVORIO, F. Javier. Las Sentencias Interpretativas del Tribunal Constitucional.
Significado, Especial de las Sentencias aditivas, Edit. Lex Nova, Valladolid, 2001.
(63) FERRER, MAC-GREGOR, Eduardo. Los Tribunales Constitucionales en Iberoamérica
(Prólogo de Héctor Fix-Zamudio), DFUNDA, México, 2002, pp. 65-86.
(64) GARCÍA BELAÚNDE, Domingo. De la Jurisdicción Constitucional al Derecho Procesal
Constitucional (Estudio Preliminar de José F. Palomino Manchego), 2ª edición, Grijley,
Lima, 2002.
(65) FERRER MAC-GREGOR, Eduardo. Ob. cit., pp. 80-81.
(66) BREWER - CARÍAS, Allan R. La Constitución de 1999. Edir. Arte, Caracas, 200; p. 232.
(67) FERRER MAC-GREGOR. Ob. cit., p. 86
(68) GARCÍA BELAUNDE, Domingo. “La Jurisdicción Constitucional en el Perú”. En: AA.VV. La
Jurisdicción Constitucional en Iberoamérica. II Coloquio Iberoamericano del Derecho
Constitucional, 1984, p. 423.
(69) Uno de los pocos casos excepcionales en que el Congreso resolvió pronunciarse sobre la
inconstitucionalidad de una ley, fue en la Ley Nº 8929 que habla aprobado espúreamente un
plebiscito de reforma constitucional utilizando un procedimiento inconstitucional.
(70) LOEWENSTEIN, Karl. Teoría de la Constitución. Ariel, Barcelona, 1987.
(71) GARCÍA BELAÚNDE, Domingo. Ob. cit., p. 425.
(72) GARCÍA BELAUNDE, Domingo. Ob. cit., p. 426.
(73) PRIETO SANCHÍS, Luis. Derechos fundamentales, neoconstitucionalismo y ponderación
judicial, Palestra, Lima, 2002; CARBONELL, Miguel (editor). Teoría del
neoconstitucionalismo: ensayos escogidos, Trotta, Madrid, 2007; CARBONELL, Miguel y
Leonardo GARCÍA JAMARILLO (editores). El canon neoconstitucional, Trotta/Instituto de
Investigaciones Jurídicas/UNAM, Madrid/México, 2010; POZZOLO, Susanna.
Neoconstitucionalismo y positivismo jurídico, Palestra, Lima, 2011; POZZOLO, Susanna
(editora). Neoconstitucionalismo, derecho y derechos, Palestra, Lima, 2011.
(74) ALEXY, Robert. Teoría de la argumentación jurídica. La teoría del discurso racional como
teoría de la fundamentación jurídica, Traducción de Manuel Atienza e Isabel Espejo,
Prólogo de Manuel Atienza, Palestra, Lima, 2007.
(75) BOROWSKI, Martin. La estructura de los derechos fundamentales, Serie de teoría jurídica y
filosofía del derecho Nº 25, Universidad Externado de Colombia, Bogotá, 2003.
(76) ALEXY, Robert. Teoría de los derechos fundamentales, Traducción de Ernesto Garzón Valdés,
3ª reimpresión, Centro de Estudios Políticos y Constitucionales, Madrid, 2002.
(77) HÄBERLE, Peter. La garantía del contenido esencial de los derechos fundamentales,
Traducción de Joaquín Brage Camazano, Dykinson, Madrid, 2003; MARTÍNEZ-PUJALTE,
Antonio-Luis. La garantía del contenido esencial de los derechos fundamentales, Tabla XII
Editores, Trujillo, 2005.
(78) CIANCIARDO, Juan. El principio de razonabilidad. Del debido proceso sustantivo al moderno
juicio de proporcionalidad, Universidad Austral-Editorial Ábaco de Rodolfo Palma, Buenos
Aires, 2004.
(79) AA.VV. El principio de proporcionalidad en el derecho contemporáneo, Miguel Carbonell y
Pedro P. Grández Castro (Coordinadores), Palestra, Lima, 2010; CIANCIARDO, Juan.
Principio de proporcionalidad y concepto de derecho. Una aproximación desde la tesis del
positivismo jurídico, Ad-Hoc, Buenos Aires, 2009; GONZÁLEZ BEILFUSS, Markus. El
principio de proporcionalidad en la jurisprudencia del Tribunal Constitucional, Aranzadi,
Pamplona, 2003; BERNAL PULIDO, Carlos. El principio de proporcionalidad y los
derechos fundamentales, Centro de Estudios Políticos y Constitucionales, Madrid, 2003;
LOPERA MESA, Gloria Patricia. Principio de proporcionalidad y ley penal. Bases para un
modelo de control de constitucionalidad de las leyes penales, Centro de Estudios Políticos y
Constitucionales, Madrid, 2006.
(80) CASTILLO CÓRDOVA, Luis. “Principales consecuencias de la aplicación del principio de la
doble dimensión de los derechos fundamentales”. En: Anuario da Facultade de Dereito da
Universidade da Coruña, La Coruña, Nº 7, 2003.
(81) HÄBERLE, Peter. Ob. cit.
(82) STC Exp. Nº 09518-2005-PHC. f. j. 2.
(83) STC Exp. Nº 07022-2006-PA, f. j. 5.
(84) STC Exp. Nº 00090-2004-PA, f. j. 24.
(85) STC Exp. Nº 00090-2004-AA/TC, f. j. 22.
(86) STC Exp. Nº 01209-2006-PA, ff. jj. 28 a 31, ver RTC Exp. Nº 1209-2006-PA, Aclaración de
fecha 27 de octubre de 2006.
(87) STC Exp. Nº 06712-2005-PHC, f. j. 13.
(88) STC Exp. Nº 06712-2005-PHC, f. j. 8.
(89) STC Exp. Nº 03938-2007-PA, f. j. 1.
(90) STC Exp. Nº 06936-2005-PHC, f. j. 2.
(91) STC Exp. Nº 03509-2009-PHC, f. j. 2.
(92) RTC Exp. Nº 03200-2009-PHC, f. j. 2.
(93) STC Exp. Nº 05842-2006-PHC, f. j. 6.
(94) STC Exp. Nº 01560-2005-PHC, f. j. 8.
(95) STC Exp. Nº 03467-2005-PHC, f. j. 2.
(96) STC Exp. Nº 02665-2003-PHC, f. j. 3 in fine.
(97) STC Exp. Nº 05872-2005-PHC f. j. 1.
(98) STC Exp. Nº 06218-2007-PHC, f. j. 8.
(99) STC Exp. Nº 06032-2008-PHC, ff. jj. 2 y 3.
(100) RTC Exp. Nº 03470-2005-PHC, f. j. 2.
(101) RTC Exp. Nº 04825-2008-PHC, ff. jj. 2 y 3.
(102) STC Exp. Nº 01230-2002-PHC, f. j. 7 párrafo 2.
(103) RTC Exp. Nº 01922-2005-PHC, ff. jj. 3 y 4.
(104) RTC Exp. Nº 04052-2007-PHC, f. j. 3.
(105) RTC Exp. Nº 04052-2007-PHC, f. j. 4.
(106) STC Exp. Nº 03509-2009-PHC, f. j. 4.
(107) STC Exp. Nº 03509-2009-PHC, ff. jj. 4 y 5.
(108) RTC Exp. Nº 03124-2008-PHC, f. j. 2, segundo párrafo.
(109) RTC Exp. Nº 05230-2009-PHC, f. j. 3.
(110) STC Exp. Nº 03671-2007--PHC, ff. jj. 2 (parte), 3 y 4.
(111) STC Exp. Nº 03491-2005-PHC, ff. jj. 3, 4, 5, y 6.
(112) STC Exp. Nº 02663-2009-PHC/TC, ff. jj. 6-11.
(113) STC Exp. Nº 01711-2014-PHC/TC, f. j. 7.
(114) STC Exp. Nº 05761-2009-PHC/TC, ff. jj. 26 y 27.
(115) STC Exp. Nº 06167-2005-PHC, f. j. 34.
(116) STC Exp. Nº 10101-2005-PHC, f. j. 1.
(117) STC Exp. Nº 10101-2005-HC, f. j. 10.
(118) STC Exp. Nº 02700-2006-PHC, ff. jj. 2 y 3.
(119) STC Exp. Nº 06167-2005-PHC, f. j. 39.
(120) STC Exp. Nº 02663-2003-PHC, f. j. 6.
(121) STC Exp. Nº 02663-2003-PHC, f. j. 6.
(122) STC Exp. Nº 02663-2003-PHC, f. j. 6.
(123) STC Exp. Nº 04750-2007-PHC, f. j. 2.
(124) STC Exp. Nº 02663-2003-PHC, f. j. 6 acápite h) segundo párrafo.
(125) STC Exp. Nº 04750-2007-PHC, f. j. 4.
(126) STC Exp. Nº 04750-2007-PHC, f. j. 5.
(127) AA.VV. Código Procesal Constitucional. Estudio Introductorio, Exposición de Motivos,
Dictámenes e Índice Analítico, 3ª edición, Centro de Estudios Constitucionales del Tribunal
Constitucional, Lima, 2008, pp. 59-60.
(128) STC Exp. Nº 01875-2004-PA, f. j. 2.
(129) STC Exp. Nº 00023-2005-PI. f. j. 13.
(130) STC Exp. Nº 00023-2005-PI, f. j. 14.
(131) STC Exp. Nº 04853-2004-PA, f. j. 5.
(132) STC Exp. Nº 04853-2004-PA, ff. jj. 6-7.
(133) STC Exp. Nº 03893-2010-PA/TC, f. j. 3; STC Exp. Nº 02805-2011-AA, f. j. 3; sobre las
razones por las cuales no procede el amparo contra decisiones del Tribunal Constitucional,
véase la STC Exp. Nº 00457-2012-PA, f. j. 3 (POR PUBLICAR).
(134) STC Exp. Nº 01761-2008-PA/TC, f. j. 27.
(135) STC Exp. Nº 01761-2008-PA/TC, f. j. 28.
(136) STC Exp. Nº 01761-2008-PA/TC, f. j. 30.
(137) Sin embargo, en su momento, consideramos que este razonamiento era desproporcionado, por
restrictivo, razón por la cual emitimos un voto singular, recordando que: “si bien es cierto
que la interpretación de los presupuestos y requisitos procesales es competencia de la
jurisdicción ordinaria, no es menos cierto también que los supuestos de acceso a la
jurisdicción comporta la elección de la interpretación más favorable a la admisión o a la
resolución del problema de fondo planteado en la demanda (…). En el caso de autos, se tiene
que los órganos judiciales, al desestimar la demanda de acción popular por un asunto de
forma, eligieron la interpretación más gravosa y perjudicial para la resolución del problema
de fondo planteado en la demanda. Y es que del dispositivo legal antes glosado –que marca
la pauta para la procedencia de la demanda de acción popular– no es posible inferir con
meridiana claridad o exactitud si el requisito referido al carácter general de la norma
impugnada resulta pregonable solo de las resoluciones, o solo de las normas administrativas,
o solo de los reglamentos, o si no a todas las normas juntas. De dicho dispositivo no es
posible inferir una u otra interpretación sobre el particular. Por ello, considero que resulta
evidentemente desproporcionado y manifiestamente arbitrario que los órganos judiciales
hayan argumentado e interpretado sin más la ausencia del carácter general de la norma
impugnada (D.S. Nº 080-2006-EF) al regular esta una situación particular, cuando
precisamente el legislador no ha definido con exactitud qué alcance –particular o general–
deben tener los decretos supremos para ser cuestionados por la vía constitucional de la
acción popular”. Por ello, nuestro voto en esta causa fue por declarar fundada la demanda de
amparo contra acción popular, y en consecuencia, ordenar a la Sala Constitucional de la
Corte Suprema de Justicia de la República, emitir nueva resolución, pronunciándose sobre el
fondo en la acción popular.
(138) RTC Exps. Nºs 00025-2005-PI/TC y 00026-2005-PI/TC, en cuyo f. j. 9, se dejó establecido
que: “[a] efectos de examinar cuándo una nueva demanda de inconstitucionalidad afecta el
límite objetivo de la cosa juzgada de la sentencia desestimatoria de inconstitucionalidad, se
ha de analizar: a) Si la norma constitucional que ha sido empleada como parámetro de juicio
es la misma o es otra distinta; b) Si la norma constitucional parámetro de juicio ha variado en
su sentido; c) Si la norma legal impugnada, objeto de control, ha variado en el sentido por el
cual se dictó la sentencia desestimatoria; d) Si la conclusión a que conduce la aplicación de
un principio interpretativo distinto es sustancialmente diferente a la que se aplicó en la
sentencia desestimatoria”.
(139) Vide a FERRER MAC-GREGOR, Eduardo. Juicio de amparo y Derecho Procesal
Constitucional, prólogo de Hermógenes Acosta de los Santos, Acción Ciudadana para la
Justicia y la Transparencia / CONAEJ, Comisionado de Apoyo a la Reforma y
Modernización de la Justicia / FINJUS, Santo Domingo (República Dominicana), 2010.
(140) ABAD YUPANQUI, Samuel. Ob. cit., p. 403.
(141) Publicada el 19 de enero de 1999 en el diario oficial El Peruano.
(142) STC Exp. Nº 00189-1999-AA/TC, f. j. 3.
(143) STC Exp. Nº 00189-1999-AA/TC, f. j. 5.
(144) STC Exp. Nº 04972-2006-PA/TC.
(145) STC Exp. Nº 01567-2006-PA/TC, ff. jj. 15 al 19.
(146) ABAD YUPANQUI, Samuel. Ob. cit., p. 408. Véase también al respecto GARCÍA
CALDERÓN MOREYRA, Gonzalo. “Creación de un procedimiento inédito en materia de
anulación de laudo por parte del Tribunal Constitucional”. En: Gaceta Constitucional. Tomo
Nº 33, setiembre de 2010, p. 291 y ss.; AMPRIMO PLÁ, Natale. “Recurso de anulación del
laudo. ¿Eficaz vía paralela frente al proceso de amparo?”. En: Gaceta Constitucional. Tomo
Nº 28, abril de 2010, p. 261 y ss.; GARCÍA CALDERÓN MOREYRA, Gonzalo. “Proceso
de amparo contra laudo arbitral”. En: Gaceta Constitucional. Tomo Nº 25, enero de 2010, p.
271 y ss.
(147) Un análisis detallado de este giro en la jurisprudencia del Tribunal, sobre la procedencia del
amparo arbitral puede verse en el Número Especial sobre “Control Constitucional y
Arbitraje” de la Revista Peruana de Derecho Constitucional, Nº 4, Nueva Época, Tribunal
Constitucional, Lima, 2011.
(148) STC Exp. Nº 10614-2006-PHD, ff. jj. 2 y 3.
(149) STC Exp. Nº 10614-2006-PHD, f. j. 4.
(150) STC Exp. Nº 01797-2002-HD/TC, ff. jj. 10-11.
(151) STC Exp. Nº 06164-2007-HD/TC, f. j. 2.
(152) STC Exp. Nº 00168-2005-PC, ff. jj. 5-11.
(153) STC Exp. Nº 03410-2006-PC, f. j. 2.
(154) STC Exp. Nº 05427-2009-PC/TC, ff. jj. 8-17.
(155) STC Exp. Nº 00007-2007-PI, ff. jj. 10 y 11.
(156) STC Exp. Nº 00032-2004-AI/TC, ff. jj. 2-4.
(157) SSTC Exps. Nºs 00020-2005-PI y 00021-2005-PI. f. j. 19.
(158) RTC Exp. Nº 00020-2005-PI. f. j. 4. Resolución de fecha 8 de agosto de 2005.
(159) STC Exp. Nº 00020-2005-PI, f. j. 17 in fine y 18.
(160) STC Exp. Nº 00020-2005-AI/TC, ff. jj. 156-159.
(161) STC Exp. Nº 00774-2005-PHC, f. j. 6 in fine.
(162) STC Exp. Nº 00001-95-CC, f. j. 2.
(163) STC Exp. Nº 00006-06-CC, f. j. 10.
(164) STC Exp. Nº 00006-06-CC, f. j. 10.
(165) STC Exp. Nº 00003-07-CC, f. j. 12.
(166) STC Exp. Nº 00003-07-CC, f. j. 12.
(167) STC Exp. Nº 00006-06-CC, f. j. 22.
(168) STC Exp. Nº 00006-06-CC, f. j. 22.
(169) STC Exp. Nº 00006-06-CC, f. j. 18.
(170) STC Exp. Nº 00006-2006-CC, f. j. 17.
(171) STC Exp. Nº 00006-2006-CC, f. j. 17.
(172) STC Exp. Nº 00003-07-CC, f. j. 12.
(173) Disponible en: <http://www.venice.coe.int/wccj/Seoul/WCCJ-concept-spa.pdf> (visitado el 27
de mayo de 2014)
(174) La Conferencia Mundial de Justicia Constitucional ha adoptado una definición amplia de la
justicia constitucional, que abarca la competencia en asuntos de derechos humanos. Con
frecuencia, los tribunales constitucionales también resuelven disputas electorales, toman
decisiones sobre conflictos de competencias o actúan como última instancia de apelación en
casos de derechos humanos.
(175)(*) En homenaje al distinguido jurista y politólogo Diego Valadés. Publicado en el segundo
volumen de El control del poder. Homenaje a Diego Valadés, Peter Häberle y Domingo
García Belaunde (Coordinadores), 2 volúmenes, UNAM, México, 2011. Por razón de
espacio no se publicaron los ítems XIII y XIV, que aquí se insertan.
(245) MIRÓ QUESADA, Francisco. Ciencia Política. Actualidad y perspectivas. Cuadernos
Biblioteca Peruana de Ciencia Política, Lima, 1976.
(176) BEALEY, Frank. Diccionario de ciencia política, Traducción de Raquel Vásquez Ramil,
Editorial Istmo, Madrid, 2003, pp. 63 y 323-325. BOBBIO, Norberto; MATEUCCI, Nicola y
PASQUINO, Gianfranco. Diccionario de Política. 15ª edición, Siglo XXI Editores, México,
2007, pp. 1190-1202.
(177) GARCÍA BELAUNDE, Domingo. “Derecho Constitucional y Ciencia Política (a propósito de
la relación entre fenómeno jurídico y fenómeno político). En: Constitución y Política.
Cuadernos Biblioteca Peruana de Derecho Constitucional, Lima, 1981, pp. 15-18; 2ª edición,
Lima, 1991, p. 13 y ss.
(178) BIDART CAMPOS, Germán J. El poder. Ediar, Buenos Aires, 1985, pp. 188-189.
(179) BOBBIO, Norberto. El filósofo y la política. Antología. Estudio preliminar y compilación de
José Fernández Santillán, 2ª edición, Fondo de Cultura Económica, México, 2002, pp. 144 y
ss. Vide igualmente el colectivo [Re]pensar a Bobbio, Lorenzo Córdova Vianello y Pedro
Salazar Ugarte (Coordinadores), UNAM - Siglo XXI, México, 2005.
(180) SÁNCHEZ AZCONA, Jorge. Reflexiones sobre el poder. UNAM, México, 1997, vide
especialmente el capítulo “Marx y Weber, un estudio comparativo en la metodología de las
ciencias”, p. 93 y ss.
(181) WEBER, Max. Economía y sociedad. Esbozo de sociología comprensiva, edición preparada
por Johannes Winckelmann y Nota Preliminar de José Medina Echavarría, 2ª edición en
español, 16ª reimpresión, Fondo de Cultura Económica, México, 2005, p. 43.
(182) WEBER, Max. Economía y sociedad. Ob. cit., p. 43.
(183) Ídem.
(184) Ídem.
(185) LOEWENSTEIN, Karl. Teoría de la Constitución. Traducción y estudio sobre la obra por
Alfredo Gallego Anabitarte, 2ª edición, Ariel, Barcelona, 1982, p. 23.
(186) SABINE, George. Historia de la teoría política. Revisado por Thomas Landon Thorson, 3ª
edición, Fondo de Cultura Económica, México, 2000.
(187) VALADÉS, Diego. El control del poder. UNAM, México, 1998, pp. 11-12.
(188) ARAGÓN REYES, Manuel. Constitución, democracia y control. UNAM, México, 2002, p. 83
y ss. Vide igualmente el Vol. 3 rubricado como “Jurisdicción y control constitucional” de La
Ciencia del Derecho Procesal Constitucional. Estudios en homenaje a Héctor Fix-Zamudio
en sus cincuenta años como investigador del Derecho. Eduardo Ferrer Mac-Gregor y Arturo
Zaldívar Lelo de Larrea (Coordinadores), Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM,
Instituto Mexicano de Derecho Procesal Constitucional, Marcial Pons, México, 2008, p. 992.
(189) PRIETO SANCHÍS, Luis. “Supremacía, rigidez y garantía de la Constitución”. En: La Ciencia
del Derecho Procesal Constitucional. Estudios en homenaje a Héctor Fix-Zamudio en sus
cincuenta años como investigador del derecho, Tomo I. Teoría General del Derecho Procesal
Constitucional. pp. 805-824.
(190) FIX-ZAMUDIO, Héctor. Tribunales, justicia y eficiencia. Estudio sociojurídico sobre la
racionalidad económica en la función jurisdiccional, UNAM, México, 2006, vide
específicamente “justicia y eficiencia en el litigio judicial”, p. 53 y ss.
(191) FIX-ZAMUDIO, Héctor. Introducción al estudio de la defensa de la Constitución en el
ordenamiento mexicano. 2ª edición, UNAM, México, 1998, p. 47.
(192) Al respecto Sagüés diferencia un sistema completo o pleno del control constitucional y un
sistema incompleto. El primero, cuenta con cinco exigencias: a) Constitución parcial o
totalmente rígida; b) órgano de control independiente del órgano controlado; c) facultades
decisorias del órgano de control; d) posibilidad de los particulares interesados de impugnar
por sí mismo a la norma o acto inconstitucional; y e) sometimiento de todo el aparto
normativo estatal al control de constitucionalidad. Cfr. SAGÜÉS, Néstor Pedro. Derecho
Procesal Constitucional. Vol I. Recurso Extraordinario, 4ª edición, Astrea, Buenos, Aires,
2002, p. 27 y ss.
(193) GUASTINI, Riccardo. Estudios de teoría constitucional. UNAM, México, 2001, p. 153 y ss.
(194) LANDA ARROYO, César. “El tribunal constitucional y las political questions”. En: Anuario
Iberoamericano de Jurisdicción Constitucional. Nº 4, Centro de Estudios Políticos
Constitucionales, Madrid, 2000.
(195) La principal contribución a la distinción entre normas regla y normas principio: ALEXY,
Robert. Teoría de los derechos fundamentales. Traducción de Ernesto Garzón Valdés, 3ª
reimpresión, Centro de Estudios Políticos y Constitucionales, Madrid, 2002. Vide igualmente
DWORKIN, Ronald. Los derechos en serio. Prólogo de Albert Calsamiglia, Planeta
Agostini, Buenos Aires, 1993; HART, H.L.A. El concepto de Derecho. Abeledo-Perrot,
Buenos Aires, 1963; ATIENZA, Manuel y RUÍZ MANERO, Juan. Las piezas del Derecho.
Teoría de los enunciados jurídicos, Ariel, Barcelona, 1996.
(196) Sobre el método de la ponderación judicial vide ampliamente el apéndice “La fórmula del
peso”. En ALEXY, Robert. Teoría de la argumentación jurídica. La teoría del discurso
racional como teoría de la fundamentación jurídica. Traducción de Manuel Atienza e Isabel
Espejo, Prólogo de Manuel Atienza, Palestra, Lima, 2007. Vide también PRIETO
SANCHÍS, Luis. Derechos fundamentales, neoconstitucionalismo y ponderación judicial.
Palestra, Lima, 2002.
(197) El cambio en el paradigma jurídico ha sido anunciado sobre todo por la corriente que ha dado
en llamarse “neoconstitucionalismo”. Sobre el particular puede verse: CRUZ, Luis M.
Estudios sobre el neoconstitucionalismo. Porrúa - Instituto Mexicano de Derecho Procesal
Constitucional, México, 2006; BARROSO, Luis Roberto. El neoconstitucionalismo y la
constitucionalización del derecho. El triunfo tardío del derecho constitucional en Brasil.
UNAM, México, 2008. CARBONELL, Miguel (Coordinador): Neoconstitucionalismo(s), 2ª
edición, Trotta, Madrid, 2005; AA.VV. Teoría del neoconstitucionalismo. Ensayos
escogidos. Miguel Carbonell (editor), Trotta, Madrid, 2007.
(198) AGUILÓ, Joseph. La Constitución del Estado Constitucional. Palestra-Temis, Lima-Bogotá,
2004, p. 15 y ss.
(199) Sobre la inconstitucionalidad por omisión puede verse CARPIO MARCOS, Edgar y ETO
CRUZ, Gerardo. El control jurisdiccional de la inconstitucionalidad e ilegalidad por
omisión. Fundap, Querétaro, México, 2003; AA.VV. Inconstitucionalidad por omisión.
Víctor Bazán (Coordinador), Temis, Bogotá, 1997; AA.VV. En busca de las normas
ausentes. Ensayos sobre la inconstitucionalidad por omisión, Miguel Carbonell
(Coordinador), UNAM, México, 2003; FERNÁNDEZ RODRÍGUEZ, José Julio. La
inconstitucionalidad por omisión. Teoría General. Derecho Comparado. El caso español,
Civitas, Madrid, 1998; MARTÍNEZ SÁNCHEZ, León Javier. La inconstitucionalidad por
omisión legislativa. Porrúa, México, 2007; VILLAVERDE MENÉNDEZ, Ignacio. La
Inconstitucionalidad por Omisión. McGraw Hill, Madrid, 1997.
(200) Anota Sartori: “(…) hablando en serio, las constituciones son formas que estructuran y
disciplinan los procesos de toma de decisiones de los Estados. Las constituciones establecen
la manera en que se crearán las normas; no deciden ni deben decidir, qué debe ser
establecido por las normas. Es decir, que las constituciones son, ante todo, procedimientos
cuya intención es la de asegurar un ejercicio controlado del poder”. Cfr. SARTORI,
Giovanni. Ingeniería constitucional comparada. Una investigación de estructuras,
incentivos y resultados. 2ª edición, Traducción de Roberto Reyes Mazzoni, Fondo de Cultura
Económica, México, 1994, p. 217.
(201) DAU-LIN, Hsu. Mutación de la Constitución. Traducción de Pablo Lucas Verdú y Christian
Forster. Instituto Vasco de Administración Pública. Oñate. l998.
(202) NOGUEIRA ALCALÁ, Humberto. La jurisdicción constitucional y los tribunales
constitucionales de Sudamérica en la alborada del siglo XXI. Bibloteca Porrúa de Derecho
Procesal Constitucional, México, 2004, pp. 68 y ss. Igualmente puede verse FERNÁNDEZ
RODRÍGUEZ, José Julio. La justicia constitucional europea ante el siglo XXI. Tecnos,
Madrid, 2002, p. 29 y ss. Vide también FERRER MAC-GREGOR, Eduardo. Los Tribunales
constitucionales en Iberoamérica. Prólogo de Héctor Fix-Zamudio, Fundap editores,
México, 2002.
(203) SAGÜÉS, Néstor Pedro. El tercer poder. Notas sobre el perfil político del Poder Judicial, Lexis
Nexis, Buenos Aires, 2005, p. 15.
(204) ATRIA, Fernando: “Seguridad jurídica y derechos fundamentales: sobre predecibilidad y
autogobierno”. En: Justicia constitucional y derechos fundamentales. Andrés Bordalí
(Coordinador), Lexis Nexis - Universidad Austral de Chile, Santiago de Chile, 2006, pp. 9 y
10.
(205) BIDART CAMPOS, Germán J. El derecho constitucional del poder. Tomo I, Ediar, Buenos
Aires, 1967, pp. 13 y ss; 81 y ss. y 129 y ss.
(206) GARCÍA BELAUNDE, Domingo. “Perfil del Parlamento peruano. En: Libro homenaje a
Rómulo E. Lanatta Guilhem. Cultural Cuzco, Lima, 1986, p. 285.
(207) LANDA ARROYO, César. Tribunal Constitucional y Estado democrático. 2ª edición, Palestra,
Lima, 2003, especialmente p. 701 y ss.
(208) HÄBERLE, Peter. “La jurisdicción constitucional en la sociedad abierta”. En: La Ciencia del
Derecho Procesal Constitucional. Estudios en homenaje a Héctor Fix-Zamudio en sus
cincuenta años como investigador del derecho, Tomo I. Teoría General del Derecho Procesal
Constitucional. Ob. cit., pp. 763-784.
(209) AA.VV. ¿Guerra de las Cortes? A propósito del proceso competencial entre el Poder Ejecutivo
y el Poder Judicial. Domingo García Belaunde (Coordinador), Cuadernos de análisis y
crítica a la jurisprudencia constitucional Nº 4, Palestra, Lima, 2007.
(210) El cuadro de las sentencias publicadas hasta el 31 de diciembre de 2012, en los siete procesos
constitucionales con que cuenta el Perú, tanto de la jurisdicción constitucional orgánica
como de la jurisdicción constitucional de la libertad, es el siguiente:
Año HC HD Q AI AC CC AA Total
1996 78 0 0 3 0 1 18 100
(211) Un crítico del TC como el iusprocesalista Monroy Gálvez anota: “(…) el TC ha tomado
posición acerca de los problemas jurídicos y sociales de mayor trascendencia en los últimos
años en el escenario nacional, ha sabido construir pistas en donde no había salida; ha
colocado la linterna en donde había oscuridad. Sin embargo, tal como ocurrió con los jueces
y fiscales de mani puliti, un exceso de exposición en medios y, tal vez, una necesidad
irrefrenable de protagonizar todas las incidencias de repercusión nacional, estén o no en su
ámbito de actuación, ha determinado que en los últimos meses algunas de sus decisiones
preocupen seriamente”. (Cfr. La Ciencia del Derecho Procesal Constitucional. Estudios en
homenaje a Héctor Fix-Zamudio en sus cincuenta años como investigador del derecho, Tomo
I. Teoría General del Derecho Procesal Constitucional. Ob. cit., p. 707.
(212) HÄBERLE, Peter. “El Tribunal Constitucional como poder político”. En: Revista de Estudios
Políticos, julio-setiembre, 2004, pp. 9-37.
(213) LAGI, Sara. El pensamiento político de Hans Kelsen (1911-1920). Los orígenes “de la esencia
y valor de la democracia”. Biblioteca Nueva, Madrid, 2007.
(214) KELSEN, Hans. ¿Quién debe ser el defensor de la Constitución? Estudio preliminar de
Guillermo Gasió, Traducción y Notas de Roberto J. Bric, Supervisión técnica de Eugenio
Bulygin, Tecnos, Madrid, 1995.
(215) STC Exp. Nº 04053-2004-PHC, f. j. 14.
(216) La naturaleza de la Constitución como Ley Fundamental de la Sociedad –ha dicho el TC
peruano– se sustenta tanto en el artículo 1 de la Constitución que prescribe que: “La defensa
de la persona humana y el respeto de su dignidad son el fin supremo de la sociedad y el
Estado” y en el artículo 38 según el cual “Todos los peruanos tienen el deber (…) de respetar,
cumplir (…) la Constitución (…)” (STC Exp. Nº 00976-2001-AA/TC, f. j. 5).
(217) Vide STC Exp. Nº 03179-2004-PA, f. j. 17; STC Exp. Nº 00976-2001-PA, f. j. 5; STC Exp. Nº
10087-2005-PA, f. j. 3.
(218) STC Exp. Nº 00976-2001-AA/TC, f. j. 5.
(219) STC Exp. Nº 00976-2001-AA/TC, f. j. 5.
(220) STC Exp. Nº 00976-2001-AA/TC, f. j. 8.
(221) Así por ejemplo, en México, la Corte Suprema de Justicia de la Nación, al conocer del en
revisión promovido por Manuel Camacho Solís, estableció un importantísimo criterio en lo
atinente al control constitucional de la reforma de la Constitución: “el Poder Judicial Federal,
a través del juicio de amparo, sí puede conocer de la constitucionalidad del procedimiento
legislativo desarrollado para dar vida a una reforma constitucional”. Vide B. FLORES, Imer.
“Sobre las formas y los límites de la legislación: a propósito de la constitucionalidad de una
reforma constitucional”. En: El Estado constitucional contemporáneo. Culturas y sistemas
jurídicos comparados. Diego Valadés y Miguel Carbonell (Coordinadores), Tomo I, UNAM,
México, 2006, pp. 284-285.
(222) RODRÍGUEZ GAONA, Roberto. El control constitucional de la reforma a la Constitución.
Cuadernos Bartolomé de las Casas, Dykinson, Madrid, 2006, p. 19.
(223) STC Exp. Nº 00014-2003-AI/TC, f. j. 2.
(224) Con todo, aunque no en los términos utilizados lapidariamente por Otto Bachoff, el TC sí ha
reconocido que una disposición constitucional entendida de determinada manera puede
resultar irrazonable o atentar contra el contenido esencial de algún derecho fundamental. Así,
en el caso Luis Felipe Almenara Bryson, el TC determinó que la norma constitucional
contenida en el inciso 2 del artículo 154 de la Constitución que prescribe que: “Los no
ratificados no pueden reingresar al Poder Judicial ni al Ministerio Público” no era congruente
ni guardaba conexión lógica con la disposición constitucional que permitía a los magistrados
destituidos por medida disciplinaria postular nuevamente a la carrera judicial. En este
sentido, independientemente de un proceso de reforma constitucional, el TC dispuso que tal
prohibición de no postular a quien simplemente se le había retirado la confianza, no era
válida, mutándose en el fondo el sentido del texto fundamenta (STC Exp. Nº 01941-2002-
AA/TC, f. j. 22). En igual sentido, en la STC Exp. Nº 00006-2003-AI/TC, en el f. j. 17 el TC
estableció que la prohibición de modificación de la acusación constitucional por parte del
Ministerio Público y del Poder Judicial, establecida en el artículo 100 de la Constitución,
invadía las competencias constitucionales que la propia Constitución había asignado a estos
órganos; por lo que recomendó la reforma constitucional respectiva. Sobre las normas
constitucionales inconstitucionales puede verse nuestro trabajo “Luces y sombras a medio
siglo de una propuesta: las normas constitucionales inconstitucionales”. En: Pensamiento
Constitucional. Año IX, Nª 9, PUCP, 2003. Vide además el clásico trabajo de BACHOF,
Otto. ¿Normas constitucionales inconstitucionales? Palestra, Lima, 2008.
(225) Así, el TC dejó claramente establecido que: “aunque el control de una ley de reforma
constitucional podría ser visto como una ‘cuestión política no justiciable’, dado que no se
encuentra expresamente previsto por el artículo 200 inciso 4) de la Constitución como una de
las materias susceptibles de conocimiento por parte del Tribunal Constitucional, tal
razonamiento cede bajo la consideración que este colegiado vela porque la norma suprema
no sea en sí misma vulnerada a través de normas modificatorias que puedan atentar, tanto
contra los principios jurídicos y valores democráticos sobre los cuales se sustenta, como
contra los procedimientos establecidos para una reforma constitucional” (STC Exp. Nº
00050-2004-AI/TC, ff. jj. 3-5).
(226) Vide ARAGÓN REYES, Manuel. Constitución, democracia y control. Ob. cit., p. 141 y ss.
(227) STC Exp. Nº 00014-2003-AI/TC, f. j. 22.
(228) STC Exp. Nº 00050-2004-AI/TC, f. j. 35.
(229) STC Exp. Nº 00050-2004-AI/TC, f. j. 32.
(230) SSTC Exps. Nºs 00050, 00051-2004-AI/TC (acumulados), ff. jj. 30-41.
(231) STC Exp. Nº 00008-2003-AI/TC, ff. jj. 56-60. En la dinámica del control constitucional, los
procesos de inconstitucionalidad planteados contra decretos de urgencia alcanzan un número
de 18. De estos 8 han sido declarados improcedentes, 5 infundados, 1 fundado en parte, 2
fundados, 2 se encuentran pendientes de resolución. Las resoluciones desestimativas son las
siguientes: SSTC Exps. Nºs 00005-1997-AI, 00006-1997-AI, 00007-1997-AI, 00006-1999-
AI, 00015-2001-AI, 00016-2001-AI, 00032-2006-AI, 00004-2007-AI (improcedentes),
00004-1999-AI, 00006-2000-AI, 00001-2001-AI, 00009-2004-AI, 00005-2006-AI
(infundadas); mientras las estimativas son: 00008-2003-AI, 00017-2004-AI, 00023-2007-AI.
(232) STC Exp. Nº 00008-2003-AI/TC, ff. jj. 56-60.
(233) STC Exp. Nº 00008-2003-AI/TC, f. j. 57.
(234) STC Exp. Nº 00008-2003-AI/TC, f. j. 59.
(235) STC Exp. Nº 00008-2003-AI/TC, f. j. 60.
(236) Artículo 118, inciso 21) de la Constitución Política del Perú.
(237) Artículo 120 de la Constitución Política del Perú.
(238) STC Exp. Nº 04053-2007-PHC.
(239) STC Exp. Nº 04053-2007-PHC, f. j. 25.
(240) STC Exp. Nº 04053-2007-PHC, ff. jj. 26 y 27.
(241) STC Exp. Nº 04053-2007-PHC, f. j. 28.
(242) STC Exp. Nº 04053-2007-PHC, f. j. 32.
(243) ABAD YUPANQUI, Samuel. El Proceso Constitucional de Amparo. 2ª edición, Gaceta
Jurídica, Lima, 2008, p. 348
(244) GARCÍA BELAUNDE, Domingo. El Hábeas Corpus Interpretado. PUCP, Lima, 1971
(245) GARCÍA BELAUNDE, Domingo: “El Amparo contra resoluciones Judiciales. Nuevas
Perspectivas”. En: Derecho Procesal Constitucional. Temis, Bogotá, 2001, p. 157 y ss.
(246) Supuesto de inacciones serían, por ejemplo, los problemas a los que se refiere el propio García
Belaunde, respecto del derecho de acción, cuando se refiere a la negativa del órgano judicial
para calificar la demanda, aun cuando el Profesor García Belaunde considera que el remedio
en estos casos, no sería el amparo sino la queja ante el superior y solo excepcionalmente y
ante las frustradas gestiones internas cabría como hipótesis teórica y extrema, el proceso de
amparo (Cfr. GARCÍA BELAUNDE. Ob. cit., p. 157). En los últimos años la jurisprudencia
del TC ha puesto de manifiesto la relevancia del control de omisiones de los órganos
judiciales, ello sobre todo si se toma en cuenta la constitucionalización, vía jurisprudencia,
del derecho al plazo razonable. Aquí se trata del control temporal de la actividad judicial
(Cfr. STC Exp. Nº 03778-2004-AA/TC).
(247) “Artículo 4.- Procedencia respecto de resoluciones judiciales.- El amparo procede respecto de
resoluciones judiciales firmes dictadas con manifiesto agravio a la tutela procesal efectiva,
que comprende el acceso a la justicia y el debido proceso. Es improcedente cuando el
agraviado dejó consentir la resolución que dice afectarlo.
El hábeas corpus procede cuando una resolución judicial firme vulnera en forma manifiesta la
libertad individual y la tutela procesal efectiva.
Se entiende por tutela procesal efectiva aquella situación jurídica de una persona en la que se
respetan, de modo enunciativo, sus derechos de libre acceso al órgano jurisdiccional, a
probar, de defensa, al contradictorio e igualdad sustancial en el proceso, a no ser desviado de
la jurisdicción predeterminada ni sometido a procedimientos distintos de los previstos por la
ley, a la obtención de una resolución fundada en derecho, a acceder a los medios
impugnatorios regulados, a la imposibilidad de revivir procesos fenecidos, a la actuación
adecuada y temporalmente oportuna de las resoluciones judiciales y a la observancia del
principio de legalidad procesal penal”.
(248) STC Exp. Nº 00282-2004-AA/TC, f. j. 2 (Caso Gracia Maria Francisco Aljovín).
(249) CASTILLO CÓRDOVA, Luis. Comentarios al Código Procesal Constitucional. Palestra,
Lima, 2006, p. 136 y ss.
(250) STC Exp. Nº 01209-2006-PA/TC, f. j. 28.
(251) GRÁNDEZ CASTRO, Pedro y CARPIO MARCOS, Edgar, “El Tribunal Constitucional
peruano cumple 10 años. (Reporte de su labor jurisprudencial durante el año 2006)”. En:
Anuario Iberoamericana de Justicia Constitucional. Centro de Estudios Políticos y
Constitucionales, Madrid, Nº 11, 2007.
(252) Seguimos, en este punto, el esquema de exposición de GRÁNDEZ, Pedro. La justificación de
la sentencia constitucional. Bases teóricas para la construcción de un modelo. Tesis para
optar el grado de Magíster en Política Jurisdiccional, PUCP, Lima, 2006.
(253) “La estructuración del proceso, la determinación y valoración de los elementos de hecho, la
interpretación del derecho ordinario y su aplicación a los casos individuales son asuntos de
los tribunales competentes para tal efecto, y se encuentran sustraídos de la revisión posterior
por parte del Tribunal Constitucional (...); solo en caso de la violación de un derecho
constitucional específico por parte de un tribunal, puede el Tribunal Constitucional (...)
entrar a conocer el asunto (...). [L]os procesos de subsunción normales dentro del derecho
ordinario se encuentran sustraídos del examen posterior del Tribunal Constitucional (...),
siempre y cuando no se aprecien errores de interpretación relacionados fundamentalmente
con una percepción incorrecta del significado de un derecho fundamental, especialmente en
lo que respecta a la extensión de su ámbito de protección, y cuando su significado material
también sea de alguna importancia para el caso legal concreto. (BverfGE 18, 85 –sentencia
del 10 de junio de 1964–). STC Exp. N° 00571-2006-AA/TC, La misma doctrina se volvió a
recordar en la STC Exp. Nº 02298-2005-PA/TC, donde el Tribunal expresó que: “(...)
conforme a nuestra reiterada y uniforme jurisprudencia, (...) la determinación de cuál sea la
norma aplicable para resolver una controversia suscitada en el ámbito de la jurisdicción
ordinaria, es un tema que no está dentro de la competencia ratione materiae del proceso
constitucional de amparo. Tenemos dicho, en efecto, que el amparo contra resoluciones
judiciales no es un instrumento procesal que (...) mediante su utilización el juez
constitucional pueda evaluar si la aplicación de una norma legal se ha efectuado
correctamente (o no) al resolverse un caso. [Fundamento 4].
(254) La fórmula de la cuarta instancia ha sido desarrollada por la Corte Interamericana de Derechos
Humanos al establecer parámetros de actuación en torno a su injerencia en el Derecho de los
Estados partes de la Convención. Cfr. Caso Villagrán Morales contra Guatemala,
Excepciones preliminares; vide a LANDA ARROYO, César (Compilador). Jurisprudencia
de la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Palestra, Lima, 2005, pp. 339-364.
(255) RTC Exp. Nº 00759-2005.PA/TC f. j. 2.
(256) STC Exp. Nº 02758-2004-HC/TC.
(257) STC Exp. N° 00665-2007-AA/TC, f. j. 18.
(258) Cfr. LANDA ARROYO, César: “El amparo en el nuevo Código Procesal Constitucional
peruano”. En: Constitución y fuentes del Derecho. Palestra, Lima, 2006, p. 385.
(259) LANDA ARROYO, César. Ob. cit., p. 386.
(260) BverfGG 7, 198.
(261) Ibídem, citando además a JIMÉNEZ CAMPO, Javier. “El control de constitucionalidad de la
ley en el Derecho español”. En: Rubio Llorente, F. Y Javier Jiménez Campo, Estudios sobre
la jurisdicción constitucional, Madrid, 1998, p. 74 y ss.
(262) Debe tenerse en cuenta en este punto, que el Código Procesal Constitucional estableció una
lista de derechos que podían ser alegados como violados en un amparo contra resoluciones
judiciales. El artículo 4 de dicho cuerpo normativo establece: “Se entiende por tutela
procesal efectiva aquella situación jurídica de una persona en la que se respetan, de modo
enunciativo, sus derechos de libre acceso al órgano jurisdiccional, a probar, de defensa, al
contradictorio e igualdad sustancial en el proceso, a no ser desviado de la jurisdicción
predeterminada ni sometido a procedimientos distintos de los previstos por la ley, a la
obtención de una resolución fundada en derecho, a acceder a los medios impugnatorios
regulados, a la imposibilidad de revivir procesos fenecidos, a la actuación adecuada y
temporalmente oportuna de las resoluciones judiciales y a la observancia del principio de
legalidad procesal penal”.
(263) Entre otros argumentos el Tribunal estableció que: “La tesis según la cual el amparo contra
resoluciones judiciales procede únicamente por violación del derecho al debido proceso o a
la tutela jurisdiccional, confirma la vinculatoriedad de dichos derechos en relación con los
órganos que forman parte del Poder Judicial. Pero constituye una negación inaceptable en el
marco de un Estado constitucional de derecho, sobre la vinculariedad de los ‘otros’ derechos
fundamentales que no tengan la naturaleza de derechos fundamentales procesales, así como
la exigencia de respeto, tutela y promoción ínsitos en cada uno de ellos”. (STC Exp. Nº
03179-2004-AA/TC f. j. 18).
(264) Sobre esta decisión, existen comentarios encontrados. De hecho el voto particular del
magistrado Vergara Gotelli expresado en la sentencia, muestra ya una posición en contra,
desde una perspectiva procesalista que ha sido también asumida por algún sector de la
doctrina nacional. Cfr. además, comentarios a esta sentencia de CASTILLO CÓRDOVA,
Luis. “Amparo contra resoluciones judiciales. Recordatorio de un viejo criterio
jurisprudencia”. En: Diálogo con la jurisprudencia. N° 99, Lima, 2006, p. 55 y ss.
Comentarios a favor de las tesis del TC, puede verse el trabajo de LEÓN VÁSQUEZ, Jorge.
“El control de las resoluciones judiciales. Notas a las sentencia Nº 3179-2004-AA/TC”. En:
Diálogo con la jurisprudencia. N° 100, Lima, 2007, p. 39 y ss.
(265) GIACOMETTE FERRER, Ana. La prueba en los procesos constitucionales. Biblioteca Porrúa
de Derecho Procesal Constitucional, México, 2008.
(266) STC Exp. Nº 06204-2006-PHC/TC, f. j. 7.
(267) STC Exp. Nº 06167-2005-PHC/TC.
(268) Este ha sido el caso, fundamentalmente, de la STC Exp. Nº 06204-2006-PHC/TC, donde en los
fundamentos jurídicos 5 y 6 el TC afirmó “Este criterio jurisprudencial establecido por el
Tribunal Constitucional [la improcedencia del hábeas corpus contra actos del Ministerio
Público], no obstante, debe ser aplicado considerando, permanentemente, el artículo II del
Título Preliminar del Código Procesal Constitucional, es decir, atendiendo a la tutela del
principio de supremacía jurídica de la Constitución y a la vigencia efectiva de los derechos
fundamentales; además de las circunstancias objetivas que rodean la controversia a resolver.
En tal sentido, si bien en el presente caso no se configura una afectación concreta a la
libertad personal del recurrente, el Tribunal Constitucional estima pertinente ingresar a
resolver el fondo de la controversia planteada por dos razones esenciales. En primer lugar, en
atención al tercer párrafo del artículo III del Título Preliminar del Código Procesal
Constitucional, según el cual: ‘(...) el Juez y el Tribunal Constitucional deben adecuar la
exigencia de las formalidades previstas en este Código al logro de los fines de los procesos
constitucionales’, y del principio de economía procesal; en segundo lugar, por la relevancia
jurídica de la pretensión propuesta por el demandante que está relacionada con el control
constitucional de los actos de investigación prejurisdiccional del Ministerio Público; vacío
legal que le corresponde definir al Tribunal Constitucional, a efectos de dilucidar la tutela o
no del derecho que invoca el recurrente, en tanto supremo intérprete y guardián de la
supremacía jurídica de la Constitución y de los derechos fundamentales”.
(269) STC Exp. Nº 06204-2006-PHC/TC, ff. jj. 16-18.
(270) STC Exp. N° 05228-2006-PHC/TC ff. jj. 11-18.
(271) El artículo 142 de la Constitución prescribe: “No son revisables en sede judicial las
resoluciones del Jurado Nacional de Elecciones en materia electoral, ni las del Consejo
Nacional de la Magistratura en materia de evaluación y ratificación de jueces”. Por su parte,
el artículo 181 prescribe: “El Pleno del Jurado Nacional de Elecciones aprecia los hechos con
criterio de conciencia. Resuelve con arreglo a ley y a los principios generales de derecho. En
materias electorales, de referéndum o de otro tipo de consultas populares, sus resoluciones
son dictadas en instancia final, definitiva, y no son revisables. Contra ellas no procede
recurso alguno”.
(272) STC Exp. Nº 05854-2005-PA, f. j. 20.
(273) STC Exp. Nº 05854-2005-PA, f. j. 20. En efecto, el artículo 5, inciso 8 del C.P.Constitucional
prescribe: “No proceden los procesos constitucionales cuando: 8) Se cuestionen las
resoluciones del Jurado Nacional de Elecciones en materia electoral, salvo cuando no sean de
naturaleza jurisdiccional o cuando siendo jurisdiccionales violen la tutela procesal efectiva”.
(274) STC Exp. Nº 05854-2005-PA, ff. jj. 37 in fine, 38 y 39.
(275) STC Exp. Nº 05854-2005-PA, ff. jj. 37 in fine, 38 y 39.
(276) (STC Exp. Nº 05854-2005-PA, ff. jj. 37 in fine, 38 y 39).
(277) Vide estas etapas y la crítica al TC en FALCONÍ GÁLVEZ, Juan. “El porqué de la necesidad
de algunas reformas constitucionales en el capítulo XIII (del sistema electoral, de nuestra
Constitución). Propuesta a contracorriente, a partir de las experiencias sufridas en la última
década”. En: Limitación del poder y estructura del Estado. Estudios sobre la parte orgánica
de la Constitución, Eloy Espinosa-Saldaña Barrera y Gustavo Gutiérrez Ticse (Directores),
Grijley, Lima, 2008, pp. 237-245. A dicha crítica habría que contraponer, solo a manera de
precisión que se ajuste más a la verdad, que del universo de procesos interpuestos contra el
JNE que suman un total de 34 casos, solo 3 han sido declarados fundados por el TC,
mientras que 25 han sido resueltos como improcedentes y 6 como infundados. Las
resoluciones de improcedencia son: Exps. Nºs 00145-2008-AA Resol., 00252-2004-AA
Resol., 01894-2006-AA Resol., 01936-2007-AA Resol., 02119-2002-AA Resol., 02346-
2002-AA Resol., 02366-2003-AA, 02510-2007-AA Resol., 02730-2006-AA Nulidad,
02746-2006-AA Resol., 03197-2006-AA Resol., 03276-2007-AA Resol., 03283-2007-AA
Nulidad 2, 03285-2006-AA Resol., 03317-2006-AA Resol., 03593-2006-AA, 03981-2004-
AA Resol., 04543-2004-AA Resol., 04773-2005-AA Resol., 04840-2004-AA, 05180-2007-
AA Resol., 06211-2007-AA Resol., 06649-2006-AA Resol., 06901-2006-AA Resol., 00033-
1995-AA; las resoluciones que han declarado infundada la demanda son: Exps. Nºs 00902-
1996-AA, 01061-1999-AA, 02668-2004-AA Resol., 05396-2005-AA, 06377-2007-AA
Resol., 06620-2006-AA Resol.; y las resoluciones estimativas son: 02730-2006-AA, 01078-
2007-AA y 03283-2007-AA.
(278) Vide un enfoque más amplio en CASTILLO CÓRDOVA, Luis. El Tribunal Constitucional y su
dinámica jurisprudencial. Palestra, Lima, 2008, p. 295 y ss.
(279) En total hasta la fecha han ingresado 343 demandas dirigidas contra el Consejo Nacional de la
Magistratura, impugnando tanto decisiones tomadas en ejercicio de su función de ratificación
de magistrados como en su función disciplinaria de destitución de jueces y fiscales. De estas
90 han sido declaradas estimativas, mientras que 199 han sido desestimadas, 50 como
improcedentes, 137 como infundadas y 12 rechazadas por otro objeto; quedando aún 54
casos pendientes de resolución. Al respecto, las sentencias declaradas estimativas son las
siguientes: Nºs 00027-2003-AA, 00040-2003-AA, 00041-2003-AA, 00042-2003-AA,
00049-2003-AA, 00068-2003-AA, 00069-2003-AA, 00107-2003-AA, 00133-2003-AA,
00177-2003-AA, 00199-2007-AA, 00205-2003-AA, 00208-2003-AA, 00216-2003-AA,
00242-2003-AA, 00290-2003-AA, 00321-2006-AA, 00447-2003-AA, 00526-2003-AA,
00578-2005-AA, 00627-2003-AA, 00664-2003-AA, 00736-2003-AA, 00851-2003-AA,
00908-2003-AA, 01057-2003-AA, 01060-2003-AA, 01079-2003-AA, 01112-2005-AA,
01274-2002-AA, 01333-2006-AA, 01411-2004-AA, 01458-2007-AA, 01848-2002-AA,
01904-2002-AA, 01931-2003-AA, 02136-2002-AA, 02284-2002-AA, 02591-2002-AA,
02612-2002-AA, 02614-2002-AA, 02682-2003-AA, 02735-2002-AA, 02808-2002-AA,
02839-2002-AA, 02852-2003-AA, 02858-2002-AA, 02859-2002-AA, 02860-2002-AA,
02871-2002-AA, 02878-2002-AA, 02892-2002-AA, 02895-2002-AA, 02902-2003-AA,
02948-2002-AA, 02963-2002-AA, 02968-2003-AA, 02989-2002-AA, 04180-2004-AA,
04596-2006-AA, 04602-2006-AA, 04679-2004-AA, 05033-2006-AA, 06105-2005-AA,
06375-2006-AA, 06957-2005-AA.
(280) Así, en el Caso Luis Felipe Almenara Bryson vs Consejo Nacional de la Magistratura, en
el cual las instancias judiciales previas desestimaron la demanda en virtud de una aplicación
literal del numeral 142 de la Constitución, el Tribunal estableció que al resolverse de ese
modo, se había obviado que también constituye un atributo subjetivo de naturaleza
constitucional el derecho de acceder a un tribunal de justicia competente que ampare a las
personas contra todo tipo de actos que violen sus derechos fundamentales reconocidos por la
Constitución o la Ley, según enuncia, entre otros instrumentos internacionales, el artículo 8
de la Declaración Universal de Derechos Humanos. Y que detrás de ese derecho y, en
concreto, del establecimiento de los procesos constitucionales de la libertad, se encuentra
implícito el derecho a la protección jurisdiccional de los derechos o, lo que es lo mismo, el
derecho a recurrir ante un tribunal competente frente a todo acto u omisión que lesione una
facultad reconocida en la Constitución o en los instrumentos internacionales en materia de
derechos humanos. De conformidad con la jurisprudencia vinculante de la Corte
Interamericana de Derechos Humanos, constituye parte del núcleo duro de la Convención
Americana de Derechos Humanos y, en ese sentido, no puede obstaculizarse
irrazonablemente su acceso o simplemente impedirse su cabal goce y ejercicio. (STC Exp.
Nº 01949-2002-AA/TC, ff. jj. 2 a 6).
(281) LINARES QUINTANA, Segundo V. Tratado de la interpretación constitucional. Homenaje de
Karl Loewenstein (Con la colaboración de Antonio Castagno), 2ª edición, Abeledo-Perrot,
Buenos Aires, 2007, Vol. I, p. 163 y ss.
(282) La interpretación de la Norma Fundamental –ha dicho el TC– debe efectuarse apelando a
determinados principios constitucionales. En primer lugar, al principio de unidad de la
Constitución, según el cual la interpretación de la Constitución debe estar orientada a
considerarla como un “todo” armónico y sistemático, a partir del cual se organiza el sistema
jurídico en su conjunto. En segundo lugar, al principio de concordancia práctica, conforme
al cual la aparente tensión entre las propias disposiciones constitucionales debe ser resuelta
optimizando su interpretación, es decir, sin sacrificar ninguno de los valores, derechos o
principios constitucionales, y teniendo presente que, en última instancia, todo precepto
constitucional, incluso aquellos pertenecientes a la denominada “Constitución orgánica”, se
encuentran reconducidos a la protección de los derechos fundamentales, como
manifestaciones del principio-derecho de dignidad humana, cuya defensa y respeto es el fin
supremo de la sociedad y el Estado (artículo 1 de la Constitución). En tercer lugar, al
principio de corrección funcional, el cual exige al Tribunal Constitucional, como a
cualquier juez constitucional que, al realizar su labor de interpretación, no desvirtúen las
funciones y competencias que el Constituyente ha asignado a cada uno de los órganos
constitucionales, de modo tal que el equilibrio inherente al Estado Constitucional y
democrático, como presupuesto del respeto de los derechos fundamentales, se encuentre
plenamente garantizado. En cuarto lugar, al principio de función integradora, de acuerdo
con el cual el “producto” de la interpretación solo podrá ser considerado como válido en la
medida que contribuya a integrar, pacificar y ordenar las relaciones de los poderes públicos
entre sí y las de estos con la sociedad. Y, finalmente, apelando al principio de fuerza
normativa de la Constitución, que está orientado a relevar y respetar la naturaleza de la
Constitución como norma jurídica, vinculante para todos los poderes públicos y privados in
toto y no solo parcialmente. (STC Exp. Nº 05854-2005-AA, f. j. 12).
(283) Así, en el Caso Diodoro Antonio Gonzales Ríos vs Consejo Nacional de la Magistratura, el TC
sostuvo que las consideraciones sobre un determinado dispositivo constitucional deben
desprenderse de una interpretación integral de la Constitución, y no de una parte o de un
sector de la misma; y que cuando el artículo 142 de la Constitución establece que no son
revisables en sede judicial las resoluciones del Consejo Nacional de la Magistratura en
materia de evaluación y ratificación de jueces, el presupuesto de validez de dicha afirmación
se sustenta en que las consabidas funciones que le han sido conferidas a dicho organismo
sean ejercidas dentro de los límites y alcances que la Constitución le otorga, y no a otros
distintos, que puedan convertirlo en un ente que opera fuera o al margen de la misma norma
que le sirve de sustento. En el fondo, no se trata de otra cosa sino de la misma teoría de los
llamados poderes constituidos, que son aquellos que operan con plena autonomía dentro de
sus funciones, pero sin que tal característica los convierta en entes autárquicos que
desconocen o hasta contravienen lo que la misma Carta les impone. Por consiguiente, sus
resoluciones tienen validez constitucional en tanto las mismas no contravengan el conjunto
de valores, principios y derechos fundamentales de la persona contenidos en la Constitución,
lo que supone, a contrario sensu, que si ellas son ejercidas de una forma tal que desvirtúan el
cuadro de principios y valores materiales o los derechos fundamentales que aquella
reconoce, no existe ni puede existir ninguna razón que invalide o deslegitime el control
constitucional señalado a favor de este Tribunal en los artículos 201 y 202 de nuestro Texto
Fundamental. (STC Exp. Nº 02409-2002-AA/TC, f. j. 2).
(284) STC Exp. Nº 03361-2004-AA/TC, f. j. 2.
(285) Vide ETO CRUZ, Gerardo. La justicia militar en el Perú. Edit. Nuevo Norte - Universidad
Nacional de Trujillo - Instituto Iberoamericano de Derecho Constitucional, Trujillo, 2000, p.
175 y ss.
(286) LOVATÓN PALACIOS, David. Tribunal Constitucional y reforma de la justicia militar.
Palestra - PUCP, Lima, 2007, p. 77 y ss.
(287) En dicho contexto, ha expresado el TC que: “la configuración de un nuevo orden económico
internacional ha requerido del arbitraje como el prototipo de proceso de resolución de
conflictos entre particulares e incluso entre estos y los Estados, lo que le otorga una
importancia significativa, formando parte integrante del modelo jurisdiccional ad hoc a la
resolución de controversias, no solo entre particulares, en el marco de la Constitución
económica” (STC Exp. Nº 06167-2005-HC/TC, f. j. 4). Vide a nivel de la doctrina la
justificación constitucional del arbitraje en LORCA NAVARRETE, Antonio María. La
anulación del laudo arbitral. Instituto Vasco de Derecho Procesal –DIJUSA– Universidad de
Lebrija - Corte Vasca de Arbitraje, San Sebastián, 2008, pp. 1-4.
(288) STC Exp. Nº 06167-2005-HC/TC, f. j. 13.
(289) STC Exp. Nº 06167-2005-HC/TC, f. j. 11. Vide también sobre el galantismo procesal en el
arbitraje a LORCA NAVARRETE, Antonio María. Ob. cit., p. 29 y ss.
(290) STC Exp. Nº 06167-2005-HC/TC, f. j. 14.
(291) STC Exp. Nº 04972-2006-AA/TC, f. j. 17.
(292) KANTOROWICZ, Ernst H. Los dos cuerpos del rey: un estudio de teología política
medieval.Alianza Editorial, Madrid, 1985. McILWAIN, Charles Howard. Constitucionalismo
antiguo y moderno. Nova, Buenos Aires, 1958.
(293) GARCÍA DE ENTERRÍA, Eduardo y TOMAS-RAMÓN, Fernández. Curso de Derecho
Administrativo. 2ª reimpresión, Civitas, Madrid, 2001, p. 481.
(294) SCHMIDT-ASSMANN, Eberhard. La teoría general del derecho administrativo. Marcial
Pons, Madrid, 2003, p. 219.
(295) Así, el TC ha establecido que la discrecionalidad con que cuenta la administración puede estar
sujeta a diferentes grados de intensidad. De este modo, el TC ha dicho que se puede
identificar la discrecionalidad mayor, la intermedia y la menor. “La discrecionalidad mayor
es aquella en donde el margen de arbitrio para decidir no se encuentra acotado o restringido
por concepto jurídico alguno. Por ende, el ente administrativo dotado de competencias no
regladas se encuentra en la libertad de optar plenariamente. Dicha discrecionalidad, en lo
esencial, está sujeta al control político y, residualmente, al control jurisdiccional, en cuanto a
la corroboración de su existencia institucional o legal, su extensión espacial y material,
tiempo de ejercicio permitido, forma de manifestación jurídica y cumplimiento de las
formalidades procesales. La discrecionalidad intermedia es aquella en donde el margen de
arbitrio se encuentra condicionado a su consistencia lógica y a la coherencia con un concepto
jurídico indeterminado de contenido y extensión. La discrecionalidad menor es aquella en
donde el margen de arbitrio se encuentra constreñido a la elección entre algunas de las
variables predeterminadas por la ley. (STC Exp. Nº 00090-2004-AA/TC, f. j. 9). En la misma
sentencia igualmente se hizo referencia a la discrecionalidad normativa, planificadora,
política y a la técnica. “La discrecionalidad normativa, consiste en el arbitrio para ejercer
la potestad de reglamentar las leyes sin transgredirlas ni desnaturalizarlas. Como
consecuencia del ejercicio de dicha competencia, un ente administrativo puede dictar
reglamentos institucionales, en donde se establezcan los aspectos referidos a la organización
y funcionamiento administrativo, así como las responsabilidades y derechos de los
funcionarios y servidores públicos a él adscritos; reglamentos ejecutivos, que tienen por
finalidad principal la especificación de detalles y demás aspectos complementarios de una
ley; y reglamentos autónomos, que no se fundan directamente en una ley, aunque coadyuvan
al cumplimiento de tareas atribuciones o funciones encomendadas por ella. La
discrecionalidad planificadora se la entiende como el arbitrio para la selección de
alternativas de soluciones en aras de alcanzar racionalidad y eficiencia administrativa. Para
tal efecto, será necesario determinar la relación de objetivos, políticas, programas y
procedimientos compatibles con los recursos materiales y humanos disponibles. La
discrecionalidad política es el arbitrio de la determinación de la dirección y marcha del
Estado. Por ende, tiene que ver con las funciones relacionadas con el curso de la acción
política, los objetivos de Gobierno y la dinámica del poder gubernamental. Para tal efecto,
define las prioridades en lo relativo a políticas gubernamentales y al ejercicio de las
competencias de naturaleza política. Dicha discrecionalidad opera en el campo de la
denominada cuestión política; por ello, se muestra dotada del mayor grado de arbitrio o
libertad para decidir. Es usual que esta opere en asuntos vinculados con la política exterior y
las relaciones internacionales, la defensa nacional y el régimen interior, la concesión de
indultos, la conmutación de penas, etc. Esta potestad discrecional es usualmente conferida a
los poderes constituidos o a los organismos constitucionales. La discrecionalidad técnica se
define como el arbitrio para valorar o seleccionar, dentro de una pluralidad de opciones, un
juicio perito o un procedimiento científico o tecnológico.
(296) El TC peruano ha aludido al concepto de arbitrariedad en un doble sentido: “a) En un sentido
clásico y genérico, la arbitrariedad aparece como el reverso de la justicia y el derecho; b) En
un sentido moderno y concreto, la arbitrariedad aparece como lo carente de fundamentación
objetiva; como lo incongruente y contradictorio con la realidad que ha de servir con base en
toda decisión. Es decir, como aquello desprendido o ajeno a toda razón de explicarlo. En
consecuencia, lo arbitrario será todo aquello carente de vínculo natural con la realidad”.
(STC Exp. Nº 06167-2005-PHC, f. j. 30).
(297) STC Exp. Nº 00090-2004-PA, f. j. 36.
(298) Sobre el principio de proporcionalidad puede verse: BERNAL PULIDO, Carlos. El principio
de proporcionalidad y los derechos fundamentales. Centro de Estudios Políticos y
Constitucionales, Madrid, 2003; LOPERA MESA, Gloria Patricia. Principio de
proporcionalidad y ley penal. Bases para un modelo de control de constitucionalidad de las
leyes penales. Centro de Estudios Políticos y Constitucionales, Madrid, 2006. Vide
igualmente DE ASÍS, Rafael. Las paradojas de los derechos fundamentales como límites al
poder. Instituto de Derechos Humanos Bartolomé de las Casas de la Universidad Carlos III
de Madrid - Dykinson, Madrid, 2000.
(299) STC Exp. Nº 04168-2006-PA, f. j. 14.
(300) El Código Procesal Constitucional entró en vigencia el 1 de diciembre de 2004.
(301) STC Exp. Nº 00071-2002-PA, f. j. 1 in fine. Sentencia publicada el 17 de noviembre de 2004.
(302) Al respecto revisar STC Exp. Nº 02459-2002-PA, STC Exp. Nº 00071-2002-PA, STC Exp. Nº
02662-2002-PA, STC Nº 01483-2001-PA, STC Exp. Nº 01899-2002-PA, STC Exp. Nº
00415-2002-PA, entre otras.
(303) STC Exp. Nº 00042-2004-PI, f. j. 7 primer párrafo.
(304) Al respecto revisar STC Exp. Nº 02727-2002-PA, STC Exp. Nº 00322-2003-PA, STC Exp. Nº
01255-2003-PA.
(305) STC Exp. Nº 00646-1996-PA,
(306) Al respecto ver STC Exp. Nº 03797-2006-PA, publicada en la página web del TC el 16 de
mayo de 2007.
(307) STC Exp. Nº 00646-1996-PA.
(308) STC Exp. Nº 02727-2002-PA.
(309) STC Exp. Nº 00033-2004-PI.
(310) STC Exp. Nº 03797-2006-PA, f. j. 5.2 párrafo noveno.
Sentencias relevantes emitidas por el Tribunal
Constitucional (1996-2012)
A. PROCESOS ORGÁNICOS
AÑO 1996
AÑO 1997
AÑO 2001
AÑO 2002
AÑO 2003
1. SENTENCIA Nº 0010-2002-AI/TC, CASO MARCELINO TINEO
SILVA Y MÁS DE CINCO MIL CIUDADANOS
AÑO 2004
AÑO 2005
AÑO 2006
1. SENTENCIA Nº 0045-2004-AI/TC, CASO COLEGIO DE
ABOGADOS DEL CONO NORTE DE LIMA
AÑO 2007
AÑO 2008
AÑO 2010
AÑO 2011
AÑO 2012
1. SENTENCIA Nº 0015-2010-PI/TC, CASO 6,717 CIUDADANOS,
REPRESENTADOS POR DON DANIEL LINARES BAZÁN.
AÑO 2002
1. SENTENCIA Nº 1124-2001-AA/TC, CASO SINDICATO
UNITARIO DE TRABAJADORES DE TELEFÓNICA DEL PERÚ
S.A. Y LA FEDERACIÓN DE TRABAJADORES DE TELEFÓNICA
DEL PERÚ
AÑO 2003
AÑO 2005
AÑO 2006
AÑO 2007
AÑO 2008
AÑO 2010
AÑO 2011
AÑO 2012