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Reseña

Camilo Torres

Ficha Bibliográfica

Reseña El Mito Taíno: Lévi-Strauss en las Antillas , Mercedes López Baralt;


Ediciones Huracan, Segunda Edición. Río Piedras. Puerto Rico. 158 p.

Número de Catálogo de la Biblioteca del Congreso 85-80033


ISBN: 0-940238-27
En este trabajo busco reseñar el texto El Mito Taíno de Mercedes López Baralt.
Con este fin resumiré el contenido del mismo para presentar las conclusiones a que la
autora llega y luego discutir mis impresiones sobre éstas. El estudio gira en torno a los
pobladores de la antillanía al momento de la conquista española. Más precisamente
López Baralt intenta confirmar la intrínseca relación que existía entre los aborígenes
antillanos y los indígenas Arahuacos que habitaban el noroeste de Suramérica en este
momento histórico. Para esto Baralt fundamenta sólidamente su estudio con
investigaciones previas en los campos de la arqueología, historia, etnografía y linguística
que establecen la existencia de vínculos innegables entre las dos áreas en discusión. Ella,
entonces, añade otro tanto en este sentido apoyándose en la rica tradición mitológica de la
zonas referidas. La autora establece a Fray Ramón Pané como fuente y eje principal de su
estudio.
Antes de comenzar a establecer paralelismos, variantes y discrepancias en las
narraciones mitológicas advierte Baralt que no pretende señalar una cultura "madre"
originadora de esta particular simbología codificadora de la realidad indígena. Si no de
establecer las fronteras físicas hasta donde se extienden más o menos las mismas
analogías arquetípicas con que explican fenómenos naturales, fundamentos religiosos,
patrones de conducta social y/o adelantos tecnológico-culturales. Además aclara que, por
lo extenso y poco explorado del tema, éste se presta para la especulación; así que evita
afirmaciones categóricas o dogmáticas. Define su libro, entonces, como una "intuición
preliminar de un estudio más a fondo."
López Baralt comienza presentando evidencia actualizada sobre la estrecha
relación que existía entre los aborígenes antillanos y el tronco Arahuaco continental
desde las perspectivas arqueológica, etnográfica y linguística, en ese orden. En el primer
renglón discute principamente los estilos ceramistas, estableciendo que la migración de
indios que llega a las Antillas entre el año 1 y 300 D.C. provienen de la mencionada raíz
arahuaca del área del Orinoco. Aunque la evidencia para el momento de la llegada
española revela un desarrollo socio-cultural más avanzado en las Antillas (mayor
complejidad política y ritualista-religiosa), no se contradice el hecho. Esta ventaja se
explica por el desarrollo de mejores técnicas de producción agrícola en las islas (en las
Mayores) que permitieron un exedente alimenticio liberalizador de fuerza productiva que
es canalizado hacia los aspectos políticos, religiosos y artesanales de la comunidad. En el
sentido de este adelanto las Antillas Mayores eran un punto medio entre el desarrollo
mesoaméricano y la simplicidad amazónica. También señala que la misma evidencia
arqueológica demuestra un fluir de influencias en ambas direcciones que no se limita a la
oleada migratoria original hacia las isla. Y que la oleada migratoria se precipita en
sentido contrario al original con la conquista. Sin embargo advierte que no hay evidencia
de migraciones significativas posteriores a la primera que le den un carácter de aparte a
los pueblos Caribes.
En cuanto al segundo y tercer renglón la evidencia apunta a un claro parentesco
entre ambas zonas. Etnográficamente la prueba es en su mayoría del aspecto cultural-
religioso de las áreas en cuestión y aunque la zona antillana demuestra mayor
complejidad (por las razones discutidas en el párrafo anterior) las raíz en ambos casos es
virtualmente la misma. Linguísticamente es innegable la conexión y para ello usa de
ejemplo el significado de la palabra Maboya (espíritu) en diferentes lugares de la referida
zona. Además de señalar diferentes estudios y estudiosos que usan éste acercamiento para
demostrar la integridad cultural del territorio en tiempos anteriores.
Antes de abordar de lleno la discución que mueve su libro, advierte por rigor
académico cuatro dificultades insalvables que implica su fuente principal: no existe el
manuscrito original; el idioma, Pané es un Catalán traduciendo al español una lengua
indígena recién estudiada; la ausencia de un diccionario de la lengua taína (no se puede
analizar linguísticamente los nombres de las deidades, recurso excelente para comprender
la mentalidad indígena); y la muy posible situación de que al fraile se le ocultaran
aspectos profundos de los mitos. Pero aún dentro de sus limitaciones la crónica del
religioso es un trabajo muy completo, iluminador y primer testimonio de la estrecha
unidad cultural que existía en las Antillas. La metodología de la autora en su trabajo es el
comparativo en una triple perspectiva

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