Está en la página 1de 9

LA APLICACIÓN DE LA REGLA IN DUBIO PRO OPERARIO EN LA

INTERPRETACIÓN DE LAS ESTIPULACIONES DE UN CONTRATO


INDIVIDUAL DE TRABAJO.

Autor: Andrés Alberto Concha Maurelia.

Tesis: Sostenemos que no es posible aplicar la regla in dubio pro operario


para guiar la interpretación judicial de las estipulaciones de un contrato
individual de trabajo.

1
Parece una cuestión pacífica tanto en doctrina como jurisprudencia que el
Derecho del Trabajo, en tanto disciplina jurídica especial, está revestido de ciertos
principios que le son propios, y que justifican y fundamentan su autonomía
respecto de otras ramas, tanto del Derecho común como de las demás ramas
especiales del Derecho1. Por otro lado, existe acabado consenso en cuanto a que
el denominado principio de protección, tuitivo o protectorio es uno de ellos2,
probablemente el más importante 3. Se ha dicho, incluso, que en nuestro país este
principio tiene expreso reconocimiento constitucional. 4

Tal como explica la doctrina, este principio se concreta en tres ideas: in


dubio pro operario, la regla de la aplicación de la norma más favorable y la regla
de la condición más beneficiosa. 5 En el presente ensayo nos detendremos en la
primera de las enunciadas, con miras a efectuar algunas precisiones en torno al
alcance que debe darse a esta, en tanto proyección del principio de protección
sobre el sistema de fuentes del Derecho del Trabajo. 6

Adelantamos que las dudas sobre el alcance de la regla probablemente


provienen del hecho que, si el principio del que emana tiene reconocimiento
constitucional, esta particular regla no tiene reconocimiento ni aun de rango legal
en nuestro ordenamiento positivo.

Para ir aclarando las aguas, conviene citar las formulaciones que la doctrina
laboralista más acreditada ha elaborado sobre esta regla de interpretación.

Américo PLÁ la define como “criterio que debe utilizar el juez o el intérprete
para elegir entre varios sentidos posibles de una norma, aquel que sea más

1
ACKERMAN, Mario y TOSCA, Diego, Tratado de Derecho del Trabajo, Buenos Aires, Rubinzal-
Culzoni Editores, 2005, Tomo I, p. 313.
2
Ibidem, p. 317.
3
Quizá el único, sugiere Ramírez Bosco, al decir que “conviene empezar por reiterar, con toda
claridad, que principio del Derecho del Trabajo sólo lo es el protectorio”, citado por ACKERMAN y
TOSCA, en Ibidem, p. 313.
4
GAMONAL Contreras, Sergio, Fundamentos de Derecho Laboral, Santiago, Ediciones DER,
Quinta Edición Actualizada, 2020, p. 190.
5
LIZAMA Portal, Luis y UGARTE Cataldo, José Luis, Interpretación y Derechos Fundamentales en
la Empresa, Santiago, Editorial Jurídica Conosur Ltda., 1998, p. 106.
6
ACKERMAN, Mario y TOSCA, Diego, op. cit. en nota 1, p. 324.

2
favorable al trabajador”.7 ACKERMAN y TOESCA indican que, de acuerdo con
esta regla, “cuando una norma laboral admita más de una interpretación, el
intérprete debe optar por aquella que resulte más favorable para el trabajador”.8

Como se ve, las formulaciones de la regla son más bien amplias y carentes
de contornos jurídicos precisos, lo que ha dado lugar a diversas dificultades en
cuanto a su ámbito de aplicación, siendo posible observar tres grandes
discusiones en los trabajos doctrinarios sobre el particular: la aplicación de la regla
in dubio pro operario al establecimiento de los hechos en juicio, a la interpretación
de los instrumentos colectivos de trabajo, y a la interpretación de las
estipulaciones de un contrato individual de trabajo.

En este ensayo, abordaremos la última de estas interrogantes, y


concluiremos que la respuesta debe ser negativa. Sostendremos que la regla in
dubio pro operario es un criterio para guiar la interpretación judicial de la
norma legal, no pudiendo hacerse extensiva a la interpretación de un
contrato individual de trabajo, respecto del que sólo cabría acudir a las normas
sobre interpretación de contratos establecidas por el Derecho común, en lo que no
pugnen con normas expresas de derecho positivo laboral. Diversas
consideraciones nos llevan a sostener esta como la conclusión más acertada.

En primer término, el propio fundamento de la regla, integrante del principio


protector, demuestra que su objetivo es la interpretación de la norma legal. En
efecto, este principio deriva directamente del carácter tuitivo o proteccionista del
Derecho del Trabajo, cuya vocación es la protección del más débil en la relación
contractual de trabajo, pero esta vocación solo cabe asignarla a la norma legal
dada por el Estado y no a las estipulaciones convenidas entre las partes del
contrato. Se ha dicho, en este sentido, que el in dubio pro operario “es un principio
que se refiere únicamente a la interpretación de la norma estatal, porque sólo de
esta es predicable como finalidad una intervención de carácter tuitivo a favor de
los trabajadores y vinculada al propio carácter institucional del Derecho del

7
PLÁ Rodríguez, Américo, Los Principios del Derecho del Trabajo, Buenos Aires, Ediciones
Depalma, 1998, p. 84.
8
ACKERMAN, Mario y TOSCA, Diego, op. cit. en nota 1, p. 339.

3
Trabajo (…) El contrato de trabajo ya no tiene esa función de protección unilateral
o de clase”.9 Y también en el panorama doctrinario nacional se ha precisado que el
principio protector es un estándar sólo asociable con la norma emanada del
legislador.10

Así las cosas, parece claro que no cabe asignar a la regla valor para
determinar el sentido de las cláusulas contenidas en contratos individuales de
trabajo, que reflejan no la voluntad presumiblemente protectora y niveladora del
órgano legislativo (y ya veremos que esa presunción tampoco es absoluta), sino
únicamente la que las partes del contrato han manifestado con miras a regular sus
relaciones de acuerdo con sus propios intereses privados.

Pero hay más. La propia formulación y especialmente el desarrollo del


contenido de la regla que efectúan los autores refuerzan la idea de que esta debe
estar limitada a la interpretación de normas legales. Más arriba hemos citado dos
definiciones de la regla en estudio. Según otra formulación, esta “establece que de
entre dos o más sentidos de la norma ha de acogerse aquel que en cada caso
resulte más favorable a los intereses de los trabajadores”.11 Se verá que en todos
los casos se habla de “norma” y nunca de estipulaciones o acuerdos
contractuales.

Sin embargo, la distinción se torna más clara cuando se analiza el


desarrollo del principio. Se ha dicho, por ejemplo, que “se trata de una regla
interpretativa que no sustituye a los criterios hermenéuticos tradicionales -
gramatical, lógico, histórico y sistemático- ni al recurso a la analogía ni al
juego de la supletoriedad (…)”.12 Si se observa, el autor ubica la regla entre
aquellas que el derecho común entrega para la interpretación de la ley, y no

9
DESDENTADO Bonete, Aurelio, “El Principio Pro Operario”, Los Principios del Derecho del
Trabajo, Madrid, Centro de Estudios Financieros, 2003, p. 96.
10
Thayer y Novoa explicaban que el principio protector “es el que tuvo en cuenta el legislador para
dictar una norma laboral y es el principio que informa a todo el Derecho del Trabajo ”; THAYER
Arteaga, William, NOVOA Fuenzalida, Patricio, Manual de Derecho del Trabajo, Santiago, Editorial
Jurídica de Chile, Cuarta Edición, 2003 Tomo III, pp. 37-38.
11
De la Villa Gil, L.E., tal como aparece citado por DESDENTADO, en op. cit. en nota 9, p. 76.
12
Alarcón Caracuel, citado por ACKERMAN y TOSCA, en op. cit. en nota 1, p. 340 (el énfasis es
añadido); similar cosa hace DESDENTADO en op. cit. en nota 9, p.97 en relación con las reglas de
interpretación de la ley del Código Civil español.

4
para los contratos. Por su parte, otro doctrinador señala que esta regla “en ningún
caso puede llevar a contrariar la voluntad del legislador”13; nuevamente poniendo
de relieve que lo que se interpreta son normas legales y no estipulaciones
contractuales.

Por su parte, la doctrina nacional también ha entendido limitado el alcance


de la regla a la interpretación de ley en sentido formal, en términos que, para que
opere la regla “se requieren, según señala la doctrina, tres condiciones: a) que
efectivamente exista una duda sobre el alcance de la norma legal; b) que no esté
en pugna con la voluntad del legislador, esto es, que frente a una interpretación
literal debe preferirse aquella que refleje la ratio legis o el espíritu de la ley
(…)”.14

Y todavía otro argumento cabe añadir a lo expuesto. Necesario es recordar


que la determinación del sentido de una cláusula de un contrato individual de
trabajo en el contexto de una controversia judicial pertenece más bien al ámbito
del establecimiento de los hechos (podría existir una cláusula tácita, podría ser
necesario acudir a la regla de la conducta; ejercicios todos que reconducen a la
prueba de los hechos)15, y nos parece inconcuso -junto con gran parte de la
doctrina- que no cabe aplicar la regla in dubio pro operario al establecimiento de
los hechos.16

Ahora bien, justo es consignar que no todos concuerdan con nuestra


postura, entregando para ello diversas razones. Nos parece, sin embargo, que
ninguna de ellas tiene mérito bastante para desvirtuar lo que hemos observado.

13
Montoya Melgar, citado por ACKERMAN y TOSCA, op. cit. en nota 1, p. 344.
14
THAYER y NOVOA, op. cit. en nota 10, p. 38. En esto siguen a Mario Devealli.
15
“Que siendo la fijación del alcance y sentido de las cláusulas de un contrato materia que
concierne a un aspecto de hecho y no de derecho, en la medida que los jueces la establecen o
deducen del mérito de la propia convención y de los demás antecedentes reunidos en el proceso,
(…) dichas materias resultan ajenas al control de la casación sustantiva”, Sentencia de Corte
Suprema 19 de julio de 2010, rol 5443-2008.
16
GAMONAL, op. cit. en nota 4, p. 194; DESDENTADO, op. cit. en nota 9, p. 88; y Alonso Olea y
Casas Baamonde, tal como aparecen citados por ACKERMAN y TOSCA, en op. cit. en nota 1,
p.344.

5
Así, por ejemplo, GAMONAL ha dicho que “este criterio debe aplicarse al
interpretar tanto la ley como el contrato individual de trabajo (…)”.17 En el mismo
sentido opina PLÁ18, al que Gamonal cita en apoyo de su postura. Pero ocurre que
ninguno de los dos autores citados entrega argumentos que permitan explicar sus
afirmaciones. Así presentados, se trata -en especial en el caso de PLÁ- de
verdaderos argumentos magíster dixit.19 Súmase a ello que, en otra de sus obras,
el propio GAMONAL admite la diferencia entre el contrato (refiriéndose en ese
caso al contrato colectivo) y la norma legal para los efectos de determinar cuáles
son las reglas de interpretación pertinentes. 20 Su reconocimiento de esta diferencia
nos parece exigía que justificara de mejor forma su aserto de ser plenamente
aplicable la regla a la interpretación del contrato individual de trabajo.

Por otro lado -y como se adelantó-, se ha dicho que la norma en estudio


emana del principio protector, que informa todo el Derecho del Trabajo. 21 Si se
considera al contrato individual de trabajo una fuente del Derecho -en especial al
tenor de lo que dispone el artículo 1545 del Código Civil-, de ello podría
desprenderse que la regla en comento debería resultar aplicable a su
interpretación. No nos parece, sin embargo, que este argumento tenga suficiente
fuerza. Por una parte, ni la propia doctrina especializada aborda al contrato
individual como una fuente formal del Derecho del Trabajo. 22 Por el otro, ni
siquiera en la interpretación de normas legales en sentido formal es posible
presumir siempre que la intención del legislador haya sido la de favorecer al
trabajador.23 Menos aún, entonces, podría estimarse que las estipulaciones
convenidas entre las partes siempre deban necesariamente interpretarse a favor
de una sola de ellas en caso de dudas.

17
GAMONAL, op. cit en nota 4, p. 194. Y más adelante en p. 197.
18
PLÁ, op. cit en nota 7, p. 96.
19
Curiosamente, el único fundamento que ofrece PLÁ proviene de la aplicación de las normas
sobre interpretación de contratos del Código Civil uruguayo (Art. 1304). PLÁ, Ibidem, pp. 96-97.
20
GAMONAL, Sergio, Derecho Colectivo del Trabajo, Santiago, DER Ediciones, 2020, p. 106.
21
ACKERMAN y TOSCA, op. cit en nota 1, p. 319; THAYER y NOVOA, op. cit en nota 10, p. 37.
22
En efecto, ni GAMONAL ni THAYER y NOVOA abordan el contrato individual de trabajo como
fuente formal del Derecho del Trabajo en las obras que se han citado.
23
THAYER y NOVOA, op. cit en nota 10, p. 38 (y también en Tomo I de la misma obra, p. 76).

6
Como último argumento en contra de nuestra postura, podemos observar
que, según algunos autores, no podrían aplicarse al contrato individual de trabajo
algunas de las reglas sobre interpretación de contratos que estatuye el Código
Civil; en especial el artículo 1566 inciso 1°, que obliga a interpretar las
estipulaciones ambiguas del contrato en favor del deudor. Esto, porque en la
relación de trabajo el trabajador es normalmente el acreedor.24

A ello cabe oponer que no existe norma positiva en el Derecho del Trabajo
que permita excluir de plano la aplicación de las normas sobre interpretación de
contratos que estatuye el derecho común, 25 máxime si se considera que no hay
autor en la doctrina civilista que conjugue o confunda estas reglas con las normas
sobre interpretación de la ley y que, adicionalmente, la regla en estudio no tiene
consagración legal. Por lo demás, si se observa bien, la única regla que -al menos
prima facie- se opone al principio de protección es el citado artículo 1566 inciso
primero, pero todas las demás resultan perfectamente aplicables y, de hecho, son
citadas por varios autores como plenamente aplicables al contrato individual de
trabajo.26 Incluso hay quien no ve problema en aplicar la referida regla de favor
debitoris al contrato individual de trabajo. 27 En último término, la antinomia entre el
principio protector y la regla de favor debitoris puede resolverse dando
preeminencia a las demás reglas de interpretación, tal como el propio artículo
1566 lo establece en forma expresa al inicio de su inciso primero y en especial en
el segundo, cuyo tenor impone aplicación preferente, y que se aviene
perfectamente con la especial naturaleza del contrato de trabajo, que ha sido
reconocido como uno de adhesión.28

En conclusión, estimamos que la regla in dubio pro operario es un criterio


para guiar al juez en la interpretación de las normas legales que integran el
ordenamiento jurídico laboral, únicas respecto de las que es posible presumir (con

24
GAMONAL, op. cit en nota 4, p. 194.
25
ACKERMAN y TOSCA, op. cit en nota 1, p.344.
26
PLÁ, op. cit en nota 7, p. 96; GAMONAL, op. cit en nota 4, p. 197 y también p. 222; y en el mismo
sentido la Sentencia del Tribunal Supremo español de 18.07.1990, citada por DESDENTADO, en
op. cit en nota 9, p. 96, respecto de las reglas respectivas del Código Civil español.
27
ACKERMAN y TOSCA, op. cit en nota 1, p. 341. En contra, PLÁ, en op. cit. en nota 7, p. 85.
28
GAMONAL, op. cit. en nota 4, p. 197; y también PLÁ, op. cit en nota 7, pp. 96-97.

7
limitaciones), la vocación de proteger a la parte débil del contrato, esto es, el
trabajador. No cabe, por tanto, hacer extensiva su aplicación a la interpretación de
las estipulaciones de un contrato individual de trabajo. Por lo demás, no existe
disposición en el ordenamiento positivo laboral que permita excluir de plano la
aplicación de las reglas generales sobre interpretación de contratos del Derecho
común, en la medida que no pugnen con normas laborales positivas, las que,
desde luego, tendrán primacía, por simple aplicación del principio de especialidad.

BIBLIOGRAFÍA

ACKERMAN, Mario y TOSCA, Diego, Tratado de Derecho del Trabajo,


Buenos Aires, Rubinzal-Culzoni Editores, (año), Tomo I.

DESDENTADO Bonete, Aurelio, “El Principio Pro Operario”, Los Principios


del Derecho del Trabajo, Madrid, Centro de Estudios Financieros, 2003.

GAMONAL Contreras, Sergio, Derecho Colectivo del Trabajo, Santiago,


Editorial DER, Tercera Edición Actualizada, 2020

GAMONAL Contreras, Sergio, Fundamentos de Derecho Laboral, Santiago,


Ediciones DER, Quinta Edición Actualizada, 2020.

LIZAMA Portal, Luis y UGARTE Cataldo, José Luis, Interpretación y


Derechos Fundamentales en la Empresa, Santiago, Editorial Jurídica Conosur
Ltda., 1998.

PLÁ Rodríguez, Américo, Los Principios del Derecho del Trabajo, Buenos
Aires, Tercera Edición actualizada, Ediciones Depalma, 1998.

THAYER Arteaga, William, NOVOA Fuenzalida, Patricio, Manual de


Derecho del Trabajo, Santiago, Editorial Jurídica de Chile, Cuarta Edición, 2003
Tomo III.

JURISPRUDENCIA CITADA

8
Sentencia de Corte Suprema de fecha 19 de julio de 2010, dictada en el rol
5443-2008.

También podría gustarte