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Camilo Torres

Cuatro poemas de Julia de Burgos


La poética de Julia de Burgos (1914-1953) se destaca por su voz independiente, personal e inconfundible, a
pesar de inspirarse en los maestros líricos del siglo XX, ya que nos responde a escuela o movimiento literario
particular. Su clara originalidad expresiva de elevada aspiración ideológica a veces señala planteamientos
metafísicos evidentes, en otras a una profunda sensibilidad emotiva o amorosa, y en ocasiones a su
insatisfacción con las inequidades sociales que sufrió élla como mujer. Todo esto utilizando su reconocida
imaginería poética inspirada en el entorno natural que conoció desde pequeña 1. Aunque comienza su
producción literaria en la difícil década del 1930, años marcados por una convulsa situación económica y
política en la Isla, su desarrollo lírico tenderá más hacia el tema amoroso o sentimental sin dejar de crear poesía
de profundo compromiso social.
De su libro Poemas en veinte surcos discutimos A Julia de Burgos, Dame tu hora perdida, Canción hacia
adentro y Yo misma fui mi ruta. Notamos en estos poemas una crítica evidente a los formalismos sociales con
los que una mujer de la época tenía que lidiar. Advertimos cómo estas constricciones a su feminidad afectan
profundamente la siquis de una mujer tan sensible y amante de la libertad como lo fue Julia. En particular
notamos la censura a la hipocresía y el disimulo que sobrellevan las personalidades reconocidas dentro de los
círculos sociales prestigiosos como parte de un montaje frívolo que en nada responde a las necesidades
intrínsecas de los individuos. Vemos entonces en cada poema un enfrentamiento entre los conceptos de falsedad
vs. autenticidad en donde siempre se defienden los valores asociados a lo genuino como son: el amor, la
sensualidad, la libertad de acción y criterio, la espontaneidad, el disfrute de la naturaleza y el dominio de la
intuición sobre la razón. Entendemos que la estructura que sigue en algunos de estos poemas de contraponer
argumentos sucesivamente hace más evidente y eficiente su intención confrontativa (A Julia de Burgos, Yo
misma fui mi ruta y Dame tu hora perdida). De hecho notamos que recurre a menudo a esta contraposición de
conceptos en sus imágenes dejándonos una visión de vida conflictiva o beligerante donde conciliar estas
contradicciones nunca es fácil. En este sentido la reiteración de frases que utiliza a menudo nos afirma la
calidad cíclica o repetitiva de estos conflictos. Encontramos que el uso de la sensualidad, la feminidad, los juego
de palabras o conceptos, y las imágenes agradables con elementos de la naturaleza sirven para poetizar
suavizante el tono de sus señalamientos que en ocasiones pueden ser muy incisivos. Opinamos entonces que la
escritora asume una arriesgada posición en censura de la tradicional marginalidad social de la mujer
demostrando que élla es fiel a sus ideales ya que está dispuesta a transgredir su rol pre-impuesto a favor de
exteriorizar su autenticidad como mujer sin importarle las consecuencias. Nos parece que Julia, en parte, es tan
eficiente en transmitir su mensaje por la relativa sencillez de su vocabulario e imágenes que nos permiten leer
fluidamente el texto. Además posee una intensidad emotiva que supera la distancia en el tiempo de manera que
mantiene vigencia sentimental para el lector contemporáneo.

Este acercamiento se entiende claramente en la autocrítica que se hace a sí desde el desdoblamiento en


perspectiva que sucede en A Julia de Burgos. En el poema la autora le habla a la Julia que todos conocen,
admiran y aceptan desde la perspectiva de la Julia rebelde e inconforme con los roles sociales que se le asignan

1
Josefina Rivera de Alvarez, Literatura puertorriqueña, su proceso en el tiempo. (p. 412-413). Ediciones Partenon, Madrid.
a élla como mujer. A la primera la presenta como superficial, falsa, resignada y sometida; la segunda es una
mujer inspirada, libre, llena de vitalidad y sincera. Ambas son expresiones de élla misma pero en el poema se
recrimina el haberse falseado para ser aceptada socialmente y termina asegurándonos que esa otra Julia habrá de
perecer para dar espacio a una sola expresión fiel a la Julia legítima. En Dame tu hora perdida las
recriminaciones se dirigen al hombre amado que, sumido en la maraña de protocolos y necesidades creadas por
la sociedad, considera el tiempo dedicado a élla como perdido. Aquí se vuelven a enfrentar los valores de la
sociedad aceptada encarnados en el amante (orgullo, falsedad, vacío) frente a los de élla la mujer-poeta (entrega
absoluta, libertad, sinceridad, amor.) La autora entonces intenta demostrarle a este hombre cuan llena de
posibilidades hermosas está la nada de esa hora perdida y señala el vacío de aquél como un estado interior
alcanzado a fuerza de perpetuar repitiendo las mentiras sociales aprendidas.

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