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Los sistemas mundiales.

América Latina en el
mundo

Los sistemas mundiales. América Latina en el mundo - Parte II

Referencias

Revisión del módulo


LECCIÓN 1 de 3

Los sistemas mundiales. América Latina en el mundo


- Parte II

Situación problemática

El 08 de mayo de 2018, el presidente de la República Argentina, Mauricio


Macri, firma un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional. Se trata de un
hecho significativo para el país.

Hace un año, Macri anunciaba que la Argentina volvía al FMI_


cronología de 12 meses turbulentos - Infobae.pdf
345.6 KB

Este acuerdo generó diversas opiniones y controversias en los sectores


liberales, conservadores y de izquierda. Podemos identificar las diferentes
posturas en las siguientes frases.  

“Frente a esta nueva situación internacional, y de manera preventiva, he


decidido iniciar conversaciones con el FMI para que nos otorgue una línea de
apoyo financiero" (Macri en Clarín Redacción, 2018,
https://www.clarin.com/politica/negociacion-argentina-fmi-reacciones-
despues-anuncio-mauricio-macri_0_Sy2tfI1RM.html). 

"El Gobierno y el FMI le declararon la guerra al pueblo trabajador" (del Caño


en La Izquierda, 2018, http://www.laizquierdadiario.com/Del-Cano-El-
Gobierno-y-el-FMI-le-declararon-la-guerra-al-pueblo-trabajador).

Modernización y dependencia

En las lecturas anteriores hemos revisado la desigualdad, no solo a nivel


mundial, sino también a escala regional en Latinoamérica. Aquí, surge la
pregunta sobre cómo salir de esta herencia que parece contar con una
notable vigencia.  

En este sentido, te proponemos los siguientes interrogantes. En tus


reuniones con amigos o familiares ¿se habla acerca de pobreza o
desigualdad? ¿Consideran que está bien que haya pobres o que se evidencie
la desigualdad? ¿Cuáles son las causas que se plantean para la existencia de
la pobreza o la desigualdad? ¿Cuáles son las soluciones que se expresan?
¿Qué hacer con la pobreza o con la desigualdad? 

Te invitamos a enumerar las diferentes propuestas y realizar tu propio


análisis al respecto. 
A partir de la década del ‘50, se produce un cambio en la orientación de la
sociología latinoamericana que da origen a lo que se denominó la sociología
científica  (Fuentes, 2006; Solari, Franco, y Jutkowitz, 1976). La sociología
científica fue un movimiento de renovación contra una situación que en ese
momento era percibida como negativa para el desarrollo de la ciencia social
en la región. La crítica apuntaba al supuesto atraso teórico y metodológico
en el que se encontraba la sociología a comienzos de la década de 1940, y a
la escasa investigación empírica. El blanco de las críticas de esta corriente
fue lo que se consideraba que era precientífico, premoderno y
presociológico. Esta primera etapa en la sociología latinoamericana,
caracterizada como de los pensadores, tenía al ensayo como principal medio
de comunicación. Los llamados pensadores, según indicaron Solari, Franco y
Jutkowitz (1976), eran los intelectuales de América Latina que centraron su
preocupación en lo social y lo político, y cuyo rasgo central era interpretar la
realidad social para luego transformarla.  

Los aportes de la sociología científica inician una renovación de la disciplina,


sus concepciones, metodología y forma de concebir la relación entre realidad
y transformación. En ese momento histórico, se reconocía que la sociología
tenía una larga tradición en América Latina, pero esto era al mismo tiempo
un obstáculo y un apoyo para el objetivo de establecer una ciencia empírica.
Solari et al. (1976) plantean que Gino Germani (uno de los iniciadores de lo
que se conoció como sociología científica) señaló que, por un lado, la
sociología latinoamericana era un apoyo porque era una tradición de
realismo social en la región, un esfuerzo por comprender la realidad
latinoamericana; pero, por otro lado, era un obstáculo porque creó una
sociología académica estéril y anquilosada, que no otorgaba valor a la
investigación empírica.  

La sociología científica tuvo uno de sus mayores exponentes en la teoría de


la modernización. Solari et al. (1976) indican que uno de los postulados
centrales de la teoría de la modernización es que en la actualidad la sociedad
se encuentra en transición, y el proceso de desarrollo económico supone un
estado inicial y un estado final. Por lo tanto, se entiende que culmina con el
paso de una sociedad tradicional  a una desarrollada. El estado final se
corresponde empíricamente con el de las sociedades actualmente
desarrolladas. 

La teoría de la modernización concibe, entonces, al desarrollo como la


adopción de pautas de comportamiento, actitudes y valores identificados
con la racionalidad económica moderna, caracterizada por la búsqueda y
obtención de la máxima productividad y ganancia. También identifica los
posibles obstáculos que pueden surgir en la plena implantación de la
modernidad y define los instrumentos de intervención capaces de resolver y
alcanzar los resultados deseados en el sentido de aproximar a cada sociedad
y nación a ese modelo teórico de sociedad (Lilloy, 2015).  

Fuentes (2006) postula que el supuesto fundamental de la teoría de la


modernización es la existencia de tipos ideales (en el sentido weberiano) en
extremos de un proceso evolutivo, es decir, la transición de la sociedad
tradicional hacia la sociedad moderna. Se presupone que las sociedades
avanzan desde un extremo de un continuo hacia otro extremo. Las
sociedades latinoamericanas se encuentran, de acuerdo con esto,
subdesarrolladas porque tienen características tradicionales que les impiden
ser plenamente modernas. Es decir, la sociedad actual es una sociedad en
transición y debe evolucionar hacia el desarrollo. Según Solari y sus
colaboradores (1976), inclusive cuando no se utiliza de manera expresa
ningún modelo construido, ninguna tipología, el referente empírico (la
sociedad a la cual deberíamos llegar) son las sociedades más desarrolladas.
Esta tipología es claramente dicotómica y los autores reconocen esta
simplificación tan solo con fines analíticos, pero están de acuerdo en que,
entre los dos extremos, es decir, en la etapa de transición, cabe distinguir una
multiplicidad de formas; aunque, de todos modos, siempre el proceso
conduce a ese estado final. Así, tanto el estado final como el inicial son tipos
extremos que asumen, en las sociedades reales, formas sumamente
variadas.  

El rasgo fundamental del tipo de sociedad industrial moderna es el que se


considera en el concepto de secularización, el cual designa un proceso
compuesto por tres tipos de cambios continuos (Solari et al., 1976):

1 Cambios de la estructura normativa predominante, en términos de


que los individuos se ven cada vez menos constreñidos a actuar
según las formas estrictamente preestablecidas, por lo que se
multiplican las situaciones en que pueden optar lícitamente entre
diversas alternativas (es el pasaje de la acción prescriptiva a la
electiva);
2 Paso de la institucionalización de lo tradicional a la
institucionalización del cambio: se legitima la innovación, etcétera;

3 Especialización creciente de las instituciones y surgimiento de


sistemas valorativos específicos y relativamente autónomos para
cada esfera institucional.

Así, si en la sociedad tradicional la familia era la institución en el seno de la


cual ocurrían todos los sucesos de la vida de sus miembros (puesto que,
además de la relación de parentesco, encontraban allí su lugar de trabajo, por
ser una unidad económica, y aprendían y adquirían habilidades para el
desempeño de oficios, etc.); en la sociedad moderna, en cambio, las
unidades económico-ocupacionales en las que discurre la vida laboral de sus
miembros se distinguen de la familia y se constituyen entre hombres no
ligados por lazos de parentesco, cuya educación se realiza en el marco de las
escuelas, etcétera, en donde las actividades económicas, educacionales y
demás se tornan relativamente autónomas.  

Es decir, la sociedad industrial moderna se caracteriza por la vigencia


creciente de opciones, la constante división y especialización del trabajo, la
aceptación y valoración creciente del cambio y la transformación. En tal
marco, la secularización del conocimiento, la tecnología y la economía
conducen al empleo cada vez mayor de fuentes energéticas de alto potencial
y a la maximización de la eficiencia en la producción de bienes y servicios.  
Las ideas de Whalt Rostow, economista estadounidense, sintetizan los
postulados de la teoría de la modernización. Según indica Valencia (2005),
fue Rostow quien mejor expresó esta teoría del desarrollo, la cual dominó el
pensamiento de las décadas de los ‘50 y ‘60.  

Sintetizamos las ideas de Rostow en función de los trabajos de Preston


(1999) y Valencia (2005):

1 La situación inicial es la sociedad tradicional. La característica de


esta sociedad es la de una estructura con funciones de producción
limitadas y con un desarrollo científico también rudimentario. Esto
no significa que la sociedad tradicional fuese totalmente estática.
Sin embargo, la falta de ciencia y tecnología modernas puso límites
a su modo de organización. Rostow caracteriza esta sociedad
tradicional en función de su base agrícola, su forma de gobierno
basada en el clan, y en la mentalidad fatalista.

2 La segunda etapa del proceso, siguiendo con el argumento


esbozado en el trabajo de Preston (1999), tiene que establecer
condiciones previas para el despegue hacia el crecimiento
autosostenido. El ejemplo que se da es el Europa Occidental a fines
del siglo XVII y comienzos del XVIII, cuando la sociedad medieval se
desintegra, la ciencia moderna crece y el comercio se desarrolla. En
tal periodo histórico comienza el proceso de rehacer la sociedad
tradicional.
3 La tercera etapa se vuelve normal. Rostow sostiene que el
despegue implica la superación de los viejos bloques y resistencias
al crecimiento. Hay enclaves limitados de la actividad moderna que
finalmente se expanden y llegan a dominar el conjunto de la
sociedad. En una década o dos, la estructura básica de la economía
se transforma de tal manera que hay una tasa constante de
crecimiento que puede ser sostenida regularmente. El impulso
inicial se deriva del avance tecnológico y de la formación del capital
social fijo. El país que ejemplifica este proceso de despegue es la
Inglaterra de finales del siglo XVIII y principios del XIX. Para
Valencia (2005), el despegue de algunos países de América Latina
como Brasil, México, Chile o Argentina puede situarse en este
período, porque coincide (grosso modo) con el proceso de
industrialización por sustitución de importaciones que dejó atrás a
la vieja economía primario-exportadora; aunque no la desmanteló,
sino que la refuncionalizó en el contexto de la expansión del
capitalismo.

4 En la cuarta etapa, hay un período largo de progreso y, como


consecuencia de esto, las industrias avanzan, maduran y se
estabilizan. Este es un momento de buen ajuste a los mecanismos
sociales e institucionales, con el tiempo se establecen una
economía y una sociedad maduras que se basan en la absorción de
nuevas tecnologías generadas internamente. Se pasa de una
situación donde una proporción del ingreso nacional se invertía en
importaciones a una inversión y la sustitución de estas. Esto
permite la producción masiva de mercancías destinadas a la
exportación a otros países.
5 La quinta etapa es el período de consumo masivo: los sectores
principales se apartan de las industrias pesadas hacia el
abastecimiento de bienes de consumo duraderos y servicios en el
mercado de consumo. La sociedad ha efectuado el tan buscado
cambio hacia una modernización.

Si bien en este momento histórico hay diferentes teorías del desarrollo,


según Valencia (2005), el denominador común puede sintetizarse en dos
postulados que influirán en las ciencias sociales hasta nuestros días, sobre
todo, en la metodología para comparar sociedades industriales desarrolladas
y sociedades subdesarrolladas y dependientes. Los puntos en común son los
siguientes:

1 El subdesarrollo es una etapa previa y necesaria para alcanzar un


capitalismo pleno. El corolario de esta tesis es que hay un
continuum en un proceso lineal de desarrollo, donde es necesario
reunir condiciones de la primera etapa para poder alcanzar la
plenitud.

2 La segunda tesis es de orden metodológico. Se expresa en un


conjunto de parámetros formales para medir el subdesarrollo; se
utilizan índices como alfabetización, nutrición, natalidad y
mortalidad, ingreso per cápita, niveles de pobreza. Estos
indicadores expresan el nivel en el que se encuentra una sociedad
con relación al continuum evolutivo.
¿Qué es un ensayo en esta discusión? 

El ensayo no es un artículo o un libro científico que intenta dar


pruebas concluyentes de una hipótesis para, de ese modo,
confirmarla más allá de toda duda: pretende, ante todo,
persuadir de la verdad de una idea, desarrollándola, mostrando
implicaciones y conexiones que en los mejores exponentes del
género son novedosas, reclaman una nueva manera de ver al
mundo y, sobre todo, al hombre, que en definitiva es el gran
tema de todo ensayo.  

En las circunstancias que enfrentaron los pensadores


latinoamericanos, es decir, ante la necesidad de levantar un
pensamiento sobre sus sociedades globalmente consideradas y
hacer de él una base para su transformación, los andamiajes
que proporcionaban las ciencias humanas de la época eran tan
necesarios como partos [sic] para la naturaleza y magnitud de la
tarea. De ahí que el ensayo fuera la salida casi impuesta para
cumplirla cabalmente. (Solari et al., 1976, p 27).

¿Quién fue Gino Germani?

Figura 1. Gino Germani. Teoría de la modernización


Fuente: Alainet (Usuario) (s.f.). Gino Germani. Teoría de la modernización. Recuperado de
https://www.alainet.org/sites/default/files/gino-germani.jpg

Gino Germani nació en Roma en 1911. Tras haber estado preso


en Italia bajo el régimen fascista de Mussolini, en 1934 se radicó
en Argentina, donde estudió filosofía y desarrolló una actividad
política comprometida con la lucha contra el fascismo. A partir
de 1956 se desempeñó como docente en la Universidad de
Buenos Aires en materias relacionadas con la sociología, y en
1967 fue designado como Director del Instituto y la Carrera de
Sociología, creada ese mismo año. Desde allí, Germani fundó en
el país una línea de estudios alrededor de temas que no habían
sido abordados hasta el momento; entre otros tópicos se ocupó
de analizar la estructura social, los procesos de modernización y
secularización y la vida política de la sociedad moderna;
haciendo de su trabajo un aporte teórico y metodológico de
singular riqueza. En 1966, tras el golpe de Estado, deja el país
para ser profesor de Estudios latinoamericanos en Harvard; en
1975 se traslada a Italia para trabajar en la Universidad de
Nápoles y muere pocos años más tarde en Roma, en 1979.
(Mera y Rebón, 2010,
http://bibliotecavirtual.clacso.org.ar/ar/libros/coedicion/germani
.pdf)

Teoría de la dependencia

Como señala Santos (1998) –uno de los fundadores–, esta teoría surgió en
América Latina, en los años ‘60, para explicar las nuevas características del
desarrollo dependiente de la región. Esta perspectiva analítica es una crítica
al marco interpretativo de los anteriores modelos explicativos, como la teoría
de la modernización, que ponía énfasis en un supuesto subdesarrollo de las
sociedades latinoamericanas. Si bien aquí hacemos referencia a la teoría de
la dependencia como un cuerpo coherente de análisis, en realidad se trata
más bien de un conjunto de autores con ideas que muchas veces no están
de acuerdo. Bajo este contexto es más adecuado hablar de teorías de la
dependencia en plural y no en singular.

Figura 2. Theotonio dos Santos. Teoría de la dependencia


Fuente: Borón, A. (2018). Theotonio dos Santos. Teoría de la dependencia. Recuperado de
https://atilioboron.com.ar/theotonio-dos-santos-1936-2018/

Es importante enfatizar, como lo hace Borón (2008), que la teoría de la


dependencia nace en América Latina, a pesar de que existen algunas
contribuciones aisladas en la obra del economista egipcio Samir Amin. Estas
voces críticas respecto de la orientación científica propiciaron un armazón
explicativo alternativo. En los párrafos siguientes expondremos sus
principales argumentos.  

En primer lugar, debemos ubicarnos temporalmente, según Osorio (1995), en


la segunda mitad de los años ‘60 y los inicios de los ‘70, donde la reflexión
sociológica latinoamericana estuvo relacionada fuertemente con la
problemática de la dependencia, y la incorporación de esta categoría fue uno
de los elementos centrales de las ciencias sociales de aquellos años. Uno de
los grandes desafíos que enfrentó la sociología de la época fue explicar la
situación en la que se encontraba América Latina. El contexto sociopolítico
caracterizado por hechos como el Mayo Francés de 1968, el Cordobazo en
1969 y diferentes eventos culturales de radicalización política tuvieron
profundos impactos en el campo de las ciencias sociales en general, y en la
sociología en particular. 

Para Osorio (1995), hay dos grandes procesos que marcaron la historia y el
curso de las ciencias sociales latinoamericanas en los años sesenta, y que
fueron la base de la teoría que nos ocupa. El primero de ellos fue la
Revolución cubana, que constituyó uno de los principales parámetros en las
definiciones teóricas y políticas del continente en la época. Este proceso
puso en jaque gran parte de las interpretaciones del marxismo clásico para
entender la realidad latinoamericana y obligó a repensar los modelos
explicativos. El segundo factor que incide en el surgimiento de esta teoría es
la creciente integración del proceso productivo de las economías de América
Latina con el capital extranjero en los años ‘50 y ‘60. Nosotros podemos
agregar un tercer evento de importancia: en la década de los años ‘70
culminan los procesos de descolonización de algunos países de África y Asia.
 

Es importante entender el contexto de surgimiento de la teoría de la


dependencia. Por esta razón, profundizaremos en el tópico con la exposición
de Santos (1998). Para el autor, las ciencias sociales en la región
comenzaron a reflejar una nueva realidad. Como vimos en las secciones
anteriores, las ciencias sociales 

 
se habían constituido en el siglo XIX en torno a la explicación de
la Revolución Industrial y del surgimiento de la civilización
occidental como un gran proceso social creador de la
modernidad que correspondía a un nuevo estadio civilizatorio,
representado a veces como resultado histórico de la acción de
las fuerzas económicas y sociales, como son el mercado y las
burguesías nacionales. En otras circunstancias, las ciencias
sociales aparecen como el resultado de un modelo de conducta
racional del homo-economicus y del individuo racionalista y
utilitario, que serán expresión última de la naturaleza humana,
cuando esta quede liberada de tradiciones y mitos antihumanos.
Otras veces, estas conquistas económicas, políticas y culturales
se presentarán como producto de una superioridad racial o
cultural de Europa. (Santos, 1998,
http://lhblog.nuevaradio.org/b2-
img/DosSantosDependenciaBalance.pdf)

Para Santos (1998), es la crisis del colonialismo (iniciada en la Primera


Guerra Mundial y acentuada después de la terminación de la Segunda Guerra
Mundial) la que pondrá en discusión algunos de los supuestos de la evolución
histórica. Por ejemplo, la derrota nazi llevó a rechazar la idea de una
supuesta excepcionalidad europea y de la superioridad racial. La idea de que
la modernidad debería ser tratada como un fenómeno universal, como un
estadio social que todos los pueblos deberían alcanzar, ya que es el
desarrollo pleno de una sociedad democrática (que los países victoriosos
identificaban con el liberalismo norteamericano e inglés y, por otra parte, con
el socialismo ruso) entra en crisis. 

Es en este contexto que surge un campo de producción intelectual dedicado


al análisis de estos temas, con el título general de teoría del desarrollo, donde
la característica central fue pensar el desarrollo como una adopción de 

normas de conducta, actitudes y valores identificados con la


racionalidad económica moderna, caracterizada or la búsqueda
de la productividad máxima, la generación de ganancias y la
creación de inversiones que llevasen a la acumulación
permanente de las riquezas por parte de los individuos y de cada
sociedad nacional. (Santos, 1998,
http://lhblog.nuevaradio.org/b2-
img/DosSantosDependenciaBalance.pdf)

Como vimos en el módulo inicial, ya los padres fundadores de la sociología,


Karl Marx, Emile Durkheim y Max Weber, establecieron teorías (en algunos
aspectos, convergentes, y en otros, contradictorias) sobre esta sociedad
moderna. 
Santos (1998) señala que la teoría del desarrollo (la que estuvo vinculada a la
teoría de la modernización) buscó localizar los obstáculos de la plena
implantación de la modernidad y definir los instrumentos de intervención
capaces de facilitar el alcance de los resultados deseados, en el sentido de
aproximar cada sociedad existente a esta sociedad ideal. Por más que estas
construcciones teóricas pretendían ser construcciones neutras en término de
valores, era imposible ocultar la evidencia de que se consideraba a la
sociedad moderna (la cual había nacido en Europa y se afirmaba en los
Estados Unidos de América) como un ideal que se pretendía alcanzar y una
meta sociopolítica que se debía conquistar. “También resultaba más o
menos evidente la aceptación tácita de que la instalación de esta sociedad
era una necesidad histórica incontestable” (Santos, 1998,
http://lhblog.nuevaradio.org/b2-img/DosSantosDependenciaBalance.pdf).
Como vimos, estas teorías fueron sintetizadas por los planteos de Rostow
que analizamos en la sección precedente.  

Solari y sus colaboradores (1976) señalan que este enfoque latinoamericano,


conocido como teoría de la dependencia, postula:

una integración entre las ciencias sociales y la historia;

una concepción del desarrollo muy diferente;

la consideración de la explicación de la inserción de las sociedades


latinoamericanas en el sistema capitalista mundial como elemento
esencial;
la consideración del problema político y del papel del Estado;

la identificación de las situaciones estructurales básicas y de las


formas en que se sucedieron en América Latina.

El punto fundamental de la explicación consiste en analizar la inserción de las


sociedades latinoamericanas en el sistema capitalista mundial. Es decir, no
existen grados de desarrollo, lo que encontramos son pautas históricas de
explotación de unos países sobre otros y un sistema económico mundial
interconectado y desigual.  

Como señala Santos (1998), 

la teoría de la dependencia, que surgió en América Latina en los


años ‘60, intentó explicar las nuevas características del
desarrollo dependiente que se habían implantado en los países
latinoamericanos. Desde la década de los años ‘30, los países se
habían orientado en la dirección de la industrialización,
caracterizada por la sustitución de productos industriales
importados de las potencias por los producidos en industrias
nacionales. De inmediato, terminado el ciclo depresivo
(caracterizado por dos guerras mundiales, una crisis global y la
exacerbación del proteccionismo y el nacionalismo), se
restablecía a través de la hegemonía norteamericana la
integración de la economía mundial. El capital, concentrado en
aquel momento en los Estados Unidos, se expandió hacia el
resto del mundo en busca de oportunidades de inversiones que
se concentraron en el sector industrial. En estos años de crisis,
la economía norteamericana generalizó el fordismo como
régimen de producción y circulación, y dio inicio, incluso, a la
revolución científico-tecnológica en los años ‘40. La oportunidad
de un nuevo ciclo expansivo de la economía mundial exigía la
expansión de estas características económicas a nivel
planetario. Esta fue la tarea que el capital internacional asumió
teniendo como base de operación la enorme economía
norteamericana y su poderoso Estado nacional, además de un
sistema de instituciones internacionales establecido en Bretton
Woods. (Santos, 1998, http://lhblog.nuevaradio.org/b2-
img/DosSantosDependenciaBalance.pdf) 

Implantada de manera elemental en los años ‘30 y ‘40, la


industria en los países dependientes y coloniales sirvió de base
para el nuevo desarrollo industrial de posguerra y terminó
articulándose con el movimiento expansivo del capital
internacional, cuyo núcleo estaba formado por las empresas
multinacionales creadas entre los años ‘40 al ‘60. Esta nueva
realidad respondía a la noción de que el subdesarrollo
significaba la falta de desarrollo. (Santos, 1998,
http://lhblog.nuevaradio.org/b2-
img/DosSantosDependenciaBalance.pdf)
 

Este fue el contexto para comprender dos caras de un mismo proceso, esto
es, la plena implementación del desarrollo del capitalismo y de un sistema
mundial de producción producía de manera simultánea los hechos que se
estudiaban: desarrollo y subdesarrollo.  

Finalmente, Santos (1998) señala el punto central de su argumentación. Para


el autor, 

si la teoría del desarrollo y del subdesarrollo era el resultado de


la superación del dominio colonial y de la aparición de
burguesías locales, deseosas de encontrar un camino que les
permitiera participar en la expansión del capitalismo mundial, la
teoría de la dependencia, surgida en la segunda mitad de la
década de 1960, representó un esfuerzo crítico para
comprender la limitación de un desarrollo iniciado en un período
histórico en que la economía mundial ya había sido constituida
bajo la hegemonía de enormes grupos económicos y poderosas
fuerzas imperialistas, aun cuando una parte de estas entraba en
crisis abriendo la oportunidad para el desarrollo del proceso de
descolonización. (Santos, 1998, http://lhblog.nuevaradio.org/b2-
img/DosSantosDependenciaBalance.pdf)
 

Mientras que en la teoría del desarrollo encontrábamos países


desarrollados, en vías de desarrollo o subdesarrollados ahora, se
transforman en países centrales y países periféricos.  

Hasta aquí, podemos ver las profundas disparidades que existen entre el
paradigma de la modernización y el de la dependencia. Debemos citar,
también, dos importantes antecedentes de la teoría de la dependencia
(Santos, 1998):

1 El surgimiento de una tradición crítica al eurocentrismo, implícito en


la teoría del desarrollo. Se deben incluir, en este caso, las críticas
nacionalistas al imperialismo euro-norte-americano y la crítica a la
economía neoclásica de Raúl Prebisch y de la CEPAL.

2 El debate latinoamericano sobre el subdesarrollo, que tiene como


primer antecedente el debate entre el marxismo clásico y el
neomarxismo, en el cual se destacan las figuras de Paul Baran y
Paul Sweezy. (Santos, 1998, http://lhblog.nuevaradio.org/b2-
img/DosSantosDependenciaBalance.pdf)

Así, las ideas centrales de la teoría de la dependencia son (Santos, 1998):


1 el subdesarrollo está conectado de manera estrecha con la
expansión de los países industrializados;

2 el desarrollo y el subdesarrollo son aspectos diferentes del mismo


proceso universal;

3 el subdesarrollo no puede ser considerado como la condición


primera para un proceso evolucionista;

4 la dependencia, con todo, no es solamente un fenómeno externo,


sino que se manifiesta también en diferentes formas en la
estructura interna (social, ideológica y política). (Santos, 1998,
http://lhblog.nuevaradio.org/b2-
img/DosSantosDependenciaBalance.pdf)

Una de las características de esta nueva teoría fue la interdisciplinariedad,


inspirada de alguna manera en una extensa tradición intelectual
latinoamericana de pensadores que tuvieron al ensayo como principal medio
de comunicación. Estas originales propuestas metodológicas superaban las
aplicaciones de teorías, metodologías o propuestas científicas importadas de
los países centrales, y comenzaron a abrir un campo teórico propio, con
metodología propia y una identidad específica.  

A continuación, sintetizamos los puntos que debe tener la teoría de la


dependencia en la actualidad, como escuela de pensamiento que busque
interpretar la realidad social latinoamericana:
1 La teoría social se debe desprender de su extrema especialización
y retomar la tradición de las grandes teorías explicativas con el
objetivo de reordenar el sistema de interpretación del mundo
contemporáneo.

2 Esta reinterpretación debe superar, sobre todo, la idea de que el


modo de producción capitalista, surgido en Europa en el siglo XVIII,
es la referencia fundamental de una nueva sociedad mundial. Este
fenómeno debe ser visto como un episodio localizado, parte de un
proceso histórico más global que envuelve la integración del
conjunto de las experiencias civilizadoras en una nueva civilización
planetaria, pluralista y no exclusivista, basada en la no
subordinación del mundo a ninguna sociedad determinada.

3 La formación y evolución del sistema mundial capitalista debe


orientar el análisis de las experiencias nacionales, regionales y
locales, buscando rescatar las dinámicas históricas específicas
como parte de un esfuerzo conjunto de la humanidad por superar la
forma explotadora, expropiatoria, concentradora y excluyente en
que este sistema evolucionó.

4 El análisis de este proceso histórico debe rescatar su forma cíclica,


procurando situar los aspectos acumulativos en el interior de sus
límites, establecidos por la evolución de las fuerzas productivas, y
las relaciones sociales de producción, la justificación ideológica de
estas relaciones y los límites del conocimiento humano.
5 En este sentido, la evolución de la ciencia social debe ser entendida
como parte de un proceso más global de la relación del hombre con
la naturaleza: la suya propia, la inmediata, la ambiental y el cosmos,
solo aparentemente ausente de la dinámica de la humanización.
Esto es, ella debe ser entendida como un momento de un proceso
más amplio de desarrollo de la subjetividad humana, compuesta de
individuos y pueblos que están construyendo el futuro siempre
abierto de estas relaciones. (Santos, 1998,
http://lhblog.nuevaradio.org/b2-
img/DosSantosDependenciaBalance.pdf)
LECCIÓN 2 de 3

Referencias

Alainet (Usuario) (s.f.). Gino Germani. Recuperado de


https://www.alainet.org/sites/ default/files/gino-germani.jpg  

Borón, A. (2008). Teoría(s) de la dependencia. Realidad Económica, 238(16),


2043.  

Borón, A. (2018). Theotonio Dos Santos, 1936-2018. Recuperado de


https://atilioboron.com.ar/ theotonio-dos-santos-1936-2018/  

Fuentes, S.  (2006). Modernización, dependencia y sistema-mundo: los


paradigmas del desarrollo latinoamericano y los desafíos del siglo XXI.
Revista de Relaciones Internacionales de la UNAM, (96).  

Clarín Redacción  (2018). La Argentina vuelve al FMI: reacciones tras el


anuncio de Mauricio Macri. Recuperado de
https://www.clarin.com/politica/negociacion-argentina-fmi-reacciones-
despues-anuncio-mauricio-macri_0_Sy2tfI1RM.html 

La Izquierda (2018). Del Caño: "El Gobierno y el FMI le declararon la guerra al


pueblo trabajador". Recuperado de http://www.laizquierdadiario.com/Del-
Cano-El-Gobierno-y-el-FMI-le-declararon-la-guerra-al-pueblo-trabajador 

Lilloy, F.  (2015). La escuela estructuralista latinoamericana. Recuperado de


https://vino.bdigital.uncu.edu.ar/objetos_digitales/7550/lilloy-julin-
francisco.pdf 

Mera, C. y Rebón, J. (Coords.) (2010). Gino Germani. La sociedad en cuestión.


Recuperado de
http://bibliotecavirtual.clacso.org.ar/ar/libros/coedicion/germani.pdf  

Osorio, J. (1995). Las dos caras del espejo: ruptura y continuidad en la


sociología latinoamericana. México: Triana Editores.  

Preston, P. (1999). Una introducción a la teoría del desarrollo. México: Siglo


XXI.  

Santos, T. (1998). La teoría de la dependencia un balance histórico y teórico.


Recuperado de http://lhblog.nuevaradio.org/b2-
img/DosSantosDependenciaBalance.pdf 

Solari, A. E., Franco, R., y Jutkowitz, J. M. (1976). Teoría, acción social y


desarrollo en América Latina. México: Siglo Veintiuno.  

Valencia, A. S. (2005). América Latina: de crisis y paradigmas: la teoría de la


dependencia en el siglo XXI. México: Plaza y Valdés.
LECCIÓN 3 de 3

Revisión del módulo

Hasta acá aprendimos

Estratificación social

Las sociedades son desiguales, por los sistemas de estratificación social que
hace posible que los grupos de personas se ubiquen en diferentes posiciones
en la estructura social, incididos además por algún tipo de sistema simbólico,
que explica la distribución asimétrica de los recursos sociales.

Desigualdades y estratificación social



La estratificación social, para algunos autores es un sistema estable de
“recompensas” que sirven como incentivos para el cumplimiento de las
diversas funciones, y donde el salario es la recompensa según sus aptitudes,
cumplimiento y eficacia que le otorga una posición social, estatus o prestigio.

Enfoques clásicos para el estudio de la estratificación social y de las clases


sociales

Según las denominaciones de estratificación social a nivel mundial, los países
se dividieron por alineación en la guerra fría en primer, segundo y tercer
mundista. Luego, según su desarrollo económico en Desarrollados y en vías
de desarrollo; actualmente el Banco Mundial utiliza la clasificación de los
países según el ingreso nacional bruto (INB) per cápita.

Los sistemas mundiales. América Latina en el mundo



La sociedad “tradicional” camina hacia una “desarrollada”, es así que desde la
teoría de la modernización se adopta al desarrollo como pautas de
comportamiento, actitudes y valores identificados con la racionalidad
económica moderna, caracterizada por la búsqueda y obtención de la
máxima productividad y ganancia.

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